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SeokJin fue llevado nuevamente a su habitación por JiMin y TaeHyung, en la sala, los mayores intentaban ayudar al menor a controlarse.

Entendemos perfectamente cómo te sientes, pero también debes aceptar que SeokJin tiene un grupo de alfas que lo protegen, te daremos tu espacio como posible pareja de nuestro Omega, pero entiende que debes ganártelo primero. -NamJoon dijo sabiamente.

No actues como un niño. -HoSeok regañó cruzado de brazos sin dejar de mirarlo con desagrado.

Cuando estés relajado, le haremos saber a Jin que hablarás con él para que esté consciente de ello. Tu necesidad de marcarlo puede ser abrumadora y tiene que estar de acuerdo.

JungKook suspiró con fuerza, en esos momentos sentía que sus mayores estaban ahí como un muro que le impedía ver a SeokJin, aunque sabía que era totalmente falso ya que ellos solo lo estaban cuidando de un posible arrebato suyo.

Trabajó en calmarse lo más que pudo, respiraba hondo con sus ojos cerrados intentando retraer sus colmillos que se mostraban orgullosos por querer anclarse a la suave y maravillosa piel del único Omega del lugar.

Lo sé, hyungs... Sé que estoy dando una mala impresión pero nunca me había pasado algo así, SeokJin-hyung me hace vibrar de anticipación, es como si no pudiera estar más tiempo lejos de él y eso que solo está a unos cuantos metros de distancia. Es un poco difícil controlarme cuando lo único que deseo con mucha fuerza es abrazarlo y hacerlo sentir seguro. Mis colmillos duelen por las ansias de morder y mi alfa gruñe por tener a su Omega.

Los alfas mayores comprendían la sensación, aunque nunca habían pasado por ello, entendían que era una tortura para un alfa estar lejos de su pareja y más aún, si este estaba encinta.

Veré cómo se encuentra, de igual manera te necesita. -Dijo YoonGi mientras se dirigía hacia la habitación del Omega.

JungKook sintió que aquellos escasos minutos fueron los más largos de su vida. Pero cuando el alfa mayor regresó junto con los menores, supo que su momento había llegado.

Deja que sienta tu aroma antes de entrar a la habitación, acércate lentamente y háblale con suavidad. Jin está muy sensible y solo quiere ser mimado. -YoonGi instruyó nuevamente. —Ve, te está esperando.

Jeon no sabía que eso era justamente lo que necesitaba escuchar, casi corrió hacia la habitación del Omega que por cierto, ni siquiera sabía dónde estaba pero con solo percibir el dulce y exquisito aroma que se desprendía de una habitación en particular, pudo llegar y dejar escapar el suyo propio, que rápidamente se mezcló con el del mayor, y así como YoonGi le dijo, esperó unos segundos antes de tocar y entrar.

SeokJin estaba envuelto en sus suaves sábanas, no estaba dormido pues lo observaba con detenimiento y curiosidad mientras se adentraba despacio.

Hola, Jinnie-hyung. -Saludó en tono dulzón mientras le sonreía con cariño. —Soy Jeon JungKook.

Una mano delicada se extendió hacia él en un silencioso llamado, JungKook se derritió por el gesto y con parsimonia tomó aquella suave mano entre las suyas que eran más grandes y ásperas, la llevó a sus labios y depositó un amoroso beso mientras se arrodillaba a la orilla de la cama donde reposaba el castaño.

Sus miradas se cruzaron, entonces Jeon sintió que dejaba de respirar... SeokJin era bellísimo. Nunca había conocido a un Omega con semejante hermosura, era simplemente etéreo.

Ahí, acostado, sus ojos lo miraban con dulzura a pesar de verse irritados por el llanto, su fina nariz y mejillas redondas tenían un tinte carmín que le hacía ver adorable, mientras que sus labios... Oh Dios, sus labios eran simplemente apetitosos, tan rojos y pomposos como un algodón de azúcar.

SeokJin era un regalo de los dioses en la tierra.

Y JungKook no podía creer que tal criatura angelical llevara a su hijo. ¿Cómo es que siquiera él lo merecía? Simple, no lo hacía.

SeokJin era una bendición y él se había convertido rápidamente en su más fiel seguidor.

¿En qué piensas? -Le había susurrado el precioso ángel que lo miraba con esa pequeña y preciosa sonrisa.

Jeon se sonrojó y con voz apenas audible respondió: —En que soy el hombre más afortunado y bendecido del mundo por tener a un Omega inigualable como tú...

Y Jin se rió desviando su mirada con vergüenza, entonces JungKook comprendió que había caído irremediablemente enamorado del papá de su bebé.

Y no podía estar más feliz y agradecido por ello.

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