ϟ| 𝐂𝐡𝐚𝐩𝐭𝐞𝐫 𝐟𝐢𝐯𝐞: 𝐑𝐞𝐝 𝐚𝐩𝐩𝐥𝐞

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●Capítulo cinco: Manzana roja.


YoonGi, soltó un suspiro y caminó por el lugar seguido de HoSeok y JiMin en silencio. El pelirrojo inspecciona al rubio con intriga buscando algún defecto. Pero su delicioso aroma hacia que su estómago rugiera.

—Sacame una foto, así te duro más. —le dijo  JiMin. —Oye, Azael. ¿Este siempre anda mirando a todos?

La risa del pelinegro resonó por el lugar y miró por encima del hombro.

—Tiene hambre. Solo que se está controlando. ¿Cierto, HoSeok?

—No, mi príncipe. Para nada. —el pelirrojo le dio una mirada asesina a JiMin.

—JiMin, sígueme. Iremos a la cocina por algo de comida. —ordenó. —HoSeok, tu dile a JungKook y a NamJoon que necesito hablar con ellos de inmediato.

—Sí, mi príncipe. —HoSeok hizo una reverencia y de giró alejándose.

JiMin lo vio irse y se giró para caminar hacia YoonGi quien le sonreía bastante perturbador con sus filosos dientes.

—Supongo que debes tener hambre, ¿Verdad? —JiMin asintió. —Tengo algo que te encantará.

—¿Pancreas?

El pelinegro arrugó el ceño.

—No, que asco. Estamos en el inframundo, aquí no comemos cuerpitos humanos, chico. —se miró las uñas y soltó un suspiro transformando sus labios en una sonrisa bastante grande. —Pero... tengo algo mucho mejor.

—¿Tu lengua?

El pelinegro le dio una mirada asesina.

—Ya cortala con ese maldito deseo con mi lengua.

Ahora era el rubio quien sonreía. Este se acercó a él de manera coqueta y acercó su mano a los labios del pelinegro rozando con la yema de sus dedos los delgados labios de este. JiMin movió sus dedos abriendo la boca de YoonGi y alcanzó su lengua con estos. Con una sonrisa perversa tallada en sus gruesos labios hizo que el pelinegro tuviera toda su atención.

—Solo un poco... —se lamió los labios. —Por favor... —ahora el rubio acercaba su rostro al de este.

Apartó sus dedos y juntó sus labios con los del pelinegro. Mientras sus ojos estaban por devorarse tan intensamente, el pelinegro acercó su mano a la cadera de JiMin y lo atrajo más a su cuerpo. Separó sus labios y dejó que este tomara el trozo de su lengua que tanto quería.

Soltó un jadeo cuando sintió los dientes del rubio clavarse en su lengua para luego tirar de ella. Una vez más, estaba fascinado con lo que veía. Había creado un maravillosa escena del rubio con las comisuras llenas de sangre y sus manos también. Estaba encantado y agusto.

El rubio tiró más de la lengua del pelinegro hasta que consiguió arrancar un pedazo. Se alejó de la boca de este y masticó el pedazo con tanto deseo. La sangre se impregnó en las comisuras de ambos una vez que JiMin se había apartado de este. Tragó y se lamió los labios ensangrentados sintiendo el magnifico sabor de este y volvió a acercar sus labios a los de YoonGi, pero esta vez no lo besó, simplemente lamió de sus labios el resto de sangre.

El pelinegro acercó su mano al cuello del rubio y lo apretó alejándolo de él.

—¡Espera! —exclamó JiMin dirigiendo sus manos encima de las de YoonGi para apartarlas, pero el pelinegro caminó rápidamente hacia una de las paderes que componían su gran hogar.

Estrelló a JiMin en una de estas y con una macabra sonrisa enseñándole los dientes, apretó aún más el cuello del rubio apreciando su  expresión de dolor.

—Oye... Estás apretan...do muy... du...ro... —se quejó este.

—¿Mejor no? —levantó una ceja este. —¿No quieres otro pedazo de mí?

JiMin dejó de forcejear y sonrió asintiendo.

—¡Vaya! ¡Vaya! Que masoquista. —YoonGi acercó su rostro al de este y con su mano libre deslizó sus largas uñas por el rostro delicado del rubio. Las bajó por su mejillas, cuello y se detuvo en su pecho. —JiMin, ¿Sabes que puedo matarte las veces que quiera y seguirás reviviendo en este mismo cuerpo?

—¿Ah? —dijo confundido.

Antes de que el rubio dijera otra palabra más, YoonGi enterró las uñas en el cuerpo de este haciéndolo gritar del dolor. Una sonrisa perversa se formó en su semblante escalofriante y sin quitarle los ojos de encima al rubio, introdujo más sus uñas dentro de este, hasta que entró del todo en su interior. Las lágrimas salieron de sus ojos y por su boca un chorro de sangre. El cuerpo dejó de pesar y se hizo liviano en manos de YoonGi.

El pelinegro hizo una mueca y alejó sus manos del cuerpo de este dejándolo caer al suelo. JiMin se movió con dificultad en el suelo mientras escupía más y más sangre. Este tocó su pecho abierto y miró con terror al pelinegro quien estaba totalmente serio.

—¿Qué? ¿A caso te quité el hambre? —la voz áspera hizo que al rubio le corriera un escalofrío. —Una vez que vuelvas a recobrar fuerzas, te espero en la cocina. —le dio la espalda y se alejó caminando.

JiMin no despegó sus ojos de la espalda del pelinegro. Al verlo serio le había temido. Si así jugaba, no quería imaginarse cuando  estuviera enojado.

Una vez que esté se sintió con la suficiente fuerza, se levantó del suelo y a duras penas caminó por el lugar dejando un rastro de sangre a su paso. Siguiendo el camino por el cual se fue YoonGi, logró llegar a lo que era la cocina. Las grandes puertas estaban abiertas y se veía al pelinegro con la cadera apoyada en el largo mesón de la cocina. Salía humo de este y en las fosas nasales del rubio se impregnó un delicioso aroma dulce.

Este colocó un pie dentro de la cocina y entrecerró los ojos cuando el humo se hizo intenso. Halló el rostro del pelinegro gracias a sus brillantes ojos azules que resaltaban entre el humo.

—Atrapa. —le dijo YoonGi y en el campo de vista del rubio apareció una manzana siendo lanzada por el aire.

El rubio la atrapó y caminó despacio dentro de la cocina.

—Comela. —ordenó.

—¿Una manzana? —la inspeccionó en sus manos. Era bastante roja.

—Comela.

JiMin no entendía por qué quería que comiera una manzana. De igual forma se la llevó a los labios y le dió un gran mordisco. Masticó sin ninguna expresión y sintió el jugo de la manzana endulzarle el paladar.

—Comerás de manzana una y otra vez cuando sientas deseos. —YoonGi apareció entre el humo y se acercó a rubio mirándolo comer. —Convierte a la manzana en tu pecado favorito.

—¿Qué quieres decir? ¿Es lo único que comeré viviendo aquí? —preguntó JiMin.

—Si haces lo que te digo, puede que te dé una recompensa. —le dijo. —Pero... —se acercó al rubio. —No me toques sin mi consentimiento. ¿Entendido?

JiMin tragó lo masticado y soltó una carcajada.

—¿Debo aterrarme? ¿En serio?

—Me sorprende que sigas creyendo que soy una burla. —se lamió los labios y soltó un suspiro. —Que más da. Estás mal de la cabeza.

YoonGi acercó su mano a la nuca de este y la subió hacia su cabeza. Agarró su lacio cabello y tiró hacia atrás haciendo que JiMin soltara un jadeo. Con su otra mano le colocó un collar gris y le soltó la cabeza, caminó por su lado y se acomodó el abrigo que llevaba.

