•°~°Capítulo 59°~°•

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Bennett no pudo estar más emocionado durante el resto de la noche, encantado por lo atento que podía llegar a ser Ben, incluso para lo mucho que se esforzaba por mantener la compostura al guiarlo hasta el coche, preparados para concluir su salida.

En ese estado de fascinación y nerviosismo, el pelimora se sintió tan acalorado, absorto en un momento de repentina timidez. Notando que el chico estaba bastante agitado, el pelicían le invitó una bebida buscando subirle el azúcar para evitar que muriera de nervios a su lado.

Cuando se habían encontrado ya en el departamento muy pasada la medianoche, tras comprobar que las tres criaturas que estaban allí se encontraban bien y ya estaban dormidas, Bennett se vió a si mismo tan complacido y desbordando emoción, a penas pudiendo asimilar que, de hecho, todo aquello había pasado. Lleno de agrado al encontrarse en los brazos del moreno de piel; el menor sostuvo en su mano una lata de soda a medio beber, y en la otra la bufanda que acababa de quitarse al cruzar por la puerta.

—¿De verdad no quieres un poco? —inquirió Bennett, pasando perezosamente uno de sus brazos por su rostro buscando quitarse el cabello de la cara tras quitarse el gorro también, mientras que con la otra ofrecía la bebida.

—No me gusta. —. Ben lo agarró de la cintura, guiándolo hasta el sofá a paso lento, agradeciendo que con todo el escándalo los perros no se despertaran.

Ya de por si era muy obvio que Bennett estaba demasiado perdido, luciendo agotado y muy calmado a pesar del tono tan acelerado de su voz.

Ben tampoco podía describirse como muy tranquilo, ya de por si tenía al pelivioleta ejerciendo ese nivel pegajoso de cercanía. Lo veía apretar los labios, hacer muecas, agachar las cejas, sonreír torpemente cada que lo miraba, todo eso sumando que su rostro era tan expresivo y transparente, que Ben podía leer cada gesto, deslizarse por esas mejillas ruborizadas y parar nuevamente en los labios tiernos del menor, cuyo color ya llegaba a hacer juego con el tono de sus ojos.

Bennett percibió ese acercamiento al instante, con los sentidos lo suficientemente agudos como para notar las ansias en los ojos de Ben. Todavía lleno de pena y calor, se aseguró de dejar la lata con prisa sobre la superficie más cercana, para acaparar con prisa los serios labios de Ben, con los suyos.

De un momento a otro había iniciado un beso simple y suave, muy superficial y húmedo a la vez, Ben le succionó el labio inferior logrando que sus intenciones de separarse se deshicieran, aplastando su boca contra la ajena en su lugar. Quiso reír en medio del desesperado agarre que Ben ejerció en su cadera, seguida de la forma propietaria en como le acariciaba la nuca y golpeaba su boca en un intenso beso, que recurrió chupando por encima de sus labios, hasta dejarlos hinchados.

Las piernas de Bennett temblaban cada vez que Ben presionaba su lengua contra la suya, empujándola y deslizándola con una facilidad que lo terminaban poniendo tan ansioso. El choque entre estas era extraño y resbaloso, pero Bennett no podía siquiera describir lo bien que se sentía; Ben era un buen besador para su gusto y él se desesperaba en su búsqueda por aprenderse su ritmo y capturar correctamente el aire con su nariz.

Algo que había adquirido con la práctica, era a aprovechase de esa libertad para prisionar sus manos en cualquier área del pecho y rostro ajenos, logrando sentir en sus palmas las cálidas mejillas del moreno de piel, acariciando su cuello y barriendo con sus dedos el cabello firme de Ben. Ignoraba las respuestas agresivas a sus acciones, porque se había acostumbrado tanto a que Ben fuese cariñoso al besarlo, pero bastante rudo cuando lo presionaba contra su cuerpo, encerrándolo en una especie de abrazo que lo alejaba más de la realidad.

Para cuando llegó al punto en que su cuerpo se encontraba muy acalorado y agitado, Bennett se vio forzado a separarse, más que nada porque su respiración no podía seguir luchando contra sus nervios que crecían conforme se daba cuenta de todo lo que acababa de hacer, o de la forma invasiva en que ambos se presionaban entre si.

—Mmh... —, reparando el ritmo de su reparación, inspiró profundo, pasándose descuidadamente la lengua por los labios, notando y recolectando la humedad que había en ellos, hasta que volvió su vista de lleno al pelicían— esto... es tan bueno.

—Bennett, por favor, cállate. —Ben se llevó una mano hasta la cara, queriendo bloquear la vista enfrente. Bennett le siseó de cerca mientras lo sentía palparle los hombros con las manos.

—¿No te gustó?

Al volver a mirarlo allí, Ben apretó los labios cuando lo escuchó hablar, viendo al un tanto sonriente chico luchando por mantenerse recompuesto, a pesar de que se notaba que Bennett no podía estar más sofocado y cansado que antes.

—Sí... cielos, sí. —respondió, envolviendo la mejilla del chico entre su palma, hasta apartarle el pelo de la cara y ordenarlo con más calma a modo de crearse una distracción.

—¡Oh! Qué lindo... —hablaba tan pronto como su intento de compostura se deshizo por un par de simples acciones.

No se lo pensó mucho antes de frotarse contra la acogedora mano morena en su mejilla, empujándola con su propia mano para atrapar el calor en su rostro. Somnoliento debido a la sensación, Bennett sonrió con amplitud, entrecerrando los ojos. Todas esas acciones fueran vistas con atención por el mayor, quien se encontró enternecido al verlo así, por mucho que pronto la expresión de Bennett se tornase más agotada y tranquila.

Este levantó la vista en un parpadeo lento y tranquilo, el tono de color que teñía su rostro había disminuido considerablemente a pesar de que ya de por si el chico se mostraba muy acalorado. Bennett seguía inquieto, acortando la distancia para apoyarse en el pecho ajeno, sin querer soltarle la mano al pelicían.

—Estoy seguro de que esa soda tuya no tiene alcohol, pero sin embargo pareces tan... ebrio. —indagaba Ben, casi con una entonación agraciado al mencionarlo, pues obtuvo casi al momento, un gestito apenado del aludido.

—Sólo estoy... —agotado, Bennett sólo se dejó estar, palpando su rostro a ratos.

—Entiendo, es tarde y debes estar cansado —aseguró Ben, cuando ya lo tuvo completamente desparramado en sus brazos, empujando el rostro en su pecho, haciendo ruidos perezosos al buscar una manera de seguir acaparando el poco y nada de espacio que había entre los dos. Aún así, el mayor le acarició el pelo, buscando apaciguarlo— ¿quieres ir a dormir?

—Pero, todavía es temprano... —dijo contra el pecho ajeno, a penas entendible.

—Es tarde para ti, supongo. —continuó, sabiendo que ya de por si, el pobre chico había demostrado estar muy agitado desde la media noche, y ya habiendo visto la hora al momento de llegar, se sorprendía de no haberlo tenido encima dormitando hace un par de horas— No es necesario que te esfuerces... —suspiró, dejando una caricia en su cabeza— iré contigo de todos modos.

—¿Dormiremos juntos? —, en seguida el peli-violáceo levantó la vista, enseñando una expectante mirada, con su entusiasmo bien marcado a pesar del cansancio.

—No hagas que suene extraño, tampoco es algo fuera de lo habitual. —Ben le dio un toquecito en la frente, causando que el pelimora riera aportando un poco de distancia para verse mejor de frente.

A su lado escucharon algunos ruidos provenientes de los perros removiendose al dormir, Bennett se distrajo con esto cuando ya Ben se había dispuesto a quitarle el abrigo y la prenda siguiente a esta buscando aliviarlo del calor que ya de por si había adquirido al instante en que entraron al departamento.

Ante esto, Bennett siquiera había notado lo ordenado y atento que era Ben, pues a diferencia de lo seguramente muy desaliñado que él se veía, Ben lucía tan arreglado y pulcro como antes de salir, sin ni un abrigo encima y con cada pequeña hebra de cabello bien peinada en su lugar.

—Heh sí, lo sé... en realidad, estoy tan agotado —, Bennett lo miró de frente, sintiendo escalofríos cuando las capas de ropa se redujeron a una simple prenda de mangas largas.

