Capitulo 9: Intocable.

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El silencio era sombrío puesto que los que aún no sabían la naturaleza del original no podían creer lo que sus ojos veían.

El resto de gran Bretaña tampoco. Harry Potter, el niño que vivió y su gran salvador era nada más ni nada menos que un Vampiro, un despiadado vampiro.

Ahora todo encajaba, esa velocidad, esa fuerza y la forma en que su herida en el pecho se había sanado.

El azabache por otro lado estaba con una sonrisa ladeada viendo a la multitud gozando del temor que mostraba cada uno de sus espectadores.

Pronto el azabache se vio rodeado por no menos que 20 aurores, todos y cada uno de ellos apuntando sus varitas hacia el azabache, estos aurores estaban aquí para la seguridad del ministro de magia quien lo veía desde el palco VIP con temor.

El azabache sonrió de lado ante tal escena viendo a los hombres y mujeres con burla.

– ¡Atrapen lo o acaben con esa bestia! – Dijo el ministro desde su palco con la voz llena de terror tratando de mostrarse seguro.

El azabache soltó una carcajada que resonó por todo el campo de Quidditch, carcajada que helo la piel de cada uno de los presentes.

– ¡Que divertido! – Se burló el azabache. – ¿Encerio piensan que pueden hacer algo contra mi? – dijo este con diversión. – ¿Que no acabaron de presenciar el como acabe con un Nundu, una quimera, un dragón y un Minotauro sin esfuerzo? – cuestiono este con gracia.

Esas solas palabras sirvieron para que la mayoría de los aurores se tensaron y cuestionaron si era buena idea pelear contra el chico.

– ¡No sean tontos, es solo un vampiro! – Grito el ministro. Algunos aurores maldijeron al hombre en sus adentros puesto que no era el quien se enfrentaba al chico.

– Ahí es donde te equivocas, Cornelius. – Dijo el azabache con indiferencia. – No soy solo un simple vampiro. – Se burló. – Soy Henrik Mikaelson. – Rugio el azabache con orgullo. – Hijo adoptivo de Elijah Mikaelson, Sobrino y compañero de batalla de Niklaus Mikaelson. Soy el hereje original, tri híbrido entre vampiro, brujo y hechicero. Soy el terror de New Orleans, asesino de Mikael, el cazador de vampiros más temido de la historia y si no fuera poco soy el único conocedor de todo el Grimorio se Esther Mikaelson, la bruja original. – Dijo el azabache con burla y orgullo de sus actos.

Aquella declaración solo sirvió para que muchos palidecieran ante su declaración puesto que para nadie era un misterio quienes eran aquellas personas.

– ¡Eso... Eso es imposible! – Grito el ministro con temor en su voz.

– Nada es imposible para mí querido Cornelius. – Se escuchó a un costado del rostro del hombre como un susurro.

Todo el mundo y en especial el ministro quedaron petrificados puesto que en menos de un segundo el original estaba a su lado pasando uno de sus brazos por los hombros del hombre.

– Ahora dime – Exigió el azabache con voz tranquila. – ¿Aún piensas que puedes detenerme o incluso matarme? – Se burló este.

El hombre rápidamente se alejó del azabache de un salto hacia atrás y al hacerlo cayó sobre su trasero.

– ¡Aurores auxilió. Maten a esa bestia! – Grito el hombre con desesperación.

Pronto un par de aurores aparecieron en el palco y lanzaron varios hechizos hacia el azabache quien simplemente los esquivo para luego con su velocidad aparecer detrás de ellos y hacer que las cabezas de ambos se golpearan entre si para que el par callera inconciente al suelo.

– ¿Encerio ministro? – Se burló el azabache viendo al hombre. – ¿No te basto con ordenar que me dejaran con mis parientes muggles de los cuales sabías que odiaban la magia por qué te lo advirtieron? – Se burló este.

– ¿No te basto con poner trabas en la investigación de lo que me ocurrió hace 7 años cuando esos mismos parientes me dejaron al borde de la muerte en un bosque amarrado en sábanas tras una golpiza por qué pensabas que al morir el dinero de MI familia pasaría a poder del ministerio y así poder sacar tu tajada robandolo? – Dijo el azabache.

