❝Chapter 55: 고백 I❞

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Nunca te encariñes con tu objetivo, jamás mezcles tus ideas. Al dudar, perdiste❞.

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♔; Sórdido: “que es miserable o sucio”.

♔; Enrevesado: “difícil de hacer o de comprender porque es complejo”.

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En el anterior capítulo de El come libros...

El pasado de Jimin, su versión infantil, seguía sin comprender la situación a su alrededor y solo esperaba el regreso de su padre.

La visita en la casa de Yoongi resultó en detalles extraños como tierra en la entrada o respuestas incoherentes que terminó en una sesión de besos.

El sótano donde se encontró a la víctima, fue por fin visitado para revisar unos documentos que reforzaban las sospechas que apuntaban a Kim Taehyung que había devuelto un libro que no había leído.

Jeon Jungkook había regresado al colegio... Sin embargo, no era el mismo. Agregando que, se había cancelado la re-apertura de la biblioteca repentinamente.

Una fiesta destapó un secreto de Kim Taehyung –que fue descubierto por Hoseok– y un encuentro con Seokjin se volvió una discusión que terminó con su amistad, dando paso a una dura decisión por parte del peli-rosa que se contactó con Park Jimin para confesar.

Capítulo 55: Confesión I

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×

Te contaré la verdad…  Mi verdad.

Jimin miró a los alrededores y giró su cabeza en dirección a su casa. La propuesta era demasiado prometedora para dejarla ir o posponerla, así que lo pensó y soltó un suspiro que atrajo a Seokjin, quien se mantuvo expectante de las expresiones sobre el suave rostro que cambiaba variando en sus pensamientos y emociones, tal como arrugar la nariz, unir sus cejas o aplanar sus labios como también rodar sus ojos a paisajes que él no veía. El rubio abrió la reja y lo invitó a pasar, eso causó que muchas alertas se dispararan en su cabeza mientras caminaban al porche de la casa.

—Vamos a entrar —informó el rubio teniendo al peli-rosa detrás de él. Seokjin tensó sus hombros al ser "invitado" a la casa de alguien de su edad que no sea Taehyung.

—¿Está bien que me dejes entrar? —preguntó dándole un vistazo a la madera de la puerta y las ventanas, analizando el hogar y ganándose un chasquido de lengua por parte de Jimin por observar mucho. Nuevamente el bajo tomó su atención y miró la expresión desinteresada e indiferente en el bello rostro del muchacho, siendo algo raro ver esa situación en una apariencia tan angelical y tan contradictoria con el Park Jimin que conoció en un principio. Aunque, no podía decir nada, ninguno había conocido realmente al otro desde el comienzo.

—No importa —respondió y quiso agregar: "No importa porque ya entraron a mi casa y si no eres inocente, debes conocer a la perfección cada rincón de ella".

Al entrar, lo primero que notó fue el exceso de luz y no se quería imaginar cuánto de luz tendría que pagar su madre. ¿Jimin sería alguien a quien no le importaba ese detalle y no era empático con su madre? Probablemente. Siguió a Jimin, vio algunos cuadros, fotos donde estaba una mujer adulta de largos mechones rubios y luego el mencionado, en todas ellas, ellos eran los únicos protagonistas. Su memoria le falló y no recordaba que el bajo le hubiera mencionado algo sobre una figura paterna, quizás sí se lo contó, quizás no. ¿Divorciados? La probabilidad era alta. ¿Y su madre dónde estaba?

»—Estamos solos —aclaró Jimin al ver al peli-rosa mover sus orbes a varias direcciones. " O quizás no", deseó decir la realidad—. Dijiste que me querías contarme tu verdad, ¿por qué? ¿Por qué ahora? —De nuevo esos ojos que se oscurecían como un cielo tormentoso que se tragaba a los pecadores y él… Él era un pecador.

Eran grandes y a veces sentía que se volvían completamente negros como un agujero negro, aquello le producía un vértigo y ese es un secreto que no le confesaría a pesar de entender que probablemente Jimin ya lo intuía. Él sabía que tenía ese poder en sus manos, es por eso que no dudaba en usarlo e intimidaba a las personas, no con su apariencia como Taehyung, ni con su estátus como los Jeon o con su postura como sus padres, no, Park Jimin no tenía que hacer nada, porque al momento de reaccionar, ya te encontrabas entre sus garras.

Tragó saliva y tomó asiento delante de él, ambos estaban en la cocina y quiso tomarse su tiempo antes de responder, acomodar sus recuerdos y en ese lapso, notó las grietas en una de las ventanas y el vecindario detrás del cristal.

—Peleé con Taehyung.

—¿Peleaste con Taehyung y decidiste confesarte?

Seokjin frunció el ceño.

—Peleé con Taehyung y abrí los ojos.

—¿Y qué viste? —preguntó con su rostro siendo sostenido por sus manos.

—Que hay muchas cosas de Taehyung que no vi y que no quise comprender.

—¿Como cuáles?

Seokjin estaba con un debate mental donde no sabía si seguir hablando o confiar en que aquel rubio lo ayudaría a encontrar paz en su corazón. Recordó las veces que Taehyung desaparecía por la noche y a veces regresaba golpeado, o la forma inexplicable que conseguía pagar los impuestos; su actitud que fue decayendo lentamente hasta reducirse a gruñidos, golpes y gritos. Por último llegó a esa misma noche donde lo encontró a punto de drogarse… No sabía en qué se había metido Taehyung y temía que fuera algo realmente malo.

—Temo que Taehyung… Esté metido en algo malo.

—¿Ustedes no son mejores amigos? ¿Tienes razones para tener esas suposiciones? —Jimin ladeó la cabeza y Seokjin apretó los dedos, asintió.

—"Son", éramos, ya es pasado. Esta vez… Es en serio y esas razones son las que nos llevaron a este punto. Sus salidas nocturnas, sus moretones y la decadencia que hubo en su vida dieron nacimientos a mis suposiciones. —Levantó la cabeza y se topó con la fija mirada del rubio. Este levantó una comisura y se preguntó qué le hacía gracia, entonces supo que nada era gracioso y realmente Jimin pensaba algo, algo que él desconocía.

—Pero no viniste a hablarme de él, ¿verdad? ¿Qué es lo que tienes que decirme de ti, Kim Seokjin? —Ambos se observaron, Jimin con sus analiticos ojos que no dejaban escapar nada ante ellos, ningún movimiento ya sea voluntario o involuntario, sabiendo los secretos de estos y si había alguna trampa. Estaban jugando su juego y él estaba en su terretorio, en su tablero.

—Tienes razón —suspiró y no desvió la mirada,  debía practicar a no doblegarse si quería enfrentar a sus padres…

»—¿Por dónde empiezo?

[•••]

Las nubes abarcaban el cielo celeste y el sol brillaba, un perfecto clima para salir e ir a jugar, y él solo podía observar con anhelo ese deseo. Entre sus pequeños dedos se deslizaba el lápiz y un golpe en el marco de la puerta lo hizo volver a mirar la hoja frente a él, matemáticas avanzadas y la historia de la antigua Corea. Tanto por aprender para la talla de un niño de siete años recién cumplidos y una fiesta de cumpleaños que fue un encierro con libros nuevos a su alrededor, lloviendo sus hojas con información. Miró a su padre y apretó sus labios regresando a los ejercicios, era aterrador la forma en que supervisaba su enseñanza tan minuciosamente.

—Señor Kim —llamó uno de los mayordomos que apareció a un lado de su padre. Este estaba de brazos cruzados y con su quijada elevada, sin mirar al recién llegado y emitiendo un ruido gutural para que prosiguiera—. Su reunión se adelantó.

Dongjun suspiró con fastidio.

—Gracias, puede retirarse —entonó con su grave voz y el cuerpo de su hijo tembló cuando volvió a fijarse en él, sentía su pesada mirada sobre su figura y sabía lo que diría—. Sigue estudiando y cuando vuelva de la reunión, te preguntaré sobre los textos, ¿escuchaste?

—Sí, papá —aceptó el niño de cabellos negros que eran llevados a los costados en un peinado pulcro que dejaba a la vista sus dulces rasgos.

Pudo respirar cuando el hombre se perdió entre los pasillos y fijó sus ojos sobre las palabras plasmadas en el texto, su mente sugería ideas provocativas y las alejaba muy lejos, temiendo que su padre pueda leerle la mente y supiera que deseaba salir al exterior. Vaciló cuando su rostro se direccionó al ventanal a su lado, era cruel, era injusto, ¿cómo su padre pudo decidir que su mesa de estudio estuviera justo con la vista al jardín? No, no, tenía que desaparecer esas ideas, su padre hacía eso para su bien y… Y el césped se veía perfecto para arrojarse y girar, el cielo estaba en un color llamativo y las brisas equilibraba el calor y el frío. Quería ir afuera, quería tomar un balón y jugar… Sin embargo tenía deberes.

Él sería quien seguiría con el legado de su familia.

Miró el emblema en una de las cuatro paredes, un águila parada sobre una balanza con sus alas extendidas. Tragó saliva al toparse con los feroces ojos del animal y bajó su cabeza al ser intimidado por la figura. Las palabras de su padre llegaron a su cabeza, una explicación que le hizo a sus seis años cuando preguntó el significado del emblema.

"—La balanza representa la justicia, el águila representa la agudeza mental y la dominancia, tiene una visión y es un gran cazador, un cazador que caza con inteligencia; surca los cielos y es un vigilante. Tu madre y yo nos encargamos de atrapar a nuestras presas y colocarlos en una balanza y tú harás lo mismo en el futuro, meterás a la gente mala detrás de las rejas".

Meter a la gente mala detrás de las rejas, ¿no era muy enrevesado? La mente humana era muy compleja, ¿cómo podría juzgar sin entender el motivo de sus actos? ¿Y si cometía un error? Estaría condenando a una persona de por vida…

Un toque en el vidrio lo exaltó de tal forma que su lápiz rodó por el suelo hasta chocar contra este. Su corazón latió acelerado ante el miedo de un intruso –posiblemente un ladrón– y cerró los ojos; otros toques y ningún golpe brusco, sus párpados se abrieron dirigiéndose hasta la persona detrás del ventanal…

Un niño, un niño como él.

Otro toque y Seokjin se apresuró a mirar a todos lados, si su padre se enteraba lo dejaría encerrado en la habitación hasta leer sin descanso los libros que le dejara. Se levantó con curiosidad cuando el chico de ojos afilados y brillosos le hizo una seña para que lo escuchara, acto que no podría hacer gracias al vidrio que los separaban. Con muchas dudas, fue hacia la puerta y la abrió, pronto el intruso de cabellos castaños se asomó con los ojos llenos de lágrimas.

—No encuentro a mi papa… —murmuró con temblor e inflando sus labios en un puchero, llevando sus manos al borde de su buzo sórdido de color gris con franjas negras en los bordes. Seokjin alzó sus cejas sin acercarse mucho, el chico parecía tener su misma edad pero su comportamiento era inferior a su intelecto, además de que él era más alto que él, unos cinco centímetros quizás.

—Papá —corrigió y el castaño ladeó su cabeza y sorbiendo su nariz con sus ojos llenos de curiosidad.

—Papa —contestó y Seokjin rodó los ojos a la vez que arrugaba su nariz con asco. Sacó un pañuelo de su pequeño traje y se lo ofreció, tomando la tela con su dedo pulgar e índice, casi arrojándolo a las manos del contrario.

—Limpia tu nariz, es descortés.

—Decotes.

—Descortés —corrigió nuevamente.

—Decotes —repitió—, ¿qué sinigfica?

—Significa —suspiró con cansacio—. Significa que no eres educado, que tu comportamiento está fuera de lugar. ¿Acaso no sabes que debes limpiarte la nariz? ¡Mucho menos sorberlo en presencia de otras personas!

El chico lo miró maravillado y sorbió su nariz, volviendo su expresión a la ingenua de antes.

—¿Po qué no?

Seokjin chocó su palma con su frente y se removió exasperado, sin darse cuenta que ya estaban dentro de la casa y ese sucio niño estaba pisando su suelo.

—¿Por qué estás tan sucio? —pronunció analizando al desconocido de pies a cabeza. El castaño estiró sus brazos y se echó un vistazo.

—Porque soy basura.

—¿Basura? —El chico asintió efusivo.

—Sí, mi mamá me dice que soy basura —comentó con inocencia y Seokjin no había entendido lo que conllevaba esa revelación.

—Como sea, no puedes estar aquí y no sé dónde está tu padre —informó con sus manos sobre su cintura y cuando vio que el chico no se movió un centímetro, volvió a exhalar con desesperación—. Soy Kim Seokjin, tengo siete años recién cumplidos, ¿quién eres tú?

—Kim Taehyung y… —Levantó siete dedos— Tengo siete.

—Pareces más pequeño —sugirió y revisó que su padre no viniera a regañarlo por hablar con extraños. Taehyung se mantenía jugando con sus dedos y pies, parecía querer llorar de nuevo—. Tengo que hacer tarea y no tengo tiempo para esto, ¿no recuerdas el número telefónico de tu padre?

—Tengo siete años —balbuceó confundido, sin entender la pregunta. Seokjin se sentó en el suelo, sin saber cómo lidiar con la situación—. ¿Po qué tienes tarea en vacaciones?

—Tengo deberes.

—¿Po qué no juegas? Es aburrido aquí —respondió mirando su alrededor con timidez.

Seokjin apretó sus labios. "Lo sé", arrugó sus cejas y se cruzó de brazos en un berrinche silencioso. Quería salir, explorar y conocer niños de su edad, jugar con ellos a lo que sea que juegan; sus ojos se colocaron sobre el niño castaño que no podía dejar de mirar con grandeza el pulcro lugar con objetos que parecían caros. Ese niño tenía la misma edad que él, aunque era algo… Sucio, algo era algo, ¿no? Podrían jugar, divertirse.

—¡Hey, tú! —vociferó tomando por sorpresa a Taehyung que saltó en su lugar y se apuntó a sí mismo—. Sí, tú. —Seokjin desvió la mirada con un rubor de vergüenza en sus mejillas y refregó sus manos, moviendo sus hombros e inflando sus carnosos labios.

—¿Yo…? —preguntó sin entender.

—¿Quieres ser mi amigo?

Ambos se miraron, Taehyung mostró una sonrisa rectangular y sus mejillas se tiñeron de un leve color melocotón, siendo un gesto tierno e inocente.

Desde allí, Seokjin se comenzó a escapar cuando su padre tenía reuniones para jugar con ese torpe niño tímido e ingenuo.

—¿Seokjin? —El mencionado levantó la vista y devolvió la sonrisa a la chica que estaba entrando al salón vacío—. ¿Interrumpo tus pensamientos? —El peli-rosa rio y negó.

—No pensaba en nada en especial, ¿necesitabas algo en especial, Jisoo? —interrogó con curiosidad cuando la muchacha dejó su mochila en el suelo y se amarró el cabello y arrugó las mangas de su chaqueta para luego sonreírle.

—El año pasado era integrante del club del arte, así que quería ayudarte a organizar todo para los nuevos integrantes —informó acercándose y Seokjin rascó su nuca.

—¿Está segura? Este año se graduará y debe estar muy ocupada con el Equipo de Porristas y el Centro Estudiantil.

—No te preocupes, no te preocupes. Soy más hábil de lo que piensas, puedo hacer muchas cosas a la vez —comentó con alegría y doblando sus brazos, mostrando sus delgados bíceps y haciendo reír a Seokjin—. ¿Y cómo estás? —La pregunta tomó desprevenido al menor que soltó los pinceles nuevos que cayeron como una ola sobre una costa, estos rodaron hasta los pies de Jisoo y la muchacha se movió automáticamente a tomarlos con paciencia. El peli-rosa balbuceó disculpas, abochornado por su torpeza— ¿Quieres hablar de algo, Seokjin?

Jisoo arqueó sus cejas con preocupación, dejando la mente del peli-rosa dirigirse al motivo de su mirada perdida.

La puerta fue abierta y un castaño entró.

—Oh, Jisoo, hola —saludó al verla allí, ella devolvió el saludo con una sonrisa y luego dirigió sus ojos a su mejor amigo—. Venía a ayudarte, ¿Hoseok ya vino?

La mente de Seokjin vagó hasta estar sobre una canoa en medio de un mar de recuerdos, viajando de puntillas por un hilo de tiempo hasta despertar por un grito.

—¡¿De qué lado estás?! ¡Es obvio que fue ella! —Gotas de saliva cayeron sobre su rostro y el agarre en el cuello de su camisa lentamente le robaba el aire por la tensión, por el calor que sentía sin haber corrido y las emociones que se aglomeraron en su pecho. Sus brazos estaban extendidos, sirviendo su cuerpo de escudo para la chica detrás de él que tenía un rasguño en su mejilla. Frente a él, un colérico Taehyung al borde de las lágrimas de desesperación, sostenía la mirada sin ceder a las dudas, estando seguro de sus palabras y a la vez, en sus ojos había súplica, suplicaba para que todo fuera un malentendido y ese martirio terminara.

—Taehyung… Reportaré esto a los superiores si no paras —enfrentó sin vacilaciones y pronto tuvo noción de la dimensión de sus palabras y como sucumbiría de manera desastrosa en la vida de Taehyung esa amenaza… Prácticamente su futuro sería devastado si fuera expulsado.

—¿En serio vas a defenderla? ¡Tú vista esta puta mierda con tus propios ojos! —Un papel arrugado fue tirado a su cara y cayó al suelo.

—Chicos, en serio basta, podríamos hablar esto más tranqui-

—¡Tú, maldita perra asquerosa!

—¡Taehyung! —regañó y una feroz mirada se le fue dada. Los tres estaban cerca de Seungli, el día era nublado y hace minutos los estudiantes se habían retirado a sus casas. Sus pieles deberían ser pintadas por colores anaranjados pero resultaron en un gris abrumador y triste, con tonos llenos de ira y matices deprimidas.

—¿¡Qué!? ¡¿Me dirás que no es sospechoso?! La fabulosa, angelical y buena Jisoo no resultó ser diferente al resto de esta repugnante escuela que finge un estátus que no tiene —rugió y Jisoo apretó sus labios con enojo, todos estaban enojados, todos estaban a la defensiva—. ¿En serio harás que me expulsen solo para defender a esta arpía, Seokjin?

Ambos se miraron fijamente en el año dos mil doce, donde un asentimiento fue la primera fisura que separó a Kim Seokjin y Kim Taehyung.

—¿Estás bien? —preguntó Hoseok en la cafetería de Seungli al verlo sostener su cabeza entre sus manos. El peli-rosa asintió con despreocupación y siguió tomando su batido, el sabor inusual y se cercionó del color del líquido, rosa, era normal—. ¿Por qué Taehyung no está aquí? —mencionó refiriéndose a la ausencia del castaño en la mesa, su rostro tenía tinturas de curiosidad.

Seokjin dirigió su mano a su estómago y otra a su frente.

—Umh, tiene algo que hacer —dijo dejando a medias la información. Cosas como: qué, dónde y por qué no se mencionaron y dejaron a Hoseok con las dudas en la cabeza. Seokjin no rebuscó en el tema, en sí, lo que dijo era cierto, no era mentira, solo estaba ocultando parte de la verdad...

"Esconder y mentir son similares pero no sinónimos", se convenció volviendo a arriesgar el límite de Hoseok en cuanto la información que no le concendía. Lo entendería, eran asuntos de Taehyung y él al fin y al cabo.

—Con permiso —pronunció cuando entró a la enfermeria vacía y suspiró. Después del almuerzo, terminó por decirle a Hoseok que se fuera a su clase solo, que él luego iría y le explicaría a su profesor. El timbre ya había tocado hace dos minutos y su vista borrosa se acentuaba a lo insoportable como la presión que sentía en sus sienes. Notó que definitivamente no había nadie y cerró la puerta detrás de él, ¿será que el horario de almuerzo de la enfermera se adelantó? No quiso seguir nadando entre especulaciones y cayó en una de las seis camas de la enfermería, no movió la cortina que lo rodeaba y la dejó abierta; sus ojos cayeron y sintió el sudor en su piel, arrugó sus cejas asqueado. Recordó que pronto debería volver a su estudio para leer los libros que le dejó su padre y debía pasar por la oficina de su madre para llevarle algo de comida. Con esos pensamientos en mente, su mundo se fue oscureciendo. El tiempo se permitió fluir en el silente ambiente, las sombras de los objetos presentes se agrandaron y el viento golpeó las ventanas.

Abrió sus ojos por el sonido brusco y antes de que pueda mover la cabeza, vio que la puerta fue cerrada rápidamente sin permitirle reaccionar.

Minutos después, un sonido estridente llegó a los oídos de cada alma presente en Seungli y con ello, una pesadilla se desató.

[•••]

—¿Ese fue el día negro? ¿Puedes demostrar la veracidad de tu historia? —preguntó Jimin y Seokjin asintió.

—Luego de la evacuación, en sí, después de un par de horas, no pude más y me desmayé. Fui llevado al hospital donde me dieron el alta y llevé el justificativo a la escuela.

—¿Y por qué apareces en la lista? —Seokjin apretó sus dedos, recordando la dura mirada de su padre al enterarse.

—Porque no le pregunté al profesor si podía ir a la enfermería y, aunque luego me dieron la opción de sacarme de allí, ya que había sido una emergencia, me negué porque debía responsabilizarme de mis acciones… Mi papá me dijo eso al enterarse y sus palabras fueron: "tu nombre allí será un recordatorio de su conducta rebelde", fue lo dijo y tiene razón. Eso es lo que pasó aquel día, pudo conseguir ese documento y-

—No hace falta —exhaló Jimin cruzando sus piernas y brazos, alzando un poco su mentón para mirarlo con sus filosos ojos—. ¿Qué pasó entre Jisoo y Taehyung?

—No puedo decirlo.

—¿Por qué defendiste- por qué decidiste defender a Jisoo? —preguntó y Seokjin apretó sus dientes al recordar aquel día y parte de su anécdota.

—No puedo decirte el orígen pero puedo decirte que lo hice porque Taehyung estaba equivocado —terminó por decir, dejando disconforme a Jimin.

—¿Qué relación guardaban Taehyung, Jungkook, Jisoo y tú?

—No puedo decírtelo.

Un golpe en la mesa lo sobresaltó y levantó su vista sin mostrar su alteración, encontrándose con los orbes oscuros de Jimin, un celeste opaco que eran enmarcadas por dos pronunciadas ojeras.

—¿Por qué tanto secreto? ¿Por qué quieres ayudar a Taehyung a pesar de la forma en la que actuó contigo en el pasado? —escupió y Kim enderezó sus hombros, esta vez había determinación en sus ojos, una ola de rabia que siempre traía consigo al recordar a su mejor amigo y su decadencia con el tiempo.

