『Chapter 28: 박제 된 동물』

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Ojos emocionantes más claros que el agua, puro como el blanco y suave como el algodón

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Ígneo: Que es de fuego o tiene alguna de sus características, como el color.

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El edit del inicio... Disculpen pero lo hice medio dormida (PД'q。)

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—¡Estúpido cara de nalga! —vociferó Jeon con sus cejas fruncidas al igual que sus labios.

—¡Cállate cara de mono! —chocó el auto chocador donde estaba el castaño ante las caras incrédulas de los niños a su alrededor.

Jimin suspiró cansado ante las infatiles peleas de aquellos dos que no habían cesado desde que se encontraron, Chanyeol a su lado conducía su auto chocador compartido y Hoseok estaba afuera de la pista chupando una paleta de fresa porque le daba miedo subirse a ese tipo de juegos... “Pero ¿y si sale volando algún auto por su choque?” “¿¡Y si sucede un accidente!?” esas eran un par de las tantas preguntas paranoicas que hizo el chico de cabellos cafés, negándose rotundamente a acompañarlos.

Por otro lado Seokjin se excusó diciendo que no podía dejar solo a Hoseok porque tenía miedo de perderlo para segundos después salga corriendo en dirección al anterior nombrado.

—¿Crees que se van a cansar y dejarán de gritar? —interrogó a su lado el pelivioleta con una expresión cansada al escuchar los gritos de esos dos— ¿¡Yo sólo vine por mi algodón de azúcar!? ¡¿Cómo fue que terminé así?! —por último hizo un puchero.

—Ojalá y se cansen —murmuró esperanzado Jimin para luego mirar sus pies en aquel disminuido espacio.

Jeon y Kim... ¿Lazo? Umh... Dudoso, su odio parecía real... Pero más que ello, había algo más oculto entre tantas peleas e insultos, el desprecio en sus palabras eran tan genuinos, no obstante, ese sentimiento de incomodidad seguía allí. Se mordió el labio inferior y no pudo evitar soltar una risilla cuando vio a Jungkook chocar el auto chocador de Taehyung y lograr arrinconarlo en una esquina para luego alzar sus brazos victorioso.

—Yeol hyung... —llamó al mayor que dejó de carcajearse y limpió una lágrima invisible.

—¿Si Jiminnie-ah? —correspondió a su llamado y tomando el pequeño volante para ir al ataque aunque la imagen era cómica teniendo en cuenta que el muchacho era muy grande en ese pequeño auto para niños.

—¿Cómo es Jungkook-ssi? —parpadeó un par de veces llamando la atención de Chanyeol ante la repentina pregunta.

Sí... ¿Cómo es Jungkook? Su objetivo al traerlos con ellos era tratar de analizar un poco más la interacción entre Kim y Jeon dejando de lado los comentarios hirientes que hizo éste con su hermano mayor. Aunque, la mirada de Seokjin puesta en Jungkook fue sospechosa, entonces, tuvo que rodear mentalmente los nombres de Seokjin, Taehyung y Jungkook en un mismo círculo.

—Bueno... No lo conozco muy bien ya que no estámos en el mismo salón de clases pero... De lo que lleva como vicepresidente del Centro, diría que sigue los pasos de su hermano —Jimin ladeó su rostro confundido por aquello, pero el mayor al ver la expresión del chico, bastó para que resolviera sus interrogantes—. Bueno, por lo que veo, siempre es obediente, cada cosa que le dice Jihyun, él lo hace sin rechistar, es como una especie de robot, es un poco escalofriante la actitud de los hermanos Jeon, hasta ahora no los he visto en ningúna fiesta o en algún tipo de desastre, siempre cumplen con todo hasta un poco más tarde que final de la jornada cuando los vienen a buscar en una lujosa limusina —hizo una mueca ante lo último y Jimin miró delante de ellos, sintiéndose un poco mal por hablar a espaldas de ellos pero... Pero... ¡Eso es! Ya tenía una idea con la actitud de los Jeon.

Esas ropas caras, actitudes, obediencia, modales... Venía de una familia... Una adinerada.

