༺ℂ𝕒𝕡í𝕥𝕦𝕝𝕠 2༻

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Pov Jimin.

Ya ha pasado un mes desde la muerte de Yoongi y cada día ha sido peor que el anterior para mí. No he dejado de culparme ni un solo día por su muerte. Si yo no hubiera sido tan terco, ni hubiera insistido en hacer ese viaje, tal vez él estuviera aquí conmigo.

A la semana de salir del hospital, me enteré que esperaba un bebé. Mío y de Yoongi. Eso hizo que me pusiera un poco feliz y traté de superar la muerte de Yoongi por el bebé. Quién era producto de nuestro amor. Pero todo empeoró cuando un día perdí al bebé cuando salía de ducharme y resbalé a causa del piso mojado.

Eso fue la gota de derramó el vaso. Ese cachorro era lo único que me quedaba, era lo único que me mantenía cuerdo y con ganas de vivir. Ya no me quedaba nada por lo que seguir adelante.

Todo a mi alrededor me recordaba a ellos, desde un simple helado hasta una película.

La ropa de Yoongi todavía conservaba su olor, haciéndome pensar que estaba aquí conmigo. Los zapaticos que le compré a mi bebé me atormentan cada vez que los veía en la habitación que iba a ser para él.

Hace unos días decidí que iría hacia dónde sea que estén mi hijo y el amor de mi vida. Hoy seguiré sus pasos e iré hasta donde tenga que ir para estar con ellos.

Subí a la azotea de mi edificio y miré por última vez la hermosa ciudad frente a mis ojos. La ciudad que me dió lo que más amé en este mundo, pero la qué también me los quitó.

—Ya no aguanto un minuto más aquí mis amores. —Hablé con lágrimas adornando mis ojos porque pronto estaría con ellos. —Ya falta poco. —Susurré.

Me subí al muro y miré hacia abajo. No lo pensé mucho y salté.

Sentía el aire en mi rostro, pero era lo suficientemente cobarde como para mirar lo que ocurría.


Abrí los ojos y un imponente lobo blanco estaba delante de mí. Detrás de él, estaba un cachorro, quién al verme corrió hacia dónde estaba yo.

—Los amo. —Sonreí.

Los dos lobos se convirtieron en humanos. El gran lobo blanco pasó a ser mi chico alto de piel pálida y pelo negro. El pequeño lobito pasó a ser un bebé de un mes de nacido. Envolví al bebé entre mis brazos y me acerqué a mi pelinegro.

—Te estábamos esperando.

—Lo siento por tardar tanto.

—Te extrañé.

—Yo igual. —Me besó y luego me envolvió entre sus brazos.

Estaba seguro que ya nada podría separarnos. Iba a disfrutar cada día con mi familia como si fuera el último. Los extrañé mucho todo este tiempo que no los tuve conmigo. El dolor en el pecho que sentí esos largos días no lo quería volver a sentir nunca más. Aunque estaba seguro que no lo volvería a sentir porque ahora estoy con mi preciada familiar, la que tanto extrañé por ese largo mes. La cuál daba por perdida hace tan solo unas horas.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro