Inspiración

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— En esas ocasiones, me servía anotar mis curiosidades en una libreta apartada — sugirió el rubio al menor — ¡Así las tomaba cómo apuntes! Podían ser sinónimos, conjugaciones ¡hasta datos interesantes! Todo me funcionaba para más conocimiento.

Senjuro soltó un jadeo comprendiendo lo que éste le incitaba, seguía anotando en el cuaderno bajo la mirada de Kyojuro quien le ayudaba con su tarea.

— ¿Por qué te volviste profesor de historia? — cuestionó para sorpresa del mayor — Es que nunca te lo he preguntado.

El rubio esbozo una sonrisa, un recuerdo vago de una presencia la cual valoró mucho en su momento, se hizo presente nuevamente.

— Cuándo estuve en tu mismo grado, tuve un profesor de historia — confesó, Senjuro posó el lápiz sobre el cuaderno para prestar atención a su anécdota — Él me inspiraba, era cómo una figura paterna.

— ¿Falleció? — se apresuró a cuestionar, más se avergonzó por su falta de cortedad, un ligero rubor apareció sobre sus mejillas — Lo siento.

El contrarío negó con una risita — ¡No te preocupes! — frotó su cabello, un gesto para el sosiego de su menor — Sí, el falleció.

Su voz no sonó afligida, ni su faz se perturbó al darle certeza a aquello, era cómo un hecho genuino que se decidió a recordar de manera grata en su vida.

— ¿Por él decidiste ser profesor de historia? — aquello se oía muy inexacto para su propia inconformidad.

— Mejor dicho ¡él me inspiró a ser profesor de historia! — puntualizó con sonrisa fehaciente — me gustaba presenciar su plática y sus lecciones ¡no estudiaba si quiera para los exámenes! El trascendía tanto, que se quedaba grabado cada cosa en mi mente.

— Eso no me explica mucho — admitió con una mueca de inconformidad, el más alto soltó una risa.

— Él no solo era buen maestro, era increíble persona — cómo una ráfaga le azotó la nostalgia, fue evidente en su mirar, su menor reparó su postura, posó su mano por encima de la suya — siempre me pareció admirable el hecho de infundir esperanza en los demás, él hizo un trabajo completo — mencionó con firmeza — Era muy apreciado.

Por un momento el menor se sintió fuera de lugar, de tan sólo imaginar que esa persona en verbo pasado dictó en su anterior instituto, le causó incertidumbre, tal vez el cambio repentino (de manera negativa) en aquél lugar surgió a razón de su ausencia. Y es que, si era tan alucinante cómo para maravillar a su hermano, tuvo que haber sido espléndido en todos sus factores.

Le era curioso, cómo la falta de un pilar determina una sucesión de cosas, y es qué. Pudo haberse considerado así, ya que tal cambió pudo influir de manera grata o mostraba carencia.

Sin duda, tuvo que haber sido alguien excepcional e indispensable.

— ¿De que falleció? — se atrevió a cuestionar

— Infarto, él ya era mayor — explicó, el menor pareció comprender — No lo sé ¡siempre sentí un afán por ella! y pienso que es más que eso, es fascinante pensar el factor del pasado y del porqué del presente en el que estamos. ¡Se me es muy interesante! 

— Supongo que viéndolo así, es interesante — en su rostro se reflejo una mueca — ¡aunque admito que me he dormido en varias clases de historia! — confesó, aquello le pareció hilarante a Kyojuro, se imaginó aquella imagen de su menor dormido en medio de una clase — A veces me aburre un poco...

El contrarío rió

— ¡Ninguna materia es aburrida cuándo él que la instruye es bueno haciéndolo! — aseguró — cuándo sea yo el que lo haga, verás que te parecerá atrayente.

Aquello sonó como un apremio a si mismo, Senjuro soltó una risita.

— Ya veremos eso. 

Estuvieron un rato bromeando entre sí, no repararon la presencia de su progenitor, quien frunció el ceño cuándo su mirada enfoco a su hijo mayor, carraspeó para llamar la atención de ambos.

El par dirigió la vista hacia él, la tensión entre el hijo y su padre era palpable, Senjuro se percató de aquello, hasta que su parecido decidió cortarla de manera banal para él.

— Padre — una sonrisa se dibujo en su rostro y a su par se levantó de su asiento para aproximarse hacia él — es un gusto verle — le ofreció su mano para saludarle, más esta cayó al vació al no tener el gesto correspondido.

En su lugar, este hizo mala cara — ¿Que haces aquí? — inquirió

— Vine a ayudar a Senjuro en sus tareas — respondió con normalidad — También quería saber cómo estaba de su salud. — Shinjuro puso mala cara.

— Senjuro pudo ir a tu pieza — riño al menor con la mirada, este mostró cariz baja — No esperes que agradezca por tu preocupación.

El aludido negó — No espero que me agradezcas, padre. — se cruzó de brazos, en sus mohines se dibujó una sonrisa llena de certidumbre, tal y cómo su mirada — ¡También quería plantear algo sobre la academia!

Ya para ese punto, bufó incrédulo a lo que él creía una descarada osadía, aquella sonrisa la interpretó cómo petulante. 

— No me hagas reír — espetó — que cara tan lavada tienes, Kyojuro — le acusó sin restricción, al mencionado se le borró la sonrisa de su rostro y tras su espalda, se encontraba un muy nervioso Senjuro — Vienes, sin alguna muestra de decoro o respeto por ésta casa, y encima ¡quieres venir a plantear algo sobre la academia que me arrebataste! 

Un suspiró escapó de los labios de Kyojuro, se mantuvo sereno pese a las increpaciones de su padre, dedujo que era mejor mostrarle los hechos que intentar dialogar con él, se retiró dándole la espalda para dirigirse a hacia la puerta de entrada, Senjuro se avispó para apresurarse hacía él, no sin después darle una mirada de soslayo a su progenitor, quien se encontraba refunfuñando incoherencias, apoyado en el umbral de la cocina.

— Hermano — le llamó desde atrás, más este siguió su paso hacia el exterior, sin prestarle atención — ¡Hermano!

Una vez afuera, la culpabilidad cayó en los hombros del menor, quien tensó sus mohines al momento que este se dirigió sin expresión alguna al coche, la aflicción le sacudió, no podía eximir su tal vez falta de compresión, tal vez había sido un error invitar a su hermano a su hogar, ya sabiendo su relación actual con su padre.

Se apresuró a seguirlo al momento que éste se introdujo al auto, parecía estar buscando algo.

— Hermano, discúlpame, tuve que haberle anticipado más a papá y yo... ¿hermano? — reparó que éste no le escuchaba, cerró la guantera, dio un paso atrás cuándo Kyojuro salió del auto. — ¿Qué haces? — agudizó la vista hacia un sobre grande amarillo — ¿que es eso?

El rubio poso su mano en su hombro, le brindo una sonrisa de sosiego la cual replicó inconscientemente.

— Volvamos adentro — no recibió explicación alguna, más el aura de su hermano fue lo suficiente cándida cómo  para estar sereno, asintió siguiéndole el paso.

Resonó la puerta de entrada nuevamente, desde el mesón de la cocina reparó a sus dos parecidos, ambos con una sonrisa, Senjuro con tal vez una postura más dubitativa y nerviosa, más la seguridad del blondo le brindo quietud.

Este posó el sobre por encima de la mesa, Shinjuro enarcó una ceja, aún con postura a la defensiva.

— Deseo plantear algo sobre la academia — reiteró con ahínco, éste empezaba a hastiarse de su empecinamiento con el tema — No pretendo perturbarlo con esto, padre. Más, desistir tampoco, pero puedo decirle que lo que contiene éste sobre — hizo una pausa para verle, había un brillo de interés en su mirada — Le interesará mucho.

Aquello fue tajante en lo que pudo haber iniciado una discusión, éste se despidió con un gesto hacia su padre, el cual se quedó sobre su sitio expectante.

Ni de replicar le había dado oportunidad. Se quedó con un mar de palabras en su boca, contemplo aquél sobre encima de la mesa, el silencio en escrutinio inundó el hogar, tomó con hostilidad el sobre para irse nuevamente a su recamara.

Mientras Senjuro fue tras el más alto, quien se dirigió con un peso de alivio sobre él, y en parte, entusiasmo. Advirtió los pasos de su menor tras él.

— Senjuro ¿estás bien aquí? — el mencionado negó con insistencia.

— ¡Tengo muchas preguntas! 

— ¡Sé que debe ser así! — aseguró, se colocó en cuclillas para asemejar su tamaño, así estar frente a frente — Encontrarás la respuesta por ti solo, por favor. Informame cuándo padre lea el contenido del sobre. 

Pareció vacilar un poco, tal vez aquello no lo mantenía conforme, sin embargo confiaba en su mayor, asintió, le dió un abrazo para despedirse. Se quedó en el porche esperando que este terminará de irse, una vez en el camino, levanto el brazo en un ademán de despedida para luego volver al interior de la casa, reparó la ausencia del dichoso sobre, una sonrisa involuntaria apareció.

Algo le decía en su interior que podría ser algo positivo.

*********

— ¡Y este vestido color menta! Al principio me sentí un poco insegura, Jomei me convenció de que lo llevara — habló en vídeo llamada con su progenitora, la cual observaba a través de la pantalla lo que esta había renovado de su guardarropa. 

—¡Me fascina! ¡Te dije que renovar era una buena idea! — añadió copada, Annya soltó una risita —  ¿Cuándo estrenaras la primera prenda? 

La blonda cambió la cámara a la frontal para ver a su madre, y ahora sí hablar con ella, se recostó en el sillón, le dolían los pies por la caminata. 

— Mmm tal vez mañana estrene un conjunto — se encogió de hombros — pasaré el fin de semana con Shinobu y Suma. 

La mujer jadeó — Quería preguntarte algo Annya ¡pero primero advertirte! — ésta hizo una pausa, Annya esperó que hablara, expectante y curiosa a lo que sea que diría — ¡Es normal que me preocupe por ti! ¿vale? Ya estás entrando en tu mayoría de edad y es normal que mantengas un control en esas cosas y...

La rubia soltó un suspiro ¿porqué tenia que dar de larga las cosas?— Mamá, ve al grano.

Quisiera que fueras a un ginecólogo — dijo por fin, su menor le vio extrañada, se enderezo sobre el asiento para poder verla mejor, gesto que pareció hilarante ya que se hablaban a través de una pantalla — ¡La sexualidad es algo que debes cuidar mucho! no te censuro que hayas empezado a tenerlas pero si deberías tener un control, y sobre todo los métodos de cuidados y cual es más adecuado a tu cuerpo...

Mientras Anne cotorreaba sobre los métodos de cuidados y sobre temas de sexualidad, su hija pareció encontrarse en un estado absorto. ¿Era su idea o todos confabulaban para hacerla sentir incómoda? 

Advirtió un recuerdo de hace unos días ¡Jomei! le comentó su atracción hacia alguien mayor ¡gracias a Dios no le comentó en especifico quien era! frunció el ceño, se sintió traicionada, tal vez se le escapó la lengua con su madre.

— ¿¡Jomei te comentó de algo!? — se apresuró a cuestionarle, parecía ansiosa, su madre calló en seco para verla confundida. 

¿De que hablas? — inquirió confundida — No sé que tiene que ver Jomei aquí, Noguchi ¿hay algo de lo que deba saber? 

La linea de advertencia se evidenció en la voz de su progenitora, tal vez se exaltó demás y fue demasiado evidente con su situación ¡debía controlarse! sus sentidos estaban abatidos después de ser descubierta por Tengen Uzui, aquello le provoco ganas de gruñir. Hasta que la voz de su madre la extrajo de sus pensamientos ¡la llamó por su apellido!  se debió haber molestado por haberle interrumpido.

— Eh... No, madre, disculpa por interrumpir — se llevó la mano a la nuca en señal de nerviosismo, se sentía apenada — Pensé que Jomei te había metido alguna idea en la cabeza.

Con aquello intentó darle esquinazo al tema, más el ceño fruncido de su progenitora pudo adivinar que no se quedaría así. Sin embargo, ella también tenia una duda encima.

"Tu padre llegó hasta ella"

¿Esta segura que todo esta bien? — insistió, ésta vez sonaba más preocupada que engorrosa — Puedes decirme lo que sea, Annya ¡puedo ayudarte! 

Pareció vacilar ¿en verdad estaría bien cuestionarle? le prometió a su nana no contarle nada a su madre, si bien, ésta no le ha dicho, podría haber una razón detrás de eso y la respetaría. 

La aludida negó — Todo esta bien, madre, sólo una pequeña confusión — le aseguró con una sonrisa, se tranquilizó al escuchar la suave risa de su progenitora en la llamada — ¡aún no he tenido relaciones! — confesó 

No era nada extraño para ella, entre ellas siempre existió esa situación de hablar de esos temas cómo lo que era: algo natural.

— ¿En verdad? — cuestionó, no quiso parecer incrédula, más respetaba la privacidad de su hija, ésta asintió — De igual manera, no descartemos que pueda pasar, cariño.

Esta soltó una risa

— ¡Madre ni siquiera tengo novio! — mencionó jocosa

¡Niña! ¡Solo es cuidado! me aseguraré de programarte una cita, no quiero excusas.

La menor suspiró sin remedio, de nuevo, no podía contrariarle

— ¿Cómo lo harás estando allá? — la mujer se encogió de hombros, una sonrisa de presunción se asomó en su rostro.  

— Tengo mis contactos. 

*********

Después que el manto negro iniciara su paso en el panorama del cielo, las luces de la casa yacían todas apagadas. De todas maneras, ya era tarde.

Pasó por delante del cuadro de su difunta esposa, ya era bastante tarde. Más la inquietud en su interior le manaba una especie de ansiedad, tomó asiento frente al  ventanal del salón, soltó un suspiró al contemplar la luna brillando en todo su apogeo, creciente y resplandeciente por encima del dosel de los arboles. Casi nunca se detenía a apreciar aquella vista, por ese nimio momento se sintió afortunado.

Los trotes de culpa pasaban por encima de él, como una especie de desazón. Odiaba la noche, y no porqué fuera hermosa.

Ésta poseía un encanto, encumbra  los sentimientos en cúspides del pasado, el cual le desmeritaba cada vez más su antiguo ser magnánimo.  Cómo si fueran tangibles, le daba más poder a su uso de razón, y le repetía en frases cínicas lo errado que ha estado en esos últimos años.

Una sonrisa lánguida apareció por su rostro, cómo cuestión de señal, el cuadro de quien era la mujer de su vida se cruzó con su vista.

Aquella sonrisa dulce y llena de afabilidad. Y cuanto la añoraba, sin duda. En cualquier lugar que éste, estuviera decepcionada del hombre que es en aquél momento. No sólo había un espacio vacío en aquella casa, lo sentía también en sí mismo. Y con eso la humillación de ser una carga para sus hijos, sobre todo para el mayor, quien aún pese a sus depreciación diaria, sufragó con sudor y esfuerzo su rehabilitación.

Soltó un suspiró

Decidió no darle más dilación a aquello, cuándo un gesto cálido lo rodeó al momento de tomar el sobre, tal y cómo si hubiera escuchado sus pensamientos, se sentía cómo la vivaz presencia de ella, en una caricia grata en su rostro, y lágrimas saladas quisieron ser prófugas de sus ojos.

— Ruka... — llamó al vació, sonó desolado, cómo si este fuera un incentivo para que mirase el contenido de dicho papel.

Asintió, no supo el porqué, más. En un atisbo con suma certeza, supo que ella estaba allí.

Desenvolvió el cordón de la gruesa solapilla con el que estaba asegurado, para luego extraer el conjunto de hojas.

En una hojeada con mesura, éstas se trataban de sus resultados continuos del tiempo relativo de su temporada de rehabilitación, aquellos papeles reflejaban su proceso, el cómo iba incrementando de manera positiva, no había concebido el hecho que había sido una temporada larga cuándo estuvo internado, y es que. Para él aquello era tan difuso de recordar, que apenas y se lo imaginaba, otro pinchazo de culpabilidad que no pensó encontrar, apareció en si mismo.

Para aquél paso, ya se encontraba temblando, entre más y más resultados positivos de su propio proceso, situación que había logrado superar a causa del esfuerzo de su hijo, y de ambos. Senjuro también se veía afectado a consecuencia de él mismo.

Quería dejar de verlas, sin embargo. Algo le proclamaba que no lo hiciera, eso hasta las últimas, las cuales venían después de sus documentos de alta.

En el retumbó de su corazón, sólo podía entender un significado en aquél mar de palabras.

"Conceder el permiso de seguir en la labor de instruir"

"Su persona se encuentra estable y apto para laborar"

"Con méritos honorables"

"Ésta total capacitado"

Esas y más oraciones compuestas en aquella ficha con un sello fiscal.

Un permiso de trabajo después de estar incapacitado.

No se percató el cómo o en que momento, más. Las gotas se resbalan por si solas en su cariz, cayendo sobre el grueso documento entre sus manos.

Nunca se detuvo a pensar que terrible padre era, nunca intento razonar ni mucho menos fue una clara muestra de apoyo, en acusaciones y ofensas, lo único que ha sido ganador es de la distancia y desconfianza de sus hijos. Los cuales aún pese a eso, en su gran corazón de fuego le adoraban.

Estrujo el papel entre sus brazos, cuanto se arrepentía, y se aseguraría de remediar.

— Kyojuro... — musitó entre lágrimas — gracias.

Más él no fue el único en derramar aquél mar en sus ojos, su menor, quien le veía tras el umbral, sintió una ráfaga de aflicción en él, y cómo un deje de esperanza y ser expectante de aquello, tuvo la convicción de que todo sería diferente.

*********

Una vez en la tarde del día siguiente, el trío de amigas se encontraban compartiendo un helado, mientras langareaban con fruslerías dulces y saladas encima de la cama, yacían en la recamara de Shinobu, quien se mostró reacia al principio cuándo estás llegaron sin previo aviso, más su mayor le aseguró que no habría problema en que éstas se encontrarán allí.

— ¡Estoy muy emocionada! — profirió Suma, llevándose una cucharada de helado a la boca — defemos compaf dopa.

— ¿Que? — cuestionó Annya sin entenderle.

— Dios, que indecente eres ¡come antes de hablar! — le reprocho la de puntas moradas.

Ésta trago para luego sacarle la lengua a ambas.

— ¡Que debemos comprar ropa! — las contrarias le vieron extrañada — Vayamos por partes ¿sí? Primero. La excursión es ésta semana — apuntó con uno de sus dedos — ¡Segundo! Ya están corriendo el tema sobre la velada, no puedo esperarla y necesitamos unos bonitos vestidos.

— Oh, sí, casi me olvido de eso — Kocho rió — para la excursión no creo que sea necesario — se encogió de hombros — creo que se usará el uniforme de educación física.

— Eso, o Suma sólo necesita una excusa para ir de compras — ambas rieron, la azabache soltó un berrido ofendida.

— ¡Hmp! — se cruzó de brazos — ¡pero sí iremos por los vestidos juntas!

— ¡Esa idea sí me gusta! — accedió la rubia — Quisiera saber el tema de la velada, así podamos elegir unos vestidos lindos — mascullo copada por el entusiasmo.

Aquellas facetas enternecidas salían en ella con naturalidad, cómo si esta fuera una niña.

— Oye ¿Y Kanao por qué esta aquí? — concerdó Suma a la de mirada violeta, ésta llevó una papita a su boca antes de responder.

— Mis tíos tienen unos cuantos problemas, y no nos gusta que éste allá — se encogió de hombros — no suelen ser muy comprensivos con ella.

Éstas parecieron comprender, la azabache esbozó un puchero. — ¿Por eso es tan tímida? — Kocho asintió — ¡y es tan linda! Que pena que tenga que pasar por algo así.

— ¿Y porqué no la invitas con nosotras, Shinobu? — cuestionó Annya, la de mirada celeste concordó con ella

— ¡Por la misma razón! Es muy tímida, y suele sentirse más cómoda con Kanae que conmigo.

— Ésta bien, supongo.

Luego de un rato, reprodujeron una película en la laptop. Estaban acurrucadas entré si, bajo un edredón de tela gruesa, Suma soltando mocos a diestra y siniestra después del final de la película, mientras las contrarias dejaban escapar bostezos sin cesar, a su parecer  le fue insulsa y aburrida.

— ¡Dios, no puedo con tanto! — se sorbio los mocos con la sábana

— ¡Hey, estas ensuciando mi cama! — le riño  apartando la tela del rostro húmedo de la aludida

— No me gustó — admitió Annya en un bostezo — sólo me dio más sueño.

— Tienen piedras en el corazón — les censuró Suma en un farfullo — ¿cómo no les causó nada?

— Fue muy... ¿predecible?

— Aburrida — añadió la de puntas moradas, la oji-celeste negó en un jadeo.

— Ay no ¡que insensibles! — acusó — ¡no esperé eso de ti, Annya!

Ésta le vio extrañada, esperando una explicación de su parte.

— ¿A que te refieres? — le inquirió

— ¡Que tuvo que haberte dolido! — su mandíbula se desencajo, negó en desaprobación

— Mmh ¡no veo el por qué! — en respuesta recibió una almohada en su rostro por parte de la contraría — ¡Hey!

Shinobu trató de controlar su risa, pese a que era muy tarde no deseaba hacer ruido.

— ¡Imbécil! — a ese punto la rubia jadeo, le hizo un ademán de ya verás cuándo un peluche fue a dar en su nariz — ¡y así esperas conquistar a Rengoku-sensei!

— ¡Nunca dije que planeaba conquistarlo! — se formó una guerra entre ambas, Shinobu sólo negó al ver cómo éstas actuaban cómo crías.

— ¡Mentirosa, mientes te va a crecer la nariz!

La de puntas moradas reparó el escándalo, por lo que decidió intervenir en la "pugna" de ambas.

— Hey, necesito que hagan un poco de silencio, por fav... — y recibió un almohadazo en su cariz, ambas féminas se paralizaron en su sitio al ver la faz molesta de ésta, el silencio se adueñó de aquel espacio.

— ¡Ya me verán!

Y en eso los ataques del trío comenzaron, en un estropicio en el lecho.

Más no repararon la silente presencia tras la puerta, con faz curiosa y mirada afable violeta, absorta de lo que por inocencia fue a dar a sus oídos y ahora se encontraba pensativa, en su entre cejo fruncido se evidenciaba aquello.

— ¿Rengoku-sensei? — musito en el desolado pasillo, para dar de largo hacia su recamara, donde estaría ajena al bullicio dentro de la pieza de su pariente.

[...]

- Yo soy la mejor en esto - alardeó con presunción, esperando su turno para tirar los dados - Ya las veré lamiendo mis pies - sentenció con una risotada, las contrarias se mofaron de su petulancia.

- Y... 3,2.. 1 ¡Oh! - reparó la casilla verde, ésta aún no estaba reclamada, soltó una risita muergana - ¡La compro! - ventiló con tono de ludibrio.

Suma, quien se jactaba de barrer el piso con ellas, emitió un quejido de manera inmediata.

- ¡Oye! ¡Shinobu no la compres! - protestó la azabache, ésta hizo caso omiso a sus alaridos y soltó el fajo de billetes sobre la mesa - ¡Eres una...! ¡Esas eran de mi color! - su querella fue evidente cómo un lloriqueo infantil, mientras la de puntas moradas no pausaba sus risas jocosas.

Kanao le extendió el titulo de propiedad a su pariente, la momento de tenerlo en sus manos lo paseó con malicia frente a la mirada rencorosa de la oji-garza. Annya rió por la escena.

- ¡Vas a lamer mis pies! - aseguró Kocho

- Pues... Yo sigo teniendo más propiedades que ambas - presumió con inocencia fingida, abaniquiandose con las cartas, las féminas gruñeron.

Kanae dio acto de presencia cuándo se dirigió a la cocina en busca de un zumo de naranja, advirtió al cuarteto compartiendo un juego de monopolio en la mesa del comedor, siendo Kanao el papel de banco. Soltó una risa por ello.

- Me parece curioso cómo siempre lucen tan amorosas - mencionó la mayor, éstas se exaltaron en un sobre-salto por su repentina aparición en la cocina - Ahora parecen estar en una escena de los juegos del hambre.

- Annya, lamento esto pero... El ganador es quien obtenga más dinero.

- ¿No era quien obtuviera más propiedades? - se apresuró la rubia incrédula a cuestionar.

Ambas negaron con una risita.

- Yo tenía la misma duda - Admitió ahora la Tsuyuri - estamos jugando si haber leído si quiera la mitad de las reglas - se explicó, sintió el peso de las manos de Kanae sobre sus hombros en un gesto cariñoso para observar el juego.

- Y una mierda - Suma tiró los dados a la mesa, siguió el ritmo del número reflejado en ambos, más la terminó en la casilla indeseada - ¡Haré que limpien mi inodoro!

Eso, hasta que su casilla le reflejaba el pase directo a la cárcel. Ésta soltó un jadeo indignada, las contraría estallaron en risas.

- ¿Ahora quien limpiará el baño de quien? - inquirió la de puntas moradas con sonrisa jocosa en su cariz - Y de una vez ¡usa tu boca cómo dama!

- ¿Y por qué tú no usas tu boca cómo dama? - rebatió enfatizando lo último en monosilabas, con un ademán en su mano derecha hacia su boca, interpretando arcadas en un gesto lascivo el cual el resto le censuró con un reproche.

- ¡Suma! - la blonda le propinó un zopetón en la frente, causándole un chillido- Acá esta Kanao y Kanae ¡compórtate!

La aludida puso los ojos en blanco, Kanae se soltó a reír.

- ¡Tranquila Annya! - le sosegó la mayor, abrazando a la Tsuyuri por los hombros quien aún no reparaba el significado de ese gesto - Suma, espero no recrees ese gesto en clase.

Shinobu suspiró mientras negaba
- Tranquila hermana, hace cosas peores.

- Eso no es cierto - pareció arrastrar sus palabras, contrariando de lo que su amiga aseguraba.

- Si lo es - la rubia metió la cuchara - Y también se roba mi comida.

- ¿Todavía? - inquirió Kanae incrédula, no era una novedad ese mal hábito de la oji-garza - Suma ¿no llevas merienda?

Kanao se sintió fuera de lugar por un momento, más disfrutaba de la conversación hilarante entre las féminas quienes parecían ser más familiares en el hogar de sus primas que ella misma. Eso, y los pequeños gestos de aura cándida y materna los cuales le emitía la Kocho mayor para lograr su comodidad, inconscientemente apoyo cómodamente su cabeza en la mano de ésta, la cual yacía apoyada sobre su hombro.

La peli-negra reparó ese gesto en medio de la conversación, serenó un poco la discusión jocunda que se daba entre el trío cada vez que éstas discrepaban en algo.

- Así descubrí que era quien se comía mis pudines en las noches - mencionó, Suma esbozo un puchero de oprobio - ¡Nunca cambias! - rió

- Lo siento - admitió con un ligero rubor, la contraría negó.

- ¡Tranquila, Suma! Sólo no lo lleves tan lejos - pellizco su mejilla, ésta soltó un quejido.

- La malcrias mucho ¿no crees? - cuestionó Shinobu cruzándose de brazos, Tsuyuri le miró con atención - Suma, Kanae en ese entonces había optado por comprar 1 pudín extra entonces - confesó, en el rostro de su hermana quiso asomarse en sus comisuras una sonrisa avergonzada - lo que ella no esperó es que igual terminaras comiendo ambos.

Annya suspiró
- Y por si fuera poco ¡se eximía de si misma echando todo el costal a mí! - añadió ahora la blonda, quien le gruño con rencor aparente a la azabache quien no evitó soltar una risa a los recuerdos de infancia - Kanae, recuerdo que lo hablaste con mi madre.

- ¡Ciertamente! - afirmó en una risotada - Disculpa, Annya, aunque no fue mi culpa exactamente...

La mencionada negó, en respuesta anticipada envolvió su brazo en el hombro de Suma.

- Tranquila, te aseguró que pagó todos sus pecados - se dirigió ahora a Shinobu - ¿No es así, bichito? - una sonrisa irónica se dibujo en su faz, más la de puntas moradas le disgustaba ese apodo.

- No me llames bichito.

- Ahora me da asco el pudín. - Admitió la azabache en una mueca, Kanao le vio con curiosidad.

- ¿Por qué?

Kanae poso ahora su mano en su cabeza, tal vez tenía la misma duda que ella.

- Creeme, Kanao - sus ojos fueron una mirada objetiva en la menor - es mejor que no lo sepas. - aseguró con sonrisa socarrona.

Tensó sus mohines en señal de inconformidad, más si así aseguraba ésta, era mejor no indagar más.

La Kocho emitió un jadeo de pereza - No quiero cocinar. - estiró sus extremidades tratando de persuadir su pereza - ¿Desea ir a comprar comida?

La primera en reacciona fue Suma quien plantó ambas palmas en un estridente manotazos contra la mesa, exaltó en un sobresalto a las contrarías para colocarse de pie.

- ¡Claro que sí!

- Aún no terminamos de jugar - mencionó Shinobu, enarcó una ceja, con ambos dados en la mano.

- No me importa - se encogió de hombros - Yo tengo hambre.

- Es eso o... ¿estás evadiendo tu derrota? - le inquirió Annya con su postura ladina, la aludida bufó, si quería ocasionarle una perdida en sus trece, sin duda no le concedería tan capricho.

Ésta se cruzó de brazos con sonrisa impávida.
- Iremos a comprar comida - reiteró con firmeza, parecía tenaz en querer comer, para luego retirarse hacia la recamara de Kocho.

Las féminas negaron, no tenía reparo ¿y que le harían?

Kanae volvió a su habitación para salir con un monedero de mariposas, el cual extrajo dos billetes, se los extendió a su menor.

- ¿Que compramos?

- ¡Lo que quieran! Algo delicioso que podamos comer todas. - ésta asintió, ayudó a la Tsuyuri junto a Annya a recoger las piezas del juego de mesa.

- Kanao ¿querrás venir con nosotras? - le cuestionó la rubia en un gesto gentil.

La mencionada pareció vacilar.

- ¿Está bien que vaya? - se dirigió a Kanae, ésta le asintió con una sonrisa, realizó un ademán con ambas manos en un aliciente para que ésta aceptara - Está bien.

- ¡Excelente! - celebró Annya

Shinobu se unió a su conversación, su visaje le evidenciaba el atisbo de una mofa. Más la blonda no lo reparó.

- ¡Suerte que Kanae interceptó! - ventiló en un falso aire de petulancia - Iba a barrer el piso con ambas. - señaló, la contraría apoyo sus manos en sus caderas.

- Ni en tus más grandes sueños hubieras podido ganarme, bichito. - Aquello fue un reto, Shinobu bufó, remisa al apodo.

- ¡Que no me llames bichito!

*********

- Kanroji - habló desde el parlante, pudo advertir un bostezo detrás de éste - Ya estoy aquí ¿podrías abrirme?

Soltó el botón esperando una respuesta, un berrido ininteligible fue lo presente en la pequeña bocina de la entrada en primera instancia, más la afable y adormilada voz fue genuina después de un poco tiempo.

- Ahh... Rengoku-San - parecía arrastrar sus palabras en medio de otro bostezo - Disculpa, dormí hasta tarde.

Éste rió para luego presionar el botón nuevamente.

- Tranquila ¿podrías abrirme? - volvió a cuestionar entre risas.

- ¡Ah! Sí, sí, dame un momento. -

No se dispuso a contar los segundos, más el portón de la casa se abrió ofreciéndole la entrada a ésta, sin dilación se adentró, si bien. No era la primera vez que pisaba el lugar, más siempre se maravillaba de a pesar ser un poco pequeña y acogedora, ésta era supuntuosa. Más, desde el pasado, tenía el conocimiento de la familia de Mitsuri, era rica de cuna.

No era de extrañar su comodidad, más, era humilde y gentil cómo lo era cualquier persona calurosa, siempre le había parecido grata esa esencia de la fémina.

Llegó al porche de ésta, olía todo a flores , cómo si cada esquina u o detalle fuese cuidado minuciosamente.

Tocó el timbre, más no tardó mucho para encontrarse con la mirada verduzca de su amiga tras la rejilla de la puerta de entrada. En un giro de llaves le convido la entrada a su hogar, el cual con un permiso se introdujo para luego ella cerrar la puerta tras él.

- Por favor, toma asiento Rengoku - le ofreció asiento en el sillón del salón luego de pasar por el recibidor. Éste parecía escrutar el espacio. - ¡Y buenos días! Dejé preparando un café.

- Gracias, Kanroji - reparó los distintos cuadros de la peli-rosada con Obanai quien era su prometido.

Si en la preparatoria le hubiesen informado que en el futuro estaría sentado en el sillón de la casa de su ex novia en la pubertad, contemplando las fotos de ella y su prometido (el cual también era su amigo) sin duda estallaría de risa, sin embargo. A esas alturas era algo tan banal y genuino, que apreciaba más la amistad de Mitsuri que cualquier otra cosa, y su alegría de conseguir a un buen hombre para ella, era algo más significativo que el orgullo.

- ¿Y bien? - ésta posó la taza con el liquido humeante frente a él, sobre la mesa baja - ¿A que se debe tu linda visita? ¡ya extrañaba tenerte por aquí!

Éste dio un sorbo al café antes de responder, soltó una risita.

- No quisiera crear incomodidad con Iguro - ésta negó en desacuerdo.

- ¡Nop! No habría por qué - tomó un sorbo rápido, lo suficiente para quemar un poco la punta de su lengua - ¡Ay! No te preocupes por eso ¡Tú y Senjuro pueden venir cuándo deseen!

- Es grato saberlo ¿ya desayunaste? - inquirió, más la contraría negó - ¿Quisieras ir a desayunar? Me gustaría platicar algunas cosas contigo.

Ésta jadeo por la invitación, un color bermejo se asomó en sus mejillas, más eran de emoción.

- ¡Claro que sí! Pero mentí - esbozo un puchero, el rubio le vio extrañado - ¡si desayuné! Sólo que aún tengo bastante hambre.

- ¡Tú nunca cambias! - se escucharon risas de su parte, él no tardo en contagiarse de ellas - ¿Obanai no tendrá problema?

Ésta soltó un bufido cruzándose de brazos.

- ¿Y aún me preguntas después de traerlo con una cruda entera? - frunció el entrecejo, éste llevó su mano a su nuca en un gesto nervioso - ¡En definitiva no dejaré que vuelva a beber con Tengen!

- Tranquila, ya somos mayores - aseguró, más ésta aún no borraba el puchero de su cariz, éste recordó un nimio detalle por el cual extrajo su movil del bolsillo trasero - ¿Que me dirás de esto?

Le extendió el aparato, éste reflejaba una foto de Shinazugawa y su hermano abrazados en el sillón del apartamento de Rengoku, y en el suelo, apoyados en éstos, Iguro y Tomioka abrazados en el quinto sueño.

Mitsuri no evitó soltar una carcajada, le pidió que se la pasará a su número, más se negó, en alaridos de ésta le explicó que era mejor preservar aquella intimidad en ellos.

En tal caso, en cualquier broma que éstos quisieran gastarles, le podría servir cómo una dulce venganza.

- ¡Lucen tan tiernos! Es una lástima...

- ¡Sí! Fue muy divertido - consultó la hora en su reloj de muñeca - ¿Ya estás preparada?

Kanroji puso mala cara.

- ¡Claramente no lo estoy!

Kyojuro suspiró.
- Anda, pero por favor... ¡no demores 2 horas!

- Tranquilo - ésta sonrió - sólo demoraré 3.

Para luego irse por las escaleras, éste emitió un quejido, un hábito irreparable (en cualquier fémina, él supuso).




HOLAAA MIS HERMOSOS COSHINITOSOOSOSIIDNFNSUCHSN
❤❤❤ ¿Cómo están? En verdad lamento la tardanza, tuve unas complicaciones con mi salud ¡pero ya estoy aquí con un capitulo nuevo!

¿QUE LES PARECIÓ? MABDJSK

¡miren! Unos dibujos que hice de Kyojuro y Annya, son sencillos, pero bonitos ^^ ❤ ¿les gusta?

NO SOY UNA EXPEEEERTA en el dibujo, pero sólo diré que Kyojuro me costó todas las lunas y soles del mundo xd

Y por este lado...

A la bellisima Annya, no es por nada. Pero adoro dibujarla ¡se me hace preciosa!

❤❤ En fin ¿que les pareció? ¿Les gustó el capitulo?

Cualquier duda estoy dispuesta a responderla kahdhsja AWEBO KANAO ESCUCHO 😭 piNCHES ESCANDALOSAS

Ya se me hace costumbre actualizar de madrugada, pido disculpas por eso :( ❤

¡Nos vemos en el próximo capitulo!

Y no olviden... ¡SEGUIMOS CON LAS METAS! 🔥❤

🔥META: 8 VOTOS❤

[Este capitulo ya fue corregido✅]

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