━O2O.

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"—¡DÉJAME!"

"—¡No quiero morir!"

"—¡Mamá! ¡Papá!"

"—No, no, no por favor. ¡No! ¡No! ¡Por favor no!"

"—Hermano… Hermano… No quiero morir".

—Basta… Basta… Salgan de mi cabeza —suplicó Jimin tapando sus oídos bajo las sábanas, las lágrimas de impotencia se rebalsan de sus ojos y un hilo de saliva caía por la comisura de sus labios. Ni siquiera se había esforzado en sollozar al estar acostumbrado a noches y noches sin dormir cuando estaba totalmente a solas en ese albergue que llamaba hogar. Cerró sus morados ojos esperando que el brillo de estos no despertaran a Seokjin que dormía en la otra cama y estaba tan ensimismado en no ser una molestia que se sofocó con el calor bajo las mantas.

La noche era la peor parte de su vida, en estas ocasiones su cabeza explotada y su rostro ardía, siempre ardía como si tuviera las llamas del fuego rozando su piel con burla y quería pasar sus uñas para rasgar con desesperación esa sensación, arrancarse la cara para que esa molestia abandonara su cuerpo. Respiró con dificultad y miró la oscuridad a su alrededor, todo tan solitario y a la vez llenó de pensamientos de sufrimiento en el aire. Golpeó su sien y su frente una y otra vez buscando sacar todas esas oraciones que no le pertenecían a él.

Seokjin descansaba tranquilo y a pesar de su expresión tranquila, Jimin sabía que tenía pesadillas y sostuvo su cabeza aturdido por todo lo que oía. Sus ojos brillaron del fuerte morado que obstruyó con sus pequeñas manos y se levantó de la cama, entonces fue golpeado con una ola de pensamientos que se fueron intensificando cuando estuvo finalmente fuera de la habitación y sus párpados se sellaron al oír un fuerte pitido dominar su sentido auditivo. Se mareó por segundos y parpadeó varias veces al ver que la última puerta de las habitaciones se abrió, dejando a la vista unos mechones albinos y unos ojos carmín que se fijaron en él desde el umbral.

"¿Qué haces despierto?", pensó Yoongi sabiendo que el otro lo iba a oír.

Jimin juntó las palmas de sus manos y acunó su rostro, dando a entender que no podía dormir al negar con la cabeza. El mutante contrario entendió y suspiró dándole un vistazo al vacío pasillo. 

"¿Quieres salir?".

Asintió.

Yoongi lo tomó de la tela de su camisa para incitarlo a seguirlo, siendo cuidadoso de no ser ruido y el peli-azul le siguió el paso sin dudarlo, aunque estaba algo avergonzado por esa inesperada cercanía y el rubor en sus mejillas fue inevitable. Los pasillos estaban vacíos y los guardianes estaban más pendientes de que los estudiantes no estuvieran en riesgo que, ver a dos de los internos merodeando por allí no era incumbencia de ellos porque no estaban peleando, ni gritando, tampoco usando sus habilidades o jugando con fuego… Sí, un alumno el año anterior había iniciado un incendio que dejó a diez chicos sin cama por unos días. Además, había mutantes en especial que se encargaban de mantener a esos dos al margen, a ellos no se les dio esa órden, ellos tenían su propia misión.

Cuando llegaron al exterior, Yoongi giró su vista con precaución y a pesar de no ver a sus observadores, sabía que estaban allí. Jimin estaba algo confundido cuando se topó con flores y un cielo estrellado, sin embargo no pudo prestarle la debida atención a los suaves pétalos o las pecas de la naturaleza cuando tenía un lienzo con los trazos más delicados frente a los dos resplandores morados que se fueron apagando hasta dejar un cristal azul que reflejaba una galaxia. La silueta del albino resaltaba por la pequeña luz que emanaba los faroles que rodeaban el área, sus orbes rojizos sobresalían por la oscuridad y su pálida piel era el perfecto papel para pasar la punta de un pincel.

