❪𝟳𝟯❫ ; 𝗯𝗶𝘁𝘁𝗲𝗿𝘀𝘄𝗲𝗲𝘁.

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

❪ARC THREE; DEMONS
*╔═══❖•ೋ°🔥°ೋ•❖═══╗*

CAPÍTULO SETENTA Y TRES:
AGRIDULCE
❛todo sobre mi❜

┍━━━━╝✹╚━━━━┑
©Shanxlabyx
━━━━━━━━━━━

DEJÓ SALIR UN FUERTE Y LARGO SUSPIRO DE satisfacción y a su vez alivio de estar terminando de desempacar, aún le faltaban algunas cosas de su guardarropa pero al menos ya estaba terminando. Miraba su alrededor, fijándose de que todo esté viéndose bien para su gusto, sonrió un poco al sentirse bien con lo que veía, luego miró hacia el techo con atención pensando como colgar las luces que tenía planeado colocar. Tenía la opción de usar una escalera o pedirle ayuda a Sero o a Shōji a colocarlas, siendo ellos sus compañeros más altos. O también estaba arreglarselas con su quirk, pero no quería quemar algo sin querer.

Sería una tontería para ella que apenas esté terminando su mudanza y terminé quemando sus cosas.

No ha sido la primera vez...

Yuu una vez más vociferó un ladrido provocándole un pequeño sobresalto, a pesar de que tenía los audífonos en sus oídos con música para poder entretenerse. Se sacó un audífono y miró hacia el Husky de pelaje blanco con una pequeña mirada de reproche de que haya vuelto a soltar ese sonido en forma de exigencia, él estaba justo enfrente de ella, mirándola con atención.

—¿Te puedes calmar? Ya voy a sacar tus cosas. —musita con un poco de parsimonia y un leve puchero en sus labios. Yuu resopló en respuesta y luego golpeó su pata contra el suelo—. ¿Por qué eres tan exigente?

Yuu volvió a resoplar casi como un estornudo en respuesta. Hatsulin achinó sus ojos con una expresión algo cansada y a su vez ofendida, como si el can haya dicho alguna grosería o le haya contestado de una manera grosera en sí. Para cualquiera sería extraño que hablara y conversara de esa manera con un perro, pero ella estaba muy acostumbrada, sobre todo con la raza Husky que solía ser muy escandalosa y casi parecía que hablarán. La pelirroja tuvo que aguantarse mucho los arrebatos de Yuu en donde comenzaba prácticamente a gritar.

La pelirroja negó con su cabeza y abrió la otra caja que tenía a su lado, observando lo que tenía adentro. Sonrió para si misma y sacó los pósters de distintos héroes que tenía y antes colgaban en la pared de su cuarto, sostuvo el primero y se alzó, acercándose a la mesa que tenía instalada entre la cama y el mueble dónde estaba una pantalla impuesta por ella, pensaba en ver alguna película más tarde. Tomó la cinta y miró hacia su alrededor, buscando donde podría colocarlo, ya había puesto algunas fotos, así que quizás podría pegarlo a un lado. Tenía bastante espacio en la pared.

Yuu volvió a bramar al momento que se subió sobre un banquito para modelar dónde quedaría mejor el póster de una de sus heroínas favoritas, Hatsulin musitó un «mmm» algo pensativa mientras tanteaba encima de la pared. El can volvió a soltar un ladrido un poco más sonoro, tratando de llamar la atención.

—Que te esperes, Yuu-chan. Estoy ocupada aquí. —Hatsulin mueve hacia la izquierda el póster, viéndose concentrada. Yuu vociferó un gruñido junto con un resoplido, pareciendo insistente—. ¡Ya voy, ya voy! Dios mío, mientras más anciano, más intenso.

—¿Por qué mierda hablas con un perro?

La pelirroja deja salir un fuerte resollido tambaleándose en su lugar, sintiendo como por poco y se cae ante el mismo espanto que sintió por escuchar como alguien más hablaba de repente, pensando que estaba completamente sola junto con su mejor amigo animal. Tuvo que encontrar una vez más el equilibrio para evitar caerse, incluso el banquillo se había balanceado de un lado a otro. Algo despeinada por el movimiento, volteó a mirar al intruso mientras abrazaba el póster contra su pecho, viéndose sorprendida y a su vez alarmada de que alguien haya entrado a su habitación de la nada.

Katsuki miraba con cierto desinterés hacia su dirección, teniendo las manos en sus bolsillos vistiendo de manera casual con una musculosa negra y unos pantalones caídos del mismo color. Pareció no inmutarse de su casi caída (que hubiera sido muy vergonzosa, sobre todo con él allí), pero luego desvió sus ojos rojizos hacia Yuu cuando comenzó a caminar alrededor de él y olfatearlo sobre el aire, el chico frunció el ceño cuando él le ladró mientras movía su cola de manera pausada.

—¡Bakugō-kun, me asustaste! —replica la pelirroja, atrayendo su atención una vez más. Hatsulin se bajó del banquillo con facilidad, dejando sobre la cama el póster de Star and Stripe. El chico no pudo evitar mirar unos momentos la cara de la mujer en el papel—. ¿Por qué no tocaste? Podría estar desnuda o algo, y entras así como así.

Bakugo frunció un poco el ceño y luego bufó un poco, sintió una rápida ola de inquietud por la idea de que esa posibilidad haya sido la realidad de ahora. Agitó la cabeza y alzó su mirada hacia ella, chasqueando la lengua.

—Toqué, no es mi culpa que no hayas escuchado o no hayas estado atenta. Incluso llamé antes de entrar. —dice en su defensa, cruzando sus brazos—. Lo único que escuche es como hablabas con este perro raro. —mira hacia Yuu quien olía la zona de sus piernas, rápidamente se alejó—. ¡Y dile a tú perro raro que me deje tranquilo!

Hatsulin pestañeó varias veces y miró hacia Yuu quien parecía bastante curioso con el nuevo visitante en su habitación, y a su vez, el desconocido para él. Mantuvo su distancia mientras movía cada tanto su cola, resoplando y colocándose casi en posición de juego, ya que estaba algo emocionado y curioso por ver gente nueva.

—No es raro, sólo está anciano. —dice Hatsulin con sencillez, Yuu la volteó a mirar como si hubiera entendido lo que le dijo, resoplando enojado—. ¿Qué? Si estás anciano, al menos en edad perro.

—¿Puedes dejar de hablar con tú perro? Justo cuando pensé que no eras más rara... —bufa el cenizo mientras observaba como conversaba con el can como si fuera cualquier persona.

—Es que si soy rara.

—Jodidamente rara.

Hatsulin sonrió ante las palabras del chico mientras lo miraba con atención, Katsuki la miró unos segundos, notando sus grandes y brillosos ojos azules, provocando que desviara la mirada hacia otro lado, respirando con cierta pesadez por la nariz.

—¿Y bien? —comienza a decir el cenizo mientras miraba a un costado, enserió su mirada con ligereza, aunque viéndose algo neutral—. ¿Que explicación dices que tienes para mí? Aunque ya dije que no me importaba y que lo olvidarás.

—Oh, Bakugō-kun. No puedes engañarme. —el cuerpo del aludido se tensa ligeramente por sus palabras, viendo cómo le sonreía y estrechaba sus ojos—. Siempre me doy de cuenta de las cosas. Soy muy observadora. Nada se me escapa. —golpea su sien con su dedo anular, teniendo una sonrisa analítica. Katsuki se encontraba algo tenso por lo que ella tenía que decirle—. Es más que obvio... que te molestó que te ignoré, no escribiéndote cuando me preguntaste que me sucedió cuando desaparecí. —el rubio la voltea a mirar ante sus palabras, notando como su ánimo se apaciguó—. Y que fuiste la única persona a la que no le respondí... prácticamente no te hablé en toda la mañana... Volví a ignorarte.

—El punto. —escupe el chico un poco molesto porque ella comenzará a divagar. Vio como ella suspiró largamente, cerrando sus ojos, su expresión era suave y a su vez algo cohibida.

—El punto es... —Hatsulin hizo una pausa, pensando en que decir. Miró hacia un costado un poco melancólica para alzar la mirada hacia él con una expresión un poco triste—. El punto es que de verdad lo siento. En serio no era mi intención hacerlo, sé que puede ser una tontería pero aún así no estuvo bien de mi parte. Y yo me doy de cuenta cuando las personas están tristes o dolidas de alguna manera, no te gustó que haya hecho eso, por segunda vez. —enfatiza lo último al recordar cómo en medio de la semana de estudios lo evitó muchas veces. Katsuki frunció el ceño y abrió la boca.

»—. Y no digas que no te hizo sentir mal, de verdad hablo en serio cuando digo que nada se me escapa y siempre me doy de cuenta de los sentimientos de los demás. Literalmente puedo darme de cuenta como te sientes ahora.

Bakugō se le quedó mirando de manera confundida y a su vez con cierto reproche, su ceño se frunció tratando de entender a qué rayos se refería fuera de ser muy intuitiva y observadora, como ella misma había dicho. Se quedó mirándola por varios segundos y sólo una idea se le vino a la cabeza.

—¿Tú quirk? —cuestiona en un tono algo analítico, Hatsulin sonrió como niña pequeña y asintió varias veces. Katsuki volvió a fruncir el ceño por aquel cambio repentino de actitud—. ¿Cómo mierda teniendo un quirk de fuego puedes leerle los sentimientos de la gente?

—Una herencia del quirk de mi papá. Tenía que ver con eso. —menciona un poco pensativa recordando vagamente cuando Tsubomi Katashi le explicó sobre su particularidad, aunque no recordaba del todo bien al ser hace mucho tiempo y siendo ella muy pequeña—. Más que nada puedo darme de cuenta por medio del calor corporal o algo así. Lo percibo como si fuera algún aroma o como un... aura quizás. Por ejemplo, ahora te sientes intrigado a pesar de estar inquieto y curioso, tus manos están más calientes de lo normal por lo que te están sudando de los nervios.

—¿Cómo que nervioso? ¡Yo no estoy nervioso! —replica alterándose al instante por aquella idea, colocando sus ojos blancos de manera defensiva.

—Mientes. El calor en la zona de su pecho y tus manos se eleva cada vez que mientes al ser una reacción nerviosa o desesperada, siempre habrá algún indicio físico en las personas cuando mienten. A ti se te acelera un poco el flujo de sangre al punto de calentarse tanto en tu pecho como en tus manos, estas también sudan ligeramente.

—¡Pues será por mi quirk! —escupe exasperado, Hatsulin sólo sonríe mientras lo miraba. El chico gruñó una vez más e hizo un gesto de quererla agarrar del cabello, ella rápidamente se alejó—. ¿No estabas disculpándote? ¡Deja de hablar de sentimientos y no sé que mierda!

—Oh, si... —asiente la más baja entre pequeñas risas para carraspear un poco, tomando la compostura y juntando sus manos enfrente de ella, inclinándolas hacia abajo—. Sé que realmente te hizo sentir mal que te haya vuelto a ignorar, no sólo virtual si no físicamente. No había sido mi intención, sólo que... —se quedó en silencio algunos segundos y respiró, su expresión otra vez dejó de ser tan risueña—. La razón de que primero me haya desconectado de todos lados, es porque pasé por distintas situaciones y no me sentía con ánimos de nada. Fue tan así que incluso no llegué a comer... —su voz baja un poquito, la expresión de Katsuki se suavizó ligeramente y alzó un poco más cejas por esa información—. Ni sé porque te estoy contando esto, pero bueno... La verdad ni siquiera sé, o al menos, estoy segura del porque no te respondí. Te digo la verdad cuando lo intenté, pero me quedaba en blanco, no sé porque tampoco.

Hizo una pequeña pausa, tratando de pensar con cuidado las palabras que le diría a su compañero y amigo. Sintió como sus propias manos se colocaron calientes cuando sintió aquel leve sentimiento de inquietud y nervios que llegaba a sentir en su cuerpo, tuvo que tomar una pequeña respiración para poder calmarse, o al menos, seguir con lo que estaba dispuesta a decir. El hecho de que Katsuki esté tan callado ahora la colocaba aún más nerviosa, a ella no le molestaba disculparse o dar una explicación a alguien de alguna situación o algo que haya hecho, pero para ella explicar algo era como decir cómo se sentía para que la otra persona comprendiera un poco más, así como hacía justo ahora, y el hablar de sus sentimientos y el como se siente tampoco era algo que le gustara.

Tomó una pequeña respiración y alzó la mirada, formando una sonrisa un poco nerviosa aunque más sincera, ya que justo ahora estaba siéndolo.

—No sé porque es que no era capaz de responderte, así sea con un pulgar arriba. —❛En realidad, si tengo una idea del por qué y tampoco me gusta❜ continúa sus propias palabras pero ya en su mente, sabía muy bien que no se sentía del todo animada o dispuesta a hablar con él, pero a su vez una parte de ella la hacía querer hacerlo—. Simplemente entraba en blanco, como si no tuviera palabras que decir por mucho que sólo necesitarás un «estoy bien, si sigo viva». A veces simplemente no encuentro que decirte y a veces quiero decirte todo de mi. Que extraño, ¿no? —rie con ligereza, Katsuki continuaba con sus cejas alzadas mirándola atentamente.

—¿Y por qué rayos vas a querer contarme todo de ti? —cuestiona con cierta extrañeza el más alto presente, alzando una ceja confundido pero a su vez, curioso.

Hatsulin se quedó en silencio y por primera vez no pudo sostenerle la mirada, moviendo sus orbes azules hacia otro lado, algo que no pasó desapercibido por el apellidado Bakugō, sabiendo que ella era alguien de hacer mucho contacto visual, por mucho que llegue a ser en ocasiones algo incómodo para alguien. Miró como la chica resopló haciendo un puchero para encogerse de hombros, sonriendo una vez más, aunque con un sentimiento extraño. Parecía casi una sonrisa forzada pero a su vez dulce.

—Tampoco lo sé. No me gusta contarle absolutamente nada de mi a ninguno de mis conocidos, no ha salido bien antes. —dice con un poco de diversión, no dándole importancia al asunto—. Podría ser una asesina serial y nunca lo sabrías.

—Tienes cara de que si podrías serlo. —dice con cierto aburrimiento y hasta sarcasmo, casi siendo una broma. Hatsulin sonrió al sentirlo más relajado que cuando apareció—. La verdad ya te dije que no me importa tú vida, así que no me tienes porqué contar nada.

—Mientes. —Bakugō inmediatamente se tensó por aquellas palabras, mirándola inquieto—. Si no fuera así, no me hubieras escrito casi todos los días para saber cómo estoy. Incluso me dijiste dulces sueños y que durmiera bien. —habla con una sonrisa en sus labios, pareciendo a enternecida con la idea.

—¡Es muy diferente decir que duermas como se debe a decirte dulces sueños! —se exaspera el chico, pareciendo trabarse con las palabras del comienzo—. Tienes ese horrible hábito de dormirte a quien sabe qué hora.

—No es mi culpa no tener el horario de un anciano como tú. —canturrea con una sonrisa en sus labios la pelirroja, Katsuki comenzó a temblar del enojo por esa acusación.

—¡No es el horario de un anciano! ¡Duermo temprano para estar bien descansado, joder! —chita a la defensiva por tales acusaciones, aunque eran bastante ciertas.

—Te duermes a las ocho en punto, es el horario de un anciano.

—¡Y tú a la madrugada, tú tienes el horario de un maldito vampiro!

Hatsulin una vez más sonrió ante las palabras de Katsuki, se sentía bastante a gusto y tranquila, incluso ya no sintiendo una pesadez en su corazón por haber ignorado al contrario. Podía sentirse mucho mejor, tuvo que respirar profundamente como si estuviera en un aire diferente, había abierto la boca para decir algo más hasta que escuchó el ladrido sonoro de Yuu que resonó en todo el lugar, provocándole un leve sobresalto al rubio mientras ella miró hacia el canino. Este estaba justo a un lado de los dos con una postura inquieta, su cola se movía constantemente mientras miraba hacia Hatsulin.

—Maldición, casi me deja sordo. —chitó el del quirk de Explosión mientras miraba con una mueca hacia el canino de peludo pelaje blanquecino.

—Usualmente los de su raza son muy escandalosos. —alega la ojiazul mientras se encaminaba a una de las cajas que había, pero esta continuaba cerrada. Yuu se acercó con graciosos pasos hacia ella, como si saltara—. A pesar de que tiene un poco más de diez años, aún continúa teniendo ese hábito de gritar o ladrar escandalosamente. —Katsuki miraba en silencio como el canino movía su cola a un lado de la pelirroja quien comenzó a sacar cosas de esa caja que parecían ser de él, confirmándolo cuando sacó dos tazas y luego una cama de perro—. Fue tedioso al comienzo, de pequeña lloraba por el escándalo y Yuu-chan me seguía. —rie por aquella anécdota.

—Definitivamente es un perro raro, por mucho que los de su raza sean así. —bufa el de orbes rojizos mientras miraba hacia otro lado, vagando un poco su mirada por las cuatro paredes de la habitación. No sabía si era idea de él, pero allí parecía hacer el doble de frío que su habitación—. ¿Esos perros no son más pequeños? Parece que te pasa en estatura... Aunque de por sí eres enana.

—No soy enana. Deja de decir eso. —Katsuki tuvo la sensación de querer sonreír de lado con burla por su respuesta, pero se aguantó, tomando un pequeño respiro—. La verdad mi mamá y mis hermanos también se preguntan eso. Cuando llegó al tamaño usual de los huskys, continuó creciendo hasta ser como es ahora. Lo único que se me ocurre es que se desarrolló mucho más de lo normal.

Bakugō se quedó en silencio por sus palabras, mantenía las manos en sus bolsillos mientras miraba atentamente el perfil de ella, mantenía una mirada expectante a cada gesto que hacía, notaba como arrugaba ligeramente su nariz cada vez que inspeccionaba cada objeto que sacaba de la caja, pero volviendo a colocar una sonrisa mientras se lo enseñaba a Yuu. Este estaba a su lado agitando su cola y dejándola estática cuando Hatsulin le extendía algo hasta soltar un más apacible y suave bramido en respuesta, como si diera su aprobación. El chico entrecerró sus ojos y luego suspiró, su expresión se veía serena. Dió un leve paso hacia atrás para luego girarse en silencio, dirigiéndose a la puerta.

—¿Quieres acompañarme, Bakugō-kun? —el aludido se detiene de espaldas a unos pasos de la puerta cuando escucha la voz de Hatsulin, esta lo miraba desde su lugar con curiosidad y una sonrisa—. Necesito algo de ayuda para colgar unas cosas. Si quieres, puedes quedarte, si es que no has terminado de desempacar.

Katsuki se queda mirando fijamente hacia la puerta que tenía justo enfrente de sus narices, pudo darse de cuenta como esta ya se encontraba con algunos stickers de diferentes héroes en versión chibi, viendo stickers de estrellas por algunas partes. Su mirada fue inconscientemente hacia el sticker que había de All Might y se quedó viéndola por varios segundos hasta girar medio eje para mirar a la chica, ella parecía sacar ahora una lámpara para dirigirle la mirada y darle una pequeña sonrisa, inclinando su cabeza.

Se quedó en silencio, pareciendo pensar profundamente. Su expresión se veía seria, sintiendo una clase de tranquilidad en el pecho. Su ceño se acentuó con ligereza y resopló, se giró por completo para encaminarse devuelta sobre sus pasos. Cuando regresó, se agachó para dejarse caer encima de una silla poof que estaba a un lado de la cama, escuchándose un pequeño sonido al momento que se dejó caer, mirando sin decir nada hacia el techo.

❛Oh, si se quedó❜ Hatsulin pestañeó varias veces con una sonrisa sorprendida en sus labios, sin evitar sentirse así, pero tampoco le molestó, incluso pareciendo que a él tampoco le molestaba quedarse. Se le hacía un poco raro verlo tan callado considerando que era muy escandaloso, pero tampoco era malo, era como ver una nueva faceta de él. Sonrió un poco al analizar sus facciones relajadas, sólo recordando haberlo visto así una sola vez cuando quedó inconsciente en su enfrentamiento contra All Might junto con Izuku.

Tarareó cualquier sonido al azar con una sonrisa, sintiéndose bastante tranquila mientras se giraba hacia la caja en donde estaban distintas cosas de su habitación, al menos, las que estaban en su vieja habitación y colocaría en la actual. Sacó con cuidado el cable de luces que planeaba colgar en el techo de la habitación, aunque realmente no se le ocurría como rayos llegar hasta allí, pero aprovecharía que tenía a Katsuki allí. Sonrió un poco más y casi tenía florecitas de felicidad y gusto a su alrededor, el rubio la miraba de reojo y en silencio, observando como se movía de forma alegre.

Entrecerró su mirada rojiza para luego cerrarla y suspirar profundamente, mirando fijamente hacia el techo y disfrutando el silencio que había en el lugar. Miró hacia un costado suyo donde apareció el enorme Husky, agitando su cola y teniendo una gran curiosidad en él, emitiendo un pequeño pero no ofensivo gruñido, como si le dijera algo. Frunció su ceño y alzó su mano, colocándola sobre su cabeza y acicalándolo un poco, observando el gusto en él al agitar más su cola. Cerró una vez más sus ojos y se acomodó en su lugar, manteniéndose en silencio y disfrutando este mismo.

Todo era realmente tranquilo.

—¡Oh! —exclamó Hatsulin de la nada, siendo un tanto escandalosa al hacerlo, que incluso le provocó un salto tanto a Katsuki como a Yuu, este mismo emitió un pequeño aullido que casi pareció un grito. El cenizo lo miró con espanto al ver cómo imitaba a Hatsulin—. ¡Es cierto!

—¿Por qué gritas? ¡El perro anciano también lo hace! —replica el único chico presente con sus ojos blancos del enojo un tanto conmocionado por la reacción del perro, observó como la pelirroja se levantaba e iba hacia su mochila, tropezándose en el proceso—. ¿Qué rayos buscas?

—Se me había olvidado por completo, aunque dada la circunstancia es algo obvio. —decía la pelirroja, sin responderle directamente su duda. El miraba con una ceja levantada como ella sacaba una bolsa pequeña y iba hacia él, se sobresaltó cuando con total confianza se dejó caer sentada a un lado suyo, quedando demasiado cerca—. ¡Es algo que compré hace unos días! Es una suerte no dejarlo en casa.

—¿Me puedes explicar de qué rayos hablas, Pirómana? —exige el ojirojizo con una mueca en sus labios, observando lo risueña que estaba.

—Para tí. —ella le extiende la bolsa, dejándolo en completo silencio. Se mostró incrédulo por varios segundos por sus palabras para proseguir a mirar hacia la bolsa que le entregó, la tomó con una mano con dudas y sacó lo que sea que tuviera allí con un toque cauteloso, sosteniendo una pequeña caja.

Katsuki miraba de reojo hacia la pelirroja que lo miraba con atención y en espera de ver su reacción, así que apenas sintió la pequeña caja miró hacia ella. Sus ojos se extendieron cuando observó con detenimiento lo que le había entregado, observando los colores blancos y dorados de la caja, mirando principalmente dentro de esta en donde se podía ver a través del plastico transparente. Se quedó en completo silencio y miró lentamente hacia la pelirroja que se veía en espera de su completa reacción.

El rubio se veía sorprendido y a su vez incrédulo de aquel presente repentino de parte de la chica, quedando incluso sin habla por varios segundos hasta finalmente abrir la boca.

—¿Qué es esto? —cuestiona casi sin habla el cenizo haciendo a la pelirroja quedarse en silencio hasta sonreír.

—¡Un llavero Funko Pop de All Might¹! —dice animada y un pequeño atisbo de obviedad mientras el ojirojizo continuaba teniendo la caja de la figura en minuatura y cabezona del antiguo héroe número uno de Japón.

—¡Eso ya lo sé, idiota! —chita con un poco de exasperación el más alto, sentándose y enderezándose en el asiento poof—. ¿Qué es esto? ¿Por qué mierda me lo estás dando? —cuestiona con cierta exasperación.

Hatsulin se quedó en silencio por varios segundos hasta que su mirada se suavizó, viéndose casi nostálgica. Se enderezó a la par que él, mirando sus propias manos las cuales entrelazó entre si, juntando y jugando con sus pulgares, junto con el hecho de que de un momento a otro comenzó a notarla extraña, como si cualquier energía que tuviera anteriormente se le hubiera esfumado. Se le quedó viendo por varios segundos de manera un poco desconcertada hasta sentirse inquieto respecto a haberla hecho sentir mal o algo por el estilo, frunció el ceño por la amargura que lo recorrió y resopló.

—Oye-. 

—Es por muchas cosas en realidad. —lo interrumpe cuando iba a hablar, haciéndolo pestañear. Observó su perfil, notando como tenía su mirada entrecerrada, viéndose tranquila pero hasta cierto punto apagada—. Es como un agradecimiento y una disculpa, por varias cosas... —enfatiza con cierta pesadez, sonriendo con ligereza. Katsuki la veía en silencio—. Tal vez es extraño, pero es para apaciguar mi disculpa. No quiero comprarte o algo por el estilo, pero de verdad lamento mucho ignorarte, más de una vez.

Katsuki se quedó en silencio por varios segundos, mirándola con cierto desconcierto. Frunció luego el ceño y miró hacia abajo, observando el pequeño llavero de All Might, sintiendo un sentimiento agridulce en su pecho por el detalle, siendo algo principalmente del héroe al que hace semanas ya había dejado su puesto por lo que consideraba su culpa. Sacó lentamente dicho llavero, observando y detallando el traje de héroe de aquella figura junto con la cadena para enganchar. Se quedó en silencio y luego bufó.

—Ya te dije que no me importa... —dice el cenizo, mirando fijamente hacia la cara de All Might sonriendo como siempre solía hacerlo—. No tienes porqué seguir explicándome nada, no tengo ganas de sentir lastima por alguna estupidez.

—Si te cuento esto no es porque quiero que sientas lastima por mi, es para que puedas entender el por qué soy así. —el rubio alza la mirada hacia ella, mostrándose un tanto sorprendido por lo que dijo. Ella seguía mirando fijamente hacia sus manos, viéndose decaída—. Siempre cuando hago algo como eso, me da una sensación... de contar todo sobre mi. Decirles cosas sobre mi persona y que de alguna manera lo entiendan, por mucho que eso no minimice lo que llegue a hacer.

El rubio continuó mirando el perfíl de la chica, y ante la cercanía que tenía con ella, pudo percibir como comenzó a emitir un poco más de calor de lo usual, dando a entender que comenzaba a sentir un sentimiento más fuerte. Curveó sus labios en una mueca, observando como ahora apretaba sus manos con cierta fuerza, mostrándose atormentada.

—Realmente me da mucho miedo contar cosas sobre mi, ya una vez los hice y... No salió tan bien. —rie con cierta amargura una vez continuó hablando—. Yo sólo quiero que las personas se sientan bien, se sientan felices, que sonrían. No quiero que se angustien o preocupen por mi porque eso significa que se sienten mal por mi culpa... —su voz tiembla un poco, comenzando a perder de cierta manera la compostura—. Yo sólo quiero... que todo esté bien.

Hatsulin se quedó en silencio, manteniendo una sonrisa un poco forzada en sus labios. Sentía una enorme pesadez en su corazón, y eso podía notarse. Al menos para Bakugō era algo que se notaba, sobre todo siendo alguien que sabía muy bien como leer a las personas. Justo ahora ella se veía de alguna forma atormentada, como si se abriera una pequeña brecha en la fachada que ella misma se había impuesto. La chica continuó en aquella posición tensa y se volteó ligeramente al lado del poof dónde descansaba su bolso.

—Te dí ese llavero porque tú me diste uno a mi. —Katsuki dislumbró como la más baja levantaba dicho llavero² que hace tiempo le dió y que se había dado cuenta que había abrochado en su bolso—. Me lo diste cuando no me sentía bien y me ayudó a sentirme mejor... Y yo quería hacer lo mismo, hacerte sentir mejor. —la chica le da una sonrisa un tanto forzada pero al mismo tiempo sincera, dejando en completo silencio al único chico presente—. Yo sólo quiero que los demás se sientan bien... Sólo... quiero eso. —agachó la mirada, entrecerrando sus ojos—. Sólo eso...

El rubio continuó en total silencio ante las palabras de la chica, miraba fijamente hacia ella y luego bajó sus orbes rojizos hacia aquel llavero que ella sostenía en una de sus manos, procurando no dejarlo caer a pesar de parecer tener un agarre flojo. Miró ahora hacia el propio llavero que ella le había acabado de dar, pensando en sus palabras mientras sostenía la pequeña caja en la palma de su mano libre, mirando la cara sonriente del All Might de miniatura en su otra mano. Su ceño se frunció ligeramente mientras continuaba sintiendo aquel sentimiento agridulce, fue apretando un poco su mano llegando a apretar poco la cara conforme seguía detallando al antigüo héroe, sintiendo cierta impotencia en él.

—De verdad lamento mucho todo... No era mi intención dejarte de lado, de verdad... —Katsuki pestañeó y la miró cuando ella volvió a hablar, alzando un poco sus cejas cuando notó como ella parecía tensarse más que antes, apretando sus manos contra sus rodillas de manera temblorosa—. Lo siento... L-lo siento mucho... —Bakugō no puede ocultar del todo la pequeña sorpresa que le generó escuchar su voz quebrarse, mirándola algo perplejo—. Y-yo no... yo no quiero causar molestia ni problemas. No lo hago con mala intención, ni siquiera tengo intención en hacerlo...

Las manos de Hatsulin comenzaron a emitir más calor, escuchándose el ligero sonido del vapor cuando ella apretó sus manos entre sí, teniendo la cadena del llavero entre ambas palmas, colgando la pequeña figura de All Might que posaba de manera heróica, con aquel porte y aquella musculatura que tanto lo caracterizaba. Sólo ver por encima su imágen comenzaba a provocar que generara más calor que antes en sus manos, sus hombros encogían de manera temblorosa.

—S-sólo quiero que todo esté bien... Quiero que estés bien, que los demás estén bien, que All... —la pelirroja se traba al hablar, pareciendo no ser capaz de completar la oración, pero fácilmente se podría saber que era lo que quiso decir. Hatsulin respiró hondo y rio con amargura, sonriendo de manera extraña mientras un pequeño vapor apareció en sus mejillas al momento que evaporó la pequeña gota que se escapó de sus ojos—. ¿Por qué te estoy diciendo esto? De verdad no entenderé esta sensación de querer soltar todo contigo, de verdad no lo sé...

Volvió a quedarse en silencio, mirando fijamente hacia el frente con una mirada apagada que no contrastaba para nada con la sonrisa que tenía en sus labios, aunque aquel gesto facial tampoco es que fuera muy animado, era un gesto bastante amargo, como si no sonriera con ganas, sin comprarse con la sonrisa que minutos atrás ella tenía, viéndose risueña como siempre acostumbraba verse en ella. Y a pesar de eso, ese día no estaba realmente siendo ella misma, al menos, no lo que ella aparentaba ser.

Hatsulin seguía tensa, ya no temblando como anteriormente lo hizo, ahora sintiendo un doloroso nudo en su garganta por aquella desesperada sensación de querer llorar en esos momentos por la misma impotencia que sentía al igual que un sentimiento amargo, haciéndola sonreír como lo hacía, pero esa sonrisa comenzó a decaer poco a poco. Respiró profundamente por la nariz, y cuando había abierto a duras penas la boca para hablar, sintió un pequeño peso en su cabeza, sintiendo como Katsuki colocaba una de sus manos sobre su cabello.

—Llorar te hace ver fea. —comienza a decir el chico, sin ningún atisbo de molestia o reproche—. Pero como ya te dije, si quieres llorar, sólo hazlo.

Hatsulin se quedó en silencio ante sus palabras, teniendo sus ojos extendidos en asombro y sus pupilas reducidas, sintiéndose sin palabras. Apretó sus labios ligeramente, sus mejillas se ruborizaron mientras estrechaba sus ojos mostrándose aún cristalizados.

—N-no estoy llorando... —murmuró la pelirroja, aún mirando fijamente hacia sus rodillas.

—Pero quieres hacerlo, ni sé porque te aguantas. —vocifera con un poco de severidad Katsuki, inclinándose un poco para verle el rostro, teniendo su ceño fruncido. Hatsulin giró la cara hacia el lado contrario, negándose a mirarlo.

—Porque yo no debo llorar. —el rubio se quedó en silencio, viéndola con atención—. Mi deber no es llorar, yo no necesito llorar. Yo no debo llorar, no puedo. —Hatsulin respiró profundamente por la nariz, cubriendo su rostro momentáneamente con sus manos para deslizar estas mismas hacia abajo—. Yo debo ser fuerte, yo no debo ser débil y llorar. No puedo llorar. Simplemente no puedo.

Katsuki frunció el ceño y hundió levemente hacia abajo su cabeza, haciendo que ella agachara el rostro por aquel gesto, colocando una pequeñas expresión de reproche, sintiendo como incluso le apretó un poco el cabello (sin dolerle) como si la regañara. Abrió sus ojos azules hacia él cuando se inclinó y ahora le pellizcó levemente su mejilla.

—Escúchame, Hatsulin. —la chica abrió sus ojos atentamente hacia él cuando escuchó como la llamaba por su nombre, Katsuki mantenía una expresión seria—. Cuando digo cuando me molesta lo que haces, lo digo en serio. Por ejemplo, lo muy terca que estás siendo ahora por no querer llorar o yo-que-sé. —hablaba el rubio mientras jalaba un poco su mejilla, logrando que ella mostrara una pequeña mueca—. Dices que quieres que todos estén bien, ¿no? Pero esa no es tú responsabilidad, no tienes porque hacerte cargo de que todos estén bien. —Hatsulin lo miraba en silencio, teniendo una mirada un poco afligida.

»—Hazte responsable de ti misma, antes que en los demás. Tú deber no es asegurarte de que todo el mundo se encuentre bien, por mucho que eso sea parte del deber de un héroe. —Katsuki desvía la mirada hacia enfrente, bajando la mano que tenía en su cabeza, apoyándola en su rodilla, mirando con seriedad y en silencio el llavero que le había dado—. No te fuerces más de lo que puedes y ya. Eso es más que suficiente. Prefiero verte tonteando y riendote por ahí que verte como si te quisieras tirar de la azotea. Y espero que ni se te ocurra pensar eso.

La chica se quedó en silencio por las palabras de él, desviando la mirada hacia un lado y una expresión un poco avergonzada, aquello lo hizo fruncir el ceño y jalarle con un poco más de fuerza la mejilla, sacándole un pequeño sonido de queja.

—¿Que pasa con ese silencio? ¡No vayas a hacer ninguna locura! —la reprendió con severidad mientras aún le jaloneaba la mejilla con enojo, Hatsulin comenzó a quejarse mientras la agitaba hasta que él la soltó. Ella prosiguió con sobarse la mejilla con una leve mueca—. ¡Te lo dije una vez, no voy a permitir que te rindas a cualquier mierda que te pase! ¡Ni creas que se me ha olvidado que tienes que pelear contra mi! ¡No voy a permitir que desaparezcas, pirómana!

Sobaba su mejilla, ahora pasmada por lo que le decía. Sus ojos lo veían con una mezcla de asombro y aflicción por el dolor que él le había provocado, no siendo algo extremadamente doloroso pero si sintiendo la incomodidad de su piel estirada y apretada con fuerza, sobre todo con Bakugō Katsuki quien tenía fuerza y no era delicado.

Hatsulin permaneció en silencio, aún mirándolo como si tuviera tres cabezas. Katsuki tenía aquel usual puchero en sus labios que casi parecía una mueca, mirándola fijamente, sintiendo un pequeño temblor en su cuerpo por notar la mirada pasmada que le estaba lanzando hacia su persona. Fue procesando sus propias palabras y una leve tensión apareció en su cuerpo.

—¿Qué? —su voz salió con ligera dificultad debido a la leve conmoción que lo recorrió. Hatsulin seguía mirándolo, parecía aún procesando lo que él le dijo—. ¿Por qué mierda me miras así? Tus jodidos ojos de muñeca me ponen nervioso. 

—¿Por qué... ¿por qué dices esas cosas? —Katsuki extendió sus ojos ante las palabras que le dijo, se veía confundida y hasta cierto punto inquieta, emitió un «¿Qué?» y ella se cubrió el rostro, dejando salir un fuerte suspiro—. Eso... Esas palabras, «no voy a permitir que desaparezcas», «prefiero verte riendo». —las mejillas del chico se tornaron rojas, al igual que la puntas de sus orejas cuando ella repitió lo que él dijo anteriormente—. ¿Por qué te importa tanto como me sienta? ¿Por qué?

Katsuki se quedó en silencio, mirando de manera un poco tensa hacia el suelo, llegando a notar en su campo de visión la pequeña caja vacía en donde venía aquel llavero que ella hace momentos atrás le dió. Desvió la mirada hacia un lado, frunciendo el ceño mientras soltaba pequeños gruñidos como si tuviera dificultad para algo. Hatsulin aún lo miraba con duda e inquietud, sintiendo sus manos calentarse poco a poco, alcanzándose a oír el sonido del vapor al sostener algo de metal, siendo su llavero, miró rápidamente a este y lo dejó a un lado, procurando que no lo haya quemado o derretido sin querer.

Todo se mantuvo en silencio, Hatsulin expectante a lo que Katsuki fuera a decirle. Este se mantenía con su mirada al contrario de dónde se encontraba ella, evitando colocar sus ojos a su dirección. La chica apretó sus manos, sintiéndolas calentarse cada vez más y más, siguió con su mirada su mano cuando esta comenzó a moverse inquieta, él en sí comenzaba a verse inquieto. Se sorprendió a si misma al notar como estaba sonrojado hasta las orejas, teniendo su ceño fruncido.

—¿Bakugō-kun? —lo llamó con un poco de insistencia, sintiéndose ahora intrigada y confundida.

—Por qué... —el aludido comenzó a decir con un tono bajo y ronco, apretando la mano que anteriormente estaba sobre el cabello de la chica hasta hacerla puño, justo al lado de la de ella que estaba sobre el poof—. Tú... —Hatsulin lo miraba fijamente al rostro, haciéndoselo más complicado a él, apretando su mandíbula.

Hatsulin comenzaba a sentirse cada vez más confundida por lo que él fuese a decirle, su mirada aún se mostraba dudosa y algo conflictiva por todos los sentimientos que había tenido ese día; amargura, emoción, impotencia, tristeza, y ahora intriga. Sólo podía esperar con paciencia y a su vez inquietud de lo que fuera a decirle, siendo algo que en realidad se ha estado preguntando antes. Ahora, era quizás la primera vez que lo veía nervioso y hasta cierto punto avergonzado.

Katsuki se volvió a quedar silencio, como si lo que fuera a decirle fuera algo muy dificil para él. Y en realidad, si era difícil de decirlo, al menos para él.

—Agh, maldición. —escupió el cenizo mientras sostenía el puente de su nariz con pesadez y abrir sus ojos hacia la chica, notando la mirada preocupada y aún un tanto decaída que poseía. Él suavizó un poco su ceño y luego bufó, desviando la mirada hacia un lado—. No voy a aprovecharme que ahora estás toda sensible.

—Yo no estoy sensible. —insiste luego de unos segundos pensativa, agarró levemente el tenso brazo del rubio y lo agitó un poco—. Vamos, dime.

—Por supuesto que estás sensible ahora, yo no quiero decirte nada así. —Katsuki cierra sus ojos entre gruñidos mientras la chica agitaba su brazo como una niña pequeña, Hatsulin hizo un puchero—. Mierda, ¡que no te voy a decir nada ahora!

—¡Pero no me dejes con la intriga! —chilló con inquietud la más baja mientras se mostraba insistente y hasta cierto punto un tanto intensa. Katsuki vio esto y chasqueó la lengua, se zafó de su agarre y sostuvo con cierta dureza sus mejillas con una sola mano, dejándolas abultadas con ella mirándolo con reproche.

—¿Estás sorda? ¡Dije, «ahora» no! —recalcó, haciendo quedar en silencio a la chica, miraba con detenimiento hacia él, notando con más claridad el fuerte sonrojo que tenía en su rostro, viendo la curiosidad de tener las puntas de sus orejas rojas—. No voy a decirte absolutamente nada después de que prácticamente te pones a llorar enfrente mío. Y si, lo ibas a hacer, y de alguna manera lo quieres hacer. ¡Ni siquiera yo estoy seguro de decirte una mierda!

Hatsulin lo miraba en silencio, abultando sus labios que ya de por sí estaban apretados ante el agarre de su rostro de parte del chico quien la miraba de manera fija y con una mueca, una mueca un poco rara. Para ella de por sí se le hacía extraño verlo con el rostro rojo, frunció el ceño de manera un tanto concentrada y analítica, buscando entender por completo a qué era que se refería con todo ese misterio del por qué era atento en cuanto como se sentía, incluso recalcándolo ahora al decir que no le diría nada al no querer «aprovecharse» de que de alguna manera estaba vulnerable.

Su mirada azulada se suavizó un poco al darse de cuenta de su preocupación por como estaba, sus ojos regresando a tener un ligero brillo que duró por unos instantes hasta verlo con duda y a su vez un tanto de inquietud mientras él soltaba lentamente su rostro y miraba hacia abajo, pareciendo molesto y avergonzado al mismo tiempo. Ella se sobó la mandíbula y bajó sus manos junto con su mirada, hasta alzarla una vez más hacia su dirección, tomando un pequeño respiro mientras su mirada se veía más suave aunque aún inquieta.

—¿Es algo malo? —cuestiona en un murmuro la más baja, Katsuki la miró de reojo y notó el pequeño deje de preocupación. Él volvió a mirar hacia abajo en donde estaba la pequeña caja del llavero que ahora era suyo, respirando con pesadez.

—Depende de como lo veas tú. —fue su respuesta, aún ligeramente sonrojado, mirando hacia un lado con su ceño fruncido—. Por ahora olvídalo.

Hatsulin continuó viéndolo en silencio y frunció un poco sus cejas, resopló con cierta exasperación debido a que ella era demasiado inquieta luego de que la dejarán con la intriga de esa manera, siempre queriendo que respondieran a la duda que ella llegara a tener y le dieran indicios de haber una respuesta. Continuó mirando por varios segundos hacia el chico y trató de concentrarse en que era lo que percibía en como se sentía, y tal cual como se veía, había una mezcla de vergüenza y molestia, dejándola pensativa al mismo tiempo que buscaba respuestas por si misma.

Relajó un poco sus hombros y miró sus propias manos, mirando hacia un lado en donde estaba el llavero que él le dió hace casi un mes atrás. Se quedó en silencio, y se encogió de hombros, dispuesta a tratar de calmarse y a su vez no presionarlo a decirle lo que sea que tuviera que decirle.

—¿Si te sientes mejor? —pregunta luego de un largo silencio, Katsuki la mira ante su pregunta y ella señala su regalo, viéndose expectante—. Al menos, ¿te gustó el mini All Might?

El cenizo la miró por varios segundos y miró hacia la dirección de dicho llavero, logrando sostenerlo con facilidad con una sola mano. Sus ojos rojizos detallaron la pose que tenía el anterior símbolo de la paz y su mirada se suavizó, Hatsulin percibió un ligero toque de nostalgia venir de él, aunque en su expresión sólo se veía seriedad y de alguna manera más tranquilidad. El chico continuó en silencio y su mirada se volvió un poco más suave mientras levantaba con ligereza la comisura de sus labios, colocando una pequeña sonrisa de lado.

—No está mal.

❪📚❫',·shane's glosary

(📗)¹; este es el llavero que Hatsulin le regaló a Katsuki.

(📘)²; y este es el llavero que Katsuki le regaló a Hatsulin en el capitulo "under control"

Tomen un cap de su pareja favorita, pero no se confíen, aquí no todo es felicidad😚

(¡RECTA FINAL DE BE HERO!)


→S H A N X L A B Y X←

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro