•°~°Capítulo 46°~°•

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Claramente ese día no fue de los mejores, pero de todo el mes, algo de tiempo libre a Bennett le resultaba muy agradable, deslizando sus emociones como si aún tuviera quince y hablando de tonterías mientras no dudaba en embarrarse con las patas algo tierrosas de sus perros. Estaba acostumbrado a portarse como si fuera cualquier residente normal, siempre cargando poco dinero y vistiendo natural, con lo que le sentaba estar cómodo. Como si luego de esto no fuera a hacer la gran cosa. Por lo general las cosas eran menos deslumbrantes a como lo hacían ver en la tele, no todo era perfecto y él no era cotidianamente ese hombre brillante y atrevido que solía ser ante un conciento o cuando se mostraba realizado, atándose el pelo y parándose tan firme que era irreconocible.

Inspiró, el aire era fresco y simplio, hacía un tiempo primaveral ya, había un siempre lindo sol de la tarde y un viento suave que le removía algunos mechones de pelo. A pesar de haber hablado de eso, la idea de que Jeremy parecía a veces acertar en las cosas que le pasaban era algo inquietante, pues él solía tener un pensamiento simple y bastante inexperto. No había llegado a tener relaciones amorosas como tal, no precisamente porque no le llegase la oportunidad con una chica o en su defecto un chico, sino que él no era bueno en eso, pero con Ben quería intentar, podía tratar de cambiar esa sensación rara en su estómago por algo de estabilidad y de paso, hacer que ese fantasmal "triángulo" deje de seguir en medio; con ella haciéndolo temblar de los nervios y con él siendo tan rudo e indeciso con respecto a lo que realmente pensaban tener los dos.

Desde su punto, él tenía lo suyo claro, eran ellos los que no aportaban y lo hacían difícil. Sonaría insensible, pero a ella le dejaba claro que nada iba a suceder entre ambos, no porque no fuera una gran mujer e incapaz de gustarle, sino porque lo que le hacía sentir era lo contrario de gustar, estaba muy alejado de eso, la respetaba y admirada, pero no podría mirarla por más atractiva que le pareciera. Si era no, siempre sería un no, aunque le hacía dudar pensar que la lastimaba.

Y Ben, él era otro caso, resolver lo que sentía por él había sido menos complicado, pensaba de forma libre, era capaz de aceptar hasta la peor cosa que le sucediera, y Ben le hacía poner en alerta todo su estado de tranquilidad, le alteraba los sentidos, lo tenía tranquilo con su imagen, pero muy agitado con su cercanía. Él no sólo era un reto como persona, sino que era alguien a quien le gustaría conocer, sabiendo que bajo esa máscara era una persona a quien quería acompañar siempre.

Se daba cuenta de que no sólo había cambiado algo en su vida, transformándolo en alguien menos inquieto e irreverente, para hacerlo pensar más y en las consecuencias de no pensarse demasiado las cosas que podrían pasar. Pero también estaba seguro de que pudo cambiar y ayudar a Ben en varios aspectos, sin quitarte su escencia, y ahora que parecía carecer levemente de ella, también quería ayudarlo de cualquier forma. Quería que fuera él mismo, pero que pudiera ser capaz de decirle lo que sentía, de salir de ese momento de debilidad y resigno, lo sentía tan extraño portándose de esa forma.

— Realmente eres un niño aún. —comentó el más alto, de camino de vuelta, y a un lado, el pensativo pero sonriente Bennett sostenía las correas de los más tranquilos perros a cada lado— ¿Quieres que lleve a uno? Andas caminando tan cansado.

— No, no, está bien. Yo puedo manejarlos.

Podía seguramente, tampoco estaba demasiado cansado en realidad, al menos no físicamente. Perderse una tarde de juegos por las ansías era verdaderamente algo curioso, las cosas no solían importarle al punto de pensarselas más de cuatro veces, de esas veces que lo atacan y lo hacían dormirse tarde. Sin embargo, no era algo sin importancia, pero tampoco algo por lo que distraerse constantemente en sus actitudes simples y diarias. Talvez era que Ben siendo misterioso de esa forma menos hostil que tenía poniendo una barrera ante cualquiera, de pronto le parecía muy rara, era algo inusual pero si divertido de ver. Oh claro, era tan divertido que lo tenía tan preocupado ahora, extrañado, lo tenía curioseando hasta el punto en que llegaba a la conclusión de que todo era fácil y de que insistían en hacerlo tan complicado, cuando aclarado todo podrían mirarse a los ojos y dejar que simplemente pase.

Llegando a su departamento, las cosas no fueron distintas, aunque claramente pudo relajarse mejor, se cambió de ropa al ser que los perros le ensuciaron con tierra, y de paso aprovechó a darle un baño a sus dos perros, recordaba lo entretenido que era hacerlo y el como le liberaba del estrés algo tan simple y a veces tedioso, pues al final debía de bañarse él y limpiar todo el baño. Recordaba que desde que tenía razón le enseñaron a ser autosuficiente, y limpiaba todo el solo, a pesar de ser muy infantil para algunas cosas y de abusar del servicio de comidas porque no tenía idea ni de como freír un huevo. Incluso a veces solía sólo comer de las latas en conserva, como si le costara demasiado tomar el teléfono y pedir comida que básicamente le costaba la nada misma.

El resto de la tarde se la pasó en la sala, con los pastores de Mallorquín oliendo suave y removiendose, acostados básicamente sobre el sofá y con él sentado en la alfombra platicando de un par de cosas con el de hebras onduladas, que bebía un poco de cerveza en lo que le seguía la charla, siempre hablándole de cosas raras en su acento chistoso o tratando de darle lecciones que a veces lo asustaban.

— Mi amigo, estoy muy agradecido de que para estar donde estás sigas siendo compañero de tu amigable niñero Jeremy, me alegra que no me desconocieras. —hablaba el otro, meneando el vaso, mientras Bennett miraba sentado en el suelo comiendo albóndigas junto a sus perros, de paso bajandole un poco el volumen a la tele, daban películas americanas muy chistosas, que aunque no eran llamativas acababan atrapandolo de forma misteriosa— Eres tan bueno, amigo mío.

— ¿Y eso qué tiene que ver con que le pusiera subtítulos en español para ti? ¿No ibas a ver tele, Jeremy?

— Ah nada, olvídalo... me desvió. Vamos a ver esa película, si.

— Caíste con una sola botella. —risoteó el pelimora, acariciando la cabeza de su perro más animoso, dándoles de paso las últimas dos albóndigas de la lata a sus dos compañeros caninos de pelaje azabache— Si necesitas dormir puedo traer algo para ti, sólo no hagas desastres, ya Alan y Matthiew me gastaron las demás energías que me quedaban. También estoy cansado.

— No, no, estoy bien... sólo decía, hoy no fue de mis mejores días, aunque si tomé fotos increíbles con esta nueva cámara. —mencionó, frotando su mano sobre su pelo— Y contándome el tuyo, mi día se siente insignificante, ahh conocer celebridades en persona aunque sea de lejitos es menos emocionante a verlos en la tele.

— Lo sé, yo no soy nada de lo que hay en la tele, bueno, si soy yo, pero se entiende.

— Tú eres genial por tu cuenta, amigo. Aunque todavía estás chiquito y tienes la facilidad de que puedes salir sin que se te pegue la gente, es lo bueno de mantener un bajo perfil y de buscar un lugar calmadito para vivir. —suspiró— Lo que... lo que me sorprende en que no estés llamándolo a él ahorita, con lo ansioso que anduviste pensé que lo extrañarías.

— Lo hago. —carcajeó algo nervioso— Pero él no me contesta ni nada, creo que está ocupado. Me pregunto si estará bien, dijo que tenía cosas que hacer, pero como sé que clase de cosas son, no quiero molestarlo. Él es algo... extraño a veces.

— Es natural, tu hombre a veces es un niño que finge ser un adulto, igual que tú. —mencionó, ordenandose el pelo, mientras entrecerraba los ojos— Pero tiene las cosas claras, deberías sentirse feliz de provocarle a alguien ese estado de estupidez, el amor te hace idiota, mataste dos pájaros de un tiro ¿sabes? —le sonrió, pero Bennett hizo una mueca— y ahora esos dos pájaros seguramente se están peleando por quien se quedará contigo. Uhh eso sería divertido ¿sabes? Yo en lo personal me quedo con esos dos pajaritos, en especial la pajarita ¿ya viste lo guapa que es?

— ¡Ahh! ¿De qué hablas? ¿Pájaros? Uhm... que extraño suena si lo dices así, además, no creo nada de eso, es porque tú estás acostumbrado a las telenovelas raras. —Bennett se encogió de hombros, cerrando la lata para dejarla sobre la mesita del centro, acariciando a sus dos perros— En todo caso, no hablemos de eso, me pone algo nervioso. Yo también tengo mis cosas claras.

— Si, si, pero yo que tú se las canto clarito a la mujer, que nada de nada, pero así, a la firme, y de paso le das mi número, por si las moscas. —rió, haciendo un gesto que a Bennett hizo rodar los ojos— Y finalmente controlas a tu hombre, formalizan y asunto resuelto. Vidas normales, igual que el inicio, ya a puertas cerradas te encueras si quieres. Es lo que llevo diciéndote desde hace mucho. No sé porque tienden a hacer las cosas complicadas cuando estamos en el siglo veintiuno y un famoso gay llama más la atención de lo esperado ¿no lo has notado incluso? Es super raro. Cuando se hicieron amigos hicieron estallar mi tablita de notis con noticia de eso. Y fue cuando volvía de mi viaje.

— Si pero es... algo distinto. Y sabes que básicamente lo que he hecho es ser claro con lo quiero, nunca me ha gustado complicar las cosas, y si no resultan al menos habré intentado hacerlo. —Bennett hizo un puchero, mirando de reojo su celular, el como la hora iba pasando y el seguía sentado, como si no tuviera preocupaciones o siquiera que levantarse técnicamente a las seis de la mañana para iniciar su día nuevo, con más trabajo y tonterías de por medio.

— Ser tan relajado tampoco es bueno, amigo mío. Y menos en tu situación...

— ¿Qué situación?

— Bueno, eres... mi compañero uhh claro que si. —trastabilló, mirando a un lado— Y no quiero meterte preocupaciones a la cabeza, pero como hombre te digo que se nota cuando alguien está frustrado y que se nota cuando básicamente te tienen amarrado del tobillo. Tu amorcito es un tipo curioso, pero hay cosas que tú no entiendes y que discutir con una mujer así de guapa a solas no termina siempre bien, mucho menos si esa mujer fue con la que compartió años de su vida y la que estaría dispuesta a ganar cualquier pelea de cualquier forma ¿o no sabes a donde acaban las peleas?

— ¿En la cárcel?

— Haha claro que no... bueno, algunas si.

— ¿Y eso qué?

— No, ya nada.

— Qué raro eres.

— ¿Qué yo soy el raro, amigo mío? —se apuntó a su mismo, mirando a un lado— Pff, el raro eres tú, nunca entiendes ni la mitad de lo que te digo.

— Precisamente porque eres algo raro hehe.

— Uy si... yo soy el raro, claro. Sigue creyendo en esa historia haha. —rió el mayor, luego de levantarse un poco— Oye ¿no tienes algo de pan? Ya me dio hambre.

— Ah no lo sé, puede que si. Ve a revisar si quieres.

El resto de ese rato, Bennett se sintió algo demasiado ansioso, si, talvez era que medio mundo le mandaba indirectas que no entendía y la otra mitad era tan directa que acababa más confundido que de costumbre. Pensando en eso notaba que se hallaba tan cambiado a la vez, pues era cierto, tantas cosas juntas no lo hicieron crecer o madurar, sino que en este poco tiempo sólo suprimió esa escencia despreocupada y animadamente indiferente que solía ocupar para sonreír a quien sea, sin miedo y sin preocupaciones. Claro, eso explicaba porque las cosas que debía entender no las entendía y las que si, lo confundían más.

Recordaba que no hace menos de seis meses él era una piedra en el zapato, era aquel amargado pero amable compañero que saludaba pero casi ni miraba a nadie, y ahora se sentía aún más comprometido con todo, sonriendo a todo el mundo, siendo el modesto tranquilo joven que era fuera o dentro de su vivienda. No se molestaba en au posición ni en apariencias, pero últimamente sentía que debía. Y hasta donde recordaba, Ben y él no se hablaban desde antes del otoño del año pasado, se acercó, le habló, pero él nunca le hacía caso hasta que recordaba tenerla a ella encima, empujándolo literalmente, poniéndolo frente al oji-verde y de la nada, todo pasó tan rápido, que no podía procesarlo bien, aunque trataba de estar alegre y feliz por haber llamado la atención del moreno al cual adorababa desde hace mucho. Hace menos de un semestre no eran ni amigos y ahora eran... ¿algo? Un tipo de algo muy raro, pero se conformaba. Al menos no era un «nada» o sólo un amigo, aunque en realidad serlo tampoco había estado mal.

Si bien no podía entender el complejo funcionamiento de los pensamientos y emociones de Ben por lo difícil que era, creía que, como todas esas veces, primero venía darle su espacio, luego hostigarlo, y después acababa en un hueco en medio, no sabiendo el como pudo lograr algo que en años de conocerlo intentó tener con él; si, el cuanto menos llegar a ser «algo». Aquello lo tenía tan contento, era como una gran y agradable vibra que le agregaba una barrita más a su porcentaje negativo de energía, le gustaba mucho y no tenía idea de que hacer por ahora para demostrarlo.

Eso era suficiente por ahora, estaba bien con eso, porque no tenía idea de que traería consigo el sostener una relación, nunca fue bueno, y temía que fuera excesivo para lo que pudiera mantener, que fuera tan efímero y sobrecargado de cosas que lo asuste. Solía conformarse con poco, y cuando tenía ya sobrado, era demasiado como para regocijarse correctamente.

Le mandó un mensaje otra vez, los nervios lo tenían del pelo y estaba ansioso, quizás si era bastante, pero en cuanto empezó a procesar hasta concluir parte de las tonterías que hablaba con el peli-anaranjado, fue entendiendo que la frustración es jodida y que Ben no era un santo, es más, esta palabra ni se acercaba a la parte más buena que encontraba de él, pero así era. El pelimora apretó los labios, pensando en ello, claramente no llegaba al mismo punto que el mayor, pero empezaba a entender poco a poco esa parte. No pasó mucho desde que se separaron, y por como notaba esa tensión dolorosa y picosa entre los dos, podía hacerse la idea de que sino se acercaban como tal, los dos serían como el perro y el gato, y ya estaba notando que Ben era demasiado inquieto y obstinado como para dejar que se metan en su camino. No importaba quien fuera, mucho menos una mujer.

— Creo que entendí lo que quisiste decir ayer. Qué tonto soy. —Bennett se tomaba un café suave la mañana siguiente, mientras a su lado un despeinado Jeremy comía un sándwich de jamón y lechuga como si la vida se le fuera a acabar. Haciendo ruidos y de paso dándoles algunos pedazos a los perros sentados a los lados.

— Mm hasta que por fin, no eres tonto, sino que no le prestas atención a las cosas que tienes en frente por estar centrado en el hombre ese. Tienes que ampliar tu visión ¿no crees? —suspiró— Nunca me había levantado tan temprano en mi vida, qué flojera. Y lo primero que escucho siempre es a ti hablando de él. —dijo, pero aún siendo así sonrió, bebiendo un poco de jugo antes de pegarse unos toquecitos en el pecho— Uhh pero bueno, bueno, me alegra que hayas entendido el mensaje, no pretendo meterte inseguridades, pero creeme, el par de varios años que te llevo de edad me ha dado experiencias con toda clase de gente y todo tipo de relaciones que acaban algo raras.

— Sí, supongo... sabes que igual siempre te escucho. Eres mi amigo, y ya nos tenemos mucha confianza, suelo tomar en cuanta las cosas que dices. Aunque me digas cosas algo raras pero ciertas.

— Ay, pero bueno ¿y qué piensas de eso entonces?

— ¿De qué?

— A ver ¿de qué estamos hablando? De tu hombre claramente.

— Ah sí, sí... —Bonnie carcajeó levemente— si, supongo que lo tendré en consideración. Puedo con eso. —mordió un poco de su tostada— Ademas es seguro aún no se levanta, si van a ser las siete, voy a ir a verlo ahorita que acabe de comer mi tostadita con mantequilla. —sonrió, soplando la taza para beber un poquito— Ah hace mucho que no desayuno bonito, ni sé calentar una simple tostada, la última vez se transformó es una tablita negra, tuve que ponerle mucha jalea encima.

— Hah es que tú si eres un niño a veces, mira que tu visita tiene que hacerte de lavaplatos además. —rió el otro— Igual, con una ensaladita y un chocolatito en la mañana estás bien. Sólo deja de pedir chatarra porque te vas a poner rechoncho ¿sabes? No te fíes de ese metabolismo, a veces te ataca por la espalda y despertarás siendo una bolita morada.

— Heh claro, como digas, lo importante es seguir siendo yo ¿no?

— Uh eso decía yo y ahora nadie me quiere por estar feo y portarme todo tonto.

— Pero yo te quiero.

— Si, pero tú no cuentas. Somos amigos.

— Hah vale, vale... —sonrió, hasta que de la nada sus ohos brillaron y vio en la pantalla un mensaje aparte del alto número de notificaciones en la barra principal— ¡Ah! Me mandó un mensaje... y no tuve que hablarle primero.

— Vaya, qué grandiosa es tu vida. —rodó los ojos.

— ¿Te vas a quedar aquí? —preguntó, mientras tecleaba en el móvil y miraba de reojo la pantalla para luego dejarlo a un lado y acabarse de golpe el resto de la tostada.

— ¿Ya me estás echando? Qué mal.

— No, no. No lo hago. —dijo negando con la cabeza para luego ponerse de pie, cogiendo la taza para calentar sus manos y empezar a soblarle por encima buscando no quemarse al beber rápido— Pero yo si me voy yendo ya, tengo que aprovechar el tiempo. Hoy tengo el día básicamente escrito así que debo andar moviéndome rápido y asegurarme de ver mis horarios, que ya ves que ahora soy súper responsable y esas cosas.

— Ahá, según recuerdo quisiste hacer todo tú solo para poder hacerte tu propio espacio en donde tus descansos coincidieran con los del Benjamín ¿o no? Porque según tú, tu asistente te decía que distraerte con él bajaba tu productividad. —Jeremy bebía el resto del jugo del vaso, alzando una ceja.

— Pff eso era antes, ahora ya no lo hago. Sabes que me frustro y al final yo me llevo la parte fácil. Por eso te digo, mi día está programado así que ¿te quedas con mis bebés o te vas para así llamarle a alguien que los venga a ver de vez en cuando?

— ¿Quedarme me da beneficios?

— Mientras no ensucies, estás en tu casa.

— Hecho. Sólo recuerda apuntarme la copia de la llave porque ahora tengo trabajo y seguro deberé salir unos pares de pequeños varios momentos.

— Seguro que sí. —respiró hondo entre cada largo sorbo, hasta que vacío la taza y la dejó sobre el plato, acomodándose el pelo a los lados antes de relamer sus labios— Entonces, te dejo. Voy por mis cosas ¡Ah! Mike, tengo que llamarlo, si... uhh recuérdame llevarme la guitarra, no sé que haría sin ella y... y... cielos, mi billetera ¿dónde la dejé?

— Son pocas veces en las que te veo tan preocupado de ese modo. Me siento como tu mamá, qué pendejada, ay. —suspiró— La billetera está en la sala, al lado del estante, la guitarra al lado del sofá y recuerda que a tu jefe o director lo que sea, acababas de decirle hace media hora que ibas a llegar un par de minutos tarde. Hombre, vete con calma, respirale hondo.

— Ah es cierto. —se dio un golpe en la cabeza, mientras iba por lo demás y se acomodaba el chaleco color plomo sobre la camisa clara que traía— Óyeme... que si no fueras fotógrafo ayuderme en mis cosas no vendría mal hehe. —rió a su dirección, mirando por última vez la hora antes de subir el cierre del chaleco, comodando el gorro para atrás.

— Nah no es mi fuerte. Pero trabajar de niñero en tu familia me ayudó con eso de encontrar las cosas rápido mágicamente cuando para ti son invisibles de la nada haha.

— Hehe seguro, o más bien es que yo soy super ciego a veces.

— Y qué lo digas.

— Bien ¡ya me voy! Deséame un lindo día, no, mejor no, no será lindo pero al menos sería un día. —comentaba Bennett, buscando la liga para atar su cabello y de esa forma peinarlo para dejarlo peor a como estaba, rodó los ojos, bufando antes de simplemente amarrarlo en una coleta baja y medio suelta, para guardar el móvil y lo demás en sus bolsillos. Agacharse a acariciar a los perros y luego tomarlo un respiro antes de acercarse a la puerta— Si aún estás aquí, nos veremos, supongo. Hasta luego.

— Oye, ¿y la guitarra? —Jeremy le llamó, pero el otro ya había cerrado la puerta. Vaya que el menor había despertado de un humor raro, parlanchín pero lo suficientemente centrado y bobo como para hacerlo alzar una ceja— Ya qué, volverá.

Y en cuanto Bennett salió del lugar irradiando unas impropias buenas vibras cargadas de energía, se dio cuenta de que el día de hoy estaba raro otra vez, de esa manera desconocida en que sentía ojos en su espalda, tras meterse al ascensor por la flojera, meneó su pelo a un lado, jugando con sus dedos tras apretar los labios mirando a un lado, moviendo su pierna hasta que el ascensor se detuvo y el salió corriendo en dirección a una gran y bonita puerta, sobre la cual soltó un largo suspiro poniendo su mano sobre su pecho, y luego, se puso derecho dispuesto a dar varios rítmicos y continuos golpecitos a la puerta, esperando, volviendo a tocar, esperando otra vez.

En cuanto escuchó el sonido de la puerta empezar a abrirse, esa sonrisa gigantesca que traía como muestra de su buen comienzo de la mañana se transformó en una inquieta mueca de nervios. Cuando a su cara subió el calor y sus labios se apretaron. Allí en frente el peliceleste lo miraba alzando una ceja, traía una camisa blanca celestina de mangas largas y arremangadas bajo el codo, el pelo peinado para al lado y un pantalón de bluejean oscuro. Además de que se notaba lúcido y calmado, nada más le llamaba la atención.

— ¡Bon! Hola, buenos días ¿cómo estás? —se apresuró a decir, entre balbuceos tontos. Casi saltando con emoción en cuanto este alzó una ceja y apareció querer sonreír, muchos inquietantes y movidos nervios lo recorrieron ante eso, pero negó con la cabeza. Mirando de reojo la mirada algo cansada del mayor y como el blanco resaltaba su tonalidad de piel acanelada junto a su postura robusta enfrente— Vine a... verte.

— Si, me di cuenta. —respondió con un tono flojo y ronco, mirando a un lado— Estoy bien, como siempre.

— ¿Te pasa algo? Pareces tener algo de sueño, claro... si, sueles dormirte tan tarde. —mencionó, encogiéndose de hombros.

— Tenía... un par de cosas que resolver, prácticamente no dormí demasiado. —Ben le miró, y para antes de jalarlo del brazo se aseguró de mirar a los lados antes de cerrar la puerta. La mirada incrédula y dudativa del pelivioláceo era divertida, tan torpe y linda, que le hizo sonreír al comienzo del día, aquello había sido suficiente, podía relajarse esta vez— Me... alegro de verte.

— ¿Ehh? ¿En serio? —su sonrisa boba se alzó, la mirada y la cercanía del otro no coincidían con su tono rudo de voz ahora, pero fue suficiente, hasta que Ben alzó una ceja y volvió a sonreír.

— Haha no.

Las muecas que lograba obtener con una tontería como esa eran sumamente divertidas, alivianaban todo su mal estado y le hacían subir energías. No podía negar que el regocijo de verlo calmaba la irritación que solía tener en la mañana. Lo admitía, podía ser cualquier cosa, forzarse a lo que sea, pero Bennett en su día a día se había encriptado tan profundo, que con sólo mirarlo, siendo calmado o no, le encantaba. Le fascinaba sin duda verlo ser tan verdadero, apareciendose de manera energética e insistente, mirándolo de esa manera sencilla, mientras formulaba una mueca en su rostro y ponía sus manos en su cintura.

— Uhm... no te creo. —el de ojos rojos lo miró, mientras subía sus manos por los brazos ajenos hasta sus hombros, y sin decir demasiado simplemente lo abrazó. Con eso era suficiente por ahora, era mucho más de lo que esperaba para un simple saludo. Creía poder perder el tiempo de esa manera por mucho rato si se le daba la oportunidad, sólo para estar así. El otro era tan cálido— Extrañaba verte, sé... que nos vimos ayer, pero, no lo sé.

— Ahá... ¿cuándo no? Pareciera que siempre me extrañas, sé que soy demasiado importante, pero ahora mismo parece que me quieres asfixiar. —dijo refiriéndose al agarre del otro, a sus brazos rodeándolo con fuerza y a su rostro tan cerca del suyo.

— ¡Oh! Si, lo siento hehe. —Bonnie lo soltó, encogiéndose de hombros mientras daba un paso para atrás, aunque acabó chocando con la puerta— es que... supongo que es.. ¿la costumbre?

Sonrió al mirarlo, parecía de buen humor y actuando tan tranquilo a pesar de enjaular tras esos orbes esmeralda tanta inquietud, quizá era que en verdad el otro era tan distinto a veces, solía verlo irritante, jodido, era frío y le asustaba cada que se notaba frustrado, pero ahora simplemente, veía como reprimía arrugar el entrecejo y poco a poco se empeñaba más en devolverle el gesto. Una mueca volátil y rígida, obtenía muchas formas de equilibrarse y actuaba de distintas maneras, pero al final sólo pretendía buscar una manera de responder a la calidez del otro, una tan animosa y juvenil, sin miedo y sin tapujos.

Como quería abrazarlo en serio, pero ahora se sentía tenso, incapaz de moverse al verlo mirar dudativo con la espalda en la puerta y su bonito pelo púrpura despeinado atado de esa forma simple. Vistiendo como si no le importara que luego le criticaran y acababa poniendo esa cara boba ante el silencio en medio de los dos.

— Supongo que así es...

— ¿Puedo... besarte?

— Haha ¿por qué me preguntas? —sonrió el otro ante eso, había sonado penoso y tonto, pero le hizo alivianar el ligero peso que por si solo empezaba a adjuntar sobre sus hombros. Y negó con la cabeza, en cuando Bennett respondió a su gesto cálido y avanzó un paso, alzando la vista— sólo ven.

