𝐈𝐈 perspectivas

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Aflojó su corbata mientras se echaba con llaneza en el sillón desubicado en lo que era su nuevo hogar. Si bien su día fue agotador y lo concebía, sin embargo que todo estaba marchando con buenos frutos. A sus 28 años por fin pudo sentir el resultado y satisfacción de lo que era disfrutar de un espacio propio, y totalmente de su propiedad.

Nada de rentas o hipotecas, se aseguro de suministrar sus ahorros y pagar el precio de ésta al contado. Se apremió a si mismo, si bien no era un espacio grande, más no le molestaba, después de todo sólo seria él, y visitas transeúntes de su hermano y su padre, el cual les acondicionara en la habitación de visitas.

"¿Cuándo te conseguirás una esposa?" "El tiempo pasa Kyojuro, no esperarás la llegada de tu vejez para tener hijos" esos y más diálogos imprudentes nada más y nada menos que de su padre, debía admitir que jamás se había preocupado en establecer una relación, si una característica le era singular era su paciencia. Y siempre se dijo a si mismo que la indicada le llegaría en algún momento.

<que tarde lo que tenga que tardar> se dijo a si mismo.

Aún se encontraba abatido por aquella misteriosa carta llena de frases implícitas, no podía subestimar tal vez el amor que le profesaba la dueña de ésta, cómo tutor sabía distinguir entre síntesis y trabajos bien echos, al igual cómo distinguiría una simple frase replicada entre muchas entre la de una más profunda que si se reflejaba más que sencillas palabras, si su autora buscaba transmitir, vaya que lo había logrado.

Más no podía pasar por alto que fue hecha por una estudiante, tal vez, una de sus estudiantes, la cual la tenga soltando suspiros y el ni cuenta. De cualquier modo nada podría hacer. Más su responsabilidad afectiva en caso de descubrir a la chica, no se daría la viveza de dejarla desdichada con un rechazo formal. Se aseguraría de tener una profunda y lógica conversación con ella, dejandole claro su postura.

Se llevó una mano a su cabeza

Tal vez no lo admitiría en voz alta, un hecho que ignoraba constantemente es que simplemente sus relaciones jamás funcionaban, algunas no sobrepasan tan siquiera la conexión sexual, la cual casi siempre era la más monótona.

Suspiró

Debía recalcar el hecho de que ya era un adulto, y sus necesidades a veces le suplicaban conseguir a una mujer, más éste no se lo permitía por obvias razones. No se permitiría convivir en un espacio que no era totalmente suyo ¿que le podía ofrecer a la susodicha? ¿sufragar la hipoteca? Bufó con una sonrisa hilarante, si en algo pudo haberse felicitado es en nunca haber perdido su optimismo y desistido ante las circunstancias que el mismo acarreó a causa de su padre. Apretó las llaves en su mano derecha con un sentimiento parecido a la emoción de un niño,uno que no emergía de él desde que logró comprarse su primer auto.

Si su madre estuviese en vida, sin duda le celebraría, y no dejaría de recalcarle lo orgullosa que esta de él.

Sus mohines esbozaron una sonrisa sin querer, aún debía ordenar un montón de cosas. Y agradecía a cualquier Dios que ya estaba en fin de semana para encargarse de ello.

Mientras que en el edificio de al lado, la rubia se encontraba luchando con su sueño para poder terminar de sus deberes, los cuales no le estaban ayudando en nada para mantenerse despierta, soltó un bostezo y reparó el hecho de que estaba agotada, y tal vez no debía presionarse a sí misma, sin embargo se conocía, y tenia un pésimo hábito de dejar todo para el último momento.

Se quitó los lentes para frotar sus ojos, en un intento vago de mitigar su cansancio.

Su celular vibro sobre la mesa, remarcando la notificación.

< Shinobu ha cambiado el nombre del grupo "Las chicas Super Poderosas❤ " a "Los Órganos Reproductores de Gallos ( ͡ಥ ͜ʖ ͡ಥ) > "

Profirió una carcajada sin querer, los sucesos aún le atormentaban y se reñía por eso ¡estuvieron muy cerca! Aún podía sentir la presencia férrea de su amado, la cual podía distinguir perfectamente aún sin haberlo visto. Se preguntaba a sí misma que se sentiría ser estrechada en sus brazos e inhalar su olor, celosa de las frazadas que le envolvían en sus descansos, ella simplemente querría estar allí.

Casi se le escapa un bufido, y hasta ahora concebía que su lado cursi salía a relucir gracias a éste.

