•°~°Capítulo 50°~°•

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Ese día tras un arduo período de trabajo, Ben acabó una de sus escenas sintiendo que otro de esos ambientes que le rodeaba al finalizar el corte le dejaba un extraño sabor de boca. No pensaba discutir consigo mismo ni ceder a las palabras sonrientes de un sugestivo azabache, quien le palmeaba el hombro una vez pasó por su costado, pero cielos, en verdad se sentía inquieto.

Bufó, estaba agotado y desconcertado de sus ánimos tan oscilantes, tan absortos en el ambiente y tan cambiantes a pesar de que su cabeza no se hallaba repleta de ideas opresivas o pensamientos invasivos guiados por esa parte suya empeñada en dividir sus días entre estar de buen o de mal humor.

Quería atribuir esa dualidad propia a la notoria ausencia de cierto animoso compañero suyo que en realidad no había visto en varios días, aunque sabía que sus emociones ligadas a esa calma visual eran muy distintas a los pensamientos fastidioso que le venían acaparando cada vez que buscaba distraerse para, al final, acabar por nublarse en desagrado al verla a ella y entender que había cosas que podía querer tanto y que podía llegar a odiar aún más.

—Es todo por hoy, Benjamín ¿qué haces allí parado todavía? —comentó el simpático azabache regresando a su puesto, donde se topó al mismo aludido con la espalda en la pared y la mirada absorta en el móvil que traía en la mano— ¿vienes a verme? No recuerdo haberte citado.

—No estoy aquí por ti, Mike. —bufó Ben en respuesta, y como consecuencia el mayor alzó las cejas con intriga encogiendo los hombros.

—Claro, eso creí... —dijo el mayor con cierto tono vacilante antes de mirar a un lado suyo.

Suponiendo que la persona a la cual el pelicían pretendía ver era Margaret -con quien anteriormente charlaba el director-, este exhaló inquieto aunque sin decir mucho, asintiendo con la cabeza antes de desear una buena tarde a ambos y despedirse con un toquecito en el hombro de Benjamín.

A unos cuantos pasos más en el pasillo, se encontraba la misma peli-miel apretando los labios cuando sus miradas se encontraron y el ambiente volvió a tornarse más frío de lo que ya era.

—Ben, ¿qué sucede...? —inquieta, Margaret se acercó esperando alguna especie de acción sobresaliente proveniente de un exaltado y serio moreno, pero el mayor sólo frunció el ceño volviendo a dirigir la vista a su celular.

—¿Qué se supone que estás haciendo? —bramó el peliceleste tras unos segundos, apretando los labios al redirigir su vista verdosa a la ambarina y nerviosa de la contraria, quien a penas se acercó acomodó su cabello en un acto reflejo ante la opresión.

—¿De qué estás hablando? —Margaret ladeó la cabeza con confusión, observando las muecas inquietas del mayor, sus gestos, la forma en como él parecía querer recriminar algo directamente, pero acababa conteniendo esto de alguna forma.

—Sabes muy bien de qué estoy hablando.

En efecto no fue necesario decir más cuando Ben enseñó una expresión de completo desagrado dejando a penas expuesta parte de la pantalla de su celular. Tras el exito del lanzamiento del cruce musical que habían protagonizado y que en realidad les había traído muchas buenas novedades, de pronto no creyó estar tan molesto, sobre todo por lo bien que les había ido, mas tener que lidiar con lo agobiante que era tener a Margaret allí otra vez, era irritante.

Por supuesto, no era alguien a quien le afectaran los rumores como tal, si podía facilmente desmentir e ignorar, pero había tratado de no molestarse, y de no decir nada desde entonces -lo cual no había sido mucho-, detestó desde el primer momento ver el rostro de Margaret junto a Bennett en tantas ocasiones que le parecía tan obvio que algo allí no era solo casualidad.

No era algo particular que hubiese bastante material de los tres desde entonces, la publicidad había generado un exitoso recibimiento en los primeros lanzamientos de la colaboración, habían noticias y comentarios, cosas negativas y positivas. Eso no era algo extraño, pero el sentimiento de frustración seguía allí cuando el rumor dejaba de ser solo entre dos y pasaba a incluir a un tercero; y ver a Bennett como el distraído que era, siendo el centro entre un debate pasivo que lo incluía entre Margaret y él era algo tan irritante, más al reconocer que en verdad le inquietaba no saber ni de qué se estaba quejando.

Cuando Margaret fijó su vista con más atención en la pantalla, expresó su sobresalto con un ligero jadeo de sorpresa. Quiso decir algo al respecto, pero recordar verse a si misma halando del brazo a un muy despistado y amable pelivioláceo a plena salida del backstage ese día, le hizo notar que sonreír con encanto a la cámara mientras expresaba su afecto por el cruce y el estilo musical de Bennett, en verdad no era algo que desde la perspectiva ajena fuese natural, incluso si pretendía o no serlo.

—Son sólo fotos, los tres salimos muy bien ese día. —La menor apartó aquel característico mechón rosa suyo, resposando este tras su oreja al dedicar una ansiosa pero fija mirada en el más alto, sólo para verlo chasquear la lengua y desvíar ligeramente la vista al teléfono— Nos... ha estado yendo bastante bien desde entonces hmm. —agregó con una minúscula sonrisa, lo que causó que Ben frunciera el ceño— y Bennett se ve... siempre muy adorable cuando lo toman por sorpresa.

Incluso si una parte de Ben quiso concondar con eso último al comprobar las caras bobas bien tomadas de Bennett en imágenes que iban rondando por internet, la amargura que le provocaba no poder dejar atrás a Margaret con respecto a esto mismo y a ese «algo» que aun persistía entre el pelivioleta y él, le seguía sabiendo tan mal, incluso con sus propias emociones, tan molesto que incluso acababa más intranquilo por no lograr encontrar soluciones que terminen por librarle de tanta presión.

—Es molesto siquiera pensar en lo que me vas a meter por estar posando como una santa fingiendo estar distraída... —espetó casi sin querer y con recelo, como si en verdad fuese un reclamo guiado por la misma emoción de impertinencia y egoísmo, incluso cuando trataba de repetirse que no.

—Oh cariño, estás siendo un poco... insensato. —Margaret respondió apretando los labios con intriga, obteniendo una mueca poco amistosa de Ben al haber hablado—. Sólo son fotos de casualidad, salir a parte junto a nuestro compañero no es para nada extraño. —agregó buscando alivianar la mirada severa del mayor, sin quitar la sinrisa de sus labios— La gente ya sabe que lo nuestro terminó, y por supuesto sabe que nuestra relación con Bennett es sólo una amistad muy... muy peculiar ¿no?

—Eso es... —.Ben quiso refutar de la misma forma, sintiendo que la sencillez y autosuficiencia con la que de pronto hablaba la pelimiel le estaba acorralando, y aquello lo desesperaba, como si no pudiera hacer nada, como si le fuera imposible aceptar que ella estuviera siendo sugestiva y le esté poniendo al borde de los nervios.

—No le tengas miedo al qué diran, sé que siempre has sabido manejar a la prensa. —siguió diciendo la menor, volviendo a obtener una mirada ruda y una postura defensiva por parte del más alto. Eso si bien la inquietaba, de pronto había descubierto que también la hacía sentir complacida— ¿Y sabes? De alguna u otra forma, a Bennett no le importan ni le afectan los rumores, es alguien bastante libre, y un... hombre tan... increíble ¿no te parece?

No supieron como, pero lo que había empezado como un receloso y molesto reclamo de pronto terminó convirtiéndose en una filosa charla en donde, casi sin querer, Bennett había terminado envuelto de alguna forma, queriendo sacarle una sonrisa al mayor ante el recuerdo, y atribuyendo a los halagos involuntarios que le fémina acababa mencionando cuando pretendía contestar a la invasión y presión ejercidas por el mayor.