—Está bien, fue un día largo... —Ben lo sostuvo por los hombros.

—¿Vas a abrazarme?

—Bennett, vamos a dormir ¿quieres? —siseó, dejando cierta presión en el cuerpo ajeno antes de soltarlo y tratar de encaminarlo al menos hasta el pasillo.

—Quiero... sí que quiero. —asentía, repetidas veces.

•[▪]•

Bennett recién vino a entender bien que de hecho todo su día había transcurrido tal y como lo recordaba. Al momento de haberse ido a poner como mínimo las ropas de pijama, entrar a la cama y esconderse entre el pecho y hombro de Ben, fue que cayó en cuenta de que la persona a su lado ya no era sólo un «algo», sino que, en efecto, estaban saliendo.

«Oh, en realidad, de verdad». Bennett dejó escapar un sonidito de complacencia cuando, de pronto, se alzó aplastando las palmas en la superficie de la cama. Desde arriba pudo apreciar al más cómodo Ben, usando una camisa al azar del armario, cuando el mayor se quejaba de que iba a ser incómodo dormir con la misma ropa que usó durante todo el día.

El peli-púrpura echó otro vistazo al rostro ajeno, imperturbable que le regresaba la mirada, tranquilamente recostado sobre las almohadas. De esa manera, era la única en que podía apreciar algún tipo de desorden en el cabello ajeno, tranquilidad en sus ojos al mirarlo, con ese toque agradable que le gusta.

—¿Somos... s-somos novios? —su voz sonaba apenada, todavía algo incrédulo.

—Mm, lo somos. —Ben asintió, sin entender mucho la repentina pregunta, aun sabiendo que Bennett tendía a llenarlo de preguntas de ese estilo hasta hastiarlo y quedar satisfecho.

Creyó que ser conciso bastaría para relajarlo, tomando en cuenta lo adormilado que había estado Bennett hacía un rato, pero entonces el pelimora tembló, pestañeando al mirarlo de reojo.

—¿Significa que soy tu novio? —se apuntó a si mismo, mientras se acomodaba ahora quedando medio sentado en la cama.

—Claramente.

—¿T-Tú....? —se llevó las manos a la cara, las subió hasta su cabello queriendo peinarlo, a pesar de haberlo hecho con anterioridad. La mirada verdosa del moreno seguía atenta a su persona, resaltando aún en la leve oscuridad que inundaba la habitación— ¿Tú eres mi novio ahora?

—Por supuesto. —Ben sonrío.

El corazón del pelimora dio un salto demasiado brusco para lo que podía soportar, añadiendo el hecho de que su rostro se había ruborizado con violencia al mismo momento en que Ben copió su acción y se levantó hasta quedar sentado sobre la cama. Era tan tonto como todo su cuerpo reaccionaba a una acción tan cotidiana como lo era ver a Ben alzar una ceja y peinarse el fleco.

—Los dos... —balbuceó, presionando las rodillas contra la cama, removiendo las cobijas mientras se inclinaba hacia Ben, respirando hondo— ah, nosotros...

—¿Cuál es tu concepto de «noviazgo»? Estoy seguro de que esas cosas se hacen entre dos personas. —bufó Ben, dejando escapar un gran suspiro, cuando ya de por si Bennett estaba siendo lo suficientemente invasivo e inoportuno como para hacerlo agitarse.

—Oh... —relamió sus labios, su rostro esbozó inconcientemente una gran sonrisa. Su cuerpo se inclinó hacia adelante y sus palmas se ajustaron en los hombros del moreno, ansiosas— ¡Nosotros estamos saliendo en serio!

—Sí, Bennett, estamos saliendo en serio. —Ben retuvo otro gran suspiro de inquetud, y lo tomó por la nuca, estampando un demandante beso en los labios del oji-rojo— ¿por qué no mejor guardas silencio y te quedas aquí tranquilo?

Bennett asintió al instante, soltando una avergonzada carcajada al humectar sus labios, para seguido acomodarse contra el contrario y aceptar los brazos abiertos del moreno.

—Sí, creo que eso está bien...

Volvió a dejarse atrapar por los brazos ajenos, queriendo atesorar la afectiva calma con que Ben lo estaba tratando, apretándolo contra su pecho, deslizando una de sus manos por su espalda en una contundente línea vertical, a ratos hundiendo sus dedos en su cabello, hasta que poco a poco se quedó más que tranquilo, conciente de todo lo que sucedía y satisfecho con el resultado en el que estaban.

Si bien no era un cambio significativo refiriéndose a todo lo que ya hacían juntos, si que se trataba de algo completamente nuevo e importante, algo serio, algo genuino que no se trataba tan sólo de períodos de confusión y entendimiento mutuo. Bennett estaba más que contento con esto, fascinado, feliz.

No había sabido la urgencia con que su relación necesitaba un nombre, sino hasta que ya lo tenía y le gustaba.

•[▪]•

Comunicarse de forma adecuada era un factor que Bennett quería utilizar mucho, ya que a medida que aprendía a modular correctamente y articular palabras con total claridad, incluso en sus momentos de ausencia, buscaba la forma de poder expresarle a Ben todo eso que sus gestos no lograban a mostrar, debido a que, por supuesto, tendía a temblar dominado por los propios nervios.

Perdiendo la forma de cómo había pasado, estaba seguro de que su semana se pasó muy rápido, Bennett abrió los ojos encontrándose con la casi nula luz de un apenas salido sol, la iluminación tenue y blanquecina del mismo, le indicaba que sería un perfecto día nublado, con frío recorriendo cada rincón de las calles, quizá una delgada capa de fina escarcha manchando las aceras y demás; sí, sonaba a un gran día.

Soltó un ligero sonidito de agrado, seguido de un bostezo, antes de enfocar a penas las sábanas de la cama llevándole hasta la cintura, su brazo estirado a un lado, su vista pasó de esto a la superficie cálida en que reposaba su mejilla, en ese rígido torso al cual su brazo se aferraba, pudiendo notar que sus piernas aprisionaban el cuerpo contrario con insistencia.

Estaba aferrado a Ben de brazos y piernas, como si su vida dependiera de ello.

Antes de poder permitirse sentir una ligera vergüenza por esto mismo, sintió un apretón en su cintura, seguido de una caricia que subió desde la misma hasta su espalda, recorriendo su hombro, hasta posarse cerca en su antebrazo, dejando algún que otro toquecito allí; Ben le estaba indicando que no tenía importancia, y que no necesitaba apenarse por ello, lo que por supuesto, le decía que el moreno estaba ya despierto.

—A penas son las 6:00 am, es temprano; quédate así. —. Lo escuchó decir, con esa amable voz suya, tan ronca y clara como la recordaba sonar por las mañanas. Bennett suspiró lleno de agrado, queriendo decir algo, pero se detuvo.

Se incorporó ligeramente para poder cuanto menos acercarse hasta el rostro ajeno, con la esperanza de esta vez lograr dejar un beso en los labios de Ben, o cuánto menos en su mejilla, a modo de desearle buenos días. En el momento en que su vista enfocó el tono acanelado de la piel ajena, cerca del cuello ajeno, hasta poder divisar esos labios delgados, Bennett se congeló.

Tembló y mordió su labio, volviendo a bajar la vista hasta esconderse en ese trazo cálido entre el cuello y clavícula de Ben, dónde tras recuperarse, frotó su rostro, sintiéndose tonto por no tener pena de hacer esto en lugar de su primer objetivo.

—Buenos días... —articuló por fin, no necesitando ser capaz de verse a si mismo, para saber que su cara ya estaba ruborizada.

Escuchó una entonada carcajada proveniente de Ben, y Bennett se sintió bobo cuando su mente al instante le envió una imagen clara de cómo se vería la ligera curva hacia arriba en los labios de Ben, en sus ojos cálidos o en la forma en que lo estaría mirando.

—Ya, lo conseguirás la próxima vez. —le dijo, dejando una caricia en el hombro de Bennett, subiendo hasta su cabello, donde mantuvo su palma haciendo presión por un rato, para seguido esforzarse por dejar un imperceptible toquecito con sus labios, cosa que, por supuesto no consiguió, ya que Bennett se alteró más, levantando la mirada para verlo al instante—. Mmh, buenos días.

