Capítulo 4: Voces

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—Bien, supongo que se han despedido de sus amigos en aquel lugar, por lo tanto, ya sabrán que vivirán aquí. —los dos chicos asintieron.

El padre se giró para guiarlos, pero se encontró con TaeHyung y JiMin. El padre les sonrió y saludó.

—Buen día, chicos. —dijo este. —Tienen nuevos compañeros. —señaló a los dos chicos que estaban detrás de él. —¿Me ayudarían a instalarlos? Ya saben, denle sus ropas y boten esas.

El castaño oscuro miró al peli-negro con ceño fruncido y murmuró:

—¿Deshacernos de la ropa? ¿En serio? —le dijo el castaño oscuro. —¿En qué mierda nos metiste, JungKook?

—Cállate. —murmuró este.

—Chicos. —se giró el padre para mirarlos. Ellos son TaeHyung y JiMin. Los ayudaran a instalarse. —comentó el padre. —Vayan con ellos.

Los dos chicos se acercaron a TaeHyung y JiMin, con unas sonrisas un poco amigables.

—Los dos irán al primer piso. —dijo el padre, subiendo al altar.

TaeHyung, asintió y ingresó de nuevo al pasillo para guiarlos a las escaleras junto a JiMin.

—Soy HoSeok. —se presentó el castaño a JiMin.
El rubio lo miró y le sonrió.

—JiMin, bienvenido. —respondió este. —El de atrás es TaeHyung. —lo señaló, mientras este venía hablando con el peli-negro.

—JungKook. —dijo el peli-negro. —¿Aquí se saldrá? —preguntó el peli-negro a TaeHyung.

—Solo al jardín. —río el castaño a su lado, mientras le señalaba la puerta que daba hacia este. —Apenas empieza el mes, quizás vayamos de excursión. —dijo este.

JiMin, fue el primero en bajar las escaleras y el castaño oscuro; HoSeok lo siguió al igual que TaeHyung y de último JungKook, llegando a primer piso.

—¿Cuál es horario? —preguntó HoSeok.

—No tenemos horario. Aquí no hay teléfonos, relojes o algo. Debes aprender a leer la luna y acostumbrarte a la salida de formaciones a las 7, desayuno, almuerzo y cena. JiMin y yo, siempre llegamos tarde a las dos últimas. —dijo este ya llegando al primer piso.

—¿Tienen acompañantes de habitación? —JiMin, negó.

—Cada uno tiene su habitación. —dijo el rubio.

—En los cuartos siempre tendrán ropas, cuando se quiten eso, habrá un bote que da con conducto a lo más abajo. Ahí meten la ropa. —dijo TaeHyung.

—¿No la vemos más?

—No. —dijo JiMin.

Caminaron por el pasillo, pasando por la habitación de JiMin y la de TaeHyung. Al final del pasillo, TaeHyung abrió una dejando entrar a HoSeok, quien hizo una mueca al ver todo tan antiguo, mientras que JiMin, regresaba por el pasillo para llevar a JunKook a la primera puerta que estaba al lado de las escaleras. Este le abrió la puerta el peli-negro entró.

—¿Cómo son las clases aquí? —preguntó él.

—¿Clases? Uhm, aquí solo rezamos hasta sangrar. —Y eso hizo reír a JungKook, pero JiMin no mentía en lo que decía. —Deberías descansar, debes estar muy agotado por el viaje. —el rubio retrocedió algunos pasos dejando pasar a JungKook a su nueva habitación.

—Oye, JiMin. —el rubio se acercó. —Me gustan el color de tus ojos. —dijo JungKook.

Lo mismo digo, nuevo. —la voz de Mort susurró en su cabeza.

JiMin, pasó saliva y bajó la mirada.

—Gracias. Adiós. —dijo este y se fue de ahí, encerrándose en su habitación. —Mort, no ahora.

¿Por qué? ¿Crees que es muy temprano para asustarlos? Vamos, JiMin. Sé que a ti también te gusta jugar con ellos. —dijo Mort, haciendo que el cuerpo de JiMin doliera.

—No, no te dejaré tomar el mando. —dijo este, mientras trataba de luchar con aquel demonio interno.

¿Crees que me rendiré así de fácil, JiMin? —y una risa escalofriante hicieron que JiMin se tapara los oídos.

