ᴛʜᴇ ᴄᴀʟʟ

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El día que muera, quiero que me entierres junto con mi teléfono. -JungKook miró estupefacto a su esposo ante el inesperado e incómodo comentario. —De esa manera podré seguir jugando en el más allá.

Jeon lo observó, SeokJin no parecía arrepentido por semejante declaración.

¿Por qué dices algo así de repente? No deberías invocar a la muerte, Jin. -Le reprendió con temor.

Ay por favor, Kookie. -Jin rodó sus ojos con fastidio. —Solo dije un pensamiento en voz alta, tampoco es como si quisiera morir.

JungKook, sin embargo, sintió pesadez en su corazón ante la sola idea. SeokJin era todo para él y perderlo haría que su cordura desapareciera.

No volvamos a hablar de eso, cariño. En serio, que no vuelva a pasar. -Le pidió tomándolo de la mano.

SeokJin se rió burlón por la paranoia de su marido, pero decidió no seguir con el escabroso tema.

El próximo fin de semana es el cumpleaños de Tae, así que pasado mañana iré a comprar su regalo. ¿Me acompañarás?

Está bien, estos días estaré un poco libre en el trabajo, no tendré una exposición hasta el siguiente mes.

¡Perfecto! Así podemos también comprar algunas cosas que nos faltan en casa.

¿Qué más hace falta? -Jeon cuestionó dudoso, pues sabía que hasta el momento, poseían todo lo necesario.

Cosas mías. -SeokJin respondió cortante.

¿Qué?

A veces, SeokJin actuaba de manera extraña, como si le ocultara algo, pero hasta ese día, nada fuera de lo normal había sucedido.

SeokJin y JungKook se habían conocido hace diez años, en un bar.

Su historia de amor no fue espectacular, más bien fue común y corriente.

Se gustaron desde que se vieron, empezaron a frecuentarse y poco a poco nació ese sentimiento.

Nada raro.

Sin embargo, SeokJin actuaba de una manera muy peculiar en ocasiones.

Salía por las noches y no llegaba hasta dos días después, con sus ropas arrugadas, ojeras pronunciadas y una sonrisa un tanto macabra. JungKook juraba que en una ocasión, en su ropa habían rastros de sangre. Pero Jin lo negó todo, alegando que en su trabajo trataba con pinturas y ese día sólo se había ensuciado un poco.

Pero Jeon no sabía en qué trabajaba su marido exactamente, él incluso había pensado que era alguna especie de mafioso.

Muchas veces le había pedido acompañarlo en su trabajo pero Jin no lo dejó. Sugiriendo que era demasiado aburrido y lejano.

JungKook decidió no involucrarse demasiado, pero aún así, mantenía cierto recelo cuando de esas salidas nocturnas se trataba.

Voy a salir. -Jin dijo de repente. —Recordé que no he terminado un trabajo.

El mayor se apresuró a su "estudio", sacó un maletín, su capa negra, se puso unas botas y se encaminó a la puerta.

No me esperes, apaga todas las luces, ponle seguro a las puertas y escuches lo que escuches, no salgas de nuestra habitación hasta que la mañana haya llegado. ¿Entendido?

Siempre, desde el primer día que se fueron a vivir juntos, Jin le daba esa advertencia. A la cual, el menor decidió obedecer.

Entendido. Cuídate. -JungKook respondió.

Jin salió disparado a mitad de la noche, JungKook se quedó con el mismo temor cada vez que eso sucedía.

Hizo lo que el mayor le dijo, se aseguró que todo estuviera bien cerrado con las luces apagadas y se encaminó a la habitación, ahí se recostó y trató de dormir.

Pero como siempre sucedía cada vez que Jin se iba, ruidos extraños se escuchaban al otro lado de la puerta. Jeon no era de aquellas personas que se asustaban con facilidad, pero el ambiente se volvía pesado, frío y hasta lúgubre. No entendía qué sucedía y temía que al abrir la puerta, lo que sea que estuviera al otro lado, acabara con él.

Desde el primer día, JungKook le había dicho a Jin lo que pasaba, el mayor mostró frialdad y le advirtió que jamás saliera cuando escuchara esos ruidos. No dio más explicación, JungKook entonces se había asustado de verdad.

¿Qué pasaba? Era algo que él pensaba jamás sabría.

Y así, los días fueron pasando, él se acostumbró a aquella presencia desconocida, a las salidas nocturnas de SeokJin, y a los objetos de dudosa procedencia que a veces encontraba regados por la casa.

¿Había tomado la decisión correcta al casarse con Jin?

JungKook lo amaba, y no podía dudar del amor de Jin hacia él, pues hasta ese día, a pesar de todos los acontecimientos raros que había vivido, nada le había pasado.

¿Así era el amor?

Tomar lo que se nos daba, sin preguntas, sin dudas, ¿solo aceptando?

De repente, JungKook ya no estaba tan seguro... Miedo, miedo de salir con SeokJin por la noche lo invadió.

¿Nos vamos? -Preguntó el mayor.

JungKook se sintió enfermo. —Me duele mucho el estómago.

SeokJin lo observó por un momento, con esos ojos fríos, su bello rostro sin mostrar emoción.

Hostilidad...

JungKook se sintió despreciado por unos segundos.

Está bien, te traeré un remedio.

Sin decir más, SeokJin salió de aquella casa...

Sin saber que jamás volvería.

JungKook se quedó congelado en su sitio, ¿qué había sido aquello? ¿Qué era ese sentimiento de rechazo?

No pudo pensar demasiado cuando una llamada lo desconcertó.

SeokJin había muerto, atropellado en la autopista.

¿Qué?

Ni siquiera supo cómo había llegado a la morgue, él no recuerda haber escuchado nada, más que solo observar el cuerpo casi deshecho de su marido sobre la camilla helada.

Lo enterraron a los pocos días, con el teléfono en su ataúd.

JungKook había actuado como un zombie, en estado de shock sin reconocer lo que había pasado.

¿Hizo bien en no acompañar a SeokJin esa noche?

¿Cómo es que los regalos y las cosas que compró para él seguían intactos pero SeokJin casi se había convertido en puré?

Jeon no entendía nada.

Solo sabía que desde que Jin se fue, aquella entidad también.

Ya no escuchaba nada por las noches, él podía pasear por su hogar hasta la madrugada si así lo quería, y nada sucedía.

Entonces... ¿En qué había estado enrollado SeokJin?

Kook, es mejor que te vayas a la cama, esas ojeras cada vez son peores.

JungKook observó a su mejor amigo, TaeHyung.

Él se había ofrecido a cuidarlo, ya que notaba perfectamente que el menor carecía de la capacidad para cuidarse a sí mismo. Por lo que se había instalado en su casa por unos días.

Yo... Solo beberé un poco de leche antes.

TaeHyung asintió con duda, pero se retiró a la habitación de huéspedes.

Entonces Kook se quedó solo.

Y la realidad lo golpeó. JungKook por fin hizo lo que no pudo desde hacía un mes.

Llorar.

Él lloró, amargamente.

Se dio cuenta que había perdido al hombre que amaba, aun con toda la extrañeza que traía su relación.

Se dio cuenta que no volvería a verlo jamás, que no podría volver a besarlo ni abrazarlo.

Entonces, en medio de sus lastimeros sollozos, recordó aquello que Jin había dicho y él había cumplido.

"El día que muera, quiero que me entierres junto con mi teléfono."

JungKook sabía que era imposible, ya había pasado un mes y la carga del aparato debía haber sucumbido hace mucho.

Aun así, sumergido en su dolor, decidió intentarlo.

Marcó el número de su amado, se sorprendió cuando este timbraba y se asustó cuando alguien contestó.

El marcador estaba abierto, los segundos contando...

Jeon miraba el aparato con recelo, ¿cómo podía ser?

Sus manos temblaban cuando se llevó el teléfono a la oreja y habló: — ¿S-SeokJin?

Soy yo. -Respondió la voz que era de su amado.

JungKook empezó a llorar de nuevo. Sus sollozos muy audibles.

¿Era SeokJin?

¿Pero cómo?

Sácame de aquí. -Le dijo aquella voz, esta vez con un poco de distorsión.

Jeon se sobresaltó. ¿Sacarlo?

¿Jin?

Fue su culpa. -La voz sonaba más lúgubre, no parecía del sonido agradable que le había contestado la primera vez.

No... Debo estar alucinando... -Kook se consoló.

Sácame de aquí. -Volvió a decir aquella voz que ya no se esforzó en imitar el timbre de su marido.

JungKook entonces decidió que era una locura, que él realmente se había vuelto loco y eso solo era una alucinación de su corazón dolido.

Estaba por cortar la llamada cuando la voz dijo: —Estoy afuera.

Entonces alguien golpeó su puerta.

JungKook dejó caer el celular ante el fuerte sonido.

Se levantó asustado, mirando la puerta con los ojos bien abiertos.

Alguien tocaba repetidamente, como con desesperación, fue entonces que escuchó la voz de SeokJin afuera:

Déjame entrar, tengo frío.

JungKook retrocedió, escalofríos recorriendo su piel.

¿Qué estaba pasando?

¿SeokJin estaba afuera?

Los golpes en la puerta fueron más insistentes, más escandalosos.

¡Abre! -Gritó esa voz.

Pero Jeon no se movió.

¿JungKook?

TaeHyung corrió hacia su amigo, lo sacudió con fuerza y esperó a que este reaccionara.

SeokJin... Mi Jinnie... Él... Él está afuera. -Decía con voz entrecortada, sus lágrimas cayendo.

TaeHyung lo observó con preocupación. —Amigo, SeokJin no va a regresar.

Un golpe fuerte sacudió la puerta y los hizo brincar a ambos. Hasta ese momento, TaeHyung no había escuchado tal sonido.

¿Qué demonios? -El moreno se acercó a la mirilla pero no se observaba nada fuera de lo normal, era solo la vista al patio delantero. —Es mejor que llame a la policía.

Un nuevo golpe se escuchó. — ¡Abre!

TaeHyung esta vez estaba realmente asustado. — ¡Llamaré a la policía! ¡Lárgate!

El de cabello dorado corrió a la habitación por su teléfono, rápidamente llamó a emergencias y regresó con su amigo que se había acercado a la puerta, dispuesto a abrirla.

¡Aléjate! -TaeHyung le gritó mientras lo apartaba de la puerta. — ¡La policía viene en camino, será mejor que te prepares!

Es Jin, ¡no le hagas daño! -JungKook gritó intentando correr hacia la puerta.

¡SeokJin está muerto! -Tae le reprendió. —Lo que sea que está allá afuera, es un peligro.

JungKook parecía ido. TaeHyung estaba asustado pero si no hacían algo con la persona que estaba afuera, podría ser muy tarde para los dos, pues la puerta no iba a resistir por mucho tiempo.

Armándose de valor, corrió a la cocina y sacó el cuchillo más grande que tenían.

Sabía que lo que estaba al otro lado, no podía ser fácil de derrotar, pero tenía que intentarlo.

Se acercó a la mirilla y lo que vio lo dejó helado, era un ojo, un ojo rojo que se movía frenéticamente como mirando todo hacia el interior.

TaeHyung estaba tan asustado, pero no podía más, con JungKook insistiendo que era SeokJin y los golpes desesperados en la puerta, era desquiciante.

Así que sin saber si viviría o no, abrió la puerta y la cosa tras ella, se imponía de una manera aterradora.

Medía más de dos metros, era oscuro y desprendía un fétido hedor a podrido.

Tanto JungKook como TaeHyung estaban petrificados.

Pero cuando la cosa tomó a TaeHyung del cuello y corrió de una manera sobrenatural hacia el bosque que yacía frente a la casa... JungKook cedió ante sus débiles piernas.

Al momento en que la policía llegó, el pelinegro no podía hablar, solo lloraba mientras miraba hacia el bosque, repetía como un mantra "se lo llevó, se lo llevó".

A tropiezos, Jeon pudo explicarse, dijo todo lo que había pasado.

La policía montó una búsqueda exhaustiva en el bosque hasta la mañana, pero no pudieron encontrar ni un solo rastro de TaeHyung, además habían ido al cementerio en búsqueda de pistas, pero lo que no esperaron fue, que al partir el ataúd por la mitad, el cuerpo inerte de SeokJin no se encontraba, tampoco su celular.

Los eventos en sí, parecían ser de ultratumba.

JungKook no se explicaba nada, mucho menos que al tomar su teléfono, se diera cuenta que la llamada seguía en curso, contaba ya con ciento treinta y cuatro minutos y treinta y siente segundos.

La policía tampoco podía dar respuesta a nada de lo que pasaba.

Cuando Jeon cortó la llamada, los paramédicos decidieron que era mejor recluirlo en un centro psiquiátrico.

Pero si lo encerraban... ¿Quién llamaría de nuevo a SeokJin?

SeokJin lo quería a él, ¿verdad?

Podía convencerlo de devolver a TaeHyung y llevárselo a él...

TaeHyung no tenía que ver en sus problemas de pareja...

Yo puedo convencerlo... Yo puedo. -Se repetía mientras lo subían a la ambulancia. —Solo espera a que recupere mi teléfono y te llamaré... Espera por mí, Jinnie.

Esa llamada telefónica fue lo último que JungKook pudo hacer.




















¿Qué creen que pasó?
¿Qué era esa cosa?
¿Qué sucedió con SeokJin?
Son preguntas que no me dejan dormir xd

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