—Heh, sí, intenté... —sonrió, y en ese momento, su estado de ánimo volvió a sentirse más contento en lugar de avergonzado. Se impulsó con sus brazos para alzarse y poder recostarse a la altura del rostro ajeno, esta vez, pasando su brazo por encima del pecho del moreno—. Qué bonito se siente despertar contigo... quiero decir, así ah, contigo abrazándome, ya sabes, cuando de p-pronto estás en tu «modo amable».

—Sigo pensando que no es necesario que lo llames de esa manera, es tan extraño, cielos. —Ben se presionó la frente, apretando los labios al querer reprimir su reacción ansiosa ante eso—. No es molesto, pero para mi no existe un «modo amable» cómo tal ¿bien?

—Tienes razón, el Ben en «modo mañanero» es más bien el amable, el Ben de «modo nocturno» es algo... muy cariñoso.

—Por favor no. —Ben chasqueó la lengua, queriendo apartar la vista, claramente inquieto al no comprender del todo esa forma en que Bennett catalogaba sus estados de ánimo acorde al período del día—. Lo que sea.

—Heh, usualmente me gusta cualquier forma en la que actúas, porque si eres tú, todo... —respiró profundo, recién cayendo en cuenta de su propia sinceridad— m-me gusta.

Ben sonrió con autosuficiencia, ya de por si, no encontraba objetivo en apelar más acerca de esto, teniendo en cuenta que desde que recordaba, Bennett había tenido una forma particular de describirlo lleno de total admiración y genuino encanto. Quería pensar en que eso mismo elevaba su ego por los cielos, pero sabía que no podría subir más de donde estaba, y la peculiar ternura que sentía ante los balbuceos de Bennett o de cualquiera de sus gestos, que tendían a ponerlo igual o peor e inquieto a como se mostraba el menor.

—Ya veo. Entonces no importa. —dijo finalmente, dejando que Bennett terminase de sentirse nervioso, no hizo mucho y le permitió recostarse más cerca, moviendo sus manos temblorosas cada que quería.

—Mmh...

Pasó un rato, Bennett hizo ruidos y se removió al menos unas diez veces, cada que enterraba la nariz en el cuello moreno de Ben, se excusaba balbuceando alguna tontería, y cada que parecía querer hacer o decir algo mimoso, se tensaba y escondía en cada pequeño hueco que encontraba entre cuello o pecho ajeno, hundiendo su cara contra los trazos de piel moreno expuesta o frotándose contra la camisa de dormir buscando encontrar un punto seguro en ello.

—¿Ya dejaste de apenarte?

Ben lo miró cuidadosamente, disfrutando pero no admitiendo lo mucho que le encantaba provocar ese estado de ansias y calor en el contrario, que se pegaba a él, abrazándose a su cuerpo.

—Mmn. —. Despacio, Bennett asintió.

—¿Vas a calmarte ya? —suspiró, palpando la espalda ajena— No es necesario que te agites.

—En eso estoy... de veras. —respondió, inspirando profundo antes de volver a alzarse lo suficiente para quedar por encima del cuerpo ajeno, admirando la silueta y el buen perfil del mayor, envidiendo lo bien que podía verse para tener un aspecto somnoliento, junto a su cabello a penas despeinado. Sonrió—. Heh, sí, creo que ya estoy bien.

—Eres... un raro, complemente. —voceó, alivianando su expresión, sin dejar de lado su calma.

—¿Eso es malo?

—Mm no, sólo es peculiar.

Al final optaron por levantarse pasados otro par de minutos, Ben quería conservar el habito de levantarse más temprano de lo que solía hacer, más que nada porque una vez Bennett estaba levantado, los perros consecutivamente también llegaban a hacerlo, por lo que una parte suya le decía que debía de poner orden al huracán de desorden que eran el pelimora junto a sus perros, sobre todo, si la cachorra y el menor se aliaban.

—No es cierto... —chilló Bennett, cubriendo su rostro, a penas Ben, que estaba frente a él, terminaba de ayudarlo a arreglarse el mal acomodado cuello de tortuga del suéter que acababa de ponerse.

—¿Ahora qué? —Ben rodó los ojos.

—Nosotros...

—¿Qué con nosotros?

—Estamos saliendo. —dijo Bennett, como si acabase de descubrir algo muy importante. Sonrió, y se quedó tranquilo en su sitio, dejando que Ben terminase subiendo al amarre en su cabello, ordenándolo.

—Oh no, no volvamos a esto, Bennett. Lo sabes, sabes que sí. —Ben volvió a hacer una mueca, terminando lo que estaba haciendo, para seguido ir a atender el móvil que vibraba tras un par de notificaciones—. Maldita sea, ese hombre como jode —bramó, inquieto— lleva al menos una hora enviándome mensajes, sabe que estaremos allí, no se cansa.

—Está bien, no tenemos que ir a grabar hasta casi el medio día. —dijo Bennett, sintiendo gracia al ver a Ben fruncie el ceño al mirar el móvil— Sólo hay que decirle que iremos y te mandará un «ok», Mike siempre hace eso.

—Contigo quizá lo hará, a mi me jode hasta cansarse. —bufó.

—Quizá es porque nunca eres claro cuando le contestas. —mencionó Bennett sintiendo gracia al instante, recordaba no hace mucho haber estado a un lado de Ben cuando este había enviado una siempre típica respuesta en plan «Lo que sea» cuando ya Mike tapaba los vídeos de la pantalla de inicio del móvil de Ben con mensajes cortos— Creo que un «sí» normalito o un «iremos» es suficiente.

—Claro, y encima me habla asumiendo que estás conmigo.

—Pero estoy aquí contigo. —Bennett se apuntó a si mismo, sonriendo.

—No soy niñera de nadie. —informó Ben, torciendo los labios cuando ya optó por guardar el móvil en su bolsillo— Y tú también tienes un celular.

—Mmh sí, no recuerdo donde lo dejé... —se encogió de hombros, echando un rápido vistazo por la habitación, notando que entre la cama recién hecha y el orden de la habitación, no podía estar— creo que debería buscarlo.

—¿Crees?

Bennett sonrió nuevamente al ver el reproche en la cara de Ben, así que sólo asintió y se encaminó a la sala, ojeando por encima de los muebles de camino en el pasillo, miró las encimeras y en los sillones, hasta que finalmente se dejó caer sobre el sofá principal, a un lado de donde una tranquila cachorra se alzaba golpeando los cojines con la cola.

—¿No has visto mi celular por aquí, pequeña Isabella? —inquirió con total calma, dedicando una antena mirada a la Labrador, la cual parpadeó al mirarlo, meneando la cola con más fuerza.

—Guaau... —. La cachorra ladeó la cabeza ante lo dicho, saltó en respuesta y presionó sus patas contra los muslos del pelimora, antes de soltar un ladrido, el mismo fue lo suficientemente moderado como para que Bennett interpretase esto como una respuesta negativa, considerando lo muy expresiva que por naturaleza era la canina.

—Entonces se debe haber quedado en mi departamento, le voy a preguntar a Jeremy... —suspiró, paseando su mano por sus bolsillos, hasta que volvió a caer en cuenta que lo que buscaba era su celular, por lo que rió antes de darse un toquecito en la frente— pero qué tontería hah.

—Qué bueno que te das cuenta. —comentó el peli-turquesa, acercándose al menor.

—Lo siento, estoy un poco distraído heh.

Habían decidido pasar por el departamento de Bennett para recoger el móvil, Jeremy que por supuesto se había quedado allí a acompañar a los dos mallorquines, los recibió sin fingir sorpresa, asumiendo la razón por la que venían y aprovechando para avisar que necesitaba ausentarse por unos momentos. Bennett siempre agradecía la compañía de su buen amigo peli-cobrizo, así que aprovechó para pensar que sería buena idea aprovechar la mañana saliendo con sus perros y desayunar fuera.

Durante la semana había visto a Jeremy al menos tres veces, mismas en que se encontró acompañado por Ben y al final, aunque una parte de él trataba de que charlase con Jeremy, Ben era muy reacio a entablar una conversación con el pecoso, sin embargo no era despectivo y solía estar muy de acuerdo cuando el fotógrafo le reprendía por su mala forma de comportarse y su desordenado estilo de vida.

A Bennett no es que no le importase, sino que prefería hacer las cosas lo más apegadas y simples a su vida, suponiendo que su conducta era muy espontánea y llamativa ya de por si, por lo que solía escuchar a Jeremy y tomarlo en cuenta, pero se apenaba más cuando Ben lo regañaba de la misma forma por el mismo tema, exceptuando que él no usaba la forma rebuscaba en que la que Jeremy le hablaba intentando no ser tan duro para decirle las cosas; lo peor, era que de hecho funcionaba.

Así que por eso, Bennett aprendió a reprimir sus ganas de colgarse del brazo del pelicían una vez se encontraban fuera, lo que no era tan extraño ya que sosteniendo las correas de sus perros y buscando algún buen sitio para que los mismos se divertieran, no podría pensar mucho en sus ganas de demostrar afecto en público.

Más de una vez Ben le mencionó que no tenía ni un problema con su forma de hacer las cosas, y que le gustaba bastante ver lo contento que estaba cuando podía demostrarle cariño sin pena, bien, quizá no lo había dicho de esa forma, pero para Bennett sonaba mejor así; lo que el peli-calipso si solía recalcarle seguido, era que no dejara de tener en cuenta que su cara era muy reconocible y que no debía portarse con tanta imprudencia, como si en la calle no existiera más gente.

Desde que recordaba bien, Bennett nunca había llegado a tener un problema debido a su carácter irreflexivo en su mayoría, cuando se hallaba sólo paseando por la calle. Pocas veces era bien reconocido debido a su forma desarreglada de vestir o por el hecho de que la tonalidad de su cabello ya no era un estilo tan resaltado como lo había sido cuando era un adolescente, así que, de todas formas, había adoptado ese comportamiento tranquilo, porque el miedo por la opinión pública lo había perdido cuando la gente aceptó al «yo» que no temió mostrar.

«Bien, me estoy comportando, se puede». Se dijo Bennett, inspirando profundo una vez volvió a tener unas ganas enormes de mirar hacia un lado y enlazar su brazo con el de su acompañante; podía, sabía que podía.

—¿Puedes dejar de hacer eso? —. A su lado Ben chasqueó la lengua, dedicándole una amplia mirada antes de alzar una ceja, sin siquiera tener que especificar la razón del porqué había hablado, ya que Bennett enseguida apretó los labios encogiendo los hombros.

—¿Hacer qué? —siseó, ladeando la vista.

—Sabes qué. —Ben rodó los ojos, deslizando un poco más la correa entre sus manos— Mira por donde caminas, me sorprende lo bien que pueden guiarte esos perros para lo distraído que eres.

—Ah sí, sí... —inspiró el menor, agachando las cejas, sintiendo a ratos los tirones que Alan y Matthiew daban al dar pasos más largos o mirar a los lados moviéndose bruscamente— Miraré al frente, ya estoy mirando...

Bennett estaba al tanto de lo evidente que era, pero no era que pudiese hacer mucho al respecto, cuando simplemente se perdía y cuando era traído de vuelta por la voz ajena, recién notaba que había estado distraído. No importaba si se encontraba pensando en lo agradable que era la brisa heladora de la mañana chocando contra su rostro, o lo linda que era la pequeña Isabella al ladrarle y olfatear cada pequeña cosita extraña que veía en el camino, al final, de algún que otro modo, terminaba más que embobado mirando con atención lo tranquilo que se veía Ben a su lado, acompañándolo.

Atento y afectuoso muy a su modo, pero Bennett se sentía a gusto con esa manera extraña y casi críptica en que Ben tendía a demostrar o decir las cosas, una parte suya estaba al parecer muy acostumbrada a esta manera de hacerlas, que gustaba a ratos de usar su atención en descifrar qué pensaba o trataba de decirle el oji-jade, como un pasatiempo que ocupaba el lugar de tener un constante sobresalto nervioso que se propagaba por todo su cuerpo inhabilitando sus sentidos.

Sin embargo, al momento de dejar la rutina cotidiana del día, cuando Bennett escuchaba algo tan simple y directo como un «me encanta mirarte», proveniente de un ameno Ben y entonces, él daba por finalizado su día.

•[▪]•

—Algún día me sorprendería mucho ver que llegan por separado ¿saben?

El comentario de Mike era tan común que Ben decidió ignorarlo, la fascinación del azabache por verlos trabajando juntos era un tanto confusa, sino hasta que el pelicían por fin pudo conectar cables y enterarse de que el director le tenía un cariño especial al guitarrista, por lo visto. Ya notaba que esa era la razón del porqué ese hombre era tan permisivo con Bennett, y del porqué el chico era tan descuidado teniendo esa clase de facilidad.

—¿Verdad que sí? —Bennett sonrió, encogiendo los hombros se apresuraba a soltarse el pelo y quitarse el enorme abrigo que traía encima.

—Mírate, niño, hoy también estás contento. —comentó Mike con una sonrisa fresca, acercándose a darle una palmadita en el hombro— Me algra mucho.

—¿Contento, yo? —el pelimora se encogió de hombros— Heh no, no lo estoy.

—Oh mi niño, es tan irónico que no seas para nada bueno disimulando. —el mayor risoteó por un rato antes de dedicarle una tranquila mirada al oji-jade parado a un lado de Bennett, luego de un par de miradas, volvió a sonreír— Bien, algo me dice que será un día productivo viéndolos de tan buen humor...

—Lo que sea... —Ben rodó los ojos, a su lado, Bennett asentía frenéticamente incluso cuando se expresión se había adaptado a la neutral de siempre.

—Bien, estaremos en unos quince minutos antes de prepararnos...

Las cosas no habían cambiado demasiado con respecto a los días laborales, Bennett ya de por si era evidente en todo lo que hacía cuando estaba cerca de Ben, por lo que no era una novedad verlo pegado al mismo pelicían el tiempo que se los veía juntos. Bennett estaba tratando de poner en práctica actuar más discreto y tranquilo a lo habitual, aunque no es que pudiese hacer mucho al respeto, pues se perdía por completo cuando Ben era amable y regresaba a la realidad cuando era reprendido por estar distraído.

Bennett nunca podía acostumbrarse a la ardua tarea de la imagen prolija que debía mantener en cada toma, de verdad que le gustaba mucho el estilo de vestir de su personaje por lo cómodo y fresco, la forma en como cada trazo de su piel se escondía bajo prendas de ropa delgada, era un refugio muy agradable para si mismo, y el estilo del peinado de su cabello que cubría su rostro y se esponjaba hasta chocar con sus hombros le hacían pensar que si no tuviese tan mala visión del estilo propio, podría verse así de bien todos los días. Como arreglarse muy bien para parecer que no se había arrglado.

Cuando estuvo preparado y más tranquilo, buscó por un buen rato al moreno de piel esperando pasar el rato a su lado antes de comenzar, no era difícil divisaron entre todo el equipo y el resto de sus compañeros, pues si había algo que le encantaba, era que la forma en que su cabello se alzaba y peinaba a los lados, brillando y viéndolo mecerse a ratos, le era más que llamativa, sobre todo porque amaba demasiado como el contraste de una camisa abierta a cuadros, hacía que su tono de piel luciera muy lindo.

Sin embargo, algo que no veía desde hace mucho tiempo, era al peli-calipso sosteniendo una guitarra sobre los muslos, a penas tomándola correctamente y presionando sus manos sobre esta. Usualmente Ben la tomaba como utilería, otras veces se lo podía apreciar teniendo que tocar a fuerzas algunas notas básicas como parte de la escena, pero casi nunca se lo veía como tal sosteniendo una guitarra por cuenta propia o como método de práctica.

Bennett sintió mucha gracia, viéndolo de otro modo, nadie creería que un personaje cuya característica principal era tocar bien la guitarra y estudiar música, en realidad era interpretado por alguien que a penas sabía sostener bien el instrumento.

«Una completa locura». Pensaba el menor, Ben era un buen actor como para haberle hecho creer que si sabía dominar el instrumento, únicamente teniendo que ensayar la posición de las notas y reproducirlas cuando era requerido, como aprender a escribir sin saber leer.

Si había algo que Ben odiaba, era no dar todo de si mismo, por lo que prefería hacer lo posible por requerir menos ayuda extra y de postproducción, aunque de plano este no entendiera del todo qué era lo que estaba haciendo, mientras lo hiciera bien. Bennett sonrió ante ese pensamiento, pudiendo notar que durante tiempo Ben pudo filmar junto a una guitarra sin problema alguno, mas la imagen del propio moreno frunciendo los labios, aburrido y con instrumento encima, le era tan especial.

Corrió con su guitarra a cuestas y se encontró al momento frente al evasivo Ben que a penas lo miró una vez se sento a su lado como si nada, reposando su guitarra a un lado y poniendo los codos sobre sus rodillas.

—¿Qué estás haciendo? —Ben alzó una caja.

—Tú sigue, yo miro. —sonrió Bennett, consiguiendo que el contrario hiciese una mueca.

—No estoy haciendo nada. —, a penas volvio a verlo, Benentt se puso más cómodo.

—Eso es lo impresionante ¿sabes? —Bennett lo miró con suma atención, consiguiente repetidos gestos de extrañeza.

—Deja de ser tan raro.

Bennett no dijo más al respecto, le resultaba fascinante sin duda, podía reconocer el talento cuando lo veía, y le apenaba un montón que Ben siempre haya sido una persona cerrada y reacia a siquiera dedicarle un tiempo a un instrumento tan bonito que él estaba seguro de que se le daba bien; no cualquiera podar tocar bien una guitarra sin tener siquiera una idea básica de ello.

—Eres increíble... de verdad.

•[▪]•

─▪ 「En escena Bon se encontraba a penas practicando con la guitarra en el regazo, había una canción lento y armoniosa a su alrededor. Miró a un lado y sonrió leve al notar que a diferencia de lo habitual, este último período de tiempo se le podía ver a Bonnie reintegrándose y compartiendo, muy a su manera, con el resto del acompañamiento musical conformado por algunos compañeros del grupo orquestal.

Bonnie ya no hablaba mucho, tampoco se quejaba tanto, solo sostenía su guitarra y asentía alzando los hombros cuando un bajista a su lado le pedía practicar; se sumaba un percusionista y un teclista cerca, también había una violinista y una pianista entrando a ratos y con ello, el sector más lleno de la sala del auditorio se llenaba de improvisación y alegría.

La mirada de Bon se suavizó, su vista se concentró en Bonnie con su espalda reposada en la pared y la guitarra colgando apoyada en su estómago, la forma en como su mirada cansada se iluminaba conforme sus movimientos cobraban ritmo, era toda una experiencia para Bon, viendo que esa misma imagen de Bonnie no cambiara con el tiempo.

Al inicio y termino de la misma clase, Bon no sólo se topó con el pelimora varias veces, sino que, a pesar de que Bonnie seguía arisco, su carácter cruel había disminuido bastante, al punto en que Bon volvía a sentir que podía interactuar con él al menos tres veces al día.

—Deja de seguirme. —dijo Bonnie, su rostro se mostraba tosco, apretó los labios y luego la correa del bolso y la guitarra que llevaba a cuestas.

—Bueno, vamos a la misma clase, Bonnie. —contestó Bon con una sonrisa, mientras miraba calmado al pelimora apretar hacer un gesto a su lado.

—Mierda, lo sé. —bramó, volviendo la vista al oji-verde antes de mirar a los lados, queriendo adelantar el paso— No soy estúpido, pero el pasillo es malditamente amplio, no camines a mi lado.

—No lo hago, de veras. —Bon carcajeó, encogiendo los hombros mientras se llevaba las manos a los bolsillos. A su lado, Bonnie se agitó, apretando con más fuerza las correas en su hombro— ¿Pasa algo?

—No, nada... —chilló Bonnie con la voz rasposa— no me importa.

—Ya veo, ¿entonces no importa si te acompaño?

Al oírlo, casi con burla Bonnie a penas le dedicó una mirada antes de soltar un chasquido con la lengua, volvió la vista al frente y se encogió de hombros.

—Lo que sea, vamos a la misma clase, Bon.

El peli-turquesa sonrió, ese era un avance enorme por mucho que el resto del camino, Bonnie haya hecho lo posible por no acercarse tanto ni mirarlo.

A penas era el último período del penúltimo año de carrera, habían pasado por tanto y disfrutado tan poco para lo que les hubiera gustado. Bon sabía que todo el tiempo que había estado cegado al perseguir a Bonnie, lo había desaprovechado bastante en su vida personal, concentrado en los estudios y en no dejar ir al que considera el amor de su vida.

Había hecho tantas cosas mal, sin pensar, creyendo que podría corregir a ese chico asustado que se escondía en un caparazón de odio. Aunque ya no podía justificarlo, sabiendo que ya ambos eran adultos, Bon nunca se puso a buscar una catarsis entre el odio y el miedo de Bonnie; no quiso escucharlo y en cambio se esforzó por hacerlo entender que no había nada de malo con ambos, que tenía que superarlo y aprender de ello, mientras lo forzaba a aceptar que la relación que habían tenido dejó de ser amistosa al momento de no haberse detenido antes.

Debían convivir constantemente, coincidiendo en las mismas asignaturas obligatorias, en las mismas prácticas instrumentales y en las mismas áreas extra de libre elección. Bon lo veía cada vez con más frecuencia conforme la exigencia académica subía, y pensó que podía tomarlo como una oportunidad de volver a iniciar.

Ellos junto a penas unos pocos más, eran los únicos cuya habilidad se centraba en la guitarra eléctrica, por lo que tendían a juntarse a ratos tomando las horas de descanso como más tiempo de práctica, y pronto a penas se quedaban ellos dos solos, en silencio, raspando las cuerdas de la guitarra, improvisando y componiendo melodías.

—Bonnie. —Bon llamó, a su lado en la sala de prácticas insonorizada, terminando de conectar el amplificador.

—Cállate, no me hables. —Bonnie respondió de inmediato, apartando la mirada con rapidez.

—Falta poco para las prácticas evaluativas, —Bon empezó a hablar— nosotros tocamos el mismo instrumento.

—Ugh, no me había dado cuenta.

—Bonnie...

—No somos los únicos guitarristas aquí.

—Bonnie...

Hubo un silencio, Bonnie a penas volvió la vista hasta donde estaba Bon, cohibido en si sitio, el pelimora abrazó la guitarra que antes había terminado de afinar. Sus manos temblaron, antes de volver a apretarse junto al instrumento.

—Si vas a hablar, hazlo. Deja de joderme con esos silencios incómodos de mierda, no puedo. —masculló ansioso ante el silencio y la mirada tranquila del peli-turquesa, que desde que había tenido oportunidad, ya no se molestaba en ocultar su asombro al verlo—. Es... molesto.

—Bien, lo siento. Mira, podríamos practicar juntos... —dijo Bon al fin, tomando asiento junto a la gran tarima donde reposaban algunos instrumentos sin uso, cerca de Bonnie.

—No...

Al instante el chico se sobresaltó, casi echándose para atrás, muy distinto a como hacía antes. Bon agradecía no recibir alguna serie de insultos y tonterías, pero el mismo cambio en la mirada antes filosa de Bonnie, fue el que no pudo hacerle sentir bien al verlo reaccionar en silencio.

Bonnie había mejorado en todos estos meses, pero aún así parecía no estar bien, era antipático pero retraído, como ese mismo chico de dieciséis que agachaba la cabeza ante los insultos y se tapaba los raspones con las mangas de su camisa.

—Bien, sabía que dirías que no. —. Bon reprimió una mueca dolida por el pensamiento anterior.

—Sí lo sabes, entonces no me preguntes. —siseó Bonnie.

Bon tomó aire, sostuvo su guitarra, y deslizó sus dedos creando un sonido limpio, antes de fijar su vista en el contrario.

—Bonnie, no estamos obligados a estar cerca si no quieres. Sé que no hemos hecho más que pelear antes, pero ya no es así. —mencionó de pronto el peliceleste, sonriendo al bajar la vista a su propia guitarra— Escucha, talvez aún te desagrado, pero hablo en serio cuando digo que me gustaría seguir practicando contigo, no conozco a nadie mejor que tú. —suspiró— Puedes ignorarme después, no es un problema.

—¿De qué mierda hablas? No tengo porqué ayudarte en nada, estúpido. —Bonnie apretó los labios, encogiéndose desde donde estaba— Eres... no eres malo tocando.

