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011. Encontré mi hogar


Astra nunca había sentido tanto poder como aquel momento, donde Aisha las cubría a ella y a bloom con aquella agua que creaba casi una esfera a su alrededor, tratando de protegerlas de ellas mimas.

Simplemente, se dejó llevar, dejando que aquello que en su momento pensó que la consumiría, la rodeara, se hicieran uno mismo ella y su poder, aquel poder del que tan poco sabia, pero lo sentía en lo más profundo.

Veía como aquella luz fucsia la rodeaba, era como si le cantara su alma, al tocar el piso admiro por solo un segundo las alas que se habían formado en su espalda con su magia, una magia que se suponía que estaba muerta.

Pero aquel momento poco le duro cuando miro a bloom, quien estaba igual de impresionada que ella y ambas decidieron atacar a los quemados que las rodeaban.

Ambas chicas parecían hasta bailar en sincronía, usando sus poderes con aquellas criaturas que tanto daño habían causado a su escuela, a sus compañeros, la rubia sentía un enojo tan grande.

—Astra...— susurro bloom al ver todos aquellos monstruos convertidos en humanos tirados en el piso.

—¿Qué son?— continuo la rubia confundida, ¿cómo diablos habían cambiado a eso?— me siento cansada— sentía que la cabeza le giraba.

La directora dowling apareció junto a Sia, ambas corriendo con una cara de sorpresa al ver lo sucedido, aquellas dos chicas que encontraron en el mundo humano, habían logrado lo que nadie más en tanto tiempo.

—Bien hecho chicas— dijo la mujer.

—Me siento como Wonder Woman— fue lo único que dijo la rubia antes de tropezar y sentir los brazos de Sia a su lado.

—Sabía que le quitarías el aburrimiento a este sitio— bromeo el hada de la tecnología.

—Llevadlas a sus recámaras.

—Lo hemos logrado— dijo bloom mientras las demás la ayudaban.

—Opino que nos pongamos un nombre, así como los avengers...








(...)


—Hoy merece hacer una pijamada— grito de felicidad Sia cuando todas estaban en la habitación de bloom, astra y bloom acostadas una al lado de la otra, ambas en sus pijamas.

—¿Lo dudáis? Yo de aquí no me muevo— bromeo Astra abrazando a la pelirroja a su lado.

—Hoy ha sido un día de locos.

—Lo importante es que estamos todos bien— sonrió bloom.

Y así estuvieron hablando por horas, pues ni el cansancio que sentían les quitaba la felicidad, específicamente Astra quien quería que aquel sentimiento de estar en casa no se le quitara nunca.

Había encontrado la pieza que le faltaba y si bien le quedaban secretos por descubrir y sabía que Alfea y la dimensión mágica seguramente se encargarían de tirárselos en cara, ahora mismo no le interesaba más nada, bueno solo una cosa más.

Espero a que todas durmieran y salió de la suite buscando a aquel rubio que todavía no había podido ver luego de todo lo sucedido.

—Aquí estás— encontró a sky, aun en su traje de especialista sentado fuera de la escuela, solo y supo que algo estaba mal— te he buscado por todos lados— tomo asiento a su lado.

—he oído el rumor de que anoche, te transformaste en hada— sonrió de lado el chico.

—¿y es algo malo?, en realidad me da igual, en aquel momento me sentí tan yo. Encontré mi hogar, Sky.

— Es bueno escuchar eso.

—Basta de mí, ¿qué ha pasado?, llevas la misma ropa de anoche y una muy mala cara— se atrevió a tomar su mano, Sky cerro los ojos por un segundo, aquel simple gesto le daba paz.

—Estoy bien, te lo prometo— no quería arruinar lo que parecía un buen momento con sus problemas— parece que alguien quiere hablar contigo.— señaló a donde se encontraba la directora.

—Parece— se levantó y sky la siguió— pero esto no se queda aquí, te pasa algo y prometo averiguarlo.— antes de que pudiera irse el rubio la tomo por el brazo y la abrazo, Astra sentía que allí pertenecía.

—Anda vete— beso la frente de la chica para dejar que esta siguiera con su camino.





(...)

—He hablado con Bloom asolas y me parecía que tengo que hablar contigo también.— fueron las palabras de Dowling cuando amabas estaban en su oficina.— primero, ¿cómo estás?

—Debería de decir qué agotada, pero me siento mejor que nunca— dijo con honestidad.

—Con la cantidad de magia que utilizaste es normal que estuvieras agotada, luego de algunos días...

—Lo siento— la interrumpió la rubia— desde que llegue me he comportado como una estúpida, la he insultado y solamente ha tratado de ayudarme, usted me dio un lugar seguro...

—Está olvidado Astra— se levantó la mujer.

La chica no lo pensó dos veces antes de abrazarla, cosa que sorprendió a la mujer, quien luego de segundos correspondió el gesto.

—Cuando me nombraron directora, tome una decisión, convertirme en una líder— contó Fara cuando estas se separaron— para proyectar fuerza, es lo que necesitan los estudiantes, admitir errores, invita a la incertidumbre— siguió mientras servía dos tazas de té, entregándole uno a la inglesa— debía de haber sido más honesta contigo y en este momento lo haré.