—¿Tampoco puedes dormir? —preguntó sentándose sobre el césped a un lado de las flores. Yoongi se mantuvo de pie, ambos apreciaban el bosque donde los troncos desaparecían en la noche y quedaron en silencio unos segundos, quizás el pálido estaba formulando una respuesta sensata o simplemente estaba disfrutando de la tranquilidad que solo la luna podía conceder, solo que para él era una señal de vigilia.

—Estaba algo incómodo y con hambre, así que robe algo de comida de la cocina —comentó sin inmutarse, como si la situación fuera normal cuando estaba lejos de serlo. Jimin soltó una risa y Yoongi lo miró de reojo.

—¿Siempre tienes hambre?

—Sí, ¿tú no?

Jimin mostró sus dientes que eran envueltos por unos pomposos labios hidratados con un brillo atrayente.

—No, estoy acostumbrado a no comer.

—Yo no podría sobrevivir —contestó y sus sangrientos ojos recayeron en el elegante perfil de su acompañante—. ¿Por qué no comías?

Jimin se removió al recordar las razones, razones que no le gustaba que resurgieran.

—Digamos que… No tenía la oportunidad, me adapte a ese estilo de vida y así sobreviví. —Alzó sus hombros, restándole importancia a su diminuto vistazo a su pasado y Yoongi desvió su vista a sus pies desnudos que absorbían el frío.

—Vaya… Que duro —suspiró, siendo parte de su piel besada por la luminosidad de los faroles.

—Sí, supongo —respondió sin darse cuenta que ya no era abrumado por las pesadillas ajenas.

Sus ojos azulados mantenían su hermosura, la belleza de la noche.

—Soy su profesora Song Seoyeon y seré la persona que los ayude a dominar sus habilidades —dijo trazando una caminata de un lado a otro, moviendo sus rulos con insistencia y sus largas pestañas –bañadas de un gel que imitaban una curva– barrieron el aire con elegancia. Jimin suspiró aliviado, Seokjin le había mencionado esta clase y estuvo esperando este momento con ansias. Deseaba dejar de oír esas molestas voces y por fin obtener paz, ese silencio que tanto necesitaba para cerrar sus párpados y encontrarse con su propia voz. Ni siquiera recordaba cuándo fue que tuvo esa paz interna.

El resto de sus compañeros parecían ser del tipo de mutantes que controlaban sus habilidades sin esfuerzo. ¿Y si él era el único idiota? ¿Y si obtenía el menor porcentaje en las pruebas? De seguro Yoongi estaría entre los mejores si no ocultara su verdadero potencial, los Jeon tenían asegurado su puesto; Namjoon y Taehyung tenían un aire de profesionalismo y Hoseok… Hoseok era Hoseok. Seokjin de seguro estaría entre los mejores.

Volteó a verlos y arrugó su rostro al ver lo que todos estaban haciendo mientras la profesora hacía su explicación. Seokjin estaba jugando con un elástico entre sus dedos, Namjoon movía su cabeza al ritmo de una canción que solo sonaba ante sus oídos; Taehyung dibujaba un garabato en la carilla de una de las hojas de su carpeta, Hoseok dormía –como siempre–, los mellizos eran los únicos que estaban prestando absoluta atención y finalmente Yoongi… Él tenía la mirada perdida en el límite del bosque, con un perfil magnífico que revelaba una calma indescifrable, su mente estaba en blanco y realmente quería saber qué era lo que lo llevaba a sumirse en el verdoso paisaje.

»—Primero le tomaremos una pruebas individuales en el laboratorio. Queremos saber qué tipo de habilidades tienen y qué precausiones debemos tomar. También los puntos que habría que reforzar y sus fuertes. Los llamaremos por lista y probablemente los dividiremos por tandas de tres clases. ¿Dudas? ¿Alguien? —Jimin abrió y cerró la boca, no se atrevía a preguntar. En su caso, no tenía ninguna habilidad espectacular o que pudiera ser de ayuda en las batallas, su destreza física era un completo asco al igual que su razonamiento. No tenía muchas esperanzas para sí mismo y los demás parecían muy prometedores. Suspiró algo cansado, desde que llegó había estado más pesimista de lo común al compararse con sus compañeros y ser testigo de personas maravillosas controlando lo inimaginable. Todo esto era un nuevo mundo para él y aún le costaba entenderlo.

