•°~°Capítulo 67°~°•

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Una vez decidido, Bennett había expresado su entusiasmo ante la idea de hacer pública su relación, de forma muy sutil primeramente, pensando así que con «pública» se limitaba a lo más básico que esto conlleva: algo como olvidar esa necesidad de demostrar o de ocultar nada a nadie; algo que fuese visible, pero prudente ante el resto.

Bien, lo sabía, fue un poco iluso. Cegado por la euforia de la idea misma, había sido un tanto estúpido, no, descuidado, el no haber pensado en eso antes y de esa forma haber estado preparado para lo que vendría más adelante.

Ambos eran artistas conocidos de los que aún se hablaba, por lo que ligados a la propia imagen y al interés fanático, era natural que revelar que estaban juntos conmocionaría y atraería a muchos más. Pero sí, esa parte distraída suya no había pensado bien que con no negar su relación y hacerla pública, sí que se refería a «hacerla pública» en todo el sentido de la palabra.

Claro ¿qué otra cosa podría significar si no?

No lo habían anunciado como algo casual ni tan apresurado, una combinación de ambos, tal vez, pues Ben quiso optar por la simpleza firme y Bennett por la emoción.

Ben se había tomado la molestia de apelar por esta decisión con su agente y que esta no representara un problema con las opiniones que pudiesen recibir a futuro, y después de recibir un visto bueno, Ben afirmó mencionar su relación, antes de que Bennett se sintiese libre de mostrar su entusiasmo a medio mundo una vez que la noticia se hizo viral, asimilada y aceptada.

Confirmar que sí, que estaban en una relación romántica, que salían como una pareja y que no era sólo otro de esos malentendidos vagos y rebuscados, había sido la idea más esperada que Bennett había apoyado con todas sus fuerzas. Una idea por la cual se sintió ansioso cuando entendió la enorme llamada de atención que esto significaba para su carrera, su vida y su situación.

Pero Ben había sido claro en demostrarle no tener problema alguno en cómo lo hubiesen hecho, siempre que no fuese perjudicial para ambas comunidades de fanáticos y la imagen que imponían para sus respectivas agencias. Sea como sea, no iban a evitar llamar la atención de la prensa.

Si Ben iba a exponer su relación, iba a hacerlo bien, sin prestarse para malos entendidos. No hubo sobre explicación, no fue un comentario frívolo y críptico que dejara lugar a dudas, sólo algo sensato y fácil de aplicar.

Esto no sólo había dado cuerda a enormes cantidades de rumores, avivando los miles de comentarios que habían especulado sobre la naturaleza de su relación, durante y después del rodaje, sino que también los había puesto en la mira en más chismes de farándula del último tiempo.

Bennett no se quejaba, estos eran sólo un par de puntos negativos que esperaría de una noticia de tal magnitud. Ciertamente un poco más de atención -molesta, exhaustiva y constante- a cambio de libertad pública, era un precio considerable. No era muy justo, pero tampoco era algo con lo que no pudieran competir.

Sin tiempo suficiente para descansos largos, pero tampoco para envolverse en el ritmo habitual del trabajo. Aplazaron algún que otro proyecto del momento, mientras aún evitaban llamar la atención durante el tiempo en que el tema siguiese siendo una llama ardiente.

Sin embargo, Bennett era conocido por ser un artista con demasiada suerte para derrochar: no tuvo problemas y le había ido mejor de lo que esperó, al menos para su propia visión debida a la calma con la que su equipo detrás le dejaba tratar el asunto: «Mantener la compostura», «No ser imprudente», el resto lo manejarían de la mejor forma en que ambas agencias pudiesen llevarlo. Y con eso en mente, Bennett se relajaba y se dejaba estar. Su manera de lidiar con los conflictos no era la mejor, pero le era... eficiente.

Había tomado como prioridad superar esto al lado de Ben y de paso permitirles a sus perros seguir una rutina cómoda, sin interrupciones externas.

Pues si sus perros estaban relajados, él igual; si Ben no estaba estresado, él tampoco.

Y bien ¿para qué mentir? A Bennett si que le gustaba cómo se leía su nombre al lado del de Ben, en medio de cualquier búsqueda común.

Tanto Ben como Bennett no solían exponer su vida de esta manera, lo que causó mucho más impacto e impresión para el enorme círculo de fieles seguidores que tenían. Fue este mismo hecho el que marcó un punto y aparte bien merecido en su relación. Tras poder superar todo aquello que durante tanto tiempo los mantuvo estancados, haberlo hecho «oficial» ante el resto, no fue más que formalidad para los dos.

¡Joven Bennett, joven Benjamín! ¡Por favor respondan nuestras preguntas!

Disculpen nuestro atrevimiento ¡quisiéramos saber más sobre el porqué decidieron hacer pública su relación!

¡Por aquí! ¿podrían aclarar algunas de las dudas de los fanáticos? ¿Es cierta la relación que dicen tener?

Los reporteros no habían dudado en acercarse tanto cómo la seguridad de la misma sala les permitió, en busca de obtener aclaraciones y encontrarse de frente a los actores, en medio de una rápida e imprevista exclusiva, a pocos días de la anunciada relación y pronto estreno de la temporada de la serie.

A pesar de las circunstancias, ¡el anuncio de su relación ha sorprendido y emocionado a mucha gente!

¿Tienen algo que agregar? Por ejemplo, se nos ha dado a entender que el romance entre ustedes no es algo reciente ¿cierto?

¿El joven Bennett no había demostrado tener interés por su compañero de elenco ya desde el inicio del rodaje? Para ese entonces el joven Fritzgerald tenía pareja ¿no? ¿qué nos pueden decir al respecto?

Se alzaron micrófonos y móviles. Con una gran y simpática sonrisa en sus rostros, algunos de estos reporteros habían logrado que Bennett siseara en el momento que había visto mostrar genuina curiosidad en ellos. Entre emoción e intriga, se mezclaron los comentarios de todo tipo entre el flash de las cámaras y grabadoras en busca de capturar hasta la más mínima respuesta, tal cual como una horda de críticos y fanáticos buscando ser notados.

—Yo... ah... —. Desde luego no se le hacía difícil vocalizar correctamente, pero aún con su tono bajo y su expresión bañada en incomodidad, Bennett trató de buscar una forma de no mostrarse apenado y ser accesible al mismo tiempo.

Pues para eso habían estado allí, listo para despejar todo aquel nubarrón malicioso que intentaba opacar un anuncio que pretendió ser fugaz y conciso, pero que sólo se había extendido con cada nuevo artículo que excavaba en el pasado historial que tenían juntos.

Señor Fritzgerald, solía rumorearse que el joven Bennett era pretendido por la actriz Margaret, su ex-pareja ¿no? ¡qué giro! quién imaginaría que en realidad era usted quién lo pretendía ¡esto es una sorpresa para muchos de sus fanáticos!

¿No fue el joven Bennett el pretendiente? siempre se le ha visto demostrando un claro fanatismo por el actor Benjamín ¿no es así?

Guardando silencio desde el momento en que la ola de más y más comentarios y preguntas se sumaron, Bennett había girado la vista con disimulo a su lado, donde encontró la mirada verdosa que de sólo dedicarle una atención fugaz, había logrado hacerlo sentir menos abrumado y más firme desde donde estaba.

Las ansias que sintió fueron más que nada un tipo de emoción reprimida desbordando de sus poros; penoso, pero dispuesto como cada vez que estaba en frente de tanta gente.

Teníamos entendido que usted nunca ha demostrado interés amoroso por alguien de su mismo sexo... ¿no es eso muy repentino, joven Fritzgerald?

También se ha notado que anteriormente no solían llevarse bien, más que por temas de trabajo ¿no?

Muchos se han cuestionado si habrán llevado el papel de Bon y Bonnie demasiado en serio, ¿no es esto un método publicitario?

No parece ser el caso. Antes que vender su imagen, el joven Benjamín preferiría declinar una oferta. Es una declaración muy fuerte ¿verdad?

Es la primera vez que Benjamín anuncia su relación de esta manera ¡qué novedoso! ¿es que siempre se vio secretamente inclinado hacia este camino?

¡Aún es completamente increíble que estén en una relación! ¿qué les motivó a anunciarla de esta manera?

Esto sin duda alguna debe ser muy especial. ¡Estaríamos muy agradecidos de que pudieran darnos más detalles del inicio de su relación...!

Tan pronto como las preguntas comenzaron a apilarse sobre ellos -muy especificamente centrados en la postura de Ben- la mano que antes había rodeado su espalda, bajó hasta tocar la suya y sostenerla levemente. Bennett la sujetó con firmeza y de esa forma, sus labios se curvaron en una emocionada sonrisa.

Había estado más preocupado por la forma en la que Ben y él lidiarian con todo eso, que por lo que debió o no decir.

No había tenido que reprimirse, sólo ser más prudente.

De aquel modo, el rostro totalmente iluminado y manso del peli-violeta, que con una timidez mal actuada asentía y se encogía de hombros, fue un curioso impacto que encajó muy bien con la forma accesible y amable en que el peli-calipso había calmado al chico en frente de los presentes. Acciones que no buscaron pasar desapercibidas, pero que habían dejado anonadada a la multitud presente.

