『Chapter 40: 타격』

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Las preguntas abundan... El reloj de arena hace el conteo hasta llegar a su apogeo

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Inane: Vano o inútil.

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Dos fuertes palpitaciones.

Todo era como en ese momento, Changbin molestando a Yoongi, éste sin hacer nada y él estático sin poder moverse. Porque esta vez no sólo eran insultos, sino golpes y no por sólo un emisor, sino por dos muchachos, secuaces, dos seres horribles aprovechándose de la vulnerabilidad del peligris como si fueran superiores, humanos en el nivel de lo astral capaces de marcar la piel de otra persona sin culpa o duda. Asco. Repulsión.

Tomó impulso aunque tenía miedo, miedo de ser golpeado, porque sabía que el ser humano por excelencia tendía a ser sordo en la suprema ira y sus palabras serían en vano. Tragó saliva, su corazón bombeaba sangre con furia, su rostro rojo por la impotencia de no tener un cuerpo en contexto para la situación o al menos lo pueda ayudar, pero en una milésima de segundos, sin pensarlo, su cuerpo chocó contra el de Changbin que encabezaba en la "pelea". Todo pasó en cámara lenta, ellos cayendo al suelo, Yoongi abriendo los ojos sorprendido y los gritos furiosos de los presentes no se hicieron esperar.

—¿¡Pero qué mierda!? —Changbin intentó quitárselo de encima pero Jimin aferraba sus piernas alrededor de su cuerpo para imposibilitar sus movimientos— ¡Suéltame!

Unos brazos lo tomaron de su torso y antes que pueda luchar, fue arrojado contra la pared a un lado de Yoongi. Trató de levantarse pero dos fuertes manos lo volvieron a arrojar al suelo. Alzó la mirada para encontrarse con los delincuentes, reconocía a uno de ellos y el otro era Kris, otro miembro del equipo de básquet, uno de sus mejores defensores.

—¿¡Qué haces aquí!? —Le gritó Yoongi bajito para que solo él pueda escucharlo, arrugó su ceño con confusión.

—No iba a quedarme de brazos cruzados.

—Aún as-

Su conversación llegó a su conclusión cuando Jimin fue tomado de las mejillas con brusquedad y fuerza innecesaria.

—¿Qué haces aquí, pequeña rata? —Changbin apretó aún más sus cachetes para resaltar sus labios rojizos. Jimin quiso alejarse del tacto y Yoongi a su lado intentó protestar pero la patada directo a su estómago por parte de Kris lo dejó sin aire, sintiendo el dolor acumularse y sus pulmones buscando con desesperación aire.

Jimin gruñó— ¿Acas-

—No, esta vez ni siquiera lo intentes, en esta situación domino yo, todo está en tu contra en este momento ¿no lo entiendes? —rió con fuerza,  temblores en su cuerpo no se hicieron esperar en una ráfaga que desgarró cada partícula en su sistema, algo hizo corto circuito en él, sus orbes temblaban aunque intentaba mantenerse con dos dedos de frente sin dejarse llevar por el miedo—. Ow, míralo, intenta parecer fuerte —Kris acompañó sus risas, humillando su orgullo y al ver el estado de Yoongi, quiso llorar.

—¿Cómo? —Aunque intento de que su voz no suene quebradiza, fue en vano.

—Mira a tu alrededor… Estamos en un callejón, a nadie le importa lo que pase dentro de él, el individualismo cega a las personas, antes pudiste conmigo porque eran dos contra uno, ahora son dos pares de testigos con diferentes versiones, dime pequeña rata mugrienta ¿piensas que te creerán? ¿A ti? ¿El chico nuevo y no a mí, el jugador estrella de la generación? Me haces reír, vamos —Le da una mirada al pálido que se recuperaba en su lugar, sus ojos fijos al suelo sin mirar a nadie—. Además… confío en su silencio…

Yoongi apretó sus labios y Jimin rápidamente lo miró, quiso sacudir al contrario para que reaccione, pero nuevamente se encontraba expuesto al pelinegro voluntariamente y solo, ¿cuándo dejará de ayudar a las personas?

Los dedos de Changbin se enredaron en sus dorados mechones, tirándolo al suelo para plantar su pie en su espalda, jadeó de dolor, sus puños se cerraron de la rabia, porque ese neandertal tenía en su mayoría a su favor y él actuó por impulso sin tener un plan previo. El chico le dio una efímera mirada al peligris para sonreír con diversión y luego darle una señal de manos a Kris para lo siguiente.

Yoongi fue tomado por los brazos para paralizarlo en su puesto teniendo una vista completa de Jimin y Changbin, sus grandes ojos se dieron cuenta de lo que pasaba por la cabeza de aquel estúpido.

El come libros, estarás en la primera fila para el show, ¿él es importante para ti? Nunca te había visto interactuando con otras personas que no fuera… —Un alarido por parte de Yoongi lo interrumpió y el sub-capitán del equipo de básquet se echó a reír al ver como se trataba de remover del fuerte agarre de su amigo, por otro lado Jimin hacía lo posible para poder hacer algo aunque no sabía si creer en las palabras del más alto o ignorarlo—.  Mira esa linda carita angelical, sería una pena que tenga un par de marcas —Las yemas de sus dedos atravesaron en un camino sobre toda la extensión de su mejilla.

—¡Suéltalo!

—¡Suéltame!

Pero sus súplicas inanes no fueron escuchadas en los tironeos feroces de su cabello junto con un fuerte impactó en su mejilla que lo hizo llorar de la rabia contenida, no puede creer que personas como él lideren en Seungli, completos idiotas sin consciencia propia. Su lengua entró en contacto con un sabor metálico junto con un hormigón en sus labios, mejilla y parte de su estómago, escuchaba como Kris lo alentaba y los gritos de Yoongi para que se detuviera. Pero las fuerzas en su cuerpo se desvanecían de a poco.

—¡Suéltalo! ¡Él no tiene nada que ver en esto! ¡Por favor! —Pero Changbin ni siquiera disuadía sus palabras, agregándole más fuerza a sus golpes.

—¡¿Estás viendo?! —Supo que ese grito fue para Yoongi quien se negaba a mirar.

Las lágrimas nacieron, sus cachetes parecían que explotarían de tanto calor y la sangre en sus labios reventados no parecía cesar. Entonces todo se detuvo, Changbin con un puño a medio viaje y Kris en silencio. Todo por una orden.

Suéltalo.

Quedó perplejo, un escalofrío inició desde las yemas de sus dedos hasta culminar en su nuca. Ronca, profunda, fría y oscura, nunca escuchó ese tono de voz en Yoongi. Con pesar, sus ojos celestes se dirigieron a su costado, su corazón dejó de palpitar por microsegundos al ver una mirada sin emoción, determinada pero sobre todo, la negrura y la carencia de piedad residían allí, en aquellos orbes cafés. Min estaba detrás de Kris, uno de sus brazos envueltos alrededor de su cuello y el otro por encima, en una posición peligrosa.

Changbin dudó, sus agarres se debilitaron solo un poco, pero pudo sentir el miedo en su cuerpo.

»—Dije que lo sueltes —Sonaba sereno, no había vacilo en él, era una orden determinada que asustaba y su expresión no ayudaba.

—¿Desde…. desde cuándo tú? ¡Pero si tú! —Changbin protestó sin alejar sus manos del cuerpo del rubio que seguía impactado por el cambio drástico en Yoongi.

—¿Acaso no escuchaste? Le romperé el cuello a tu amigo si no lo sueltas, ¿sabes? Esto lo leí en unos libros —rugió con furor, su cuerpo se sintió liviano ante la falta de tacto y quiso soltar el aire retenido en sus pulmones por el alivio, pero sería mentir al no poder respirar por la tensión que predominaba en el ambiente, todos esperando el movimiento del otro.

Paulatinamente las manos del alto soltaron la tela que cubría el cuerpo del rubio, todos estaban estupefactos con la actitud repentina de Yoongi, Jimin más que nada estaba confundido, viendo sus filosos ojos fijos en la figura de Changbin. El chico se alejó y cuando por fin estuvo lo suficientemente lejos, soltó a Kris quien escapó junto a su cómplice, no sin antes gritar:

—¡Ustedes están locos!

Yoongi se quedó observando por donde se fueron, ante el silencio, sus facciones se suavizaron y se transformaron en una mueca de completa preocupación, aunque soltaba varios quejidos al caminar para ayudar a Jimin, sus manos sostenían los moretones en su abdomen pero eso no lo detuvo a acudir al rescate del menor. El pálido se acercó para levantarlo del suelo con delicadeza aunque Jimin seguía en trance, tomó de sus hombros y su expresión denotaba molestia.

—No vuelvas a arriesgarte así, ellos no saben cuándo parar y no les interesa destrozar todo a su camino —Lo regañó y Jimin agachó la cabeza con un pequeño puchero en sus labios.

—Lo sé pero… —Desvió su mirada al escuchar el suspiro de Min, pero rápidamente la levantó—. ¡Necesitas ir al hospital!

El rostro de Yoongi se hundió en el pánico.

—¡No! —Jimin se extrañó—. Es decir, no… Ve tú, a mí no me duelen mucho las heridas —De repente pareció nervioso y evitaba la mirada de Jimin a toda costa. Frunció el ceño en disgusto.

—No me parece, Yoongi hyung…

—No puedes andar con esas heridas, te llevaré a mi casa para curarte —Se volteó sin decir más nada y Jimin supo que no podía contradecir, es algo que aprendió del pálido, al tener un objetivo preciso, el daba la última palabra a la que se aferraba sin que puedas contradecir.

Trató de seguirle rápidamente el paso, trotando solo un poco para llegar a su lado.

[•••]

Entraron al viejo edificio donde nuevamente la recepcionista los saludó, devolvió el gesto para acompañar a Yoongi al ascensor, donde no fue tanto tiempo antes de que las puertas se abran y con ello, llegarán al departamento luego de unos pasos.

Entraron en silencio y Yoongi desapareció en el pasillo, Jimin aprovechó para mirar detalladamente su alrededor y es que, la primera vez que vino no le prestó atención a nada. Ahora se dio cuenta que no había mucho que ver, las paredes eran de color beige con una barra de flores que dividía por la mitad a ésta, dándole un toque suave y acogedor, había un televisor que tenía un poco de polvo, un sillón extenso y otros dos sillones individuales junto a una mesita ratonera en el centro con unas llaves y un vaso de vidrio vacío, había un ventanal a su costado que estaba cerrado por persianas apenas dejando pasar la luz por la cortina amarillenta simple, pero un detalle que llamó su atención fue el hecho de que…

No había fotos.

El departamento carecía de fotografías, quizás sea porque no les gustan o sólo no le gustaba exponerlas.

Le quitó importancia al asunto cuando Yoongi apareció con un botiquín en su mano y pudo ver con más detalle su rostro, tenía el labio partido y varios rasguños pero parecía no preocuparse por eso. Caso contrario, lo tomó de la manga de su abrigo para sentarlo en un sillón individual donde colocó el botiquín en la mesita para agarrar el agua oxigenada, algodón y gasas.

—Yoongi hyung, ¿desde cuándo Changbin es así? —El chico se quedó en silencio invirtiendo el líquido sobre el algodón, sus hombros cayeron y acercó sus manos al rostro de Jimin, obligando al chico a bajar un poco la cabeza.

—Umh, no lo recuerdo… —susurró casi inaudible, más concentrado en curar las heridas.

—¿Cómo qué no lo recuerdas?

Yoongi suspiró regalándole una pequeña sonrisa— ¿Siempre eres así de preguntón?

Jimin abultó su labio inferior y colocando ojos de cachorrito.

—Hyung~ —Se encogió en su lugar, avergonzado al darse cuenta de ese dato.

—De todos modos, no lo recuerdo —Se pausó—. Es decir, no recuerdo el momento preciso donde comenzó, de todas formas, ya te dije que no te preocupes —suspiró, acercando el algodón a la carne rasgada en la mejilla de Jimin, éste chilló adolorido al sentir el líquido que quemaba, mordió su labio inferior y apretó el mueble acolchado del sillón mientras que sus ojos se cristalizaban—. ¿Duele demasiado? —Alejó sus manos y Jimin negó con la cabeza.

—Arde, sólo eso —Apretó sus labios, sus mejillas tomaron color y Yoongi nuevamente pasó el suave algodón por su piel, tocando la herida y transfiriendo el líquido absorbido, retuvo las pequeñas lágrimas que amenazaron por escaparse.

—Y… ¿Cómo te va en la escuela? —Yoongi  comenzó una charla.

—Bueno, me va bastante bien; tengo el mejor promedio de último año —Infló su pecho orgulloso y el pálido lo miró sorprendido.

—¿En serio? No vi la lista, wow, es extraño —Jimin alzó una ceja por lo último, emitiendo un sonido de dolor cuando el algodón pasó por encima de otros pequeños cortes en su pómulo.

—¿Por qué extraño?

Min lo miró y luego recayó en lo que dijo.

—Hablo de… De, pensé que sería Seokjin el que obtendría el puesto —murmuró apenado por decir aquello, Jimin infló sus mejillas.

—Todo el mundo dice lo mismo —comentó y el mayor rápidamente se arrepintió de sus palabras.

—¡No! Hablaba de… No es que no confíe en tu intelecto o eso, es sólo una costumbre y-y… Sólo… felicidades por el puesto…

Más latidos.

Una sonrisa apareció en el rostro de Min Yoongi, mostrando sus rosadas encías y sus cachetes abultándose lentamente, Jimin quedó embobado, apreciando al hermoso ser delante de él y sintiendo el calor incrementar en sus mejillas creciendo cada vez más, esparciéndose y resaltando sus pecas.

El material suave ahora recayó en el abultado labio del rubio, algo que cohibio a ambos chicos, Yoongi quien trataba de no mirar tanto pero el imán en ellos atraía a sus ojos, varios pensamientos invadieron la cabeza de Jimin, una alerta de peligro voló por su mente pero aún así, no se alejó, la cercanía era cómoda y cálida, algo que no muchas veces logró sentir. Por un momento, ninguno apartó la mirada del otro, perdiéndose en la singularidad y belleza, formando su propio mundo olvidándose de la realidad. El tiempo se desbordaba con rapidez y ambos al darse cuenta de lo que sucedía, apartaron sus miradas completamente abochornados por lo sucedido.

—Te llevaré a casa —Yoongi se levantó con rapidez, caminando hasta su habitación para luego salir minutos después con una pequeña mochila marrón y desgastada, le hizo un movimiento de cabeza para salir del lugar, en silencio, uno no incómodo ni tenso, sólo tomándose el tiempo de pensar en lo qué sucedió minutos atrás y de encontrarle el significado a lo que sintieron.

Jimin observó el brazo de Yoongi y algo dentro de él le ordenada que tome su calidez, sólo se limitó por ahora a acercarse un poco más a su lado, sintiendo como el espacio entre ellos se atenuaba. Sonrió dentro de sí, sus rostros estaban sonrosados, añadiendo el brillo en sus ojos.

Pero no todo era color de rosa.

Una figura se escondió detrás de una columna de forma imperceptible.

—Entra un rato si quieres —Jimin propuso en balbuceos, escondiendo sus manos bajo las mangas de su sweater amarillo, sus ojos celestes paseando por el lugar y deteniéndose en la puerta marrón de su casa, cuando Yoongi iba a dar su respuesta, una voz femenina destrozó el momento con su tono estridente.

—¡Ayy! ¡Hola! —Yoongi saltó en su lugar como un gato asustadizo cuando Hyeon apareció entre ellos con bolsas de compras entre sus manos, tan brillante y juvenil como siempre, ambos jóvenes bajaron sus rostros para no dejar ver sus heridas; algo que no pudieron evitar por mucho tiempo—. ¿Qué les pasó? A ver sus rostros —La señora Park tomó de la mandíbula a su hijo para ver las banditas en su hermosa cara, gritó horrorizada—. ¿¡Qué demonios te pasó!? —Y pegó otro grito al ver las lastimaduras en la cara de Yoongi sin tratar—. ¡Dios mío! Se entran para la casa que sanaré eso y luego me van a contar qué sucedió —Jimin suspiró por el tono de reproche de su madre, haciendo un ademán para que entren, no obstante, el rubio antes de ingresar, le dio un vistazo al exterior al sentir un extraño sentimiento recorrer su espalda.

Los dos esperaron sentados en el sofá, callados esperando a Hyeon que fue por las herramientas necesarias para sanar esas heridas, a los minutos apareció por la puerta del salón y comenzó a curar a Yoongi, soltando sonidos de sorpresa al ver cada rasguño y etc. Se llevaron una buena reprienda y cuando le contaron lo que sucedió —ambos mintieron manipulando la historia con un robo fallido— la adulta les empezó a dar consejos de vida y entre más cosas hasta llegar a anécdotas pasadas que entretuvieron a los jóvenes.

Estaban los tres en su pequeña burbuja que nunca notaron los ojos oscuros como los de un gato observando a su presa, grandes, concentrados y ágiles, viéndolos desde la ventana de la cocina que justo daba hacia la sala…













































































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Holaaa, perdón por la tardanza y gracias por leerme, en serio estoy   agradecida 🤧❤. Quería tirar un dato sobre mí, cumplo el 10/02, sí, ya cumplí mis 14 años (*∩ω∩)❤❤

Niconitty©

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