Incluso de camino por el pasillo hacia la salida, sus pasos eran poco coordinados, lentos y pausados cada que se hablaban buscando silenciar al otro. Pues para Ben seguir mirando el celular casi como un acto reflejo al desviar la vista a otro lado, le provocaba tanto revuelo; verse a si mismo tan expuesto sin notarlo, junto a un siempre animoso Bennett a su lado, le provocaban primero un agrado irremplazable al perderse en la curiosa sonrisa ajena, y después una inquietud enorme al pensar que podía llegar a ser evidente y verse vulnerable frente a muchos sólo por esa razón.

Mientras insistía en recriminar a la contraria algo que para si mismo no lograba controlar, la sola idea de sentirse perseguido por su imagen y aquella pantalla frente a él, era incluso peor que aquel escenario proyectado en su mente que hacía que la sensación de alerta y propiedad le recorriera de solo notar lo natural que, se veía una imagen de Margaret junto a Bennett; como si una parte suya siguiese en desacuerdo ante la idea de verse a si mismo en ese lugar, y de poder encontrarlo tan normal y aceptable incluso si manchaba su conciencia.

Podía ver a Bennett y a él juntos, desde luego que lo hacía, era agradable familiarizarse tan pronto con eso, pero de pronto terminaba temiendo a perder la sólida imagen propia que hasta hace meses atrás le resultaba tan impenetrable y correcta. Su confusión y enojo no venían hacia el hecho de estar conciente de su atracción por Bennett, sino hacia las consecuencias que podría traerle el a penas dejar aventurado parte de su propia vida, y de la imagen que mostraría viéndose a si mismo algún día tachado en la misma espiral de mala aceptación.

—No puedo creer que seas esa misma delicada mujer que recuerdo haber conocido, es tan engorroso lidiar con todo esto, y contigo actuando así. —suspiró Ben torciendo los labios en una intranquila mueca de incertidumbre, sólo para observar aun a su lado a la mujer sonreir apartando a ratos la vista.

—He cambiado, pero sigo siendo alguien a quien conoces ¿no lo crees? —contestó ella encogiendo los hombros, con aquel suave tono que a los oídos de Ben sonaba tan vacilante— Aunque eres sólo tú quien se encierra en algo tonto. Me tomó algo de tiempo pero... no quiero seguir discutiendo contigo, Benjamín. —mencionó agachando las cejas— Creo que para este punto, ambos queremos lo mismo, y la verdad me dolería tanto ver a Bennett desilusionado por actitudes infantiles tuyas, cariño.

—No me llames cariño, maldita sea. —gruñó frunciendo el ceño ante lo antes dicho, lo último no había sido aquello que de pronto le molestó, sino el simple hecho de que ella fuese tan extrañamente descarada— Te has convertido en una persona tan desagradable, aparentando que eres amable y prudente... ahora metiéndote donde no te llaman —descalificó, bufando tras apartar la vista—. Deja de meter a Bennett en esto.

—Entiendo, cielos... —Margaret se apartó el pelo de enfrente, encogiendo los hombros— pero quieras o no, él ya es parte de nuestras vidas. ¿Sabes? siento que hemos hablado tanto de él que me siento... mejor. —sonrió, obteniendo otra vez una reacción inquieta de Ben ante su muestra por no esforzarse en ocultar su aprecio por el llamativo y nombrado pelivioleta—. Huh sólo míranos... nos tiene tan encantados, supongo que nos parecemos tanto que es gracioso vernos así, celando a la misma persona.

—Mierda... —terminó por decir el pelicían tras un silencio prologando entre los dos— es tan embarazoso.

Queriéndolo o no, se sentía tan penoso notar que sus acciones y reacciones terminaban girando en torno al mismo tema; consigo mismo siendo un incierto y molesto, queriendo compensar su falta de comunicación interna con exposición externa de inquietudes y arrogancia. No sabía cuanto había pasado desde la última vez que intercambió palabras con Margaret sin sentir que era un ataque directo y crudo del uno al otro, porque parecía que incluso iniciando con irritables ganas, la idea de Bennett en su cabeza le impedía del todo sumirse por el desagrado a la conversación y al tema en si.

Su vista por fin se apartó de todos esos sitios llenos de tonterías, y mientras se esforzaba por borrar las ventanas de internet buscando no dejarse llevar por las tonterías y su propia inconsciencia, su mirada pasó al tablero de notificación que exponía un recién llegado mensaje con cierto emisor que le hizo sonreír y darse cuenta de lo jodido que estaba ante la sensación de calidez. Misma que, de verdad quiso mantener al leer el contenido torpe y ansioso que le inspiraba ese pequeño mensaje:

❝Hey ¿cómo estás? :>❞ a las 5:42 pm.

Algo tan simple le hizo relajarse un montón, aunque seguía persistiendo una inquietud extraña que terminaba molestándolo. Últimamente no solían hablarse demasiado debido al trabajo y al hecho de que Bennett estaba tan ocupado que una parte de él prefería excusarse bajo el manto de; «me libraré de él un rato» para en realidad dejar que el menor descansara de toda la presión que la llegada del próximo mes le venía trayendo, y de la cual no era ninguna sorpresa estar enterado.

Se esforzó por no regresar en verdad un cortante mensaje en respuesta única a la pregunta tan simple, así que tras un breve pero menos frío ❝Estoy bien❞ sintió que era un progreso que a parte de eso Bennett insistentemente en línea no fuese a lloriquearle con esos emoticonos extraños que escribía o esos largos mensajes buscando sacarle platica de la nada, y tan sólo recibió un ❝bien! me alegro :D❞ en respuesta.

A su lado Margaret no se mostró indiferente ante esto, pues de pronto soltó un comentario simple buscando despedirse de él y tras verla sonreír en dirección a la salida, pudo entender a que venía ese cambio de actitud alegre que de alguna forma le resultó tan irreconocible incluso conociendo aquella expresión en la mirada ambarina de la contraria. Bufó, guardando el móvil a penas su vista enfocó esa peculiar melena morada atada en una coleta baja a través del cristal de salida.

—¿Qué estás haciendo? —preguntó una vez pudo pillar de cerca a Bennett, quien alzó inmediatamente la vista, enseñando una radiante y contenta sonrisa.

—Hola heh ¿qué más? —respondió dudando con la vista, antes de volver a posar su vista sobre la ajena y dedicarle una afectuosa mirada a la par que acomodaba las mangas de su abrigo oscuro— Vine a esperarte, hace poco me encontré a Mike y me dijo que no debías tardar así que yo... bueno, estoy aquí.

—Sí, ya veo. —suspiró Ben, buscando evitar formar una sonrisa, aunque por la expresión ansiosa y expectante de Bennett, le resultó realmente complicado.

—M-me preguntaba si tú... quisieras, no lo sé ¿ir a comer algo cerca? —propuso Bennett encogiéndose ligeramente de hombros, haciendo un gesto inquieto pero aun manteniendo aquella tímida sonrisa en su rostro— Heh hace bastante no salimos o hablamos mucho, quiero decir, si hablamos, pero... —respiró unos segundos, deteniéndose— digo que, ya sabes, hemos estado algo ocupados y...

—Sí, sí, lo sé. —le detuvo el más alto, reposando casi sin notarlos sus manos en los hombros del pelimorado, acomodando la bufanda desparramada en los mismos y de paso rozando algunos cabellos reboltosos del mal peinado fleco de la coleta que este traía. Inspiró, alejándose al notarlo, y de paso recuperando algo de su postura—. Supongo... que está bien.

—¿Q-qué cosa? —.Bennett se había encontrado en el momento, tranquilo al notar la cercanía, incluso como fuera, las sensaciones que le dejaban las acciones voluntarias e involuntarias de Ben terminaban por hacerlo sentir nervioso, pero mucho mejor que antes.

—Salir. —respondió sin mirar, levantando los hombros.

—¿En... en serio? —sonrió el menor, aun sabiendo que su pregunta tirada al azar no necesitaba respuesta. Aclaró su garganta, observando lo rigido pero agradable que parecía notarse el mayor— Heh qué bien.

—Como sea.

Bennett iba a decir algo al respecto, buscando alivianar la postura del mayor. Hasta que pudo ver luego a la pelimiel salir, ella le sonrió, alzando con gracia su mano para agitarla a modo de saludo una vez pasó por un lado de ambos murmurando un «Buenas tardes» mientras dedicaba amables miradas a ambos.

—Buenas tardes, Margaret. —suspiró dudativo el menor, levantando su mano en busqueda de completar aquel gesto con una media sonrisa. Escuchó a Ben chasquear la lengua a su lado y luego vio a la mencionada soltar una pequeña risita.

—Me alegra verte... —dijo ella, mirando a un lado sin dejar esa expresión de extraña calma y amabilidad, volviendo a agitar su mano consiguiendo que nuevamente Bennett copiara el gesto asintiendo con la cabeza— nos... nos vemos.

—Ella actúa extraño... —murmuró una vez la vio alejarse en dirección a un coche que la esperaba a unos metros de allí. Una vez se marchó, dedicó una mirada completa al mayor, quien bufó y sólo le sostuvo del brazo iniciando una lenta y curiosa caminata— Hey... ¿estás bien? —inquirió, no hacía falta saber o no saber, pues podía notar que la expresión malhumorada de Ben aumentó cuando la había mencionado a ella— ¿te sientes mal? —volvió a hablar, pero Ben de a poco suspiró.

—No...

—¿En serio? Te ves algo molesto... —Bennett se detuvo un segundo para verlo, esperando que su insistencia aun estuviera en el punto en que no era lo suficientemente fastidiosa como para hacer del Ben inquieto uno esquivo— ¿pasó... algo entre ustedes?

Terminó por preguntar de todas formas, sintiendo que por la forma en que Ben torció los labios, en realidad sí era que muestras de alteración y amargura se debían a ella. Hizo una mueca un tanto tristona cuando no recibió respuesta salvo un aparente suspiro en búsqueda de relajo por parte de Ben, y al menos dos pasos que ahora los separaban el uno del otro cuando el mayor también dejó de sujetarlo.

—¿Por qué tendría que pasar algo?

—Huh es que... sólo pensé, digo... no lo sé.

—No sucede nada con ella, pero me irrita verla ¿bien?

—Mmh entiendo... —asintió Bennett, apretando los labios.

Cuando el ambiente había empezado a ser menos tenso, el silencio se transformó en Bennett mismo intentando apartar la vista del brazo ajeno, en un intento por no desear volver a tomarlo y acapararlo con insistencia «no es que sea malo, pero no quiero ser tan invasivo». Pensó, en uno de esos pasajeros momentos de prudencia en donde creía que debía al menos mantener una cercanía justa, incluso si no dejaba de hablar luego o de si caminaba como si nada más le importara que seguir los pasos ajenos.

•[▪]•

Hacía un ambiente abrasador y tibio, vientos primaverales que acompañaban el escaso calor del sol al atardecer. Con el poco tránsito por las calles y el ruido amainando a cada paso, ambos buscaban cercanía lejana mientras iban uno al lado del otro, tapados en ropas livianas de colores neutros, uno más que el otro. Pero incluso siendo de aquella manera, el pelivioleta que buscana cubrir todo su rostro bajo la bufanda granate sentía que tenía tanto frío.

Bennett no era alguien acostumbrado a mostrar un mayor tipo de afecto físico sobre todo hallándose en público, pero desde siempre no había tenido miedo a mostrarse tal cual y expresar lo que quería donde fuera y cuando fuera. Aunque por supuesto con el tiempo había tenido que aprender a controlar esa forma de actuar, por lo que era mucho más prudente al comportarse, aun más si eso indicaba que estaría tranquilo y lo que hiciera o no hiciera a nadie más que a él le importara.

Sin embargo estaba muy conciente de que a su lado Ben era alguien muy distinto, alguien rígido al que le importaba bastante lo que ocurría a su alrededor si eso tenía que ver con él. Era alguien que planeaba desde el inicio hasta el fin de su día, incluso si muy pocas veces -al menos en este último tiempo- terminaba cumpliendo esa agenda bien escrita sobre lo que pensaba hacer. Y el menor estaba al tanto del desequilibrio que causaba en el moreno cuando este fingía ser forzado a salir con él o a mostrarse como el genuino hombre amable que podía llegar a ser.

Podía captar varias de esas inquietudes en el peliceleste, era por eso que también se esforzaba por estar con él incluso si este se comportaba tan borde e incierto como siempre era cuando se sentía atrapado y expuesto.

Entendía que era un terco orgulloso con una personalidad rígida contruida por si mismo, e incluso cuando parecía que no, pero notaba que este ponía de su parte, por muy poco o difícil que sea. Sí, entendía que Ben era muy difícil de manejar no porque le hiciera falta conocerlo, sino porque precisamente conociéndolo notaba que tenía que lograr saber hacerlo confiar; como un gato huraño que arañaba a su dueño por no saber como reaccionar a una amable caricia, incluso sabiendo que no era una amenaza y estaba bien.

Bien, si lo pensaba de ese modo, él no era bueno con los gatos, estaba acostumbrado a lidiar con esa energética simpatía, junto a ese carácter tan fiel y transparente que definía a sus perros, y sabía que Ben como el mismo terco que era, tenía aún cierto miedo por verse envuelto en algo que no conocía; como en un escándalo interno y externo, que lo hiciera desestabilizar todo eso que había avanzado en los últimos meses.

Bennett lo sabía, creía estar en lo cierto al pensar que de algún modo parte del humor del contrario podía ser por eso. Tampoco era tan distraído, además también tenía un teléfono, sabía leer y captar las noticias.

Pero ¡cielos! Qué complicado era Ben también, porque Bennett no podía molestarse con él, porque lo justificaba de la misma forma tonta a pesar de querer regañarlo tal cual hacía con sus perros, pero nunca lograba siquiera decirle algo más que sólo una mención tímida del problema que veía. Terminando por convencerse a si mismo; «no sabe como portarse, no es su culpa, pobrecito». Pensaba, queriendo volverle a tomar de la mano, pero dudando horriblemente en ello, quería estar cerca, demostrarle a él que se sentía contento por caminar a su lado, y no le importaba quien los viera, sólo le importaba que Ben notase y se sintiera contento a su lado, sin preocuparse.

Caminando juntos a paso lento tras un par de días sin haberse visto, a pleno atardecer del casi recién llegado fin de semana. Bennett había luchado un montón por hacerse un espacio para volver a casa con sus perros para dedicarles algo de su tiempo antes de salir nuevamente. Y había querido aprovechar ese fin de semana -el cual según su itinerario sería el último que pasaría en el sector- aunque sea un poco con el moreno, pero, vaya...

«Hoy está inquieto, por no decir que irritado». Pensó Bennett apretando los labios, mientras luchaba por dirigir su vista al paisaje saturado en el oscurecido naranja de la transición a la noche. Aunque pareciera no mostrarlo en ese mismo instante, el menor quería tanto estar más cerca, quería aunque fuese un pequeño gesto de gentileza que le indicara que las cosas estaban marchando bien entre los dos -aun tomando en cuenta los estados de humor-, para aliviar esa inquietud suya que lo obligaba a cargar una hiperactividad mental que no dejaba a sus pensamientos descansar adecuadamente.

—Escucha, ahm... no pareces muy animado de pronto heh —.Hizo un esfuerzo por hablar, adelantándose para aproximarse e inclinarse a un lado bastante cerca del mayor. Quien ladeó la cabeza viéndolo con cierta distancia; ese mismo gesto le hizo confundir aún más, Ben no se mostraba molesto, es más, estaba tranquilo, pero callado— Entonces, también me preguntaba si tú...

—Está bien, Bennett. —Ben se pasó una mano por el pelo, apartando la vista al frente, demostrando con un simple suspiro que sabía lo que el menor iba a decir— No estoy molesto...

Aquello aun pareciéndole lindo -en el hecho de que Ben parecía esforzarse por reprimir ese malhumor- seguía siendo diferente a lo habitual, con Ben dispuesto a ocultar su buen humor del mismo modo, a evitar mirarlo y a guardarse lo que sea que en realidad estuviera molestándole ahora que estaban en otra de esas interminables caminatas por la acera en pleno atardecer, mirando al frente, a los lados, buscando algún punto en que pudieran hablar o mantener las mismas rutinas amenas de conversación solitaria; la misma trivialidad en donde uno hablaba y el otro contestaba.

—Cuando me llamas así tan frío es difícil creerte ¿sabes? —mencionó Bennett tras un suspiró, oprimiendo los labios al atrapar con la vista la mirada ajena, descubriendo a un amurrado e inquieto Ben sobresaltarse por lo mismo— Pero está bien, te creo...

—Y si no, tampoco es como si me fuera a importar, tonto. —dijo Ben con una ligera pizca arrogancia, pero sólo obtuvo un puchero y a un escandaloso Bennett cruzando los brazos al dar pasos torpes justo a su lado.

—Tendría que importarte. —insistió con un tono caprichoso.

—¿Por qué tendría?

—Porque me quieres mucho... —dijo Bennett con nerviosismo, pero se sorpendió hasta a si mismo por la forma siempre animosa de decir las cosas aún si de pronto tuvo la cullinante mirada verdosa del mayor sobre su peesona, atento ante lo dicho— heh sí, y c-como me quieres, está muy claro que debe importarte que no crea en ti, porque... —balbuceó, antes de apretar los labios y volver a tomar aire, alzando la vista— ¿s-sabes que pasa si no creo en ti? Hmm serás un mentiroso, y odio a las personas mentirosas, —suspiró, pasando una mano con inquietud sobre la coleta que ataba su cabello— y como e-eres un mentiroso... yo creo que tengo que irme... sí, tengo que...

Para antes de que siguiera hablando y detuviera el paso lento que mantenía anteriormente junto a Ben, Bennett se dedicó esos cortos segundos a observar como de pronto la mueca rígida del pelicían se aliviaba haciéndolo torcer los labios en una extraña mueca que pretendía rozar una media sonrisa, pero que acababa enseñando una especie de gesto extraño similar a un mohín.

—Bien, es suficiente. —contestó finalmente Ben, llevando un par de dedos hasta su frente tras dejar escapar una porción del aire que contenía, dirigiendo tras un rato, una mejor formada sonrisita al menor.

—¿Eso crees? —Bennett ya estaba a unos cuantos pasos lejos, levantando difícilmente una sola ceja buscando una expresión de suficiencia.

—Hoy no fue un buen día —se encogió de hombros, esperando volver a tener a su lado al pelimora, quien al oírle jadeó inquieto adelantándose y posicionándose justo a un lado y en frente suyo a la vez— sólo estoy agotado...

—¿Y yo qué tengo que ver con eso? —el menor espetó volviendo a oprimir los labios, aunque esta vez no tuvo la misma suerte de obtener algún gesto nervioso por parte del moreno— Huh q-quiero decir que...

—Y sé que tiendo a desquitarme contigo... lo sé. —continuó, casi como si en verdad le costara admitirlo y como si en verdad una parte de él fuera lo suficientemente ruda con ello como para hacerlo sonar tan inquieto.

—No puedo creer que te des cuenta... ese es un progreso. —terminó por decir Bennett en sorpresa, sintiendo que de sólo oírlo y verlo de pronto su rostro se calentaba ante los nervios; porque aunque no lo fuera, a él le parecía y le sonaba como a una muy extraña disculpa.

—No es progreso admitir algo que los dos sabemos. —bufó Ben, volviendo a recuperar la postura ante la proximidad peligrosa del pelivioláceo hacia su persona.

—Lo es viniendo de ti.

—¿Qué quieres decir con eso? —gruñó apretando los labios.

—¡Nada! ¡nada! —agitó las manos retrocediendo un paso antes de regresar a la postura donde inicialmente estaba; a un lado de Ben, ni muy cerca, ni muy lejos— Heh sólo decía que... ya que lo sabes, ¿no crees que... t-talvez merezco una mejor disculpa por eso? —mencionó, obteniendo una mirada que a simple vista parecía cortante, pero que denotaba cierta confusión— Es que eres muy cortante cuando estás cansado también...

—¿Lo mereces...? —inquirió el moreno, deteniéndose un momento antes de acabar por apartar la vista— Sí, creo que sí. —.al haberlo dicho eso, primeramente pudo oír otro ansioso suspiro escapar de los labios del menor— Huh bien, lo... lo siento.

—¿Qué es eso? Huh no estás mirando, y ni siquiera te escuché, no vale. —carcajeó Bennett, dedicando una armoniosa sonrisa al más alto, antes de volver a acercarse con el regocijo cálido en el pecho y la emoción burbujeante de tranquilidad ayudando a la sangre a colorear sus mejillas.

—Lo siento ¿bien? —volvió a bufar el mayor dedicandole encima una vista pesada, torciendo los labios ante la mirada afable del menor— Ya ahora cállate y camina, no sé ni porqué te estoy haciendo caso...

—Ohh qué lindo. —volvió a sonreir Bennett, ignorando cuales sean las molestias y dudas anteriores que le habían orillado a insistir— Bueno, vamos ya ¿a dónde dijiste que vamos a ir?

—No lo sé. Tú me invitaste, memoria de pez.

—¡Ah sí! —saltó el menor ante ello, acariciando con cierta gracia tras su cabeza— Disculpa, de la emoción lo olvido... ¡entonces significa que yo eligo y que hemos estado caminando en la dirección opuesta, no! —chilló, acercándose hasta tomarlo del brazo, para regresar en sus pasos halando al contrario con energía y determinación— Ven, sígueme...

•[▪]•

Habían ido a parar a un extrañamente muy tranquilo sitio, no muy alejado del estudio, donde el ambiente ameno y liviano terminó comportándose bien con ambos. Bennett había demostrado ser alguien que disfrutaba mucho de comer lo que se le diera la gana, sin pena y sin restricciones; Ben sólo podía observarlo queriendo reprimir una sonrisa, delineando la forma graciosa en que este abría la boca metiendo un enorme bocado y a penas dejando pasar unos pocos segundos antes de volver a meter otro con tantas ganas que incluso, por muy corriente que se viera a su parecer, le resultaba adorable.

Ignorando el enorme y graciento plato de comida -consistente en papas fritas y salsa de carne- que comía el menor, dejando pequeñito a su pudín horneado de postre, en verdad que el entusiasmo con el que comía Bennett distinto al extraño sentimiento de repudio que solía producirle antes, ahora era más agradable, impropio; y que le produjese gracia sin quitarle el apetito de paso demostraba que había desarrollado una costumbre en verdad curiosa.

—Lo siento, es que tengo hambre... —se disculpó Bennett tras tomar un largo y ruidoso sorbo de su vaso, llevando hasta sus labios una servilleta. Sólo dedicando una mirada intrigada al mayor, fue cuando pudo notar lo atento que este estaba de él.

—Sí, ya lo noté. —sonrió.

