2. Hey pequeño tren.

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Sirius era la persona más impuntual de sus amigos.

Pero esa mañana había llegado temprano al andén 9 ¾, con tal de escapar de las garras de su madre podría haberse levantado desde las 3 de la madrugada con la intención de abandonar la insufrible mansión.

La casa Black era una de las más antiguas del mundo mágico, era enorme y hermosa, decorada con enormes cuadros por los pasillos, y detalles que su madre había seleccionado especialmente para darle un aspecto aún más macabro del que ya tenía, sin embargo, a pesar de estar llena de lujosas decoraciones, se sentía vacía por dentro.

No se escuchaba ni el canto de un ruiseñor. Pero en ocasiones podían oírse los gritos de su madre hacia Kreacher, que eran confrontados por su hermano pequeño Regulus, quien trataba de defenderlo de los maltratos, pero terminaba recibiendo los chillidos de su madre en su contra, era cuando él intervenía pues sabía que iba a terminar lastimado por tratar de llevar la contraria.

El precio a pagar era alto, pero siempre defendería a su hermanito.

Walburga Black era un mujer dominante, de cabellos oscuros y mirada fría, a veces severa. Mientras que Orion Black, por su parte, era un hombre alto de contextura delgada, que parecía más viejo de lo que realmente era. Su cabello era oscuro y su rostro iba acompañado de una barba, su nariz era alargada y tenía la mandíbula cuadrada. Sus ojos eran más amables que los de su madre, pero transmitían una mirada agotada, muchas veces sin vida en ellos.

Sus padres no eran crueles, sino estrictos; no eran ausentes, sino que estaban muy ocupados; no eran fríos, sino que administraban debidamente sus emociones; y, sobre todo, no eran malos padres, sino que habían recibido la educación digna y tradicional de los Black para mantener el honor de su familia. Sirius no los juzgaba, pero se negaba a terminar viviendo una vida similar a la de ellos.

Era casi idéntico a su madre físicamente, y con un carácter bastante parecido que siempre terminaba llevándolos a discusiones. Por eso evitaba a toda costa compartir tiempo con ella, y trataba de ocultar su linaje entre las bromas, quería ser distinto.

En cambio, su hermano cada día era más similar a su madre, siempre tratando de obedecer, volviéndose frío y distante con él. Su relación con Regulus se había ido deteriorada los últimos años, ya no hablaban como solían hacerlo, ni pasaban tiempo juntos. Pero nada cambiaría el amor que tenía por su hermano.

Aunque esa mañana nisiquiera lo había visto, por lo temprano que salió de la casa al único que se había topado era Kreacher que estaba haciendo su limpieza matutina.

Soltó un enorme suspiro, deseaba poder compartir el tiempo otra vez con su hermano, ayudarlo, saber más de él, demostrarle cuanto lo amaba.

Incluso seguía buscándolo con la mirada por todo el andén, pero parecía que Regulus estaba evitándole.

—¡Sirius!

Los pensamientos de su mente se esfumaron cuando escuchó esa voz, reconocería la voz de su mejor amigo en cualquier lugar. Sus ojos grisáceos fueron a la direccion de donde provenia el llamado y buscaron al chico de lentes; lo miró, era tan radiante como ver al mismo sol.

—¡James!

Cuando estuvieron lo suficientemente cerca se dieron un cálido abrazo.

James Potter era su amigo más cercano, con el que más tiempo pasaba, el otro lado de la mente maestra tras las bromas, era su otra mitad. Amaba a ese chico de una manera que no podía explicar en palabras, no era un amor romántico, pero era especial.

—Te extrañe tanto.

—Yo también.

El tiempo era bastante relativo cuando estaban juntos, como si perdiera sentido, ninguno sabía cuánto había durado ese abrazo. Pero pareció ser bastante largo para que llegara Remus junto a Peter a interrumpirlos.

—Si siguen tanto juntos van a terminar fundiéndose.— comentó Remus acercándose a ellos, mientras Peter caminaba atrás de él.

Remus era más serio que ellos, pero igual de bromista. Claro, cuando no tenía un libro por leer o deberes por hacer.

—Oh vamos, Lunático. ¿No te encantaría ver una fusión de James y mía? Mis ojos y cabello le harían un enorme favor.

—Y mi inigualable carisma y luz propia le ayudaría muchísimo a Sirius, no tiene ninguna de las dos.

Sirius le dio un leve empujón de broma a su mejor amigo, mientras Remus solo negaba con la cabeza en desaprobación pero con una sonrisa tenue por los comentarios.

—¿Les parece si seguimos hablando de su extraña mezcla dentro del tren? Pronto partirá.— habló Remus.

—Falta media hora.— agregó Peter.

— Vamos señor puntualidad, no se nos vaya a escapar el Tren.— dijo James con una risa mientras le daba un empujoncito a Remus.

—¡Hey, pequeño tren! ¡Espérame!— gritó divertido mientras corría junto a sus amigos a los vagones. Podía ser el mayor de los cuatro, pero siempre sería el que más se comportaba como niño pequeño.

Los cuatro subieron juntos al tren, dirigiéndose al vagón que siempre compartían juntos. Pero en el camino se les apareció una pequeña distracción pelirroja.

—¡Remus, rápido! Tráeme una maceta, parece que se ha escapado la flor mas hermosa del jardín.— comentó James con la mirada perdida en Lily Evans.

—Oh no, ¡Marlene, rápido! Dame una nariz roja, parece que se les escapo un payaso del circo.

La mirada de la pelirroja era fría cuando miraba al chico de los lentes, realmente parecía que James le desagradaba por más cumplidos que le diera.

Sirius no toleraba a Lily Evans, era demasiado creída para su gusto.

—No creo que sea bueno ponerle una nariz roja a James, podría buscarlo Santa.

Sirius fue acallado por un pinchazo de Remus en su costilla.

Lily y Marlene lo miraron confundidos, ninguna parecía haber entendido el chiste.

—Como sea, ¿pueden quitarse del camino?— habló Marlene.

—Solo si Lily bonita acepta tener una cita conmigo.

—Me encantaría, nos vemos el 30 de febrero.

—¡ACEPTÓ! ¡LILY ACEPTÓ!

James dio unos brincos de felicidad hasta que Remus se acercó a él para explicarle el comentario, dejándolo sin ilusión.

—Tenemos prisa de verdad, por favor muévanse.

—Pero si me dices a donde vas.— Insistió el chico de lentes.

—No es de tu incumbencia.

—Todo lo que tenga que ver contigo me importa, Lily flor.

—Mira si diciéndote me vas a dejar en paz lo haré, pero solo porque quizá lo hayan visto. Estoy buscando a Severus, nos vamos en 15 minutos y él no está por ningún lado, nunca llega tarde.

—Tranquila preciosa, de seguro esta tardando en quitarse todo el cebo que se le acumulo en la cabeza durante las vacaciones.

—Muévete, por favor.— reclamó Lily con una clara mueca de disgusto en el rostro.

—Muéveme.

—Que te quites.— exclamó la rubia. Marlene se acercó a él e un instante para darle un rodillazo justo la parte más noble de su cuerpo.

Y de repente, James estaba en el suelo.

Las chicas se abrieron paso cruzando encima de él. Mientras que los chicos tuvieron que levantarlo y ayudarlo a llegar al compartimento del tren, donde lo sentaron antes de hecharse a reír.

Pasó un rato antes de que pudiera sentir como el Tren había comenzado a moverse. Nuevamente estaba por iniciar un año en Hogwarts, ese colegio era su verdadero hogar, un lugar donde podía divertirse, reír, y pasar tiempo junto a las personas que amaba, donde realmente sentía la calidez de tener una familia, para él eso era un hogar.

—Iré a buscar bocadillos, ¿quieren uno?— cuestionó a sus amigos pero los tres negaron con la cabeza.

Al parecer su familia si les enviaba algo para comer durante el viaje. Que extraño, su madre nisiquiera lo despedía.

Caminó por los pasillos del tren buscando a la señora del carrito. Pasó algo de tiempo hasta por fin encontrarla, le pidió uno de cada uno de todos los dulces que tenía, no estaba dispuesto a pasar hambre durante el viaje.