—Es claro que no me agrada tener que hacer aclaraciones obvias sobre asuntos personales, pero ya que nos encontramos aquí; es tal cual como pueden verlo. —La voz de Ben había sido nítida y profunda. Su sonrisa no era algo que aquella multitud no conociera de algún otro lado, pues la fama bien sostenida del oji-jade siguió siendo la de alguien distante; pero su perfecta fila de dientes deslumbrandose como nunca en una amable y natural mueca, había logrado plasmar un silencio no sólo a los que se hallaban presentes—. Bennett y yo estamos juntos.

—¡Umh! —Bennett había reprimido un suspiro lleno de frenético entusiasmo. Su cuerpo junto al otro, su mano sostenida cálidamente en la vista de muchos. En aquel instante no se había sentido tan confiado y apenado al mismo tiempo, pero tras atreverse a algo como esto, todo lo demás dejó de ser relevante, llenando de energía a su cuerpo en segundos.

Y para antes de que la misma multitud, aún incapaz de digerir correctamente la noticia de que alguien cómo Ben estuviese recalcando un romance con otro hombre, se dirigiera al mismo pelicían para corroborar, este ya había vuelto a dar un paso al frente. No se había ido con rodeos. Muchos debían saber que Ben no era paciente cuando debía hablar de temas que ventilaban su vida, su privacidad y sus prioridades, y por supuesto, la persona a su lado que poco disimulaba su entusiasmo en un momento así, era una de ellas.

Siseó, un chasquido alcanzó a filtrarse por el micrófono, pero nadie fijó su atencio en esa muestra de fastidio, sino que se centraron en la tranquila y amena postura del peli-calipso, que al igual de tosco, directo y filoso, con una sonrisa que bajaba la guardia de cualquiera, decidió volver a hablar:

—Sí, estamos saliendo. Me gusta, es mi novio... ¿qué tan claro debo ser?

¡Bennett había estado tan emocionado en ese momento que nadie pudo dejar de hablar de ello durante semanas!

El registro de aquella radiante expresión del peli-mora había sido todo un tema de receso ante la dureza con la que posteriormente Ben eliminó cada comentario estúpido y cada una de esas preguntas capciosas que buscaron relacionar el pasado y las experiencias de las que venían. Ben detestaba como nunca el vender y retorcer su imagen por motivos comerciales, y mucho más para fines tan deshonestos e improductivos, muchos lo sabían: él podía ser cualquier cosa, pero nunca un actor infame.

Tras aquellas aclaraciones, esas multiples preguntas y los montones de comentarios que acertaban y revivían los inicios del nacimiento y desarrollo de su relación, se detuvieron considerablemente. De vez en cuando esto aún hacía de Bennett un manojo andante de puros nervios. Estaba nervioso por el susto, pero más ansioso y emocionado también. Era aterrador cómo con tan poca información y material, la comunidad era capaz de armar escenas totalmente surrealistas -que, con ironía, a su vez eran lo más cercanas a los hechos- de lo que pudo haber dado cuerda a su historia amorosa.

Bennett tenía la costumbre de balbucear y divagar lleno de honestidad la mayor parte del tiempo, de todos modos, no temía hablar de sí mismo, de su carrera y sus proyectos, ni de todo lo que le gustaba. A pesar de tener una amable y sencilla forma de hablar, no era muy fan de responder preguntas sorpresivas. Y su problema con los nervios era algo que le hacía lucir tímido y accesible, al punto en que fue incapaz de huir y negarse a las preguntas curiosas.

Tembló durante las tres primeras entrevistas y durante las que siguieron de sorpresa como pequeñas exclusivas que a Ben le parecieron una tontería total, pero a las cuales asistió de todos modos, según él, para evitar que chillara en televisión.

En ningún momento lloró, aunque sintió que lo haría, respondiendo con toda la sinceridad que pudo a pesar de la invasiva atención puesta sobre ellos.

Pero Bennett no tenía miedo, él sólo estaba impaciente.

«—Esto ya significa que no tengo porqué preocuparme por las fotos que nos tomen en la calle ¿verdad? ¿ahorita sí puedo posar y sonreír bonito?».

«—¿Nos vamos a tomar de las manos y a pasear con nuestros perros? mi agente dijo que ya puedo salir más si estoy contigo, al parecer le empiezas a agradar. Es un punto muy bueno».

«—¿Qué contesto si me preguntan cuándo nos besamos por primera vez? ¿Se escuchará sospechoso decir que sí me gustaste desde el principio? He sido tu fan desde siempre, no va a sonar más raro... ¿no?».

«—¡Ah! ¿puedo decir que soy fan de nuestro propio Ship? ¿puedo decir que te quiero? ¡mn, bien! sí, voy a decir que te quiero».

Luego de digerir su propia noticia, Bennett no desaprovechó ni hasta el más mínimo toque de atención. Aunque su popularidad y su carrera actoral no dependían fijamente de su imagen frente a las cámaras, él quería que todos supieran lo real y cercana que era su relación con Ben.

Esto a su vez afectó un poco su imagen antes catalogada como: «alguien tímido y muy lleno de energía», que se vio tildada gradualmente como una imagen más... suave. Sus tantos «Me gusta mucho», «Ben esto, Ben esto otro, Ben aquello» lo mantuvieron durante semanas en el tópico de las tendencias más fogosas.

Bennett pudo sentirse apenado por la nueva impresión que había dado, y quizás lo estaba, pero también se divertía mucho con ello, no representaba un problema para él de todas formas. Utilizar su mismo carisma para mirar por sobre los malos comentarios, le hizo sentir menos asustado a la hora de decir que Ben le gustaba mucho. No tenía temor a exponerse -más de lo que ya había hecho- ni a verse en la necesidad de revelar detalles personales acerca de cómo o porqué.

Pero si sus fanáticos querían saber, a él no le importaba hablar.

Debido a que ambos se encontraron en un buen momento en su situación, la noticia no hizo más que iniciar por buen camino. Bennett ya estaba acostumbrado a ser tenencia por alguna cosa tonta, y serlo por algo que había hecho con intención esta vez, como lo fue anunciar su primera relación -aunque nadie tenía porqué saber eso, claro, excepto sus padres y el mismo Ben-, se sentía como pisar un terreno novedoso y peculiar.

〈¡¡Están juntos!! ¡Benjamín Fritzgerald anuncia en su cuenta personal que está en una relación sentimental con nuestro querido joven actor Bennett Thompson!〉

〈¡¿Los rumores resultaron ser ciertos?! ¡Benjamín y Bennett se posicionan como la pareja reciente más nombrada en la red!〉

〈¡¡Sorpresa, sorpresa!! ¡No era parte de la actuación! Las fotografías fuera de cámaras sí nos confirman lo que ya sabíamos〉

〈¡Una de las búsquedas más ardientes del año: ¡Ben Fritzgerald y Bennett Thompson en una relación amorosa!〉...

Lluvias de encabezados con sus nombres no habían dejado de aparecer en su inicio y en cualquier enunciado que viera, durante casi medio mes. Incluso de tal modo, junto a la compañía de sus perros y de su querido -y muy formal- novio, Bennett quería darse la libertad de disfrutar adecuadamente de todo aquello que se les presentase en el camino...

Actualmente era uno de los veinte famosos más amables y queridos de la red, su actitud pasaba desapercibida muy rápido comparada con los errores de otros artistas, pero él sabía que si ese no fuera el caso, sólo sería como cualquier otra celebridad irresponsable y con un carácter infantil que hacía lo que creía conveniente, dejando que el equipo detrás de él se encargue de todos sus destrozos y tape todos sus caprichos. Por supuesto, Bennett quería llegar a cambiar eso, o cuanto menos aplacarlo.

Empezando por las ofertas y la organización en el trabajo. «Debes aprender a ser más productivo y menos terco, no siempre puedes hacer lo que quieras», se había dicho, como una meta impuesta para esa área de su vida.

❝Ok, mándame un mensaje cuando termines. Me desocupo en diez minutos❞. a las 6:42 pm.

Traído de vuelta al presente tras la vibración de un mensaje en su celular, Bennett tomó un respiro al notar que aún se encontraba fuera; cerrando una reunión con el manager de la banda tras el último anuncio de hoy. Habiendo escuchado lo que tenía que escuchar, Bennett solía ignorar el resto de asuntos que incluian a William comportándose como un padre estricto y profesional.

Asi que decidió volver la vista al chat con Ben en la pantalla del celular.

❝¡Bueno! ¿vas a venir por mí? =)❞. a las 6:43 pm.

Contestó lo más rápido que pudo y sonrió al leer el «escribiendo» al instante en que envió su mensaje. Su pulso y su emoción se alzaban más sólo por algo tan sencillo como saber que Ben estaba igual de atento que él, sólo para hablarle.

❝Sí, avísame e iré a recogerte ♡❞. a las 6:43 pm.

«¡Qué tierno, ow!». Rió despacio, y envió todos los emoticonos y emojis bonitos que tenía en sus recientes.

Se sintió contentísimo por lo natural que se le estaba haciendo leer algo como eso. Hace sólo un par de días, Ben decidió aprender a usar los emoticones en el chat; una tarea difícil, mucho, por lo que él prometió enviarle uno que otro «♡» después de alguna frase corta y simple, un acto de genuina sinceridad, quizás. Pero cada día se acostumbraba más a leerlo y lo disfrutaba por montones, enternecido -y muy divertido a la vez- de imaginarse a un Ben con su cara tan seria, escribiéndole cosas así de lindas.