Bennett dejando que de la misma forma una sonrisa se posara en sus labios, bajó la servilleta y sin pena alguna golpeó sus codos sobre la mesa a cada lado de su ya casi terminado plato, buscando reposar su mentón entre las palmas de sus manos, dedicando una tranquila, curiosa y afectuosa mirada a Ben. En el instante en que lo hizo, el mayor incluso sin demostrarlo mientras daba una merecida mordida al dulce entre sus manos, apartaba a ratos la vista al verse acosado por ese par de orber bermellón que se esforzaban en leerlo.

—Es gracioso... —comentó con cierta calma, disfrutando del lejano ruido del ambiente, el aroma del lugar y la poca concurrencia de la calle tras cerrar un segundo los ojos— de verdad te gustan las cosas dulces...

—Sí, me gustan. —respondió con un tono quedo, buscando algo con qué distraerse y a la vez una forma de no sentirse ni acosado por el ambiente abierto ni por la expresiva mirada fija del menor.

—¿Crees que soy dulce?

Aquella pregunta de pronto atrapó a Ben por sorpresa, haciendo a penas terminar de comer el bocado que tenía en la boca. Llevando una servilleta hasta sus labios, reprimió un suspiro desviando la vista a un lado, divisando la anaranjada luz teñir parte de la acera y resplandecer a través del crital del ventanal a un lado. Queriendo incluso no responder, buscando tomar aire al percibir que su garganta apretaba al volver la vista a la expectante mirada ajena, terminó por reprimir una sonrisa, sintiendo una corriente de calma intranquilizar sus sentidos.

—Ah bueno, —carraspeó la garganta. Suspiró y se puso recto en su sitio, sosteniendo su medio llena taza con té dulce y espeso, queriendo concentrar su vista en el contenido de la misma— yo diría que eres... empalagoso. Pero sí, lo... eres. —finalizó, dando un merecido sorbo, como escapatoria a lo extraño que le hacía sentir dejarse observar por el menor, quien sólo extendió su sonrisa con animos; mierda, era como si con sólo ese gesto le dijese que estaba satisfecho con su respuesta— Huh como sea, no me mires así.

—Mmh pues yo pienso que eres... agradable e intenso. —Bennett aplastó sus labios sin dejar su sonrisa, dedicando sin pena su vista hasta la expresión de total inquietud y bochorno del peliceleste, que le recriminaba con la vista que dejase de hacerlo— Me gusta ver... q-que estás más tranquilo que antes. —continuó, reposando una de sus mejillas en su palma, mientras lineraba su otra mano para sostener el cubierto— Heh mira, hasta pude sacarte una sonrisa. Eso se siente muy bien~

Agregó antes de soltar una nerviosa carcajada por observar a Ben encoger los hombros optando por rodar los ojos y dedicar una serena mirada a un lado, dejando la taza sobre el platillo a un lado.

Pasó un rato hasta que Bennett con muchos más ánimos que antes continuó hablando entre bocados, comentando acerca de sus últimos días, de lo mucho que extrañaba jugar con sus perros y pasear personalmente con ellos. Después sólo trataba de hablarle y preguntarle cosas, obteniendo escasas y mecánicas respuestas por parte del moreno, que incluso siendo sin intención, tendía a acostumbrarse a refugiar la vulnerabilidad que le provocaba la radiante sonrisa del pelimora, tras una indiferencia rigida de impaciencia.

—¿Sabes lo horrible que se ve mirarte comer con el codo en la mesa? Es tan vulgar... —espetó Ben rompiendo el silencio tras un rato, desviando la vista al llevar el borde de la taza hasta sus labios.

—¡Hooh! Discúlpeme, señor refinado. —se burló Bennett encovándose a un lado antes de quitar su codo de encima, apretando los labios tras tomar el cubierto y juguetear con el último rastro de papas que quedaba en su plato.

—Uy no es gracioso. —respondió, casi como una burla mal disfrazada de queja— Y ponte derecho, Bennett. Le hace mal a tu postura sentarte como un limosnero ¿sabías?

—¡Oh, qué miedo! —chilló el menor acatando casi al momento lo dicho, sólo para observar la reacción del contrario. Y tras ponerse derecho y sonreír con una papa a medio camino hasta su boca, carcajeó— Eres criticón y mandón como mi mamá hah.

—Hugh... —Ben se esforzó por no hacer una mueca, que oscilaba entre cierta gracia por los gestos ajenos, o entre inquietud por lo dicho.

—¡Hey! —Bennett encogió los hombros antes de llevar el cubierto a su boca, apartando la vista— B-bromeo, en realidad... me gusta que te preocupes p-por mi. En serio... es lindo.

El pelimora siguió manteniendo su sonrisa mientras comía buscando no demostrar el nerviosismo que le provocaba la mirada dudosa del pelicalipso, tan expectante y a la vez tan ajena. Lo vio suspirar y mirar a un lado mientras apretaba los labios al dejar la taza lenta y cuidadosamente sobre el platito de la misma. Y lo que terminó por descolocarlo bastante a la par que conseguía inquietarlo, fue que Ben sólo sonriera acomodándose el pelo, pretendiendo que estaba incómodo.

—Eres tan raro, cielos...

Bennett no pudo evitar demostrar su satisfacción ante la bonita y recta sonrisa del mayor, que si bien se mostraba reprimida como comúnmente hacía para no verse expuesto, le resultaba demasiado linda y era un total pago a las malas vibras que había sentido antes en Ben al momento de verlo salir del estudio.

—Heh lo sé, creo que no puedo hacer mucho por eso.

—Sí, ya veo que no puedes.

El pelimora sonrió inclinando la cabeza, con el agrado y la curiosidad formando partes iguales de su pensamiento. Y fuera lo que fuera, en verdad estaba contento de que Ben devolviese el gesto incluso pretendiendo actuar como si no le importase. Pues viéndolo de ese modo, una parte suya estaba alegre, orgullosa y enternecida de ver ese pequeño cambio en Ben.

Era un cambio que contrarrestaba la parte cruda y gruñona del siempre preocupado peliceleste, que al momento de levantarse y discutir muy calmadamente que podía pagar lo suyo, terminó por colocar una pared pequeña e invisible de distancia entre los dos, misma que hizo al menor ladear la cabeza mostrando confusión y extrañeza; en el fondo una parte de él sabía que para Ben sin dudas empezar a relajarse más en público era difícil, aun si estaba al tanto de que era de lo más normal caminar al lado de un compañero con el que se encontraba con frecuencia.

Bien, quizá a veces solía dar motivos para hacer que el mayor se espante si de pronto sólo lo tomaba del brazo o se le pegaba a un lado como si la calle fuese lo más angosta posible, pero también estaba al tanto de que incluso si llegaba a verse más cercano de lo que podía, no era como si en verdad la gente estuviera al pendiente de ellos, aun más si no llamaban la atención y la calle no era concurrida.

Pero siendo así, talvez comprendía la falta de calma en Ben, pues este se compromedia tanto con su imagen y se preocupaba tanto por lo que decían de él, que Bennett estimaba que al menos debían pasar varias semanas para poder al menos obtener un progreso considerable en el sentido de poder hacer lo que quería o lo que sea junto al moreno, sin tener que preocuparse porque este le recrimine que era un revoltoso despreocupado que llamaba mucho la atención.

—Hey... —llamó, mordiendo su labio al instante en que Ben dejó de ver su celular mientras caminaba, para dirigirle una mirada casi sin voltearse tanto—. Verás, es que... ahm...

—Ya sentía que llevabas un rato queriendo hablar, no me extraña que no soportes el silencio. —mencionó Ben encogiendo los hombros, mostrando cierta cortante simpatía y una liviana y pequeñita sonrisa torcida tras haber estado unos minutos frunciendo los labios— ¿Qué pasa?

—Mmh sí ¿puedo... p-puedo preguntar mejor ahora por qué estabas molesto antes? —curioseó Bennett antes de tomar un profundo respiro y acomodar las mangas gruesas y grandes de su abrigo— Es que... quería preguntarte de antes, y... bueno, es que...

—Sí, como sea. —le detuvo el contrario. No hacía falta que lo dijera, tenía... una idea de a lo que se refería y de lo que le provocaba esa intranquila curiosidad al menor— Escucha, en realidad he estado molesto estos días por la actitud de Margaret, con la forma en que disfruta avivar cada tontería que dicen, supongo que estoy estresado con la presión de mierda de estas épocas. —contestó, rodando los ojos tras echarle otro vistazo a la pantalla de su teléfono, y tras fruncir el ceño, sólo o bloqueó y guardó.

—Oh ya veo... sí es por... por ella. —Bennett no supo si aquello había sonado como quería, en realidad no le molestaba que Margaret fuese un tema de vez en cuando, pero de la misma forma, también le resultaba frustrante.

—No sólo es ella, pero detesto... simplemente detesto tenerla cerca aparentando que todo esta bien, mientras no deja de fastidiar mi imagen. —se aproximó a hablar, casi sintiendo como si tuviera que aclarar aquello. Una parte suya se tensó, mientras que la otra le advertía mantener la calma al ver la nerviosa y expectante mirada del pelivioleta mordiendo su labio a un lado suyo— Es por eso que... incluso si no tienes nada que ver, lamento portarme como un imbécil contigo cuando algo sucede ¿bien?

Bennett parpadeó inquieto, pero casi aliviado al instante. «Así que... sólo es por eso». Pensó, pudiendo notar cual era de pronto el foco de las inquietudes nuevas en el mayor. Y conociendo lo irritable que era Ben ante la presión pública y los rumores, no le extrañaba que los tres luego del cruce musical fuesen un tema tocado tanto para bien como para mal en cierto sentido. Él también lo había visto, pero si ignoraba lo que no le importaba, la verdad es que así no parecía ser tan malo.

—Está bien, entiendo... no te disculpes, no importa. —suspiró, tomando coraje para acercarse más al mayor, casi rozando sus brazos, sólo para esbozar una pequeña sonrisa al verlo— Yo... e-estoy al tanto de eso, con Jeremy cerca suelo enterarme de lo que pasa mucho más rápido que antes, pero heh... —tragó saliva, cuando supo que la mirada ajena le reprendía el siempre no saber elegir bien lo que decía y la forma en que lo hacía— digo que l-la verdad no me molesta lo que digan de mi, de ella o... de nosotros. Sólo es algo tonto... si sabes que no es verdad la mayoría, no le prestes tanta atención, no afecta en nada.

—Detesto aun más tu habilidad para pretender que nada te importa incluso si eres quien aparece como el idiota que se interpuso en una relación y trata de conseguir fama con eso ¿sabes? —bufó Ben cruzando los labios, apartando la vista mientras juntaba los labios, presionándolos.

—Pues si lo dices de esa forma, está claro que suena mal. —Bennett hizo una mueca y se encogió de hombros.

—Es porque así suena para mi. —masculló el mayor.

—Vaya... eso debe sentirse feo. —dijo el pelivioleta queriendo acercarse más, pero ya sentía que era suficiente considerando que Ben había empezado a disminuir el paso— P-Pero si miras el lado positivo... tú y yo hemos salido bonitos juntos en las fotos también. —agregó, aunque después de hablar sintió que debió solo decir algo menor extraño.

—¿Ese es tu lado positivo? —Ben frunció el ceño.

—N-No lo sé... —suspiró apartanto la vista un segundo antes de buscar una mejor forma de hablar sin sonar ansioso ni despreocupado— sólo yo... yo no quiero que te sientas presionado por algo así, digo p-puedo entender que es diferente a los rumores de cuando estabas junto a Margaret, tú no dejas que nadie se meta en tu vida, pero... supongo que no es igual ahora ¿no?

—No hables de eso. —el pelicían chasqueó la lengua y se llevó una mano a la frente moviendo el fleco. Soltó un suspiro y sólo miró a un lado— Bien, quizá ahora sólo es diferente, pero no porque no pueda con eso, sino porque eres...

—¿Es porque soy yo? —Bennett se sorprendio al haberlo detenido y al haber sonado tan intranquilo al hablar. Apretó los labios, y acarició su brazo buscando distraer ese pensamiento negativo de su cabeza— Mmh digo es que, si lo dices, si lo pones así, también suena... feo.

—No quise decir eso...

—Sé que si a mi no me importa lo que digan ni lo que piensen de mi, no significa que tú... que p-para ti sea igual, yo... —continuó, tragando saliva ante la sensación extraña que le provocaba creer que quizá en parte era cierto; las cosas no eran iguales, ni Ben, ni ellos, ni lo que pasaba con ambos— ...sé que es complicado para ti, sobre todo p-porque soy...

—Te dije que no es... eso.

—Mmh pero, nosotros... —hizo una pausa— ¿q-qué tiene de malo que seamos hombres? Quiero decir... s-si lo piensas más, a nadie... a nadie le importa.

—Huh... olvídalo, no hablemos de esto aquí. —terminó por decir Ben, peinandose el fleco al observar la mueca tan nerviosa del menor, misma que le hizo querer apartar la vista al no saber qué decir.

—Estoy seguro de que a nadie le importará tanto, no van a crucificarte porque de pronto tienes algo con otro hombre... —siguió hablando, mirando la acera a cada paso lento que daba, buscando con que distraer la vista— o porque se diga lo que sea de ti y de Margaret. Incluso, ni siquiera es necesario que las personas sepan de tu vida, n-no lo sé... yo sólo... cielos, es extraño.

—Bennett, ya no hablemos de esto... no ahora, es molesto. —Ben se detuvo, desviando la vista a un lado antes de tomar un respiro y llevar su mano hasta la cabeza del menor, casi como un reflejo en busqueda a calmar la intranquilidad que denotaba la forma de Bennett en apretar los labios y jugar con las mangas de su abrigo.

—Lo siento... —murmuró, terminando de la misma forma por inspirar hondo antes de girarse buscando la mirada ajena. Cuando la encontró, no sintió que los nervios hubieran amainado, aunque la razón de estos cambió sin duda— s-supongo que en el fondo igual... me importa un poco lo que ocurra... si tiene que ver contigo heh.

—No hagas eso, idiota. —bufó el peli-turquesa bajando su mano hasta el hombro del menor, reposando la misma con calma, llevándose la otra hasta la nuca, encogiendo los hombros al oprimir los labios.

—¿Uhm? —alzó la vista otra vez, encontrando una impasible y singular sonrisa similar a una media sonrisa, seguido de un gesto suave que le hizo confundirse aun más.

—Quiero decir que... está bien, Bennett. No eres... —Ben suspiró, apretando los labios— tú no eres el problema ¿bien?

•[▪]•

Cuando se encontraron en el departamento del menor, este mismo se preocupó primeramente de saludar y dedicar un par de minutos de su energía a sus dos perros. Los mismos ladraban y saltaban, aunque se mostraban menos eufóricos debido a que habían salido a recrearse antes. Bennett se arrodilló apenas entró y Ben sólo pudo rodar los ojos observando como el chico dedicaba palabras absurdas y cariñosas a los dos pesados animales que se le subían casi encima.

—¿No... no vas a entrar? —preguntó Bennett alzando la vista, encontrando a Ben aun de pie justo en el umbral de la puerta— Digo... sabes que puedes... s-si quieres.

—Si no me dejas pasar no puedo... —refutó, haciendo un sólo gesto para que el pelimora parpadeara y recién entonces pareciera percatarse de que estaba arrodillado en frente suyo a la entrada del departamento impidiéndole pasar.

—¡Oh, cierto! Lo siento heh. —dijo, y casi de inmediato les dio una caricia y un beso en la cabeza a sus dos perros, poniéndose de pie y tambaleándose a la vez por el mareo que le produjo el cambio del altura tan rápido— Bien, entra. —sonrió, moviéndose a un lado a la par que les hacía una seña a sus perros para que se movieran.

Bennett sólo sonrió cuando el mayor le vio intentando imitar su gesto. Aun incluso después de lo mucho que habían progresado desde que se conocían, de cierta forma para el oji-bermellón seguía siendo divertida la forma tan recta y estoica que tenía Ben de moverse, caminando como si quisiera demostrar que sabía lo que hacía y que fuera donde fuera que estuviese, eso no iba a eliminar su escencia tan difícil de roer.

Le causaba agrado verlo siempre dedicar una mirada analizante que rozaba a ser despectivas, la forma en que torcía los labios y alzaba las cejas mostrando indiferencia, o la forma tan graciosa de llevar una mano a su cintura y de adoptar una postura que de simpática parecía tener poco. Todo eso de pronto le hizo sentir que estaba siendo demasiado impaciante, de algún modo cuando se le quedaba viendo sentía que el tiempo pasaba más lento, como siéndole de ayuda a atrapar en sus recuerdos cada detalle, gesto y acción que podía ver en el moreno.

Sonrió, queriendo apartar la vista al verse expuesto por la seria mirada verdosa del contrario. Se quitó de a poco la bufanda y la dobló con cuidado tras cerrar la puerta  y empezar a bajar el cierre de su abrigo. Incluso si estaba no tan helado dentro, el solo poder respirar adecuadamente y relajarse en su departamento era suficiente para hacer que por fin su cuerpo produjese el calor necesario que había estado perdiendo de camino.

—No sé cuantas veces te he dicho que no me mires con cara de idiota, que siento que ya no surte efecto recriminartelo ¿sabes? —suspiró Ben revolviéndose el pelo una vez pasó entre el perro gruñón y el cariñoso hasta lograr pasar a la sala y dejarse desparramar al sentarse en el sofá, reposando la nuca en el respaldo.

—Mmh... lamento anunciarte que en realidad nunco tuvo efecto hehe. —respondió de pronto Bennett, encogiendo los hombros y dejando escapar una pequeña risa al acomodar su abrigo a un lado de la entrada.

—Vaya, entonces ahora lo sé. —Ben sonrió terminando por echar la cabeza hacia atrás, mientras cubría sus ojos con el antebrazo.

—¿Puedo sentarme? —Bennett se acercó, consiguiendo que el mayor a penas destapara sus ojos para dirigirle una casta y cansada mirada.

—¿Cómo es que pides permiso en tu propia casa?

—Lo siento, quiero decir... digo, sí, es la costumbre, supongo. —farfulló el pelivioláceo acariciando tras su nuca, notando así que continuaba con el cabello atado débilmente en una coleta baja— pero, ¿puedo entonces? —agregó, desatandose el cabello tras achicar los hombros y apretar los labios.

—¿Humm? —habló con calma, soltando un respingo al destaparse la cara y dedicar una mirada curiosa al contrario, que seguía parado cerca del sofá, junto a los parros, que al lado de este se encontraban sentados mirándolo— Como sea, haz lo quieras ¿bien?

—¡Bien! —asintió Bennett sin tomar en cuenta lo anterior. No había oído alguna connotación molesta por parte del mayor, así que lo tomó como una buena señal, misma que le hizo relajar y sonreír.

—¿¡Ah, Bennett!? —Ben jadeó exaltado de la sorpresa cuando a su lado sintió al nombrado aterrizar en el sofá, casi encima suyo, mientras sonreía acomodándose el pelo. Apretó los labios, terminando por apartar la vista de lo radiante que le parecía el estado anímico del contrario, evitando que la misma sensación de vulnerabilidad acabase por hacerlo comportarse como un idiota— ¿P-Por qué eres tan extraño?

—Y-yo eh... es que... quería estar contigo. —dijo Bennett buscando apartar la vista a ratos, mientras permitía a sus perros ocupar el espacio sobrando al lado de ambos— ¿Puedo... puedo abrazarte?

Preguntó acercándose más, como podía, sentado al lado y casi mostrándose ansioso por lo mismo. Ben iba a decir algo, sarcástico o en negación, pero terminó apretando los labios. Bennett a su lado sólo apretó los labios, entregándole una imagen tímida, pero al mismo tiempo, una imagen intensa y decidida; como si la cercanía que ejercía sobre él fuese algo natural en lugar de un incentivo inconsciente a decirle que sí.

No dijo nada, y sólo suspiró ignorando que prácticamente Bennett ya estaba invadiendo su espacio y que decirle cualquier tontería en realidad no iba a cambiar nada, más que hacerlo parecer débil, débil y nervioso.

—Mierda... eres cariñoso de la nada. —comentó, llevando su mano hecha puño hasta sus labios, mientras aclaraba su garganta y fingía desinterés apartando la vista.

—Y tú de pronto eres amable.

—¿Qué dices? Siempre soy amable.

—¿En serio? A veces... a veces no lo parece. —expresó Bennett con cierta gracia, dedicándose a relajarse a un lado, dejándose reposar en el hombro del mayor con cierta inquietud ante la rigidez ajena, pero con la certeza de que a comparación de antes, ahora Ben estaba más calmado y envuelto en aquel cansancio "amable" que ya bien conocía— Es que es difícil de notar heh.

—¿Ah sí? —Ben alzó las cejas, queriendo dejar escapar una pequeña sonrisa más. Bennett a su lado se mostró curioso, apartándose un momento para verlo, cosa que le provocó un leve aturdimiento al enfocar ese color brilloso en los ojos del menor; tan vivos, absurdamente preciosos y profundos— Pues ven... —carraspeó la garganta, apartando la vista y estirando su brazo, dejándole en claro que podía acercarse— ven aquí.

Al momento Bennett se había quedado estático, confundido pero con aquel sentimiento de agrado tan cálido que a penas y podía pensar con claridad. Incluso sabiendo bien que había logrado su objetivo de poner contento al peliceleste, y de paso crear un ambiente menos tenso lleno de armonía -una muy extraña, por cierto-, una parte de si mismo era siempre más lenta, y cuando obtenía aquello por lo que había luchado horas o hasta todo el día, de algún modo no sabía como disfrutarlo; acabando liado con los nervios, la pena y la sofocación llena de nervios.

Jadeó ansioso y asintió, sintiendo los ojos cálidos y la cara aun más. Hundió su rostro cerca del pecho ajeno y lo abrazó con insistencia, como si esperase que en algún momento Ben fuese a cambiar de idea o termine por apartarlo ante la euforia que siempre mostraba cuando estaban demasiado cerca, pero el contrario no hizo nada, nada más que bajar el brazo y atraerle con este, soltando un bostezo y un murmullo.

«¿Está...? Oh vaya... él está reposando su cabeza en mi. C-Creo que voy a llorar». Se decía Bennett a si mismo, frotando disimuladamente su rostro esta vez más cerca del pecho ajeno. Tanta fue su comodidad que a penas lo notó se encontraba envuelto en un cálido, distinto y tranquilo silencio, con sus perros haciendo ruido al bostezar y acomodarse al lado en el mismo sofá, y con el pelicalipso tan ameno junto a él, expresando su cansancio pero también su -reciente- apacible estado de ánimo, sin decir más.

No supo si habían pasado mucho en aquella calma posición, sin hablar más que con pequeños gestos -muy difíciles de entender para Bennett- y entre suspiros de relajo que envolvían toda la sala, contagiando a los ahora adormilados perros y al agotado Ben, quien seguía a ratos removiendose, con ya el control remoto en una mano, y algunos de los mechones púrpura del menor enrollados en los dedos de la otra.

—¿Vas... a quedarte un rato más? —preguntó Bennett en un murmullo, sosteniendo el móvil con una de sus manos, con los brazos aun rodeando el torso ajeno.

