Capitulo 3: Devuelta.

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El silencio dentro del depósito era cepulcral, ninguno de los británicos podía estimular una sola palabra ante la reciente revelación.

Dos potentes orbes verdes esmeraldas que les recordaba dolorosamente al brillo de una maldición asesina los observaba con atención. La sonrisa ladeada digna de un depredador les ponía los pelos de punta.

Albus Dumbledore, uno de los magos más poderosos de los tiempos quien se enorgullecía de ser un hombre sereno en la mayoría del tiempo, un experto en la oclumancia capaz de controlar sus más fuertes sentimientos. Se encontraba petrificado, pálido y con los ojos abiertos.

Amelia Bones, una de las brujas más respetadas y temidas de gran Bretaña por su habilidad en la magia, una duelista consumada y poderosa que era capaz de tener un duelo contra los mejores mortifagos y salir casi ilesa. Una mujer de carácter feroz y despiadada en la política, la jefa de departamento más respetada de todos los tiempos. Se encontraba totalmente fuera de si, como un cachorro abandonado.

Minerva Mcgonagall a pesar de ser la maestra más firme, sería y respetada de todo Hogwarts era quien peor estaba de los tres. Las lágrimas que derramaba de sus ojos estaban cargadas de culpa, dolor y desconsuelo mientras veía al chico frente a el. Se culpaba del destino que sufrió el hijo de James y Lily, Si no le hubiera hecho caso a Dumbledore hace 14 años aquel niño no sería lo que es hoy.

Henrik por otro lado estaba complacido con las reacciones que había sacado ante su revelación. Henrik como su Tio Klaus era un ególatra, le encantaba ser el centro de atención y causar la mayor impresión en los demás, Ya sean buenas o malas. Era su droga, su adicción y estaba feliz con ella.

– ¿Que sucede? – Comento el chico con burla en su voz – ¿El gato se les comió la lengua? – pregunto mientras se incorporaba nuevamente. – Aunque es curioso. No he visto a Minerva en su forma animaga – Se burló el azabache.

Aquella broma sirvió un poco para sacar del shock a sus acompañantes, Dumbledore pudo recuperar su compostura y usando su dominio en oclumancia volvió a sus 5 sentidos.

– Harry, mi muchacho. – Hablo el anciano con su voz de abuelo preocupado. – ¿Que te han hecho? – Pregunto el anciano con preocupación en su voz.

– El Albus Dumbledore que el mundo conoce. – Se burló el chico mientras blandía la varita del anciano en su mano derecha con habilidad y elegancia. – Culpando a otros de sus actos. ¿No es eso mismo lo que le hiciste a tu hermano cuando mataste a tu hermana? – Dijo el azabache con inocencia en su voz fría e indiferente.

Dumbledore palideció ante las palabras del chico nuevamente, pocos sabían sobre aquel secreto, uno de los más oscuros de su vida.

– ¡¿Quien te ha dicho eso?! – Grito el anciano perdiendo todo el autocontrol que había reunido.

El azabache sonrió de lado, admirando como con unas simples palabras podía hacer que el viejo anciano sacará su lado impulsivo. Ambas damas presentes miraron al mayor con sorpresa ante la revelación y reacción.

– Pero hablando de otros temas más importantes – Dijo el original con tranquilidad caminando con elegancia.

El azabache miro momentáneamente la varita en su mano para luego agitarla, la oscuridad del depósito proto fue replazada por la luz de las demás lámparas del depósito no siendo muy luminosa pero tampoco dejando la oscuridad absoluta de antes.

– Buena varita, leal y poderosa. Creo que me quedaré con ella, después de todo se necesita una varita si voy a estar en Hogwarts. – Dijo el azabache con indiferencia.

El anciano abrió los ojos en shock ante las palabras del menor, trato de recuperar la varita con su conexión con ella pero le fue imposible. La lealtad de la varita fue rota sin siquiera darse cuenta o haber hecho algo para evitarlo.

La varita de saúco; la más poderosa de todas había caído en manos de la criatura más poderosa de todas, era algo casi poético y Dumbledore dudaba que pudiera hacer algo para recuperarla.

Dumbledore nunca pudo anticipar los acontecimientos recientes. Ni en sus más locos sueños creería que esto hubiera pasado. Harry Potter estaba perdido, de eso no le cabía duda y no sabía que ocurriría cuando Tom volviera.

– ¿Y cuando nos vamos? – Pregunto el azabache mirando a los presentes quienes lo miraron con un poco de sorpresa.

– Harry, muchacho. – Comenzo Dumbledore a hablar con su voz de abuelo. – No puedo permitir que vayas a Hogwarts, no a menos que cumplas ciertas condiciones. – Hablo el anciano.

– ¿Por qué haría algo como eso? – Cuestino el menor con una ceja alzada. – Vera Dumbledore, no me gusta seguir condiciones y en este punto ustedes no son nada para ponerme condiciones. – Dijo el menor con burla.

– ¿Crees que te dejaremos estar en una escuela llena de niños? – Dijo Amelia con seriedad, Temia por la seguridad de su sobrina si aquel chico llegaba al castillo. Un vampiro despiadado y sanguinario como lo eran los Mikaelson.

– Creo Harry que las sircunstancias ameritan que tomemos algunas medidas de precaución. – Dijo el anciano mirando al chico.

– ¿Que sircunstancias Albus? – Se burló el menor – Yo estaba perfectamente bien aquí en mi ciudad hasta que ustedes llegaron. Supongo que las medidas que pusieron en el cáliz no fueron muy poderosas si es que alguien logró poner mi antiguo nombre en el artefacto. – Dijo el menor con un toque de seriedad.

– Tal vez tengas razón Harry pero no podemos hacer más nada. Es de extrema importancia que compitas en el torneo, que vuelvas a nuestro mundo. – Dijo Dumbledore con un suspiro cansado. – Pero debes seguir normas para evitar conflictos a futuro. – Agrego el anciano.

– ¿Y cuáles son esas normal? – Se burló el azabache sentándose en la silla donde había estado en un principio.

– Deberas prometer no asesinar a nadie. – Sentenció el mayor mirando seriamente al chico.

– A nadie inocente o que no se lo merezca. – Dijo el menor con la misma seriedad. Minerva se veía aflijida ante las palabras del menor, al ver en lo que se había vuelto.

– No puedes, serás enviado a Azkaban si lo haces – Sentenció Amelia con rudeza para ganarse una mirada burlona del menor.

– ¿Tu y cuántos más cadáveres lo intentarán? – pregunto con burla y frialdad en su voz mirando a la mujer con aburrimiento. – no hay criatura o ser en este mundo que pueda detenerme y mucho menos una patética prisión como Azkaban de la cual es fácil escapar. – Comento el menor con indiferencia. – después de todo Sirius black lo hizo hace 3 años y aún no hay pista de su paradero. – Agrego este.

Los adultos se tensaron ante sus palabras puesto que aunque no quisieran admitirlo, el chico tenía razón. Tratar de retenerlo sería una muerte segura puesto que un vampiro es extremadamente difícil de contener y más asesinar y sumándole a eso su aparente habilidad con la magia lo hacía sumamente peligroso.

– Mi muchacho, creo que no estás en donciciones de objetar. Si no cumples no podrás ir a Hogwarts y si no vas no podrás competir y perderás tu magia. – Dijo Dumbledore tratando de que sus palabras hicieran entrar en razón al chico.

– ¿Y que dirá tu gente cuando sepan que dejaste que el salvador del mundo mágico perdiera su magia? – Cuestino el azabache con una sonrisa de lado. – Hace 7 años me dieron por muerto por tus decisiones, cuando el mundo sepa que decidiste decir no a permitirme volver solo por qué soy un vampiro el ojo público te crucificara. Tengo contactos Dumbledore, puedo poner tu nombre por el suelo con solo chasquear los dedos. – Dijo el mejor con seriedad, su mirada era la de un depredador y la indiferencia de esta lo habían ver más peligroso.

