- Park JongSeong y Shim JaeYoon llevaban cuatro años de matrimonio y todo marchaba más que bien.

El mayor consiguió un ascenso en su trabajo, ocupando ahora, uno de los puestos más importantes, siendo trasladado a Busán por su mejor amigo y dueño de la empresa. Jake obtuvo su título de veterinario, teniendo ahora su propio consultorio, el cual contaba con varios empleados.

Tras el traslado laboral, la pareja se mudó. Ambos compraron una nueva casa y empezaron una nueva vida en la ciudad de Busán. Habían cumplído trece años de relación. Y hoy, aunque el mayor todavía no lo supiera, era un día muy especial.

Eran aproximadamente las diez de la mañana y Jay llegaba del trabajo en un par de horas.

Jake le tenía una gran sorpresa a su esposo, y aunque estaba sumamente feliz y emocionado, tenía los nervios a flor de piel por la posible reacción de su pareja.

Jake se levantó y casi corriendo se preparó para bañarse, pero no contó con un pequeño efecto secundario, causado por levantarse tan rápido, que se mareo y gracias a esto, aparecieron otra vez aquellas náuseas que tanto odiaba. Cuando se recuperó se dirigió a la ducha.

Pasados unos veinte minutos ya estaba listo. Se vistió con unos jeans negros, no muy ajustados, y se colocó una camisa que había sacado del armario de su pareja, ya que amaba las camisas grandes, aparte de que tenía un característico aroma a JongSeong que le encantaba.

Guardó el "regalo" en una pequeña bolsita decorada y la dejó a un lado para ponerse a cocinar. Jake no era un maestro de la cocina, pero se podría decir que le iba muy bien.

Luego de indagar entre bastantes recetas, encontró una que le agradó; era fácil, se veía deliciosa y no requería mucho tiempo ni ingredientes. Consistía en pechugas de pollo condimentadas con una salsa, junto a un poco de ensalada.

Revisó si tenía todos los ingredientes y descubrió que debía ir a comprar los vegetales para la ensalada.

Tomó su abrigo, su celular y las llaves; y salió de la casa camino al supermercado, que para su suerte, quedaba tan solo a un par de calles. Llegó y compró lo que necesitaba, sumándole a su compra un par de chocolates y helado para comer de postre. Pagó en la caja, y volvió a su hogar para finalmente empezar a cocinar

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Se encontraba colocando las últimas cosas sobre la mesa cuando el sonido de las llaves en la cerradura se hizo presente en la puerta principal causando que Jake pegue un saltito del susto y que su corazón empiece a latir con rapidez.

Suspiró intentando calmar su acelerado pulso y se dirigió con pasos nerviosos a la puerta por dónde acababa de entrar su pareja, quien sonrió en grande al ver al menor.

Tomó su cintura y lo atrajo en un abrazo.

—¿A que se debe esta preciosa bienvenida?—susurró contra el oído del menor para luego bajar hasta su cuello y repartir pequeños y tiernos besitos, causándole cosquillas.

—Hyun~ basta...— se quejó el menor entre risitas.

Jay se detuvo y alzó la cabeza para olfatear el aire. —Acaso eso es... ¿pollo? —preguntó y Jake asintió sin mirarlo. —¿Hoy venían los chicos a comer? SungHoon no me dijo nada.— esta vez el menor negó y levantó la vista. —¿Es un día especial y lo olvidé? — inquirió con pánico por haberse olvidado una fecha especial.

—Es un día especial, —besó sus labios— pero no es que lo hayas olvidado exactamente. —una sonrisa adornó sus labios.

Jay arqueó una ceja sin entender.

—¿Qué?

—Nada, déjalo. —soltó una risita. —Vamos a comer que se enfría.—tras dejar un corto beso en sus labios lo tomó de la mano y lo llevó hacía la mesa.

Se sentaron, uno frente al otro, compartieron miradas y empezaron a comer.

—Mh... está delicioso.—halagó Jay con la boca llena de comida.

—Lo sé.— sonrió orgulloso el menor. Luego le agradecería a Niki, su amigo y pareja de SungHoon, por haberle obligado a ir con el a las clases de cocina.

La comida transcurrió normal, Jake haciéndole preguntas sobre su día a Jay y viceversa.

—La empresa está obteniendo buenos ingresos últimamente. —sonrió JongSeong. —En verdad sabía que era buena idea firmar con los Kim. Y eso que SungHoon no quería firmar el trato, —soltó una risa recordando —en verdad me costó convencerlo.

Jake rió negando con la cabeza, le costaba poner atención a lo que decía su pareja, estaba demasiado nervioso.

—¿Y si el sábado los invitamos a comer? Hace tiempo no pasamos un fin de semana juntos. —habló Jay refiriéndose a su mejor amigo y su pareja.

—Claro, puedo hablar con Niki si quieres. —propuso el menor, y su novio notó que estaba un poco ido.

—¿Ocurre algo cariño?—lo miró con duda.

Jake ignoró su pregunta y habló: —Jay-shi, ¿puedo preguntarte algo?

—¿Es de aquellas preguntas que hacías cuando éramos jóvenes?—preguntó divertido mientras recordaba. El menor asintió con una sonrisa. —De acuerdo entonces. —sonrió.

—¿Qué se siente ser padre?

—Wow... ¿ser padre? —lo pensó un segundo. —Bueno, tengo cero experiencia, pero.. Ser padre es una experiencia única que muchas personas pasan, ya sea en pareja o solos. Ser padre es una de las mejores cosas que te pueden pasar en esta vida.

»La satisfacción de ver a tu hijo nacer, de verlo en tus brazos por primera vez o escuchar su primer llanto. Escuchar sus primeras palabras, verlo dar sus primeros pasos, su primera raspadura de rodillas —sonrió— estar con el en su primer día de colegio, enseñarle a montar en bicicleta, entre muchas otras hermosas experiencias.

»Aunque ser padre, no siempre implica el tener lazos de sangre, es decir, el hecho de que te haya dado la vida no lo convierte en padre o madre. Ser padre implica mucho más que solo parir. Ser padre es ocuparse, preocuparse, cuidar, educar, enseñar, entre muchas otras cosas. El título de padre te lo ganas con el tiempo, a través del cariño.—con sus ojos brillando sonrió.

»Creo que ser padre es un sentimiento hermoso, pero claro, no todo es color de rosas. Hay personas que quedan embarazadas "por error" —hizo una pausa— aunque yo sinceramente creo que un hijo nunca es un error...—añadió— en fin, bueno, algunas personas a causa de este "error" suelen enloquecer y desquitarse con su hijo. Algunos los maltratan, no les dan el cariño que se merecen o simplemente les destrozan la vida. —bajó la cabeza y el brillo de sus ojos se apagó.

»Tambien, en el caso de las parejas, un embarazo no deseado puede traer problemas. Uno de los dos puede no querer al bebé e irse, o en un estado de desespero acudir a la violencia... Pero, descartando todo lo malo que puede pasar, reitero, ser padre es una expe- —detuvo su relato al notar las lágrimas en los ojos de su esposo. Asustado tomó sus manos por arriba de la masa, entrelazando sus dedos. —¿Oye estás bien?, ¿Que ocurre? ¿Dije algo malo?

—No, estoy bien, perfecto. — sonrió de manera forzada. —Sigue hablando.

—No te creo. —soltó.

Jake suspiró bajando su cabeza.

—Quiero decirte algo. —soltó la mano de su pareja y jugueteó con sus dedos; clara señal de nerviosismo

Jay lo miró con pánico, temiendo lo peor. Llevaban trece años de relación ¿No podía acabar ahora no?

—Tranquilo,—intento calmar a su novio, siendo que el se moría de los nervios. —No es nada malo, o eso creo...—susurró lo último.

Suspiró y levantó su cabeza cuando una sonrisa se dibujó en sus labios.

—¿Me prometes que te lo tomarás bien?—preguntó dudoso.

—No vas a cortarme, ¿verdad?. —habló con pánico.

—¿Que?, Claro que n-

—¿Me fuiste infiel?—lo interrumpió con la cara bañada en temor.

—Por dios, Jay ¡no! ¿Acaso te estás escuchando? —contestó indignado. Su novio soltó el aire que retuvo.

—Lo siento. —se disculpó con pena. —¿Entonces que ocurre?

Jake sonrió nervioso y se levantó de la mesa.

—Espera un momento. —le sonrió y JongSeong asintió con la cabeza; todavía con la preocupación clavada en su corazón.

Caminó hacia la habitación y rebuscó en su armario. Sacó la bolsita y bajó las escaleras ocultando el objeto detrás de su espalda.

—Cierra los ojos. —pidió emocionado, finalmente dejando los nervios de lado.

Su pareja hizo caso y pronto la bolsita fué dejada sobre la mesa, frente a él.

Jay al escuchar algo apoyarse sobre la mesa abrió los ojos.

—Oh... ¿me hiciste un regalito? —puchereó el mayor. —Yo no te compré nada bebé. —lo miró a los ojos.

—¡Solo ábrelo! —insistió dando pequeños saltitos.

Jay lo miró enternecido y agarró la bolsita de cartón echándole un rápido vistazo al interior. Metió la mano y lo primero que sacó fueron dos ositos de peluche tomados de las manos.

Sonrió.

Notó que había otra cosa y metió la mano nuevamente.

—¡Espera! —lo detuvo Jake. —Antes que nada, feliz día. —sonrió. Jay no entendió, ¿Que día era hoy?

Tomó el otro objeto dentro de la bolsita y lo miró durante unos segundos. Cuendo supo de que se trataba se paralizó.

Oh dios mío... pensó.

Levantó la cabeza y su mirada chocó contra la de Jake.

—¿Estas bromeando verdad? —murmuró sin ningún tipo de expresión en el rostro cosa que alarmó a JaeYoon e hizo que borrara su sonrisa. Este negó tímido.

Rápidamente los ojos de Jay brillaron y una enorme sonrisa se dibujó en su rostro, haciendo que a el menor le vuelva el alma al cuerpo.

Se levantó de manera estruendosa haciendo caer la silla donde estaba sentado, y corrió a abrazar a su esposo, alzandolo en el aire mientras giraba.

—¡Por dios!—rió feliz. —¡Te amo, te amo, te amo! —gritó.

Jake sonrió en grande con sus ojos cristalizandose nuevamente y Jay beso repetidas veces sus labios, alargando el último beso.

El menor aceptó gustoso aquel beso y colocó ambas manos en las mejillas de su pareja. JongSeong lo bajó y rodeó su cintura en un abrazo.

—¿Es en serio? —insistió el mayor una vez se separaron del beso.

Jake rió y asintió.

—Oh dios...—una lágrima se deslizó por su mejilla.

Se separó un poco de su pareja y colocó sus manos en el vientre -aún plano- del menor con una boba sonrisa asomándose por sus labios.

Miró a su pareja y volvió a soltar un grito de felicidad haciendo reír al menor.

—Feliz día. —repitió Jake.

—Sigo sin entender que día es. —admitió entre risas. Jake rodó los ojos divertido.

—Es el día del padre, tonto. —rió.

—Oh... ¡Oh!. —exclamó para empezar a dar saltitos en el lugar. Jake rió, parecía un niño.

—Te amo. —susurró con una sonrisa y lo besó.

Muchas gracias por
leer¡!<3♡