22. Nuevos compañeros.

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Noviembre, 1976.

pov; 𝑺𝑰𝑹𝑰𝑼𝑺 𝑩𝑳𝑨𝑪𝑲

Su segunda celebración favorita era su cumpleaños, desde que era niño había estado acostumbrado a que cada que un año se sumaba a su vida recibía las fiestas más ostentosas y llenas de obsequios. Esta tradición no terminó cuando llegó a Hogwarts; sus amigos se encargaban cada año de hacer una gran fiesta y llenarlo de regalos, recibir atención era lo más preciado para él.

Ese día no fue así, por primera vez pensó en alguien distinto. Cuando vio la oportunidad de pedirle un regalo a su madre pensó en Severus, en que merecía un detalle, no importaba que ese fuera su día especial; en ese instante no había nada más especial que Snape.

Cuando sus profundos ojos oscuros brillaron al leer el libro, Sirius supo que había sido lo indicado. Nada se comparaba a esa mirada.

Esa noche todo cambió, todas sus dudas se esfumaron; el corazón le dio un vuelco cuando lo descubrió mirando sus labios, y todo el mundo desapareció, solo existía Severus Snape. Lo anhelaba, lo admiraba, lo deseaba, necesitaba que Severus lo mirara de la misma manera que él.

Esa noche deseó tanto besarlo, pero se contuvo, aún había un conquistador en su interior, que sabía perfectamente que dejándolo en espera de más lo haría desear volver.

Al menos eso sucedía con él cada noche que solo podía verlo sin tener la oportunidad de tocarlo.

Cuando era niño, su madre le contaba la historia de un príncipe caprichoso que vivía en un antiguo castillo. Solía describirlo como un lugar vacío en el interior, lo único que había de belleza en aquel lugar solitario era un jardín. Poseía un rosedal precioso, con unas flores que parecían majestuosas a los ojos del príncipe, sin embargo, ese jardín era una tortura, las rosas tenían espinas malditas, estaban hechizadas por una bruja para que si el príncipe las tocaba fueran su perdición, sería sumido en un sufrimiento insoportable, más doloroso que la muerte misma.

La historia no tenía un final feliz, no había salvación, lo único que el príncipe podía hacer era observar las flores desde lo lejos, donde no pudiera ser lastimado. Pero eso era suficiente para que fuera feliz, mirarlas era su dicha.

Quizá su madre sólo se lo contaba para que no se acercara a sus rosales, pero eso nunca lo detuvo, cuando algo esta prohibido se vuelve más atractivo.

Además, las rosas le parecían preciosas como para que estuvieran plantadas entre la tierra, solía arrancarlas para hacerle ramos a su madre, aunque jamás los recibió con cariño.

En ese momento asoció a Severus con las flores de la historia, por ser un deseo que no se le permitía tocar, pero él no sería el príncipe que solo se quedaba a observarlas.

Cuando llegó a su habitación trató de quedarse dormido, pero le era imposible con la algarabía que se escuchaba en la sala común. Aunque al poco tiempo el sueño fue el ganador, permitiendole descansar.

—¡Sirius!

La voz de James se escuchó por la habitación provocando que saliera de su profundo sueño de golpe. Era de mañana, podía notarlo en la luz que iluminaba suavemente la habitación.

—¿Hmm?— murmuró entre bostezos.

—¿Qué está pasando contigo?— preguntó con una clara mueca de molestia.

—¿De qué hablas?— se levantó de la cama mientras estiraba sus brazos en un reconfortante despertar mañanero.

—Algo esta diferente en ti.

—No comprendo.— respondió  arrastrando las palabras. Comprendía perfectamente a que se refería. No sabía oclumancia, pero estaba seguro de que podía leer los pensamientos de James en ese instante

—Te perdiste tu propia fiesta de cumpleaños.

—Oh, estaba ocupado.

—¿Qué fue más importante que tu cumpleaños? Adoras tu cumpleaños.

—Estudiar.

Las manos de James fueron inmediatamente hacia su frente para revisar su temperatura pero no había indicio de enfermedad.

—¿Te sientes bien? ¿Quieres que vaya por Madame Pomfrey?

—No es necesario, estoy bien.

—Acabas de decir que estabas ocupado estudiando.— mencionó el menor con incredulidad. —Nunca estudias.. pensé que eras un buen mentiroso.

—No es una mentira, estuve estudiando pociones.— repuso seriamente.

—Odias esa materia.

—Por eso la estaba estudiando, soy pésimo y la necesito para aprobar el TIMO en Junio.

Nunca había visto a su mejor amigo tan confundido, quizá porque jamás hablaban sobre las clases para algo que no fuera burlarse de los maestros o estudiantes.

—Iré a buscar a Poppy.

—Estoy bien.— afirmó.

—Estabas estudiando...— James titubeó por un instante antes de atreverse a preguntar. —¿Es buena en clases?

—¿Quién?

—La chica que te gusta.

—¿Qué?— exclamó en un tono inundando en confusión. —No me gusta ninguna chica, ¿por qué piensas eso?

—Es la única razón que encuentro para que hayas preferido estudiar que asistir a una fiesta, y últimamente te ves muy perdido.

—¿Y tu brillante conclusión es que me gusta una chica?— levantó su ceja con duda. —¿No es posible que simplemente quiero mejorar mis notas?

—No, te conozco hace 5 años y jamás te han importado tus notas, y aunque te importasen, no necesitas estudiar, creciste conociendo la magia.

Hubó un largo debate de una fracción de segundo dentro de su cabeza. Toda su vida había sido un excelente mentiroso, sabía que podía ocultar las cosas sin que nadie sospechara, pero seguir manteniendo esta mentira hacia James le parecía agotador.

—Bien, hay alguien.— acabó diciéndole a su amigo, aunque sentía como los nervios lo empezaban a carcomer por dentro.

—¡Lo sabía!— exclamó James.

—No se lo digas a nadie, no quiero que sea un escándalo.

—¿Por qué? Deberías presumir a todos a la afortunada que conquistó al mujeriego Sirius Black.

—No es una afortunada.

—No te menosprecies, hermano, hay cosas buenas en ti.

—No me refiero a eso.— negó con la cabeza. —No es una chica.

James comenzó a reír en un instante, dejando a Sirius en un total desconcierto.

—¿Por eso no querías decirlo? ¿Por que es un chico?

—Si, además no es nada importante, no somos nada.

—Sirius no tiene nada de malo, las personas son personas.— se encogió de hombros restandole importancia. —Llevas dos meses pensando en él, buscándolo en el mapa, y por lo que entiendo, estudiando con él... no te creo que sea nada.

—Solo puedo decir que es complicado.

—Tu secreto estará a salvo conmigo.— James le dio una sonrisa. Pero pudo notar la clara intriga en el rostro de su amigo tras ese acto. —¿Es lindo?

—No te lo diré.

—¿Tiene bonitos ojos? A mi encantan los de Lily.

—Lo sé, hermano, estás tan perdido con esa chica que ya no es gracioso, es preocupante.

—¡Es hermosa! Tiene los ojos esmeralda más bellos que he visto, una sonrisa encantadora, y un carácter que me provoca adorarla.— un suspiro escapó de sus labios. —Desearía poder estar más cerca de ella, ayer en la fiesta se la pasó evitándome.

—Sobre la fiesta, lamento no haber asistido, pero ni siquiera sabía que me harían una.

—Remus nos convenció de hacerla después de lo que sucedió.

—Lunático no es fanático de las fiestas, debe adorarme.— mencionó en cierto tono de superioridad.

—No te emociones, el tampoco estuvo, solo nos ayudo a decorar y después desapareció.

La mirada de James se desvió por unos segundos, perdiéndose en un pensamiento efímero que cruzó su mente.

—Es un misterio.— rectificó el mayor.

La habitación se quedó en silencio por un instante, ambos se miraron, tenían una manera de entenderse el uno al otro sin necesidad de palabras.

Los siguientes días estuvieron más unidos, la charla ayudó para que su amistad se fuera recuperando, aunado a que con el quidditch cancelado James era menos castrante. Podían pasar tiempo juntos y habían vuelto a jugarle algunas bromas a otros estudiantes para entretenerse.

Apreciaba cada momento que compartía con su mejor amigo, pero la unión que estaban forjando le impedía poder acercarse al slytherin como lo hacía cuando estaba solo. La única oportunidad que tenía para verlo era en los pasillos cuando lo ignoraba, lo estaba matando lentamente al ni siquiera mirarlo.

Por suerte, los lunes tenían clase de pociones a primera hora, y Sirius nunca se había sentido tan emocionado por esa asignatura como en ese día.

La oportunidad de acercarse a Lily Evans vino de una fuente inesperada, desafortunadamente el sujeto de dicha coincidencia no fue James Potter, sino Sirius.

—Por favor, siéntate junto a nuevo compañera.— mencionó Slughorn al verlo entrar al aula. El único lugar vacío era en la mesilla de la pelirroja.

—Pero...

Estaba a punto de protestar cuando la mirada del profesor lo hizo permanecer en silencio.

—Siéntese, Señor Black.

Contuvo la confusión y desagrado que sentía en su interior para ir a sentarse junto a ella. Pero sus dudas solo se incrementaron cuando observó que este no era el único cambio, Remus estaba junto a Snape. Todo estaba de cabeza, Severus siempre iba con Lily, Peter con Remus, y James con él.

Preferiría estar emparejado con Peter que tener que pasar un segundo de su tiempo con Evans.

—Te pido de favor que no estés haciendo bromas o perdiendo el tiempo, quizá Potter jugaba contigo pero conmigo ni lo pienses, no aceptaré una mala nota.

Las primeras palabras que la gryffindor le dio sonaron como una amenaza, estaban iniciando con el pie izquierdo.

—No podría bromear con una persona tan aburrida como tú.

—Mira, Black, no tenemos que ser amigos para ser compañeros de clase, solo espero que hagas un buen trabajo.— aclaró la pelirroja. —No te agrado, está bien. A mí tampoco me agradas. Pero para obtener calificaciones decentes en clase te agradecería que no intentes sabotear nuestro trabajo debido a nuestras diferencias.

—Claramente no me conoces bien, Evans. No me interesas de ninguna manera. Ciertamente no me importas lo suficiente como para intentar algo, ni sería tan estúpido como para arruinar mis calificaciones por... cualquier sentimiento
que pueda tener hacia ti.

—Te advierto, Black, si algo sale mal será tu culpa.

No conocía de manera profunda a Lily Evans, pero sabía lo importante que eran para ella el estudio, quizá era por sus raíces muggles que se esforzaba tanto en demostrar sus habilidades como bruja.

—Seré el mejor compañero de pociones que has tenido.— musitó en un tono provocador, y pasó uno de sus brazos al rededor de sus hombros para molestarla. Ella no se movió, solo negó con la cabeza para dirigir su mirada a los libros e ignorarlo.

Pudo presenciar el momento exacto que la quijada de James se abría de golpe.  También atrapó la mirada de Severus, sus ojos lo veían con una visible furia.

Estaba verdaderamente confundido por el abrupto cambio de compañeros, pero podía sacar provecho de cualquiera fuera la situación que se le presentaba.

—Hoy vamos a preparar una poción que suele salir en el examen de Título Indispensable de Magia Ordinaria; el Filtro de Paz, una poción para calmar la ansiedad y aliviar el nerviosismo. Pero les advierto que si no miden bien los ingredientes, pueden provocar un profundo y a veces irreversible sueño a la persona que la beba, de modo que tendrán que prestar mucha atención a lo que están haciendo.— pronunció con seriedad el profesor. —Tengan paciencia, y disfruten del conocimiento que los antiguos ingredientes traen a sus mesas.

Sintió un repentino sueño al escuchar la voz tan aburrida que Slughorn tenía, pero contuvo su bostezo para no ser tan obvio.