Sin pensarlo tomo su teléfono para echar un vistazo al grupo de ella y sus dos amigas. Esbozo una risita al ver que las susodichas se encontraban en una discusión amistosa.

<< Suma
|¡Ya superalo!|

-

Shinobu
|¡Imposible! Lo anotaré en la libreta de momentos icónicos de este año.|

-

Annya

|¿Que hacen despiertas?|

-

Suma
|Estoy haciendo los deberes. |

-

Shinobu
|¿No los habías terminado en el instituto? o.O | >>

No hubo más respuesta de parte de Suma, tal vez se quedó dormida, pensó. No quiso indagar más, mandó un mensaje de buenas noches, apagó su pantalla y volvió a fijar su vista en el computador para seguir trabajando en sus actividades.

A la mañana siguiente se despertó exaltada por el estrépito tono de su alarma, masculló con altanería dándole un golpe a esta para que dejara de sonar, el aparato se negaba a callarse y al 4to pelmazo dejó el bullicio. Frunció el ceño por la luminosidad del sol que traspasaba por la ventana, la cual le rozaba en toda su faz adormilada.

Sintió un pinchazo de decepción al concebir el hecho de que se había quedado dormida, y no pudo terminar sus deberes del instituto. Checo su cuaderno con un ligero puyazo de esperanza, el cual le disminuyó al certificar que en verdad no los había terminado. Profirió un quejido combinado con un bostezo, no se iría a dormir nuevamente,pese a ser muy temprano.

Sin motivación se introdujo al cuarto de baño, preparó la bañera para asearse mientras se lavaba los dientes. Luego de un rato mientras relajaba sus extremidades en el agua abrasadora, salió de la bañera, para luego tomar la toalla e irse nuevamente a su recamara, tomando del armario uno de sus pijamas, si algo en su tenia ley, era que los fines de semana eran de ropa de dormir.

Si bien Jomei no le molestaba en esos días, a pesar de las millones de veces que ésta se le ofrecía para ayudarle, más la mayor comprendía que la fémina tenía pequeñas responsabilidades en su hogar y en su escuela. Ya era mucho que le ayudara durante los días de semana y también estudiara.

Annya sonrió con dulzura al recordar los emparedados que la mujer le había dado, no le era de sorprender que ésta se le apareciera al medio día con más comida. << Me aseguraré que no te saltes ninguna comida, no puedes rendir en el día con un sólo yogurt en las mañanas >> Solía recordarle con avenencia, gesto que siempre le agradecía. Desayunó silente en el comedor de su hogar, quien la vería podría argumentar que ésta sufría de soledad, más era todo totalmente lo contrarío, simplemente era algo a lo que ya se había acostumbrado, disfrutaba de su propia presencia y compañía. Eso hasta que escuchó timbrar la entrada, dejó el pan sobre el plato, colocándose las pantuflas para cerciorarse de quien se trataba, pues aún era muy temprano para que Jomei le visitara.

Le llamaban de manera insistente, ella recelosa levanto la pestaña de la mirilla para poder ver, esbozo una sonrisa hilarante abriendo la puerta sin rechistar.

- ¡Llegó la luz de tu vida! - canturreó la de puntas moradas con entusiasmo mientras entraba al apartamento con Suma tras su espalda - Ah, y por supuesto me acompaña la zoóloga. - aludió hilarante

La mencionada bufó ofendida

- ¡Ya basta con eso! - se quejó mientras se aproximaba a la rubia para abrazarla - ¡Vinimos a atormentarte este fin de semana! - enunció con júbilo, siendo imitada por la contraria.

- Me alegra que estén aquí, la verdad planeaba dormir - admitió avergonzada - por favor pasen, pueden dejar las cosas en la habitación de visitas - ofreció gentil sin necesidad de acompañarles a que lo hicieran, si bien no era la primera vez que éstas se quedaban en su hogar.

Luego de dejar los respectivos bolsos, se introdujeron a la habitación de Annya, echándose desvergonzadas sobre su cama mientras reían entre ellas.

- ¿Que las hizo venir? - cuestionó - digo, no piensen que no las quiero aquí, sólo que fue inesperado.

La de puntas moradas alzó una ceja sugerente

- No lo sé, Suma y yo te extrañábamos - se levantó de hombros ocasionando una risita a ambas féminas - ¿Por qué? ¿esperabas a alguien? - le insinuó con una sonrisa jocosa ruborizando a la aludida

- ¡Claro que no! - profirió abochornada causando una risa a las contrarias - sólo que no pude terminar con los deberes, me dormí.

- En ese caso te ayudaremos, venga - ofreció Suma - pon un poco de música - la aludida le tomó la palabra colocando música en un volumen considerable para poder concentrarse.

Las tres amigas se encontraban absortas ayudando a la rubia con sus últimas tareas, sólo unos análisis y cuadros comparativos, Shinobu y Suma se vieron entre sí al reparar el nimio detalle de qué esta justamente no debía nada de la materia de Historia. Más no objetaron ningún comentario ya que no querían perturbar la concentración de Annya.

Una vez terminadas las actividades, Annya se unió con las contrarías sobre su cama, desparramándose en medio de ellas mientras suspiraba, tal vez debía hacer mención de cierto tema que aún le atormentaba con un revoltillo de sentimientos inextricables.

- ¿Ustedes creen que pueda surgir algo? - mencionó llamando la atención de las contrarias

- ¿A que te refieres? - cuestionó la azabache

La aludida suspiró

- Me siento insegura - admitió - ¿y si no llego a nada? Digo, tampoco es que tenga expectativas de algo es sólo que... - las mencionadas se miraron inquisitivas entre sí, tratando de descifrar los murmullos inteligibles de la rubia.

- Cariño - le llamó con una sonrisa comprensiva - No te entendemos ¿podrías hablar con nitidez?

- ¿Creen que mis cartas ocasionen algo? - inquirió con un ligero rubor - siento que es algo inútil

Suma sólo le sonrió

- Yo no lo creo - puntualizó - ¿cómo te haz sentido desde que le dejaste la carta?

La aludida esbozo una mueca pensativa

¿Que cómo se sentía?

Engulló aquella pregunta cómo si de una piedra atascada en su garganta se tratase. Si bien no podía alegar que se sentía mejor después de eso, ventilar sus sentimientos, o mejor dicho. Un indicio de sus sentimientos hacia su tutor, en una carta ilícita para él. Aunque de por sí, sus sentimientos en su totalidad ya lo eran.

Llevó las manos a su rostro, repitiéndose aquella pregunta en un molesto bucle ¿cómo se sentía? ¿Que sentía? ¿Que debería sentir? Un visaje en su rostro evidenció su conflicto interior, haciendo suspirar a ambas féminas que le acompañaban.

- Si no te sientes cómoda, no tienes que decírnoslo - sugirió la de puntas moradas, un gesto bastante comprensivo -

La aludida suspiró

- Me siento impotente - mencionó llamando la atención del par - verlo, tenerlo allí cada día, me duele el pecho de tan sólo imaginarme que esa carta pudo haber sido simplemente una más para él - admitió con desazón, más no pudo evitar esbozar una sonrisa - algo en mi interior ya me lo advirtió, ¿cuantas chicas no se le habrán declarado? Y sin mencionar que desconocemos el hecho si tiene pareja.

La azabache negó con una risita

- ¡Las diferencias siempre crean otras perspectivas! - alardeó con un entusiasmo innecesario - plantealo, sí ¿cuantas se le habrán declarado? Tienes toda la razón, pero ¿ves alguna diferencia entre todas ellas?

La mencionada vaciló, si bien todas tenían la misma característica en común, la misma postura tímida o caprichosa, no obstante, la comunicación física también era clave, los mismos ojos de cervatillo, un puchero dubitativo, se asemejaban palabras cómo si de un discurso se tratase. Annya no subestimaba los sentimientos de éstas, más podía diferir entre ellas y su persona.

Más de una vez se había tropezado entre murmullos risueños y fantasiosos de otras féminas hacia su profesor, no lo iba a negar. Le molestaba.

No por celos, no por posesiva, si bien su tutor no era de su propiedad, era un pesar incómodo, cómo si estuvieran jugando con postura e integridad de su sensei. Cómo aludían cosas sobre su físico, ventilaban situaciones prometedoras en las cuales quisieran estar junto a él.

En ese momento un ápice de esperanza creció en ella. Si bien ella no sentía sólo atracción, Rengoku era un hombre ferozmente atractivo. Respetaba mucho a su tutor, lo admiraba, amaba las personas con quien se podría sentar a hablar todo tipo de temas sin aburrirte, tenia un ápice en él que te obligaba a prestarle atención (de la buena forma) sin necesidad alguna de llevar algún tipo de notas e intentar memorizarlo, no. Todo quedaba grabado en tu mente con tan sólo escucharlo, si bien hace un tiempo empezó a emerger aquél sentimiento que tanto le atormentaba, de admiración saltó a la fascinación por aquél hombre jocundo, con sonrisa gentil y aura abrasadora que siempre resguardaba por el aprendizaje de cada uno de sus estudiantes, un gesto en él que se veía bastante natural.