Así se vio agendado como «Bennett♥︎», casi a fuerzas; a simple vista no parecía ser motivo para celebrar, pero tratándose de alguien tan poco demostrativo como lo era Ben, tener un corazoncito al lado de su nombre real era uno de sus avances más grandes en semanas.

Dedicó un rato a mirar con cariño la pantalla del celular, que olvidó dónde se encontraba y de mantener su propia postura, sino fuera porque un par de carraspeos y falsos ruidos de tos le hicieron alzar la vista. Vio allí a la banda y a un par de miembros más, mirándolo, sugerentes.

—Ah, lo siento... —, bajó el móvil y lo guardó—. Me entretuve un poquito.

—Pues sí que te ves entretenido, te estuvimos hablando todo este rato y sólo estabas ahí, casi besando tu celular. —suspiró su compañero baterista de pelo castaño, encogiendo los hombros.

—No lo hagas, es antihigiénico. —Se apresuró a hablarle el cantante, e hizo una mueca con los labios.

—N-No lo iba a hacer. —aclaró exaltado, su rostro al segundo adquirió más color debido a la pena y las miradas dirigidas hacia él.

—Porque pudimos detenerte. —el castaño risoteó—. De nada, de nada.

—No, eh... —, con resigno el peli-mora encogió los hombros y presionó los labios. Finalmente, suspiró y rodó los ojos, buscó disipar el calor en su cara y volver a concentrarse en el restro, pues cierto peli-malva no dejaba de dedicarle una mirada acusadora—. Bien, bien, lo siento. Ya no me estoy distrayendo, no me distraigo ¿bueno?

—Ay, muchacho. —suspiró William, rodando los ojos, ni se esforzó por sonar severo—. No hace falta ya, no te perdiste de nada importante.

—¿Por qué de pronto suenas amable? eso me da miedo.

—Ni qué hacer contigo. —el mayor sólo restó importancia a la calma del oji-carmín—. Ya terminamos, no te apresures tanto. De todos modos platicaré en otro momento con tu agente sobre el resto. No olvides despedirte correctamente esta vez ¿sí?

Bennett rodó los ojos, asintiendo. Después su vista se fijó sobre la pantalla tras enviar un mensaje a Ben, recibiendo el siempre simple ❝Bien❞, seguido de un tan claro ❝Espérame❞, con el cual no pudo evitar sonreír tontamente.

El esfuerzo estaba allí, y Bennett ya sentía que había pasado una eternidad desde que ambos se vieron.

Tomó sus cosas y cuidó que el moño de su cabello no se deshiciera más, se despidió del resto y corrió hasta la entrada. Con la misma rapidez con la que salió, divisó un pulcro coche plateado estacionarse frente al edificio. Sonrió, con el impulso de correr a buscarlo.

—Mira, si es linda tu vida. —Escuchó una voz gruesa y tranquila a su lado, la cual le hizo saltar del susto.

—¿Cierto que sí? ay, el amor. —Le siguió una voz más simpática y monótona, junto a una risita; esta vino seguida de una palmadita en su hombro.

—Te animas mucho cuando lo ves. —Y con una sonrisa, el peli-púrpura de gafas asintió al verlo, frotándole el pelo—. Ten cuidado si vas corriendo, Bennett.

Bennett resopló un tanto avergonzado al escuchar a sus compañeros cuchicheando a su lado, entre risas y bromas. Aunque estos solían sobreprotejerlo y burlarse de su falta de habilidad social cada vez que se veían, a Bennett no le molestaba que los tres vieran su vida como un punto de interés. Aunque él no hablaba mucho, ellos siempre le hacían sentir cómodo y en confianza, no por nada eran una banda llena de dinamismo y energía.

Bastó alzar la mano y agitarla un poco, de nuevo, para que los tres restantes asintieran por fin a su despedida, alzando el pulgar en respuesta. Uh, Bennett echaría en falta las prácticas semanales con sus compañeros.

Cuando miró la destacable figura del pelicían esperándolo en la cercanía, se olvidó de todo a su alrededor y se centró en lo cálido que le hacía sentir mirar a Ben vestir tan pulcro y desabrigado, siempre iba bien arreglado y cuidado. Su sola imagen podía devolverle toda la energía invertida en el día.

Como se aproximaban a climas más cálidos, él podía ver a Ben luciendo tonos brillantes que hacían resaltar su tez morena y su postura organizada. El pelicían se arreglaba el fleco hacia un lado y los accesorios en el brazo derecho y en las muñecas. Todo eso mientras pretendía ser ajeno a la sonrisa temblorosa con la que Bennett llegó, corriendo a pararse frente a este.

—¡Hola, hola! —saludó, agitando su mano con alegría. Su nerviosismo se inclinaba más por no lucir desinteresado, que por el desastre andante en el que se convirtió durante el corto trayecto de la salida hasta el coche—. Llegaste super rápido, qué bueno.

Ignoró las miradas que desde atrás admiraban toda su interacción y volvió a acomodarse el cabello, sin dejar de prestar atención a los gestos serenos de Ben: cómo una de sus cejas se alzada con obviedad, cómo sus labios se relajaban en una suave curva y en cómo su mirada atenta se posaba sobre él mientras le analizaba de pies a cabeza, bajo aquel verde tintineante.

El peli-calipso se mantuvo de brazos cruzados, sin un rastro de apatía. En cuanto tuvo al chico parado en frente suyo, deslizó su mirada por el contorno del rostro de Bennett, hasta posarse sobre esa sonrisa que, temblorosa e inquieta en las comisuras, le resultaba igual de penosa que de costumbre, complementando aquel torpe intento de moño que el guitarrista se había hecho en el pelo: algo sencillamente estimulante.

Hace al menos un año, Ben no había tenido la oportunidad de contemplar en persona los cambios que el calor gradual de la época era capaz de hacer con Bennett: entorpeciendo todavía más al chico, pero a su vez, haciéndolo susceptible a liberar esa extroversión suya. Lo que, por supuesto, le parecía adorable.

—Son menos de diez minutos hasta acá. Sólo me encontraba cerca —respondió Ben. Al ver que el menor seguía regulando su respiración, con los labios presionados, él volvió a hablar—: ¿Qué pasa? ¿por qué te ves más agitado que antes?

—¡Ah! Por nada —siseó, encogiendo los hombros—. Hoy hizo un poco de calor... o quizás sólo estoy nervioso.

—Ahá, quizás... —suspiró, mientras ignoraba con todas sus fuerzas a esos varios pares de ojos chismosos de a quienes Bennett llamaba compañeros. Notó que el peli-mora trataba de descifrar si lo dicho era o no una ironía, lo cual le parecía en cierto modo, gracioso. Dejó una caricia en los cabellos violáceos, consiguiendo otro brote de euforia reprimida en respuesta—. Te pones nervioso por lo que sea, no hay nada que hacer. Déjalo así.

—Lo siento... —le sonrió, acostumbrado a ese tacto suave que peinaba disimuladamente sus cabellos—. Sigue siendo más fuerte que yo.

—Bien, pero también hizo calor... —dijo, guiandolo hasta el asiento del copiloto, allí se fijó en lo rápido que fue el cambio en las reacciones de Bennett: su expresión antes ansiosa y cejas agachadas, fue calmada y reemplazada por una llena de interés, se veía radiante y tierno—. Vamos, súbete. Mira que te sigue gustando chillar cuando vengo por ti.

—Ow, es que... me hace muy feliz que te tomes el tiempo de venir a recogerme cada vez que puedes. —mencionó, y en el instante en que su espalda tocó el acolchado asiento, su cuerpo le agradeció ese cómodo descanso—. Mmh, y sé que no nos hemos visto desde la tarde, pero yo te extrañé mucho, muchísimo.

—Sí... —Ben tomó asiento, ajustó el cinturón y sujetó el volante. A su lado, el peli-mora siseó, esperando su respuesta—. También te extrañé, Bennett.

—Te estuviste tardando. —Bennett dejó de lado el cinturón, sin siquiera lograr abrocharlo, y se impulsó hasta el pelicían; buscó sus labios, y dejó un beso largo y superficial, en medio de un momentáneo golpe de valor—. Sólo... había faltado mi beso, pero ya está. Lo hice por ti hoy.

—Esto es cada vez más difícil cuando estás rodeado de gente chismosa —dijo, y en un gesto sutil apuntó hacia donde aún se podía ver al resto de adultos que los miraban desde la entrada del edificio, junto a ellos estaba al resto del personal y el mismo productor de este que se había sumado allí. Ben rodó los ojos, lo ignoró y se acercó al menor para dejar un beso más adecuado en los labios ajenos—. Como sea, contigo debo acostumbrarme más a esto —agregó, en respuesta. Bennett carcajeó—. También veo que te fue bien. ¿Cómo estuvo tu día?

—¡Bien! Pero fue tan atareado... —respondió, encogido de hombros—. Estuvimos toda la mañana yendo de aquí para allá, no me gusta si me dicen que haga esto y esto otro ¡todo el tiempo! ¡cuando ya lo sé! ¡oh! ¿recuerdas cuando te comenté que William nos había dicho que cuando las cosas estuvieran mejor para nosotros, o sea, para mí y para la banda, podríamos tomarnos un tiempo y anunciar un descanso formal? —inquirió, su vista se fue curiosa hacia el mayor, y este asintió enseguida—. Bien, pues eso hicimos hoy, ahá.