—Él no es una mala persona, solo el mundo no pudo proteger su sonrisa. El mundo le falló a él —respondió. El pequeño Taehyung apareció en su cabeza, un niño torpe con sus palabras, tonto, tímido y juguetón. El niño que le temía a los truenos o corría a colgarse de sus brazos la primera vez que fue a un zoológico y vio a los pandas, o como sus ojos destellaban al comer sus dulces favoritos y la forma de su sonrisa… Todo eso fue manchado por años de maltrato doméstico y tragedias que le arrebataron el brillo que tanto lo había iluminado, flama que se perdió con el viento.

—¿Y entonces por qué quieres unirte a "lo que sea que esté haciendo"? ¿Cómo puedo asegurarme de la integridad de mis amigos y mía? ¿O de que "lo que sea que estemos haciendo" no será corrompida por ti y tu ceguera por tu mejor amigo? —Jimin habló con dureza, crudas palabras para alguien tan pequeño y bonito, inimaginable.

—Porque quiero saber la verdad, quiero saber si Taehyung es una causa perdida y debería rendirme o no, saber si es inocente o no… Quiero saber la verdad detrás de la muerte de Jisoo. Ella era mi amiga a pesar de todo, me ayudó cuando entré al Centro Estudiantil, estoy en deuda con ella y nunca pude saber nada sobre lo que sucedió con ella —habló con sinceridad, con las gotas saladas colgando de los bordes de los precipicios decorados por pestañas y sus rojos labios inyectados de sangre fueron apretados una vez más por sus dientes—. Por favor, no te pido que me cuentes todo, ni ser integrado o que me consideres confiable… Solo déjame ayudarte.

—¿Y en qué me serías de ayuda? —Jimin no se había inmutado en lo absoluto, ni cuando terminó su relato… En todo momento lo miró con esos ojos analíticos, esperando que se equivocara o dijera algo que lo incriminara. Estaba leyéndolo, sus gestos, acciones, palabras y todo que estuviera más allá de sus capacidades, como si pudiera saber si mentía o no.

Tomó aire.

—De seguro sabrás esto… Mi padre es Kim Dongjun, primer comisario a cargo del caso de Jisoo pero fue reemplazado y… Mi madre es Kim Seokyun, una de las mejores abogadas de Seúl y es encargada de un famoso bufete de abogados. Ella fue abogada de la familia de Jisoo y no sé mucho sobre qué tanto estuvo en el caso.

Jimin entrecerró sus ojos interesado por la segunda parte de su frase, un dato que desconocía. Sin embargo no dijo nada al respecto… Por ahora.

—¿Y cómo puedes probar que puedes ayudar? —Seokjin arrugó su nariz ante la insistente desconfianza del rubio y divagó en su mente, buscando algo que pudiera cerrarle la boca a ese-

Lo recordó.

—Hay… Hay un rumor que estuvo circulando por Seungli hace un tiempo…

—Te escucho.

—¿Has escuchado el rumor que involucra a Kim Namjoon? —prosiguió con cuidado, temiendo estar equivocado en su decisión y condenar a alguien posiblemente inocente. Lo estaba dejando a manos de ese rubio, no sabía si usaría esa información debidamente y solo le quedaba confiar en él. Jimin tiró su cabeza a un costado, pensando en una respuesta y lo tomó desprevenido con una respuesta no-verbal a cambio de un movimiento afirmativo—. El rumor dice que sus huellas se encontraron en la escena del crímen...

—Eso ya lo escuché y tú has dicho que es un rumor. No me sirve de nada —comentó tajante y Seokjin tensó los músculos de su mandíbula.

—Déjame terminar —se quejó con moderación, acostumbrado a tratos más bruscos que eso.

—Prosigue entonces.

—No fue solo un rumor… —prosiguió bajando su voz, recordando al moreno y las veces donde lo trató con amabilidad, ¿se consideraría esto traición? Ah, "traición", una palabra renombrada en su vida. ¿Esto no lo hace un traidor también?—. No solo se encontraron sus huellas… Sino que su sangre se encontró en la zona.

Las pestañas de Jimin barrieron el espeso aire con violencia y las canicas celestes que residían en sus cuencas se volvieron minúsculas como una semilla de girasol, solo que ese girasol no nacería viendo el sol, miraría la oscuridad y se marchitaría.

—¿Lo viste?

Seokjin asintió recordando cuando vio por accidente los documentos de su padre sobre su escritorio.

—En una ocasión le llevé café a mi padre a su oficina porque los trabajadores de la casa ya se habían ido a sus hogares y ya era de madrugada. Como era el único despierto, ya que estudiaba para mis exámenes… Entré a su oficina y lo vi, mi padre estaba en el baño y sobre su escritorio habían documentos sobre el caso de Jisoo. Al parecer examinaron en el laboratorio la muestra de sangre encontrada y coincidió con Kim Namjoon… —contó bajando la vista al finalizar, bajando su tono—. Probablemente haya una explicación, no sé los detalles, fue solo lo que vi rápidamente porque temía que mi padre me descubriera.

Jimin estaba impactado, esa información era importante, nunca hubiera podido conseguir esa pista al no tener los contactos o herramientas para hacerlo por sí solo. Frente a él tenía a una poderosa pieza, una que se estaba entregando para ser usada y en su interior sonrió; lentamente estaba visualizando su propios movimientos dentro del tablero.

—¿Entonces tú esparciste el rumor? —Mas, tenía que asegurarse.

—Claro que no, ¿por quién me tomas? No fui yo —exclamó ofendido y llevando su mano a su corazón—. Mi familia cree en lo justo, fui criado para ser correcto y sé que cometí muchos errores, pero jamás condenaría a alguien deliberadamente.

—Pero aún así me dijiste que estuviste por condenar a Taehyung por una respuesta que ni tú sabías. —Su voz fue dura y segura con sus palabras, callando de inmediato a Seokjin quien quedó estático ante el aura que soltaba Park Jimin con esos grandes ojos capaces de ver el mundo— Discusión que aún desconozco el orígen.

—No puedo decírtelo —murmuró.

—¿Por qué? —bramó.

—Porque no queda en mi derecho decirlo —finalizó y Jimin pareció entender, sin insistir más—. Yo… Sé que me equivoqué, lo comprendo y acepto. Por ello quiero poder hacer lo correcto ahora… Aún sigo dudando y tengo miedo de equivocarme al señalar con el dedo, ¿cómo sabes quién es malo y quién es bueno?

—No lo sabes —contestó Jimin, por fin viéndose un brillo en sus ojos y se vio débil, su fortaleza decayó y este estrechó sus párpados como si estuviera sufriendo—. Nadie es malo o bueno, solo existen personas, un color gris… Un intermedio. Nunca sabremos lo que ocultan sus corazones, pero podremos averiguar la verdad detrás de esas acciones y pensar en ello. Existen personas grises, un intermedio.

Fue como una iluminación para Seokjin. Cuando era pequeño, se paraba horas mirando desde abajo –por su baja estatura– el escudo de su familia y la intimidante mirada del águila sobre la balanza. Ahora, miraba de frente los salvajes ojos.

—Gracias. —Ladeó una sonrisa y Jimin se relajó.

Hubo un silencio entre ellos, uno cómodo. Seokjin había sentido que algo se había desvanecido de sus hombros mientras observaba su taza y Jimin sentía que la investigación estaba avanzando.

—Tengo que hablar esto con mis amigos para que tomemos una decisión… Sobretodo por Hoseok —dijo aquello último con cautela para no arrancar la curita y duela.

—Lo entiendo —contestó con melancolía—. Quisiera poder solucionar las cosas con él… Por completo.

—Seokjin —llamó y el nombrado alzó su vista con curiosidad y se sorprendió al encontrarse una expresión comprensiva—. Buena suerte, espero que puedas comenzar a tener decisión sobre tus decisiones… Y decidas lo que creas correcto.

"Decisiones correctas…"

En un barrio humilde en los suburbios de Seúl, un chico castaño entró a su casa cerrando la puerta con violencia y llamando la atención de su tía, quien se aproximó rozando sus dedos con la aspereza de las paredes.

—TeTe, ¿qué sucedió? —Los orbes blancos se deslizaron hasta llegar al núcleo de los ruidos y sus pantorrillas se debilitaron, apoyando sus rodillas en el mugriento suelo de la entrada y tocó los suaves cabellos de su sobrino— TeTe, ¿quieres hablar? —preguntó suavizando su tono y sonando más cariñosa. Un fuerte sollozo llenó sus oídos y tuvo ganas de llorar al oírlo. Taehyung se encontrada sentado en la entrada de la parte interior de la casa, con sus manos apretando su rostro y las lágrimas finalmente explotando sobre su piel.

—Lo arruiné —admitió con la voz quebrada, tan débil, tan frágil.

—No, cariño. Puedes solucionar-

—No, esta vez es definitivo. Lo arruiné, lo arruiné de nuevo —confesó arrastrando con brusquedad su rostro y dejando un camino rojo.

Jihye no sabía cómo actuar y abrazó a su sobrino… Fue cuando se dio cuenta que había crecido, sus brazos ya no podían rodear y esconder su cuerpo por completo; ahora sus manos no se encontraban en el camino. Había crecido tanto pero seguía siendo su niño, el pequeño que lloraba en sus brazos y que le tenía miedo a los truenos. Seguramente sus facciones habían madurado, en sus recuerdos solo existía el pasado y creaba el presente con su imaginación.

Los sollozos cesaron luego de unos minutos y no quiso despegarse cuando Taehyung se removió para salirse del abrazado de su tía.

—Iré a revisar el correo —informó sin aportar nada más y dejando a tu tía en la deriva.

El castaño tomó el contenido dentro del buzón y las llevó a la mesa, vio de reojo como su tía se sentó a un lado de una ventana, dejando que la brisa acariciara su rostro. Las abrió y su expresión se congeló, su corazón se aceleró al ver las cifras de lo que debía pagar por la luz, gas y agua…

—TeTe, ¿cuál es la cifra que llegó?

Taehyung apretó los impuestos y carraspeó para sonar convincente.

—Descuida, lo pagaré —contestó. "Maldición, no puedo pagar esto", pensó asustado al ver que las cifras se habían multiplicado cuando ellos tenían mucho cuidado con el uso de los recursos que tenían.

Miró a su tía que lo "observaba" con un claro signo de pregunta en su rostro. Al menos quería que su tía viviera bien, él no importaba.

Sus ojos se volvieron oscuros.

[•••]

—¿Por qué a esta hora? ¿Por qué no mañana? ¡Tengo frío y sueño! —protestó Chanyeol con su quijada pegada a la mesa de una tienda de convivencia 24hs. Jimin rodó los ojos y Hoseok ni siquiera había abierto la boca, teniendo el suficiente sueño para no seguirle el juego al peli-violeta—. Hobi, ¿sabes que si mantenemos contacto corporal, obtendremos calor? —sugirió y el mencionado no reaccionó, dejando caer su cabeza sobre la madera.

—Exagerados, recién son las once de la noche.

—Me duermo a las diez, mi hora de sueño fue interrumpida por gentuza —respondió indignado y Hoseok alzó su mano estando de acuerdo, Jimin alzó una ceja por esa traición—. ¿Y bien? ¿Cuál es la urgencia?

Jimin parpadeó y se acordó el motivo principal por el que los tres estaban allí.

—Seokjin me contactó. —Tan pronto soltó aquello, la sobriedad pareció caerles como un balde de agua y sobretodo Hoseok le regaló toda su atención— Quiere unirse a nosotros.

—Ni loco —contestó Chanyeol.

Hoseok no dijo nada queriendo escuchar todo hasta el final para luego dar una respuesta.

—Sabía que dirías eso —dijo Jimin con sorna—. Quieran o no, es una buena propuesta. Puede ayudarnos a conseguir información importante y… Sonó convincente.

—¿Sonó convincente? ¿No es un sospechoso? ¿Y si te mintió? —Chanyeol levantó sus manos, intentando que el rubio piense seriamente en la decisión que tomará.

Por fin una tercera voz se escuchó, el sueño ya no existía.

—Seokjin podrá ser alguien exigente consigo mismo y con los demás, pero no es un mentiroso —aseguró y la sorpresa se plasmó en Chanyeol, quien apretó sus labios y silenció sus quejas.

—Si ustedes lo dicen, está bien, confío en su criterio —suspiró rendido y Jimin suspiró.

—De todas formas, no le diremos nada muy fundamental. Y Hobi, si te sientes incómodo, dímelo por favor —pidió y el nombrado sonrió despreocupado, volviendo a tirar su cabeza sobre la mesa y su imagen transmitía somnolencia, como si fuera un mutante con sueño.

—¿Por qué tan de repente decidió ir contigo? —preguntó Chanyeol y Jimin también se hacía la misma pregunta.

—Taehyung y él pelearon al parecer. —Su respuesta sonó convincente, ya que Chanyeol no le dio más importancia y reposó su cabeza en el hombro de Hoseok que había enderezado su espalda.

—Ahora que lo mencionas, ¿por qué me preguntaste si él asistía al club de fotografía? —Hoseok levantó su rostro con sus ojos brillando de la curiosidad y Jimin exhaló.

—Me habían dejado una nota donde había una foto mía en el salón de música, fue hace meses —mencionó y Hoseok pareció consternado, Chanyeol no parecía sorprendido, estaba serio.

—¿Y fue Taehyung?

Jimin negó.

—No pudo ser él, estaba conmigo cuando me sacaron la foto desde el exterior —refutó y omitió dar el pequeño detalle del ángulo donde fue tomado. Jimin rechazó el jugo que Hoseok le ofreció y quedaron en silencio, todos estaban pensando en muchas posibilidades—. A pesar de eso, no lo quité de la lista de sospechosos. Aún hay muchas cosas que no me cuadran de su actitud.

—La actitud de todos los sospechosos no cuadran. Los Jeon que tienen muchos secretos y una familia que da miedo, Minseok que parece evitar el tema, un lobo solitario que no habla y huye; un chico pálido que es una incógnita —habló Chanyeol y con aquello último, chocó sus miradas con Jimin que lo observó con frialdad y fijamente sin parpadear, retándolo. El peli-violeta devolvió el gesto y Hoseok se removió ante la atmósfera pesada que emanaba entre ellos; ninguno había cedido, siendo tercos.

—Espero que no estés hablando de quien yo creo —respondió con paciencia y calma el rubio, sin borrar o desviar su expresión. Chanyeol entrecerró sus ojos.

—¿Por qué lo defiendes tanto…? ¿Te gusta? —Aquello dejó helado a Jimin pero no lo expresó, Hoseok se encogió en su lugar y a la vez estaba aturdido.

—Vamos, Channie. No puedo creer que insinues eso —rio Hoseok tratando de apaciguar el agua turbia y al vez que ninguno de sus amigos se rindió, tembló y una sosegada voz habló.

—Y si es así, ¿qué? —Jimin se veía determinado y tanto Hoseok como Chanyeol quedaron sumidos en un trance.

—¡Puede ser el enemigo, Jimin! —recordó Chanyeol golpeando la mesa.

—¡Lo tengo en cuenta! —contraatacó devolviendo el golpe en la tabla, el grupo comenzó a llamar la atención del encargado y se sentaron al percatarse de que estaban perdiendo los estribos. Hoseok apretó los labios y levantó la vista, fijándose en Jimin, queriendo ser participante y no un mero espectador.

—Jimin, puedes ser inteligente pero estás actuando como un tonto —no titubeó y el rubio partió sus labios y los selló de nuevo, rascando su frente. Chanyeol relajó los músculos de sus hombros y estuvo de acuerdo con el chico a su lado.

—Finjes ser ciego.

Las palabras de sus amigos quedaron tatuadas en su mente, sus pequeñas manos dentro de su chaqueta no le transmitía calidez, increíblemente tenía mucho frío en esa solitaria noche. Su camino se hacía interminable, esta vez no sentía que alguien lo estuviera siguiendo o mejor dicho, no lo sabía… Estaba inseguro. "¿Cómo sabes quién es malo y quién es bueno?", tampoco sabía la respuesta a pesar de haberle dado una a Seokjin. Confundido, estático y triste, había un revoltijo en su interior que se hacía más grande y le daba ganas de vomitar. Todo era un enorme rompecabezas y había piezas que no querían que encajen.

Sus pies se detuvieron al darse cuenta que estaba demasiado adentrado al parque –un atajo rápido a su casa– y justo frente a él un farol parpadeó iluminando su sendero. Los aros celestes no se inmutaron cuando vio una cabellera gris hundida en una bufanda, sentado en un banco y con los brazos cruzados; algo en su interior se removió y no era felicidad.

—¿Hyung? —preguntó y un rostro pálido se asomó por la tela, al verlo se mostró conmocionado y pronto una sonrisa tímida se dibujó generando estragos dolorosos en su pecho.

—Jiminnie —respondió y Jimin percibió diferente el dulce apodo—. ¿Qué haces por aquí a esta hora? Es peligroso.

"Lo mismo debería decirte".

—¿Ah? Vengo de la casa de Hoseok, tendremos los exámenes pronto y lo estoy ayudando a estudiar —explicó y Yoongi se levantó, sacudiendo su holgado pantalón negro y torciendo sus brazos bajo su gran suéter azul. Jimin siguió sus movimientos: Yoongi solo había asentido sin preguntar más.

—¿Y tú, hyung?

—Fui a comprar —comentó y Jimin acentúo su vista, tratando de acostumbrarse a la poca oscuridad y notando que las manos del chico estaban ocultas por sus mangas; también que sus zapatillas estaban levemente cubiertas por capas de tierra negra y volteó discretamente la mirada a la tierra seca del parque al no haber llovido hace algunos días y el pronóstico del tiempo no había anticipado ninguna tormenta o rocio. ¿El clima funcionará de manera diferente en lugares más concentrados de maleza? Sus ojos se deslizaron por la ropa del pálido sin ver que ninguna zona sobresaliera, probablemente no estaba ocultando nada bajo su ropa y no tenía bolsas en sus manos, su pantalón no tenía bolsillos, ¿y cómo lo sabía si su suéter azul lo cubría? Anteriormente lo había usado y no recordaba que esta los poseyera. Si había ido a comprar, ¿dónde estaban las compras?

—¿No es muy tarde? Debe volver a casa, hyung —aclaró. ¿Por qué estaba en el parque a esas horas? Dudaba mucho que fuera para pasear a Panquecito.

—Sí, Panquecito me está esperando seguramente. ¿Quieres que te acompañe a tu casa? —"Piensa en algo-… ¿Pensar en algo? ¿Por qué tendría que pensar en algo y en contra de quién…?".

—Umh, me quedaré en alguna tienda. —"¿Eh? ¿Qué estoy diciendo?"— Mamá y yo peleamos y no quiero volver a casa por ahora. —"Pero si mamá está trabajando, ¿en qué estás pensando? ¿Por qué mientes?".

—Entiendo pero no puedes andar por ahí solo, ¿quieres venir a mi casa mejor? —Jimin sonrió internamente y tan pronto lo pensó, se golpeó mentalmente.

—Claro, hyung. Por favor, no piense en cosas indebidas —jugó y el rostro de Yoongi explotó en un dulce rubor. Olvidó sus anteriores pensamientos y caminó a su lado, hombro a hombro, ahogándose en sus emociones y el significado inconcluso que había de ellos.

Cuando se abrió la puerta, Jimin ya se había agachado para recibir a Panquecito y morirse de la ternura por los dulces gestos del cachorro. Rio al escuchar el ladrido y por la rápida aproximación del canino. Escuchó la silenciosa risa avergonzada de Yoongi y deseó que todo fuera así, tan hogareño con una vida tranquila.

Mostró su decepción en un gesto de sorpresa en sus cejas al ver el peludo cuerpo alejarse y adentrarse al departamento. El momento había durado muy poco a comparación de las veces anteriores y su mayor disgusto fue que Yoongi cerrara la puerta detrás de él y no comentara nada acerca del comportamiento alejado del cachorro. Nuevamente vio los rastros de tierra, esta vez eran nuevas y escuchó al pálido comentarle que se pusiera cómodo, a la vez que se adentraba al baño. Acató la sugerencia y se sentó en el sillón, miró de reojo a Panquecito –que estaba acostado a un lado del balcón– e intentó llamar su atención con sonidos. Apenas logró algo, porque lo observó desde su posición sin elevar su cabeza y solo levantando sus cejas para volver a dejarlas caer.

Abrió su boca para hablar con el cachorro cuando escuchó a Yoongi acercarse por el corredor luego de salir del baño. Había visto sus uñas negras al instante que le ofreció un vaso de té a los minutos que estuvieron hablando y el pálido estuvo en la cocina, normal, como las veces anteriores.

Al ver su sonrisa, las muchas preguntas que se había hecho, se esfumaron en un parpadeo.

"No quiero que mi corazón dude".

[•••]

Las sábanas de la cama eran suaves, la iluminación lúgubre no era tomada en cuenta por su mente cuando tenía los delgados labios sobre los suyos, jugando y chupando la textura esponjosa. Su cabeza había soltado varias advertencias por la oscuridad que, fueron descartadas al sentir una lengua colarse entre sus belfos que le arrebató un jadeo ahogado. Llevó sus pequeñas manos a los hombros del peli-gris –que eran cubiertas por un suéter negro– y su cintura fue atrapada por unos delgados brazos. Estaba sentado sobre los muslos del pálido y sus bocas compartían una conexión sellada por una cuerda floja transparente y espesa.

—¿No vendrá nadie? —preguntó arqueando su espalda al sentir la traviesa lengua del pálido bailar en la curva de su cuello. Soltó otro jadeo de impresión al sentir un aire frío colarse debajo de su ropa acompañado de un tacto áspero. Su rostro sonrojado observó los movimientos de Yoongi sobre su cuerpo.

Fue inevitable soltar un gemido cuando su pezón fue pellizcado.

—¿Confías en mí? —La pregunta tomó desprevenido al rubio a la vez que fue tomado de su nuca para unir frentes con Yoongi.

Jimin separó sus labios con duda que se convirtió en seguridad al fijarse en la mirada suave del pálido.

—Claro que sí —afirmó llevando sus manos a los hombros del pálido que curvó sus labios… Y no dejaron de curvarse.

—Jimin, puedes ser inteligente pero estás actuando como un tonto —comentó con burla y Jimin tuvo un déjà vu al estar confiado de que esa frase… Ya la había escuchado.

Se separó un poco de Yoongi para ver como este afilaba su mirada y esa sonrisa no dejaba de crecer.

—¿Yoo-

Se quedó callado y la oscuridad a su alrededor repentinamente creció junto una punzada en su estómago. Abrió los ojos en grande y su expresión estática fue manchada por un hilo de sangre derramarse por la comisura de su boca y reaccionó cuando una incertidumbre se expandió en su cuerpo y las alertas explotaron en su mente. Empujó a Yoongi por el pecho con una patada que lo hizo caer al suelo con sus manos cubriendo su abdomen. La mancha roja debajo de su ropa aumentó y recién notó la navaja que portaba. ¿En qué momento? Parpadeó perdido, todo estaba pasando demasiado rápido y se arrastró para intentar escapar, su esfuerzo fue tirado a la basura cuando el pálido pisó su herida.

Gritó del dolor, su garganta fue desgarrada por el poderoso torrente de sonido.

Hizo preguntas a la vez que derramaba lágrimas y lo único que recibió fue esa aterradora sonrisa.

Yoongi se agachó, posando el filo del cuchillo sobre su pecho en la posición de su corazón y lo miró fijamente.

—Eres un idiota, Park Jimin…

Gritó con todas sus fuerzas por ayuda.

—¡Jimin! —¿Su mamá?

Abrió sus ojos con fuerza, las lágrimas se escapaban y vio a su madre agarrándolo de los hombros con preocupación. Su cuarto, estaba en su cuarto, en su hogar. Las imágenes en su cabeza seguían frescas y su respiración se estancó, luchando por absorber oxígeno que se acumulaba y lo ahogaba. Fue envuelto entre los brazos de su madre, aún así, los espasmos prosiguieron por todo su cuerpo y el incesante llanto no tenía un fin; el miedo, la paranoia y la desesperación se adueñaron de su cuerpo, sus acuosos orbes no quedaron estáticos y tenía muchas direcciones que observar. Estaba tan aliviado de que esa pesadilla tan realista solo fuera eso, un mal sueño.

Tocó su abdomen con desesperación.

Yoongi, Yoongi, Yoongi, nunca pensó que una expresión así podría dibujarse en su rostro y aterrarlo tanto.

"Finjes ser ciego".

"Finjes ser ciego".

"Finjes ser ciego".

—Has tenido muchas pesadillas últimamente, ¿pasó algo? —preguntó acariciando su cabello y acunando su cuerpo sobre la cama, abrazando a su hijo y buscando transmitirle paz. Jimin seguía sin respirar correctamente y se negó rotundamente a decirle algo, dándole a entender que no sucedía nada cuando sucedía de todo.

Jimin no dejó de pensar en el chico que le gustaba.

"Finjes ser ciego".

"Jimin, puedes ser inteligente pero estás actuando como un tonto".

Abrió la puerta del baño y se encerró allí cuando su madre se fue a dormir. Las lágrimas seguían cayendo sobre sus mejillas, recordando todas las ocasiones donde ignoró los comportamientos extraños de Yoongi o todas las veces donde sus palabras se contradecían o no tenían un sentido.

Sacó su cuadernillo junto a su lapicera.

"Como mis padres están lejos no pueden estar a la expectativa, así que mi tío les hace el favor". 

Sorbió su nariz y las gotas cayeron sobre el papel, sobre los nombres de los sospechosos.

La punta de la lapicera pintó el papel en trazos imprecisos y temblorosos. Limpió la humedad en sus mejillas y prosiguió.

"¿Yo? Yo… Yo también quiero que vengas".

Recordó la tierra en la entrada, el comportamiento de Panquecito, la situación de su familia y su marginación.

"¡Jimin!", ¿qué guardaba en su armario?

Se congeló, aguantando el agua que se desbordaba de sus lagrimales y dudando. Su pecho dolía, su corazón estaba sufriendo y el alma le suplicaba clemencia.

"Min Yoongi… Ese es mi nombre".

Min Yoongi…

Sus orbes celestes cayeron sobre la tinta que profanaba las fibras del fino papel que eran ensuciadas por las saladas gotas y las yemas de los cortos dedos acariciaron las palabras con miedo.

“[Min Yoongi | Sospechoso]

Lazos: desconocidos.

Posición: ninguno.

Datos: incompletos”.

Y se dio cuenta que…

Realmente no conocía a Min Yoongi.

[•••]

Jimin le había escrito a Seokjin que le avisaría el dictamen final a primera hora, lo que se traduce como: "nos veremos a la hora de ingreso". Chanyeol estaba soltando bostezos cada minuto y Hoseok parecía realmente fuera de sus cabales, mirando la entrada al área escolar y la entrada al edificio, dudando entre si quedarse o huir. Tuvo que tomarlo del borde de su campera para que pensara con claridad y reaccionara. Por su lado, pudo notar la vacilación de sus amigos al verlo aquella mañana: marcos rojos en sus ojos irritados, prominentes ojeras y rastros de un desconsuelo en su rostro. Era un desastre en todo el sentido de la palabra.

—¿Llegará o no llegará? Temo que la profesora de matemáticas me amenace con la regla de nuevo —bostezó Chanyeol y Hoseok rio en burla.

—Llegamos demasiado temprano —comentó Hoseok y el lugar estaba desolado. Faltaban cinco minutos para el horario de ingreso y el trío eran los únicos estudiantes mal de la cabeza que llegaban mucho más temprano y especialmente por voluntad propia.

Jimin gruñó y ocultó sus manos dentro de su campera, esperando. Alrededor de cuatro minutos más tarde, vieron llegar un auto lujoso frente a Seungli, un Mercedes-Benz Clase E que se aparcó en la orilla y del interior una cabellera rosada nació de las sombras hasta dejar ver un rostro guapo y delicado. Los nervios se dispararon dentro de Hoseok, Chanyeol estaba igual de indiferente aunque era lo que quería ilustrar y Jimin tenía una mirada cansada, no se podía descubrir el secreto guardado en sus ojos.

Seokjin vestía con su ropa de marca, un saco largo y beige que llegaba hasta sus pantorrillas; debajo un suéter negro de cuello de tortuga y un pantalón del mismo tono que combinaba con unas botas. Todo hacía juego con su bolso colgante en uno de sus brazos. Ese que se acercaba de forma tan elegante y delicada era un nuevo aliado…

—Hola —saludó Kim, siendo su gesto devuelto con torpes reverencias. Jimin vio el auto irse y desde el aparcado la mirada del águila lo juzgaba. Seokjin esperaba frente a ellos, expectante y con un sentimiento de decisión, el grupo en silencio en un espacio que pasó de la desolación a la población cuando el horario de entrada llegó. Los estudiantes pasaban de ellos, ellos siendo las rocas en un río y algunas corrientes parecían más curiosas, otros los ignoraban por completo.

—Estás dentro —anunció Jimin de brazos de cruzados y Seokjin mostró su sorpresa, él ya venía predispuesto a recibir un rechazo que nunca sucedió y en cambio, giró a ver a Hoseok que observaba a un costado, siendo él un factor importante que había acomodado las ideas de Jimin, quien había terminado por aceptar al peli-rosa en el equipo.

Seokjin mostró una sonrisa confudida, como si sus emociones estuvieran peleando y pronto, el ambiente fue interrumpido por un escenario que ninguno de los tres esperaban ver.

Pasando por las rejas que rodeaban Seungli, unos hilos del color de la sangre que derramaba una herida y elegante y deslumbrante como el vino, atrajo solo la atención del grupo que quedaron estupefactos ante la vista.

Kim Taehyung entraba con una expresión tan fría como un témpano y con un cabello tan ardiente como la lava. Rojo como el vino, rojo como la sangre.

Jimin miró a Seokjin y a juzgar por su genuina expresión, él estaba igual de estupefacto que ellos y había cierto miedo en sus ojos.

Y lo que esta vez robó por completo la atención de Jimin –y no solo él, sino de mucho de los estudiantes que ingresaban al edificio– fue la persona que iba detras de Kim Taehyung: Jeon Jihyun. El chico de cabellos rojos pasó frente a ellos y les regaló una filosa mirada, había un advertencia silenciosa para Seokjin que los dejó sin palabras. Continúo a él, Jihyun les regaló una sonrisa ladeada difícil de interpretar por las difusas intenciones que había tras su figura. De la costosa chaqueta que traía Jeon mayor, el pin sobre su pecho resaltó entre todo; una serpiente albina con ojos rojos en forma de "J".

