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HoSeok esperaba sentado en el interior del auto a que Lee SiYeon aparezca o empiece con las señales de humo para después ir al lugar que ella decida, porque no quería comer y dudaba mucho de que ella desee cenar de manera formal con alguien que conocía hace ya mucho tiempo.

La historia de cómo se conocían no era realmente un dato relevante, se conocían gracias a la amistad que tenía HoSeok con JiMin, pero más allá de eso sí habían logrado congeniar muy bien, por lo que sus familias estaban de acuerdo en cualquier cosa que suceda entre ellos más adelante. Solo que, viendo las circunstancias, ellos se veían como grandes amigos.

No sabía con exactitud cuánto tiempo ya había transcurrido, pero SiYeon le envió un mensaje con la dirección de una cafetería que se encontraba a unos kilómetros de la oficina, sonrió al dejar su respuesta con el tiempo estimado que creía llegar.

SiYeon movía sus dedos en la mesa observando el lugar a su alrededor, le gustaba el ambiente y lo cálido que era en una noche fría donde se vio obligada a usar un vestido con la sola idea de conquistar al hijo de la familia Jung. Si ella no tuviese otros intereses, tal vez lo haya puesto en consideración pero, su verdadero interés estaba en un Alfa de cabellera rubia que desde su llegada no había dejado de mirarla mostrándose nervioso.

Esperó unos minutos más y el señor Jung HoSeok había llegado, saludando con un beso en su mejilla ambos se rieron por la tan cómica situación en la que se encontraban, por un reencuentro poco convencional.

-¿Debo decir algún halago, o solo sentarme, pedir mi café y charlar contigo? -preguntó HoSeok sintiéndose extraño por estar en la cafetería.

-Ahórrate la falsa modestia HoSeok, somos amigos después de todo -SiYeon sonrió acomodando su cabello largo castaño- yo sé que soy hermosa y no necesito ningún halago tuyo.

Sonaba como la típica niña egocéntrica que se creía la gran maravilla y que nadie podía bajonear, lo era, pero no tan extremista; solía ser así con las personas que conocía ya que nadie podía alimentar su ego personal de lo divina que era (según sus palabras), pero con las personas que desconocía era muy tímida.

-¡Aay¡, perdón por ser tan modesto -ambos rieron ante el tono falso de ofensa de HoSeok-. ¿Ya pediste algo?

-No, te estaba esperando, creo que ahora sí podemos llamar al mesero.

JungKook escuchaba una y otra y otra vez las recomendaciones de SeokJin sobre cómo atender a la señorita que estaba acompañada, sabía hacer su trabajo, pero que él intente decirle cómo tenía que hacerlo solo para quedar bien, le daban ganas de quitarse el delantal y ponérselo a SeokJin para que lo haga todo tal y como quería que sea: perfecto.

-¿Entendiste JungKookie? -asintió sonriendo, pero era la sonrisa más resignada que tenía para mostrarle, SeokJin la aceptó feliz-. Bien, cuento contigo, ve.

Con su libreta en mano junto a los menús, acomodó su cabello de color castaño con algo de amarillo o al menos daba esa apariencia, sacudió su delantal para después llegar a la mesa con una sonrisa hermosa hacia los dos presentes de la misma.

-Soy JungKook y seré su mesero esta noche -les entregó los menús y sólo la señorita lo recibió, su acompañante parecía que había visto algo extraño-. ¿Está bien, señor?

HoSeok no respondió ante una pregunta tan sencilla. ¿Qué le pasaba? ¿Qué era lo que tenía? ¿Por qué el cielo era azul? ¿Cuánto era dos más dos?

Malas preguntas en el momento incorrecto, pero, HoSeok había empezado a hacerse esas preguntas fuera de contexto precisamente por quedar tan anonadado frente a un chico tan hermoso como lo era el mesero bonito, el cual le movía la mano frente a él. No podía sentir su aroma, por lo que no sabía si era o no un felino o un lobo.

-HoSeok -SiYeon pellizcó su muñeca devolviéndolo a la realidad, callando su queja en el instante-. ¿Estás bien?

-S-sí -tomó entre manos temblorosas el menú con la idea de leerlo- yo me tomaré mi tiempo para pedir.

-Creo que no le tomaría tanto tiempo si volteara el menú -el mesero sonriéndole volteó el menú poniéndolo en la posición correcta para leer-. Muy bien, si quieren los dejo unos minutos.

Cuando el mesero bonito caminó hacia otra mesa, SiYeon soltó una carcajada ligera provocando que a HoSeok se le subieran los colores al rostro por haberse puesto en ridículo en una situación que no ameritaba aquello.

-Nunca había visto una faceta tuya así -HoSeok frunció los labios para después suspirar- te veías tan tierno, pero, ¿por qué?

-Créeme SiYeon, si lo supiera te lo diría -se tapó el rostro con ambas manos apoyando sus codos en la mesa-. ¿Por qué me persigue la desgracia?

Y sabía perfectamente porqué se hacía esa pregunta, era experto para ponerse en ridículo en situaciones para las que no estaba preparado, un ejemplo estaría esta situación. Se le quedó viendo al pobre mesero, ¡no era así como quería dar su primera impresión!

Un minuto. ¿Desde cuándo le interesaba lo que un desconocido pensara sobre él? Definitivamente, Jung HoSeok había perdido la cabeza. ¿Alguien vio un tornillo por ahí?

-Mejor lo conversamos con una deliciosa taza de café y un pastel, y si te debo de recomendar uno, sería el pastel que se llama "explosión de amor", es mi favorita, solo frutos rojos con algo de chocolate y menta.

HoSeok sonrió asintiendo a la sugerencia de SiYeon, después de todo, eso parecía que le había ocurrido justo esta noche.

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La mañana llegó y sería un día en el que tendría muchas cosas que hacer, y entre ellas estaba cuidar de la pequeña sobrina que tenía, por lo que hoy no iría a la cafetería. JungKook disfrutaba de cuidar de la pequeña, ya que sus padres trabajaban hasta altas horas de la noche y no querían dejarla con alguien que no sepa sobre el cuidado de una niña.

Jung JiSeul era la pequeña mimada de toda la familia así que, tendría que ver cómo organizar su tiempo este día.

HoSeok por su parte, esperaba las quejas de sus padres a la hora del desayuno, pero se sorprendió de no escuchar ninguna de ellas, tendría un desayuno tranquilo al menos este día.

-¿No piensas contarnos nada? -preguntó su madre, había hablado demasiado pronto en lo que respecta a su tranquilidad.

-No hay mucho que contar -sonrió- y bueno, no quedamos en nada mamá.

Sabía que si les daba más la razón a sus padres, ellos no perderían su tiempo y comenzarían a armar planes que no tendrían futuro, para después reclamarle. Quería manejar esa parte por su cuenta, ya no tener que asistir a citas que no traían nada bueno, solo era por interés olvidando por completo los sentimientos de los que se irían a comprometer.

Pero lo iría a decir en su momento, no ahora ya que, no tenía con qué defenderse.

Su mañana pasó tranquila, con la diferencia de que cierta persona aparecía en su mente con aquella sonrisa, los ojos de color avellana, rostro hermoso al que se tomó el atrevimiento de llamar mesero bonito.

Suspiró tratando de quitarse esa imagen, no podía estar con alguien así, es decir, no lo malentiendan, solo lo había visto una vez, solo una vez; no tendría que pensar mucho en él, por muy hermoso que fuera, su vida no podía dar este giro de ciento ochenta grados por alguien que solo conoció una vez.

Oh, el amor era misterioso, puro y hermoso, el destino incierto que descubrir lo que nos tenía preparado era magnífico, por lo que HoSeok no sabía lo que le esperaba. Quien diría que un cuento antiguo que solía escuchar cuando era niño se haría realidad a estas alturas.

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