𝟎𝟑 | a place to feel safe

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CAPÍTULO TRES
UN LUGAR DONDE SENTIRSE SEGURO




Al día siguiente, Marc se fue junto a Hopper a investigar a la doctora Fitz, así que esa mañana Lola se había despertado a primera hora para poder hablar con su hermano y que así le contara todo lo que habían averiguado.

—¿Iras a la fiesta esa de Halloween de esta noche?—inquiere Marc al terminar de preparar el desayuno—

—¿Vas a preguntarme eso en serio?—le pregunta indignada—

—¿Qué quiere que te pregunte?

—Nada—responde con obviedad—Quiero respuestas, Marc. ¿Qué paso ayer con la doctora Keira Fitz?

Ante su pregunta Marc suspira y baja la mirada hacia su plato de tortitas. Lola le observa expectante y extrañada por el nerviosismo de su hermano a la hora de hablar de ese tema. Entonces se dio cuenta de que no solo había servido dos platos para el desayuno, sino tres.

—¿Hay alguien más aquí?—inquiere confusa—

Su hermano había llegado tarde la noche anterior y ella ya estaba dormida para ese entonces. Si él había traído a alguien a su casa era lógico que no se hubiese enterado.

—Marc... ¿tienes...?—habla una chica entrando a la cocina—Oh, lo siento no quería interrumpir.

Lola la observa sorprendida antes de mirar a su hermano en busca de una explicación.

—Ah, Lola, esta es Keira—Marc señala a la recién llegada—

—Oh—murmura sorprendida—En... encantada.

—Igualmente—sonríe estrechándole la mano—

Lola le devuelve la sonrisa y no puede evitar observar que lo único que llevaba puesto era una sudadera de su hermano Marc, la cual le llegaba hasta las rodillas.

—Si, venía a preguntar si teníais algo de ropa que pudierais dejarme—explica al notar su mirada—Mi ropa aún sigue mojada por la tormenta de ayer.

—Por supuesto—sonríe Lola—Ven. Te dejare algo.

—Gracias.

Ambas salen de la cocina y caminan hacia la habitación de Lola, quien se acerca a su cajonera y le entrega una muda limpia de ropa.

—Puedes usar el baño y las toallas si quieres ducharte—le dice con amabilidad—Y si necesitas algo más no dudes en pedírmelo.

Keira la observa y asiente agradecida.

—Em... Lola, yo... me gustaría poder explicarte lo que ayer hablé con tu hermano y con ese policía sobre los experimentos del Brenner. Sé que es un tema delicado y...

—Si no te importa preferiría hablar de esto en otro momento—la interrumpe—Ahora tengo que ir al instituto.

—Creo que sería mejor que te quedaras—habla Marc apoyándose en el umbral de la puerta—No creo que pase nada porque te pierdas un día de clase ¿no?

—Supongo que no—admite nerviosa—

—Entonces iré a ducharme y después te lo explicamos—suspira Keira saliendo de la habitación—

Lola la observa desaparecer por el pasillo y entonces su atención se posa en su hermano.

—Todo irá bien—le asegura acercándose a ella—

—Ya, si. Confío en ti, Marc, pero... esto me asusta—admite bajando la mirada—

—Lo sé—suspira abrazándola—

A penas quince minutos más tarde Keira ya se había duchado y cambiado de ropa. Marc y Lola se habían sentando en el salón y la chica se unió a ellos después de coger unas carpetas de su mochila.

—No sé mucho sobre las cosas que hizo Brenner. La primera vez que yo llegue a esos laboratorios era una niña—les explica—Yo era huérfana, así que me criaron e intentaron hacer experimentos conmigo. Al ver que nada hacía efecto comenzaron a enseñarme medicina y distintos tipos de ciencia. Me convirtieron en una más de ellos y me hicieron revisar datos medicos. El día que vuestros padres murieron fue el día que supe de más niños con los cuales habían experimentado y cuyo resultado había sido nulo.

—Nosotros—asume Lola—

—Si.

—Pero nuestros resultados no fueron nulos—habla Marc—Yo leo la mente de las personas. Lo escondí, pero por las pruebas que ellos me hicieron parecían querer que yo tuviese esos poderes.

—Es que lo hacían—le confirma Keira—Tenían una lista de habilidades y con cada niño experimentaban para adaptarle a una de ellas. La tuya fue la telepatía, la mía fue el control del agua y la tuya, Lola, era el control de los metales. Esa es la única información que conseguí.

—Entonces... si los poderes de Marc si se manifestaron es posible que los míos también ¿no?—inquiere Lola—

—Si, es posible.

—¿Lo que significa que esto es un efecto secundario de mis poderes?—inquiere estirando sus manos para mostrarle el aura roja que estas desprendían—

—Es fascinaste—admite Keira acercándose a ella—¿Has probado a ver que podías hacer?

—No. Tenía demasiado miedo para si quiera pensar en intentarlo—admite—

—Bueno, yo no voy a presionarte ni a decirte lo que tienes que hacer, pero es posible que los experimentos fuesen concluyentes contigo y que cuando esa aura roja aparece en tus manos tú puedas mover metales con la mente.

—Demasiada información para un día—suspira Lola—Ne... necesito tomar el aire.

Se levanta con incomodidad y camina hacia la puerta. Sale de la casa y camina por el bosque hasta llegar al castillo Byers. El sitio estaba vacío, pues Will estaba en el colegio, pero Lola agradecía poder estar sola un rato, así que se adentró en él y se sentó ahí a dibujar en una de las libretas de Will para así poder despejar su mente.

Toda aquella situación con Keira no le gustaba nada. Tal vez estaba paranoica, pero sentía como que ella y Marc no estaban siendo del todo sinceros.


—Sabía que te encontraría aquí—suspira Jonathan asomándose por la cortina del castillo Byers—He ido a tu casa y Marc me ha dicho que saliste a dar un paseo esta mañana y que aún no habías vuelto. ¿Llevas aquí todo el día?

—Aja—asiente encogiéndose de hombros—

—¿Ha pasado algo? ¿Estas bien?—inquiere preocupado—

—Es una larga historia—suspira levantándose y saliendo del castillo Byers—Creía que estarías con Will haciendo truco o trato.

—Es lo que supuestamente estoy haciendo—admite—Pero pensé que Will necesitaba normalidad y algo de independencia.

—Si, también lo creo—admite comenzando a caminar hacia su casa—

—He pensado en ir a la fiesta esa de Halloween. ¿Quieres venir?

—¿Para verte babear por Nancy?—inquiere asqueada—No gracias.

—No—niega él molesto—Solo creo que sería divertido.

—¿Divertido? ¿En serio?—cuestiona elevando las cejas con incredulidad—¿Ver al tío nuevo ligar con todas las chicas del instituto? ¿O son todos los idiotas que se meten con nosotros lo divertido?

—Vale, olvida lo que he dicho—suspira frustrado—

—No ¿sabes? Me apetece ir—admite—Algo de alcohol no me vendría mal hoy.


—Ya me estoy arrepintiendo de haber venido—suspira Lola el entrar en la casa y ver a todos aquellos adolescentes con las hormonas revolucionadas, bailar—Buscaré alcohol.

Jonathan asiente y la observa alejarse de él antes de que una chica se le acerque.

—Hola, guapa—sonríe el chico nuevo al acercarse a Lola, la cual se sirve un vaso de un extraño líquido rojo—¿Te apetece bailar?

—Preferiría suicidarme—le responde dedicándole una sonrisa falsa—

—Oh, nadie se niega a bailar con Billy—sonríe—Venga, pequeña zorrita, baila conmigo.

Lola le observa incrédula y asiente con molestia antes de acercarse a él de forma melosa.

—¿Que tal si nos ahorramos el baile y pasamos a lo verdaderamente divertido?—le sonríe llevando su mano hacia el cuello de su chaqueta—

Billy la observa excitado y se relame los labios mientras sus amigos sonríen a lo lejos. Entonces Lola le pega un pisotón en el pie y levanta la pierna para pegarle en sus partes bajas.

—Si, ha sido divertido—sonríe alejándose de él—

Bebe su vaso de un trago y se sirve otro en el mismo instante en que Nancy se acerca para hacer lo mismo.

—No, no, no—niega Steve sujetándola del brazo con delicadeza—

—Suéltame—le ordena Nancy arrastrando su voz debido a su ebriedad—

—No. Has bebido mucho ¿Vale?—insiste Steve intentando arrastrarla hacia la puerta para irse—

—Que te jodan—se queja sirviéndose otro vaso del líquido rojo—

—Nancy, va en serio. Para. Suéltalo—le pide intentando quitarle el vaso de alcohol—

—No.

—Nancy, suéltalo.

—¡Steve, para!—exclama haciendo que su vaso se caiga, manchando así su disfraz—

La fiesta queda en silencio y toda la atención se posa en ellos.

—¡Joder!—se queja Nancy caminando hacia el baño—

—Nancy—la llama Steve siguiéndola—

Lola vuelve de nuevo su atención a su vaso y vuelve a rellenarlo para tomarse el tercero de la noche, en apenas 5 minutos. Es entonces cuando un triste Steve sale del baño y camina hacia la puerta principal sin mirar a nadie.

Lola le observa preocupada y rápidamente suelta su bebida y se acerca a Jonathan.

—¿Cuidas de Nancy?—le pide con preocupación—

—Claro—asiente con rapidez—¿Tú que harás?

—Tranquilo, encontrare una forma de volver a casa. Tú llévatela de aquí—le pide antes de salir de la casa—¡Steve! ¡Steve!

Sus llamados hacen que el chico la observa confuso mientras intenta abrir su coche.

—¡Joder!—exclama cuando la puerta no se abre—¡Mierda!

Golpea la puerta y se apoya en el vehículo pasándose la mano por la cara con frustración.

—Hey—susurra ella llegando frente a él—¿Estas bien?

—Mi novia me acaba de decir que lo nuestro es todo una mentira y una mierda—le explica mirándola a los ojos, mostrándole así lo rojos que se encuentran por retener sus lágrimas en ellos—Así que no, no estoy bien.

Lola suspira y le quita las llaves de las manos.

—¿Qué... qué haces?—inquiere confuso—

—Sube al coche—le ordena—Yo conduzco.

—¿Sabes conducir?—inquiere confuso—

—Sube al coche—insiste abriendo la puerta del conductor—

Steve suspira y camina hacia el lado del copiloto. Abre la puerta y se sienta a su lado. Lola conecta las llaves y con rapidez sale del recinto para comenzar a conducir por las calles de Hawkins.

—¿A donde vamos?—inquiere el chico—

—A un lugar seguro—le responde ella sin dejar de mirar hacia la carretera—A mi lugar favorito en todo Hawkins.

Steve la observa intrigado y asiente acomodándose en su asiento, disfrutando así del silencio, el cual no era nada incómodo. Era como si ambos se sintiesen seguros, tranquilos y a salvo junto al otro.

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