—Oh... Pobre —miró nuevamente delante de él... Y las palabras fueron verdaderas, de seguro por algo Jungkook guardaba su verdadera personalidad, una escondida que aún no conocía.

Antes que pueda abrir la boca, su auto recibió un choque y a los segundos escuchó las maldiciones de Chanyeol.

—Maldito mocoso —farfulló direccionando su transporte en dirección al niño que se atrevió a chocarlos.

Jimin rió por las ocurrencias del mayor mientras que entre carcajadas le pedía: “Detente, sólo es un niño, hyung”.

Ahora tenía más información y necesitaba saber otro dato.

Unos ojos lo miraban desde lo lejos y Jimin estaba tan inmerso en los gritos de la atracción que no logró darse cuenta.

—Nos vemos luego —fue lo que se dijeron entre sí para tomar diferentes direcciones. Jimin no pudo no mostrarse curioso cuando vio que Seokjin, Jungkook y Taehyung tomaron el mismo camino.

Él tendría que regresar solo ya que los restantes tenían que ir a otros lugares. Suspiró viendo las líneas que se formaba en la calle por las baldosas puestas, notando las hojas anaranjadas decorando los suelos al acercarse el otoño... Sus ojos perdieron el característico brillo que siempre estaba presente, observaba los autos de diferentes marcas y colores cruzando las calles. Aunque a su alrededor estuvieran las bocinas de los autos, las voces de señoras hablando con un tono más fuerte de lo normal, el viento susurrando en sus oídos y más sonidos que opacaban al silencio... Para él todo estaba tan silencioso y vacío que le parecía una locura.

Las rejas de un parque a su lado tenían un bonito decorado, las curvas le recordaban los dibujos que hacía con su padre de pequeño, su mirada se desvió a aquellos niños jugando dentro del parque con una libertad y exuberante diversión, recordando sus días en solitario en aquella pequeña casa en Busán. Escondió sus pequeñas manos debajo de la manga de su suéter y se concentró en sus pies y el suelo.

Otoño sería una triste estación para él...

Sintió un tirón en su pecho que le avisaba de un proveniente llanto mudo pero aquello no se llevó a cabo cuando expandió sus ojos al encontrarse con los pies cubiertos con aquellos converse negros que llegó a conocer demasiado estos últimos meses.

Levantó su rostro con sus ojitos brillosos ante el alivio de verse salvado de una recaída ante la soledad.

—Yoongi hyung...

Jimin se avergonzó cuando sintió la curiosa mirada de su hyung sobre él.

—Hyung, n-no me mire así —se achicó en su asiento viéndose más pequeño de lo común, los ojos gatunos tenían toda su atención pero de sólo pensar en hacer un movimiento erróneo y el mayor lo capte, hacía que su corazón se acelerara, ¿y si notaba las imperfecciones de su cara? Tomó de la bebida de fresa entre sus gorditas manos.

—Pero... Pero, dónde... ¿Dónde están tus pecas? —la pregunta lo tomó de imprevisto y escondió su rostro detrás de brazo.

—Bueno... Yo... —las palabras no salían porque no tenía explicación, bueno, no tenía manera de decirle cómo se siente, cómo se siente escuchar que cierto grandulón de nombre Changbin se haya burlado de sus pecas y afectara su débil corazón. Se vería como un cobarde haberse dejado llevar por las palabras de un tonto, pero ese tonto repitió las mismas palabras que tantas veces escuchó y que hasta el día de hoy las sombras del pasado pisan sus talones.

—¿Tú...? —el pálido movió sus mechones grises hacia un lado para que éstas no taparan sus lentes negros y pueda ver mejor al chico frente a él. Apretó sus labios al no saber qué decir y sólo tomó la bebida, en los libros no decía cómo tratar a las personas, cuando vio a Jimin tan perdido no supo qué hacer, siente que lo único de lo podría ser de ayuda sería ser todo oídos para escuchar lo que tenga que decir el rubio... Aunque sean mentiras o una represa de un mar de emociones, no lo sabe pero el aura que emanaba el menor comenzaba a afectarlo.

Su corazón latió con fuerza cuando Jimin habló.

—Bueno, me puse maquillaje, ¿no me queda bien? —abultó su labio inferior para aligerar el ambiente y evitando la mirada de Yoongi girando a ver el ventanal de aquella cafetería dando al parque.

Jimin miró con algo de aflicción las afueras, pero todo en él se congeló cuando escuchó una suave oración que casi no podría ser oída por el volumen de voz y la forma atropellada con la que habló.

—Pero me gustan tus pecas... —el mayor tomó su bebida con algo de pesadez al notar lo forzoso que sonó la alegría en aquella oración y la negatividad que ocultaba.

El tono ígneo cubrió los mofletes del menor que ocultó su rostro con sus pequeñas manitos por tan vergonzosa confesión ¿Es normal que ahora no quiera usar maquillaje para ocultar sus pecas? Y es que Yoongi es la primera persona que le dice algo así —además de su mamá— pero es que es algo que caló en su pecho, no todos los días te halagan de esa forma, aunque el peligris lo hizo de una manera discreta quien también llevaba un leve rosado en sus mejillas. Ahora de alguna forma se sentía orgulloso del salpicado en una pequeña porción de su cara.

—Hyung~ —sonrió un poco aún con la vergüenza abrazándolo con fuerza.

Ambos caminaban por las calles de Seúl en un silencio cómodo para ellos, no se sentían incómodos hasta el punto de querer huir, al contrario, disfrutando de la compañía del otro.

Las manos de Jimin picaban y ya no se sentía tan desolado como antes, su cuerpo no pesaba al igual que sus párpados. Se detuvo cuando el mayor lo hizo.

—¿Yoongi hyung? —su llamado fue correspondido por un tirón a su mano que lo adentró a una juguetería, miró hacia todos lados confundido por las acciones del peligris que se alejó de él para acercarse a una empleada y señarlarle algo en la vitrina.

No pasó mucho cuando Yoongi estaba pagando algo y regresaba con él pero en compañía de un peluche de un gato celeste tierno que daban ganas de apretujarlo. Los ojos celestes de Jimin brillaron al ver al gato de felpa, corrió hasta él para acariciarlo, viendo lo tierno que se veía Yoongi ocultando su rostro rojo en aquel peluche.

—Es para ti —murmuró por lo bajo el mayor estirando el objeto hacia el rubio quien se quedó pasmado por unos segundos al recibir aquel regalo.

—Y-yo no puedo aceptarlo, Yoongi hyung —movió su cabeza de un lado a otro.

—No, acéptalo —mordió su labio inferior extendiendo al gato insistiendo en que lo acepte.

Jimin lo tomó y abrazó al peluche con dulzura, haciendo una escena tan dulce.

—Pero... Hyung ¿Por qué? —sus ojos adquirieron un destello que al mirar al mayor se intensificó.

—Porque... Porque te veías triste —Yoongi desvió su mirada al suelo y algo dentro de Jimin hizo que derramara una pequeña lágrima que asustó al mayor, pensó que sus palabras lo hirieron o no fueron correctas, menos mal que ya se encontraban afuera de la tienda, pero eso no quito el hecho de que se sintiera abrumado al no poder parar el llanto de su dongsaeng. Jimin sólo se sintió tan conmovido por lo que hizo su hyung por él.

—G-gracias hyung, en serio gracias —limpió las pequeñas gotas que se escaparon de sus ojos por las comprensivas acciones del mayor. Yoongi sonrió pero el gesto decayó— pero...

—Pero... —repitió con un atisbo de miedo.

—Aceptaré tu regalo si tú aceptas el mío —mostró su dentadura logrando verse sumamente tierno también con aquellas dos medialunas acompañados de un leve rubor.

—¿Cuál...? —el peligris enmarcó sus ojos y Jimin soltó una risilla enternecido.

—Mi casa está a un par de calles de aquí, ¿quieres ir? El regalo está ahí, aunque no se compara con el tuyo —abultó un poco su labio inferior y vio como Yoongi se tensó en su lugar.

—Umh... Pero tus padres —susurró por lo bajo preocupado por la presencia de terceros y entonces Jimin captó la situación.

—Descuida, mi madre ahora de seguro está trabajando y la casa está sola —apretujó el oso entre sus manos y caminó con Yoongi a su lado quien terminó por acceder.

Jimin abrió la puerta de su hogar y  frunció el ceño cuando escuchó el ruido de la televisión encendida, se supone que no había nadie.

Estaba por retroceder e irse con Yoongi pero su madre de repente apareció en su campo visual.

—¡Bienvenido beb-

Las palabras de la mujer no concluyeron al ver una figura que se escondía detrás de su hijo, frunció sus cejas y se quedó mirando fijamente a aquel muchacho de piel pálida y con unos lentes cubriendo parte de cara. Sus ojos fueron atraídos por ese ser tan...

»—¡Tierno! —empujó a su hijo a un lado para lanzarse a Yoongi quien parecía que su cabeza explotaría por tanto contacto físico de una persona que no conoce y Jimin parecía tener una crisis nerviosa cuando Hyeon se abalanzó contra el peligris.

—¡M-mamá, sueltalo! ¡Que lo sueltes dije! —trató de separar a su madre de Yoongi pero esta se negaba.

—Ño~ —fue lo que contestó la mujer y Jimin lloriqueó, por otro lado, Yoongi retenía la respiración por el acercamiento imprudente de la adulta.

En un rápido movimiento, Jimin —con mucho esfuerzo— logró deshacer el agarre. Tomó a Yoongi del brazo e hizo un pequeño mohín de molestia por el bochornoso momento que le hizo pasar su madre, que aunque fue efímero, seguía teniendo el mismo resultado.

—Mamá, él es Min Yoongi, ahora con permiso que voy a buscar algo —tomó con su regordita mano la punta del suéter del mayor para dirigirlo a su habitación.

Un ambiente cálido... El color azul pastel pintando las cuatro paredes y el rosa pastel presente en todos lados al igual que el amarillo, era hermoso. Peluches sobre la cama, un escritorio con decoraciones de dangos en sus objetos, almohadas forradas con dibujos y una  cama bien acomodada con un par de muebles. Yoongi parpadeó un par de veces cuando vio un cuadernillo —con dulces japonenes tiernos decorando ésta— sobre el escritorio.

Se acercó dispuesto a tomarlo pero Jimin fue más rápido y lo jaló para el lado contrario al ver que casi se acerca a su cuaderno de investigación, tendría que ser más cuidadoso la próxima vez.

De alguna forma se sentía bien... No hacía frío en esta habitación.

—Compré un peluche de un gato rosado en la feria unos días atrás, no creo que sea algo que se pueda comparar con el tuyo pero... Quisiera dárselo Hyung —las pinceladas de acrílico rojo hizo de las suyas en sus bonitas mejillas pintádolas y llegando en un ardor que picaba su nariz. Sus ojos miraban a Yoongi quien observaba la habitación hasta terminar su recorrido en aquellos ojos que robaron una parte del cielo haciéndolo sentir pleno cada vez que se perdía en ellos.

Carraspeó cuando sintió que las miradas se extendieron, así que Jimin prosiguió a ir hasta su cama y tomar el peluche de igual tamaño para reemplazar el lugar vacío en su cama con el gato de felpa que le regaló Yoongi.

Se acercó a él con el gato rosado y se lo extendió con una sonrisa tímida.

—Para que estemos a mano, si te sientes triste, abrázalo...













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Holaaa bellos lectores, perdón por la espera y el capítulo largo, venía a decir un par de cosas TT

--¡ECL sobrepasó las 70k leídas y los 16k votos! Muchas gracias en serio por todo el amor que me dan, tanto aquí como en mi tablero y en mensaje privado, perdón si no llego a contestar a sus comentarios pero es que en serio me cuesta expresarme con las personas (´;ω;') </3 pero leo cada uno de sus comentarios TT ❤

--He añadido dos nuevas reglas que espero que las cumplan, aún no sucedieron pero quiero evitarlo:

      [¹]: NO a los spoilers, comentarios
      así serán estrictamente borrados,
      evitemos que arruinen la lectura.

      [²]: EVITEMOS hablar sobre cosas
      polémicas, no quiero que se
      generen conflictos ya que venimos    
      a leer para desprendemos de la
      realidad, en mi caso y el de
      muchos es así, así que solo
      disfruten de la lectura ❤

Niconitty©

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