❥ ❝O51 | 𝑴𝒊𝒆𝒅𝒐❞

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Alessandra cierra los ojos sintiéndose completamente relajada, al estar todo el día paseando con Edward por Río, comprando varias cosas y divirtiéndose, terminó por quedar agotada.

Una ligera sonrisa aparece en los labios de la mujer, quien no evitó soltar un corto suspiro por los vagos recuerdos que aparecían en su cabeza junto a su esposo, juega con la espuma de la bañera mientras esperaba a que Edward terminara de preparar la cena. Manteniendo sus ojos cerrados, ignora el hecho de que alguien había entrado a la habitación.

El lector de mentes frunce el ceño un poco al no ver a su esposa en la cama, por lo que no duda en dirigirse hacia el baño, mostrando una radiante sonrisa al momento en que reconoció su silueta sumergida en la bañera.

—¿Cinco minutos de relajación? —pregunta Edward con diversión tras comenzar a caminar hacia ella.

Alessandra abre los ojos al escuchar su voz y no regresa su mirada hacia su esposo, quien se mantuvo sonriéndole en todo momento. Ve como su alma gemela se acercó a ella para inclinarse y dejar un delicado beso en los labios.

—Ya está lista la cena, stella mia —explica el vampiro tras alejarse de los labios de su esposa.

—Mm, creo que la cena puede esperar un poco más, amore mio —responde la castaña antes de comenzar a pasar sus manos por el pecho de su esposo.

Edward levanta una de sus cejas con incredulidad, pero deja que su mujer comience a desabrochar los botones de su camisa con agilidad.

—Deja de provocarme, stella mia —le ruega el vampiro con notable desesperación en su mirada.

—No te estoy provocando, amore mio —se defiende ella con una sonrisa inocente—. Además, no parece molestarte y tampoco escucho tus quejas.

El lector de mentes niega ligeramente por esas palabras, pero ve con atención como su esposa terminó pro desabrochar su camisa e incluso él mismo la ayudó a que la prenda terminara en el suelo. Alessandra inclina su cabeza hacia un costado y hace un mohín con sus labios, esto hizo que Edward terminara por caer rendido, una sonrisa victoriosa aparece en los labios de la italiana al sentir como su esposo comenzó a besarla con necesidad.

—Eres mala conmigo, stella mia —se queja el castaño—. Sabes como manipularme.

Amore... —susurra ella en respuesta.

El tono de voz que utilizó la castaña hizo que el vampiro terminara por resignarse, retomando su compostura, comienza a deshacerse de las últimas partes de su conjunto de ropa. Alessandra sonríe triunfante y se hace para adelante, dejando que Edward pudiera entrar a la bañera junto a ella.

Antes de que la castaña pudiera hacer algo más, el vampiro se encargó de rodear con sus brazos el cuerpo de su esposa para poder pegarla a su cuerpo, disfrutando de la manera en que esta inclinó su cabeza hacia un costado y se recargó en su pecho.

—La cena se va a enfriar, stella mia —recuerda Edward en un susurro, inclinándose para poder dejar húmedos besos en las clavículas de su mujer.

Alessandra se limita a sonreír y ve como su esposo tomó su mano izquierda para comenzar a jugar con sus dedos de una manera distraída, hasta que se enfocó en sus argollas de matrimonio que descansaban en su dedo anular.

Depositando un delicado beso en sus nudillos, la italiana termina por darse la vuelta para quedar frente a Edward y sentarse en su regazo, sonriendo un poco al momento de ver como este se mordió el labio inferior.

—Podemos calentarla después, amore mio —asegura Alessandra en un susurro.

El vampiro no se contiene y termina por tomar la nuca de su mujer para acercarla a sus labios e iniciar un necesitado beso que ella no dudó en corresponder.

—Creí que no volverías a tocarme —confiesa la castaña al alejarse de los labios de él

—No es como si lo pusieras muy sencillo —responde Edward por lo bajo, manteniendo su mirada en los rosados labios de su mujer—. Tenerte cerca y no poder tocarte, me enloquece, stella mia.

—Pero yo quiero sentir tus manos en mi cuerpo, amore mio —susurra Alessandra con un mohín en sus labios—. Por favor...

Las palabras de la italiana se vieron interrumpidas al momento en que el vampiro se acercó a ella para volver a besarla, pasando sus manos por los costados de su cuerpo hasta empujar su espalda baja, sonriendo victorioso al momento en que escuchó un bajo jadeo de los labios de su mujer.

Tras pasar el día explorando nuevas zonas en la isla, la pareja de recién casados terminó por darse un baño en una cascada que lograron encontrar, decidiendo pasar la tarde en ese lugar y disfrutar de la compañía del otro.

Pasaron varias horas ahí hasta que terminaron por regresar a la casa en la playa, ya que Alessandra necesitaba descansar después de un día tan agitado.

La italiana camina hacia la cama mientras jugaba con su cabello, soltaba un largo bostezo que demostraba lo agotada que se sentía, por lo que terminó por acostarse en la cama de la habitación bajo la atenta mirada de su esposo, quien no evitó sonreír ligeramente al reconocerla.

Edward admira el cuerpo de Alessandra con total adoración, pero se encarga de cubrir el cuerpo de su mujer con una fina sábana para evitar su incomodidad durante la noche, se inclina y deja un delicado beso en la cabeza de esta. El vampiro no evita sonreír perdidamente enamorado al momento en que pudo ver como su esposa sonrió con ligereza, terminando por caer profundamente dormida.

Alessandra siente como el cansancio en su cuerpo fue desapareciendo conforme pasaba durmiendo en total tranquilidad, sonríe encantada al momento de sentir como alguien dejó un casto beso en su mejilla.

—Buenos días, stella mia —susurra una voz masculina que la castaña no logró reconocer.

La mujer se remueve un poco hasta que termina por abrir los ojos, se acostumbra a la luz y fija su atención en al hombre recostado junto a ella que la miraba perdidamente enamorado.

—¿Dormiste bien? —le pregunta el azabache a su pareja.

—Pero, ¿qué...? —la voz de Alessandra se rompe por la impresión al momento en que vio como la persona a su lado no era su alma gemela—. ¿Thomas?

—Hola, Ale —saluda el mencionado con un poco de diversión en su voz—. ¿Por qué luces tan sorprendida, stella mia? ¿Tuviste una pesadilla?

Sin poder reaccionar, la italiana siente un casto beso en los labios que logró asustarla, siendo esto lo que hizo que terminara por empujar al joven adulto lejos de ella.

—¿Qué haces? ¿Por qué me besas? —cuestiona Alessandra bastante asustada.

—Hey, no te pongas así —le pide Thomas, bastante preocupado—. Cariño, ¿estás bien?

La castaña no responde y se levanta de la cama en donde se encontraba recostada, mira a su alrededor totalmente perdida, dándose cuenta de que seguía en la casa de playa de la Isla Esme.

—Sabía que ese golpe en tu cabeza fue más grave de lo que me hiciste creer —se lamenta el azabache al levantarse de su lugar y comenzar a acercarse a su pareja—. Te dije que teníamos que ver a un doctor, stella mia.

Alessandra mira aterrada a Thomas, sintiendo como este la tomó de las mejillas para analizar su rostro.

—Thomas, ¿qué estás haciendo aquí? —pregunta la castaña confundida—. ¿Cómo llegaste aquí? ¿Dónde está Edward?

El mencionado frunce el ceño extrañado por todas esas preguntas, sumándole el hecho de que en verdad no conocía al tal Edward. Parecía que su esposa sufrió una perdida de memoria por el golpe que recibió en su cabeza.

—¿Quién es Edward? —cuestiona Thomas.

La respiración de Alessandra se acelera al reconocer la genuina extrañeza en el rostro de su amigo, por lo que no duda en soltarse de su agarre y comienza a buscar por la habitación la cartera en donde se encontraba la identificación de su esposo.

—Ale —habla Thomas una vez más, estando preocupado por su pareja.

Ignorando sus palabras, la castaña termina por entrar al baño para buscar algo más, pero frena sus pasos en seco al momento en que se encontró frente al espejo del lugar.

Confundida, se va acercando a los lavabos, reconociendo como su cabello se encontraba mucho más corto e incluso estaba mucho más claro en el tono de color. Lucía bastante diferente a comparación de la última vez que se vio la noche anterior.

Stella mia —levantando su mirada, Alessandra siente como la tranquilidad llegó a su cuerpo al reconocer el rostro de Edward.

Sin dudar, la italiana se da la vuelta y corre a los brazos de su esposo, quien no dudó en corresponder su abrazo.

—¿Dónde estabas, amore mio? —pregunta Alessandra, asustada—. Hace rato yo..., Thomas...

No importa si tu alma gemela no es de tu mismo universo o realidad —comienza a hablar Edward con un tono de voz bastante perdido—. Puedes escuchar lo que él o ella escuche y, pase lo que pase, se encontrarán..., pero por encontrarla tendrás que pagar un alto precio.

La mujer se aleja de los brazos de su pareja y lo mira asustada, ella comienza a retroceder al momento en que se dio cuenta de que, la persona a la que estaba abrazando, era Ethan.

—Pagarás un alto precio por haber encontrado a tu alma gemela, Alessandra —asegura el castaño con una pequeña sonrisa en sus labios—. El collar tiene un límite, y tú lo estás sobrepasando.

Alessandra cubre sus oídos rápidamente y comienza a negar con velocidad, sus ojos se llenan de lágrimas antes de que comenzara a gritar desesperada.

—¡Alessandra! —grita alguien más bastante lejos de ella—. ¡Alessandra! ¡Stella mia!

La castaña abre los ojos de golpe, su respiración se encontraba agitada y tenía un rastro de lágrimas en sus mejillas, analiza a su alrededor con detenimiento hasta detener su mirada en el rostro preocupado de Edward, quien intentaba comprender lo que le sucedía.

—¿Qué ocurre? —pregunta el vampiro asustado—. ¿Tuviste una pesadilla?

Edward acaricia la mejilla de su esposa con delicadeza, seca varias de sus lágrimas y ve como esta soltó un fuerte sollozo.

—Solo fue una pesadilla, no fue real —asegura el vampiro para intentar distraerla—. Estás bien, stella mia, estas conmigo.

Alessandra levanta una de sus manos y acaricia la mejilla de Edward, asiente ante sus palabras mientras se obligaba para controlar su respiración, su llanto e incluso los acelerados latidos de su corazón.

—Tengo miedo —confiesa la italiana antes de que volviera a romper en lágrimas.

Edward se apresura a refugiarla en sus brazos para que pudiera seguir llorando, se encarga de consolarla y susurrar constantes palabras de aliento para intentar distraerla. Alessandra se repite constantemente las palabras que en sus pesadillas Ethan le repitió, cierra los ojos con fuerza mientras escondía su rostro en el cuello de su pareja e intenta ignorar el escalofrío que recorrió su cuerpo.


Nos vemos dentro de un rato con la próxima actualización, los quiero❤️


NOTA:

Poco a poco todo va tomando forma y se va acomodando, tengo miedo de la manera en que termine por concluir esto, pero estoy bastante emocionada :D

Cambié casi todo el formato de la pesadilla de Alessandra porque me gustó más esta versión porque contiene de todo un poco, la advertencia hacia nuestra protagonista e incluso lo que podría considerarse como un tipo de visión que Alice podría tener.

Nada esta confirmado, nada esta escrito, es solo una vaga idea que se me ocurrió a la hora de escribir. Tómenlo en cuenta, pero no se lo tomen en serio porque probablemente ni suceda :3

En fin, espero que les haya gustado el capítulo ^^

❣️𝐌𝐎𝐀𝐍𝐀❣️


Esta es una historia original de Wattpad, actualmente igual se encuentra disponible en Inkitt y en Booknet, si la lees en otra plataforma se debe a un virus y una copia sin mi permiso.


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