—¡YA DÉJAME EN PAZ! SAL DE MI CABEZA. —gritó JiMin, cerrando los ojos con fuerza.

—¿JiMin? —entró YoonGi a la habitación.

El castaño que se encontraba de pie frente a él lo vio de pie encorvado con las manos en sus oídos. JiMin, abrió los ojos enderezándose a su postura normal y vio al castaño algo atónito frente a él. JiMin, sollozó y caminó hacia a este abrazándolo. Al principio YoonGi, se quedó helado ante el tacto y extraño abrazo de JiMin.

—Me estoy volviendo loco, doctor… —le dijo JiMin.

Fue ahí cuando pasaba TaeHyung y se encontró la escena de JiMin abrazando a YoonGi. El mencionado bajó la mirada y se metió las manos en los bolsillos algo dolido. Pasó saliva y se fue ahí.

JiMin, se separó del cuerpo del mayor y lo miró con lágrimas en sus ojos.

—¿Qué pasa, JiMin? Háblame. —pidió este.
El rubio se absorbió la nariz y YoonGi vio los ojos de este. Eran cafés. Pero, ¿Por qué? Porque cambiaban de cafés a verdes y de verdes a cafés. Algo extraño pasaba y era algo que le llamaba curiosidad de saber. Necesitaba investigar más a JiMin.

—Dirá que estoy loco, doctor. —sollozó mirándolo. —No puedo contarle. No insista.

—JiMin, estoy aquí para ayudarte. —el castaño se acercó. —¿Me dejas hacerlo? —el rubio miró sus vendajes en las manos y se tapó el rostro avergonzado.

—No soy yo, se lo juro. No soy yo. —dijo este. —Ellos son.

—¿Quiénes, JiMin? —preguntó YoonGi.

—Las voces. —dijo este y se tapó los oídos al escuchar a Kan y a Mort hablar en su cabeza. —Me controlan.

—¿JiMin? ¿Qué te dicen? —preguntó YoonGi preocupado. —¡JiMin!

Temeroso se acercó al rubio y puso sus manos en las manos de JiMin que se encontraban en sus oídos. Se acercó al rostro del rubio mirándolo a los ojos fijamente, provocando que este se volviera débil ante su toque.

—¿JiMin? ¿Qué te dicen? —sus oídos emitieron unos chillidos doloroso, provocando que este no escuchara al castaño en frente. Su cuerpo se sentía débil y sus piernas pesaban. Miraba todo a rededor, pero no al castaño. —¡JiMin! —lo sacudió por los hombros. —¡JIMIN! —gritó más fuerte, tratando de sacar al rubio del trance que tenía.

Las manos de YoonGi se posaron en la mejillas del menor y lo acercó a su rostro.

—JiMin… —susurró muy cerca de sus labios. —Reacciona…

—Doctor… —susurró este. —Doctor…

Kan y Mort habían dejado de hablar en su cabeza y hicieron desaparecer aquellos chillidos. Volvió a sentir las piernas y ya no se sentía en un raro trance.

—Doctor… —apartó sus manos de los oídos y las dejó caer en los hombros del mayor atrayéndolo a su cuerpo. Rozando sus labios, el rubio desvió la cabeza y la posó en el hombro del castaño algo cansado.

Todo su cuerpo sudaba y su respiración se encontraba agitada. Tragó duro al sentir un fuerte nudo en la garganta y tomó una bocanada de aire. Levantó la cabeza y vio a YoonGi, quien se encontraba tieso frente a él.

—Lo siento, doctor. —se disculpó alejándose de este. —No fue mi intención a asustarlo.

YoonGi, se encontraba desconcertado. Los ojos de JiMin, mientras se tapaba los oídos fueron cambiando repentinamente de cafés a verdes y de verdes a un azul oscuro. Estaba confundido y perdido. ¿Cómo una persona podría hacer eso?






Horas más tarde, el rubio se encontraba acostado en el jardín a eso de las cuatro de la tarde. Hacia una cálida de brisa y se mantenía totalmente concentrado en las nubes blancas. Sonrió al encontrar la forma de un pato en ellas y bostezó. Desde que YoonGi le había hecho miles de preguntas lo único que pudo responder fueron puras mentiras por el miedo que mantenía. No quería que se asustara porque ese era la especialidad de Mort; personalidad horripilante. Quería salir de ahí en donde estaba, llegar a la ciudad y vivir solo. Quería dejar de vestir prendas blancas que notarían la sangre de inocentes en él. Estaba cansado.

—Hola. —unos ojos cafés junto a una sonrisa amable aparecieron en el campo de vista del rubio. —¿Puedo hacerte compañía? —dijo este.
JiMin, asintió y se enderezó para sentarse para mirar al peli-negro a su lado.

—¿Qué edad tienes? —preguntó JungKook, estirando las piernas en la hierba.

—20 recién cumplidos. —dijo el rubio. —¿De dónde vienes?

—Busan. —respondió. —Escuché que eres el más antiguo aquí.

—15 años. —contestó JiMin, mirando a los árboles lejanos. —No es una novedad.

—¿No te has aburrido? —preguntó JungKook. —¿No has querido salir? O ¿Escaparte?
JiMin, negó.

—Siento que si salgo, el peligro puede ser peor. —sonrió.

—¿Peligro? —levantó una ceja, JungKook.
JiMin, lo miró sonriendo y río.

—¿HoSeok es tu hermano?

—¿Crees que ese idiota puede ser familia mía? —soltó una irónica carcajada. —Es mi amigo.
—¿Y por qué han venido aquí?

—Si te digo, tendré que matarte. —se puso serio haciendo que JiMin riera. —Hablo enserio.

JiMin, dejó se reír.

—Solo bromeo. —se burló por la cara de JiMin. —Tu cara fue un poema, amigo.

JiMin, carraspeó y sonrió.

—¿A qué hora es la cena? —preguntó este. —Tengo mucha hambre.

—Cinco y treinta. —dijo JiMin.

—¿Cómo saben la hora aquí si no tienen nada?

—Ver el sol. Cuando esté a un cuarto abajo… —señaló el sol. —y se torne de un rosado bajito con naranja quiere decir que son las 5. —comentó. —Entonces, si pasa a naranja date cuenta que son las 30. El sol ahora está rosado, eso quiere decir que estamos entre las cinco y veinte. —lo miró.

—Aquí se vuelven locos. —se burló JungKook.

—Te queda bien el pijama. —señaló la prenda.

—¿Por qué todos visten así aquí? ¿Es un tipo de manicomio?

—Es como el uniforme. —sonrió.  —Estamos en vacaciones de noviembre. —sonrió

—Oh, ¿Tienen vacaciones? —JiMin asintió. —Las tareas diarias y “clases" hizo comillas con los dedos. —Empiezan la primera semana de enero.

—¿Qué clases dan?

—Religión y algo de matemáticas. Los profesores son algo psicorrigidos cuando vienen a dar clases. —comentó el rubio. —Por lo menos no tienes que preocuparte por sacar buenas notas y asustarte porque llegaran a tu familia.

—No tengo familia. —dijo JungKook. —HoSeok y yo venimos de un centro para menores. Hemos estado solos desde que cumplí los 6 y HoSeok los 8. —el peli-negro soltó un suspiro recogiendo sus piernas y ahora llevándolas a su pecho. Somos huérfanos. —posó los brazos cruzados encima de sus rodillas y apoyó su cabeza en ellos mirando al rubio. —¿No has visto a tu familia? —JiMin, negó.

—Entremos. —dijo levantándose de la hierba. —Quizás lleguemos a la cena pronto.

JungKook, asintió levantándose dea hierba y siguiendo a JiMin dentro del convento.

Dentro, se encontraron a HoSeok caminando, mientras cargaba un libro en sus manos. JungKook, arrugó el ceño.

—¿En serio trajiste eso? —dijo el peli-negro, señalando el libro.

—¿Qué tiene? Es mi libro favorito. —sonrió el castaño oscuro y de lo enseñó a JiMin, quien lo miraba. —¿Lo has leído?

En la portada aparecía un hombre a oscuras y sus ojos brillaban de un tono verde avellana. Pero, eso no era lo que le llamó la atención a JiMin, si no por el título y la pequeña frase que este tenía. 

Bestia, ¿Tú también escuchas las voces?