El anciano estaba tratando de controlar su molestia puesto que el chico estaba jugando su juego y estaba ganando.

Las dos mujeres estaban un poco sorprendidas ante las palabras del chico, ambas han vivido y visto como los medios pueden destruir a una persona y quien controla los medios controla el mundo.

– ¿Que decides Albus? – Pregunto el azabache con indiferencia. – ¿Permitirme volver al mundo al cual me hiciste aparte por tu intento de convertirme en un cerdo para el matadero o negarme el volver y ser el receptor de la ira de miles de brujas y magos en todo el mundo? – Se burló el azabache.

Aquella declaración hizo palidecer nuevamente al anciano, sabía el peso de sus palabras y se preocupaba de cuan informado estaba el chico de sus planes pasados.

– ¿A que se refiere con eso Albus? – Cuestino Minerva con el seño fruncido mirando al anciano.

– Nada Minerva. – dijo el anciano rápidamente para evitar más preguntas de la mujer.

El azabache soltó un resoplido divertido mirando a la forma del anciano de evadir la verdad pero aquello no le importaba realmente.

El anciano por otro lado estaba debatiendo en su mente saber si era buena idea o no llevar al chico sin precauciones al castillo. Al no hacerlo perdería el poco poder que aún le quedaba pero al hacerlo estaría poniendo en peligro a cientos de personas.

Lo que ignoraba el anciano era que ya había hecho aquello en muchas ocasiones por su lema del bien común.

El anciano enumeraba los pros y contras para tomar su decisión, las mujeres y el azabache lo miraban con atención esperando respuesta del anciano.

Amelia a pesar de ser la representante del ministerio en aquella ocasión estaba sujeta a la decisión del anciano por orden de Fudge así que no podía tomar una decisión ella misma. Si por ella fuera no aceptaría al chico mas por su miedo a que su sobrina resultará perjudicada.

– Bien. Irás a Hogwarts – Hablo el anciano después de unos 10 minutos de silencio. – Solo te pido que ningún niño salga herido. – Dijo el anciano mirando con seriedad al mayor.

– Soy un despiadado Albus, pero no soy un monstruo. No mato niños – Dijo el azabache con seriedad.

Las palabras del azabache sirvieron para tranquilizar un poco a ambas mujeres, Dumbledore por otro lado pensaba que aún había esperanza en el chico ante su declaración.

La charla se vio interrumpida cuando las puertas del depósito se abrieron. Los cuatro presentes giraron su atención hacia la persona que abrió la puerta.

Un hombre alto vestido de forma elegante, apuesto de cabello negro bien cortado quien caminaba con clase mientras limpiaba sus manos con un pañuelo blanco.

Los tres ingleses miraron al hombre con nerviosismo reconociéndolo al instante y más cuando veían que era lo que limpiaba en sus manos, sangre.

– Padre. – Saludo el azabache con una sonrisa de lado. – Asumo que tu charla con Marcel fue un tanto más entretenida de lo que esperabas. – Agrego el.

– Henrik – Saludo el Mikaelson con una sonrisa de lado para luego ver a los ingleses. – Damas, caballero, Un placer. Asumo que no hay necesidad de las presentaciones – Hablo el hombre con su voz elegante y con los modales dignos de el.

– Señor Mikaelson – Saludo cordialmente el anciano con un toque de seriedad en su voz.

Las otras dos mujeres asintieron en su dirección, Minerva algo nerviosa y Amelia con seriedad.

– Respondioendo a tu pregunta, Hijo. Si, lo fue. – Dijo el pelinegro caminando hacia la mesa y tomando una copa vacía la cual se la entrego a la camarera que aún seguía en aquel lugar.

La mujer rápidamente lleno la copa con sangre y se la devolvió al mayor quien bebió un poco de esta para luego centrar su atención en los adultos ingleses.

– Asumo que ya han tenía la aceptación de mi Hijo para ir a su internado para hechiceros – Hablo el mayor con tranquilidad. – Como padre es mi deber velar por la seguridad de Henrik pero como todos aquí sabemos el es muy capaz de cuidarse por si mismo pero sepan que si algo le ocurre ustedes y sus familias pagarán el precio. – Dijo el mayor con indiferencia.

Los adultos sintieron un escalofrío recorrer su espalda que los helo, se sentían como si estuvieran en un armario rodeados de dementores listos para succionar su alma en segundos.

– Padre, los asustas – Se burló el azabache con diversión bebiendo un poco de sangre de la copa recién llenada que se le entrego por parte de la camarera.

– Solo expreso mi preocupación, Henrik – Respondio el mayor con una sonrisa ladeada. – ¿Cuando planean partir? – Dijo este mirando fijamente a la jefa del DMLE.

La mujer se sintió algo nerviosa ante la potente mirada del original pero usando todo su auto control respondió.

– Primero tenemos que ir al Macusa y solicitar un traslador devuelta a Inglaterra lo cual nos tomara un par de días. – Dijo la mujer mirando al mayor.

– O pueden viajar en el habían de la familia que estará listo con solo una llamada – Dijo Elijah mirando a su hijo.

– Es una buena idea padre, estaremos en Inglaterra en 3 horas aproximadamente. – dijo el menor con tranquilidad.

Para Minerva era difícil ver cómo el hijo de James Potter podía decirle al vampiro padre con tanta facilidad.

– Creo que eso podría funcionar – Murmuro Amelia con voz pensativa mirando al par de originales.

– Bien, solucionado el tema Erick los llevará a un hotel en la ciudad donde esperarán en lo que termino de solucionar unos pequeños asuntos antes de partir de vuelta a Londres – Dijo el azabache levantándose de su lugar mirando a los adultos.

– ¿Que asuntos? – Pregunto Dumbledore con curiosidad por saber que era lo que el chico estaba por hacer.

– No es de su incumbencia, Dumbledore. – Dijo con seriedad el menor mirando fijamente al anciano. – Pero se lo diré. Tengo que darle un pequeño regalo de despedida a mis enemigos. – Dijo con una sonrisa ladeada para después salir del depósito haciendo uso de su velocidad de vampiro.

Los tres ingleses no pudieron evitar estremecerse ante aquello y las palabras del menor. El original restante miro a los ingleses con una pequeña sonrisa ladeada al ver la reacción que su hijo les provoco.

– No se preocupen, Henrik estará con ustedes en el aeropuerto cuando sea la hora de partir. – Hablo el original con tranquilidad. – Si me permiten acompañarlos a la salida. – Hablo el señalando la salida con su mano extendida.

Los tres ingleses se miraron un momento antes de ponersen de pie. El tiempo que esperarían serviría para asimilar todo lo que ha pasado en la última hora.

(---)

A un par de kilómetros del depósito, más específicamente en los pantanos de New Orleans. El azabache había llegado al lugar donde su madre y parte de su manada estaban resguardados.

Una vieja cabaña a la orilla del lago era el lugar donde su madre se quedaba. Al llegar pudo verla hablando con un hombre de cabello negro y largo, atuendo de leñador y olor a perro.

– Madre – Hablo el azabache en voz alta para así llamar la atención de ambos.

Los dos adultos giraron su vista hacia donde provenía la voz. Hayley sonrió en grande al ver al chico y sus ojos se llenaron de lágrimas y sin dudarlo fue corriendo hacia el para envolverlo en un fuerte abrazo.

El azabache estaba feliz y sin dudar correspondió el abrazo de su madre en todo menos sangre.

El momento se vio interrumpido cuando un carraspeo llamo la atención del azabache y la castaña.

Con una mirada molesta el chico dirigió su atención al hombre quien los veía con algo de incomodidad.

La castaña aclaro su garganta apenada y se separó del abrazo para luego ver al hombre con un poco de nerviosismo en su mirada.

– ¿No nos presentarás, Hayley? – Pregunto el hombre mirando al chico, el azabache devolvió la mirada con frialdad.