—¿En serio? Viniendo de ti significa mucho. —Bon le sonrió, al instante, Bonnie jadeó frunciendo el ceño y poniéndose de pie.

—Ugh, eres tan tonto, no sé ni porqué estoy hablando contigo, no... no necesito tu admiración barata. —bufó, apretando el instrumento contra su pecho, sus cejas estaban agachadas, sus labios fruncidos y sus manos volvieron a temblar.

—Toquemos algo. —propuso Bon— Si no puedo seguirte, me iré. —dijo, acomodando su guitarra, sacando su plumilla— Estoy seguro de que no llegaré a tener otra oportunidad de poder practicar contigo más adelante...

Bonnie dudó, incluso dispuesto a negarse, pero sus labios no se movieron, su cuerpo se quedó rígido y su pulso erró a ratos. Era desagradable pensar que esto volvía a abrir ese baúl de recuerdos, siempre buenos recuerdos, jadeó, ansioso.

«—¡Maestro, eso fue asombroso! Suena tan claro y limpio, déjame tratar de seguirte, prometo no desafinar.

—Sé que no lo harás, eres bueno.

—¡Eso espero! Si no puedo seguirte, te invitaré una soda ¿bien?

—Unas papitas y es trato.

—¡Entonces es un trato!»

Bonnie frunció el ceño, detestanto el afecto con el que recordaba esos momentos, odiando aún más la nostangia y las ganas se posaban sobre él, al momento de pensarlo.

Vio un destello púrpura entre las manos de Bon, y su cuerpo enteró volvió a enfriarse, al ver la plumilla con una intacta B marcada al centro. Ambos la habían renovado como símbolo de su larga amistad poco antes de dejar de ser amigos, el trazo blanco de la B era mucho más firme y grabado, y habían comprado una plumilla especial para evitar que se gastase más rápido que la anterior.

—Bien, haz lo que quieras. —sentenció, la voz de Bonnie a penas se escucho, tratabilló y escapó entrecortada, pero Bon pudo oírlo, y le sonrió」▪─

Ignorando a Mike y sus adulaciones habituales, Bennett enseguida tomó un respiro antes de volver su vista hasta el pelicían frente a él, ensanchando su sonrisa cuando Ben pareció pensar en algo y agarró con torpeza el instrumento entre sus manos para salir de la toma; lo vio apretando las cuerdas con la mano entera y terminando por hacer una mueca llena de disgusto cuando el instrumento hizo un ruido seco al momento de rozar las cuerdas sin intención.

—Espera... ¿por qué no intentas tocar algo? —el pelimora no pudo evitar romper el silencio entre ambos, acunando con cuidado su propia guitarra en el estuche para llevar la correa hasta su hombro, antes de acercarse completamente hasta el pelicían.

—No sé hacerlo.

—¡Es qué a veces es imposible que hables en serio! —exclamó Bennett con incredulidad, levantándose de golpe, aunque tras notar que había captado la atención del resto, se sintió apenado y volvió a encogerse a un lado del mayor— Ah, quiero decir... l-la usaste muy bien hace un rato, de verdad sonó lindo ya a la primera toma.

—Claro que sí, no memoricé esta tontería por nada y no me gustaría tener que repetirlo todo. —mencionó casi con obviedad, agachando las cejas cuando la expresión expectante del menor le resultó bastante linda.

—Increíble, lo dices como si fuera fácil, no sé si lo sabes, pero definitivamente no es fácil. —el peli-violáceo suspiró con emoción, inclinándose hacia un lado para reposar su mejilla en el hombro del pelicían— De verdad ¡es asombroso!

Ben presionó los labios, apartando la vista del rostro embobado de Bennett frotándose contra su hombro y deslizando sin pena sus brazos hasta rodear el suyo. Tomó un respiro, y después dejó un toquecito en la cabeza del pelimora a su lado, cuando su intento por apartarse se hizo nulo en su lugar.

—¿Eso es asombroso? —suspiró y se encogió de hombros, una vez Bennett volvió a asentir— Bien, si lo dices, está bien.

—¡Oh! No me digas cosas lindas, m-me distraerá. —suspiró el pelimora, ensanchando su sonrisa.

—¿En qué momento eso fue lindo?

•[▪]•

─▪ 「En escena se encontraban ambos en un área más amplia, una sala de prácticas iluminada por amplios ventanales, pudiendo apreciar el verde del césped, se escuchó el final de una clara y precisa melodía espontánea. Hubo un silencio al momento en que el sonido se mezcló con el ambiente hasta desaparecer.

Bonnie escuchó su propia respiración, agitado, pero mas que nada, emocionado. Su rostro mostraba total conflicto, entre una mueca de sorpresa e incredulidad, con el pulso elevado y los ojos fijos en la persona frente a él. Bon sonrió igual de impresionado y agotado, su mirada se volvió cálida y su sonrisa amplia, Bonnie dio un brinco lleno de inquietud cuando Bon dio un paso al frente.

—Cada vez suena mejor, hace tanto no me divertía practicando. —dijo Bon, mostrando una sonrisa.

—C-Cállate, sólo cállate ¿si? —Bonnie gruñó ansioso, presionando con fuerza sus manos en los costados del instrumento. Su mirada estuvo baja un momento— No estuvo mal...

—¿Verdad que no? Se sintió algo nostálgico volver a tocar algo compuesto por nosotros, eran buenos recuerdos, quiero decir...

—Eran buenos... —contestó Bonnie en voz baja.

Bon formó una nueva sonrisa, el silencio entre ambos era un poco mejor que simplemente charlas sin terminar y sin interés. No habían avanzado, no habían retrocedido tampoco, sólo estaban cerca, en una especie de ayuda mutua, a veces formadas por teoría y papeles regados, pero Bon apreciaba mucho volver a tener contacto con Bonnie.

—Bonnie ¿crees que podríamos llevarnos mejor? —preguntó de pronto Bon, encogiendo los hombros. Se encontraba nuevamente frente al mayor, quien terminaba de regresar sus apuntes y las hojas extra en su bolso.

—No creo que eso sea... bueno. —Bonnie cerró el estuche de su guitarra y mientras llevaba la correa de la mochila a su hombro, sostuve su instrumento contra su pecho.

—Podríamos intentar, al menos como compañeros.

—¿Qué más quieres de mi? No puedo hacer más. —Bonnie le dedicó una mirada arisca y dudosa, torciendo los labios, apretando su guitarra y encogiéndose de hombros.

Bon notaba que Bonnie era un tanto más ameno, hablaba lo suficiente y se callaba cuando no sabía cómo contestar. No eran amigos, ni cercanos, pero Bon estaba conforme con saber que Bonnie estaba prestando atención a su bienestar y aunque estaba solo, ya no se juntaba con las mismas personas de antes que solían tenerlo pendiente de la opinión pública.

—Bonnie, escucha, no hemos tenido la mejor relación, siento mucho si te hice pasar por tanto y no puedo obligarte a aceptar que lo olvides así como así, lo sé —dijo Bon, apretando los labios, mostrando con ello lo preocupado que estaba en el fondo—, pero... a penas nos queda este y el próximo año, talvez no volvamos a vernos después.

Bonnie pareció reaccionar a esto, entendiendo que Bon trataba de dejar las cosas en paz entre los dos, pero aún así, esto no parecía producirlo el mismo tipo de calma, su rostro se mostró inexpresivo y sus labios se fruncieron.

—E-Eso sería lo mejor... ¿por qué querría seguir hablando contigo? No soy una buena persona, no deberías... juntarte conmigo tampoco. —voceó, apartando la vista, buscando acomodarse la guitarra a cuestas.

—¿Cómo dices? Claro que lo eres, es comprensible que estés enojado si pasaron cosas para nada buenas ¿bien? —Bon agachó las cejas.

—No es... eso. —dijo Bonnie, bajando la vista— Ya no estoy enojado.

—¿No? —, sorprendido, Bon hizo un gesto en una media sonrisa— Yo pensé que a pesar de todo, quiero decir, ya sabes...

—No confundas las cosas, sigues siendo un... raro para mi, pero tampoco fui mejor que tú. —dijo Bonnie, caminando casi sin prisas hasta la puerta de la sala de práctica— Talvez... ya no me afecta, pero eso no significa nada.

—Para mi significa mucho, Bonnie.