—¿Estás asustado? —preguntó Seokjin con una gentileza que tranquilizó a Jimin que volvió su vista al frente. Yoongi no aparentaba preocupación y como envidiaba eso.

—Sí —admitió bajando su vista. ¿Qué tipo de pruebas sería?—. No quiero que sea doloroso.

Seokjin rio.

—Descuida, no harán nada que te infrinja dolor. —Apretó su hombro derecho con cariño.

Jimin alzó una ceja.

—¿Cómo lo sabes?

Seokjin recayó en lo que dijo y rascó su nuca, el nerviosismo se notaba en su naciente sudor.

—Me han hecho pruebas antes.

Jimin asintió, conforme con esa respuesta al desconocer el factor enigmático del asunto, ya que las pruebas solo eran realizadas en los cursos primarios o en casos especiales como la comprobación de un expediente. Se supone que esta sería la primera prueba para Seokjin. Desconocía esos datos, por eso era fácil de convencer y Seokjin trató de no tener pensamientos que pudieran delatar su pasado llena de cicatrices. Sí, Hillsborough era mucho mejor que 'ese' infierno.

—Min Yoongi, eres el primero —anuncia la nueva profesora sosteniendo una carpeta en sus manos, a su lado había una hilera de seis personas con trajes especiales de color azulado claro. Jimin apretó sus labios cuando escuchó los pasos del mutante albino acercarse, el sonido rozaba con su espalda y sintió un escalofrío que luego se degradó a esa calma que había visto antes en el perfil del pálido.

—No temas, no duele —le había susurrado, un susurro solo para él y se sintió especial. Su corazón latió por ese agradable detalle y sus ojos morados se volvieron de un azul que Seokjin notó, sin embargo no mencionó nada al respecto.

Jimin se tranquilizó, relajando sus hombros y esperó con paciencia su turno. La espera no se hizo agotadora o aburrida cuando tenía a personajes como Seokjin a su lado que intercambiaba gruñidos con Namjoon por cruzar miradas y recordarle su derrota, o a Taehyung diciendo que en una pelea real contra Yoongi, él ganaría. Hoseok tenía esa despreocupación característica de él y los mellizos estaban al pendiente de ellos a pesar de mantenerse al margen. Yugyeom fue el primero en unirse y Jungkook luego lo acompañó, quedándose con su silencio.

Hasta que fue su turno.

Si Yoongi había dicho que no debía de temer, no debía de temer... ¡Era imposible no temblar! Fue guiado por los pasillos hasta llegar a un edificio con camillas y máquinas de tecnología avanzada dentro de las salas, había imágenes suspendidas y robots haciendo el trabajo manual. Song Seoyeon caminaba a su lado, manteniendo una postura rígida pero no rebasando a lo intimidante y cerró los ojos tratando de regular su respiración.

Entraron a una habitación blanca y había un vidrio en una de las paredes, un espejo que seguramente ocultaba un cuarto continúo donde estaba siendo monitoreado. Seoyeon desapareció y una dulce voz le dio instrucciones desde un altavoz en la esquina de la habitación, donde había una cámara y seguramente había otras.

—Hola, Jimin. Relájate, ¿puedes sentarte en la silla por favor? —Jimin siguió lo que decía, no era como si estuviera en contra de la idea, sus piernas temblaban mucho y eran tan resistentes como una gelatina—. Te pondremos una manzana delante de ti, mírala fijamente e intenta moverla.

Dirigió su vista a la fruta roja que ya había captado apenas entró a la habitación blanca, siendo un color que resaltaba en la pintura sin trazos. Suspiró y aplastó sus párpados, seguidamente sus orbes morados se fijaron en la reluciente corteza. Como había dicho esa dulce voz, se concentró solo en el alimento delante de él, todo lo demás se movió a un segundo plano y en su cabeza se repitió con motivación un "muévete, muévete". Se comenzó a frustrar cuando su blanco no pareció moverse ni un centímetro, intentó convencerse de que probablemente sí se movió y no recordaba la posición inicial… No, eso era una cruel falacia.

Se desesperó luego de diez minutos con su rostro arrugado, la presión en sus sienes y los puños apretados. Negó con la cabeza, rindiéndose al darse cuenta que no lograría nada mas que verse ridículo.

»—No te preocupes, Jimin. Puedes parar —informó la dulce voz que no era de su profesora, probablemente habían elegido a esa mutante por su relajante voz y no estresar a los estudiantes—. Un sujeto entrara a la habitación con un juego de ajedrez —mencionó y tal como dijo, la puerta se abrió revelando a una de esas personas con sus trajes azules y un tablero de ajedrez en sus manos. Tragó saliva, no era muy bueno para este tipo de juegos y dudaba mucho de su victoria—. Jugarás un partido con el sujeto dos hasta que alguno haga jaque mate. ¿Tienes preguntas al respecto? —Negó mirando la cámara con timidez, lo ponía algo inquieto que todos sus movimientos fueran registrados.

El tablero fue puesto y se olvidó del monitoreo cuando acomodó las piezas en sus respectivos puestos, tocando con la suavidad de sus yemas el tallo y el terminado de estas, la madera café relucía debajo de las luces y el patrón del tablero devoraba su mente. El juego comenzó, los movimientos fueron meditados y sus ojos morados parecían tener olas de recepción, leyendo cada jugada de su contricante y rápidamente formando una respuesta que contrarrestaba la estrategia contraria. No se sentía orgulloso de tener ventaja por su habilidad, solo quería terminar esto rápido y saber los resultados que seguramente serían pésimos. Nada interesante. Nada innovador. Nada que destaque. Solo era uno más entre el montón.

—Jaque mate —finalizó el juego con un susurro absorto.

—Muy bien, Jimin —felicitó la voz. El sujeto se retiró y nuevamente quedó solo en la estancia—. ¿Puedes hablarle de lo que sentías previamente  a tu llegada a esta institución?

Y su mente quedó en blanco.

Observó el espejo y su reflejo era asqueroso ante sus ojos, una abominación, una criatura que desde su nacimiento fue una equivocación. Bajó su mirada con tristeza, la melancolía rodeaba su cuerpo y sus grandes ojos se sacudían al abstenerse a recordar. No quería recordar, su pecho dolía… Su corazón se inflaba hasta detenerse y era doloroso, Yoongi le dijo que esta prueba no iba a sentir dolor. Mintió, él mintió. Esto dolía, su cabeza dolía y sus dedos apretados en su pantalón, la vena de su frente haciendo su aparición sobre el escenario y sus cristalinos ojos eran prueba de su aflicción. El morado se volvió un destello y su mente se redujo a nada, esa nada se alejó a unas nubes somnolientas que se deformaron a gritos y llantos que se hicieron tan fuertes que podía jurar que estaban presentes en esa habitación, que no era su soledad y él, que eran otros y él.

—¡BASTA! —gritó con lágrimas a punto de derramarse, con sus manos tapando sus oídos y sus labios temblando. Jimin no quería pensar en una respuesta porque tenía miedo de recordar esas cosas malas.

—Jimin, puedes no responder. Tu prueba acaba aquí. Sentimos que te hayas sentido presionado…

No oyó nada más, la voz estaba fuera de sus límites. La puerta se volvió a abrir y apareció Jaebum con su mano extendida, invitándolo a irse.

Del otro lado del vidrio, en la habitación con las computadoras y anotaciones, Seoyeon y el orígen de la dulce voz, suspiraron al concluir la prueba.

—Al parecer solo posee la habilidad telepática.

La profesora asintió viendo las notas.

—Gracias por tu trabajo —dijo Seoyeon a punto de ir a buscar al próximo alumno, fue detenida por la otra mutante que se quedó mirando fijamente el vidrio—. ¿Qué sucede? —preguntó viendo el agarre en la manga de su camiseta beige y al no obtener respuesta, siguió la mirada de la muchacha para encontrarse con una diminuta grieta, casi imperceptible.

—Seoyeon… ¿Este vidrio no era muy resistente?

La mencionada acercó su rostro al vidrio y frunció el ceño.

—Nirt definitivamente tiene que saber esto…






















©mysverse

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