❥ ❝𝑳𝑨𝑺𝑻 𝑨𝑪𝑻 ━━━ 𝑨𝒈𝒓𝒆𝒆𝒎𝒆𝒏𝒕❞

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Dos Días Después

—¿No se supone que tendríamos que tener un plan de emergencia en caso de que las cosas salgan mal? —cuestiona Thomas mientras dejaba que Alice terminara de ponerle unos pupilentes.

—Ustedes serán el plan de emergencia si las cosas se salen de control —le explica la vampiresa de corte pixie—. Con los pupilentes creerán que son de los nuestros.

—Qué gran idea, ¿y el aroma de lobo? —pregunta Leah Clearwater con sarcasmo e intenta no quitarse los pequeños artefactos en sus ojos que lograban incomodarla.

—Tienen la posibilidad de suprimir ese olor —recuerda Alessandra mientras preparaba a su pequeño hijo—. Alice se encargará de darles algunas prendas de ropa.

—¿Estás lista, stella mia? —le pregunta Edward a su esposa al momento en que quedó frente a ella.

Cedric no duda en correr a los brazos de su padre para ser cargado por él, Alessandra sonríe enternecida por la escena e intenta ignorar el dolor que se instaló en su pecho, siendo esto algo que la atormentaba desde que supieron de la visita inesperada de Jane y Alec Vulturi.

Toda la familia Cullen se va reuniendo en un punto de la casa, viendo como Alice, los Clearwater y Thomas llegaron juntos.

—Intentaremos hablar con Aro, si él se niega a escucharnos, ustedes regresarán con los niños aquí para poder irse —comienza a explicarle la castaña de mechones borgoña a los patriarcas de la familia—. Alice y Jasper regresarán con ustedes, Rosalie y Emmett se quedarán con nosotros sumando a Thomas, a Seth y a Leah.

—Nosotros iremos con el collar de las almas gemelas —se apresura a decir Alice al tomar dicho objeto y guardarlo en uno de los bolsillos de su chaqueta, ya que no quería que Aro se diera cuenta de este.

—Yo nos transportaré a todos, pero tienen tanto ese collar como el segundo —sigue hablando la italiana, viendo como su suegro le mostró la segunda argolla que Thomas había conseguido hace tiempo.

Todos asienten estando de acuerdo con el corto plan ideado, los niños quedan en medio de la familia, siendo Cedric quien abrazaba a Lillian para protegerla. Segundos después, el tanto el niño como su madre utilizaron su don de la teletransportación.

Cada uno de ellos fue rodeado por una densa neblina roja, que terminó por dejarlos en un reconocido pasillo que los vampiros del clan Cullen reconocieron.

—Jamás pensé que estaría aquí, otra vez —confiesa Alessandra con algo de amargura en su voz.

—Mami —habla Cedric con inocencia hacia su progenitora—. ¿Venimos a ver al abuelo?

—Algo así, mi amor —termina por responder la vampiresa sin sentirse tan segura.

Todos caminan unos cuantos pasos antes de que fuera Alessandra quien tocara una reconocida puerta de madera que daba hacia el salón principal. La mirada de la castaña de mechones borgoña se dirige hacia su esposo, ambos asienten al mismo tiempo y es él quien terminó por cargar a Cedric.

Emmett toma en brazos a la pequeña Lillian que miraba a su alrededor con total curiosidad en sus ojos azules.

—Pero qué agradable visita —habla Aro con emoción al momento de ver como las puertas del salón principal se abrieron—. Los Cullen y mi adorada hija han venido a visitarme.

—Sí, teníamos tantas ganas de verte —responde Alessandra a la defensiva.

—Tengo la leve sospecha de que ustedes vinieron aquí sin tomar en cuenta el hecho de que se condenaron —asegura el líder del clan Vulturi—. ¿No es así, mi adorada Alessandra?

El hombre mueve sus dedos ligeramente ante los presentes, consiguiendo que varios miembros de la guardia se acercaran por las espaldas de la familia para sostenerlos.

Cedric y Lillian son arrebatados de los brazos de sus padres, quienes forcejearon molestos e intentaron acercarse a sus hijos, los dos niños gritaron asustados queriendo quedarse junto a sus progenitores.

