ᶜᵃᵖⁱᵗᵘˡᵒ ⁰⁶

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➡️Herida⬅️

Miraba atenta su alrededor, dos de sus colegas esperaban en el barco mientras que cinco más estaban en los alrededores atentos a señales de vida no esperados.
Ahora mismo la capitana se encontraba negociando con un viejo camarada que le daría unas cuantas provisiones, estas las tendría que llevar a otro país para poder comercializarlos y ganar lingotes.
Un muy buen..

A lo lejos todos escucharon una explosión.

-Mierda, Heeso apresura a tus hombres.
Con desesperación, los hombres empezaron a tirar las cajas que contenían las armas-¡pero con cuidado estúpidos!-se quejo ante los descuidados actos opuestos.

-¡capitana!-escucho un grito de su camarada, luego un disparo y con eso vio como el cuerpo de su camarada caía al frío piso. Otro sonido sordo y pudo sentir como su fina camisa era rajada, un dolor algo insoportable se instalo en su cadera, toco aquel lugar y no le dio importancia, tenían que salir de ahi, la adrenalina recorrió todo su cuerpo, un nerviosismo hizo que su mano tiemble, pero ante todo tenia que mantener la calma.

“voy a salir de esta con vida”-se dijo a si misma mentalmente.

-¡abordo!-grito su segundo al mando, los oficiales reales empezaron a llegar en pequeñas tropas. Poco le importo que empezarán a dispararles, pues ya tenían la mercancía abordo y solo tenia que largarse. Aun mantenía su mano derecha apretando la raspadura, pero solo la izquierda le basto para matar a unos cuantos uniformados hasta que las balas se le acabaron.
Saco su espada y espero a que los oficiales llegaran, pero todos eran detenidos por sus camaradas.

-¡Carguen!-grito la femenina, y con eso algunos de sus hombres empezaron a poner los explosivos en los cañones, muchos hombres murieron y muchos otros lugraron salir vivos de esa masacre. Poco a poco, sin bajar la guardia fueron retrocediendo hasta llegar al pedazo de madera flotante.
Desamarraron el barco y con eso la corriente del agua y el aire hicieron su trabajo, saco a los bandidos del territorio de la realeza.

-capitana-la llamaron-¿se encuentra bien?-le preguntaron.

-claro que si queridos-se mantuvo firme mientras cubría con su saco la herida-¡todo a babor! ¡Amigos míos, nos dirigimos a Londres!-grito eufórica.

Muchos hombres-y algunas mujeres-de su tripulación festejaron la victoria mientras sacaban barriles de vino y cerveza.
Era momento de festejar.

Por otro lado, aquel hombre de traje y de linaje real,se enteraba recién de las noticias, su capitana favorita estaba huyendo con una gran carga de armas ilegales.

Su corazón empezó a acelerarse.

Aquella mujer poco común, se marchaba de su vida.
Ahora no había quien le ponga su mundo de cabeza, quien entre por su ventana y trate de coquetearle de la manera mas tonta posible.

-escuchamos que harán una parada en el puerto Burgo-informo el mensajero.

Abrió sus ojos algo asombrado, aun tenia oportunidad de volver a verla. La queria solo para él, su cuerpo, su alma y su vida entera.

-Padre, yo me encargare de encerrarla-dijo Jeongguk-la traeré y la encerrare por mi cuenta.

Los Reyes miraron decididos a su único hijo, claro que lo haría, era un Jeon, y cuando un Jeon dice algo, lo cumple.

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