Se besaron de esa misma forma, en donde estaban y aprovechando el abrazador tibio de la mañana, la luz poquito a poco más blanquecina que traspazaba las cortinas del ventanal acababa iluminamdo lo suficiente la gran sala, hasta donde podían percibirse sus rostros con ligereza. La emoción del momento y el hecho de que raramente los dos se encontraban tratando de poner de su parte hacía de aquel momento un total ajeno a todo, pero conectando aquello que no podían decirse con palabras de manera simple y satisfactoria.

Ben por su parte no se acostumbraba a ser calmado en este último tiempo, en tener que pensar que ya no estaba solo y que esta compañía era verdaderamente exquisita, regocijando sus sensaciones y extasiándole los sentidos, que, vaya, en verdad necesitaba de algo así. De él, de que Bennett siguiera a su lado al menos aunque tuviera que hacerlo esperar otro poco. Sabía que no había nadie que le haya demostrado que confiar valía la pena, pero no, no iba a admitir eso, simplemente lo aceptaba, tratando de aprender a sentirse consigo y a sonreír al pensar en ello.

Tras separarse se miraron a los ojos, con un silencio caluroso y la sonrisa radiante del otro, que alzaba las cejas y volvía a inclinar la cabeza, acomodando su pelo moreado para atrás de sus orejas evitando que le moleste en la cara y luego cerrando los ojos como si no le importaba la expresión que el mayor estaba poniendo; tan rígida e impasible, pero acabó negando, como si el cálido asfixiante de la noche siguiera haciéndole pesados los párpados, para responder con atención a la alegria con que Bennett terminó cogiéndole de las mejillas y fusionando sus bocas en un húmedo beso que los atrapó entre la tranquilidad y la desesperación. Ben lo sostuvo con firmeza, apretandolo contra la puerta y encargándose de olvidar las tonterías que lo acechaban y centrándose en que, cielos, este chico en serio lo tenía alterado, libre, lo hacía sentir tan vivo de nuevo.

Él besaba bien, era listo y sabía cuando moverse aunque era un desesperado, que hundía sus labios contra los suyos y los chupeteaba como si no pudiera creerlo, aprovechando que el silencio hacía que el único ruido que se escuchase fuera el de sus bocas juntarse y moverse, separarse y volverse a juntar. No se quedó atrás, quizá no era momento, pero vaya que ahora no sólo le había alegrado el día, sino que le iluminó todo el camino de pronto, encendiendo su vista.

Lo atrajo y lo besó, lo sintió y terminó en aquel punto en que no podía soltarlo sin que se notase que tenía la cara levemente ruborizada y la mirada ansiosa, pero vaya, que Bennett ya se había dado cuenta, porque volvió a sonreír, extendiendo esos labios rojizos y brillosos, mientras parpadeaba divertido al mirarlo.

— Hehe te ves bien así... —habló, tras saborear sus labios y observar al moreno, quien desvió la vista ante eso. Pegó su frente al pecho del otro, para no lucir tan apenado luego de volver a abrazarlo y notar que el también se hallaba ruborizado, muy ruborizado, la cara le ardía, y las manos le temblaron al rodear el torso del otro, por debajo de sus brazos— Yo ah... verás.. eso, e-eso fue... bueno.

— Sí, lo fue. —contestó, reposando su mentón en la cabeza del otro y acabando sin pensársela itra vez para responder al tacto. Respiraba lento, tratando de regularse y calmarse, antes de entrecerrar los ojos.

Tras un par de momentos los dos se separaron, Bennett no se quedó callado ni un segundo, hablando y hablando tonterías. Al parecer aquello también lo había puesto bastante bien, porque no dejaba de andar de pegajoso encima suyo, como en aquellos no tan lejanos tiempos en que eran indiferentes pero cercanos, se hablaban y el tendía a aguantar las ganas de alejarlo pero de sonreír ante las cosas absurdas que le pelivioláceo solía hacer.

— ¡Ahh! ¡mírala! Es super bonita~ Ay, siento que aunque vengo seguido cada día es más grande. —vociferó el otro, sonriendo tras sentarse en el suelo mientras la canina de pelaje amielado se acercaba dejándolo rascar su panza— Ay la amo mucho. Si es tan linda. Debería hacerla jugar con mis bebés seguido, ellos seguro la extrañan también... es que es un encanto. Mira como mueve su colita, hace más ruido que yo. —risoteó, acariciando la pancita de la perra y luego subiendo a su cabeza y orejas, la respiración de la canina estaba agitada, efusiva y contenta, haciéndolo sonreír— Oye Bon, si mañana no tenemos que hacer ¿no podríamos salir los cinco juntos? Sería tan entretenido.

— ¿Cinco? —alzó una ceja.

— ¡Si! Tú, yo, mis bebés y esta nena preciosa. —contó mientras le hacía caritas a la canina acostada en el suelo, la cual sólo enseñaba la lengua con una algo difícil expresión contenta.

— Ugh, suena a multitud.

— ¿Entonces no quieres? Uhm...

— Hhm... no te dije que no. Como sea, está bien. De todos modos tengo que sacarla a pasear seguido y no me gusta confiarsela a nadie. —y se limitaba a contestar rápidamente, tratando de hacer que el otro se quedase callado, pero no podía decírselo directamente; estaba adorando esos ánimos en el otro aunque le dieran ganar de taparle la boca varias veces.

Podían tardarse lo suficiente aquí, llegar tarde no le importaba si sabía que una queja y su productividad iba a joder al azabache, y el contrato al final le beneficiaba a él más que nada. Si, podía incluso tomarse libre si eso significaba no verla a ella y no tener que ver a Bennett a su lado, prefería tenerlo aquí, siendo simplemente él, mostrándose contento y animado, juvenil y contento, haciéndolo sentir que acababa con su paciencia y que no tardaría en poco a poco ir empujando esa barrera y simplemente iba a darle la confianza que tanto se merece.

— ¡Genial! Uhh si, eso va a ser super divertido. —el pelimora lo vio, y volvió a sonreírle antes de observa la hora en el reloj y terminar por hacer una mueca mientras acariciaba el pelaje de la perra— Pero ya pasó rato, quedé en llegar temprano y al final ya se hace tarde. —mencionó, mientras se ponía de pie sin antes darle una última caricia al animal. Se sacudió la ropa y luego de eso, y terminó por suspirar— Seguro hoy nos topamos bastante ¿quieres ir conmigo?

— ¿Por qué demonios tiras a siempre preguntar lo que es obvio? Vamos al mismo sitio, estás aquí y naturalmente te me vas a pegar todo el camino. —Bon torció los labios al mirarlo, y sólo bufó levemente inquieto al ver sus ojos brillantes, acabando por apartar la vista.

— Cierto...

— Si, si. Tienes razón, deberíamos irnos. También tengo bastante que hacer. —suspiró, al ponerse de pie y terminar por peinarse bien el pelo, acomodar su camisa y simplemente buscar alguna otra prenda que se viese bien encima de eso— Tengo que... de paso, ver como le hago con ella, voy a andar ausente demasiado.

— ¿Y si la llevo a mi departamento? Allí se entretendrá más estando con Alan y Matthiew, ellos ya se portan bien así que la van a cuidar.

— Mientras el desastre no pase aquí, está bien como sea. No me hagas responsable de lo que haga. —sonrió, rodando los ojos tras cruzarse de brazos.

— De paso tendrás una razón para ir conmigo a mi departamento al acabar el día. Estaría bien que la pasaramos juntos. —mencionó Bennett, soltando una carcajada antes de acomodarse el pelo, la forma en que el ojiverde lo observó acabó haciéndole tragar saliva, y apretar los labios; es que ¡wow! Él sólo le devolvía la sonrisa, con una expresión tranquila— P-Pero bueno, bueno... vámonos ya. Vamos.

— Ahá, vamos.

Durante esos pocos minutos que les tomó relajarse y lograr que el animal hiciera caso dejando de ladrar a pleno pasillo, ambos obtuvieron un extraño y cálido silencio, que con cada paso a Bennett se le hizo más y más tedioso e interminable, al menos a su parecer era incómodo no poder hablar y ver que el otro no se inquietaba ante eso, sino que miraba al frente con las manos en los bolsillos, prestándose tan desconocido a lo que pasaba al lado, al perro y a él. Como si todas esas muecas y sonrisas hubieran sido algo pasajero, ahora guardadas tras una expresión serena e impasible.

— Siento que una simple caminata al ascensor se hace eterna. —mencionó, tirando con ligereza de la correa de la perrita, la cual sólo se movía de lado a lado, saltando y emitiendo pequeños ladriditos de vez en cuando. Sus pisadas se escuchaban en el piso y la forma en que respiraba agitada igualmente lo hacía sonreír— Woah, mírala, si siempre tiene tantas energías para todo. Verla cansada es algo que pasa cada mucho tiempo hehe. Mm oye ¿y si hablamos de algo mientras?

— No tengo de que hablar.

— Uh qué serio eres de pronto. —Bennett suspiró, inflando las mejillas tras demostrar su leve descontento y entonces sólo se adelantó para poder mirar al otro a la cara, formando una sonrisa— Venga ya, hablemos de... ¿nosotros? Si, nosotros. Ya sabes, al final... quedamos en que debemos conocernos mucho mejor. —dijo, y luego observó al otro, quien le regresó la mirada— D-Digo, si es bueno que nos conozcamos más ahora. No terminamos de ser buenos amigos cuando nos alejamos un poco con todo esto, y no hemos empezado a ser algo aún, pero de a poquito, está bien para mi. —mencionó, tratando de sostener de paso la correa de la canina, que saltaba y le enredaba la cuerda en las piernas— Podríamos tratar... de conocernos mucho mejor, con el tiempo o los momentos que necesites. No sólo debes centrarte en una cosa, intenta relajarte un poquito, porque yo te noto distraído también.

Ben lo escuchó atento, era que a veces resultaba difícil tomarlo en serio si de la nada se ponía a hacer caras infantiles y a trastabillar en cada palabra, apretando la boca y simplemente tomando una postura sencilla y calmada, buscando de una forma de escapar de su visión. Pero vaya que era capaz de decir cosas así, tan simples al principio y siempre acabando tan dispuesto, formado tras su fachada relajada. Suspiró. Bennett si que era un chico tan divertido, y también tenía razón, muchas veces. Estar centrándose en otras cosas que no fueran él y su intento por empezar otra vez y por mantener al pelimorado a su lado, acabanan finalmente sólo por estresarlo, por presionarlo y hacerlo irritar, a ese mismo punto en que la razón de su inquietud se presentaba sin dejarlo dormir hasta que buscaba la forma de distraerse.

Definitivamente, no sólo tenían que conocerse realmente, también necesitaba y ansiaba que alguien como Bennett a su lado sea capaz de relajarlo, que sea capaz de hacerlo sentir de esa forma tan libre, alterando sus sentidos y acabando por tenerlo así, entre tropezones y tonterías. Y sabía que aunque quisiera, empezar a hacerlo le resultaría un tanto complicado, no por él, sino por si mismo. Al final quien más esfuerzo tendría que hacer era él en verdad, porque Bennett ya había puesto lo suficiente para abrirle paso entre lo que ambos pudieran tener.

— Sí, talvez podríamos tratar.

— ¿Eh?

— Quiero tratar de que nos conozcamos mejor, supongo.

— ¡Ah! ¿En serio? —inquirió, tras alzar su tono de voz en lo que evitaba desestabilizarse debido a la fuerza e inquietud de la cachorra, que se apresuraba a llevarlo por el pasillo.

— Shh baja el tono, hombre. No es para tanto. —dijo, poniendo una mano en el hombro del otro, quien parecía desprender un aura brillante y una emoción que le hacía querer apartar la vista, pues era demasiado para él, tan brillante.

Una vez entraron al ascensor el tiempo comenzó a avanzar equilibrado, y entre el encierro el perro sólo saltaba a un lado, ladrando y acabando siendo peor de fastidicioso que el pelivioleta que se encontraba enseñandole de esas juveniles sonrisitas, mirando a los ojos. Juraría que él buscaba alguna tontería con la cual empezar a hablar y no detenerse, joder, que era lo que parecía estar haciendo al mirar a cada esquina del amplio elevador en que estaban.

Oh como le ponía de inquieto verlo así de embobado a un lado, casi haciéndolo arrepentirse de ceder y no andar de bruto con el menor, pero es que ¿qué podía hacer? Vaya que era dificultoso, aún más cuando parecía estar actuando y respondiendo casi exactamente lo que el oji-carmín quería que dijera, mierda.

— Hey, ¿recuerdas cuando nos conocimos? —curioseó Bennett, tras agacharse a acariciar a la canina, deslizando sus manos en un trayecto lento y certero por ese rudo pero suave pelaje claro.

— Mmh... —carajo, y tenía que empezar con eso. Había sido un golpe duro en cuanto el otro alzó la vista, con la mirada brillosa, expectante a lo que tenía que decir en respuesta a eso, pero, rayos, no tenía nada para afirmar. Torció la boca, aquello lo dejó pensando, porque siendo sincero no tenía idea, sólo recordaba un día haberlo oído, tenerlo al frente, y al otro ya se saludaban sin tener idea del porqué.

— Hehe sabía que no ibas a responder. Sé que ni te importaba. —Bonnie se encogió de hombros, enrollando de paso parte de la correa en su mano para sujetarla mejor, y dejando que la perra se sentara a un lado, un poco más tranquila— Bueno... pero yo si me acuerdo bien. Nos conocimos de muchas maneras, no sé si te acordarás, yo era super fan tuyo, me encantabas un montón aunque tu estilo musical no pega con el mío. Sin embargo como actor y como cantante eres sencillamente asombroso ahh. —habló, colocando su índice bajo sus labios, en lo que inspiraba con encanto al mencionar aquello— Pero creo la primera vez fue hace cuatro años, yo estaba tan chiquito y era torpe para éstas cosas. Fue en mi primer casting, aunque tú ni me hablaste y eso que te saludé muchas veces.

— Hm. —Ben reprimió una mueca al oírlo hablar así, sonando tan interesado y a la vez tan firme en como lo decía. Lamentaba, ahora, en enserio nunca haberle puesto atención a Bennett, vaya que él era curioso y observador a veces— Si te soy sincero, no tengo ni la más mínima idea. No esperes que me acuerde de uno entre tantos. —se encogió de hombros.

— Lo sé, lo sé. Pero pensando en eso antes eras una persona horrible fuera de todas esas cosas, eras sólo pantalla ¿sabes? Hasta yo me di cuenta de eso. —dijo, achicandose de hombros tras mencionar aquello, tampoco pretendía sonar ofensivo ni decir que eso estaba mal o le disgustaba, pero a él le interesaba el otro no importa como fuera— Cuando te vi por primera vez parecías un tipo raro, fumabas, eras ofensivo, altanero y no dejabas de hacerte el arrogante. Distinto a la forma espléndida en que te veías frente a todos o en la tele. —sonrió, dándole un toquecito en el hombro al otro— No digo que hayas cambiado, pero ahora eres... más misterioso, eres... tan genial de cualquier manera.

— No era, lo sigo siendo. No dejes que el fanatismo te ciegue. —comentó, rodando los ojos con una firmemente bien disimulada intranquilidad. Joder, era fastidioso para su persona el sentirse tan legible a los ojos del otro, que seguía sonriéndole como si aquello fuera algo normal, de lo que cualquiera se daría cuenta. Claro que no, era molesto, pero como sea, no era tiempo para eso.

— Si, si... es cierto. —suspiró— ¡Ah! La segunda vez fue la mejor, si me acuerdo, porque esa vez me notaste entre tantos y tuve un gran autógrafo tuyo. Todavía debe estar entre mis cosas de esa época. —comentó, tras observar las reacciones poco expresivas del otro, que seguía medio alejado de él, pero parecía estarlo escuchando con atención— Fue en un concierto en la capital, yo iba en primera fila y la dinámica de ese año me favoreció un montón. Me hablaste, y yo te hablé, y... y nos hablemos ¿recuerdas?

— Agh... ¿cómo pretendes que me acuerde de eso? Debe haber pasado hace mucho seguramente. Como sea, no le suelo poner atención a esas cosas. —replicó, tocando en medio de sus cejas. De sólo observar la ilusión y el afecto con que Bennett le contaba todo eso, sonando como en serio recordaba antes; cuando era un pegote molesto que más que compañero parecía un fanático loco a su lado.

— Sí, creo que tienes razón. Eres tan indiferente. —bufó, haciendo un puchero de sólo notar que el otro se quedó solo en silencio— Bueno, entonces si nada de eso importa ¿tú recuerdas cuando empezamos a hablarnos? Es... algo decepcionante saber que fui sólo una molestia para ti hasta que me aburrí de esperar y me acerqué. Tuve que poner mucho esfuerzo en hacer que me consideraras un buen compañero cuanto menos.

— Umh... no tengo idea de eso. —volvió a decir, torciendo los labios ante eso— Un día simplemente estaba tranquilo y al siguiente sólo apareciste encima a fastidiarme todo lo que tenía estable en ese momento.

— Mmm...

Ah maldición, había hablado de más, y la mueco infantilmente apenada de Bennett no ayudaba en nada más que en querer enterrarse los dedos en el pelo, tratando de eliminar la confusión en ese pequeño acto. Cuando él le resultaba tan lindo y a la vez tan irritante vaya que se quedaba casi sin palabras, dudando y no sabiendo como contrarrestar aquello sin sonar demasiado blando y fuera de si, de esa dureza que lo rodeaba. Soltó un largo suspiro al pensar en eso.

— Agh, bien, creo que comencé a hablarte cuando ya se me hacía raro acabar tanto proyectos juntos y no tenía idea de como te llamabas, me preguntaban sobre eso y yo no tenia idea de quien eras, pero te mencionaban siempre a la par mío. Al menos desde allí recuerdo haberte visto hasta en la sopa. —respondió, encogiéndose de hombros y apartando la vista en cuanto el oji-carmín parpadeó interesado a lo que decía— Luego empezamos el proyecto nuevo hace casi un año, me di cuenta de que eras tú hasta que coincidimos en muchas cosas. No solíamos ensayar demasiado, pero entonces me di cuenta de que siquiera eras un conocido para mi y que conveniente o no, conocerte no me vendría mal. Si Mike y todos te metían conmigo hasta que tuve que hacer algo para hablarte.

— Ahh entonces si te acuerdas. —sonrió— Recuerdo que como no te sabías siquiera mi nombre optaste sólo por llamarme por mi nombre artístico, aunque terminó siendo lindo hacerlo entre nosotros. Me daba pena llamarte por tu nombre también, aunque se parecen mucho en realidad.

— Supongo que está bien. Eso no me incomoda hasta ahora.

— ¿En verdad?

— Si lo hiciera no dejaría que lo siguieras haciendo. —rodó los ojos— Hay cosas incomodas que haces y aunque te las diga sigues siendo un bicho molesto, pero me acostumbré. Has hecho... bastantes cosas por mi también.

— Aww eso suena lindo.

— No quiero que suene lindo, joder. —bufó, mirando a un lado— Aunque ella fue una de las mejores cosas que hiciste por mi. Es una buena chica. —dijo, tras agacharse para acariciar debilmente la cabeza de la canina, que no hizo más que sacar la lengua y empezar a casi saltarle encima, colocando sus patas en su pantalón.

— Mm eso es más lindo. —Bennett lo miró, poniendo una mueca encantada tras verlo así, era una imagen bonita de ver, aún más cuando Ben solía ser tan frío e indiferente hasta con sus propias cosas— O sea que la quieres mucho. Me alegro... sé que fue imprudente de mi parte sólo tomar a una cachorrita de la calle y obligarte a tenerla para poder ayudarte con eso a la vez.

— En ese momento pensé en mandarte a la mierda a ti y al perro, pero ella no tiene la culpa de que tú seas un torpe irreflexivo.

— Ouh... al menos podrías darme las gracias.

— No tengo porqué. —sonrió, tras recobrar la compostura— Ah mierda, son dos malditos pisos, siento que he estado una jodida eternidad aquí contigo.

— Haha seguro que si.

En realidad, para Bennett el tiempo que se la pasaron hablando fue bastante, aunque ni diez minutos pasaron desde que entraron al ascensor y desde que estaba a menos de tres pasos de la puerta del departamento. Se acomodó el pelo y simplenente hizo el suficiente ruido golpeando la puerta cual costumbre ruidosa hasta que hizo a cierto pelinaranja abrir algo inquieto.

— ¿Qué pasó ahora? No dejan dormir. —bufó tras fregarse los ojos y ver enfrente al pelimorado, sonriente— Haa si es mi lindo y precioso Bennett, ¿volviste por tu guitara? Sabía que notarías que la dejaste. A ver, espera te la paso, no hagas tanto ruido que me costó que tus perros se durmieran.

— ¡Ah mi guitarra! La había olvidado. —dijo, tomándola en cuanto el otro se la entregó— Haha ni cuenta me di. —rió— gracias, pero no venía a eso. Mira, traje a esta nena bonita para que se quede con mis bebés. —apuntó a la perra a un lado— ¿no será problema si te la encargo también? Para que no se quede solita.

— Vaya, en ese caso me deberás más. Quizá dejarme quedar otra noche contigo, amigo mío.

— Mmm seguro. Por mi esta bien.

— Entonces trato. —Jeremy abrió más la puerta para observar a aquella Retriever que sacaba la lengua agitada y meneaba la cola contra el suelo. Alzó la vista, y luego allí vio un par de orbes verdosos y profundos, casi tenebrosos— Oh... vienes con el Benjamín, no lo había visto. —mencionó el otro, observando de reojo al hombre moreno a un lado, que parecía rígido e indiferente ante su mirada. Vaya que era divertido, se veía inquieto y disgustado. Sonrió— ¿Qué onda hermano? Haha buenas, buenas. —saludó, haciendo un gesto con su mano.

— Uhum.

— Uy, traduceme. —le dijo al ojirojo, mientras pasaba un brazo por encima de los hombros de este— ¿qué significa "uhum"?

— ¿Ah?

Ben simplemente ignoró todo el diálogo innecesario al estar allí. Cruzado de brazos viendo a Bennett perder aún más tiempo en hablarle a los perros y en quedarse acariciandolos con impulsividad y afecto. Estar ahí de tercero era desagrable y aún más cuando no lograba sentirse cómodo teniendo al pelivioleta dedicándole miraditas extrañas y tratando de volver a sacarle charla entre cada paso.

•[▪]•

Pasando por el estudio, su llegada tardía no fue problema sino hasta que llegó el momento de cobrarlas. Mike solía ser más que un director perceptivo y exigente, sino que parecía siempre tener ese gusto por mirarlos de más, por echar pequeños guiños en sus maneras de adaptar sus personajes y de enlazarlos con un descaro que hasta el momento era bastante aceptable, siempre profundo, induciendo entre sus diálogos propuestos y ese ambiente que se encargaba de formar de a poco.

— Bien, y en este punto en donde tú, sobre todo tú. —apuntaba al pelimorado que se encontraba de pie frente a una pared falsa en medio de un par de hiervas altas— Entras con tus caritas, quiero ver bien eso. Ay, es que amo demasiado tus facciones, chico.

— Claro, claro... usted siempre me dice que improvisar en mi caso sale bien. —Bennett hizo una mueca mientras sostenía una paleta en la mano— Pero si me retiene aquí más tiempo tendrán que darme otra paleta porque ya casi me estoy acabando esta. —mencionó, con una algo nerviosa y gastada sonrisa.

— Si, si, no te retengo más. —mencionó el mayor, poniéndose cómodo en medio de los arreglos de iluminación— ¿listo?

Bennett siempre trataba de poner lo mejor de su parte en su personaje, y en cada pequeño ambiente, era ser alguien más, y Bonnie era su negatividad en persona, era un alter ego firme y amargo. Una visión suya tan moldeada y a la vez sensible que le acabó marcando bastante, sobre todo al expresar con escasas líneas en vocablos suaves y significativos. Sin distraerse, notaba así mismo a Ben cruzado de brazos a un lado, el resto de sus compañeros se deleitaba de sus facciones y acababan mostrando una suave sonrisa, otros una inexpresva mueca serena y finalmente estaba ella; quien lucía cautivada, moviendo su fleco rosa y extendiendo debilmente sus labios brillosos.

Chocó contra sus palabras al verla, pero se estabilizó otra vez en cuanto negó para sus adentros y se centró en si mismo, ella solía inquietarlo cada vez más, pero esa inquietud era un fuego amenazante que le liberaba de tensiones pasadas pero que le bloqueaba ciertas oportunidades nuevas. Porque en el fondo estaba seguro y entendía que ella como pretendienta y como ex era poderosa. Es que era demasiado incluso como una compañera.

Ignorando todo eso, a la hora del corte y empezando a recalcar el hecho de que luego Ben y él estarían juntos al menos hasta la mitad del día, eso lo relajaba un poco más. Se sentía liberado en cuanto volvió a su camerino a abrazar su guitarra mientras se miraba el rostro, lucía... en serio oponiendo una agridulce sensación, mezclando su alegría y comodidad con inquietud e incertidumbre.

Jemery le había dicho que al tener sus ideas claras era más fácil continuar y que, no debía presionarse, aún era joven e inmaduro, su vida daría mil vueltas a partir de cada decisión ya sea importante o no, y eso solía tenerlo en mente bastante. Aunque desconociera algunas cosas que pasaban a su alrededor o sus metas fueran netamente pasionales y humildes, simples y sencillas. Así le gustaba, y eso haría.

— Vuelves a entrar en cinco minutos, prepárate Bennett. —anunció uno de sus colegas tras dar un par de intermitented golpecitos a la puerta y abrirla sin preguntar demasiado— De paso si te encuentras a Benjamín lo llamas, no lo encuentro en ningún lado y no pienso perder mi tiempo buscándolo. Permiso.

— Si, gracias. —Bennett sonrió, asintiendo antes de ponerse de pie para arreglarse. Ya luego de salir a mirar a los lados pudo ver que había un doloroso silencio— Mm... no está, si hace un rato lo vi por aquí. —dijo, tras abrir la puerta del camerino del moreno y notar que no estaba allí— Ah últimamente siempre se pierde, mejor le hablo por mensaje. —murmuró para si mismo, buscando el contacto en su celular para hablarle, aunque de aquí a que le contestase.

❝¿Qué quieres?❞. a las 10:12 am.

Oh, pero le contestó casi al minuto después, Bennett sonrió. Se sentía lindo que no le dejara en espera hasta responder mínimo un par de horas después o que le deje visto al seco.

❝¿Dónde estás? Entramos casi juntos, Mike espera❞. a las 10:13 am.

❝Bien❞. a las 10:15 am.

¿Qué significaba ese «bien»? Bennett hizo una mueca, pero al fin y al cabo simplemente mando un mensaje cortito en respuesta a aquello y se guardó el móvil en el bolsillo. Acabó aplastando los labios en cuanto se dispuso a hacerlo lo suyo, a dejarse hacer y a centrarse en que su personaje siendo evasivo y jodido le era incluso irónico a cuando recordaba no poder entender bien al pelician cuando este era hiriente y borde, sin decir demasiado. Suspiró.

Ben apareció al par de minutos después, llevandose los leves reclamos del azabache que se cruzaba de brazos golpeando con su pie el suelo. Indicando sus caprichitos a los demás y acabando por dejar ese guiño característico en el objetivo de cada par de escenas en que ellos dos no solían intercambiar palabras, aquellas en donde el lenguaje corporal era una horda enorme de explosivos sentimientos e irreverentes emociones repletas de dureza inexplicable.

— Ah, me gusta, me gusta. —comentaba el mas bajito, volviendo a acomodarse el pelo tras las orejas— Hehe a veces es como si estuviéramos en la escuela. —rió Bennett en lo que de paso le acomodaban aquella pajarita medio oscura sobre su camisa morada a cuadros. Ahora a su lado Ben no se mostraba con buena cara, cruzado de brazos y sosteniendo un par de hojas en la mano— Mike te regañó por llegar y arruinarle la toma. Y volvió a corregirte porque andas distraído. Es... gracioso verte haciendo esas caras. —colocaba una mano cerca de sus labios, las muecas del mayor eran visualmente agraciadas.

— Cállate. —refunfuñó, apartando la vista.

— Uy, si que estás distraído y eso es más raro que verme a mi contento, no paran de lloverme las preguntas. —comentó, soltando una leve carcajada al notar al otro tan arisco otra vez, pero esas caras que ponía le resultaban verdaderamente atractivas— Por cierto ¿dónde estabas antes? Te veo molesto desde hace rato.

— Andaba por ahí.

— Vaya, que útil. —Bennett infló las mejillas, y simplemente se quedó a un lado en lo que se encargaban de la iluminación y del poco irreal ambiente tras suya.

•[▪]•

Tomó su guitarra, sus cosas y se aseguró de acomodarse bien la ropa. Se frotó las manos y sonrió tratando de darse ánimos antes de salir del camerino rumbo a despedirse de sus demás compañeros, ni tres días fuera y aquel ambiente extrañamente cómodo entre sus colegas de trabajo eran tan familiar y a la vez lejano que, lo hacían sentir bien, como en casa y con su propio espacio para pensar.

Ben y él no hablaron demasiado otra vez, pero aquellas suaves muestras de calma que le trataba de expresar por medio de miradas sinceras eran suficientes, ya sabía que al otro por más mínimo que sea, no le gustaba levantar apariencias ni dejarse ver ante otros. Así que si pudo recibir un abrazo simplón y cálido estando los dos solos, bien y notoriamente solos, con eso le bastaba, se daba por pagado al ser que su día empezó tan bien a su lado.

— Hasta luego, Bennett. Ten un buen día haha. —le dijo el un pelimorado oscuro, que alzaba una lata de te helado tras su llamado.

— Te nos cuidas y esperamos sigas mostrando esas sonrisas, son raras pero nos alegramos por ti, compañero. —habló el rubio, quien aún portaba su peluca larga.

— Si. Nos vemos. —dijo, agitando su mano levemente— Uhm... —pero Ben no volvía a estar allí, eso le hizo levantar una ceja en duda, vaya que él estaba siendo más misterioso estos días, de una forma colateral, una que le encantaba y a la vez lo hacía dudar.

Pensando en eso, se mordió el labio, inquito y aspirando a una posible duda aún más grande, cuando dio un par de pasos y se sentía desorientado. Tomaba su celular y el moreno no le contestó, sólo pretendía despedirse con un abrazo o una sonrisa, pero si no encontraba se le haría tarde. El edificio era grande y el área al rededor era terriblemente peor en amplitud, así que no estaba seguro de si tomarse la molestia de buscarlo en realidad.

— ¡Bennett! Ah, creí que te habías marchado. Qué suerte. —sintió un agarre sutil y tembloroso en su brazo cuando se disponía a girarse en dirección a la puerta del estudio, y la vio a ella acomodandose el pelo y formando en su rostro una animosa aunque cansada sonrisa, se le erizó la piel por completo— ¿tienes un momento?

Ella lo asustaba, ya no podía mirarla a la cara sin temblar de manera cobarde, como si con sólo hacerte un poco ya lo hiciera rendirse de la inquietud, y claro, cada vez era peor. Ella parecía actuar sin consecuencias, pero siendo tan amable y pulcra frente a él. Como si le expresase con esa vaga mirada tranquila que todo lo anterior no importaba nada, pero vaya que lo hacía, demasiado.

— Y-Yo lo siento. Pensaba irme ya. —apartó la mirada, tratando de, sin que ella lo notara, en quitar su brazo y empezar a caminar, agarrando con fuerza la correa de su guitarra— Permiso.

— ¿En serio? ¿Y no tendrías un momento... uno chiquito... —dijo, parándose en frente, encogiéndose de hombros. Bennett hizo un gesto al ver su expresión apenada— para mi? Necesito disculparme, y hablar contigo. No he tenido oportunidad de contactarte.

— ¿Disculparte? Ah... verás, ahn... está bien. Lo siento, lo siento en serio. Yo mhn...

— Está bien, si estás apresurado podríamos hablar otro momento. Me he portado muy mal contigo y lamento llegar a ser tan molesta como para ponerte así de incómodo en mi presencia. —mencionó, apartando su mejor rosa y dejando expuestos sus dos brillantes y ambarinos ojos.

Bennett sintió ganas de apretas las manos ¿qué clase de control era ese? Ahora se sentía mal y ansioso, se mordió el labio y luego infló las mejillas. Ella era difícil, era encantadora y estaba más que claro que le traería problemas hablar demasiado con ella, no podía verla a los ojos sin sentirse mareado por recordar todas esas cosas. Estaba tan bien pero al final asentir con la cabeza era algo que le resultó en verdad estúpido, lo admitía, era demasiado ingenuo y decirle que no a una mujer era tan penoso como el no poder responderle.

•[▪]•

El día para Ben como muchos otros estuvo lleno de altibajos que le raspaban entre cada acción errónea que acababa amurrandolo como un idiota. Bennett a su lado actuando tan juvenil y amable era un plus contraproducente que solía tenerlo inquieto pero a la vez le podía por el hecho de que, maldición, quería reprimir una sonrisa y terminaba sintiéndose de la mierda al actuar como un idiota con él. Ser frío y distante era parte de sus días, ser cortante e indiferente con el pelimora no era algo raro incluso cuando comenzo a... gustarle, pero vaya que ingentaba cambiar y no lo lograba, no compatía con él ser suave con otro hombre.

Y qué decir de todas las horas estupideces que hacía, aclararse e intentar cambiar se veían severamente afectados tras la abrazadora y envolvente presencia de aquella visualmente dulce y atractiva mujer, quien, a pesar de no ser una amenaza cortante era, tan jodida como nunca. Ella no se molestaba en decir nada para tenerlo enojado, queriendo sostenerla de los hombros y hacerla callar, era su peor enemigo quien lo conocía como nadie.

¿Qué hacer? Él era testarudo e intransigente, era arrogante y altanero, estaba bien con eso, si a algunos les molestaba podrían irse a la mierda  y a quien le gustaba realmente no era importante. Pero aquella mujer era, sin lugar a dudas, una pesadilla recurrente que de tan repetitivo acababa acostumbrandolo. Terminaron y empezaron igual, y aunque estaba seguro de querer continuar y arreglar su pasado simplemente limitándose a platicar, a poder reflejar que no importaba que hicieran, los dos se perdieron entre ellos mismos y ahora uno de los dos perdió dos de una. Ese alguien no era él, por supuesto, aunque si creía haber mejorado y perder considerablemente parte de esa basura de persona que solía ser.

«Nos conocemos tan bien para saber que esto no es una competencia, y si lo fuera, ninguno de los dos merece a alguien así.»


Ella repetía, pero recalcaba tan bien sus puntos débiles. Era incapaz de reaccionar mal ante la mirada aduladora y embriagante de una mujer así, aunque en verdad quisiera hacerlo. Margaret lo sabía, mendiga mujer perceptiva, la detestaba tanto como antes la quiso, los residuos de esa atracción ahora sólo eran una carga pesado a un lado, una que no podía negar que tenía cerca.

Capaces de hacer cualquier cosa para llegar hasta donde estaban, para conseguir lo que en poco tiempo no se era demasiado probable el tener, escondiendo sus horrores y sobresaliendo ante una brillante cima de resplandor. Siempre juntos, y ahora separados por algo ajeno. Él ya se aclaró, ya decidió y pretendió conseguirlo teniendo que sacrificar parte de su orgullo y comportamiento en ello, supo entonces que para llegar a ese punto en verdad valía la pena. Él nunca lo obligó, él no lo encantó con sobrecargas, él simplemente fue tan genuino, tan real que llegó a revivir a ese Ben del pasado, ese que alguna vez estuvo dispuesto a luchas por sus ideales en lugar de lo que se creía ideal.

— Maldición, maldición. —se repetía a regañadientes, tras revolverse el pelo e ir devuelta a su camerino. Ya era el comienzo de la tarde y ya daba por sentado que Bennett ya no estaría por estos sitios, mierda. Pensar que le hubiera gustado verlo otro rato le revolvía el estómago, era repulsivo tener una imagen mental tan endulzada de rosa al recordarlo, era... demasiado para él.

Oh ¿acaso era una broma? ¿Se estaba burlando de él? Apretó los dientes, en cuanto iba a abrir la puerta del camerino, y escuchó su voz, esa voz, tan clara y tonifocada a un canto melodioso, pero también irritante y acechadora. Era ella... al lado, al lado saliendo del camerino del costado. Quiso acercarse, pero Bennett se apareció con esa cara culpable y apenada, jugando con sus dedos de forma infantil antes de simplemente desviar la mirada, negando con la cabeza.

— Ya debería irme, se me... hace tarde. Yo lamento todo lo que he dicho, lamento no haber puesto un límite ni ser verdaderamente sincero, pero no me... siento cómodo cuando te acercas así. No quiero recordar eso. —hablaba el contrario, tras apartarla otro poco al salir, su cercanía era inquietante.

— ¿Es por lo del beso? —el contrario asintió, bajando la vista— ¿Aún no puedes superarlo? Ay, eres tan adorable. No te prepcupes por eso, yo también lo siento. —comentó, respondiendo a los constantes balbuceos del otro, suspiró.

— Es incómodo para mi. C-Creí que había quedado claro, yo... t-tú eres encantadora, y me agradas, pero... pero... no lo sé.

— No necesitas explicarme, yo también vine a disculparme.

— N-No quiero que haya malos entendidos. —él puso sus manos en frente, agitandolas a los lados, mientras cerraba los ojos algo nervioso.

Abrió los ojos, su vista pasó de esos amarillentos orbes a esos estupefactos y directos ojos verdes, esos ojos que hicieron de los suyos temblar y achicarse de sólo verlo. Oh, que feo se sentía no saber que hacer o decir, no hacía falta mostrarse intranquilo para ver que la idea de estar aquí, con ella, no le agradaba al mayor.

— ¿Qué pasa? —Margaret se volteó a verlo, sólo para recibir de paso la mirada inquieta, penetrante y oscura del otro, que no hizo un sólo gesto, pero si que se mostraba severamente interesado en lo que hablaban— Ben, creí que... estarías fuera. —mencionó ella, poco calmada y en postura, tapando sus labios con su mano.

— Pues ya ves que no los estoy. Y noto que tienes una conversación muy interesante.

El pulso del pelivioleta se detuvo un segundo, y jadeó del susto tratando de no desvanecerse entre los nervios ante eso.

— ¡Ahhh! No es lo que crees, no, no. En serio... —se aproximó al otro, agitando las manos y agachando la vista tras dar un par de pasos frente al otro— Yo ah... ella, digo que... el beso, ah beso no, no es lo que pasó. Digo, pasó... pero no...

— ¿Beso? —espetó seco al oír aquello venir del pelivioleta, torció los labios, enseñando luego una amarga sonrisa ladina— ¿cuál beso?

Simple y pequeña, una pregunta concisa que no necesitaba respuesta, Ben se mostraba seguro de lo que obviamente preguntaba por escucharlo venir de ambos, para obtener una respuesta, la que quería oír.

Antes de que Bennett fuera capaz de reaccionar, Margaret dio un paso al frente negando con la cabeza, sabía que, la gravedad del asunto no era en absoluta una para preocuparse pero, el pelimorado solía matarse de los nervios cuando se hallaba así, y en estas circunstancias, no le iba a venir volver a recalcar lo obvio, Ben con esa mueca severa era de temer, pero no ahora.

— Eso ya pasó. —habló, sin pensarse demasiado su respuesta o en elaborar una forma de acabar la tensión y seguir con lo suyo— Fue sólo un beso. —recalcó, acomodándose el pelo, alzando la vista, Bon hizo una mueca en respuesta.

— Eres... tan sugestiva. Qué estupidez. —bufó, llevando una mano a su frente.

— ¿Lo es?

El menor se quedó en medio, mirando, nervioso, mordiéndose la boca y tratando de desviar la vista, aquello lo dejaba demasiado inquieto. ¿Qué podía decir? Básicamente así, fue un beso, un incómodo y extraño beso que le hacía sentirse tan cobarde frente a la mujer, quien parecía siempre saber lo que hacía, pero se resguardaba tras su amabilidad y su tranquilidad en la mirada. Y ahora ellos dos, se miraban sin decir demasiado, era la razón pero sin embargo no lograba hablar antes de sentir que el pecho le saltaba. Genial, esto era, absolutamente un escenario poco agradable, y él no era bueno con las cosas así. Se quedó en blanco, ajeno a todo, mirando a un lado y sintiendo que se sostenía su firmeza en la correa del estuche de la guitarra.

— Bennett. Ven conmigo.

— ¿Ah? Eh.. yo, ah es que... —balbuceó, la voz rasposa del otro era para tenerlo completamente fuera de si, y Margaret sólo se hizo a un lado, apretando sus pintados labios y frotando con ligereza su brazo— es que... yo en realidad...

— Maldición, sólo camina. No voy a hacerte nada. —siseó, rodando los ojos— No te quitaré mucho tiempo.

Cerrando los ojos, bajando la vista y tratando de quitarse a la chica apenada a un lado, asintió, suspirando y caminando tras el moreno. Ah, es que era tan atractivo estando serio, pero esa seriedad no era algo que le gustara en estos momentos.

— ..Bien.

Y sabía que fue parte de su responsabilidad, porque no pudo volver a dejarle las cosas en claro a la pelimiel. Porque seguía inquieto y ella pareciendo tan dulce aunque la sensación que le provocaba no era nada parecida a esa.

Eso era un problema, él conocía los celos, y el ambiente alrededor de Ben era una emoción tan ambigua, que lo tome del brazo lo intranquilizaba, pero cuando estuvieron solos, verlo regrear la vista era... curioso.

•~•~•~•~•~

Weeee hola ;v; ¿qué tal?

Creí que se me haría tarde este Lunes, pero no. Así que aquí está el cap OvO ahhe da mucha pereza leer el cap y corregirlo (sobre todo si lo escribo de noche y luego le encuento tantos errores sjsj)

Es un poquito largo pero no demasiado, además de que me dispuse a comenzar pronto con lo que viene siendo resolver pequeñas cosas sueltas y emplear de a poco la forma en como a parte de desarrollarse por si solos, también Ben y Bennett se desarrollan juntos como un intento de pareja (perdonen si algunas cosas salen raras, aprendo mientras escrito uvu)

Saben además que no soy tan del drama rellenoso o de cosas sacadas de la nada (en todas mis historias notaran que al releer hay pequeños guiños que coinciden más adelante) pero igual intento traer novedad aunque esta no sea una historia de ese estilo lleno de cosas que ni a la persona más aburrida le llegan a pasar. Y que aunque algunas cosas suenen emocionantes al tenerlas en la vida diaria realmente no son ni la mitad de lo que creíamos, jsjs pues bien, maso así es está historia.

Yo no sé si lo he estado expresando bien a pesar de centrarme en transmitir más que nada sensaciones y progreso en lugar de situaciones cargadas de escenarios. Aún así, siempre agradezco sus comentarios y que aprecien aunque sea parte de esta historia QvQ

Ah, otra cosita, agradecería que compartan sobre esta segunda parte a quienes aún no lo saben, hasta hace poco me habían hablado algunos que ni idea tenían de la perdida de mi cuenta aunque lo mencioné jsjs y así como sé que muchos esperaban que continuara la historia y pueda terminarla bien, también me gustaría que pudieran leerla aunque ya no tenga acceso a la primera parte :^

Una cosita más OvO
En la parte anterior wattpad no me permitió subir imagenes pero como que ahora ya le aflojó, así que siempre me emociona mostrar estas cositas lindas uvu

Le mando un muah, un besito a esta nena _B0rD3rL1n3_ y aprovecho a mostrar esta cosita bonita ahh QvQ♡♡ gracias kahdjs

También un muah a Keilen-can  me encantaUvU♡


En fin, siempre amo leer sus comandos y sabe que les gusto, no olviden dejar su voto o algunas cosita que quieran preguntar o decir, yo bien leeré y responderé :3
Nos leemos pronto aquí y en otras historias.

Bye.

          「NiakuTan」

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