—Supe que hablaron al respecto, aunque no he tenido tiempo de mirar hoy. ¿Hubo algún problema con eso?

—¡Sí! mmh, bueno, no, no. —Bennett suspiró mientras se acomodaba mejor en el asiento—. Pero a penas ayer lo hablamos, hoy William me dice: «Vamos a dar la conferencia esta tarde,  asegúrate de no decir nada tan inconveniente y pórtate bien» —citó, frunciendo los labios—, como si todavía necesitara que me dijera todo a último minuto, quiero decir, no es un problema para mí, me puedo preparar, pero tampoco es mentira que aunque estoy muy acostumbrado, aún me pongo nervioso si me toman por sorpresa y me ponen tantos límites.

»¿Y sabes que es lo peor? él viene y me dice: «No me importa si te encanta exponer tu romance con Benjamín, no quiero que la mitad de lo que digas sea sobre esto, ¿puedes ignorar ese tipo de preguntas? si no lo haces, sólo sé breve ¿crees que puedes hacer eso?». Es que, no hace falta que me lo repita, pero me lo dice como si fuera de lo único que hablo, me gusta hablar de más cosas, la última vez hablamos sobre si mis perros volverían a aparecer en la promoción de un próximo álbum ¡ellos se ven lindos cuando modelan junto a la banda! ¡a muchos les gusta ver a mis bebés en la portada conmigo! William no lo dice, pero a él también le gusta lo mucho que esto vende.

»Bueno... ¡Ah, si! Lo que decía, puede que sí me guste hablar de ti y puede que tal vez opaque el tema por el que estoy allí, pero no es tanto mi culpa ¿leíste el artículo de esta semana? muy bueno, por cierto, pero ahora soy una fuente confiable cuando se trata de ti, ya que no sueles hablar sobre ti al público. ¡Mm, pero...! no es como si hablara sobre esto todo el tiempo, es sólo que si me preguntan... t-tengo que responder o... algo así. Me dijiste que no había problema si lo hago ¿entonces cómo podría decir que no? Si me gusta tanto.

Ben no evitó dedicarle más atención al chico, escuchar el monologo ajeno acerca de ello que poco a poco se separaba más de lo que suponía era un resumen de su día, le resultó divertido: Bennett solía hablar sin parar, la mayoría de veces nada relacionado a lo que hablaba en un inicio, balbuceando cuando estaba inquieto, y era molesto, pero era una molestia agradable. Ben podía escucharlo incluso si no entendía la mitad de lo que estaba diciendo, pero eso era suficiente para conocerlo todavía más.

Llevó una mano hasta la cabeza ajena, una vez el peli-violeta continuó divagando en el mismo tema, ansioso por su inevitable entusiasmo al hablar de su relación. Acarició esa cabellera púrpura, en un tacto sutil que buscaba hacerle detener su mirada apenada y hacerle saber que no hacía falta preocuparse por esto. Ben consiguió la atención y la comprensión que esperaba, en un instante. En un asentamiento, el chico retuvo una sonrisita antes de tomar un respiro largo, volviendo a concentrarse.

—Si, sé que no puedes evitarlo y que te gusta hablar sobre nuestra relación, no es un problema. —expresó, con un tono ameno, que como respuesta conseguió una expresión radiante de parte de Bennett: emocionado al oír, por supuesto, la manera en la que él había comenzado a dirigirse a su noviazgo—. ¿No quedamos en que no es un inconveniente mencionarlo? así que haz lo que quieras hacer, mientras no te provoque problemas, no me es desagradable y puedo ocuparme de eso.

Bennett se encontró divagando entre lo antes dicho y sus propias acciones, con las palabras del pelicían haciéndolo sentir mucho menos inquieto que hace un par de segundos. Asintió frenéticamente, satisfecho por su reiterada y más clara confirmación: porque sí, ya habían tenido que hablar sobre qué tanto exponer su relación ante los medios y ante el resto, poco antes de decidir anunciarlo. Ninguno de los dos tenía problemas al respecto, eso confiando en la prudencia del otro para referirse a su relación, lo cual, fue otro motivo de inevitable emoción en Bennett, pues le alegraba mucho saber que Ben estaba confiando en él más de lo que creía.

—Oh, b-bien, gracias...

—¿Por qué me agradeces? —Alzó una ceja, levemente levantó las comisuras de sus labios. Bennett hizo una mueca—. Mejor deberías ya abrocharte el cinturón, siempre es lo último que haces.

—Ah, sí, lo siento. —carcajeó. En cuanto vio que el pelicían estaba listo para encender el motor, acomodó y abrochó su cinturón, ansioso por partir.

—Lo que sea. A parte de tu fascinación por hablar sobre mí, ¿dijiste que van a tomarse un tiempo de la música?

—¡Oh, sí! ese es el plan, no un tiempo grande, sino uno normal, de los de siempre. —finalizó, esbozando una sonrisa mucho más tranquila—. Pero de todos modos me entretuve mucho hoy. Es que ya puedo reanudar algunas cositas pospuestas esta semana y las que siguen, se va a sentir como volver al trabajo habitual, así como antes de comenzar el rodaje. Ya quiero poder centrarme más en actuar y en tomar muchos, muchísimos más trabajos este año. Bueno... sí pienso tomarme descansos de vez en cuando, ya aprendí.

—Suena bien. —asintió, con la vista al frente—. De vez en cuando ya de por sí es mucho tratándose de ti.

—Bueno, me gusta trabajar, así me mantengo enfocado, pero también... quisiera tener uno que otro tiempo libre para estar contigo si es que no tenemos la oportunidad de trabajar juntos más seguido. —dijo en un tono bajo, con la vista oscilante entre el claro atardecer y la cabellera celestina a su lado. Su rostro, aun si ya no sentía tanta pena al expresar sus pensamientos al moreno, seguía tornándose rojizo y acalorado debido a esto—. Sé que ya tienes tu agenda llena y vas a estar ocupado por un buen tiempo...

—Es seguro. —Ben escuchó un siseó por parte del menor, en un extraño suspiro—. Pero eso no me impide pasar tiempo contigo. Si no es así, no me importaría acomodar mi agenda si es que quieres pasar tiempo juntos. Mientras me avises con anticipación, puedo hacerlo.

—¿Lo harías?

—Si es necesario, sí.

—Mmh ¿e-es así? —sonrió, su vista que había estado atenta mirando por la ventana, se giró hacia el perfil del moreno de piel, quien esta vez no hizo un esfuerzo por fingir que no se había dado cuenta. El oxígeno retenido en sus pulmones escapó en medio de un suspiro de enorme satisfacción, y hundió su rostro entre sus palmas.

—¿Qué te pasa?

—Gracias, también te quiero. Y bien, te voy a avisar cuando tenga tiempo libre. —risoteó, levantando la vista una vez el bochorno pasó. A Bennett aún le costaba procesar la cantidad de emoción que brotaba en su pecho cuando obtenía una que otra genuina muestra de interés por parte de Ben. Inhaló profundo, la vista del mayor todavía se encontraba al frente— Oh, sí, no pregunté, ¿qué tal te fue a ti hoy?

—Mejor que otros días —contestó, pero a su lado Bennett gimoteó insatisfecho: esperaba su versión completa.

—¿Mejor? ¿qué tan mejor? ¿mejor en qué? ¿mejor que la semana pasada?

—Sí, supongo.

—¿Supones? ¿por qué? —dedicó una pausa tras su duda.

Ben resopló, no por fastidio, sino porque se lo veía venir, Bennett lo sabía. Este apartado de «te cuento mi día, me cuentas el tuyo», junto a la dinámica tal que «sabes mi color favorito, pero no sabes porqué me gusta», que Bennett había propuesto con el fin de conocerse mejor y tener de qué hablar cuando el silencio era demasiado, fue un reto para Ben, incluso más que las sinceras muestras de afecto cotidiano de las que ya no sentía lejanía alguna.

—Tal vez... comienzo a acostumbrarme a esto, el cambio no fue tan malo.

El oji-carmín ladeó la cabeza, empujando sus labios en un mohín. Al terminar de hablar, vio cómo al pelicían hacía esa típica expresión que decía: «olvídalo», por donde lo mirase, como un método de evasión. Bennett no era ajeno a todo ese tema, no necesitaba que le aclarase cuál era «ese cambio», si Ben había estado molesto por las consecuencias y resoluciones de su propia separación como artista en dúo, con Margaret, habían cosas que no estuvieron saliendo como Ben esperó y aquello fue un dolor de cabeza para el moreno.

—Eso... es un progreso. La semana pasada te veías tan estresado; me alegra mucho que ya no lo estés.... sé que sólo necesitabas tiempo. —Bennett sabía que Ben no iba a voltear a mirarlo, pero bastaba con notar esos pequeños gestos en su rostro, para estar seguro de que la diferencia estaba allí, y era buena.

—Bastante. —suspiró—. Sobre todo teniendo al dramático de Fritz jodiendo todo el tiempo, lamentando que ella haya decidido conseguir otro agente. No entiendo por qué me sigue lloriqueando, es tan ridículo; ella no se fue de la jodida compañía, él la ve cada maldito día. Tampoco le pedí que se quedara conmigo, pero es obvio que me quiere demasiado. Sólo... lleva siendo un jodido dolor de cabeza desde hace días. —continuó, queriendo restar importancia al asunto y que su tono de voz no denotara lo renegado que estaba ante el tema de la separación definitiva entre Margaret y él como artistas; sin embargo, fue la carcajada sincera de Bennett en respuesta, la que le dio a entender que no lo había logrado ni un poco, el menor ya conocía de sobra a qué se refería—. Como sea, ugh, entonces... ¿tienes algún plan para este mes? me habías mencionado que pensabas mejorar más en ti.

Bennett sonrió, estaba bien, como Ben volvía a demostrar la atención que ponía a todas esas conversaciones suyas, él iba a pretender que el tema anterior no le causaba más curiosidad de lo que ya lo había hecho en su momento...

Porque sí, luego de toda la sobreexposición y la atención que recibían con respecto a su relación, como síntoma colateral los asuntos laborales no se hicieron de esperar. Pero estos fueron tediosos sobre todo para Ben, quien tuvo que dejar atrás sus diferencias con su actual ex-compañera Margaret; una vez que ella anunció su retiro temporal como cantante, y consiguió un nuevo representante después de unos días.

Este había sido un asunto pospuesto que Ben y Margaret estuvieron discutiendo bastante. Ya no funcionaban bien juntos y tampoco querían empujar a que así fuese. Así que tras concluir con los trámites correspondientes, se convirtieron en artistas individuales y cada quien decidió tomar su camino en la industria, hace tan sólo un par de semanas.

Bennett había estado al tanto de esto en primera plana. Estuvo allí acompañando a Ben en ciertas ocasiones, queriendo aminorar el ajetreo y el estrés que Ben podría llegar a pasar: mucho de esto, debido a la presencia -y a la ausencia- de la misma Margaret; ya que la empresa esperaba que la relación del dúo mejorara antes de que anunciaran una separación pacífica.

Ben desde luego fue reacio a actuar como si hubiese perdonado las acciones de la chica, pero era alguien sensato, y todavía cuidaba bien de su imagen.

A Bennett también le costó acostumbrarse a ese enojo persistente, más que nada porque él no era alguien que acostumbrase a guardar rencores, pero entendía que la situación no le permitía a Ben sanar correctamente mientras la tuviese cerca, reclamando con justa razón que podía llegar a perdonarla, pero tampoco la quería como conocida si lo hiciera.

Incluso cuando ella había tratado de disculpar su actuar y recuperar la relación que alguna vez llegaron a tener como amigos, tratando de hacerles saber que sus errores habían sido superados y que lamentaba haber hecho pasar a Ben por tanta confusión, las cosas no terminaron como esperaba. Ambos estaban en su derecho, ambos aceptaban haber hecho las cosas mal, y ninguno estaba «realmente» arrepentido de lo vivido ni de cortar lazos.

Bennett no siempre era distraído e ingenuo, ni podía ser amable por tanto tiempo. Olvidó todo malentendido y nunca vio a Margaret como a una mala mujer, y tampoco tenía algún sentimiento significativo que le impidiera ver las cosas de manera racional, Bennett tan solo no quería ser indiferente; sin embargo, sí que quiso respetar y mantener la distancia con ella, por Ben. Lo que en verdad sí que mejoró la situación.

Había sido muy extraño, pero a Bennett no le podía importar menos si eso hacía que Ben se encontrase menos abrumado.

Ben era alguien mucho más sincero hoy en día, por tanto, Bennett se sintió conmovido al ser el principal motivo por el cual el pelicían quiso tomarse el tiempo para pensar en su discusión y decidirse a terminar esa «enemistad» con Margaret, de manera permanente y pacífica, aclarando que no habían motivos para seguir anclado al pasado -muy a regañadientes-, y así los dos tuvieron una charla clara por fin.

El anuncio definitivo fue muy prudente: no hubo enunciados masivos ni aceptaron más entrevistas. Mas hubo un par de momentos en que Bennett pudo notar como el lado sensible de Ben se dejaba entrever ante la costumbre que tenía por la presencia -ya sea querida u odiada- de la chica en los asuntos de la empresa, que desde el primer instante habían sido compartidos. Ben era renuente a tener a la chica cerca, pero fue obvio que para este fue distinto desligarse por completo de la oji-ámbar: una cosa era la eficiencia en el trabajo, otra muy distinta su vida personal.

Bennett no necesitó aclaraciones ni detalles, comprendía que a pesar del tiempo y de las circunstancias que los llevaron a separarse, Margaret y Ben habían iniciado una carrera juntos, desarrollando una perfecta relación laboral y creciendo como personas y como artistas; por lo que sostener el hábito era natural en alguien apegado a las costumbres, como lo era Ben. Incluso si la estima mutua era minúscula y negativa.

Pero aún de tal modo, Bennett agradeció que Ben tuviese el gesto de pensar en él, en medio de todo su caos interno, y en cómo se sentiría por la situación, como para haberle aclarado con antelación que el apego que llegó a sentir por la chica ya no iba nada más allá de lo ejecutivo y lo superficial, pero que se le hacía inevitable no sentirse ligeramente afectado por este cambio que trajo ajustes inesperados a su agenda.

—Claro... —respondió, tomando un respiro. Supo al mirar a Ben, que este agradeció que no siguiera hablando de ello—. Sí, me gustaría prepararme para tomar una que otra oferta distinta, tal vez algo elaborado, más nuevo, y... ¡ah, sí! aún continuaré con las clases de canto. Ya siento que cada vez estoy sonando mejor, y me gusta hacerlo, cantar, digo, aunque sonar mejor no está para nada mal.

—Es bueno oírte así de entusiasmado. —Ben asintió, una sensación relajante se instaló en su cuerpo ante la emoción en la voz ajena.

—¡Sí~! ¿y no notas que mi voz suena más clara también?

—Bueno, modulas mejor y balbuceas menos.

—¿Cierto que sí? ¡qué avance!... estuve toda la semana practicando mi respiración y postura de nuevo; vamos a poder hablar mucho sin que me trabe y me canse.

—Por favor, no. —Ben escuchó al menor reír por la respuesta. Enfocó por el rabillo del ojo la mirada divertida de Bennett: sus mejillas alzadas en una sonrisa amplia y sus manos jugueteando entre sí—. Uh, ya, no me veas así. No puedes ser más raro.

—¿Es un raro de lindo o un raro de extraño? —Le hizo ojitos, risueño.

—No es desagradable, es... una buena rareza. —se encogió de hombros, claro que esperó ver a Bennett ir haciéndole gestos durante un rato.

—Hablando de raros, bueno, no, no de eso ¿vas a ir después al departamento por la pequeña Isabella?

—Sí. —respondió, sabía que el tono dudativo del otro significaba algo más, para nada una novedad, Ben debía aprender a anticipar cada petición curiosa y espontánea que Bennett quisiera decir—. No te compliques tanto. Dime ¿hay algo que quieras preguntar?

—Hoy... ¿hoy sí te quedas a dormir conmigo?

Ben alzó una ceja, su vista continuó al frente a pesar de los intentos del menor por capturar su mirada. No necesitó mirarlo para saber qué clase de sonrisita penosa y ojos de cachorro estaría poniendo en ese instante.

Bennett se había vuelto más predecible -lo que sin duda era un alivio también para Ben- y así era fácil para él lograr anticiparse a las peticiones ajenas: ir de aquí para allá y de allá para acá, se había vuelto algo común estas semanas, y su departamento ya estaba más invadido por el peli-violeta que por él mismo; pues había pocos días en los que estuviera o durmiera solo con Bennett y sus dos grandes perros formando parte de su día a día. Esto le era cómodo y diferente.

—Me quedé toda la semana. —Ben tomó un respiro y se detuvo en el semáforo. Tras un momento asintió. Se acercó hasta el rostro del chico, y lo atrajo para dejarle un pequeño beso en los labios—. También puedo quedarme hoy.

Bennett siseó contra sus labios, saboreando la cercanía y su respuesta positiva.

•[▪]•

Bennett no era alguien con preocupaciones excesivas, se mostraba tal cual era frente o fuera de las cámaras: creando una imagen limpia de alguien genuino que no ocultaba su yo al resto, restando importancia a la opinión. Podría ser tímido o más hablador dependiendo del grado de confianza que se le permitiera, pero por lo general, prefería callar y observar. Carismático para algunos, poco social y raro para otros, pero siempre alguien muy capaz de hacer que hasta el peor de los públicos lo mirase al menos dos veces, antes de alzarse y querer conocerlo un poco más.

Su comunidad de fanáticos sólo había ido en aumento y se había vuelto más activa de lo que era desde que su estado como espíritu libre dejó la soltería. Bennett pensaría que esto era algo invasivo, pero con el tiempo, se hizo secretamente partícipe de los clubes de su propia ship y fanático entusiasta de los trabajos de Ben; esta vez sin el temor por verse como un raro al decir abiertamente en línea que pensaba que el peli-calipso era un hombre atractivo y un actor talentoso.