Busco un libro en su escritorio entregándoselo a Astra— tu poder es uno tan grande que hace años todos decidimos esconder su origen y realidad, pero tú te mereces saber lo más que puedas sobre él, aquí encontraras respuestas a muchas de tus preguntas.

—Gracias, sé que tal vez me ha ocultado cosas por mi propio bien, pero creo que es hora de que dejemos de decidir por los demás, tengo un hogar aquí, pero no puedo dejar que mi otro hogar se desmorone, quiero ver a mis padres y contarles la verdad.

—Es una excelente idea, pero te advierto que no será fácil.

—Diría que nada lo es— le sonrió de lado.

Fara vio a aquella chica desaparecer de su oficina y decidió buscar otro libro que tenía allí, uno que hablaba sobre la historia de Atery, el reino desaparecido de donde venía el poder de Astra llegando a una conclusión que nunca se imaginó, pero que compartiría con la chica cuando volviera.


(...)





Sia y Astra usaron el aparato que había creado el hada de tecnología para volver al hogar de la rubia, pasarían unos días allí para luego encontrarse con sus otras amigas en casa de Bloom, pues en su pueblo no había mucho que hacer.

Sus padres la recibieron con tanta emoción y amor que Astra se preguntó como había podido decir que este no era su hogar, cuando estaba tan lleno de cariño.

—¡Oh, mi niña está en casa!— grito de emoción su madre abrazándola— y trajo una amiga, esta es tu casa también.

Su padre sonrió abriendo sus brazos a los que la rubia corrió, sintiendo como este besaba su frente, el hombre pidió algunos días del trabajo para compartir con su familia y allí se encontraban cenando los cuatro.

—Debo contaros algo— interrumpió las risas de sus tres acompañantes, sintiendo como la que podría llamar su mejor amiga apretaba su mano bajo la mesa.

—¿Sia es tu novia?, querida, te amamos igual— sonrió su madre, a lo que la pelinegra no pudo evitar reír.

—Astra quisiera, no es mi tipo.

—Es algo importante, les he mentido— suspiro con nervios, allí soltó todo, les contó sobre como conoció a Sia, quien era realmente la señorita Dowling y que era ella misma.

El silencio lleno la mesa, sus padres se miraban igual de nerviosos— cariño...

—Ya sabíamos, bueno, algo sabíamos.— termino la oración su padre.

—¿qué?

—Te hemos mentido también, no porque quisiéramos, sino porque juramos que no diríamos nada a menos que llegara el momento y parece que llego.

—Cuando te encontramos en el bosque no estabas sola, había una mujer allí, igual de rubia a ti, parecía herida y perdida— comenzó a contar su madre— nuestro primer instinto fue ayudarla, nos acercamos y allí vimos que tenía una hermosa bebe en brazos.— lágrimas comenzaron a caer de los ojos de su madre.

Ernest apretó la mano de Alice para continuar— le ofrecimos ayuda, llevarla a un hospital, pero se negó, nos dijo que su momento había llegado, te puso en los brazos de tu madre y nos dijo que lo único que podíamos hacer por ella era criarte como si fueras nuestra, darte amor y asegurarnos que estarías a salvo.

—No sabíamos que era ni que eras tú, pero era obvio que no era de este mundo, sus ojos en todo momento brillaban de un color fucsia tan intenso, dijo que eras especial y que un día sabríamos el porqué, pero que debíamos ocultarte la verdad hasta que llegara el momento, beso tu frente y desapareció por un extraño portal.

  Astra sentía que todo le deba vueltas, ¿quién era aquella mujer? ¿Podría ser su madre? ¿Por qué la había dejado allí?

—¿Y vosotros me habéis cogido como sin nada?

Sus padres la miraron con tanto amor, como lo habían hecho siempre— cuando te tuvimos en brazos dormías y cuando ella desapareció simplemente abriste los ojos y reíste, fue el sonido más tierno que jamás habíamos escuchado, en ese momento sabíamos que tal vez no naciste siendo nuestra, pero ahora lo eras.

— aquella mujer nos dijo que eras especial, pero no lo tenía que haber dicho para que lo supieras, para nosotros eras especial solo por existir y no lo pensamos dos veces antes de llevarte con nosotros.

Por un momento la rubia pensó en molestarse, estaba en shock claramente, pero no era nadie para reclamarle, también les había mentido.

¿Cómo podía molestarse con las dos personas que la habían criado?, solo pudo levantarse de la mesa y abrazar a sus padres entre lágrimas.





(...)


Las chicas volvían a Alfea una vez más, felices y emocionadas, pero aquello les duro muy poco.

—Bienvenidas de nuevo señoritas, ha habido algunos cambios.

Las recibían la madre de stella, rosalind y ¿el padre de sky?

—Parece que nos toca otro puto año de locos.











~

Con este capítulo cerramos lo que sería la primera temporada de la serie, quisiera pedirles que si les está gustando fueran lectoras más activas me encanta leer vuestros comentarios y ver que os está gustando lo que escribo.

¿Qué les ha parecido esta primera parte?

¿Qué queréis ver en la próxima parte?

¿Qué opináis de Astra?

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