—Sígueme, mascota. Voy a enseñarte lo que harás y a presentarte a algunas personas. —le dijo.

—¿Cómo mierda me llamaste? —la risa de YoonGi resonó por el lugar y dejó de caminar.

JiMin acercó su mano a su cuello y tocó el collar.

—¡ME PUSISTE UN MALDITO COLLAR DE PERRO! ¡IMBÉCIL! —trató de quitárselo, pero de este automáticamente salieron disparadas unas púas que se incrustaron en su cuello haciéndolo sangrar.

—Cuidado, mascota. No te quites el collar que tu dueño de ha puesto. —le dijo mirándolo por encima del hombro. —Podría costarte la cabeza.

JiMin gimió ante el dolor mirando con enojo a YoonGi.

—Camina, tenemos cosas que hacer. —ordenó este. —¡Pssss, ven! ¡Ven, JiMin!

—¡QUE MALDITO ERES! —le gritó JiMin a sus espaldas.

—¡Ven! ¡Ven por la bola! —YoonGi se giró y se mordió el labio inferior. —Ven, JiMin...

El rubio apretó la manzana en su mano y la dirigió a su boca con brusquedad para morder otro pedazo. Avanzó a paso rápido hacia YoonGi mientras masticaba con ansiedad. El pelinegro se burló de las expresiones que hacía el rubio mientras caminaban hacia el jardín de su hogar.

La brisa fría movió sus cabellos y heló sus vellos. El aroma a dulce se impregnó en las fosas nasales de ambos y pusieorn un pie en la hierba verde de afuera. JiMin admiró el lugar con asombro hasta que dos grandes carcajadas se escuchaban bastante cerca de ambos.

YoonGi se giró encontrándose con dos de sus viejos amigos y sirvientes de él. Uno alto de cabellos azules y cuepro bien formado, traía gafas hasta el puente de la nariz mientras vestía de un traje gris. A su lado con una sonrisa bastante coqueta, estaba un chico más joven de cabello castaño con un traje verde esmeralda.

—¡Príncipe! —saludaron los dos al unísono e hicieron una reverencia ante él.

—¿Dónde estaban? ¿Tienen todo listo? —cuestionó YoonGi y se frotó la nariz al sentir un poco de picazón en  ella. Volvió a dirigir su atención a los chicos, pero se dio cuenta que no ya estaban frente a él. —¿Oigan? —se giró encontrándose con la escena de estos dos babeando al rededor de JiMin.

—Príncipe, ¿Es esto un regalo? —habló el peliazul.

—¿Se ha adelantado el banquete? Porque tengo muchísima hambre. —el castaño se acercó al cuello de JiMin y olfeteó la deliciosa esecenia de este.

JiMin tragó duro al sentirse intimidado por estos dos que cuando quiso mirar a YoonGi, este traía una sonrisa burlona en sus labios.

<¿A caso tienes miedo, mascota?>

<¿Estás en mi cabeza? ¿Cómo mierda puedes estar en mi cabeza?>

<Hasta puedo tocarte si quisiera.>

—Calmense los dos. —dijo YoonGi. —Él me pertenece.

El castaño hizo una mueca.

—Pero, príncipe. ¿Por qué lleva su comida por todo su hogar? ¿Quién es? —preguntó el peliazul acercándose a YoonGi.

—Él es JiMin, un loquito en el mundo humano. Ahora es mi mascota y trabajará para mí. —comentó YoonGi con una sonrisa hipócrita. —Tiene indicios caníbales por su propia gente.

El castaño levantó una ceja y se lamió los labios dejando ver su larga lengua cortada en dos. JiMin abrió los ojos sorprendido y bajó la mirada.

—Ya decía por qué olía tan bien. Joder, él es un maldito festín. Carga con muchos pecados. —comentó el peliazul.

—¿Para qué nos llamaste? —preguntó él castaño sin quitarle la mirada de encima a JiMin.

—JungKook, desde mañana JiMin empieza a trabajar contigo.

El castaño sonrió dejando ver sus afilados dientes.

—JiMin, te presento a JungKook. Él está a cargo de organizar las almas sumergidas en el pecado. —explicó el pelinegro. —Y él... —señaló al peliazul. —Es NamJoon. Está a cargo de los castigos de las almas.

—Hola. —saludó este agitando la mano.

—Por ahora solo ayudarás a JungKook aa organizar las almas como tú. —JiMin entrecerró los ojos y se llevó la manzana a la boca para comer otro pedazo.

—¿Cómo puede comer de la manzana? —preguntó JungKook estupefacto. —Príncipe. ¿Cómo?

—¡Príncipe! —la voz de HoSeok interrumpió. —Su padre quiere verlo antes del banquete. Es de urgencia.

YoonGi bufó.

—HoSeok, llévate a JiMin y cámbialo, luego vendré por él.

—Sí, mi príncipe. —JiMin lo miró unos segundos manos sin decir nada y caminó de mala gana hacia HoSeok.

Una vez que YoonGi se quedó solo con NamJoon y JungKook, borró su hipócrita sonrisa y soltó un suspiro.

—Es él.  —dijo YoonGi.

—Imposible. Él ya no reencarna más. Tú lo mataste. —dijo JungKook. —Han pasado mil años desde su muerte.

—Él era el único que podía comer de la maldita manzana. —se llevó las manos a la cadera. —Si no fuera él, ya hubiera muerto luego de comer de la manzana.

—¿Crees qué sea él? —cuestionó NamJoon.

—Estoy muy seguro que nació bajo los deseos de Ewah. El origen de su pecado fue devorar a su legión y luego comerse a si mismo. Con sólo verlo te lleva a la mismísima locura. JiMin tiene las mismas ansias de devorar, la misma obsesión perversa de ser visto comer como si fuera un acto de placer. —se lamió los labios. —La manzana siempre estuvo envenenada para nosotros, pero él siempre podía comer de ella como si nada. —miró a JungKook. —Necesito que investigues sobre su vida pasada, JungKook y tu NamJoon, necesito saber si tiene el mismo aura que Ewah.

—Suenas preocupado, príncipe. —dijo el castaño.

—Sí, JiMin en verdad nació bajo las influencias de Ewah... —se mordió el labio. —Creo que cometí el error de traer su alma al inframundo. —levantó sus manos y las posó en cada hombro de los chicos. —¡Bien! En marcha. El viejo Azael quiere verme. —puso los ojos en blanco. —Los veo en el banquete.

—Ahí estaremos, mi príncipe. —los dos hicieron reverencia ante YoonGi para luego irse.

YoonGi se frotó la sien y soltó un suspiro.

—¡NO DEJARÉ QUE ME BAÑES! —se escuchó el grito de JiMin.

—¡Solo entra a la tina! Nada más fortaré. —contestó HoSeok.

—Yo puedo hacerlo solo, gracias. Tengo manos.

—Aquí aconstumbramos a bañar a todos. Por favor, sé algo cooperativo. —le dijo HoSeok en tono fuerte.

—Ya entiendo su maldita lujuria. Este desgraciado le gusta que lo estén tocando. ¡QUE TE DIJE QUE NO ME TOCARAS, IMBÉCIL!

—¡YA DEJA DE HACER UN ALBOROTO!

YoonGi soltó una carcajada al escucharlos y caminó lejos del jardín para ir a ver su padre quien lo esperaba.






BESTIES YA VINE, BRO MIREN LA PORTADAZA QUE HIZO MI BELLA Haraboji29 TT~TT

PARA QUE SE IMAGINEN AL YOONGI BONITO:


*Gritos aki*

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