ᵕ̈ 𝟎𝟏 〞

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En la habitación de un joven castaño claro, un Soobin dormía plácidamente hasta que la alarma, que indicaba que se tenía que empezar a preparar para ir a la preparatotia, sonó.

―Ahg, cállate ― Exclamó un adormilado Soobin, mientras que buscaba torpemente con su mano al despertador para apagarlo. Al no encontrarlo, tuvo que reincorporarse en la colorida cama en la que estaba ―¿Dónde esta? ― Dijo todavía sin notar la habitación en donde se encontraba, debido a que mantenía sus ojos cerrados.

Y guiandose por el sonido, tomó el aparato entre sus manos y seguido de esto, decidió abrir sus ojos. Asustandose al notar que aquella habitación no era la suya.

―¡Qué rayos estoy haciendo aquí! ― Gritó, asustado de pensar lo peor en ese momento.

El sonido de la puerta ser abierta, le hizo brincar del susto. Era una mujer desconocida para él.

―¡Ah, aléjate de mí! ― Se arrinconó en una esquina de la cama, pues esta estaba pegada a la pared de colores.

―Kai, cariño, ¿Qué te sucedió? ― Exclamó la pelicastaña acercándose a la cama donde estaba su "hijo" asustado ―¿Otra vez una pesadilla? ― Una mueca de tristeza se creó en su rostro.

Aquel nombre lo dejo petrificado.

«¿Cómo qué Kai?, ¿Qué tiene que ver ese imbécil aquí?»

Dejando de lado su miedo, se dispuso a mirar detalladamente la habitación. Cosa que deseó no haber hecho.

Se encontró con un espejo colgado enfrente de su persona.

Ese no era él, estaba más que seguro. Aquel chico del reflejo era Huening Kai.

Movió sus piernas y brazos como un loco ante la atenta, y confundida mirada de la castaña.

―Kai, ¿Te encuentras bien? ― Aquella voz otra vez le asustó, logrando que ahora cayera de la cama.

Que genial, ¿No lo creen?.

«Ni siquiera llevo más de 10 minutos aquí y ya ando cagandola»

―Auch ― Se quejó, y la castaña corrió hacía él para revisar que no se haya lastimado. Aunque no le importo mucho su caída a Choi, debido a que unos cuantos peluches habían disminuido el dolor del golpe.

Miró y pensó.

«Este Kai tiene un zoológico de peluches»

―Hijo, ¿Seguro te encuentras bien? ― Preguntó la mujer mayor.

«En primera, no soy tú hijo. En segunda, ¡No entiendo ni una mierda que hago aquí, así que no estoy bien!» Quiso decir Choi.

―Sí, estoy bien, ¿Puedes salir de aquí?, debo cambiarme para la preparatoria ― Mintió, aunque no del todo.

―Oh, cierto. Estaré abajo preparando el desayuno, cualquier cosa me hablas, ¿Bien? ― Dió un pequeño beso en la cabellera clara del Kai impostor antes de salir de la habitación.

―Bien... ― Murmuró.

Decidió levantarse del suelo, tenía que saber que sucedió, y que hacía en esa habitación tan fea (para su gusto) y con ese cuerpo.

Todo era tan... Colorido.

El deseaba estar en su habitación oscura, y con su ropa negra. No con esa pijama de pinguinitos tan añiñada.

Rebuscó en todo el closet en busca de alguna prenda de color oscura, algo que fuera de su estilo. Debía haber algo allí.

Pero no lo había.

«¡Solamente tiene faldas de todos los colores!»

Soobin había pensado que nada podía ser peor, pero al parecer sí se podía.

Tuvo que resignarse.

―No queda de otra, es usar falda, o tener que utilizar pantalones de colores ― Tomó aquella prenda de color negra junto con una camiseta del mismo color antes de irse al baño a cambiarse.

Esto tenía que hablarlo seriamente con Huening, aunque no quisiera.


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