❪𝟳𝟭❫ ; 𝗳𝗲𝗺𝗮𝗹𝗲 𝗶𝗻𝘁𝗲𝗿𝘃𝗲𝗻𝘁𝗶𝗼𝗻.

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❪ARC THREE; DEMONS
*╔═══❖•ೋ°🔥°ೋ•❖═══╗*

CAPÍTULO SETENTA Y UNO:
INTERVENCIÓN FEMENINA
❛amigas❜

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©Shanxlabyx
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—¿SIGUES SIN TENER GANAS DE AL MENOS SALIR DE tú cama?

Hatsulin emitió un leve «mhm» desde su escondite debajo de sus sábanas, un sonido un tanto vago por la poca energía con la que ella lo había hecho, pareciendo casi una queja. Takeshi suspiró un poco desde el marco de la puerta cruzando sus brazo y recostando el costado de su cuerpo en ese mismo lugar, teniendo una mirada un poco incrédula y cansada por ya tratar durante varios días que saliera al menos de su habitación, que se despejara e incluso cuestionándole a la policia si ya podía salir un poco.

El pelirrojo movió su pie derecho de arriba hacia abajo, golpeando el suelo. Se mostró un poco impaciente respecto a que su hermana menor no quisiera ya ni levantarse de la cama, miró hacia la mesa de noche, observando los platos de comida casi intactos, miró lentamente hacia abajo cuando observó una de las comidas tirada en el suelo, sólo quedando el plato que lamía tranquilamente Yuu, sobresaliendo de debajo de la cama de su dueña.

—¿Al menos te diste una ducha? —cuestiona con una mueca de incredulidad hacia la menor en la habitación quien continuaba envuelta debajo de las sábanas, ahora esperando su respuesta con cierta severidad.

Silencio.

Takeshi entrecerró sus ojos de manera aburrida por el hecho de que Hatsulin no le respondiera, sobó y sostuvo el puente de su nariz, pasando luego su mano por su rostro. Sintió un sabor amargo en su boca, ya hasta este punto de que ella pareciera ni siquiera levantarse de la cama para las necesidades de higiene era algo que ya había sucedido antes, y definitivamente no eran recuerdos bonitos.

—Si no vas y te das un baño por tí misma, te voy a arrastrar y lanzarte al agua. —amenazó con una mirada fija en su hermana pequeña quien sacó un poco su rostro de entre las sábanas con su mirada entrecerrada, notándose incluso desganada—. Sabes que soy muy capaz. —enfatizó en la palabra «muy», mirándola fijamente.

Hatsulin se quedó en silencio mientras ambos se miraban entre sí, Takeshi con una expresión severa y aburrida mientras la menor con una mirada cansada y un poco enfurruñada; el mayor llegó a pensar por un momento en Aizawa por su cara, pero salió de sus pensamientos para continuar viendo a su hermanita para que se levantara de una vez de la cama y tomara un poco de sol. Llegaba a ser un tanto irónico pensarlo tomando en cuenta que usualmente Hatsulin era alguien que le encantaba salir y mantenerse ocupada en vez de quedarse completamente quieta, sin hacer nada.

Aunque, a su vez, conociendo esa parte de ella sabía que llegaba a tener momentos en donde se la pasaba completamente sin hacer nada, incluso sin comer y eso lo preocupaba muchísimo, y no sólo a él.

La pelirroja continuó manteniendo su expresión desganada y luego desvió la mirada hacia abajo, su rostro se mostró luego inexpresivo y hasta triste, volviendo a ocultarse entre las sábanas. El mayor presente alzó un poco las cejas al notar la tristeza que reflejó su rostro, quedándose en completo silencio.

—Estoy bien aquí. —comenzó diciendo con un tono de voz apagado, removiéndose debajo de las sábanas—. Puedes irte.

El chico continuó mirando con cierta sorpresa hacia donde venía su voz hasta ir poco a poco transformando su cara en una expresión un tanto molesta por su respuesta, sobre todo por esa curiosa actitud que realmente no era la primera vez en su vida que veía. En la secundaria, cuando falleció Yūta, estuvo justo en esa posición, hundiéndose en su miseria. Y era algo que no le gustaba, para nada, ni a él ni a su familia.

Su mirada poco a poco fue suavizándose y se acercó hacia su cama, sentándose en el borde para recoger el plato babeado de comida de las garras de Yuu para acomodarlo en la mesa y poder llevárselo después, el husky comenzó a mover con levedad su cola mientras miraba al de orbes rojizos llevarse su comida que fácilmente pudo tumbar al suelo, degustándola.

—Deberías salir, Hatsulin, al menos levantarte. —le dijo con un tono más suave, aunque aún había cierta seriedad—. Como tú hermano mayor me preocupo mucho que no salgas, no es la primera vez. No quiero que vuelvas a estar en esa etapa de tú vida. 

Una vez más recibió silencio mientras le daba la espalda a su cuerpo, aún podía sentir claramente el calor de su cuerpo que siempre desprendía, aunque a comparación de lo usual era más leve, podría decirse que estaba rozando la temperatura normal de cualquier persona, siendo que ella siempre pasaba de los cuarenta grados en cuanto a calor corporal debido a su quirk. Frunció un poco su ceño mientras veía hacia Yuu, su mirada mostraba una mezcla de impotencia y preocupación hasta resoplar, colocó su mano encima del bulto en donde estaba la ajena, dando unas palmaditas.

—Sabes que no estás sola, puedes hablarlo con nosotros. —dijo con seguridad girando su cabeza por sobre su hombro. Sin que pudiera verlo, Hatsulin estrechó sus manos contra su pecho con una mirada un poco culpable y aún triste—. Bueno... me llevaré esto y traeré fruta o algo más para que comas, ¿okey?

Hatsulin no hizo sonido alguno, sólo colocando una expresión culpable por percibir como era que se sentía su hermano mayor; había una mezcla de temor, preocupación e inquietud en él que sólo aumentaba cuando permanecía en silencio y no le contestaba. Entrecerró sus ojos y abrazó un poco más la almohada de All Might, siento totalmente redondo y apapachable, aunque ahora lo que hacía era aguantar y sentirse mal.

Luego de unos segundos, ella suspiró, ocultando su rostro en la almohada.

—Está bien... Ya iré... —murmuró aún con un tono apagado aunque al menos más audible para su hermano. Él se mantuvo en silencio y luego sonrió con suavidad, volviendo a darle un par de palmadas.

—Muy bien. —fue su respuestas mientras colocaba los platos de comida casi toda robada por Yuu y colocarlos en la charola que los sostenía, levantándose—. De todas maneras, tenías que hacerlo si no querías dar una mal vista a tus amigas.

—¿Qué? 

—Una de las razones de que te insisto en que te vayas a bañar es que tienes visitas... Aparte de que por simple higiene tienes que darte un baño, y sobre todo, comer. —señala el de cabellera rizada y alborotada mientras se levantaba, teniendo la charola en sus manos. Hatsulin tenía una expresión desconcertada y aún cansada, luego entrecerró sus ojos con pesadez y se dejó caer en la cama, con las sábanas encima.

—Diles que estoy enferma. No estoy de animos para...

—¿¡Como te atreves a insinuar que estás enferma para no vernos!? —de la nada, Ashido Mina aparece en el marco de su puerta con una postura de ataque con sus piernas abierta. Un corrientazo recorrió por completo el cuerpo de la pelirroja apenas escuchó su voz.

—¿Y cómo es eso de que no te has bañado? —dice ahora Jirō Kyōka con sus brazos cruzados a un lado de ella.

—Ni comido. —aparece de la nada Asui Tsuyu con cierta severidad en su voz.

—Eso es malo para tí, Hatsulin-san. —habla Yaoyorozu con preocupación y aquel tono cortez con el que siempre hablaba.

—¡Debes comer, Hatsu-chan! —chilla con preocupación e insistencia Uraraka Ochako con sus puños apretados.

—¡Todas están aquí! —no evita exclamar Hatsulin con un poco de espanto al ver como todas sus compañeras habían aparecido de la nada, todas la observaban con atención y una mezcla de preocupación y severidad.

—Estaré en la sala por cualquier cosa. Diviertánse. —dice el mayor una vez salió de la habitación, Hatsulin internamente lo miró con suplica mientras le pedía que no se fuera.

La pelirroja se quedó en completo silencio mientras apretaba sus labios, sus ojos se achinaron de manera cómica y quiso hacerse bolita entre las sábanas y no salir hasta no aguantarse ir al baño o hasta que ellas se fueran. Mina iba a caminar hacia ella hasta que se sobresaltó y por poco pierde el aliento cuando observa al enorme can que estaba sobresaliendo de debajo de la cama y las observaba fijamente, sin mover un musculo.

—¡Un perro! —chilla conmocionada la de cabello rosa mientras observaba a Yuu, él ladeó su cabeza ligeramente sin parpadear en ningún segundo. Las chicas se quedaron tiesas por un momento hasta que casi al segundo rodeaban al husky y lo acariciaban—. ¡Miren que lindo! ¡Es hermoso y suave! 

—Es demasiado lindo... —canturreaba encantada Momo mientras pasaba sus manos por su lomo, sintiendo la suavidad de su pelaje. Yuu sólo jadeaba mientras agitaba su cola.

—Los husky son muy lindos. Este es más grande de lo normal. —decía Tsuyu mientras rascaba y palmeada con suavidad su cabeza y sus orejas, Yuu casi parecía sonreír por el afecto femenino que recibía. A él le encantaba los mimos.

—¡Su pata...! ¿¡Qué le hicieron a su patita!? —chilla Uraraka mientras abrazaba al de raza de husky siberiano luego de ser acariciado, ahora con la castaña con un puchero lamentero al ver la pata artificial que tenía el can.

—Oh, pues... bueno... —balbuceó Hatsulin mientras pestañeaba varias veces al ver como su atención se desvió inmediatamente de ella a su querido y fiel amigo de cuatro patas. Rascó un poco su mejilla—. Cuando aún era pequeño, le lastimaron tan mal su pata que la perdió. Por eso usa protesis, aunque no es mucha diferencia fuera de como luce.

—Pobre perrito que es más un perrote... —suspira Mina con una expresión desanimada, aún agachada al lado del enorme perro de pelaje blanco.

—No creas que nos olvidamos que no te has bañado desde quien sabe cuando, ni comido. —acusa Jirō mientras se volteaba a mirarla con un poco de desdén, provocando un pequeño sobresalto a la de ojos azules quien luego se escondió en su lugar—. ¿Cuanto llevas sin comer?

—Uhm... —murmura con incomodidad ahora teniendo la atención de los demás en ella—. ¿Sabían que una persona puede sobrevivir entre tres y cinco días con sólo beber agua y sin comer?

—Por favor dime qué no es entre tres y cinco días que llevas sin comer algún alimento. —habla Creati con cierto espanto y a su vez manteniendo su preocupación.

—Oh, no. Claro que no. —dice Hatsulin casi de inmediato, haciéndola suspirar—. Voy... quizás... ¿para los dos... días? —murmuró con cierta duda, apenas siendo audible. Pero era claro que sus amigas la habían escuchado con claridad.

—¿¡Cómo que llevas dos días sin comer!?

YAOYOROZU MIRABA CON CIERTA PREOCUPACIÓN Y POCA CALMA el como Hatsulin comía con tranquilidad, se mostraba igualmente confundida por no ver como devoraba la comida considerando que no ha comido prácticamente por dos días. La analizaba en silencio, se veía como cualquier día, aunque un poco menos desarreglada que cuando llegaron considerando que tampoco se había duchado entonces, ahora incluso teniendo su cabello húmedo y el aroma del jabón en el aire. Suspiró un poco, preocupada por su estado.

—Nos alegra que te encuentres bien. Ninguno de los demás chicos ha visto señales de vida de tú parte desde hace días. —menciona Tsuyu mientras comía los mochis que había traído Takeshi a la habitación de su amiga, aunque ella comía algo diferente, pareciendo reponer su poco alimento que recibió esos casi dos días, comiendo cereal de trigo y ensalada de frutas.

—Pensamos que de verdad te habías ido de Japón... —lloriqueó ligeramente Uraraka quien estaba abrazando a Yuu, este continuaba agitando su cola.

Hatsulin pestañeó varias por las palabras de sus amigas mientras metía un pedazo de manzana a su boca, luego sonrió y rio ligeramente, negando. —No deben preocuparse por eso. No tengo planeado irme de Japón. —aclara con una sonrisa.

—Aún así nos preocuparemos por tí, sobre todo con tú descuido de comer e incluso ducharte. —dice Jirō con cierta severidad mientras estaba sentada en la cama junto con las demás, Mina estaba libremente acostada en esta.

La pelirroja se quedó en silencio por las palabras de la pelivioleta, mientras comía ahora del cereal de trigo, mirando hacia abajo. A todas ya no les parecía extraño cuando ella estuviera callada, por mucho que fuera una persona muy habladora. Ya sabían el por qué de su ánimo y la entendían, en esos meses conociéndose continuaban descubriendo más cosas de Tsubomi Hatsulin.

La única pelirroja presenta se quedó mirando el cereal y luego suspiró un poco, su mirada se mostró desanimada, desapareciendo el pequeño brillo que tenía al momento que ellas cuatro llegaron y le provocaron. Su cabello aún se veía un tanto húmedo, pero en cualquier momento se iba a secar por completo por el natural calor que siempre desprendía, secándose rápido.

—Son cosas que yo no controlo. Simplemente... —la chica de la cicatriz hizo una pausa, sus ojos opacos miraban el tazón, jugando con la cuchara—. Simplemente no tengo ganas de hacer absolutamente nada. No me dan fuerzas, ni siquiera para levantarme. Sólo espero hasta quedarme dormida y que el día pase.

—No deberías hacer eso, Hatsulin-san. —dice Yaoyorozu con un tono preocupado y suave, mirando a la de orbes azules, esta alzó sus ojos hacia ella. La azabache se dio de cuenta de su mirada, eso la hizo apretar sus labios—. Es malo para tí y tú salud... Si se trata de como te sientes, sabes que estamos aquí para escucharte. —aprieta una de sus manos contra su pecho, mostrándose preocupada y determinada.

—No se preocupen. Estoy bien. —respondió casi de inmediato, mostrándose segura.

—Acabas de decirnos que a veces no tienes fuerza ni de levantarte de la cama. —aclaro con cierto reproche Tsuyu, cruzando sus brazos.

—Pero estoy bien.

—¡Hatsu-chan! —insiste Uraraka por la negación de su amiga de decir que estaba bien, en el rato que estaban allí le contradecía el «estoy bien» por completo, siendo más que claro que no era así—. Puedes contarnos lo que sea, no te guarde las cosas para ti sola.

Hatsulin frunce un poco sus cejas y aprieta sus labios, mirando fijamente hacia abajo. Se abstuvo a ya no decir nada por mucho que quisiera negar retundamente lo que le decían sus amigas, soltando un pequeño sonido que resonaba en su garganta en un leve tarareo algo caprichoso para volver a quedarse en silencio. Fue una forma de confirmarle a ellas que realmente no estaba bien, por mucho que lo negara e insistiera en que si lo estaba.

Momo colocó una de sus manos suavemente por sobre uno de sus hombros, dándole un pequeño apretón. Podía notar claramente como estos estaban caídos hacia abajo, como si hubiera un peso encima de ellos, desde el día del incidente de Kamino en donde la rescataron a ella y a su compañero gruñón a estado con esa misma mirada. Al menos, Creati podía darse de cuenta de eso al verla en ese entonces, aunque no quitaba el hecho de que las demás se daban de cuenta que estaba extraña, agregando lo obvio desde que llegaron.

—Hatsulin-san, no estás sola. —dice la azabache con un tono suave, tratando de hacerla entender que tanto metafórica como realmente, no estaba sola.

—Hmm. —suelta Hatsulin casi en una pequeña risa, colocando una sonrisa algo cansada mientras alzaba la mirada—. Realmente nadie puede estar conmigo en como me siento, nadie puede entender como es que me siento. Ni siquiera yo me entiendo.

—Aunque no lleguemos a entender con exactitud como te sientas, aún así estamos aquí para tí, Hatsu-chan. —dice Tsuyu con un poco de nostalgia, los ojos azules de la pelirroja no evitan fijarse en ella al notar un curioso sentimiento de culpa e inconformidad venir de la más baja presente, aún así tenía una expresión compresiva—. Puedes contarnos lo que sea o simplemente llamarnos. Siempre iremos contigo a donde sea, aunque sólo fuera para pasar el rato.

—Como escuchar música o ver películas. —enumera Jirō con una pequeña sonrisa en sus labios, viéndose igual de compresiva que la peliverde. 

—Comer algún rico aperitivo. —se entusiasma Uraraka mientras comía alegremente de los mochis que trajo su hermano, sobre todo siendo su comida favorita.

—¡Y hablar de chicos! —alega con emoción la de piel y cabello rosáceo mientras alzaba sus puños hacia arriba. Hatsulin las observó a cada una en silencio con cierto asombro para luego mirar fijamente hacia de piel rosa, pestañeando un par de veces.

Sintió algo extraño en su pecho, este palpitaba de manera indescriptible con una sensación de calidez ajena a la temperatura elevada que normalmente sentía, era un sentimiento... de dicha, una que no había sentido antes. Sus ojos optaron un pequeño brillo mientras miraba a sus amigas sonreírle, observaba como Jirō miraba con cierto aburrimiento y reproche a Ashido por su emoción de tener una conversación de chicos mientras Uraraka reía un poco y Tsuyu sonreía. Hatsulin alzó su mirada hacia su lado en donde estaba Momo quien tenía una dulce sonrisa en sus labios, mirando a sus amigas y aún sosteniendo su hombro.

Sus manos apretaron ligeramente lo que tenía en ellas, en una la cuchara y en otra el tazón. Sintió inevitablemente unas enormes ganas de llorar cuando apretó sus labios, abultándolos como un pequeño puchero. Se sentía demasiado confusa y al mismo tiempo con muchos sentimientos encontrados. La última vez que se sintió así de apoyada y querida era cuando Yūta aún estaba con vida, y se conmocionaba por volver a sentir eso.

❛Esto es...❜ pensó un poco afligida la única pelirroja presente, agachando la mirada hasta el plato de cereal a medio comer. Hizo su puchero un poco más pronunciado, tuvo la sensación de querer llorar, inclusive apareciendo pequeñas lágrimas en los bordes de sus pestañas. Tuvo que respirar profundamente para evitar llorar enfrente de todas ellas, manteniéndose cabizbaja.

—Todos son tan geniales... —dijo en voz baja pero lo suficientemente audible como para que todas escucharan, mirándola con curiosidad. La de orbes azules continuaba con su mirada abajo hasta que la levantó y sonrió de manera conmovida y dulce, dejando en silencio a las demás femeninas—. De verdad estoy muy agradecida de cruzar mi camino con ustedes. Me pone feliz. ¡Gracias! —suelta con una sonrisa, pareciendo tener una aura dulce y angelical a su alrededor.

Las chicas se quedaron en silencio observando a la única pelirroja presente, parecían absortas en la dulzura que desprendía la tercera chica más alta, sintiendo una enorme calidez en sus corazones. No evitaron sonreír conmovidas por sus palabras, aunque Ochako parecía casi lagrimear por la misma emoción que sentía, asi como Mina, estando ambas con casi la misma expresión.

—¡Ay, Hatsu-chan, eres tan linda! —chilla la castaña con ovalos en sus mejillas, lloriqueando dramáticamente con sus manos entrelazadas con las de la pelirrosada. Esta asintió varias veces.

—¡Me vas a hacer llorar! ¡De verdad eres un sol! —lloriquea la de escleróticas oscuras quien no aguanta y se lanza hacia el regazo de la pelirroja quien se sobresaltó ligeramente apenas sintió como se abrazaba contra su cintura.

—A nosotras también nos hace muy feliz conocerte... —dice Uravity entre cómicas lágrimas una vez terminó lanzándose a abrazar a la chica de la cicatriz.

—Y no creo que seamos las únicas, Kero. —señala Tsuyu con una sonrisa en sus labios a pesar de que Tsubomi se daba de cuenta que habían sentimientos algo extraños venir de ella—. Todos estaban muy preocupados por ti.

—Oh, bueno... —murmura Hatsulin con una mirada un poco dudosa al recordar cómo apagó el celular por las notificaciones que le llegaban, no teniendo ganas de contestar. Agachó la mirada un poco avergonzada—. No he tocado mi teléfono desde hace unos días... Lo siento.

—No te preocupes. Hay veces que la gente sólamente quiere estar un rato a solas. —vuelve a decir la peliverde, mostrándose un poco pensativa—. Pero no olvides que todos estamos aquí para ti, Kero.

Hatsulin sonríe ligeramente por las palabras de la chica más baja y de quirk anfibio, agachando una vez más la mirada hacia las dos chicas que se abrazaban a su regazo. Sintió una vez más la calidez instalarse en su corazón, no pudo evitar suspirar un poco como si sintiera un alivio en su cuerpo por su compañía. Miró hacia la mesita de noche a un lado de su cama donde estaba postrado su teléfono boca abajo, viéndose el forro transparente al ser un aparato nuevo, casi sin usarlo.

Se sintió un poco confundida respecto a cómo se sentía, era inevitable sentirse un poco mareada por el cambio tan repentino de ambiente; antes era un ambiente lleno de soledad y hasta cierto punto lúgubre. Ha estado estresada y a su vez sin ganas de hacer absolutamente nada desde... el retiro de All Might, no teniendo ganas de ver a nadie hasta que sea necesario y casi obligatorio el día que tengan que ir a vivir juntos. Eso la hacía pensar como sería en situaciones así como la que vivía ahora en los dormitorios, considerando que habría más gente que en casa donde pasaba más desaparecida... Bueno, antes lo hacía cuando su madre o sus hermanos no estuvieran mirándola cada tanto en cuanto a su bienestar.

De verdad... era extraña esa atención.

Siempre estuvo acostumbrada a arreglarselas sola, evitar entrometer a gente en sus propios problemas o pedir un poco de apoyo sentimental. Ni siquiera con Hitōshi, quien genuinamente era su mejor amigo, era capaz de decirle «no estoy bien, acompáñame para no estar sola», al menos no directamente, sólo siendo el día después del incidente de Kamino dónde solo le pidió una abrazo y que no dijera nada. Ni a él, ni a sus hermanos, ni a su madre... Desde lo de Kamino su vida parecía haber dado un giro de ciento ochenta grados, cambiando cosas que no llegó a pensar que cambiarían, siendo un gran ejemplo el tema con su abuela a quien no volvió a ver desde aquel día en el hospital en donde estaba en su momento más vulnerable.

❛Pensándolo bien... aún estoy vulnerable❜ fue lo que pensó con su mirada fija en sus amigas, acariciando con suavidad la cabellera de Uraraka quien se aferraba a su regazo. Su mirar se entrecerró, sus ojos volvieron a volverse opacos. ❛Sólo debo fingir, sólo debo...❜

«Deja de agachar la cabeza, mantén la frente en alto y controlate. Concéntrate en lo que pasa ahora, pirómana.»

Sus ojos se abrieron ligeramente cuando escuchó y recordó la voz de Bakugō Katsuki, teniendo el pequeño destello de aquel día en la feria como pequeños flashbacks; todos se trataban en los momentos dónde él le habló ese día y siempre se daba de cuenta de como se encontraba. Apretó un poco los labios cuando recordó cuando le entregó aquel llavero de All Might para hacerla sentir mejor, apretando su mano derecha, sus ojos buscando inconscientemente dicho llavero que estaba puesto a un lado del espejo junto con las fotografía que hace unos meses se tomó con él y los demás en una cabina de fotos.

Sus ojos estaban fijos en el rostro del rubio explosivo, viéndose con una expresión molesta sin mirar la cámara. Estuvo varios segundos observándolo y casi analizándolo, aunque su expresión se veía bastante normal y sencilla como si viera cualquier cosa, pero, de alguna manera, sabía que no era cualquier cosa. Sus pupilas se movieron ligeramente hacia el llavero que hace poco recuperó cuando le llegó un curioso paquete junto con una carta de la letra de un niño pequeño que alcanzó a entender.

«Lamento si fuí grosero contigo y con tu amigo. Agradezco que me salvarán, gracias, Onee-chan.

Esto se supone que es tuyo, ¿verdad? Lo cuidé mientras... pues, mientras no estabas. Traté de que no le pasará nada porque pensé que era especial para ti.

No le digas esto a nadie pero... Me recuerdas a mi mamá. Así que espero que estés bien.
Kōta»

Entrecerró sus ojos ligeramente recordando los largos segundos que se quedó mirando la carta en completo silencio hace un par de días, siendo hace poco en realidad. Y aún estaba ese sentimiento extraño en su pecho por lo que le había dicho, sobre todo por el detalle de que a él, ella le recordaba a su mamá, haciéndola sentir su corazón apretujarse con cierta fuerza. No supo cómo sentirse, pero se sintió de una manera conmovida y al mismo tiempo apenada por ser un recuerdo para ese niño de una persona que nunca volvería. Era como si ella conociera a alguien que le recordara su abuelo, y sinceramente, era un sentimiento agridulce.

Continuó mirando por varios segundos el llavero que Kōta le había mandado luego de su secuestro en el campamento, recordando vagamente como él lo sostenía al momento que casi se le cae. Entrecerró un poco sus ojos comenzando a sentir dicho un sentimiento agridulce al respecto, pero, inevitablemente recordó a la persona que le había regalado el llavero en primero lugar, haciendo que su corazón se removiera ligeramente en su pecho, casi mostrándose desbocado mientras miraba el llavero y el rostro de Bakugō Katsuki en la fotografía que estaba a su lado.

—Me encanta que Hatsu-chan haya vuelto a oler a rico. —decía Mina mientras apoyaba y frotaba su mejilla contra la palma de la pelirroja, sintiendo su cierta aspereza pero disfrutando su aroma—. ¡Oh! ¿Me regalas de la crema que usas para tú piel? ¡Huele muy rico! —se entusiasma la pelirrosada con una sonrisa mientras abría sus ojos, pero luego se mostró un poco curiosa al ver a la ojiazul mirando perdidamente hacia otra dirección.

No pudo evitar ver hacia la misma dirección que ella observaba mientras se reincorporaba un poco, sus orbes dorados con escleróticas negras se fijaron en la mesa donde estaba cierto llavero, justo al lado de una cinta de fotografías de una máquina de fotos. Miró hacia Hatsulin y luego dicha foto por varios segundos, dándose de cuenta que estaba mirando específicamente al rostro del chico enojón y temperamental de su clase, sus ojos se extendieron en grande una vez colocó una enorme sonrisa a labios cerrados, aguantando decir algo. Sus perlas doradas brillaban con entusiasmo mientras observaba como su amiga de cabello rizado admiraba en silencio el llavero junto con la fotografía de una manera indescifrable junto con un curioso destello.

❛¡Lo sabía!❜ chillaba Ashido casi temblando de la emoción mientras se había acomodado enfrente de la pelirroja quien no tardó en mirarla de soslayo hasta verla directamente al notar su expresión.

—¿Sucede algo, Mina-chan? —cuestiona confundida y curiosa la pelirroja, pensando que le pasaba algo a su amiga por la sonrisa contraída que tenía.

—¡Noup! Todo está muy bien. —enfatiza en la palabra «muy» en un tono algo extraño para la del quirk de Hell Fire quien pestañeó un par de veces, confundida.

—No se te olvide hablar a la próxima con nosotras si te sientes mal. Es preocupante que llegues a hacer eso. —dice Earphone Jack con cierta pesadez mientras recostaba levemente su espalda contra el marco de la cama, dirigiéndose hacia la ojiazul.

—Sería loco que por alguna circunstancia Hatsu-chan no llegue a bañarse por varios días al punto de que incluso huela mal. Tendríamos que bañarla nosotras mismas por lo desanimada que estuviera. —menciona Uraraka un poco ensoñadora mientras sonreía, abultando sus mejillas—. ¿Se imaginan que eso pase? ¡La lanzariamos al agua!

—Para darle un súper baño, Kero, y ver cómo vuelve a estar radiante. —Tsuyu se une a aquella loca imaginación de parte de la castaña quien no evita reír amigablemente junto con Mina mientras Momo negaba ligeramente con la cabeza.

—¿Podrían dejar de hablar del día que llegue a oler horrible por no ducharme por mucho tiempo? Es vergonzoso. —se queja con un pequeño puchero y a su vez un ligero sonrojo Tsubomi al darse de cuenta del (extraño) tema de conversación—. Yo nunca pasó de dos días... —murmura entre dientes, mirando hacia otro lado.

—Lamento si te molesta eso, pero el punto es que no es bueno para ti descuidarte, Hatsulin-san. —toma la palabra una vez más la vice delegada, su rostro se suavizó de manera algo seria y hasta un poco triste—. Ya lo he dicho varias veces, pero todos estamos preocupados por tí. Siendo totalmente sincera, entre Bakugō-san y tú, parece que te afectó más lo de... —hace una pausa un poco dudosa de hablar al respecto.

—¿Lo del secuestro de la Liga y el retiro de All Might? —completa con normalidad la ojiazul, había quitado su sonrisa con una expresión expectante y casi tranquila—. Adelante, dilo. No me molesta.

Momo pestañeó varias veces con cierta confusión y sorpresa, las chicas veían atentas la situación y como ahora la pelirroja parecía tomárselo con mucha calma, considerando que se había puesto en el estado en el que estaba cuando todas llegaron y su desconexión con el mundo que pasó luego de lo de Kamino. Era más que obvio que en realidad si le afectó eso, y habían varias razones, era imposible que alguien no tuviera un trauma por ser privado de su libertad para hacerle vaya-saber-qué, porque nadie sabía realmente que le pasó a ella ni a Bakugō, y eso sólo le daba un mal sabor de boca.

Miró hacia abajo y entrecerró sus ojos un poco dudosa sobre que más decir, había veces en la que podía conocer a Tsubomi Hatsulin, pero había otras en donde parecía no conocerla. Eso la hacía sentirse mal consigo misma, quería ayudar a su amiga y apoyarla, y la entristecía que ella pareciera no querer recibir ayuda o no aceptar como se sentía. Al menos, lo obvio en sus sentimientos.

—Yo te considero una amiga, Hatsulin-san. —volvió a hablar la más alta presente, su mirada se endureció ligeramente pero mostrando aún determinación y preocupación hacia la pelirroja—. Todas lo hacemos. Y como amigas, nos preocupas mucho. Tú y tú salud son muy importante para nosotras, y estoy segura de que también es importante para el resto de la clase. Tanto Bakugō-san como tú son importantes para nosotros.

La ojiazul una vez más se quedó sin palabras, miraba fijamente hacia la vice delegada de la clase notando la firmeza con la que hablaba. Apenas escuchó el «yo te considero amiga» recibió un pinchazo en su corazón, un pinchazo casi doloroso por el peso de esas palabras en ella. Entrecerró una vez más sus ojos y desvió su mirada hacia otro lado cuando llegó a recordar a las chicas de su secundaria que llegaron a llamarla «amiga», sintiendo acidez en su estómago y amargura en su boca.

❛¿Por qué siempre parece doler cuando dicen algo así?❜ se preguntó la de cabellos rojizos mientras apretaba ligeramente una de sus manos casi cubierta por las mangas de su sudadera que parecía ser más de Takeshi que de ella por el tamaño, (y si era de él).

«¡Eso es lo que hacen las amigas!»

Recordó las palabras de Mina el mismo día del campamento, antes de la prueba de valor. Una  vez más un pinchazo fue directo a su corazón ahora cuando recordó sus tardes con las chicas, continuaba sintiendo la misma sensación cuando recordaba más veces que algún se lanzaba a abrazarla con cariño y en un ambiente ameno. Era como si de alguna manera tratara de quebrarse algo alrededor de su corazón por sólo recordar esos momentos con ellas, y no sólo con ellas, incluso recordando momentos con sus amigos tanto de la clase A como la Clase B. Y, a pesar de todo, incluso con Hitōshi llegó a sentir esa misma sensación.

«Se atreven a colocarle un dedo encima y juro que los haré pedazos.»

Pareció haber un tipo de destello en sus ojos cuando volvió a recordar la voz de Bakugō, recordando como en ese momento su corazón también se estrujó de la misma manera que sucedía cuando sentía afecto verdadero y sincero ir hacia ella. Entreabrió sus labios y luego los apretó entre sí, su respiración se volvió un poco temblorosa, sintiendo como las ganas de llorar volvían a aparecer.

Sale de sus pensamientos cuando siente como alguien la rodeaba en sus brazos, haciendo que extendiera sus ojos de manera sorprendía y sintiera ahora como el lado de su rostro se hundió ligeramente contra algo esponjoso, siendo el pecho de Momo al momento que ella la abrazó.

—Recuerdo que dices siempre «¿necesitas un abrazo?» cuando notas que alguien se siente mal... —dijo Creati con un tono suave, pareciendo ligeramente avergonzada. Pero luego, su expresión se suavizó y apretujó con un cariño inexplicable hacia Hatsulin, afianzando un abrazo—. Así que, ahora creo que es tú turno de recibir un abrazo, Hatsulin-san.

Hatsulin se quedó en completo silencio, pareciendo un poco ida. Sus ojos estaban extendidos de manera sorprendida, mostrando una expresión algo shockeada por recibir aquel abrazo de parte de ella. Su corazón continuó removiéndose en su pecho con los segundos que pasaban.

—¡Si, abrazo! —escuchó ahora la voz animada de parte de Mina y Ochako que fueron casi a la par contra ella para unirse al abrazo, provocando que por un momento perdiera el equilibrio y se sintiera cada vez más paralizada por aquel gesto.

—Todos siempre necesitan un abrazo, Kero. —Tsuyu se les unió en aquel abrazo que se volvía grupal, su respiración se volvía cada vez más temblorosa y a su vez, ligeramente caliente cuando comenzó a sentirse de alguna manera conmocionada.

Sintió un pequeño peso más y miró hacia arriba de ella, pudo ver el pequeño sonrojo y gesto avergonzado de parte de Jirō al momento que la abrazó con ligereza, convirtiendo y cerrando aquel gesto físico en un abrazo grupal. La pelivioleta miraba hacia otro lado aún con un atisbo de pena, sabiendo lo algo cohibida que era para gestos físicos y amorosos como esos.

—Si, abrazo... —murmuró con un tono penoso la de los Earphone Jack, pero afianzando con ligereza aquel gesto.

Continuó completamente paralizada, sin saber que hacer en esa situación. Era la primera vez que recibía un abrazo de ese tipo, ni siquiera recibiéndolo de su propia familia, eso la hacía conmocionar un poco más al punto de que su respiración volvió a mostrarse temblorosa, mientras miraba perdidamente hacia enfrente, sintiendo a sus amigas abrazarla con un gran cariño y confort. Sus ojos comenzaron a humedecerse y aparecer pequeñas lágrimas encima de sus pestañas; su corazón ahora palpitaba rápidamente, como si estuviera en un maratón, pero a la vez sintiendo un sentimiento tan cálido que la hizo recordar cuando era pequeña y su mamá la abrazaba con tanto cariño cuando tenía una pesadilla y se despertaba llorando.

Se sintió... segura. Se sentía segura, incluso se llegó a sentir... segura.

«Si quieres seguir llorando, hazlo.»

❛¿P-por qué en situaciones así siempre recuerdo a Bakugō-kun...?❜ en sus pensamientos su voz era temblorosa como seguramente lo sería si hablara. Trató de aguantar la respiración y evitar soltar una vez un suspiro tembloroso que evidenciaría el hecho de que estaba aguantando el llorar en esos momentos. Sus mejillas estaban ruborizadas y sus ojos destellaban, teniendo una pequeña capa de lágrimas en lo que era rodeada por el amoroso y reconfortante abrazo de sus amigas.

En silencio, fue agachando su rostro y ocultándolo un poco entre los brazos de las chicas que le transmitían cariño y una gran seguridad en aquel estrecho abrazo, siendo todo lo contrario de incómodo. Agachó la cabeza y aguantó todo lo posible llorar para no mostrar su lado más frágil, porque ellas ya habían visto el lado más débil, que trataba de fortalecerse poco a poco.

—Y... —dijo Uraraka luego de un largo silencio, las chicas la miraron y Hatsulin abrió sus ojos un tanto llorosos—. ¿Te sientes mejor, Hatsu-chan?

La pelirroja se quedó en silencio por varios segundos mientras miraba el rostro expectante pero dulce de Uravity, luego miró hacia las demás chicas que parecían atentas de que iba a responder, incluso Jirō prestaba atención para poder escuchar la respuesta de parte de la chica.

Hatsulin se quedó en silencio, tratando de relajar su respiración. Alzó una de sus manos, colocándola encima del brazo de Tsuyu quien estaba a su derecha, acurrucada en el abrazo hasta alzar sus ojos hacia ella. La pelirroja volvió a ocultar su rostro y evitó que ellas mirar el par de lágrimas que escaparon y cayeron encima de sus rodillas.

—Si, estoy un poco mejor.

Si, hola, estuve a nada de llorar por escribir este capítulo.

Para mí, la amistad con Hatsu y las chicas de la A es la más preciosa que he visto alguna vez, amo el desarrollo de ellas. Ellas son las amigas, las chicas que Hatsulin siempre necesitó a lo largo de su vida para poder sentirse bien, y como ella misma pensó, sentirse segura y amada.

Por todo lo que ha pasado, está claro que Hatsulin llega a tener momento en donde no siente aprecio o cariño por las personas siendo que casi todas las que conoce siempre la lastiman o las pierde. Incluso ella teme que en algún momento nuestro bebé Hitōshi se aleje de ella o lo pierda, siendo un temor y la razón de que en un principio no quería amigos💔.

La hace feliz y a su vez le asusta sentirse de esa manera con ellos porque tiene miedo de encariñarse y que los pierda en algún momento, pero a la vez es inevitable sentir verdaderos y fuertes sentimientos de cariño. Por eso lloró al ser un momento en donde sintió un sentimiento lo suficientemente fuerte, porque se sentía amada y no se sentía sola por mucho que esta señorita le gusta pasar esas cosas sola.

No, mi cielo. Ya no estás sola.💅🏻

Siempre va a haber en algún lado una amiga o una persona que haga sentir a las personas de esa manera, por mucho que pasen años para encontrarlas e incluso vivir previamente amistades horribles, que son personas que no merecen una amistad como esa. Siempre habrá alguien por ahí ♡

Hatsulin, acepta que todos tus amigos te aman, principalmente estas chicas❤️.

Y claramente alguien más por ahí/wink

(RECTA FINAL DE BE HERO)

→S H A N X L A B Y X←

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