๑ೋ ❝O31 | 𝑴𝒂𝒍𝒆𝒏𝒕𝒆𝒏𝒅𝒊𝒅𝒐❞

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Varios neófitos terminan de matar a los últimos humanos que quedaron conscientes luego de secuestrarlos, Riley pasa entre ellos hasta reconocer a una chica escondida y alejada de todos los demás.

El neófito se acerca a ella para agacharse y quedar a su altura.

—¿Qué me hicieron? —pregunta la joven con dificultad, ya que sentía un terrible ardor en su garganta—. Estoy...

—Sí, lo sé —asegura Riley al conocer la sensación—. Te daremos a alguien para beber.

—¡Es mío! ¡Aléjate! —grita un neófito mientras peleaba con un nuevo que lucía irritado.

Ambos comienzan a pelear hasta que uno mató al otro de un solo golpe en la cabeza, la castaña suelta un grito del miedo al ver esa horrible imagen.

—Solo trata de que no te maten —pide Riley antes de retomar su compostura.

El neófito se aleja y saca de su chaqueta el vestido negro de encaje de Mackenzie, lo acerca a su rostro para poder olfatearlo unos segundos, pero termina por sonreír tontamente antes de que mirara a su alrededor.

—Necesito a más gente —susurra Riley para sí mismo antes de guardar la prenda en su chaqueta.

El castaño camina por todo el lugar analizando todo el desastre que hicieron los neófitos gracias a su sed por la sangre.

En Forks, exactamente en la casa Swan, se encuentra Mackenzie recostada en su cama junto con Edward, este acariciaba su mejilla con delicadeza.

—Debo de pensar qué le diré a mi papá —susurra Mack mientras disfrutaba de las delicadas caricias que dejaba su pareja en su rostro—. Por qué no vendré para Navidad, por qué no lo visitaré, por qué no me volverá a ver.

—En unas cuantas décadas todos habrán muerto y ya no habrá problema —responde Edward por lo bajo sin alejarse de ella.

Mackenzie cierra los ojos y niega ligeramente para acercarse más a él, Edward decide comenzar a acariciar el cabello de su chica para tranquilizarla.

Ambos se mantienen callados por varios minutos hasta que Mack levantó la mirada para ver fijamente los ojos dorados de su vampiro.

—¿Por qué desde el principio no querías que fuera como tú? —pregunta la castaña con curiosidad.

—Conozco las consecuencias de la decisión que has tomado, yo lo he vivido y dejar que tú sufras eso... —Edward se queda callado e intenta alejar la imagen que llegó a su cabeza de Mackenzie sufriendo—. Tú crees que tengo un alma, vida mía, pero no es así.

La chica se mantiene callada esperando a que su pareja siguiera hablando, pero no aleja su mirada de él.

—Arriesgar tu alma para no tener que perderte nunca, sería lo más egoísta que haga —confiesa Edward.

Mackenzie le da una media sonrisa a su pareja antes de que se acercara a él para dejar una tierna caricia en su mejilla que lo hizo sonreír ligeramente.

—Pensé que dirías que ya no te daría calor, Batman —admite la castaña por lo bajo—. Que sería diferente, que no olería igual.

Edward sonríe por esas palabras y por el apodo, pero niega con ligereza para tomar una de las mejillas de su pareja.

—Tú siempre serás mi Mackenzie, vida mía —asegura el vampiro en un susurro.

Ambos se acercan al contrario para poder besarse con delicadeza, demostrando todos los sentimientos que sentían por el otro.

Mackenzie corresponde el beso, pero se aleja de él algunos segundos después para recostar su cabeza en el pecho de Edward mientras cerraba los ojos.

—Mi Mackenzie, pero no tan frágil —revela el castaño por lo bajo.

La chica sonríe divertida por las palabras de Edward, pero termina por asentir dándole la razón.


Días Después

—Es muy bello aquí —asegura Mackenzie mientras miraba a su alrededor—. Por cierto, Alice dará la fiesta de graduación y tú estás invitado.

La chica se da la vuelta para mirar a Embry que alejó su mirada avergonzado y bastante pensativo, Mack frunce el ceño confundida, pero termina por empujar ligeramente al chico para que cambiara su actitud.

—Anímate un poco —le pide la castaña con diversión—. Tú dijiste que querías mostrarme este lugar, hasta evitaste que Seth nos acompañara, así que cambia esa cara.

Embry detiene sus pasos al tomar una decisión y fija su mirada en el perfil de Mackenzie, que siguió caminando un poco más, hasta que se dio cuenta de que no la seguía.

—Quería hacerlo diferente, más simple —confiesa el joven ansioso, una vez que su amiga quedó enfrente de él con una expresión confundida en el rostro—. Pero ya no me queda tiempo y necesito decírtelo.

—¿De qué hablas, Embry? —pregunta Mackenzie hasta ver como el mencionado dio un paso hacia ella mostrándose seguro.

¿Por qué actúa tan raro últimamente?, se pregunta la castaña entre sus pensamientos. ¿Serán las hormonas o es cosa de lobos?

—Debes de oír toda la verdad, Mack, y tienes que entender que tienes otras opciones —asegura Embry—. Necesitas saber que estoy enamorado de ti.

Esto tiene que ser una broma, asegura Mackenzie entre sus pensamientos mientras comenzaba a negar rápidamente.

—Embry, las cosas entre nosotros siempre han estado claras —asegura la castaña—. Nunca te di motivos para que confundieras tus sentimientos por mí, te conozco desde que eras un niño, cuidé de ti una larga temporada.

—Mackenzie, quiero que me elijas a mí y no a Edward —termina por decir el castaño.

—¿Por qué crees que esto se trata de elegir entre alguno de los dos? —le pregunta la chica incrédula—. Embry, estás confundiendo las cosas, yo no voy...

—No lo puedo creer —susurra el joven antes de retroceder y negar molesto.

—¿Creer qué cosa? —pregunta Mackenzie ciertamente molesta por el comportamiento que tenía el chico—. Es lo que siento, Embry, solo estás confundiendo las cosas. Eres un hermano para mí.

Embry pone los ojos en blanco al escuchar esas últimas palabras y niega frustrado.

—Tú sabes que sientes algo más por mí, solo que no quieres admitirlo —asegura Embry.

—¿En qué momento te di esa impresión? —le pregunta Mackenzie exasperada al retroceder y negar molesta—. Nunca te hablé en un término romántico, jamás te di razones para que te ilusionaras conmigo.

—No me voy a rendir —confiesa Embry sin alguna duda en su voz—. No hasta que tu corazón deje de latir.

—No te preocupes, no tendrás que esperar mucho para eso —responde Mackenzie sin pensar y se cruza de brazos molesta.

—No apresures las cosas, sé que temes cambiar de opinión —asegura Embry con seriedad.

—No voy a cambiar de opinión —afirma Mackenzie.

La chica ve como Embry dio un paso hacia ella, por lo que terminó por retroceder en un reflejo. No quería tenerlo cerca de ella.

—¿Por qué suenas igual que Jacob? —pregunta Mackenzie frustrada—. ¿Él te dijo que hicieras esto? ¡Pareces una copia de él!

—¡Él solo me dio razones suficientes para que te confesara mis sentimientos! —responde Embry desesperado—. ¡No estoy dispuesto a perderte!

—¡¿Cómo vas a perder algo que nunca has tenido?! —pregunta Mack una vez más—. ¡Yo nunca he sido nada tuyo! ¡Solo somos amigos!

—Mackenzie, tú no tendrías que cambiar nada por mí —habla el castaño una vez más—. No te despedirás de nadie, yo puedo darte mucho más que él.