El rubio cogió el libro de HoSeok y lo observó más de cerca saciando su curiosidad y sumergiéndose en la biografía del libro. Era algo diferente, no había leído tal cosa y mucho menos sabía que existía algo como eso. Miró a HoSeok, quien se encontraba mudo ante la reacción de desesperación de JiMin al pasar las hojas en busca de algo. El rubio cerró el libro y le regaló una sonrisa apenada.

—Lo siento. —se lo regresó. —Siempre quise leerlo, pero la biblioteca tiene más libros religiosos que esos. —dijo JiMin.

—Oh, puedo prestártelo. Me falta un capítulo por terminar y te lo doy. —sonrió.  —¿Ya es hora de la cena?

JiMin, asintió y los guio a la cafetería la cual apenas se estaba llenado con los demás  chicos del convento. Vio a TaeHyung, ser el primero en la fila y se acercó a él para tocarle el hombro. Tosco y frío, el castaño lo miró y regresó la mirada Ruth para coger la bandeja e ir a sentarse. Estaba enojado y celoso que lo que había visto. Si ojalá supiera que no era JiMin con el quien tuvo el romance.

—¿Cuántos pisos existen? —preguntó HoSeok, haciendo fila detrás de JiMin.

—Cinco. —respondió. —Este es el segundo. Pero, por habitación hay solo tres pisos. Primero, mentira. Donde dormimos. Segundo, dolor y tercero, abandono. —comentó JiMin y se acercó a la pequeña abertura para mirar a Ruth. —Hola, tenemos nuevos.

La mujer sacó la cabeza por la pequeña puerta y sonrió al ver caras desconocidas. Volvió a entrarla para entregarle la bandeja con comida a JiMin.

—¿Por qué los pisos tienen esos nombres? —preguntó JungKook, curioso llegando a coger su bandeja. —Gracias. —dijo siguiendo a JiMin.
—Los he bautizado así desde que llegué aquí. Tengo mis razones. —río JiMin y vio a TaeHyung sentado hablando con otros chicos. Se dio cuenta que no había espacio para él y los otros dos. —Uhm, bien. Sentémonos allí. —caminó entre las mesas con la bandeja consiguiendo un puesto libre pegado a la pared blanca.

JungKook y HoSeok lo siguieron.

—Entonces, ¿Este lugar es algo escalofriante? —preguntó HoSeok sentándose frente a JiMin y al lado de JungKook; se encontraba mirando a TaeHyung a dos mesas.

—¿Por qué no se sentó con nosotros? —preguntó JungKook, señalando a TaeHyung con el dedo sin dejar de mirarlo.

El rubio también lo miró y se mordió el labio inferior pensante.

—Es muy amigo. Le gusta hablar con todos. —mintió JiMin. —Quizás mañana se siente con nosotros. —regresó la mirada a la comida, cogiendo el cuchillo y el tenedor para partir un trozo de carne.

—La comida aquí es de ricos. —dijo HoSeok, emocionado al probar la carne. —No respondiste mi pregunta.

—Hay un lugar donde nadie entra, solo el padre y Mingi, su ayudante por años. —comentó JiMin y se llevó el trozo de carne a la boca para masticarlo.

—¿Dónde es? —quiso saber JungKook, uniéndose a la conversación.

—Debajo de esto. Hay una puerta, pero esta cerrada. Mingi tiene la llave. —dijo JiMin, luego de tragar para cortar otro pedazo y comerlo.
—Debe ser asombroso levantarse a media noche e investigar eso. —sonrió HoSeok.

La piel de JiMin se heló y se quedó quieto.

Quieren jugar, JiMin… A media noche…. —susurró Mort en su cabeza. —Qué divertido será…

El rubio tragó y trató de ignorar la voz de Mort en su cabeza. Miró al castaño oscuro y al peli-negro comer.

—No hagan eso. —dijo JiMin. —Puede ser peligroso.

—Eres el más antiguo aquí, debes saber que secretos oculta este convento. A primera vista no es tan lindo como lo pintan. Es más tenebroso y cínico. —dijo JungKook. —¿No quieres de escapada esta noche? —sonrió JungKook.

Han caído en nuestras manos, JiMin. —susurró Mort de nuevo.—Te dejaré ver esta noche, lo prometo.






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