Ganaron un aliado y habían ganado otro enemigo.

Se giró a ver a Seokjin y esta vez parecía furioso.

Jimin pensó muchas cosas respecto a ese gesto ceñido en las cejas del alto. Sonrió internamente al ver la motivación que se encendió en su rostro, recordó su charla la anterior noche y suponía que de alguna forma, los Jeon tenían un papel muy grande en la vida de Taehyung que a Seokjin no le gustaba, un papel relevante e imposible de ignorar. Si era así, entonces Seokjin sería una pieza importante para descubrir los sucios secretos de los mellizos.

—¿Quieres salvarlo de esas víboras? —preguntó bajo solo para que los oídos del chico alcanzara el sonido. Seokjin apretó sus puños y dientes con una vista directa a la punta de sus pies.

—Lo haré.

Jimin curvó las comisuras de sus labios con satisfacción.

La aceptación de Seokjin en el grupo fue un avance, por hoy, dejarían las cosas congeladas ya que tenía muchas cosas que pensar… No exactamente así porque todo se reducía a Min Yoongi y cómo todo este tiempo se estuvo convenciendo de que era inocente, la forma en que se obligaba a no dudar de él… Era demasiado tarde porque su corazón ya lo hizo y lo aceptó, aceptar aquello era una invitación a una constante desconfianza que era una barrera entre ellos dos.

Seokjin se había adelantado, dejando al trío solo.

—Estaba pensando en Taehyung y Seokjin... En su amistad... ¿Nosotros somos así? —De repente preguntó Hoseok después de estar pensativo todo el camino hacia sus clases. Chanyeol alzó sus cejas impresionado y pronto, él también se planteó la duda. Ambos miraron a Jimin como si él tuviera una respuesta…

Lo pensó, ahora que se daba cuenta, era la primera vez que tenía verdaderos amigos y fue inconfundible el deseo de protegerlos y ser protegido. El brillo en sus ojos, la manera en que anhelaban una respuesta eclipsó en sus emociones más profundas; ellos eran irreemplazables para él. Se conocieron hace unos meses y terminaron construyendo un lazo que no había experimentado en el pasado. Lo más cercano a una amistad que tuvo fue en el pasado –y que recuerda a la perfección–, se dio cuando entró a la secundaria y charló con un compañero de banco los primeros días antes que se volvieran constantes burlas y notas incitando a que se matara por parte de varias caras con incógnitas sobre ellas.

Con Hoseok y Chanyeol…

Tuvo ganas de llorar ante la comparación.

—Estoy seguro que nuestra amistad es tan fuerte para atravesar cualquier tormenta juntos —susurró lo suficiente comprensible para que sus amigos lo recibieran con un destello iluminando sus grandes ojos.

Chanyeol fue el primero en responder bajando la cabeza.

—Eso fue tan cliché, idiota —contestó tratando de ocultar su sonrisa.

—¿Desde cuándo dices cosas tan vergonzosas? —balbuceó Hoseok ocultando su sonrojo y golpeando el hombro de un sonriente Jimin. El rubio sintió que su ánimo se elevó considerablemente y devolvió los golpes juguetones. Los tres se pegaron sin importarles que un par de estudiantes los miraran fastidiados y otros admirando su amistad.

—Hagamos una promesa —propuso Jimin y dejaron de caminar para indagar en la expresión alegre del rubio.

—Te escuchamos —dijeron al unísono Chanyeol y Hoseok que intercambiaron miradas pícaras. Jimin rio cuando estos actuaron de manera tonta nuevamente.

—Prometamos que terminaremos la investigación juntos —dijo con timidez. Chanyeol y Hoseok se observaron y luego voltearon hacia Jimin, parpadeando hasta que dos sonrisas se formaron con euforía.

—Promesa —aceptaron elevando sus palmas para chocarlas y sellar la promesa. Sus pieles estuvieron a punto de colapsar entre sí y…

—…min… ¡Park Jimin!

El nombrado subió sus orbes celestes de sus manos pintadas de un color carmín. Su mirada perturbada apenas pudo enfocar al hombre frente a él que llevaba una placa con el nombre "Kim Dongjun". Los sonidos volvieron a sus oídos: las ruedas de las camillas sobre el suelo, el eco de los pasos, las voces que se alzaban en la desesperanza y el deslizamiento de las puertas. Sus labios sellados no soltaron ningún sonido porque todos sus sentidos eran difusos. Además, por más que intentara, las palabras no salían.

»—Ya contactaron a tu madre —informó—. Tenemos algunas preguntas que hacerte por el incidente —notificó y Jimin abrió más sus grandes ojos.

—Tengo derecho a guardar silencio y a un abogado —soltó al instante. Su expresión conmocionada y sus ojos perdidos eran sinónimo de muchos pensamientos enredados y frescos recuerdos. A pesar de su duro comentario, su cuerpo temblaba como una hoja en otoño—. Tengo derecho a una llamada también —agregó apretando sus labios y sintiendo el escozor en sus ojos.

Dongjun estaba estático analizando al muchacho.

»—¿Puedo saber cómo está? Quiero saber cómo está, no sé nada desde hace horas y es de madrugada. Díganme si está bien, por favor. Quiero saberlo, tiene que estar bien. —No estaba consciente de sus suplicantes palabras o de la velocidad de estas, de su torpeza al entonar o el resquebrajamiento de su voz; tampoco de los ríos que se formaron en sus mejillas al hablar, esperando una respuesta que lo deje respirar y abandonar los peores escenarios que se formaron en su cabeza.

Dongjun estaba de brazos cruzados y estrechó sus ojos con lástima.

—Lo sentimos…

Después de eso, todo se opacó a nada. Dejó de escuchar el sonido de las ruedas sobre el suelo, las puertas al cerrarse, las voces y los pasos. Todo se encogió a un silente mar nocturno. Sus manos dejaron de temblar y ya no pudo oír la voz del comisario; se encontró con sus zapatillas –antes blancas– de un color rojo y su jean negro empapado en un espeso y confuso color, su holgada camisa blanca tenía el salpicado rojizo, el cepillar de un pincel sobre un lienzo vacío. Abrió y cerró sus belfos… Su alma había dejado de responder.

Solo podía sentir la espesa y seca sangre pesando en sus manos. No podía pensar en nada más.

El trío chocó sus palmas sellando la promesa.

Lo prometemos.



































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Holaaa, actualización tardía pero segura. Estuve enferma por un tiempo pero ahora me encuentro mejor y con inspiración. 🐥

¡Muy Feliz Año Nuevo! Tarde, no importa jeje. ❤❤

¿Algo que les sorprendió en este capítulo? ¿Entienden la reacción de Jimin al escribir el nombre de Yoongi en la lista de sospechosos? ¿Lo importante que es? ¿Lo que significa? ahre.

¿Dudas? ¿Teorías?

Les daré una ayuda: ya pueden descartar a Seokjin de la lista de sospechosos, es confiable. Luego las partes incompletas de su historia serán completadas. En fin, el niño es inocente del caso y es alguien muy importante para el avance de la investigación.

También quería mencionar algo que me mantiene un poco alarmada. Si alguien leyó la descripción de mi perfil, notará la parte donde hablo del respeto. He leído más de un comentario donde me insultan con confianza en forma de juego o cuando están enojados por x cosa. Tengo que aclarar algo: yo los trato con respeto y me gustaría que me devolvieran el mismo trato. Muchas gracias por comprender y perdón por ser dura T^T

Agrego algo: perdón si contesto los comentarios tarde, los leo a todos pero los respondo mentalmente y me olvido responder. Y los comentarios en los tableros y por privado siempre los respondo, solo tenganme paciencia por favor. TT

Nos leemos dentro de un milenio. 🐥

©mysverse

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