❥ ❝O37 | 𝑫𝒆𝒔𝒑𝒆𝒅𝒊𝒅𝒂❞

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—Prométenos que volverán a visitarnos —le pide Bianca al tomar una de las manos de Alessandra.

—Lo prometo —responde la castaña sin dudar y le sonríe a su madre.

Las dos se acercan a la otra para poder abrazarse efusivamente, ignorando la manera en que sus parejas se encontraban mirándolas con atención.

—Fue un placer conocerte, Edward —asegura Carlo hacia el castaño que regresó a verlo—. Aunque no me guste admitirlo, eres un buen hombre.

El mencionado sonríe algo avergonzado, pero corresponde el abrazo que su suegro le dio.

—El placer fue mío, Señor Vitore —responde el ojiverde una vez que los dos se separaron.

—Ustedes hacen una linda pareja —habla Bianca al acercarse a ellos para poder abrazar a su yerno—. Se ven tan lindos juntos.

—Cuídate mucho, hija —le pide Carlo a Alessandra una vez que quedaron el uno frente al otro—. Por favor, no me hagas abuelo tan pronto.

La mujer no evita reírse por esas palabras y sus mejillas se sonrojaron un poco por la vergüenza.

—Papá, por favor —pide Alessandra—. ¿Por qué no quieres ser abuelo? Ya tengo casi veintidós años, cumplí con todos mis estudios, así que ya es hora de darte un hermoso nieto o nieta a la cual puedas consentir.

Carlo no tarda en negar ante esas palabras luciendo bastante asustado, la castaña se ríe por esa reacción y no evita ver con burla al hombre.

—Bueno, tal vez sí quiera un nieto, pero apenas conozco a Edward —se queja el mayor con falsa indignación.

—Tú dijiste que es un buen hombre, te daríamos un nieto precioso —responde Alessandra, bastante divertida por la situación.

—Shh, ¿cómo te atreves a decir eso frente a tu padre, mocosa? —le regaña Carlo—. Quiero un nieto, pero ahórrate los detalles, por el amor de Dios.

La joven adulta se vuelve a reírse, pero termina por abrazar a su padre con palpable cariño.

—Esperemos que pueda darte ese nieto muy pronto —susurra Alessandra con una sonrisa en sus labios, pero fija su mirada en cierto castaño.

Edward sigue escuchando lo que Bianca le dice, pero no evitó mirar a su alma gemela por largos segundos, los dos se sonríen en complicidad, siendo Alessandra quien alejó la mirada avergonzada al momento en que su pareja le guiñó un ojo con coquetería.

Carlo abraza un poco más fuerte a su hija antes de que los dos se alejaran, Alessandra ve como su padre se acercó a su pareja y no evita sonreír ante esto, pero al darse la vuelta, se fija en la silueta de una mujer mirándola a lo lejos.

Al reconocer a Beatrice, no evitó perder su sonrisa y comienza a ponerse nerviosa.

El matrimonio Vitore y Edward regresan su mirada hacia Alessandra al poder ver su reacción, deciden seguir su conversación para darle espacio a la castaña de poder hablar con quién era su madre biológica.

Una vez que Alessandra quedó frente a Beatrice, las dos se miraron a los ojos por varios segundos.

—¿Ya te vas? —pregunta la mayor de las dos en un susurro.

—Sí —confirma la joven italiana—. La familia de Edward nos espera y no podemos quedarnos más tiempo, estamos intentando encontrar a Ethan.

—Sé que me dijiste que querías tiempo, estoy dispuesta a dártelo, pero quería decirte algo antes de que te fueras —confiesa Beatrice con pesar.

—¿Qué ocurre? —pregunta Alessandra lo más tranquila posible.

—Cuando te di el collar de almas gemelas, no lo hice con una segunda intención, en verdad quería que encontraras al hombre de tu vida y pudieras formas una familia con él —habla la mayor con sinceridad, pero su mirada mostraba cierto miedo—. Siento tu boda con Ethan, se me olvidó comentarte algo importante acerca de las almas gemelas.

—¿De qué hablas? —cuestiona la castaña bastante confundida.

—Viviendo una temporada con los Vulturis, encontré un libro que habla acerca del collar y de las propias almas gemelas —sigue explicando Beatrice—. A lo que quiero llegar con esto, es que no importa si tu alma gemela no es de tu mismo universo o realidad, puedes escuchar lo que él o ella escuche y pase lo que pase se encontraran. Eso fue lo que pasó contigo.

Las dos mujeres regresan sus miradas hacia Edward, que sonreía algo avergonzado por las palabras que le decía Bianca, ya que le estaba pidiendo que regresaran pronto con una invitación de boda.

—Solo que hay una condición, Alessandra —vuelve a hablar Beatrice para llamar la atención de su hija—. Una vez que encuentres a tu alma gemela y estés dispuesta a estar con él o ella por el resto de tu vida, tendrás que pagar un precio por haber usado el collar de almas gemelas.

La castaña toca el dije de la joya mencionada que portaba en su cuello, sintiendo un ligero escalofrío en su cuerpo.

—Yo pagué el precio al alejarme para siempre de mi alma gemela y haberte perdido a ti, pero temo la condición que podría ponerte —explica Beatrice bastante asustada—. Todo tiene un límite y un costo, Ale, el poder del collar no es la excepción.

—¿Hay un límite de viajes? —pregunta la joven adulta bastante temerosa.

—No que se haya registrado, pero te digo esto para que tengas cuidado —confiesa la mayor—. Cuídate mucho, ¿sí?

Beatrice le sonríe cortamente a su hija y retrocede unos cuantos pasos antes de darse la vuelta, siendo seguida por la atenta mirada de Alessandra.

La castaña se acerca a su pareja, decidiendo entrelazar su mano con la de él mientras los dos escuchaban lo que los Vitore iban a decirles.

Sin poder evitarlo, Alessandra le agradeció a los tres no haber dicho algo sobre su corta conversación con Beatrice.

—Ya lo sabes, Edward —termina por decir Bianca hacia su yerno.

—¿Saber qué cosa? —pregunta Alessandra confundida.

—Que tiene que regresar junto contigo únicamente para darnos la invitación de su boda o la noticia de que nos harán abuelos —explica la mayor.

La joven pareja de almas gemelas se sonroja considerablemente ante esas últimas palabras.

—Está bien, ya fueron suficientes despedidas —se apresura a decir Alessandra—. Nos espera la familia de Edward y no queremos tardar mucho.

Ambos toman su distancia de la los Señores Vitore sin llegar a soltar sus manos, ya que así viajaran de regreso a la dimensión del vampiro.

—Prometemos volver a visitarlos —habla Alessandra por última vez.

—Cuídense mucho —pide Carlos a su hija, que no dudó en asentir.

La castaña regresa su mirada hacia el ojiverde a su lado, los dos asienten al mismo tiempo y es Alessandra quien toma el collar de las almas gemelas para poder cerrar los ojos. Una vez que ambos visualizaron la dimensión de Edward, fueron rodeados por una conocida densa neblina de color rojo con negro.

Pasan algunos segundos antes de que el matrimonio Vitore soltara un largo suspiro y se encaminara hacia el interior de su casa, ya que habían quedado solos.

—Pero qué chico tan más lindo —comenta Bianca con emoción al recordar a su yerno—. ¿Viste lo atento y protector que era con nuestra hija?

—Es un buen muchacho —asegura Carlo al cerrar la puerta principal—. Es el indicado para Alessandra.

—Nuestra hija por fin es feliz —susurra Bianca con ilusión en su mirada.

Carlo sonríe encantado por esa expresión en su esposa, así que no duda en acercarse a ella para abrazarla cuidadosamente.

Alessandra abre los ojos y se da cuenta de que se encontraba en un conocido bosque para ella, regresa su mirada hacia Edward, dándose cuenta de como este igual miraba a su alrededor.

—Y vuelvo a ser el mismo de antes —susurra el castaño al fijar su mirada en sus pálidas manos.

La castaña a su lado sonríe un poco y levanta su mano libre para poder acariciar una de sus mejillas con delicadeza, admirando con fascinación los ahora ojos dorados de su alma gemela.

—En cualquiera de las dos dimensiones, con ojos verdes o con ojos dorados, seguirás siendo el hombre que amo —asegura Alessandra.

Edward sonríe un poco por esas palabras y no duda en inclinarse hacia su amada para dejar un casto beso en sus labios que la hizo suspirar.

—Siento que si tus padres vinieran aquí, se decepcionarían al ver como soy en realidad —confiesa el vampiro con algo de pesar en su voz.

—Ellos no se van a decepcionar, amore mio —asegura Alessandra al abrazar por el cuello a su pareja—. Sigues siendo el mismo Edward que conocieron.

El castaño no duda en dejar sus manos en la cintura de su alma gemela para pegarla a su pecho con delicadeza, admirando los brillantes ojos de la contraria.

—Sigues siendo el chico que me enamoró perdidamente y me salvó —habla la italiana—. Sigues siendo mi alma gemela, sin importar si tienes ojos verdes, ojos dorados, si eres humano o un vampiro. Te amaré igual, Edward.

El pálido sonríe tontamente por esas palabras y junta su frente con la de la castaña, ambos cierran los ojos para disfrutar de la cercanía que compartían.

—Te amo, Alessandra Vitore —susurra Edward al comenzar a rozar sus labios con los de la mencionada.

—Y yo te amo a ti, Edward Cullen —responde Alessandra por lo bajo.

Es ella quien termina por juntar sus labios con los de su pareja, formando un tierno beso que los hizo sonreír por igual.

Alessandra intenta disfrutar el momento, pero las palabras de Beatrice se repetían constantemente en su cabeza.

"Tendrás que pagar un precio por haber usado el collar de almas gemelas."


Siento la tardanza, me distraje leyendo una historia y haciendo una tarea de Biología, en unos minutos subo el siguiente.

Los quiero❤️


NOTA:

Bajo advertencia no hay engaño ^^

❣️𝐌𝐎𝐀𝐍𝐀❣️


Esta es una historia original de Wattpad, actualmente igual se encuentra disponible en Inkitt y en Booknet, si la lees en otra plataforma se debe a un virus y una copia sin mi permiso.


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