Cuando las instrucciones terminaron, sus pasos se dirigieron a los estantes donde estaban colocados los frascos que el mismo acomodó, conocía a la perfección donde estaba cada uno y cual era su función. Una sonrisa llegó a su rostro cuando sus manos se dirigieron a tomar los ingredientes que eran necesarios para preparar la poción.

Los depositó en la mesa poco después, y colocó cada instrumento en el lugar correspondiente, dejando atónita a la joven de ojos verdes, claramente no esperaba que tuviera la habilidad de conocer bien el material.

—Ayúdame a cortar las cosas más pequeñas, tengo las manos grandes y se me complica.

Lily permanecía confundida, pero asintió, parecía estar tan perdida en lo que sucedía que no lograba encontrar las palabras para responderle.

Por primera vez había podido concentrarse en una clase de pociones, estaba elaborando la poción de manera adecuada y sin distracciones. Quería impresionar a Severus, mostrarle que sus clases estaban teniendo un efecto positivo sobre él.

Observó como Slughorn se dirigía a la mesa donde estaban Snape y Remus, a quienes halago por el trabajo que estaban realizando.

—Nunca me decepcionan, muchachos.— tenía una sonrisa bonachona, que permaneció cuando fue hacia ellos. —Excelente señor Black, también usted señorita Evans, están haciendo un buen trabajo.

Pudo ver claramente el cambio en el rostro de Lily al escuchar que Slughorn lo halagó primero, podía notar que le molestaba no ser la mejor en la clase. Pero era difícil competir con Sirius cuando deseaba algo, y ese día el quería ser el mejor en pociones.

Al llegar el final de la clase, salió del lugar con una enorme sonrisa. Era la primera vez que sentía feliz en esa clase.

—¡Remus!— gritó hacia su amigo cuando lo vio salir del aula. —¿Qué fue todo eso? Se que Peter es un chico nervioso y raro, pero es buen compañero.

—Te escuché.— exclamó Peter en una voz tan bajita que casi parecía inaudible.

—Solo bromeo.

—Sabemos lo que pasó la última broma inocente, Sirius.— agregó James.

—Si fueras más puntual, estarías enterado.— repuso Lupin con seriedad.

—¿No me lo dirás?— preguntó con confusión.

—Habla con Slughorn.— insistió.

—Es importante para nosotros que ahora eres compañero de Quejicus, debo pedirle a mi padre una poción contra la grasa del cabello, no vaya a ser contagioso.— agregó James.

Sirius le dio un pequeño empujón, no supo de dónde vino esa acción y al parecer James tampoco lo entendió por su mirada confundida.

—¿Es igual de horrendo al tenerlo de cerca?— preguntó en un intento de disimular lo que acababa de hacer.

—No, es un buen compañero, y no es horrendo, es agradable.— lo defendió Remus.

El estómago de Sirius se revolvió al escuchar que a Remus le agradaba Snape, era una sensación extraña que lo lastimaba desde el interior.

—Mejor hablemos de lo que es verdaderamente importante.— exclamó James con decisión. —¿A qué huele el cabello de Lily, Sirius?

—¿De verdad quieres saberlo?

—¡Si! Estabas tan cerca de ella, moriría por estar en tu lugar.

—Habla con Slughorn.— imitó la voz de Remus en tono de broma.

Los cuatro rieron. Molestar a James con él tema de Lily era una broma recurrente que nunca pasaría de moda.

—En serio, quiero saber más de ella, se acerca diciembre y he estado pensando en invitarla al baile de navidad.

—Conozco a una persona que podría ayudarte a saber más de Lily.— mencionó Remus.

—¿Quién?— cuestionó James con intriga.
Realmente adoraba a la pelirroja.

—Lily Evans, habla con ella.— Remus dejó escapar una risa.

—Son pésimos amigos.

—¿Dónde está el gryffindor valiente, James?— cuestiono el mayor.

—Irá a buscar por si mismo la información.

Lily salió del aula, y los tres vieron a James corriendo por los pasillos tras la pelirroja. Había llegado un punto en el que ya no lo seguían, sabían perfectamente que tendría el mismo final de siempre por lo que prefirieron ir a la siguiente clase.

Pero ninguna de las clases le pareció interesante, no había una sola que se comparara a la dicha que le daba que Evans y Snape ya no fueran pareja en pociones, nunca le agradó esa amistad.

Los días se le pasaron lentamente entre clases y bromas. Recuperar la amistad que tenía con los merodeadores era devolverle la parte más importante de su vida, sin embargo, se sentía incompleto. No había nada que lograra emocionarlo genuinamente, todo a su alrededor pareció perder un poco de color, como si nada la pareciera lo suficientemente atractivo desde que sus ojos descubrieron que los de Severus podían iluminarse por él.

Su único momento interesante del día eran las clases que se compartían con slytherin, aunque Snape seguía ignorandolo. Quizá su idea no había sido tan efectiva como lo pensó.

En la tarde del jueves, la clase de pociones se desarrollaba como siempre. Veinte calderos humeaban entre los pupitres de madera, en los que descansaban balanzas de latón y jarras con los ingredientes.

Sirius se mantenía concentrado en preparar íntegramente su poción para impresionar al profesor. Se dedicaba a mezclar el caldero de la manera indicada.

—Los ingredientes para el filtro de paz debían agregarse en el orden exacto y las cantidades especificadas, además debe revolverse 7 veces, tanto en el sentido de las agujas del reloj como en el sentido contrario.— mencionó el Profesor recordando a los alumnos. —Esten atentos, si es preparada de la manera correcta, emitirá un vapor plateado, si fallan las posibilidades son infinitas.

Su caldera hervía a fuego alto provocando que la poción hubiera comenzado a burbujear, dejando escapar un olor que se había vuelto agradable para sus fosas nasales. El aroma de las pociones le recordaba a Severus.

—Baja el fuego.— ordenó en voz baja a su nueva compañera.

—La poción esta en ebullición, no es lo indicado reducir el calor.

—Antes de agregar el ingrediente final, el eléboro, la temperatura de las llamas debe reducirse, para después dejar la poción hervir a fuego lento durante siete minutos.— mantuvo una sonrisa altanera mientras cada palabra salía de sus labios. — Si la dejamos a fuego alto puede provocar una peligrosa inestabilidad que la hará explotar, ¿Quieres quemar tu túnica?

—¿Desde cuando sabes tanto sobre pociones?— profirió intrigada.

—Siempre lo he sabido, quizá solo no tenía el compañero indicado.

La mirada de James lo atrapó en un instante, se veía molesto, pero una molestia de un adolescente celoso que solo consiguió hacerlo reír.

—Es costumbre de Potter distraer.

—¿A ti te distrae?— cuestionó con cierto tono provocativo.

—No, no, claro que no, no me refería a eso.

El tono de nerviosismo despertó una alarma en Sirius que jamás pensó que llegaría.

—No especifique nada.

—Volvamos a la poción.— replicó la joven devolviendo sus ojos al caldero. Sus manos se dirigieron a bajar el fuego que hacía arder la ornilla.

Sirius asintió con una sonrisa de picardía. A los pocos segundos agregó el ingrediente final a la poción, y sintió como su alma pendía de un hilo en la espera del vapor color plata que debía desprender, tenía la esperanza de que todo saliera correctamente.

Y así fue, su poción fue excepcional, la primera en estar lista de manera correcta. Incluso recibieron felicitaciones de Slughorn estrechando sus manos. La clase parecía ir perfecta, pero lo que llamaba si atención fue que Severus y Remus aún no hubieran terminado, ambos eran excelentes en pociones.

Sus ojos se asomaron hacia la mesilla de los jóvenes, y pudo notar que algo no iba bien cuando el vapor de la poción se torno gris oscuro, un olor sulfuroso inundó la habitación y brotaron chispas verdes de aquel caldero. Lo último que pudo escuchar antes de cubrirse fue una explosión.

Les había prometido dos capítulos pero no me convencían 🫠 estoy afinando detalles para subirlos el viernes

No hubo mucha interacción entre nuestros protagonistas pero se viene 😏

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro