Hoy la besé, la besé como nunca, como si no hubiera un mañana, la tomé de las mejillas y me acerqué casi bruscamente para que nuestros labios se encontraran.

Y mis pensamientos nuevamente me traicionaron imaginándote a ti.

Sentí que todo se me iba de las manos. Ella me miraba interrogante antes de que yo la besara, quería respuestas de mi parte, un "te amo" sincero. Mi respuesta fue un beso: un beso insignificante, sin sentido, sin sentimientos para mí, pero al parecer algo mágico, lleno de emociones que no comprendo, con gran significado, prácticamente todo para ella.

El único error que cometí, es que te miré.

Sí, lo hice.

Fue por un segundo, y sin importar que el tiempo haya sido así de corto, pude apreciar por completo. Ese día venías vestido con unos jeans negros, junto a un suéter color blanco. Parecías pensar en algo, tu amigo estaba a tu lado, ambos estaban conversando, la sonrisa de tus labios seguía latente y yo cerré los ojos.

Después seguí besándola como si nunca le hubiera observado, para finalmente seguir fingiendo.

Tenía miedo, de todo, de todos, ya no sé ni qué pensar, ¿por qué tengo que ocultarme? no entiendo porque no logro admitirlo, se supone que hasta por mi familia podría ser aceptado. Entonces... ¿Por qué lo hago?

¿Será por la cruda realidad? ¿Por qué sé qué habrá terror? ¿Poca aceptación? ¿Será por qué no soy capaz de enfrentarme a mí mismo y salir de este oscuro clóset? O tal vez ¿Será que tengo miedo de esa posibilidad de que tú no me ames?

«Ayúdame»

Ven y sálvame de este continuo sufrimiento.