—Sí, talvez ¿tienes algo que hacer mañana?

Dijo Ben, desviando la vista a la televisión, misma que se encontraba como parte del ambiente, cuando solían verla y a la vez no, en un canal que conocían, con un programa que veían, pero con volumen bajo y los pensamientos muy lejos del contenido de la transmisión. Suspiró, sintiendo a Bennett al lado acomodarse mejor y dejar caer el móvil al lado sobre el colchón del sofá.

—Pues no, yo pensaba... estar contigo. —respondió Bennett, dirigiendo una pequeña y nerviosa mirada al mayor, hubo un breve cruce de miradas y entonces volvió a bajar la vista, aplastando su mejilla en el pecho del contrario, respirando con pausas en busca de regularidad— claro, si tú quieres.

—Bien... —dijo en un suspiro, deslizando con cautela su mano por la cabellera ajena, dando suaves toques y caricias a ratos— pensaba en lo mismo.

—¿De verdad? —Bennett levantó la mirada a nueva cuenta, mostrando una media sonrisa mucho más prudente que las anteriores, siendo guiada por los nervios y aquella sensación de cansancio que le provocaba el calor en sus mejillas— M-me alegro.

—Sí, mira, quizá en un rato tendré que ir por ese bicho al departamento, pronto va a impacientarse. —habló buscando no mostrar esa asfixiante sensación de agrado al momento de tener el rostro ajeno tan cerca, incluso si ya podía manejarlo, si podía ignorarlo, la emoción de vulnerabilidad era peor mientra más atención le ponía al rostro del pelimorado.

—¿Bicho? —repitió Bennett en medio de una pregunta, sin apartar tanto la vista esta vez, buscando sentarse más derecho cerca y a un lado del mayor, mientras se acomodaba el pelo a los lados buscando que del calor este no se le pegue al rostro— ¿Te... refieres a la pequeña Isabella?

—¿A quién más? Es lo único importante que cuido a parte de mi. Y talvez de ti a veces. —expresó tratando de denotar desinterés, aunque sólo consiguió el oji-carmín se mostrara sorprendido antes de sonreír.

—Heh ya veo... —contestó el menor, dejando escapar una ligera carcajada al ver la no muy común expresión de inquietud bochornosa que estaba mostrando Ben.

Sintió en ese momento que por un rato más podía distraerse sin preocuparse tanto, con sus perros dormidos y calmados a su lado, con Ben menos gruñón que de costumbre y consigo mismo menos ansioso y nervioso que la mayoría de veces en que se encontraba junto al peli-calipso buscando compartir un momento de suavidad, sin tener que estar en la misma espiral de siempre, donde por lo general era él quien acababa hostigando al mayor en búsqueda de amabilidad o algo de charla.

Y no se sentía mal sólo dejarse estar a la vez que intentaba recobrar las energías cuando por fin podía descansar de toda una pesada y apartada semana. Cuando por fin podía ver a Ben incluso si no buscaban hablarse o hablar acerca de aquel tan nombrado "algo" entre los dos, que muchas veces parecía estar tan presente y ausente a partes iguales.

Aunque siendo sincero, y habiendo aceptado las cosas, Bennett estaba demasiado conforme con lo que tenían; con esa meta que le costó tanto conseguir y con esa compañía que anhelaba por tanto tiempo que le bastaba con poder tenerlo al lado, sintiendo que su fuerte por los gestos y acciones servia de algo para leer aquellas emociones ajenas que con palabras le costaba tanto entender.

—Supongo que extrañé verte. —.Escuchó de pronto a su lado, con un tono de voz sereno y ronco.

Al oírlo, el menor sintió que todos sus pensamientos se volvían a desordenar y que la sorpresa prontamente se transformaba en ansías y emoción; haciéndolo esbozar una tonta sonrisa y obligándolo a tensarse en búsqueda de no terminar por intranquilizar a sus nervios una vez más. Respiró hondo, con la idea de que eso había sonado bastante lindo y que incluso había contestado una pregunta que no sabía que se había hecho hasta ese momento.

—¿E-en serio? —incluso sin quererlo, Bennett se alejó los suficiente para poder ver al rostro del moreno, sólo pudiendo sonreír enternecida y nervioso a la vez.

—Quiero decir... —Enseguida Ben carraspeó la garganta y buscó un distractor visual en la pantalla de la TV, buscando recobrar la postura y el tono de voz— no pasó tanto, pero creo que estoy acostumbrado a las... tonterías que haces y dices a diario —continuó, notando que en realidad la expresión boba y de pronto más atenta del pelivioleta seguía igual o peor de satisfecha—, digo que verte me alivia el estrés y me gustas, quiero decir... tú compañía me gusta, no, sólo... —se detuvo tomando un respiro— oh mierda ¿qué es esto?

Ben se llevó una mano a la cara buscando esconder y reprimir esa misma emoción de debilidad bochornosa que le acababa de hacer sentir tan inquieto de pronto, tan incierto y desconfiado de sus propias reacciones, con la razón de su inestabilidad enfrente suyo y con la sensación de que incluso queriendo mostrarse mejor e igual que siempre, no lo estaba logrando en absoluto; expuesto, tan horriblemente expuesto.

—Mmh yo también te eché de menos. —dijo Bennett al cabo de unos segundos, apartando la vista con cierto tono de rubor acentuándose cada vez más en su rostro— Y también te quiero... mucho.

—... eso no fue lo que dije. —Ben apartó la vista.

•~•~•~•~•~•~•~•
Jsksjs hola ;v;

Siento si el cap se sintió cortito (a mi parecer, idk x'd) y eso que lo tenía escrito desde el sábado :^

Últimamente me ha costado tantito escribir aquí, empiezo con una idea y termino con otra, aunque al final no cambia nada, me termino enredando entre que quiero que pase primero y qué quiero que pase después, así que más vale lentito con partes soft entre trama(?

Una cosa ¿cuánto tardan más o menos en leer un cap? A pesar de que para mi son cortos (más que nada en contenido y así) siento que dependiendo del tiempo que tardo en leer, también puedo empezar a simplificar y hacer más concisos los caps para que no sean tan abrumadores y lentos¿?

Si notan también que Ben se siente más calmado pero menos seguro, es porque ya habiendo desarrollado mejor la forma de actuar de él, quiero centrarme ahora en cómo reacciona más adelante (así como Bennett, que a pesar de ser negativo, nervioso y así, en el fondo es bastante seguro) pero en fin, lo que trato de que no se vaya a pesar de todo, es el clásico Ben que al principio del diálogo como que cae mal y al final termina cayendo re bien jsj

Otra cosa, por si aun no saben, me decidí mejor por resubir toda la primera parte de DdC en un libro a parte, y esperando no tardar otro año en acabar el libro, más adelante me gustaría juntarlo todo en un solo libro o archivo, nomás para guardarlo por si algún día quisiera leerlo todo de corrido(?

Había estado subiendo caps diariamente pero leerse todo de nuevo y volver a editarlo al subirlo en partes de wattpad de verdad agota tanto y más si me doy cuenta de que muchas cosas están mal incluso si lo volví a leer varias veces (es sorprendente como ha cambiado mi forma de escribir desde el 2017 creo, que es cuando empecé la historia) pero en fin, si les gustaría mientras ir leyendo la parte anterior mejor escrita, son libres de entrar a leer sis ;w;

Y pues, eso, espero actualizar todas las demás historias esta semana si es que puedo. De verdad el calor es horrible y me da mucha flojera a penas tomar el celular :'3

Pero bien, espero les haya gustado, no olviden votar y comentar. A penas entro a wattpad porque la app me falla un montón, así que si es que hay suerto, cuando termine de escribir algo lo subo a los días después hsjdi

Bueno, nos leemos pronto.
Bye<3

                「NiakuTan」

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