En sus cuentas personales aún gustaba de preferir presumir a sus -ya pública y oficialmente- tres perros o situaciones tan triviales y comunes como lo eran las fotos en el trabajo y los post de sus lugares preferidos para visitar. La libertad que trajo consigo el buen recibimiento de su relación y su vuelta a la rutina habitual como actor, logró activar ese «yo interno» extrovertido de Bennett, quien poco a poco dejaba de apenarse al mostrar su día a día o de compartir, de vez en cuando, esos buenos momentos que pasaba junto a Ben en los días de descanso.

Así que naturalmente, se había vuelto menos tímido para eso.

Bennett Thompson😎✨:
[“Ya es fin de semana, vamos >0<)/”]

[Foto] [Foto] [Foto]

Los fines de semana eran, por mucho, sus días favoritos con justas razones. Antes no solía disfrutarlos como el resto de las personas lo harían: si trabajaba estaba bien, si no, podía dar un paseo o buscar alguna actividad que no le hiciera caer en el ocio; pero siempre estaba solo junto a sus perros buscando algo nuevo que hacer, por lo que gran parte de todas sus decisiones de día libre recaería en si ellos tenían energía o querían descansar, así él los llevaría a pasear y los entretendría aún si no quisiera moverse; si no, Bennett desde luego se olvidaría del resto de ocupaciones sólo para acostarse en la sala y arroparse junto a sus perros, queriendo ver películas juntos.

Sin una rutina especifica ni nadie que dictara como debía comportarse, era un día simple y sin un sentido concreto, donde no había nada que hacer más que ocuparse de sus perros y de que las horas no transcurran tan lento. No es que Bennett disfrutase de esto, aprendió a apreciar momentos sencillos y a encontrar algo agradable que sacar de ello.

Eso hasta que las cosas mejoraron, mucho, sí. Pues a medida que pasaba el tiempo y Ben ya no se encontraba atrapado en su espiral de desorganización acalorada, este se hacía más y más parte de su día. Una vez que encontró sincronía consigo mismo, Ben poco a poco volvía a ser el mismo inalcanzable y cercano hombre que era cuando lo conoció. Distante y cálido al mismo tiempo... Algo que desde luego, le era fascinante y aterrador. Bennett amaba gastar su energía con él, entretenido sólo con tener como meta cambiar la expresión seria del mayor.

Si Bennett no estaba acostumbrado a pensar en lo que haría y estaba más enfocado en la espontaneidad del momento y en disfrutar de todo lo que pudiera hacer sin algún tipo de plan específico, Ben era... claro estaba, todo lo contrario a un momento efímero y frenético de emoción imprevista. Él sabía qué haría en su tiempo libre y cómo lo haría. No necesitaba una rutina como tal, pero tenía previsto desde el primer instante qué es lo que esperaba lograr en su tiempo libre, y bien, Bennett no podía negar que le encantaba aún más estar dentro de los planes del pelicían o del peculiar interés ajeno por aprender más sobre sus aspiraciones, totalmente abierto a ajustar su horario para acompañarlo en cualquier tema que implicara algún tipo de aprendizaje.

Debió imaginarlo; lo poco que conoció del Ben de antaño -poco, considerando que siempre le vio demostrando y no sintiendo- le dejó una impresión bastante anhelante, porque estuvo seguro de que el borde y poco demostrativo peli-cían no era todo lo que Ben tenía para mostrar. Bien, quizá si era todo lo anterior, pero Ben también era muy apasionado por sus propios intereses y sus metas. Entregaba sus emociones bien distribuidas y se esforzaba por destacar con magnitud, no por nada, era un actor capaz de mantenerlo con la vista en la pantalla, disfrutando y sintiendo al mismo tiempo.

Así que Bennett pensó que ya había irrumpido lo suficiente en el cascarón del genuino Ben, ocasionando tantos disturbios como le fue posible. En retrospectiva, ni en sus mejores escenas pudo ver expresiones tan complicadas y actitudes tan erráticas en el peli-calipso. Le gustaba mucho el legítimo esfuerzo del mayor para aprender a manejar su personalidad y abrir sus emociones para él.

Como ya no podía perder su afecto diario y sus palabras bonitas cada tanto, Bennett decidió que también quería aprender a ser más organizado para distribuir su tiempo sin la incógnita de cuáles serían los resultados; no era fanático de saber qué pasaría, pero podía encontrar un punto medio entre aprender algo nuevo y amoldarse a la personalidad ajena.

Se fue adaptando a la actitud de Ben con mucha más rapidez de lo que esperó. Aprendió a regular sus nervios, sus emociones y a tratar con la personalidad cada día menos distante y más abierta de un Ben dispuesto a sonreír en medio de una fotografía sorpresiva y muy mal tomada. Bennett no esperaba que el mayor siempre aceptara cuando quería tomarle una foto, sabía que a Ben le gustaba lucir bien, sí, pero vaya, tenía que tomar ventaja de eso.

Si Bennett quería presumir sobre el atractivo de su novio, Ben de pronto parecía esperar que él lo sugiriera, y así no tenía un sólo inconveniente en demostrar qué podía llegar a verse todavía mejor en cualquier fotografía corriente ¡algo realmente destacable!

Toda esta conformidad en donde ninguno de los dos se perdía a sí mismo, era un respiro de novedad que no había sentido desde hace muchísimo tiempo. Sentía que ya era todo un premio ir contando la cantidad de momentos que compartía junto a su Ben y a sus tres acompañantes caninos.

Tras recibir otra mueca gruñona por parte del mismo peli-calipso, Bennett esbozó una amplia sonrisa, se encogió de hombros y dirigió su vista a la pantalla de su celular.

Allí observó la foto tomada hace un par de segundos: la calidad de la cámara hacía que la luz natural fuese reluciente y nítida; el color verdoso del entorno acentuaba con agudeza aquel par de ojos orgullosos y directos a la cámara. Veía el azabachado pelaje de sus perros contrastando ante el cremoso brillo de la contenta cachorra. Junto con el alegre tono de turquesa extendido hacia los lados sobre el bien arreglado cabello ajeno, envolviendo ese rostro bien parecido y pulcro, como si no se encontrara en el exterior luego de una larga, muy larga caminata.

El pelivioleta embelezado en su totalidad por la bonita toma, fingió llorar del gusto, lo que hizo que la mueca contraria, antes llena de fastidio, se ablandara ligeramente.

—¿Puedo tomarles otra foto?

Inquirió con un sollozo mal actuado, una acción que no parecía importante a estas alturas, pues el peli-mora compendía que la debilidad por la ternura ponía a Ben en un conflicto interno -claro que no estuvo al tanto de cuánto poder tenía su mala actuación, en comparación a cuando lo hacía intencionalmente, sino hasta hace poco-, entonces el peli-calipso se encontraría en un dilema en el cual ya no importaba si declinaba o aceptaba, a fin de cuentas, ambos salían ganando. Bennett lo disfrutaba más; pues caía rendido ante una caricia de consuelo o una satisfacción grata como respuesta, así que el resultado era el mismo, quizás.

—Mmh, no lo creo...

Sí, el resultado era el mismo. Ya conforme con sus veinte imágenes recientes y los bonitos rostros de sus perros en la mitad de estas, el peli-mora asintió.

—Oww, bueno... —. Aunque tampoco dejó de intentar. Fingiendo ser lamentable y encogiendo los hombros, consiguió que el ceño de Ben volviera a arrugarse, pero la molestia se vio reemplazada por cierta incredulidad y resigno; rodó los ojos y aplastó sus labios, así los ojos verdes del mayor le vieron llenos de resplandor, ese que reflejeba suficiencia y que le hacía saber a Bennett que ya había perdido, porque su pulso ya se había disparado hasta ponerlo más que nervioso.

—Mejor ven, yo la tomaré. —vocalizó, su tono había sido limpio y tranquilo. Al oírlo Bennett siseó y lloriqueó con más ganas, algo muy mal disimulado y totalmente contrastante con esa sonrisa chillona empapada de emoción. Ben quiso sonreír, su satisfacción creció al verlo. Extendió su mano, pidiendo el movíl ajeno y alzó las cejas—. Dámelo y ven aquí.

—¿Nos tomarás una foto a todos juntos? —chilló al notar las intenciones del moreno, por lo que, lleno de alegría, corrió para sentarse en la banca, en el espacio entre sus perros y el peli-calipso, quien asintió en respuesta; el pulso de Bennett volvió a dispararse debido a la expectación.

Ben estiró el brazo para enfocar la cámara frontal y, con su otro brazo deslizándose por la espalda nerviosa del oji-camín hasta ese tembloroso hombro, acercó al contrario a su lado, donde le presionó suavemente contra su cuerpo. De ese modo buscó capturar mejor aquel rostro ruborizado en el cual posaba una bonita sonrisa impaciente, misma sonrisa que se hizo más grande y reluciente al segundo en que Ben copiaba el gesto: las comisuras de sus labios se alzaron en una recatada y suficiente sonrisa, Bennett casi saltó.

Justo en el preciso instante en que los tres perros se hicieron presentes a cada lado y enseñaron sus lenguas agitadas y sus ojitos brillantes, Ben ajustó la cámara y tomó la foto.

