❥ ❝O25 | 𝑫𝒆𝒔𝒂𝒑𝒂𝒓𝒆𝒄𝒊𝒅𝒂 𝒚 𝒓𝒆𝒄𝒉𝒂𝒛𝒐❞

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Forks, Washington

—Es muy bonita la casa —asegura Alessandra con una sonrisa en sus labios—. Me vienen recuerdos borrosos por unos segundos, pero no logró ver nada en concreto.

—¿Cómo que puedes recordar? —le pregunta Alice al quedar a su costado.

—Mm, recuerdo haber estado sentada frente del piano junto con alguien más —confiesa la castaña dándose cuenta de que en la imagen de su cabeza solo se podía ver el rostro borroso de un chico—. Él tocaba una linda melodía y yo me mantenía escuchándolo, recuerdo su sonrisa, pero no puede ver su rostro, siempre lo veo borroso.

—No te preocupes, con el tiempo podrás recordar su rostro —intenta animarla Rosalie con una pequeña sonrisa en sus labios.

—Solo espero no tardarme tanto —confiesa Alessandra—. Me siento mal no poder recordar varias cosas que formaban parte de mi vida.

—Bueno, no te presiones tanto ahora —pide Alice—. ¿Por qué no descansar un poco?

La italiana asiente hasta que suelta un largo suspiro.

—Muchas gracias por todo, chicos —menciona la castaña con sinceridad.

—No tienes nada que agradecernos —asegura Rosalie, acercándose a Alessandra para dejar un corto beso en su mejilla.

Alice hace lo mismo que la rubia y, segundos después, las dos dejan a la castaña en su habitación. Tenían que hablar con su familia sobre el aroma que percibían en la casa desde que llegaron.

Alessandra se mantiene sentada en la orilla de la cama, mirando todo a su alrededor con detenimiento, admira los rincones de la habitación, logrando recordar cortos momentos.

Ella besaba a un castaño con una sonrisa en sus labios, los dos se veían felices, pero no lo graba ver la cara del chico.

Ale cierra los ojos fuertemente y frunce el ceño al sentirse frustrada.

"¿Cuánto tiempo más tendré que esperar para que pueda recuperar la memoria?", se pregunta entre sus pensamientos mientras se acomodaba con cuidado en la cama para poder dormir un poco.

Alessandra —la castaña suelta un bajo gruñido de molestia al volver a escuchar la voz masculina.

—Déjame dormir —pide ella en un susurro, estando más dormida que despierta—. Tengo sueño.

Alessandra —vuelve a hablar él.

La mencionada abre los ojos de golpe al sentir un pinchazo en su cabeza que la hizo maldecir entre dientes.

—Deja de atormentarme, ya te dije que me das dolor de cabeza y solo arruinas la poca tranquilidad que tengo —asegura ella sin levantarse de la cama.

Stella mia, por favor —pide él en un bajo susurro.

—Solo cállate y déjame en paz —vuelve a pedir ella por última vez, consiguiendo que Edward volviera a sentirse rechazado.

Alessandra mantiene los ojos cerrados por unos cuantos segundos, hasta que siente una fuerte presión en el pecho que la hizo sentirse mal, contuvo sus lágrimas, pero no evitó derramar algunas.

—Lo siento tanto —se disculpa ella en un susurro sin abrir los ojos.

Pasando el tiempo recostada, esa presión en su pecho no dejó de atormentarla.

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—¡Ethan! —grita Jessica desesperada sin dejar de golpear la puerta con insistencia—. ¡Abre la maldita puerta!

—¿Por qué gritas tanto? —le pregunta Ethan al abrir teniendo una expresión adormilada.

—Me estás siguiendo por tu maldita culpa, imbécil —se queja la castaña al entrar tras golpear el hombro del hombre a su paso.

—¿Buscándote? —le pregunta él con incredulidad mientras cerraba la puerta de la pequeña cabaña—. ¿Quién te está buscando?

—¡La puta policía! ¡¿Quién más?! —grita Jessica histérica, dejando su mochila en el sofá de la sala—. Les llegó un vídeo de nosotros diciendo todo lo que según vamos a hacer con Alessandra, así que ahora los dos somos prófugos, pedazo de idiota.

—¿Cómo demonios se enteró la policía? —le pregunta Ethan al perder todo sueño y luciendo molesto.

—¡Ya te dije! ¡Fue por un maldito vídeo! —grita ella con desesperación—. No podemos quedarnos aquí, vamos a terminar en la cárcel.

—¿Vamos? —le pregunta él con sarcasmo—. Tú vas a terminar en la cárcel, preciosa, porque yo me largo de aquí.

Ethan camina hacia la única habitación de la pequeña cabaña, dejando atrás a una indignada Jessica.

—¡¿Qué?! —grita la rizada al seguirlo y ver como este buscaba con desesperación cierto objeto—. ¡Estamos juntos en esto, Ethan! ¡No puedes dejarme sola!

—Claro que puedo y lo haré, Jessica —responde este con seriedad, buscando en los muebles de la habitación—. Tú ya hiciste lo que necesitaba, ahora piérdete y ve como resuelves el problema.

—Estás idiota si crees que yo sola voy a ir a la cárcel —asegura Jessica furiosa y se acerca a él—. Si me hundo, tú vendrás conmigo porque no fui la única que planeó todo esto.

—¿Conseguiste lo que te pedí? —le pregunta Ethan al regresar su mirada hacia ella, sin poder encontrar cierto collar.

—¿Cuál de todas las cosas que me pediste? —cuestiona Jessica, molesta y se cruza de brazos.

—¿Pusiste las cámaras que de dije en la casa Cullen antes de que ellos llegaran? —pregunta Ethan, perdiendo la poca paciencia que le queda.

—Sí, las puse —confirma la rizada al poner los ojos en blanco—. Pero no te voy a mostrar absolutamente nada si no me llevas contigo.

—No encontré lo que necesito para irme, así que los dos estamos condenados y tendremos que escapar para poder escondernos —le explica el hombre al regresar a la sala con la castaña detrás de él.

Jessica saca su teléfono del bolsillo trasero de su pantalón para comenzar a buscar algo entre todas las aplicaciones.

—Aquí está —habla ella antes de entregarle el artefacto a Ethan—. Desde ahí puedes ver lo que es la sala principal, la biblioteca y la habitación de Alessandra.

El hombre sonríe satisfecho y expande la cámara de la recámara de su exnovia para ver como esta se encontraba durmiendo en su cama, asintiendo lentamente.

—Bien hecho —felicita el castaño sin alejar su mirada de la pantalla.

—Dame lo que te pedí —ordena Jessica con una pequeña sonrisa en sus labios.

Ethan aleja su mirada de Alessandra para ver a la rizada frente a él que sonreía victoriosa.

—Eres tan despreciable y una maldita perra —le asegura él antes de lanzar el teléfono al sofá de la sala.

—Lo sé, pero bien que te encanta que lo sea —responde Jessica.

Ella deja de contenerse y toma la nuca de Ethan para poder a pegarse a su cuerpo, sonriendo al sentir como este la tomó con posesión de la cintura.

Ambos se sonríen en complicidad y es él quien se inclinó para besar con desesperación los labios de la rizada, sintiendo como esta le correspondió gustosa.

Los dos se dirigen a la única habitación sin separar sus labios en ningún momento, Jessica sienta en la orilla de la cama a Ethan para que pudiera quitarse la blusa, así pudo sentarse en las piernas del hombre, volviendo a besarlo y comenzando un provocativo movimiento de caderas que hizo gruñir al castaño.

Días Después

—¿Alessandra? —pregunta Alice al caminar hacia la habitación de la mencionada.

Al abrir la puerta, se da cuenta de que su cuñada no se encontraba ahí, por lo que no evitó fruncir el ceño confundida. Sale de ahí para seguir buscando a la castaña.

—Rosalie —habla la vampiresa al ver a su hermana—. ¿Viste a Alessandra?

—No —niega la rubia confundida—. No la he visto desde la mañana, ¿por qué lo preguntas?

—No logro encontrarla —le explica Alice algo nerviosa—. Me dijo que estaría en su habitación, pero fue a verla y no está.

—Tranquila, vamos a buscarla —le pide Rosalie.

Las dos se separan para poder buscar a Alessandra por toda la casa, Jasper y Emmett se les unen, ya que los patriarcas de la familia se encontraban en el hospital del pueblo.

Los cuatro vampiros buscaron por toda la propiedad sin poder encontrar a su cuñada, así que decidieron buscar a los alrededores.

—Tengo un mal presentimiento —confiesa Rosalie al quedar frente a Alice.

—Llamaré a Thomas para preguntarle si sabe algo sobre ella —termina por decir la vampiresa de corte pixie para sacar su teléfono.

Emmett y Jasper se acercan a las dos chicas sin tener algún rastro de Alessandra, ven como Alice caminaba de un lado a otro teniendo su teléfono en una de sus manos, esperando a que Thomas respondiera.

¿Sí? —habla el castaño al otro lado de la línea.

—Thomas, hasta que respondes —susurra Alice aliviada.

¿Qué sucede? —le pregunta este confundido por la repentina llamada.

—Alessandra no está en la casa, no la hemos visto desde la mañana —le explica la vampiresa—. La buscamos, pero no podemos encontrarla, ¿se encuentra contigo?

No —niega Thomas al levantarse del sofá en donde estaba sentado para dirigirse hacia Jacob Black, que se encontraba en su taller reparando unas motos—. Ayer en la noche hablé con ella por teléfono antes de que durmiera. ¿En dónde están ustedes?

—Estamos buscando en el bosque cerca de nuestra casa —le explica Alice por sus hermanos mientras todos comenzaban a caminar.

Sigan buscando —habla Thomas al llegar con el pelinegro que regresó a verlo confundido—. Le pediré ayuda a Sam y a Jacob para poder localizarla.

—Está bien, gracias —termina por decir la vampiresa, pero baja la mirada por unos cuantos segundos—. Thomas, ¿crees que Ethan fue el que se llevó a Alessandra?

Quiero creer que no, si ella estaba con ustedes, él no sería tan idiota para meterse a una casa llena de vampiros que pudieran descuartizarlo en un segundo —responde él—. Pero si Alessandra salió, es lo más probable, de Ethan se espera cualquier cosa.

—Tal vez él está detrás de las cámaras que encontramos —comenta Emmett hacia sus hermanos que regresaron a verlo por unos cuantos segundos.

—El aroma era de Jessica Stanley, pero los dos están trabajando juntos —responde Jasper con seriedad—. No pudimos encontrarles el rastro luego de salir por el hedor de Ethan.

¿Qué cámaras? ¿De qué hablan? —pregunta Thomas confundido.

—Seguiremos buscando, te explicaremos después —asegura Alice antes de colgar—. Tenemos a la manada de Sam de nuestro lado, pero tendremos que seguir la búsqueda por nuestra cuenta para abarcar más terreno.

—Tenemos que avisarle a Carlisle —interviene Rosalie.

—Yo le llamaré —responde la vampiresa de corte pixie al comenzar a buscar otro contacto en su celular.

Rosalie, Emmett y Jasper se alejan de ella para seguir buscando a Alessandra, deseando que estuviera bien. Alice le cuenta a Carlisle lo que pasó, preocupándolo inmediatamente.

—Está bien —confirma la vampiresa—. Nos vemos.

Alice cuelga y fija su mirada en los contactos de su celular, deteniendo su mirada en el nombre de Edward. Duda por varios segundos si llamarlo o no sería una buena idea.

—No —termina por negar—. No está en condiciones y va a tomárselo mal.

Alice guarda su teléfono y utiliza su velocidad para alcanzar a sus hermanos, así podrían seguir buscando a Alessandra.

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—Creo que ya pasé por aquí —susurra la italiana asustada, deteniendo sus pasos por unos cortos segundos para intentar orientarse entre el bosque—. Dios, solo quería tomar algo de aire, ¿por qué no ponen algo con lo que la gente pueda ubicarse?

Alessandra, agotada, sigue caminando con cuidado para no torcerse algún tobillo, recordando que seguía herida de una pierna.

—No tengo nada para defenderme y, lo más probable, es que todos los Cullen me estén buscando por no llevar mi teléfono —se lamenta la castaña—. ¿No ya había pasado esta roca?

Frustrada, la mujer detiene sus pasos al poder escuchar el ruido de las olas romperse en la orilla de una playa, Alessandra decide seguir el sonido con algo de esperanza y termina por llegar a un acantilado.

Con una ligera sonrisa en sus labios, la castaña cierra los ojos para disfrutar de la brisa agitar su cabello un poco, se inclina hacia la orilla del acantilado logrando ver lo alto que era.

—Alessandra —la mencionada se da la vuelta de golpe al escuchar hablar a alguien más.

Confundida, analiza a la rizada frente a ella, ignorando como Jessica la miraba con desprecio.

—Perdona, ¿te conozco? —pregunta Ale confundida antes de darle una media sonrisa a la chica.

—Claro que me conoces —responde Jessica, molesta—. No te hagas la que no sabe.

—Lo siento, pero no recuerdo muy bien a las personas —le explica la italiana avergonzada—. El doctor me dijo que con el tiempo podría recordarlas.

Jessica entrecierra los ojos con desconfianza, analizando un poco mejor el rostro de Alessandra.

—El golpe en tu cabeza te causó perdida de memoria, ¿no? —pregunta la rizada antes de sonreír un poco.

—Sí, algo así —confirma Alessandra al caminar hacia Jessica para alejarse un poco de la orilla del acantilado.

—Entonces, no recuerdas a Edward ni a los Cullen —confirma la castaña de rizos.

Ale tiene intenciones de responderle, pero retrocede al momento de ver como la desconocida caminaba hacia ella sin perder su sonrisa.

—A los Cullen sí los recuerdos, pero al tal Edward no —confesa Alessandra—. ¿Quién es él?

—Oh, nadie importante para ti —se apresura a responder Jessica sin perder la emoción—. Es mi novio.

—¿Tu novio? —pregunta la italiana extrañada.

Alessandra —se escucha una bajo susurro de la voz masculina ya conocida para la mencionada, que se mordió el labio inferior nerviosa.

—Escucha, haré las cosas más fáciles para todos —sigue hablando Jessica al ignorar la pregunta, deteniendo sus pasos al darse cuenta de que Alessandra se encontraba otra vez en la orilla del acantilado—. Dejarás de sufrir y haré que Edward este conmigo, así le ahorraré el trabajo a Ethan.

—¿Cómo conoces a Ethan? —le pregunta la italiana asustada, comenzando a tener un mal presentimiento.

Vete de ahí, stella mia —le suplica Edward preocupado.

Alessandra suelta un bajo jadeo de sorpresa al poder ver a un chico a unos cuantos metros de distancia de ella, tenía los ojos dorados y el pelo castaño, pero lo que más se notaba era su pálida piel.

—Tengo que irme —termina por decir la italiana—. Me están esperando y...

—Tienes que entender que esto será lo mejor, Alessandra —la interrumpe Jessica—. Te aseguro que Ethan lo hará más doloroso, yo seré rápida.

—¿Mejor? —pregunta Ale incrédula—. ¿Qué será lo mejor?

—Que mueras —termina por decir la rizada con simpleza.

Jessica no deja que Alessandra diga algo más por qué la empuja con fuerza para hacer que sus pies se resbalen y terminara por caer por el alto acantilado, la rizada sonríe satisfecha al escuchar el grito de la castaña hasta que cayó al agua, se da la vuelta y comienza a caminar lejos de ese lugar.

Alessandra se mantuvo sumergida en la fría agua de mar por varios segundos antes de que comenzara a nadar hacia la superficie para poder recuperar el aire, respira con dificultad y tose con fuerza, pero regresa su mirada hacia la izquierda viendo como una gran ola se dirigía a ella.

Sin poder reaccionar, es arrastrada por la corriente de agua, Ale intenta subir a la superficie varias veces, pero la fuerza del mar se lo impide.

La italiana deja de luchar al recibir un golpe en la cabeza por una roca del acantilado, mantiene sus ojos entreabiertos, ya que comenzaba a perder la consciencia, pero gira su cabeza un poco hasta reconocer al mismo chico de ojos dorados que la miraba.

Ella levanta su mano para poder tocarlo en un vago intento para salvarse, pero siente como la tomaron de su otro brazo con fuerza y la jalaron para sacarla del agua.


Siento no haber publicado nada el Viernes pero mi cerebro murió después de mi examen de Física y de Matemáticas..., aparte no tenía inspiración por el pequeño maratón que les hice el jueves.

Lo siento mucho hermosas personitas, tuve que ver el final de una serie que estaba viendo y entonces me distraje con varias cosas más; una de ellas, las nuevas historias que voy a publicar después de esta ^^

Espero que les haya gustado el capítulo, recuerden que nos estaremos leyendo mañana en una próxima actualización y de que los quiero con todo mi corazón❤️


NOTA:

A partir de aquí vienen los verdaderos cambios de la historia, así que prepárense, jejeje :D

Si leyeron bien la última parte del capítulo, no se menciona nada acerca de Victoria nadando hacia Alessandra porque ella ya murió junto con James, así que les repito que en este fanfic no existirá la pelea de los neófitos.

Preocúpense porque eso solo significa peores cosas para nuestra prota, sumándole un trágico final :^

Ahora así, espero que les haya gustado, nos vemos pronto ^^

❣️𝐌𝐎𝐀𝐍𝐀❣️


Esta es una historia original de Wattpad, actualmente igual se encuentra disponible en Inkitt y en Booknet, si la lees en otra plataforma se debe a un virus y una copia sin mi permiso.


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