Muchos soltaron jadeos de sorpresa ante esa declaración.

– ¿Por eso ordenas que me maten ahora? – Cuestino este con diversión caminando hacia el hombre que retrocedía como loco lleno de temor en su rostro.

– ¡Ayúdenme! – Suplico el hombre lleno de temor dejando un rastro de líquido amarillo por donde se arrastraba. – ¡Que alguien me ayude porfavor! – Pidio.

Nadie daba ni un movimiento por el hombre, muchos conmocionados por las palabras del chico y otros con temor de terminar muertos si intervinieran.

Pronto el camino al hombre se vio interrumpido por la pared del palco. El hombre estaba sollozando de temor para diversión del azabache quien se puso en cuclillas frente a el.

– Digame ministro. – Hablo el azabache – ¿Que esperaba lograr interfiriendo en la investigación de mi desaparición? – Pregunto el original copeliendo al hombre.

– Pensaba que al usted darse por muerto el dinero de su bóveda pasaría a manos del ministerio por órdenes mias como ministro y así poder hacerme de algo de su fortuna – Confeso el hombre con voz robótica.

Los jadeos de sorpresa se pudieron escuchar por todas partes tanto en las gradas como en los demás lugares donde se estaba trasmitiendo todo puesto que aún no se dejaba de transmitir por medio de los espejos.

– Ya veo. – Dijo el azabache con una sonrisa de lado. – Usted no es tan inteligente para hacer algo así por si solo. – Se burló este. – ¿Quien le dio la idea? – Cuestino el azabache.

– Lucius Malfoy y mi sub secretaria Dolores Umbridge – Respondio el ministro con el mismo tono de voz.

Nuevamente la indignación se escuchaba por todas partes mientras que el azabache sonreía divertido.

– ¿Cuanto alcanzaron a robarse antes de que mis cuentas fueran selladas? – Cuestino el azabache para sorpresa de muchos.

– 300 mil galeones y varios grimorios de los Potter – Respondio el hombre haciendo que todo el mundo mirara con sorpresa.

– Según las leyes de Gran Bretaña mágica la ofensa de robo sobre el patrimonio de una familia sangre pura o perteneciente al Wizzengamot se paga con sangre. Invoco la decima tercera norma. “Toda ofensa hacia una familia perteneciente a los sangre pura y familia noble, antigua, antigua y noble, más antigua y más noble. Se pagará con la vida de los implicados por mano propia del perjudicado.” – invoco el azabache.

Nadie podía creer lo que el azabache acababa de decir puesto que técnicamente había condenado a muerte no solo al ministro de magia sino también a su subsecretaría y Lucius Malfoy.

El sonido de algo golpear el suelo provocó el grito de terror de muchos y el vómito de otros. La cabeza de Cornelius Fudge caía desde las escaleras del palco rodando por esta y pronto su cuerpo sin vida lo siguió.

El azabache tenía su mano derecha extendida hacia un lado y el rastro de sangre se podía ver en esta para luego llevar su mano a su boca y pasar su lengua por la sangre.

Nadie podía creer lo que acababa de presenciar mucho menos hacer algo puesto que el azabache estaba en todo su derecho según la ley.

El azabache se reincorporo de su lugar para luego convocar un pañuelo y posteriormente con un movimiento de muñeca hacer que un traje nuevo cubriera su cuerpo. Con el pañuelo limpio la sangre restante de su mano para luego aparecer nuevamente en el centro del campo para tomar el huevo de oro.

Después de hacerlo camino con elegancia hasta la salida donde debía pasar para dar así finalizada su tarea.

La multitud estaba en completo silencio puesto que aún era difícil de creer lo que habían presenciado.

Cuando el azabache cruzó hacia la carpa donde estaban los demás campeones estos lo vieron con algo de nerviosismo puesto.

El azabache de reojo pudo ver uno de los espejos transmisores por lo que sonrió de lado antes de ver a los campeones.

– Veo que no se perdieron del show. – Se burló el azabache. – ¿Que les pareció? Entretenido ¿no? – dijo con diversión para después pasar de lado de los campeones caminando hacia la medimaga quien se tenso ante su presencia.

– Creo que no es necesario que lo atienda, señor Mikaelson – Dijo la mujer tratando de sonar tranquila pero sus nervios la traicionaban.

– Para nada querida dama – dijo el azabache con una sonrisa de lado. – Pero no le negaría una bolsa de sangre, o- si tiene – pidió el azabache.

La mujer se tenso aún más pero asintió y fue a por lo que el chico le pidió. Justo en ese momento a la carpa ingresaron Dumbledore en compañía de Amelia y otros 5 aurores.

– ¡¿Que acaso está loco?! – Grito la mujer con bastante molestia. – ¡Acaba de matar al mismísimo ministro de magia! – Expreso está.

– Hola Amelia, también me da gusto de verte. – Dijo el azabache con una sonrisa de lado. – ¿Que tal te trata la vida? – pregunto.

– Señor Mikaelson. – Dijo Dumbledore con seriedad. – Esto es algo muy serio. – Expreso este mirando al chico con decepción.

– ¿Que parte? – Se burló el azabache y en ese momento la medimaga llegó con la bolsa de sangre dándose la al chico. – Gracias cariño, eres todo un amor. – Le dijo este para luego destapar la bolsa y beber de esta de forma tranquila.

– Señor Mikaelson – Dijo Amelia con voz sería. – Dado a que estaba bajo la ley no se presentará cargos en su contra pero déjeme decirle que un acto más como este lo hará merecedor de una sentencia. – Dijo la mujer con seriedad.

– ¿Y que clase de sentencia, Amelia? – dijo con diversión el azabache. – ¿Darme una palmadita en la espalda y decirme lo mal que me he comportado? – Pregunto este con burla en sus palabras. – Por qué técnicamente es lo único que pueden hacer. – dijo este con indiferencia.

– Hayaremos la forma señor Mikaelson, no se preocupe por eso. – Dijo la mujer con seriedad. – Por cierto, me informan que el señor Malfoy y la sub secretaria han desaparecido. – agrego la mujer con seriedad.

– Nada que un hechizo localizador no solucione pero ahora mismo no me interesa buscarlos. Ya saben de lo que soy capaz y si no mal recuerdo que Draco Malfoy está en Hogwarts. Nada que una pequeña amenaza haga que el hombre salga y en cuanto a Umbitch es de poco interés por el momento. – Hablo el azabache con indiferencia.

La mujer frunció el ceño pero no dijo nada puesto que luego salió de la carpa seguida por sus hombres.

El anciano se quedó mirando al chico con decepción en sus ojos pero el azabache simplemente lo ignoro. Al ver esto el anciano soltó un suspiro cansando y después de unos momentos hablo.

– Dada la reciente situación. – dijo mirando especialmente al azabache. – Los jueces tomarán una decisión sobre sus puntos en privado, los espectadores volvieron al castillo así que los puntos serán anunciados está noche en la cena. Quien esté en recepción puede quedarse aquí mientras que los demás pueden volver al castillo. – Anuncio el anciano mirando a los campeones para luego darse la vuelta y salir de la carpa.

– Bueno Señorita, caballeros. – Hablo el azabache girando su rostro hacia los nombrados. – Nos vemos en la cena – Termino para luego salir de la carpa usando su velocidad.

•••

Los alumnos no podían dejar de ver con temor a cierto azabache que estaba sentado en la mesa de Slytherin comiendo con tranquilidad un bistec con papas y ensalada mientras bebía sin tapujos de una copa de cristal un poco de sangre fresca recién servida de cierta rubia.

– Exquisita como siempre – Dijo el azabache con una sonrisa ladeada mirando a la rubia.

– Eso es obvio, todo de mí es exquisito. – Dijo la rubia con arrogancia mirando al azabache. – Ahora dime – Hablo la chica con una sonrisa de lado algo desquiciada. – ¿Harás lo mismo con Lucius cuando lo encuentres? – su sonrisa era salvaje para diversión del azabache.

– Cualquiera estaría más preocupada por el destino de su padre. – Dijo con tranquilidad el azabache mientras llevaba un trozo de bistec a su boca.

– Si bueno, no soy cualquiera. – Se burló la rubia divertida mirando al original. – Ahora responde vampirito, no me dejes con la duda. – Suplico con un puchero.

El azabache soltó una leve carcajada. – Digamos que no seré tan piadoso como lo fui con el ex ministro. – Respondio el azabache para luego beber un poco de la sangre. – aunque si no aparece la Barbie platinada como tú lo has llamado varias veces, siempre se puede cobrar la deuda con su descendencia. – Comento lo suficientemente alto como para que alguien en especial lo escuchará.

Ese alguien palideció en ese preciso momento mirando con terror al original puesto que la amenaza era clara, su padre o el.

– ¡Oye! – Se quejó la rubia – No me dejes sin hurón para atormentar – Dijo esta con un puchero.

– ¿Hurón? – Pregunto el azabache con una ceja alzada.

– A principio de año Malfoy trato de hechizar por la espalda a la comadreja de Weasley pero moody lo intercepto y lo convirtió en un hurón albino – Dijo cierta pelinegra a su izquierda con una sonrisa divertida. – Fue lo más gracioso que alguien pudo haber visto en la vida. – Dijo soltando una dulce carcajada.

El azabache sonrió de lado viendo a la pelinegra reír y a su pensamiento se veía sumamente hermosa haciéndolo.

– Tal vez deberías dejarme ver ese recuerdo amor – Dijo el azabache con aquella sonrisa de lado.

– Tal vez – Dijo la pelinegra – O tal vez tengas que ganartelo – agrego con una sonrisa pícara en sus labios para acercarse al azabache cerca de su oído. – Todo dependerá de como te desenvuelvas está noche cariño. – Le susurro al oído.

El azabache sonrió de lado ante sus palabras al verla separarse y volver a su cena con tranquilidad como si nada hubiera pasado.

Los murmullos estaban presentes en el gran comedor al presenciar aquella escena.

Al finalizar la comida y los postres Dumbledore se levantó de su lugar para luego caminar hacia el frente llamando la atención de todo el mundo.

– Buenas noches a todos – Saludo el anciano abriendo sus brazos. – Antes de que todos partamos a la cama para un merecido descanso quisiera hacer unos anuncios. – Dijo este.

– Se que muchos de ustedes deben estar preocupados por cierta situación. – Comento el anciano y su mirada como la de todos se posó en el original quien simplemente se mofo de esto mandando besos al aire a todo el mundo.

– Quiero aclarar que el señor Mikaelson aún estará presente en Hogwarts hasta que culmine su educación mágica. – Aquello género una oleada de murmullos que duraron un par de minutos antes de que el anciano pidiera silencio. – Pero su estadía está regida por varias normas que el señor Mikaelson y yo discutimos antes de que el viniera. – Su declaración se ganó una ceja alzada del azabache.

– Es mi deber informar que el señor Mikaelson prometió no lastimar a ningún estudiante ni mucho menos provocar algún suceso lamentable. – Dijo el anciano. – ¿No es así señor Mikaelson? – pregunto este con una mirada seria pero el azabache estaba manteniendo una conversación algo divertida con cierto moreno a su lado.

– Señor Mikaelson, le estoy hablando – Hablo el anciano con voz firme.

El azabache se giro hacia el anciano. – ¿Si cariño? – Contesto este con tono de broma provocando varias carcajadas en muchos de los presentes.

– Sea serio señor Mikaelson – Gruño el anciano con molestia ante la actividad del original.

– Perdon dumblas es que le estaba contando a mi querido amigo Blaise como desmembre a un aquelarre de brujas de 16 años solo por qué se atrevieron a molestarme a mi y a mi familia. – Respondio el azabache con indiferencia.

Sus palabras fueron claras, métete conmigo y sufre las consecuencias. Muchos se estremecieron ante esas palabras.

– ¿Recuerdas la bolsa que le entregué a mi padre y tío el día que partimos de New Orleans? – Pregunto el azabache. – Sino déjame recordarte, la bolsa negra que escurria sangre con los corazones restantes del aquelarre. – Dijo con burla el azabache.

El anciano estaba furioso con el chico pero no dijo nada al respecto. Muchos estaban temerosos del azabache y algunos no podían creer como alguien tan despiadado como el se le permitiera estar en Hogwarts.

– Suficiente – Sentenció el anciano con rudeza. – Señor Mikaelson va a comportarse en mi escuela o... – Comenzo el anciano pero se mío interrumpido.

– ¿O que? – Respondio el azabache. – ¿Vas a detenerme? – Ironizó el azabache con burla. – Dejame recordarte que no puedes. La única pequeña oportunidad que tenías de al menos intentarlo fue arrebatada de tus manos por mi, la varita de saúco ahora me pertenece, varita que si no mal recuerdo fue la única que te permitió derrotar a tu ex amante. – hablo el azabache con indiferencia.

Aquella declaración provocó muchos murmullos por parte de muchos y la confusión de otros.

– ¿A que te refieres con eso? – Cuestionó alguien de la multitud muy por encima de los murmullos.

– ¿A que parte? – Cuestino el azabache con diversión. – Sobre el amante. – Pregunto otra voz muy distinta a la anterior.– Oh, eso. – Dijo el azabache con indiferencia – Es muy divertido la verdad, verán el anciano aquí presente se revolcaba en la cama con cierto hombre que.. – Las palabras del azabache se vieron interrumpidas cuando con su plato intercepto una maldición perforante.

– Uy uy Dumblas, no sabía que era tan rabioso – Se burló el azabache con diversión.

– Se lo advierto Señor Mikaelson – Dijo el anciano con voz sería y su varita en alto.

Todo el gran comedor estaba en silencio viendo el altercado.

– ¿Que pasa si les digo a todo el mundo que se la chupabas a Grindelwald? – Dijo el azabache con indiferencia para luego llevar su mano a la boca – Ups, se me chispoteo. – se burló el azabache.

Los jadeos de sorpresa no se hicieron esperar y más cuando Dumbledore estaba lleno de ira y levantó su varita lista para atacar al azabache nuevamente con una maldición cortante que dio directamente en el pecho del azabache quien soltó un gruñido.

– Mala jugada anciano – Gruño el azabache para luego en un segundo estar frente al anciano con su brazo enterrado en el pecho de este y su mano sosteniendo su corazón.

Muchos soltaron un grito de terror al ver aquello, aquel azabache estaba a un solo movimiento de acabar con la vida del mago más poderoso de todo el mundo magico.

– Dame una razón para no arrancarte tu patético y viejo corazón. – Gruño el azabache. – Despues de todo tengo mil razones para hacerlo. – Murmuro este con una sonrisa de lado.

– ¡Señor Mikaelson detengase porfavor! – suplico Minerva agunstiada puesto que no quería ver de nuevo como aquel chico mataba a alguien frente a ella.

– Le hice una pregunta, Dumbledore – Dijo el azabache con seriedad.

El anciano estaba sufriendo de dolor mientras de sus labios escurría sangre a mares, podía sentir la mano del azabache agarrando su corazón y por primera vez en su vida sintió el verdadero terror. Con solo mirar a los ojos del original supo que este podría ser su fin.

– Solo yo se cómo acabar con Voldemort, si me matas nunca lo sabras. – Murmuro el anciano con debilidad y mucho esfuerzo.

– ¿Que me impide copelerte y hacer que me lo digas? – Cuestino el azabache con el ceño fruncido.

– Tome verbena – Dijo el anciano débil. El azabache frunció el ceño para después sacar su mano del pecho del anciano quien cayó al suelo en un golpe seco respirando con dificultad.

– Tienes suerte anciano, solo por esta vez te dejare vivir. – Hablo el azabache con seriedad. – Ya tendremos una conversación más adelante. – Agrego antes de salir del gran comedor usando su velocidad.

Tenia un par de llamadas que hacer y ponerse en contacto con cierta rubia para dejar caer un par de bombas en el periódico. No pudo matar al anciano hoy pero eso no significaba que su reputación estaría viva mañana.

•••

Hasta aquí otro capítulo más de este fic. Espero que les haya gustado hasta Ahora.

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