TaeHyung alzó el cuerpo del rubio y con cuidado regresó por el campo de flores, ya había atardecido y las aves cantaban anunciando la llegada de la noche.

Pensaba en muchas cosas mientras observaba a detalle ese precioso rostro.

En la suerte del Dragón pero también en lo imbécil que era al descuidar a ese encantador Omega.

El alfa pensaba que él nunca sería capaz de conocer el amor, y aunque el chico que llevaba en sus brazos era alguien comprometido, no dejaba de pensar en lo afortunado que es al conocer otro Tigre, uno con un corazón tan puro que no dudó en invitarlo a conocer su manada.

Aún estaba con ese dilema, se sentía inseguro, ¿y si no era bien recibido? Como Tigres son territoriales, pero el hecho de que ya no hayan muchos por el mundo, los obligaba a socializarse, sobre todo con el fin de hacer crecer la especie.

Pensar en ello lo hizo detenerse. Volvió a mirar con un brillo especial el rostro de Jin, «Hacer crecer la especie... Jinnie, ¿te gustaría que hagamos más cachorros pura sangre de Tigre?» Sonrió ante ese pensamiento con sus mejillas rojas.

Por los dioses... ¡Que era un Tigre Omega con novio! Y bueno... Él tenía a BaekHyun...

BaekHyun... El Omega zorro, ese hermoso chico de cabello rosa que aguardaba por él pacientemente.

A pesar de todo; Tae había sido claro, Baek no era de su interés amoroso, aunque a veces compartieron cama, era simplemente eso, un escape...

Pero la idea era muy diferente con Jin, imaginarlo como su Omega, era algo parecido a un sueño, él no se sentía digno para ser dueño de los sentimientos de tan perfecta criatura, pero el hecho de que en menos tiempo de lo esperado, ese estúpido Dragón le va a romper el corazón...

Diablos, él quería estar ahí para cuando su frágil alma sea corrompida por el dolor de la ruptura inevitable.

¿Pero Jin estaría de acuerdo? ¿Jin aceptaría si quiera, ser su amigo?

Él sentía una fuerte conexión con el Omega, pero era normal, al ser de la misma especie, compartían esa clase de conexión, una especie de tranquilidad y emoción al estar con alguien que es igual a ti.

Por un momento pensó que era su pareja destinada.

Pero todo fue descartado cuando al sentir su aroma, no sintió nada, su Tigre estaba tranquilo, nunca revoloteó como loco alrededor del rubio, simplemente sintió la atracción típica que un alfa muestra hacia un Omega, pero sólo eso.

Una parte de él se lamentó por ese hecho pero la parte racional, le dijo que así era mejor, si no, iba a tener que irse a duelo con el Dragón, y aunque no lo quisiera admitir, él las llevaba de perder, pues los Dragones negros eran seres con poderes sobrenaturales con los cuales fácilmente destrozan a sus contrincantes.

Y a pesar de lo complicado que había sido vivir desde que perdió a sus padres, agradecía estar vivo, y no desperdiciaría su vida en algo que no valía la pena.

Aunque este Omega lo valía todo.

— ¿Terminaste de admirar a mi Omega? –Fue la suave pregunta que escuchó del Dragón que tenía las manos hechas puño y una vena sobresalía de su frente.

Estaba furioso y celoso.

Ni siquiera se había percatado que ya estaban en la puerta de la casa, definitivamente ese Omega lo tenía mal.

—La vida es muy corta para terminar de admirar a este bello ser. –Contestó con voz baja, admirando por última vez las facciones relajadas del Omega.

El Dragón no lo soportó y con suavidad le arrebató de los brazos a su novio, que por lo regular tenía sueño pesado, por lo que era posible que no escuchara nada.

—Mira Tigre, no me importa si lo miras, pero no te acerques más a él, yo soy quien lo protege, quien lo ama, quien-

—Quien lo hiere y hace sufrir. –Interrumpió con su voz grave. —Eres quien lo hace llorar por no valorarlo como merece.

Con esas sencillas pero significativas palabras, el Tigre se retiró, enojado y triste por no poder hacer algo para conservar la bella sonrisa de Jinnie. Ese a quien él quisiera llamar: "su Omega".