Esbozó una sonrisa en su faz que llegó a sus ojos totalmente sin querer, tal vez era incierto, más no debía perder algún tipo de esperanza.

- Tal vez tengas razón - concedió a Suma con un ligero rubor - Espero que aquellas chicas hayan podido recuperarse del rechazo.

- También tomemos esto en cuenta - mencionó Shinobu levantando su dedo índice - debe ser realmente molesto esa situación, siempre se le declaran a nuestros profesores más ¿que pueden esperar más que un rechazo? - argumentó - ¡y no lo digo por la postura de sensei a alumna!

- Mm... - la azabache llevó una mano a sus mohines pensativa - tienes razón, yo también rechazaría a alguien con quien no tengo ninguna conexión - se levantó de hombros - eso es algo que te beneficiaría a ti, Annya -

La aludida esbozo un mohin pensativo

- ¿Entonces creen que por enviar mis cartas consecutivamente si lograré algo? - cuestionó a lo que las contrarías asintieron

- ¡Por eso sugerí que tienes que seguir haciéndolo! Llegará un momento donde todos los jueves esperará tu carta - insinuó la de puntas moradas con ocurrencia - y por favor, procura no orinarte encima cada que lo veas, no debes ser tan obvia.

Annya le dió un golpecito en la frente mientras reía

- Dudo mucho que llegue a hacerme pipi - rió mientras se levantaba del lecho - necesito un café -

Dijo para después irse hacia la cocina, siendo imitada por las contrarias

- Vamos contigo -

Las féminas se reunieron en la cocina, una vez terminados todos los deberes tenían libre su fin de semana. Algo que la rubia agradeció mucho ya que se encontraba bastante exhausta, más agradecía las visitas concurrentes de Jomei para dejarle almuerzo, con sorpresa y satisfacción al darse cuenta que la aludida yacía con sus dos amigas se dedicó a llevarles comida a ellas también, lo cual éstas les apenaron sin embargo agradecieron mucho, asegurandole que no hacía falta que se preocupara por ellas.

Mientras disfrutaban sus días libres con tranquilidad, Kyojuro se encontraba abatido por los nuevos cambios positivos para su vida. Mientras más ordenaba los muebles de su hogar más orgulloso se sentía, siendo ayudado por su hermano menor.

- ¡Eso no se ve bien allí! - le reprochó el menor señalando lo que éste hacia con el florero - ponlo encima de allí - el aludido obedeció con una risita jocosa - perfecto.

- Eres muy minimalista ¿sabes? - le mencionó con una sonrisa ladina, el mencionado hizo un puchero - en verdad necesitaba que me ayudaras, o todo estuviera cómo un desastre.

El menor rió

- No tengo ninguna duda - se apremió con falsa soberbia - ¡estoy muy feliz por tu nuevo apartamento!

- ¡Yo también! - le concedió con el mismo entusiasmo - tú y padre pueden venir las veces que quieran - al menor le pareció brillarles los ojos, Kyojuro despeinó su cabello en un gesto fraternal y cariñoso.

- ¿Aún no le dices? - cuestionó a lo que el aludido negó - aunque le pedí monedas para el tren, no pareció importarle mucho hacia donde iba - mencionó con una mueca

- No le des larga, Senjuro - le dijo con un tono gentil para su sosiego - a padre le importas, sólo que vive en su mundo, no te preocupes. Le diré en el transcurso de la semana ¿de acuerdo?

El menor asintió con una sonrisa

Sin alguna otra dilación, se dedicaron a terminar los pormenores faltantes en el nuevo apartamento del rubio mayor.

Senjuro solía ser mas minucioso en cualquier ámbito, procuraba mantener impecable cada detalle. Mientras él muy pocas veces le tomaba alguna importancia, si bien era fanático del orden y de la limpieza, más casi nunca procuraba preservar algún detalle especifico para cambiar alguna perspectiva, para él sólo era eso. Orden, mientras que su hermano menor le gustaba ver las cosas de diferente manera, procurando que todo se vea en una sinfonía y de una buena imagen, habito común en él casi para cualquier cosa.

Se daba cuenta fácilmente que tal vez era un hábito de su madre, cuidaba de las pequeñas cosas.

<"Cariño. Los muebles deben hacer contraste con los pisos y paredes, los cojines yacen en lugares específicos para lograr ver el sillón más apacible, con un tono diferente para sacar color... ¡Y aquel jarrón se ve muy junto con el otro! separalos y colócalo sobre el buro de la entrada.">

Le parecía bastante notable ese hecho, el cual recordaba con un cariño especial y cierta pizca de gracia, misma situación que podía evidenciar en su menor.

- ¡Terminamos! - se llevó la mano a su frente para correr el sudor - ¡Muchas gracias, Senjuro! No sé que haría sin ti, eres increíble -

El pequeño rubio se sonrojó, no estaba acostumbrado a los halagos, más no pudo evitar esbozar una sonrisa.

- ¿Podría ir a darme un baño? -

- ¡Por supuesto! Estás en tu casa - vio de refilon la hora marcada en el reloj de la pared - es muy tarde, dormirás hoy aquí ¿bien?

El aludido asintió con un bostezo, colgándose la toalla que sacó de su mochila para dirigirse al baño.

Su teléfono vibro dentro del bolsillo trasero de sus pantalones, oprimió el botón encendiendo la pantalla, sonrió mientras negaba al darse cuenta de quien trataba.

-
|Uzui Tanga|
Oye, pollito.
¡Felicidades por tu nuevo apartamento!
-

-
|Kyojuro|

¡Hey, muchas gracias!Aunque me da curiosidad¿cómo te enteraste?-

-
|Uzui Tanga|
Adivina adivinador...
sentí la traición cómo una flecha,
me lo contó SANEMI.
¡se lo contaste a él y a mí no!
No soporto los celos ahora mismo.
-

-
|Kyojuro|

Oh, discúlpame "cariño"Creí habértelo dicho ¡últimamente tengo la cabeza en las nubes!-

-
|Uzui Tanga|
¡La verdad hubiese preferido que al menos se lo hubieras contado a Giyu!
Me dolió tu infidelidad...
Pero tranquilo por algo existen las segundas oportunidades.
¡tendremos una buena charla el lunes! Procura llegar temprano.
-

-

|Kyojuro|

Por tu perdón, cualquier cosa.

Nos vemos, espero me lleves chocolates.

XoXo-

-
|Uzui Tanga|
ESTADO: sonrojado :*
Buenas noches.
-

- ¿Tienes novia o porqué sonríes cómo un tonto? - cuestionó la voz de su hermano menor exaltandolo, mientras volvía a guardar el teléfono dentro de su bolsillo - ¿me la presentarás?

El aludido se mostró confundido por las preguntas del contrario, reparó el porqué de esas preguntas.

- ¡Eh! No, no es lo que piensas - negó con vehemencia - estaba tonteando con un amigo por mensaje - carraspeó - ¿te irás ya a dormir?

El más bajo asintió

- ¿podría dormir contigo? Le temo a la oscuridad - admitió con un ligero rubor de bochorno

- ¿No estás un poco grande ya? - le desordenó sus hebras con cariño - espera que me de un baño y nos vamos a dormir, también estoy un poco cansado.

Se dirigió al cuarto de baño para asearse, el agua caliente relajó sus extremidades, sin duda necesitaba descansar. Más se conocía, por mucho que intentará dormir todo un día su cuerpo le exigía activarse en cualquier cosa, y también era consciente que no podía dedicarse un día de langaro, tenia responsabilidades que atender, agradeció a los Dioses que aún no entrarían a la semana de exámenes, o sí no estaría aún mas atareado.

Luego del baño se vistió con su pijama, llamó a su menor a dormir el cual a paso somnoliento se echó sobre la cama, cayendo en los brazos del morfeo casi que al instante, el rubio esbozo una sonrisa de ternura. No podría describir lo bien que le sentaba la presencia de su hermano, innumerables veces le pedía que se mudara con él.

Más entendía que ni él mismo se sentía capaz de ser tan egoísta para dejar sólo a su padre, si bien alegaba que estaría mucho mejor sólo, no obstante Kyojuro sabía que no era así, su corazón sólo seguía atado al trauma de perder a su mujer amada, y no le culpaba, su madre en sí. Fue una mujer excepcional en cada sentido figurado.

Levantó más la frazada para tapar a su hermano quien yacía con pequeños ronquidos, debía estar agotado y con todo el derecho, mañana se lo recompensaría sin dudar.


quería dejar un poquito de contexto sobre Rengoku. Obvio, aún falta muchisimo, pero cómo son los primeros capitulos una asomadita sobre su vida no afecta a nadie ^^

Y nuestra bellisima Annya, quise poner en la historia una buena relación madre e hija, ya que siento que no es muy común de ver (incluyendo en mi propia vida jajdjsja) y creanme, amarán a esa mujer. Y a Jomei obviamente, que es cómo la segunda madre de Annya.

En fin ¿que les pareció?

Estoy intentando ser realista en algunos detalles, cómo la independencia de Kyojuro y el tema sobre las relaciones. Se abarcaran muchas cosas importantes.








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