Esta vez se dió el tiempo para apreciar la imagen con más detenimiento y disimulo: miró desde la postura tímida de Bennett que, contrapuesta a su entusiasmo y a su enorme sonrisa, le hacía ver un tanto recatado. Paseó la mirada por los hombros rígidos y la espalda recta del chico, quien se notaba más pequeño al encogerse al costado, atraído por la presión que él había puesto con su mano. Centró su atención en esa mirada rojiza -igual o más radiante de lo que pudo llegar a notar en las anteriores fotos tomadas por el peli-mora, -que reflejaba impaciencia, y se detuvo en aquel tono gris azulado del buzo deportivo que Bennett traía puesto, ropa que acorde a su talla, le era bastante fiel a la figura menudita del peli-malva.

—No está mal... —murmuró, satisfecho con el resultado que buscaba. Luego de dirigir sus respectivas miradas a los tres perros, que habían hecho de la imagen algo más dinámico y vivo, estos mismos ladraron entusiastas.

—Me gusta... —Escuchó la voz de Bennett a su costado. Este le había puesto la barbilla en el hombro; sonriente, con la vista en la pantalla del móvil; Bennett le toqueteaba el brazo, con entretención. Ben alzó las cejas, cosa que el menor no pasó desapercibida, por supuesto—. Mmh, ¿qué pasa?

—Nada. —negó con la cabeza, en un intento por amainar ese golpeteo inusual en su pecho, que retumbaba con un ritmo lento e irregular, conforme su mirada vagaba entre la expresión dudosa del menor y el bonito desorden que el pelimalva tenía formado en el cabello, algo común, pero que no dejaba de ser llamativo: con su coleta despeinada y el fleco sobre la banda para el sudor que se presionaba en su frente. Decidió dejar de pensar tanto, iba a perder el sentido sin razón—. Te ves bien así, es distinto a lo habitual. —musitó, y encogió los hombros, ofreciéndole el teléfono de vuelta al ruborizado Bennett, después de ver la hora—. Como sea, acabó el descanso; deberías levantarte ya que todavía no hemos terminado.

—¿Ya? —siseó, confuso, mientras sostenía el móvil en su mano y presionaba los labios con un deje de capricho—. Uhm, bueno...

—Anda, vamos. —apresuró, en lo que alzaba su mano para dejar una caricia en la cabeza del menor. Seguido de esto, el peli-cían se giró hacia los perros, quienes saltaron de la banca en la cual estaban recostados, respondiendo a ello.

Bajo la mirada atenta del peli-mora, el pelicían se ajustaba los accesorios en las muñecas, recibiendo particularmente una expresión más luminosa al deslizar su mano por la pequeña pulsera alrededor de su muñeca izquierda: en este último tiempo, había notado que Bennett desarrolló una fascinación por los accesorios compartidos, sean cuáles sean, desde la cosa más pequeña hasta algo notable como el color de su ropa. Ben no entendía muy bien ese tipo de comportamientos. Él no estaba acostumbrado a esa clase de gestos, pero la práctica había logrado escarbar en su interior y tocar en él otra fibra sensible que no sabía que tenía.

En un principio Ben no fue muy capaz de exteriorizar correctamente sus «nuevas» emociones, era un tanto torpe y poco asertivo a la hora de responder a esa clase de gestos, esos que Bennett le daba con genuino afecto, sin esperar nada a cambio, pero siempre encargándose de hacerle saber lo mucho que significaba para él que apreciara detalles y recuerdos que ambos podían compartir.

Que también pudieran enseñar sutilmente dichos recuerdos al público, era un extra que el lado caprichoso de Bennett disfrutaba con entusiasmo.

Como hace unos instantes... se detuvieron a tomar un descanso intermedio, pero el chico en lugar de relajarse, les tomó montones de fotos, risoteando en cada ocasión mientras recapitulaba varias de sus salidas anteriores, similares pero muy distintas entre sí.

Aún era temprano y el cielo brillaba en un claro cálido de mañana, suaves brisas y rayos llamativos tiñendo de vida los árboles; un día para apreciar el exterior. Debido al trabajo menos extenuante y a los ajustes de su rutina, la última semana habían acordado salir luego del desayuno. Ben no rehuía del ejercicio ni de la actividad física, por lo que no fue problema arreglar sus tiempos para acompañar al menor en busca de incentivarlo a salir a trotar cada mañana: más que nada porque Bennett debía trabajar mejor su resistencia -como una meta personal, primeramente, aunque también quería prepararse para tomar un papel más laborioso en el futuro-, pues el chico aún se agotaba luego de los primeros treinta minutos de trote suave.

No es que fuese algo dificultoso para él, pero Bennett optaba por los descansos con el único afán de fingir estar agotado y conseguir consuelo en respuesta.

Ben también sabía que estaba haciendo mal ahí; podía negarse y eso no le dolería en lo absoluto, pero había ocasiones en que quería ser compasivo con el pobre chico.

Eso y tal vez que disfrutaba de las reacciones torpes y poco moderadas que tenía Bennett.

—No puedo... me voy a morir. —jadeó, dobló las rodillas y sujetó con fuerza el brazo del pelicían, al levantar la vista, presionó los labios con indudable pena, y siseó—: Descansemos.

—Descansaste hace menos de diez minutos. No finjas estar cansado, no te ves para nada cansado.

—Pero... —lloriqueó, Ben a penas y le presionó la palma en la cabeza en respuesta. Bennett volvió a suspirar, esta vez con la vista hacia los tres perros frente a ellos, estos ladraban en espera, totalmente animados por seguir el recorrido.

—Míralos a ellos, reciben una recompensa si se esfuerzan. —tras decir esto, Ben se apresuró y guió a los perros, quienes ladraron ansiosos por continuar. Escuchó un gimoteó en el momento en que se detuvo a acariciar a uno de los azabaches a su lado—. A veces me parece increíble que hayas sido tú quien los entrenó así de bien.

—¡Fui yo! mira, bien... ya, no estoy cansado.

•[▪]•

Una vez regresaron al departamento, más específicamente el de Ben, los perros fueron los primeros en reclamar un baño merecido. Ellos eran los más entusiastas por el ejercicio y el paseo rutinarios, más que su propio dueño.

Para Ben no había desastre más horroroso que el que ocasionaba bañar a un perro, por lo que tener a tres de ellos en su cuarto de baño fue una tarea ardua. Soportable cuanto menos, pues los perros eran ordenados para recibir su cuidado; sentados en fila en espera de una indicación y calmados al momento del baño y secado. Bennett había hecho un buen trabajo con esos dos perros, los mismo eran capaces de ayudar a comportarse mejor a la canina, que seguía el ejemplo y
meneaba la cola, feliz por el baño y por la recompensa de esperar.

El problema era que Bennett podía llegar a ser peor que los tres canes juntos; dejando de lado que no estaba en su departamento, el menor salpicó agua como quiso y se empapó a si mismo en el proceso, bajo la excusa de que al fin y al cabo podría ducharse una vez que terminara de acicalar correctamente a sus perros.

Ben no había reunido el coraje suficiente para reprocharle severamente por el desastre que ocasionaron, no cuando Bennett, tapándose el rubor de la cara, con el brazo, se disculpaba por el alboroto causado tras haber recuperado la compostura. El peli-cían asumía que para el menor juguetear así con sus perros era algo que disfrutaba con orgullo, por lo que no podía sólo decirle que se detuviera. No lo había visto reír como un chiquillo ni perder la vergüenza de tal modo en ninguna otra ocasión.

No estaba molesto, aunque trató. De hecho, a pesar de ir conociendo la naturaleza cada vez más imprevisible y desastroza de Bennett, muy diferente a lo que él podía soportar, Ben no sentía otra cosa que no fuese fascinación incluso hasta por el hábito más irritante que pudiera conocer del chico. Bien, tenía límites, pero no es como si fuese a ser exigente con el menor, cuando tanto se esforzaba también por demostrar que estaba aprendiendo.

—¡Mmh! siento mis pobres piernecitas tan cansadas... —gimoteó el oji-carmín, dejándose caer sobre el sofá de la sala, deleitado con la comodidad y el agradable relajo que se instaló en sus piernas. Se quitó las pantuflas y extendió libremente las piernas, sus pies descalzos rozaron el suave material de la alfombra mientras su espalda se presionaba contra los cojines del sofá. En total confianza, se dejó estar allí—... no me quiero levantar.

—Sí... ya lo noté. —voceó peli-calipso en cuanto se asomó por la entrada del pasillo, concentrado en abrochar los botones de su camisa, pero con la vista fija sobre la figura perezosa del peli-púrpura sobre el sofá, que jugueteaba y se deslizaba los dedos por el cabello, peinándolo. Bennett siseó, ruborizado al instante en que ambos se miraron.

Ben expresó un gesto de suficiencia al notar esto; allí estaba el tímido y nervioso Bennett, más sonriente y menos ansioso que antes. Él se sentó más derecho y recobró la postura, empujando sus manos cerradas sobre sus muslos. Sus piernas visibles y paliduchas, que permitían divisar ligeramente el nacimiento del bello oscuro en ciertas áreas, se movían con impaciencia mientras las plantas de sus pies se empujaban contra la alfombra, esto le resultó un total deleite visual; la piel de esas dos extremidades contrastadas por el color oscuro del pantalón corto y la camisa de manga larga que traía encima, brillaba en un atrayente y saludable tono.