– Si, lo siento. – Dijo Hayley con pena en su voz. – Henrik te presento a Jackson, Jackson te presento a Henrik, Mi hijo – Presento la castaña con una sonrisa de orgullo mirando al azabache.

– Un placer. – Dijo Jackson con una pequeña sonrisa amable en su rostro.

– Lo que digas daña momentos – Dijo el azabache con indiferencia para luego girar su mirada a su madre. – Madre ¿Puedo hablar contigo un momento? – La aludida asintió con una sonrisa divertida en su rostro por la actitud de su hijo.

– Por supuesto. – Dijo la mujer sin borrar su sonrisa de su rostro.

Jackson seguía parado en el mismo lugar con sus manos en los bolsillos mirando a la mujer y el chico. El azabache lo miro con frialdad y el hombre lobo comprendió enseguida.

– Claro, creo que iré por ahi y buscaré que hacer. – Dijo el hombre para luego darse la vuelta y alejarse del lugar.

La castaña rodó los ojos divertida ante la situación para después mirar a su hijo.

– ¿De que quieres hablar? ¿Esta todo bien en la ciudad? – pregunto la mujer ya un poco más sería mirando a su hijo.

– Todo esta bien madre. Padre y el tío Klaus están siguiendo el plan al pie de la letra. – Comento el azabache con tranquilidad mirando a la mujer. – Venia a despedirme, es hora de poner en marcha mis propios planes. – Dijo ahora con una voz más suave y una mirada cariñosa en sus ojos.

La mujer sintió como las lágrimas salían de sus ojos. Sabía que el azabache debía cumplir con sus planes de venganza, sabía cuales eran y a pesar de que no quisiera sabía que debía irse.

Hayley nunca tuvo una familia que la apoyará o quisiera pero ahora la tenía. Tenía una preciosa bebé con un hombre que a pesar de no sentir amor romántico mutuamente se querían como buenos amigos.

Tenía a Elijah, el hombre del que se estaba enamorando locamente pero las circunstancias no les permitían llegar a algo.

Y por supuesto tenía a Henrik, aquel chico que despertó en ella el sentimiento de ser madre. A pesar de que el chico es capaz de cuidarse solo también sabía que le faltaba el amor de una madre que nunca pudo tener y Hayley se encargó de llenar ese vacío durante meses.

Le dolía separarse de sus hijos por un tiempo tan indefinido pero sabía que era lo mejor para ellos.

Limpio sus lágrimas con una pequeña sonrisa triste para luego abrazar al azabache con todo el amor de una madre.

Henrik correspondió el abrazo durante varios minutos en los que no dijeron ni una palabra pues no hacia falta en absoluto.

– Es hora de que me vaya madre – Dijo el azabache con calma separándose de la mujer lentamente. – Prometo estar en contacto contigo y los demás. Si hay algún problema no duden en llamarme y estaré aquí enseguida. – Dijo el original mirando a su madre.

– Esta bien, prométeme que tendrás cuidado. – Dijo la castaña con una sonrisa tratando de ocultar su tristeza. – Y no quiero ser abuela todavía así que usa protección. – Se burló la mujer.

– Sabes que soy un Vampiro, no puedo procrear – dijo el vampiro con diversión.

– Eso mismo decía Klaus y nueve meses después llegó Hope – Contrataco la mujer con diversión haciendo reír por lo bajo al azabache.

– Bien, tengo que irme ahora. – Dijo el azabache para después voltear a ver a Jackson. – No me agrada, no es papá. – agrego el chico para luego ver de nuevo a la castaña. – No hagas nada estupido hasta que llegue. – dijo.

La castaña soltó una leve carcajada ante las palabras del menor. – Se supone que yo debería ser quien te diga eso. – Reprocho la castaña.

– Se supone, si. – Se burló este para luego sonreírle con cariño – Nos veremos pronto. – Fue lo último que dijo el azabache antes de salir del lugar con su velocidad.

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Una hora más tarde en la pista del aeropuerto de New Orleans, habían 3 ingleses esperando frente a un lujoso  avión a la espera de partir hacia gran Bretaña.

Frente a los ingleses estaban dos hombre que su sola presencia causaba terror en muchos y los ingleses no eran la excepción.

Klaus Mikaelson y su hermano Elijah estaban manteniendo una conversación en privado sobre temas que a los británicos no les permitían conocer.

Después de unos minutos de espera un lujoso auto se estacionó cerca del avión. Un lujoso McLaren P1 último modelo de color negro.

Para los británicos nunca habían visto algo como aquel vehículo puesto que era una belleza. Sinceramente los muggles hacen cosas fascinantes.

Del auto descendió nada más ni nada menos que Henrik quien había estado conduciendo el vehículo pero la imagen del chico se vio algo terrorífica cuando vieron sus manos manchadas de sangre seca al igual que la camisa blanca de su traje. Llevaba un maletín negro que escurría un líquido carmesí, sangre era lo único que podían pensar los adultos.

El chico ignoro a los británicos y camino hacia su padre y tío comenzando una conversación con los mimos para luego dejar la maleta a los pies de ambos y después camino había los británicos quienes se tensaron un poco al verlo.

– Lamento la demora, tenía que encargarme de unos cabos sueltos antes de dejar la ciudad por tanto tiempo. – Dijo el azabache con una sonrisa de lado para luego señalar el avión. – ¿Nos vamos? – pregunto este.

– Harry mi muchacho. – Murmuro el anciano con decepción en su voz que fue ignorada por el azabache. Al ver esto el ansiado dio un suspiro y asintió. – Es momento de partir. – dijo el.

Las dos mujeres pronto caminaron hacia el avión, el anciano las siguió momentos des pues y luego el azabache fue detrás de ellos.

Al llegar a la entrada del avión las dos mujeres se despidieron cortésmente de los dos originales mayores. Dumblero les dio una mirada firme antes de despedirse y subir al avión.

Klaus gruñó por lo bajo no muy contento de la actitud del anciano. Cuando su sobrino llegó frente a ellos este sonrió de lado.

– Al parecer es momento que el brujito vuele fuera del nido – Se burló el rubio con su típica sonrisa de lado.

– Ambos sabemos que vas a extrañarme Tio Klaus – Dijo el azabache con una sonrisa de lado. – No te diviertas mucho sin mi. Aún tengo asuntos pendientes con las brujas. – Anuncio el azabache.

– Descuida, te dejare un par para tus prácticas de Babidi Babidi bu – Se burló el original.

– Nicklaus, es suficiente – Reprendio el mayor de los Mikaelson con tranquilidad para luego ver a su hijo. – Estamos de acuerdo en que Henrik tendrá mucho de eso durante su estadía en el internado para hechiceros – Agrego este.

– Tranquilo padre, mientras yo estoy en lo mío. Tío klaus tendrá ciertos dolores en luna llena – Se burló el azabache ganándose una mirada molesta del rubio y una sonrisa divertida de su padre.

– Bueno, basta de charlas. El mocoso tiene que irse – Dijo el rubio aún irritado por la respuesta del azabache.

– Mecha corta tiene razón, debo partir – Se burló el azabache para esquivar un golpe de su tío mientras soltaba una leve carcajada. – Escribanme si algo pasa o necesitan mi ayuda, estaré aquí en segundos. – Agrego el azabache.

– Lo haremos – Dijo Elijah en respuesta – Ten cuidado y no dudes en hacer lo que creas correcto para sobrevivir. – Sentenció el mayor.

– Creeme padre que planeo hacerlo sin importar a quién o quiénes me lleve por delante. – Dijo el azabache mirando fijamente a Dumbledore quien tenía su mirada puesta en los originales detrás de la ventana.

Sin más que decir se despidió de sus familiares para después abordar el avión y así pronto partir devuelta a su antiguo hogar.

Pronto sus planes darían comienzo y no habría nadie que pudiera detenerlo. Su venganza se cumpliría y todos aquellos quienes le dieron la espalda sufrirían por su mano.

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Hasta aquí otro capítulo más de este fic, espero les haya gustado y nos vemos en otro capítulo.

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