—No necesito tu sensibilidad. —Bonnie chasqueó la lengua— ¿Por qué importa ahora lo que piense de ti?

—Siempre me importó, pero no me podía deprimir cuando me gritabas algo cruel. Digo, llegó a sentirse feo, pero prefería eso a que dejaras de hablarme. Era... hasta gracioso. —suspiró Bon, hablando con un tonto calmado y sin dejes de inquietud, ordenando sus cosas para copiar las acciones ajenas y poder alcanzarlo.

—Tsk, eres una marica masoquista. —siseó el pelimoro, hasta que la expresión divertida en el rosto de Bon, le hizo tomar un respiro— Carajo, persona, quería decir persona, persona tonta.

—Bueno, nada suena mal cuando eres quien habla, no eres muy intimidante que digamos. —le sonrió Bon, consiguiendo que al instante el pelimora frunciera el ceño y se diera la vuelta— ¡No! Espera, estaba bromando.

—No me importa, ya tengo que irme.

—Bien, déjame acompañarte, aún tenemos que repasar la materia ¿no? —recordó Bon.

—Eso... supongo.

—Bien, vamos.

Bonnie inspiró profundo, abrió la puerta y dio un paso fuera, hasta que se volvió solo para ver la mirada esmeralda del otro atenta a él, dando pasos calmos hasta quedar casi a su lado.

—Uh, mira, podemos... seguir practicando juntos, pero no somos amigos ¿bien?

Bon asintió y sonrió con emoción」▪─

El rostro de Bennett se iluminó al mismo instante en que la expresión de Ben se tornó tosca, ese mismo cambio había sido algo divertido de ver hasta que el mismo pelimorado agarró el brazo del moreno y lo sacó de escena dejando todo detrás; lo llevó hasta donde el siempre colado Jeremy los esperaba con algún refresco y algún snack pedido por el menor. Ben hizo un gesto, pero no dijo nada de todos modos.

—¿Quieres agüita? Es de manzana. —ofrecía el pelimora, alzando la misma botella de agua saborizada hasta donde estaba el pelicían, peinándose el pelo y sacando el móvil.

—Bien, gracias. —, asintiendo Ben le recibió la botella, bastante acostumbrado a la sonrisa satisfecha que recibía del menor.

Bennett lo vió desabotonarse la camisa, sus ojos se pasearon por el trazo de piel visible en su clavícula y luego en el camino gracioso de sus dedos preocupandose por arreglar bien la camisa. Se sintió intranquilo por la atención desmedida que había estado poniendo a cada pequeña acción hecha por el moreno durante todo el día, pensar que debía de ser más que invasivo le hizo llevarse una mano al pecho.

Queriendo sacar a su amigo de su penoso ensimismamiento, el peli-cobrizo aclaró su garganta y se esforzó en palmear el hombro del chico a su lado, ofreciéndole el paquete cilíndrico de galletas común de todos los días. Al momento, Bennett le agradeció con la mirada y apresuró a pelear con la envoltura hasta sacar la primera galleta y llevarla a su boca.

—Deberías empezar a pagarme por estos trabajos extra, yo sólo tomo fotos ¿sabías? no es nada fácil hacerse cargo de atender a un niño tan desordenado como tú, sobre todo si eres quisquilloso hasta para pedirme una marca específica de galletas también. —soltó claro y directo, dejando toquecitos en la cabeza de su amigo, mientras se divertía con la expresión ilegible del oji-jade a un lado— No me extraña que ningún asistente te dure mucho tiempo.

—Nadie te ha echado porque les dije que eras mi amigo ¿eso no cuenta? —el pelimora se encogió de hombros, girando su vista para enfocarse en el atareado Ben que atendía el teléfono a un lado.

—¿A poco? y yo que creí que era por mis buenas habilidades de comunicación. —se apuntó a si mismo, tocándose el pecho con orgullo.

—¿Tienes buenas habilidades? —sonrió el menor con cierta gracia.

—Lo dudo. —Ben rodó los ojos con el móvil en mano, volviendo a tomar un largo sorbo de la botella.

La gracia del pelimora se hizo mayor, Ben no hablaba mucho cuando Jeremy estaba presente, más que para soltar comentarios sarcásticos y cortos, casi siempre apoyando a los reproches al propio Bennett o para enfatizar el hecho de que la actitud charlatana del carismático pelirrojo no le agradaba en absoluto, y por mucho que su presencia no le resultase la más grata de todas, para Ben era «pasable», en el fondo ya sabía que podían llevarse bien.

Ben le devolvió la botella mientras anunciaba que debía hacer una llamada, Bennett chilló algo y asintió, centrando la vista luego en la botella a medio beber.

—Mmh Jeremy sería un buen asistente, eres el único que puede cuidar bien a mis perros, es el requisito principal. —comentó, hasta que finalmente bebió un poco, su fuerte no era insípido y por tanto, era mejor el agua saborizada que la que no, pero seguía sin ser mejor que una soda para él.

—Amigo, tus perros no son el problema, tú eres el problema. —. Ignorando de pronto la cara enrojecida del chico a su lado, Jeremy volvió a darle una palmadita en la cabeza a modo de reproche— Es sorprenderte que esos perros se comporten mucho mejor que su dueño.

—Pero si fui yo quien les enseñó. —apretó los labios, a su lado Jeremy suspiró.

—Si no lo supiera ya, no lo creería. —el pecoso lo miró fijamente, Bennett se quedó en silencio un momento antes de volver a morder otra galleta— Hasta para salir saben comportarse, ellos casi me pasean a mi, creo que es la razón principal por la que sacarlos a pasear cuando no estás es la cosa más divertida que he hecho.

Bennett soltó un suspiro al oírlo, bueno, era cierto que incluso el pelicían solía decirle que admiraba la forma en que había educado a sus perros cuando él se comportaba casi de forma opuesta; no era especialmente inquieto, pero solía tener mucha energía como para no usarla si podía hacerlo.

—Empiezo a creer que volverás a llevar esta conversación hacia otro lado... de nuevo. —haciendo un puchero, Bennett frunció el ceño, consiguiendo sólo una risa en respuesta.

—Ya veo, cada día eres más intuitivo, eso está muy bien. —el mayor le palmeó el hombro.

—Jeremy, no soy tan lento.

—¿Tan? —dudó, y luego sólo volvió a toquetear el hombro del chico, ya notaba que era algo muy divertido— Ya, ya, calma, mi amigo.

Bennett estaba a punto de decir algo, pero en el instante en que sus ojos enfocaron la cabellera celestina del moreno que se acercaba a ellos, todo lo que estuvo pensando se centró en lo curioso que era Ben cuando no mostraba expresión más allá de una imperceptible línea curva en sus labios y sus cejas descansando en su posición habitual.

En el momento en que el recién llegado moreno aceptó sin quejas las muetras invasiva de afecto del chico de melena, Jeremy se sintió tan invisible como confundido, ver la cercanía entre dos no era en absoluto algo nuevo para él, ni las constantes boberías que oía de su joven amigo, ni siquiera de las miradas fugaces que el oji-verde le entregaba a ratos; lo que más le sorprendía, era que en efecto había algo diferente en los dos, un algo muy extraño.

•[▪]•

Bennett recibió un par de mensajes de Jeremy pasada la tarde, escuchaba el ruido de la tele encendida en un canal de series y un bostezo largo proveniente de uno de sus perros y sonrió entercenido cuando la pequña Isabella se enrolló a su lado haciéndole ojitos.

❝No puedo creerlo. Yo que soy tu mejor amigo, tu casi hermano, que te cuidé tanto❞.
❝y tú, me ocultas algo tan importante :(❞. a las 7:57 pm.

Bennett sonrió al leerlo, esperando que el pecoso le hablase sobre eso. Ya habían hablado de esto una vez el mayor le preguntó sobre la razón de su excesiva alegría, ya de por si el pelimora estaba muy emocionado aún, incrédulo pero más acostumbrado a la bonita sensación; al final Jeremy pareció sorprendido cuando Bennett le contestó un mensaje, porque despues recibió muchos emojis hasta que el peli-cobrizo le hizo una pregunta más directa, y él volvió a contestar con afirmación.

❝Lo siento, estaba tan emocionado que lo olvidé por completo❞. a las 7:58 pm.

Volvió la vista desde los ojitos lindos y oscuros de la cachorra a su lado, hasta encontrarse al moreno de espaldas desde la cocina, por lo que permitía ver desde donde estaba. Sus manos se inquietaron mientras sostenía el móvil, sentía su rostro cálido y su respiración errática de lo agradable que era verlo de esa forma, en lo que lograba aspirar un aroma salado proveniente de la cocina.

Cuando se dio cuenta que por accidente había apretado la pantalla del móvil y enviado varios ❝iedbixsjazu❞ recibiendo signos de pregunta como respuesta, Bennett inspiró y encogió los hombros, sonriendo una vez más para volver a escribir.

❝Bueno, quiero decir, nosotros, es que él y yo somos novios ><❞. a las 8:01 pm.

Recibió un stiker extraño y luego una carita mirando hacia arriba, hasta que volvió a tener una respuesta rápida. A Bennett le gustaba bastante que Jeremy fuese rápido para escribir, pues no impacientarse al esperar era bastante satisfactorio, además de que era bueno que el mayor supiera escribir mucho mejor de lo que hablaba.

❝Sí, resulta ser muy obvio ahora xd❞.
❝Es bueno que se hayan decidido al fin❞.
❝Eso explica el miedo que me daba verlos juntos estos días. Mucho dolor!❞. a las 8:03 pm.

❝Sí :D/❞.
❝¿Miedo por qué?❞. a las 8:03 pm.

❝¿Cómo que por qué? Si para mi la cosa era más que evidente desde mucho antes, ahora ya era tan doloroso ;-; y encima tu hombre es aterrador cuando te da en el gusto, y luego tú eres... tan tú❞. a las 8:04 pm.

❝Eso creo...❞. Terminó escribiendo al final, Bennett recibió otro par de mensajes con caritas tristes donde Jeremy preguntaba si ya no iba a necesitarlo para cuidar a sus perros ahora que solían acompañarlo a quedarse con Ben o a la inversa. El pelimora pudo llegar a sentirse apenado al pensar en lo acostumbrado que estaba su amigo a ocupar un lugar en su departamento junto a lo perros, pero tras recibir: ❝No importa ;) hoy toca apañármelas solo❞. seguido de un pulgar arriba y un stiker en movimiento de un perrito triste bajo la lluvia, la pena se le pasó.

Recibió otro par de mensajes donde Jeremy le pidió que se cuidara, envió otro par de emojis y un stiker antes de anunciarle que él no podía aguantar despertar temprano sin haber dormido al menos diez horas, así que le deseó buenas noches y luego se desconectó.

Al mirar la hora Bennett hizo un gesto por lo bastante temprano que le resultaba, no solía dormirse tarde o más allá de las 1:00 am, pero si que el sueño no le entraba pasadas las 11:30 am, así que aprovechando sus energías restantes del día, dejó el móvil a un lado y se recostó a lo largo del sofá palpando su estómago para que la cachorra se acostara sobre él. A su lado Alan y Matthiew le hicieron ojitos y reposaron una pata encima, Bennett lloró porque su cuerpo no podría soportar a tres enormes perros sin sufrir más de lo que ya, pero al final asintió.

—No puede ser ¿qué haces así? —. La voz de Ben sonaba pesada a pesar de que se mostraba bastante tranquilo. Bennett lo vio hacer un gesto y palpar el lomo de la Retriever, buscando bajarla del pecho del pelimora—. Anda, levanta a esos otros dos y lávate las manos.

Bennett se quejó cuando el calor de uno de los perros salió de encima, llevándose una al pecho inspiró profundo antes de volver a inhalar un rico aroma a verduras. La sola idea de que Ben haya cocinado para él fue suficiente para hacerle perder la pena por tener que volver a sentarse correctamente acariciando a sus dos perros para ir corriendo a lavar sus manos.

En el momento en que volvió y se encontró con la imagen de un Ben poniendo un plato sobre la isla de la cocina, sus ojos brillaron con emoción y hambre, antes de que el moreno siquiera pudiera decirle algo, el peli-mora ya se encontraba sentado con una de sus manos cubriendo su boca y la otra sosteniendo un cubierto.

—Heh de verdad cocinaste... —chilló, apreciando lo bonito que se veía su plato, por supuesto, compuesto en su mayoría por verduras y legumbres, había un poquito de arroz y la misma salsa de las verduras encuma. Bennett esperó a que el mayor se sentase frente a él, antes de probar— Oh, no sabía... que pudieras cocinar tan bien. Qué rico, qué rico.

—No pareces ser alguien con un paladar difícil de complacer. —. Sin embargo, el pelicían reprimió un gesto involuntario cuando vio al menor apretar los labios y sonreír cada que llevaba un bocado hasta sus labios, haciendo gestos y ruidos.

—Pero cocinaste para mi~ —siseó, reposando uno de sus codos sobre la mesa, consiguió una mirada acusadora en respuesta y sólo se rió por lo recto que era el mayor incluso en un mometo así— Uh, eres tan lindo, demasiado...

—Tienes que dejar de comer tanta chatarra, sobre todo en la noche, no es bueno para tu salud.

El peli-violeta asintió un par de veces, grandes cantidades de las verduras salteadas a su boca, y mientras disfrutaba su vista volvió a posarse en la tranquilidad con la cual Ben llevaba un poco de comida a su boca.

Echó otro vistazo a la cocina por detrás, todo estaba perfectamente limpio y ordenado a pesar que hace unos momentos pudo ver un par de utencilios sobre el lavabo, sin embargo, la sola idea de conocer la dedicación de Ben en un área tan amplia le resultaba algo sumamente llamativo. Ya de por si él no tenía idea de nada más que la función básica de una cocina, por lo que sólo podía prepararse algo pequeño o pedir algo, y una parte de él estaba muy enternecida por recibir esta clase de atención.

—Podrías cocinar para mi más seguido, s-siempre que puedas, yo sería... muy feliz. —comentó con toda la valentía que su momento de euforia le llegó a permitir, dejando que el silencio siguiente conformado a las cantidades de cucharadas que llevaba a su boca, le hicieran inspirar profundo esperando una respuesta— Digo, s-sólo si quieres, en realidad...

—Está bien.

—¿Ah? —incrédulo, Bennett se detuvo y lo miró, Ben no hizo ningún otro gesto más que para volver a comer— Espera, ¿de verdad? ¿Lo harás?

—Supongo, no tengo problema con esto. —asintió.

—Y-Yo... no pensé que aceptarías.

—Mmh. —Ben volvió a asentir con más seguridad, esperó a que el chico frente a él dejara de apenarse y volviera a sonreírle lleno de emoción, mirándolo con esa misma expresión encantada de siempre.

Poco a poco volvía a pensar que estaba cayendo cada vez más rápido, como para que el sentimiento de satisfacción se hiciera tan cálido que terminó por llevarlo a responder la misma forma, las comisuras de sus labios se empujaron hacia arriba, mientras se concentraba en la bonita vista que tenía en frente.

Esto se sentía verdaderamente familiar, y era muy agradable.

•~•~•~•~•~•~•~•~•
Hola TvT)9

Capítulo larguito escrito bien rápido durante el rato que estuve sin internet u,v,u

Ustedes sabrán, que en el fondo tengo una fascinación por meterle un montón de sentimiento a un besito de diez segundos entre Ben y Bennett, que es sorprendente como una acción tan pequeña me suele ocupar al menos cinco párrafos, es que amoo C/:

Ajjsa si lo piensan bien, es gracioso que Ben sea el único Bon¿ de mis historias que no tenga idea ni de como se llaman las notas de una guitarra xd

Ojo que el Ben nocturno es más cariñoso 6v6 ahr¿

Va, como seguro se notó, espero ir avanzando bien en lo que viene siendo la relación entre los dos, y muy distinto a lo que parece, estos dos son puro fluff picoso kajhjs así que se vienen cositas buenas en lo que la última fase de esta historia se desarrolla UvU

En fin, no tengo mucho que decir, como siempre si tinen alguna duda siempre pueden preguntar jsjs

Así que espero les haya gustado el cap y lo hayan podido leer bien, ya nos estaremos leyendo aquí y en las próximas actualizaciones sisi. No olviden votar y comentar que tal :>

Nos leemos pronto!
Bye☆

                       「NiakuTan」

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