—¡No te atrevas a tocarlos! —advierte Alessandra hacia su padre que la analizaba con detenimiento.

—Hija mía —habla Aro con una sonrisa en sus labios—. La inmortalidad te sienta de maravilla.

El vampiro ordena que trajeran a los dos niños hacia él para poder verlos de cerca, luciendo fascinado por su presencia.

—No la toques —advierte Edward hacia un vampiro de la guardia al momento en que tomó con fuerza el brazo de su esposa.

Las almas intentaron tomarse de las manos, pero fueron alejados abruptamente. Alessandra es guiada en contra su voluntad hacia Aro, así que no duda en tomar a su hijo y a su sobrina para dejarlos cerca de ella, asegurándose de que se sintieran a salvo.

—Son tan adorables —asegura Aro sin dejar de analizar a los infantes—. El pequeño se parece mucho a tu esposo, hija mía, es idéntico a él. En cambio, a la niña..., ella no es tu hija.

El líder del clan Vulturi fija su mirada en Rosalie y en Emmett quienes fueron obligados a caminar hasta quedar frente a él.

—Ustedes han cometido un delito muy grave —recuerda el hombre con seriedad, dejando que otro vampiro más escolte a Edward hacia ellos.

—El mismo que tú cometiste cuando embarazaste a mi madre —interviene Alessandra con seguridad—. Tu alma gemela.

—Eso es mentira —se apresura a negar Aro, sintiendo la mirada de todos los presentes sobre él.

—Entonces yo soy una alucinación —responde la italiana con burla.

Edward no duda en entrelazar su mano con la de su esposa para que los dos dejaran a su hijo en medio de ellos, dándole la seguridad de que todo estaría bien.

—Embarazaste a mi madre biológica cuando ya la habías convertido en un ser inmortal —sigue hablando Alessandra—. El que debería de pagar por dicho delito eres tú, porque después del incidente de las Denali, cometiste el mismo crimen sin pensar en las consecuencias de tus decisiones.

Aro mantiene su mirada en los dorados ojos de su primogénita, dándose cuenta de que su carácter se refleja totalmente en ella.

—Mi señor —habla Jane algo insegura, ya que no sabía si debía de seguir llamándolo así.

—A lo que tú le tienes miedo es la posibilidad que tienes de perder tu poder, no te importa ni tu familia o tu nieto —asegura Alessandra sin alejar su mirada de su padre biológico—. No eres tan estúpido como para arriesgar tu posición con los Vulturis o con la guardia.

La vampiresa suelta la mano de su esposo y da un paso al frente, dándole la oportunidad a sus cuñados de retroceder junto a su hija.

—Cambiaste la ley, Aro —afirma la italiana de mechones borgoña, obligándose a ignorar el intenso dolor en su pecho—. Lo hiciste porque sabías perfectamente que tú no la rompiste, así que solo estás haciendo esto porque quieres tener a Edward y a Alice Cullen en tu propio clan.

—También te quiero a ti —termina por confirmar el vampiro con seguridad—. Tú deberías de estar a mi lado.

—No —niega Alessandra con un intenso destello carmín en sus ojos—. Yo jamás estaré de tu lado, Aro. ¿Dónde está el documento que legaliza el cambio de ley?

Aro se obliga a mantener silencio, sosteniendo con fuerza sus propios dedos, sintiendo como sus alternativas se iban cerrando cada vez más.

—¡¿Dónde está el maldito documento?! —exige la vampiresa al perder la paciencia.

—Yo no lo tengo —termina por revelar el vampiro al cerrar los ojos.

—Eso se puede arreglar —asegura Alessandra en un susurro, sabiendo que él podía escucharla con claridad.

Los ojos de la mujer inmortal destellan un corto segundo antes de que una de sus manos fuera rodeada por una densa neblina roja, mostrando como dicho reflejo apareció una hoja desgastada.

—¿Decías que no lo tenías? —pregunta la italiana con sarcasmo en su voz.

Aro niega ligeramente ante esa cuestión, obligándose a no decir una palabra mientras Alessandra leía en silencio el contenido del documento.

—Tiene tu firma y, al parecer, el sello de los Vulturis que no sabía que existía —revela la castaña de mechones borgoña antes de mostrar el papel frente a su padre biológico.

—Aro —intervienen Marco y Caius casi al mismo tiempo.

—Mi señor —hablan los mellizos Jane y Alec con notable sorpresa en sus rostros.

—A partir de este momento se da a conocer el documento que oficializa que la ley de crear niños inmortales queda totalmente disuelta —comienza a leer Alessandra en voz alta—. No existe después de esto, pero ciertos casos serán castigados. Firma de Aro Vulturi y el sello oficial de la guardia.

—Puedes escuchar los latidos de sus corazones —habla Edward hacia el líder del clan contrario, manteniendo su mano entrelazada con la de su hijo—. Ve el color en sus mejillas.

—Ella nació de mí cuando yo me convertí en una humana, estando en la realidad de Alessandra —asegura Rosalie con seguridad—. Justo de donde tu alma gemela proviene.

—Y tu nieto pudo llegar al mundo por la misma razón —afirma Alessandra—. Yo me mantuve siendo humana cuando llegué aquí, ninguno de los dos son niños inmortales.

Aro mira fijamente a su hija con algo de decepción en sus ojos, pero él termina por bajar la mirada al darse cuenta de que eso no le afectó en algo a la castaña.

—Con eso se demuestra que ninguno de los dos es peligroso, que nuestro secreto seguirá a salvo, así que ya podemos retirarnos —asegura la italiana—. Yo no quería verte otra vez, pero quiero que tanto mi hijo como mi sobrina tengan un futuro junto a su familia.

—Sabes que eso tiene un precio, hija mía —Aro cita las palabras de advertencia que estaban escritas en el libro en donde explicaba el origen del collar de almas gemelas—. Además, yo no pasé ningún momento junto a ti y eso no me afectó en nada.

—A ti no, pero a mi sí —confirma Alessandra e intenta ignorar las primeras palabras dichas por su padre—. No resentiste nada porque literalmente no tienes corazón, tanto mi madre como tú me mintieron toda mi vida y me hicieron creer que otra pareja eran mis verdaderos padres. No pasaste ningún momento conmigo porque no lo quisiste, lo único que querías era seguir aumentando tu poder con este clan. Bien, obtuviste el poder, pero tu castigo fue perder a tu única hija.

—Alessandra —advierte el vampiro al levantarse de su trono y dar un paso hacia su hija.

—Tienes prohibido acercarte a los Cullen sin alguna razón válida —sigue hablando la mujer sin perder su expresión seria—. Yo no soy tu hija, así que no hay alguna razón para que tengamos que volver a vernos. Sigue disfrutando de todo el poder que tienes.

Alessandra retrocede dos pasos al ver como Aro caminó hacia ella, ambos se mantuvieron en silencio por largos segundos, únicamente mirándose a los ojos. Aunque ninguno de los fuera a admitirlo, seguían siendo padre e hija, y esta separación les dolía de cierta manera.

—Hasta nunca, Aro —susurra la vampiresa una última vez.

Thomas toma esas palabras como el permiso de Alessandra para que fueran regresaron a casa, así que el azabache se encargó de mirar a Carlisle para darle un ligero asentimiento. Segundos después, tanto ellos como algunos miembros más de la familia desaparecieron.

—Rose —le pide Ale a su cuñada, quien retrocedió mucho más con su esposo e hija.

Edward se resiste un momento antes de cargar a Cedric para quedar a la par de Emmett, así todos se transportaron de regreso a casa con el collar de almas gemelas que Alice le había dado a Rosalie, dejando a solas a Alessandra junto a los Vulturi.

—Usar el collar de las almas gemelas tiene un precio —recuerda Aro con dureza hacia su hija—. Estoy seguro de que Beatrice te lo dijo, por eso ella y yo no pudimos estar juntos. Ambos preferimos amarnos en silencio y vivir, antes de condenarnos a recibir un castigo.

Varios miembros de la guardia Vulturi miraron sorprendidos a su líder, ya que no sabían en qué momento este conoció a su alma gemela.

—Obtuviste tu don gracias al collar —afirma el vampiro de castaño cabello—. Tuviste un hijo con tu alma gemela, incluso le diste la oportunidad a alguien más de formar una familia viajando entre las realidades. Tu castigo no será ligero.

—Pude formar una familia con mi alma gemela —habla Alessandra con seguridad—. He sido muy feliz, así que aceptaré el castigo sin remordimiento porque yo sí tuve la valentía suficiente para estar con la persona que amaba.

Aro dirige su mirada hacia el pecho de su hija, justo en donde se encontraría su corazón si es que siguiera siendo una humana, reconociendo un corto destello color carmín, dándose cuenta de lo débil que lucía.

—Vas a condenarlos —susurra Aro, demostrando por cortos segundos la genuina preocupación que sentía por su primogénita—. No van a soportarlo.

Los vampiros del clan contrario a Alessandra miran confundidos como ella cerró los ojos fuertemente y presionó la zona de su pecho en donde se encontraba incrustado un agrietado rubí que iba perdiendo su brillo cada vez más.

—Alessandra —suplica Aro con desesperación por la manera en que las grietas se iban extendiendo por el pecho de la mencionada.

Dichas marcas fueron subiendo por su cuello, consiguiendo que esta gritara de dolor.

El silencio reina en el gran salón al momento en que todos los vampiros del clan Vulturi se dieron cuenta de como la castaña de mechones borgoña terminó por desaparecer.

Aro cierra los ojos y toca con sus dedos el anillo de oro que descansaba en su dedo meñique izquierdo, comenzando a lamentarse las decisiones que tomó hasta terminar por perder a su única hija.

—¿Qué diablos? —pregunta Thomas en voz alta sin poder evitarlo—. ¿No se supone que íbamos a su casa?

Los patriarcas de la familia Cullen miran a su alrededor confundidos, reconociendo el frondoso y húmedo bosque de su alrededor, sabiendo que se encontraban en Forks.

—Alice —habla Jasper hacia su pareja al momento de darse cuenta de como esta cayó de rodillas al suelo.

Los Clearwater y Thomas se apresuran a quitarse los molestos pupilentes de los ojos para prestar toda su atención en la vampiresa de corte pixie que lucía aterrada, ya que una repentina visión la cegó.

—¿Edward? —pregunta Rosalie al momento en que se encontró en otra parte del bosque junto a su hija y esposo.

—Mami —habla Lillian confundida, ya que no reconocía su hogar en ningún lado.

—Papá —la dulce voz de Cedric hizo que Edward fijara su mirada en él—. ¿Dónde estamos? ¿Y mami?

El lector de mentes frunce el ceño por dichas preguntas, así que ambos miraron a su alrededor reconociendo el prado en donde hacían pícnics algunos días. Edward deja a Cedric en el suelo sin dejar de buscar a los demás integrantes de su familia.

—¡Emmett! —grita el vampiro extrañado—. ¡Rosalie!

—¡Edward! —grita Esme en otra parte del bosque, teniendo un mal presentimiento.

—Alessandra —susurra Alice al momento en que regresó a la realidad—. Tenemos que encontrarla.

Thomas maldice entre dientes al sentir un extenso ardor en su pecho que lo obligó a inclinarse hacia adelante, pone una mano en la zona, intentando enfocarse en las voces de Seth y Leah.

Edward intenta ubicar a su esposa o a su familia, pero únicamente reconoce la extensa vista del prado en donde se encontraba junto a su hijo.

—¡Mami! —grita Cedric emocionado al reconocer a cierta mujer de mechones borgoña a la distancia.

El lector de mentes dirige su mirada hacia esa dirección y sonríe aliviado al reconocer a su alma gemela, pero la sensación duró muy poco, ya que se dio cuenta en el estado en que Alessandra se encontraba.

Parte de su pecho mostraba diversas grietas de color negro, pero estas iban cubriendo diferentes zonas de su cuerpo de una manera dolorosa.

—¡Alessandra! —grita Edward antes de utilizar su velocidad para llegar a ella, tomando con agilidad a su hijo en brazos.

La mencionada sonríe débilmente y extiende su mano hacia ellos como si quisiera alcanzarlos, pero termina por caer al suelo soltando un fuerte grito de dolor.

—¡Mami! ¡Mami! —grita Cedric asustado al ver el estado en el que se encontraba su madre.

Tanto el pequeño como su padre se arrodillaron para quedar a un costado de Alessandra, que intentaba recuperar la respiración, perdiendo sus habilidades como un ser inmortal lentamente.

Stella mia —susurra Edward aterrado, tomando en brazos el cuerpo de su esposa para dejarla recostada en sus rodillas—. ¿Qué ocurre? ¿Qué es eso? ¿Por qué...?

Alessandra se limita a tomar la mano izquierda de su esposo para dejarla sobre su agrietado pecho.

—Al e-encontrar a tú a-alma gemela... —revela la mujer con dificultad—. Tienes q-que pagar un a-alto precio.

Edward niega con desesperación al momento en que su mujer bajó su blusa un poco y reveló al opaco rubí que comenzaba a tornarse negro.

—El c-collar incrustó una p-parte en mí cuando m-me transformé —sigue hablando Alessandra con los ojos llenos de lágrimas—. Ese e-era el inicio d-de mi castigo, a-amore mio.

—¡Alessandra! —gritan los Cullen en diferentes momentos sin dejar de correr.

Thomas se grita de dolor al sentir un nuevo ardor en su pecho mientras dejaba que Seth corriera con él en su lomo.

—No —niega Edward en un susurro, aferrándose a la mano de su alma gemela que mantenía en su propio pecho—. T-Tiene que haber o-otra forma..., esto no...

—Papi —solloza Cedric con dificultad.

La mirada de ambos padres se dirigió hacia el pequeño que miraba sus manos asustado, reconociendo las mismas grietas que tenía el cuerpo de su madre en su propio cuerpo.

—Mi amor —susurra Alessandra asustada.

Ella no sería la única persona quien pagaría el precio por haber encontrado a su alma gemela.

Cedric se acerca con varias lágrimas en sus mejillas a su madre, se esconde en su cuello comenzando a sollozar de dolor.

—Lo l-lamento tanto, Edward —solloza la castaña de mechones borgoña con notable arrepentimiento en sus ojos—. P-Perdóname.

—No, los dos van a estar bien —asegura el lector de mentes mientras miraba a su alrededor buscando a alguien de su familia que pudiera ayudarlos—. Van a estar bien, stella mia.

Cedric fija su mirada en los ojos de su padre y dirige una de sus pequeñas manos temblorosas e incluso agrietadas hacia la mejilla del hombre.

—Te amo, papi —susurra el niño de ojos verdes sin dejar de llorar.

—Y yo te amo a ti, campeón —responde el vampiro con una forzada sonrisa para no asustar a su hijo.

—¡Edward! ¡Alessandra! —grita Alice desperada, sintiendo como el mal presentimiento en su pecho aumentaba.

—¡Cedric! —gritan Emmett y Rosalie al mismo tiempo sin dejar de correr junto a su hija.

Alessandra se aferra al pequeño cuerpo de su hijo al sentir como la temperatura de este bajaba cada vez más, tanto ella como Edward se dieron cuenta de como Cedric comenzaba a cerrar sus ojitos lentamente sintiéndose agotado.

—Está b-bien, mi a-amor —susurra Ale hacia su hijo repetidas veces.

La mujer suelta un desgarrador grito de dolor al momento de sentir como el cuerpo de su único hijo se iba desvaneciendo poco a poco hasta convertirse en un corto destello de color rojo que desapareció.

Edward esconde su rostro en el cuello de Alessandra, que lloraba desconsolada por la cruel pérdida de Cedric, ambos padres sintiendo un inmenso dolor en su pecho que los hizo gritar en desesperación.

Los Cullen lograron llegar al prado, estado en diferentes puntos del lugar. Rosalie y Emmett fueron los primeros en correr asustados al reconocer la manera en que Edward se encontraba arrodillado en el suelo con el cuerpo de su alma gemela entre sus brazos.

—¡Thomas! —gritan Esme y Carlisle, asustados al ver el azabache cayó del lomo de Seth teniendo la respiración agitada.

El patriarca de la familia de vampiros se apresura a hincarse junto a él, viendo preocupado las extrañas grietas que se extendían por todo su cuerpo.

—No m-me siento b-bien —susurra Thomas entre lágrimas—. Ale..., C-Cedric...

Carlisle aleja sus manos de él con velocidad al momento de ver como el cuerpo del joven adulto fue rodeado por una densa neblina roja, que terminó por convertir únicamente en un corto destello antes de que desapareciera.

Un largo aullido se escucha entre el bosque, siendo Seth quien reconocía en su forma animal la pérdida de su amigo.

Amore mio —susurra Alessandra con dificultad al momento en que su esposo levantó su mirada para verla fijamente—. S-Sin importar q-que universo sea o en la r-realidad en donde nos e-encontremos..., tú s-siempre serás mi verdadero a-amor y mi a-alma g-gemela.

—No, por favor —suplica Edward desesperado—. Espera, stella mia, solo tienes que...

Las palabras del vampiro se vieron interrumpidas cuando sintió como su esposa acarició una de sus mejillas con su mano izquierda, dejando que este sintiera el frío material de sus alianzas matrimoniales.

—Te amo, Edward —susurra la castaña de mechones borgoña con varias lágrimas deslizándose por sus mejillas.

Stella mia —solloza el vampiro, tomando la mano que tenía la mencionada en su mejilla.

Emmett y Rosalie detienen su carrera al momento en que se dieron cuenta de como Alessandra soltó la mano de Edward para que cayera a su costado, confirmando su muerte.

El cuerpo de la italiana es rodeado por una última ola de densa neblina roja, Edward cierra los ojos fuertemente y esconde su rostro en el cuello de su mujer, hasta que sus brazos cayeron al suelo por no tener algún peso en estos.

Alice cubre su boca con sus dos manos y ve preocupada la manera en que su hermano mayor comenzó a gritar con desesperación por la repentina pérdida de su alma gemela e incluso la de su inocente hijo.

El collar que Rosalie tenía en la mano se deshace entre sus dedos junto con el que Esme también tenía, pero ambas pudieron ver como los brillantes dijes de estos habían perdido su color y ahora tenían un color negro.

Alessandra había pagado el precio por haber usado el collar de almas gemelas con la desaparición de Cedric y la suya propia.


Lo sé, muy aburrido el final pero pues no había necesidad de una pelea ya que Aro había cometido el mismo delito cuando embarazó a Beatrice.

Siento mucho que el capítulo sea tan aburrido y que las haya preocupado por nada pero tenía miedo de que no les gustará, puede que suba un final alternativo en donde haya muertes y toda la cosa pero siento que me odiarían con ese final porque tendría que haber un castigo justo.

Ese castigo sería la muerte de todo el clan Cullen y la muerte de Aro, ¿quieren que haga el final alternativo sabiendo que va a terminar de esa manera?

Ustedes deciden hermosas personitas, espero que les haya gustado el capítulo de todas maneras, nos vemos dentro de un rato con el epílogo y este de verdad será mucho más interesante que esta parte de la historia.

Nos vemos dentro de un rato❤️


NOTA:

Ignorando las ingenuas palabras de la primera edición de la nota final, tengo que decirle que desenlace habría sido el original si el miedo no me hubiera ganado en su momento :p

Más que nada era el miedo de sus comentarios, pero tengo la edad suficiente para saber que no siempre hay finales felices, ni en los cuentos ni en la vida real, así que quise darle este final mínimo a uno de mis fanfics :D

Sonando culera, me encantó el resultado, ya que nuestra protagonista tenía que pagar de alguna manera el encontrar a su alma gemela.

Si les dolió este final, el epílogo únicamente hará que me odien el triple :3

Bueno, nos leemos dentro de poco con la última parte de la historia antes de llegar a su fin ^^

¡NO VA A VER FINAL ALTERNATIVO NI ALGÚN CAMBIO A FUTURO! ¡ESTE EL FINAL ORIGINIAL Y OFICIAL! ¡PUNTO!

Ahora sí, nos leemos pronto ^^

❣️𝐌𝐎𝐀𝐍𝐀❣️


Esta es una historia original de Wattpad, actualmente igual se encuentra disponible en Inkitt y en Booknet, si la lees en otra plataforma se debe a un virus y una copia sin mi permiso.


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