Su mirada comenzaba a parecer invasiva, Ben lo sabía, pero notaba que Bennett estaba muy ocupado sintiéndose apenado como para darse cuenta a tiempo. Sin embargo, se encontraron ambos sorprendidos por el repentino ladrido sincronizado de los tres perros; los dos perros, que antes se encontraban recostados junto a la Retriever sobre su cama, saltaron a un lado del peli-malva, acomodándose sobre el sillón al mismo tiempo que la canina restante corría en dirección a su dueño, enseñándole su rosácea lengua y sus enormes ojos negruzcos.

No había forma de negarse a una expresión tan bonita como esa; Ben se palpó el abdomen y recibió las esponjosas patitas perfumadas de la cachorra aplastarse en ese sector.

—Mmh, lamento lo de hace un rato... —La voz de Bennett se escuchó en medio de las agitadas respiraciones de los tres perros. El chico acariciaba el pelaje de los mallorquines, mientras miraba con detenimiento los rostros contentos de los mismos. Luego de que estos se recostaran cómodos a su lado, reposando la cabeza en sus piernas, Bennett inspiró hondo—. Yo... estaba un poco contento; hace mucho que no tenía un baño así con ellos, ya no suelen jugar mucho cuando están solos y... es que, me gusta mucho jugar con ellos. De verdad siento haberme comportado como un niño. No lo volveré a hacer, en serio...

—Hey, no te preocupes. —lo detuvo, su tono sutil y sereno de voz hizo que el menor le mirase con detenimiento, pero aún presionaba los labios, como si esperase un regaño en lugar de algún tipo de respuesta positiva.

No era para menos, el desastre que se habia ocasionado fue bastante: cosas tiradas, ropa mojada, espuma en todos lados, jabón hasta en los tapetes y varios rastros de pelaje de perro repartidos tanto en la tina como en el suelo; suficiente para molestar a quien sea, sí, pero Ben en verdad no estaba molesto, no en este momento y menos cuando se preparó para algo similar, no de tal magnitud, pero no debía esperar poco proveniente de bañar a tres perros grandes. Limpiar tampoco era una actividad que no pudiera hacer como parte de su día a día, el trabajo fue un poco laborioso; aunque Bennett se había esmerado en secar bien el suelo y organizar cada objeto en su lugar, mientras el moreno se ocupaba de que todo el resto estuviese organizado.

Después de una ducha rápida, los dos no se hablaron mucho; Ben supuso que aunque ya le había dicho a Bennett que no había sido un gran problema y que de igual forma ya todo estaba limpio y ordenado otra vez, el chico de seguro seguía ansioso por esto.

—Lo sé, pero, es que...

—Está bien, no estoy molesto. —volvió a decir, en lo que dejaba pequeñas y repetidas caricias entre las orejas de la juguetona canina frente a él—. No fue tan malo como pensé. —sonrió, escuchando como Bennett chillaba en respuesta.

—¿N-No fue malo? ¿en verdad?

—No, no lo fue.

Sí, en definitiva no había sido tan malo.

Esto era novedoso, lo suficientemente fácil de predecir y emocionante al mismo tiempo. Este tipo de actos que no se imaginó aprobando ni aceptando antes, de pronto le parecían algo totalmente llamativo si lo experimentaba de la forma correcta. Si estaba preparado para las consecuencias, podía disfrutar con libertad cada momento como este.

Durante todo este período ligado a cambios abruptos en su vida, iniciados en el instante en que el peli-mora se insertó en la misma, Ben no había sentido nada más que frustración y confusión, una etapa aterradora y vulnerable, sin entender por qué era tan difícil adaptarse a situaciones que creyó poder manejar bien. Sintiendo tantos distintos tipo de emociones al mismo tiempo que ni su mejor mecanismo de defensa podía afrontar con la eficiencia suficiente, generando líos innecesarios en su cabeza, convirtiendo su madurez y seguridad en estupidez y torpeza.

Pasó tanto tiempo enjaulado en su yo racional, que llegó a olvidar que existía una parte suya que era capaz de disfrutar, quizás no muy bien, de los momentos esporádicos y emocionantes de la vida, de poder olvidarse de las reglas y el orden por un momento y sólo dejarse guiar. Sólo había necesitado de la presencia liberal que Bennett le inspiraba, como una compañía tranquila y genuina que nunca buscó acorralar sus objetivos ni enfatizar sus errores, que estuvo allí para él hasta en el peor de sus momentos, y que aún así, estuvo allí queriendo ayudarle a comprender todo aquello que le inquietaba. Incondicional y legitimo afecto. Ben no quería ni necesitaba otra cosa.

—¿Hm? ¿qué... qué pasa? —. La voz cercana de Bennett escapó temblorosa en medio de un suspiro.

Ni siquiera había notado en qué momento se acercó al oji-carmín, ni cuando lo sostuvo por los hombros, sólo supo que ya no quería dejar de apreciar esos orbes que de igual manera le miraban expectantes, atentos a cualquiera de sus acciones. Ben tomó un respiro; enseguida sus pensamientos se aclararon y entendió que la resolución más eficiente era la cercanía.

—No es... —musitó, carraspeó la garganta. «Estúpido», se dijo a si mismo, como un reclamo fugaz. Una de sus rodillas se hundía en medio de las piernas del menor, su cuerpo se halló inclinado hacia adelante, acaparando la gran mayoría del espacio personal ajeno—... nada.

Iba a retroceder, sintiéndose abrumado ante la mirada inquisitiva del peli-violeta, cuya sonrisa sugestiva le dio a entender que fue tonto querer escapar. Aunque Bennett estaba nervioso, no dejaba de mostrarse emocionado ante cualquier indicio de cariño voluntario que él quisiera darle.

—¿Nada? —siseó, complementando el tacto suave que recorría sus mejillas, junto a sus propias manos sobre los hombros del pelicían, recorriendo hasta juntarlas tras la nuca del mismo. Eran pocas veces que, en medio de un brote de afecto, el pelicían mostraba esta clase de cercanía totalmente impulsada por la emoción. Desde luego, él no quería desaprovechar la oportunidad—. Mmh, vaya, y yo pensé que querías- ¡uh-Mhm!

Rápido, sí, era emocionante. Los labios de Ben lo sorprendieron empujando los suyos y él desde luego que los quiso recibir con el mayor entusiasmo posible, adhiriéndose a la boca contraria y fusionándose en un beso pausado y profundo, de esos que permitían al tacto enfatizar cada sector que acariciaban y cada sensación recibida por el roce involuntario. No hubo movimientos abruptos y furtivos, ni desesperados chupeteos entre sí, sólo el calor abrasador de sus bocas encontrándose entre si y separándose para volver a acomodarse con mayor intensidad a medida que pasaban los segundos.

Un momento más pasó, el pelicían podía sentir las manos tibias del oji-carmín tiritar jalando levemente los cabellos de su nuca, rozando su cuello, a medida que él dejaba que sus propias manos viajasen desde las mejillas ruborizadas y calientes del menor, hasta rozar su cuello y hombros, cuya trayectoria se repitió durante todo el contacto. Dejó un beso más corto pero igual de fuerte que los anteriores, antes de poco a poco recobrar la compostura.

La vista que obtuvo al separarse hizo que el actuar por errático impulso valiese aún más la pena. Su pulgar se deslizó por encima del labio inferior ajeno.

—Sí, quería besarte. —completó, y sonrió.

•~•~•~•~•~•~•~•~•
¡Sí, no morí, está historia si volvió luego de meses! Yeei ^^'

Lamento la tardanza, espero compensarlo con otro capítulo largo y lleno de nuevas cositas interesantes, un poco de todo y al mismo tiempo lo suficiente para que no sea muy pesado para leer!

Como habrán leído, quise ir directo al punto e inclinarme por ser concisa y más rápido al momento de empezar el capítulo; con Ben y Bennett habiendo anunciado su relación de una manera directa, sin embargo no esperé ahondar en ello (demasiado) y me decidí por marcar una que otro escena en medio de la narrativa para hacerlo menos pesado a lo que era la idea original.

Esto es una nueva etapa y el inicio del fin de esta historia, es muy probable que no lleguen a ser 10 capítulos y acomode mejor la historia en menos que eso, todo depende, a veces menos es más! Talvez tarde, talvez no! C=

Así que espero que los capítulos venideros se lean igual o más llenos de pequeños detalles e ir cerrando cositas sin resolver o que no quedaron bien conclusas, como lo había sido la mención de Margaret y la manera en que poco a poco empiezan a acostumbrarse el uno al otro qvq

Debo admitir que hubo un par de escenas y momentos que disfruté bastante escribir, como lo fue muchos de los diálogos de Ben y Bennett, la paciencia y la naturalidad con la que ambos comienzan a tratarse, y las escenitas finales! Ü

Se vendrán varias interacciones de ese tipo, suavecitas y sencillas, pero que no dejan de tener cierto peso para lo que sigue, ojo, ya que poco a poco iré cerrando temas en cuanto al desarrollo de la relación de ambos, lo que es la perspectiva de lo que los dos quieren, y claro, como sería el área laboral anclado a esto ow!

En fin, ya extrañaba decir que espero que les haya gustado el capítulo, díganme que tal les pareció y cómo creen que será esta última fase de la historia! <3

No olviden votar y comentar qué tal, si tienen alguna duda, pueden decirme y yo trataré de estar más activa y leerlos u3u

Nos estaremos leyendo pronto, aquí y en NdB, que pronto me pondré al día con esa historia, así que no la olviden ><)9

Bye, bye <3

                         「NiakuTan」

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro