𝟏𝟐 | war strategies

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng



CAPÍTULO DOCE
ESTRATEGIAS DE GUERRA




Tras salir a comprar algo de comida, Hopper volvió a la casa de Murray y se reunió con ellos en el salón.

—Dos Whoppers con extra de ketchup, patatas fritas, un paquete de Marlboro rojo y un granizado extragrande—señala dejando la bolsa sobre la mesa. Agarra una hamburguesa y se sienta junto a Joyce—Por cierto, el Burger King no está cerca del Seven-Eleven.

—No te he dicho que lo estuviera—sonríe Murray en respuesta—

—Volvamos a intentarlo—suspira—Joyce.

—Alexei—la mujer llama al científico ruso, el cual se encontraba comiendo una hamburguesa mientras veía los dibujos animados en la tele como si se tratara de un niño—Los generadores, ¿qué es lo que alimentan?

—Y dile que sabemos que no es el centro comercial Starcurt—señala Hopper hacia Murray quien se encargaría de traducirlo todo—Así que puede dejar de soltarnos esa bobada.

Murray asiente y traduce sus palabras hacia Alexei, quien estaba tomando un trago del granizado. Tras escupirlo, comenzó a quejarse confundiendo a Hopper.

—¿Qué ha dicho?—inquiere el Sheriff—

—Dice que es de fresa—le traduce Murray—

—¿Disculpa?

—El granizado. Dice que es de fresa.

—¿Y qué pasa?

—Hopper, te lo ha pedido de cereza—le recuerda Joyce con obviedad—

—Pero no tenían de cereza—se justifica—No les quedaba. Y como sé que a Lola le gusta el de fresa he deducido que a él también. Además, no importa porque todos saben igual, ¿vale? Es azúcar con hielo. Dile eso.

—¿Qué le diga qué?—inquiere Murray confuso—

—Que le digas que todos saben exactamente igual—señala frustrado—

Murray le dedica una sonrisa falsa antes de traducir sus palabras hacia Alexei.

—No está de acuerdo contigo—habla Murray tras oír la respuesta—Dice que no es lo mismo y le gustaría uno de cereza.

—¿Ah, si? Pues dile que se vaya olvidando—le responde Hopper—

—"Dice que te olvides. No hay cereza."—se dirige hacia Alexei hablando en ruso—

—"Sin cereza, no hay trato"—declara entonces encogiéndose de hombros tras mirar a Hopper por un segundo—

—Dice que sin cereza, no hay acuerdo—traduce Murray hacia el Sheriff—

Hopper asiente y sonríe de forma falsa antes de abalanzarse contra Alexei, quien le mira asustado.

—¡Joder!—exclama Murray—

—¡Hopper!—le regaña Joyce al ver que agarra a Alexei—

—¡Espera, espera, espera! ¡No te pases!

—¡No voy a hacerle daño!—les asegura Hopper tirando de Alexei hacia la puerta—¡Solo quiero darle la oportunidad de ir a comprar su puñetero granizado de cereza!

Le lanza fuera de la casa con las llaves de las esposas y del coche que habían robado en la gasolinera.

—Jim, ese tipo es un enemigo del estado—señala Murray cuando Hopper cierra la puerta dejándole fuera—

—¡Y se ha estado riendo de nosotros todo el día!—señala frustrado—Si le compró el granizado de cereza, luego ¿qué? Nos pedirá un helicóptero para que lo lleve a una isla privada. He tratado con capullos como este ¡toda mi puñetera vida!—exclama antes de posar su mirada en Joyce—Ayer en el bosque podría haber escapado, pero no, se quedó con nosotros. ¿Por qué crees que lo hizo? Pues porque está asustado. Tiene miedo. No de nosotros. Si no de ellos. Le da miedo ese monstruo ruso de dos metros que podría haberlo matado igual que a nosotros. Smirnoff sabe que si vuelve con sus camaradas sin un rasguño, creerán que lo ha cantado todo. Así que, le guste o no, somos... somos su mejor baza.

Sonríe con arrogancia.

—Le doy treinta segundos para volver a llamar a la puerta y correr a nuestros brazos, con un poquito más de humildad—señala—

En ese momento el motor de un coche y la música de la radio comienza a sonar fuera.

—Jim, juraría que ha arrancado el coche—señala Murray—

—Hopper—suplica Joyce—

—Si, nos pone a prueba, a visto mi farol—señala algo menos convencido de sus palabras—

—Me parece que se está largando—asegura Murray. Hopper niega—

Joyce suspira frustrada e intenta alejar a Hopper de la puerta para poder abrirla.

—Jim, aparta, vamos aparta—le pide mientras le empuja—

—Joyce no. Joyce—se queja antes de que ella consiga quitarle de en medio para poder abrir la puerta y salir junto a Murray—

Ambos frenan sus pasos al ver el coche parado justo en la salida del recinto. Hopper sale tras ellos con una sonrisa en su rostro. Alexei da marcha atrás, aparca el coche donde se encontraba anteriormente y se baja del vehículo quejándose. Le entrega las llaves a Hopper y entra en la casa con la cabeza gacha.

—Perdona, ¿qué ha dicho?—pregunta Hopper con una sonrisa victoriosa—

—Dice que también le gusta la fresa—responde Murray—

—Ya.


—Prendimos fuego al núcleo para ahuyentar a los Demoperros y que El pudiera cerrar el portal. Pero ahora, por algún extraño motivo, los rusos quieren volver a abrirlo, lo que destruiría todo por lo que arriesgamos la vida—Dustin termina de contarle toda la historia a Erica mientras intenta abrir el panel de una de las hélices del aire acondicionado que les impedía continuar su camino—

—¿Incluyes a Lucas en esa historia?—le pregunta ella confusa—

—Si, claro—le responde con obviedad—

—En todo lo que acabas de contarme, ¿Lucas ayudo?—cuestiona incrédula—

—Si.

—¿Mi hermano, Lucas Charles Sinclair?

—¡Si!

—No te puedo creer—declara ella—

—Espera. Te puedes creer lo de El, Lola, el portal, los Demoperros y al Azotamentes, ¿pero cuestionas el papel de tu hermano?—le pregunta confuso. Erica asiente—

—Correcto. Si.

—Tiene mucho sentido—comenta con sarcasmo—

—Ah, ¿Necesitas ayuda?—le pregunta al ver que tarda mucho en abrir el panel—

—No—le asegura—

—Es que como veo que tardas mucho—señala—

—Ya. No jodas, Sherlock—se queja—

—Mira, si no encuentras otra forma más eficiente de detener las aspas, no podremos buscar ayuda y tus colegas heladeros estarán jodidos—le recuerda—

—Si, con esa actitud, seguro—comenta molesto—Hay que joderse.

—Solo soy realista—se defiende Erica—Venga, hemos avanzado unos... 500 metros en nueve horas. Caminamos tres horas por ese túnel, así que calculo que son 15 kilómetros hasta el ascensor. Lo que debería llevarnos, aproximadamente, doce días y medio.

—¿Acabas de hacer ese cálculo mentalmente?—Dustin la mira asombrado—

—Se me dan bien los números—se encoge de hombros—

—No me jodas. Eres una empollona.

—¿Como has dicho?—pregunta claramente ofendida—

—Tú. Eres. Una. Pardilla.—declara Dustin—

—Más vale que lo retires, pardillo—le advierte—

—La verdad ya ha sido revelada.

—Pero esa no es la verdad—le asegura ella—

—Comprobemos los hechos ¿vale?—le propone—Hecho uno, eres un genio de las mates, por lo visto.

—Oye, que era una ecuación bastante sencilla—se justifica—

—Hecho número dos, eres una yonqui de la política.

—Solo porque no comulgo con el comunismo como ideología.

—Hecho número tres, te encanta My Little Pony—Dustin señala su mochila—

—¿Y que tiene que ver My Little Pony con todo esto?—se queja—

—Recapitulemos la última aventura de los ponis—suspira Dustin—Los malvados centauros y Tirek convierten a Applejack en un dragón en el castillo, y Megan y los otros ponis usan la magia de Moochick para derrotar su arcoíris de oscuridad. Por más rosa que lo pintes, no se puede camuflar el hecho de que los centauros, los castillos, los dragones y la magia son elementos del pardillo. Ergo, My Little Pony es de pardillos. Ergo, tú, Erica, eres una pandilla.

—¿Y como sabes tanto sobre My Little Pony?—le pregunta ella entonces—

—Porque yo soy... un pardillo—le asegura abriendo por fin el panel de control de las aspas. Quita los cables y estas dejan de girar dejándoles paso—Vamos, pardilla.

Erica le dedica una mala mirada.

Mientras tanto, bajo los conductos de ventilación, los rusos interrogaban a Steve, pero no de la forma habitual que tenían los policías. Esta era más dolorosa y sangrienta.

Cada puñetazo y golpe que le daban dolía como ningún otro que Steve hubiese recibido en su vida, pero lo que más le dolía era no saber dónde estaban Lola y Robin, ni que les estaban haciendo los rusos.

—¿Para quien trabajas?—le pregunta el que parecía ser el líder de ese lugar—

—Por enésima vez, trabajó en Scoops Ahoy—le responde Steve con frustración—Scoops Ahoy.

El guardia que acompañaba al líder vuelve a golpearle en las costillas.

—¿De que vas?—se queja—Mira el uniforme. Mira el uniforme. ¿Crees que me pondría esto? ¿Soy un espía con uniforme de marinero?

Otro golpe en las costillas.

—¿Cómo habéis entrado?—le pregunta el líder—

—Ya te lo he dicho. Ya te lo he dicho—se queja—Nos faltaba una entrega. Mis amigos y yo creíamos que se había quedado en el muelle de carga. Entramos en una sala que se convirtió en un ascensor y luego... luego cayó en picado y... de repente, abrí los ojos y estábamos... en una enorme instalación.—el hombre le mira dudoso de sus palabras—Oye, te juro por Dios que nadie lo sabe. Nadie nos ha visto. Podrías soltarnos y... no le contaríamos a nadie todo esto ¿vale? Ya está, la vida continua. Y... helado. Helado. Conocéis el helado ¿no? Le gusta a todo el mundo. No sé si existe el helado ruso o si preferís el gelato italiano, pero os daremos lo que queráis. En serio, el pudín de caramelo, tenéis que probarlo. Ese helado está de muerte.

Ambos rusos comienzan reírse confundiendo a Steve, quien ríe nervioso.

—Me cae bien—admite el líder—Pudín de caramelo.

Las miradas serias vuelven a los rostros de ambos rusos haciendo que Steve deje de reírse.

—Dinos para quien trabajas—insiste el líder entonces—

—Oh, venga ya—se queja Steve antes de recibir otro golpe—

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro