CAPÍTULO ESPECIAL - PARTE 3

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|Sultán Süleyman|

Después de retirarán el cuerpo del traidor, ordené que trajeran a la hija de Hürrem. Sabía muy bien lo que debía hacer, pero la niña no tenía la culpa de los pecados de sus padres. No podía matarla.

—Aquí está la niña. —La tomé de los brazos de Sümbül Ağa y la mire fijamente a los ojos: eran de un hermoso color verde esmeralda.

—Manda a llamar a Mahidevran Sultan —le ordené al Ağa mientras le daba la espalda y dejaba a la bebé en mi cama.

“No puedo decir su verdadero origen; no queda más que mentir para salvarla del destino que le espera”

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|Mahidevran Sultan|

Hubo veces que no quería que mis hijos crecieran, quería que siempre fueran niños para que jamás sufrieran la crueldad del mundo, pero yo no podía controlar eso.

Mustafá, Ahmed, Mihrimah, Abdullah, Raziye, Selim y Cihangir son la luz que ilumina mi oscuridad, sin embargo, una de ellas se apagó antes de tiempo. Sufrí mucho cuando él se fue, pero Alá tenía preparado algo mejor.

—Sultana —dijo Sümbül Ağa.

—¿Qué sucede Sümbül?

—El sultán desea verla.

Mis hijos me miraron con miedo, pero yo los tranquilice diciendo que todo estaría bien. Le pedí a Gülşah y Nurhan que se quedarán.

Salí de mis aposentos seguida de dos Ağas y caminé en dirección a la Hasoda. Sentí nervios cuando estuve enfrente, pero debía controlarme ya que esto no me llevaría a nada.

Entre a sus aposentos y vi que Süleyman tenía un bebé entre sus brazos.

—Su majestad —murmurré.

—Mahidevran. —Süleyman se acercó a mí y me tendió al bebé. Lo tomé entre mis brazos y lo mire con atención. Sus cabellos eran rojos como los de Hürrem.

—Esta niña es hija de Hürrem e Ibrahim —explicó el sultán—, pero eso nadie más lo sabe. Sólo tú y yo.

—¿Qué harás? —le pregunté mientras arrullaba a la niña.

—Diré que la encontré en el bosque; será nuestra hija, Mahidevran: tuya y mía.

Abrí mis ojos con sorpresa por lo que había escuchado. Jamás espere que el Paşa hiciera eso, siempre lo creí fiel a su familia, pero el destino es sorprendente. También sentí pena por Hürrem, ella no merecía esto a pesar de lo que ella hizo.

—Desde Ahmed nació, siempre desee una hija y Alá fue tan piadoso que nos mandó a Raziye. —Miré a mi esposo y este tenía una sonrisa en su rostro—. Pero el destino me tenía preparada otra cosa: Mihrimah se volvió mi hija.

—Alá es bueno con quién debe serlo querida —respondió el sultán.

—¿Cómo la llamaras?

—Safiye —sentenció Süleyman—, significa pura.

Mi amada hija, mi dulce Safiye —susurré mientras salía de los aposentos del sultán y me dirigía a los míos...









✓Aquí está la última parte del capítulo especial. El resto de este capítulo se narrará en “La Suerte de la Olvidada”

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