La chica pone los ojos en blanco y niega para alejar su mirada de Embry, intenta aclarar sus pensamientos para no empeorar las cosas.

—Soy dos años mayor que tú, no tienes la mayoría de edad, y para mí, no eres más que un hermano menor al que tengo que proteger —asegura Mackenzie con seriedad—. Justo como lo son todos los demás de la manada, incluido Seth.

—¡Él ni siquiera puede besarte sin hacerte daño! —responde Embry a la defensiva como última opción.

Dios, dame paciencia con este puberto hormonal que parece tener un retraso mental. Pide Mackenzie entre sus pensamientos hacia el cielo nublado.

Los pensamientos de la chica se vieron interrumpidos al momento en que Embry tomó la mano de esta para dejarla pegada a su pecho, justo en donde se encontraba latiendo su corazón.

—Embry, por Dios —pide Mackenzie incómoda intentando soltarse de su agarre.

—¿Lo sientes? —pregunta el joven una vez más, viendo como su amiga negó ante esa cuestión—. Carne, hueso y calor humano.

—Ya fue suficiente —asegura la castaña molesta—. Lo que sea que te haya dicho Jacob que hicieras, no va a funcionar, tú y yo solo somos amigos. Hagas lo que hagas, no cambiará.

Mackenzie se suelta del agarre de Embry y tiene intenciones de darse la vuelta para regresar por donde vino, pero este la toma de las mejillas para besarla a la fuerza.

La castaña no corresponde el beso y se remueve con brusquedad estando bastante molesta.

Al momento en que pudo soltarse del agarre de Embry, no piensa con claridad y termina por darle un duro puñetazo en el pómulo, pero este se mantuvo en su lugar ignorando el hecho de que había lastimado los nudillos de Mackenzie.

—¡¿Qué carajos te pasa?! —grita furiosa la chica mientras camina de un lado a otro—. ¡Mi puta mano! ¡Mierda!

—Mack —habla Embry preocupado por el estado de la castaña.

Él intenta acercarse a ella, pero esta no dudó en retroceder mientras sostenía su mano herida.

—¡No te atrevas a tocarme! ¡No te me acerques! —advierte Mackenzie—. ¡Ya hiciste suficiente! ¡Aléjate de mí!

La chica comienza a sollozar de dolor y a soltar varias lágrimas, ya que su mano comenzaba a entumirse lentamente, volviéndolo cada vez más doloroso.

Embry decide llevar a Mackenzie a su casa para que pudiera tratar la herida de su mano, pero al momento en que ambos bajaron del auto, escucharon el derrape de otras llantas.

Edward estaciona su auto bruscamente enfrente de la casa Swan y no duda en bajar con velocidad estando fuera de sí.

Mackenzie camina hacia la entrada de su casa mientras miraba como su mano temblaba ligeramente y como sus nudillos estaban irritados, pero ve el momento en que Edward quedó enfrente de Embry para empujarlo bruscamente estando furioso.

—¡Si la vuelves a tocar contra su voluntad, te voy a matar! —asegura Edward—. ¡No vuelvas a ponerle una mano encima!

Mackenzie maldice por lo bajo y se acerca a ellos para intentar alejarlos, ya que estos quedaron el uno enfrente del otro, demostrándose que no dudarían en pelear, pero la chica no puede hacer mucho por su mano lastimada.

—Basta, no hagan esto aquí —pide la castaña teniendo un terrible dolor de cabeza y sumando el dolor en su mano.

—¡Ella no sabe lo que quiere! —le grita Embry al retar a Edward que sonrió con burla.

—¡Ella sabe perfectamente lo que quiere, pero te daré una pista! —responde el vampiro con el mismo tono de voz—. ¡Deja que ella te lo diga!

—¡Bien! ¡Y lo hará! —grita Embry de igual manera, dudando de que Mackenzie cambie de opinión.

—¡Basta los dos! ¡Cállense! —grita Mack al intentar separarlos nuevamente—. ¡Ya fue suficiente!

Charlie se apresura a salir de la casa al escuchar el alboroto y se acerca a los dos chicos que parecían querer matarse.

—Hey, tranquilos, los dos —les pide el hombre al separarlos.

Bella y Jacob salen de la casa confundidos por los gritos, pero la castaña se da cuenta del estado en el que se encontraba una de las manos de su hermana menor.

—¡¿Qué le hiciste, Embry?! —grita Bella furiosa y se aleja de su pareja para acercarse a Mackenzie.

La castaña menor suelta una maldición al sentir un pinchazo en su mano luego de que Bella la tomara para revisarla.

—¿Qué pasó? —pregunta Charlie confundido.

—Besé a Mackenzie —revela Embry dejando a todos los presentes callados, pero la mencionada bajó la mirada—. Y se rompió la mano golpeando mi cara, fue un malentendido.

Charlie abre los ojos de golpe al escuchar las últimas palabras de Embry y regresa su mirada hacia Mackenzie dándose cuenta de que era verdad, parecía que ella se había roto la mano.

—¿Qué diablos te pasa? —le recrimina Jacob en un susurro a su menor que alejó la mirada de él.

—Hizo justo lo que le dijiste que hiciera —responde Mackenzie a la defensiva en un susurro—. Lo educaste muy bien, eh, el amigo del año.

—La llevaré con Carlisle —habla Edward una vez que se alejó de Embry mirándolo con desprecio—. Él la revisará.

Charlie asiente ante esas palabras y regresa su mirada hacia Embry estando bastante molesto.

—Tú y yo tenemos que hablar, jovencito —asegura Charlie con seriedad—. Cuando regresen, quiero que me digan exactamente lo que dijo el Doctor Cullen.

Edward asiente ante esas palabras y fija su mirada en su pareja que se quejaba de dolor.

Charlie toma el brazo de Embry y lo encamina al interior de la casa, Jacob no duda en seguir mientras que Bella se quedó junto a Mackenzie.

—Voy a quedarme para que papá no haga una locura —le explica Bella a su melliza que asintió lentamente—. Cuando regreses, me contarás todo.

—Dile a tu macho que como doctor corazón o consejero, se muere de hambre —le pide Mackenzie irritada—. Le da un buen ejemplo a sus amigos, espero que con Seth no haga lo mismo.

Bella le sonríe ligeramente antes de alejarse de ella para entrar a la casa con velocidad.

Mackenzie regresa su mirada hacia Edward que no dudó en acercarse a ella para tomar su mano lastimada con sumo cuidado, la castaña suelta un suspiro de alivio al sentir el frío toque de su pareja, ya que este logró aliviar el dolor un poco.

—Quiero matarlo —susurra Edward furiosos, pero Mack negó rápidamente.

—No lo hagas —le pide ella por lo bajo—. Ya pasó y no vale la pena que te desgaste por esto.

Edward sube su mano libre a la mejilla de Mackenzie para quitar todo rastro de lágrimas de su rostro.

—Vamos, vida mía —susurra el vampiro preocupado—. Carlisle tiene que revisarte.

Mackenzie asiente y comienza a caminar hacia el auto de su pareja junto a él.

De camino a la casa Cullen, Edward se mantuvo tomando la mano lastimada de Mackenzie, así pudo aliviar el dolor un poco por la diferencia de temperatura que tenían.

La castaña no evita cerrar los ojos e intenta despejar su mente para disminuir el terrible dolor de cabeza.


Me gustó como quedó el capítulo, ¿qué les pareció hermosas personitas?

Nos vemos en una próxima actualización❤️

🌷𝐌𝐎𝐀𝐍𝐀🌷


Esta es una historia original de Wattpad, actualmente igual se encuentra disponible en Inkitt y en Booknet, si la lees en otra plataforma se debe a un virus y una copia sin mi permiso.


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