Había una enorme sonrisa en su rostro mientras iba devorando caramelos, sin embargo una sensación extraña lo invadió  evitando que pudiera disfrutar sus dulces en paz; el recuerdo de lo que Lily mencionó poco antes, le estaba dando vueltas por la cabeza, ¿Quejicus llegando tarde?... Snape nunca haría eso, siempre era el primero en llegar al tren, todos los años se topaba con él antes de entrar.

No era como si le importara que le hubiera pasado a ese idiota, pero le preocupaba no tener a quien molestar ese año. ¿Y si lo habían expulsado? ¿Si se había perdido? ¿si estaba herido?.

Dejó escapar una bocanada de aire de sus labios, tratando de recuperar la calma que esos pensamientos sobre el slytherin le habían hecho perder. Que tontería, seguro solo era una escena de ese perdedor para llamar la atención de Lily.

—Lo lamento, no era mi intención preocuparte.

Esa voz. Conocía perfectamente esa manera lenta de pronunciar las palabras, solo Quejicus hablaba así.

Entró a un compartimento vacío para ocultarse, podía oír los pasos de dos personas acercándose a donde él estaba.

Gracias a Merlín se quedaron en el pasillo a su lado, era como si el destino le hubiera traído las respuestas a sus dudas justo enfrente de él.

—¡No supe nada de ti durante todas las vacaciones y llegas tarde el primer día! Me tenias preocupada, Severus. Pensé que pudo haberte pasado algo, que ya sabes... él te había hecho algo.

La voz de Lily también era fácil de reconocer, James se la pasaba hablando sobre ella.

—Perdón, de verdad. Nunca quise que te sintieras así, pero no podía ir a verte. Tobias perdió su empleo, tenía que quedarme en casa a cuidar de mi madre, sabes lo que pasa si él está de mal humor y se quedan solos.

—Yo entiendo, Sev. No tienes que disculparte, solo estaba asustada por que tú jamás llegas tarde.

—Fue por el mismo motivo, ayer tuvimos una discusión, me sentía muy presionado y me quedé dormido, supongo que era tanto lo que sentía que no deseaba despertar, me levante tarde.

—Severus...

No supo bien que estaba pasando, no quería asomarse para no ser descubierto, necesitaba seguir escuchándolos.

Supuso que se estaban abrazando porque solo podía oír sus respiraciones.

—Prometo enviarte una carta la próxima vez, ¿si?

—No quiero que haya una próxima vez, no voy a dejar que te sigan haciendo daño, Sev. Tienes que hacer algo, ese hombre terminará matando a uno de los dos si no lo detienen.

—Ayer que me enfrente a él le ofrecí un trato, me comprometí a enviarles dinero para que no lastime a mi madre. Desde que perdió el empleo las cosas son más difíciles, si tiene dinero estará menos molesto.

—Tu padre los ha lastimado desde antes de perder el empleo.

—Lo sé. Pero es lo único que pude pensar en el momento, solo será mientras tanto, quedan 3 años, se que mamá resistirá y en cuanto me gradué de Hogwarts la sácare de ese lugar.

—Se que lo harás, y yo estaré contigo, siempre seremos amigos.

—Siempre.

Escuchó risas, no sabía que Snape podía reír, quizá otro abrazo, no estaba seguro de que había pasado pero volvió a oír sus pasos, esta vez se estaban alejando.

Por Godric, había descubierto tantas cosas en tan poco tiempo que aún le era difícil de procesar. El padre de Snape, su madre, el dinero.

Dinero. Una mirada distinta apareció en su rostro, tenía una idea; él le daría el dinero a Quejicus.

Salió del compartimento para ir a buscar a sus amigos, no les contaría lo que lo había pasado. Debía guardar este secreto para él, su plan solo necesitaba conocerlo él. Pero aún tenía muchos dulces para compartirles.

Y así, el viaje en tren siguió su rumbo directo a su primer día de clases en Hogwarts.

Con cientos de alumnos emocionados por un nuevo año escolar, entre ellos Sirius, quien estaba ardiendo en felicidad por su nuevo descubrimiento.

Gracias por leer. ♥︎

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro