CAPÍTULO 15: ALLIANCE

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—— ALLIANCE ——

—Esos hombres lobo que mandaste matar son mi familia.— Comentó Astrid al encontrar a Klaus en una de las tantas habitaciones del complejo, haciendo que el híbrido alzará la cabeza y la mirase.

—No por mucho tiempo.— Garantizó Klaus haciendo que la expresión de Astrid se endureciera al escucharle. —Además, a esos que llamas «tu familia» no te han hecho mucho bien, ¿no?— Comentó mientras se levantaba y la miraba sabiendo cual era el objetivo de la vampira, pero esta vez Klaus no estaba dispuesto a ceder solamente por qué hubiera dado con una familia a la que ella nunca la había importado y que no habían puesto interés en ayudarla o simplemente en buscarla. —Nunca han tenido interés en ti o en Hayley o en Taylor.— Aseguró haciendo que Astrid se cruzará de brazos, sabiendo que no le podía decir que aquello no era así. La manada sí la busco en su respectivo momento.

—Tendrían sus motivos, tu no sabes nada de lo que ha pasado ni ellos ni nadie.— Sentenció Astrid segura de que no le iba a dar explicaciones, si quería hacer las cosas por las malas lo harán por las malas, y en ese caso Klaus perdería, porque era evidente de que la rubia podía e iba a ser más retorcida que él, y más ahora que era la criatura más poderosa de la tierra al ser tres especies en un solo momento, aunque fuera de forma temporal. Pero, ¿que importaba? Iba a beneficiarse de ello todo lo que pudiera.

—¿Sí? Pues yo también tengo un motivo, lobita, sin esos hombres lobo los vampiros tendrán menos interés en matar a tu hermana o a Hayley, o tal vez incluso a ti. Solo pretendo mantenerte asalvo aunque no aprecies el esfuerzo.— Explicó Klaus haciendo que Astrid encarnará una ceja, sabiendo que aquello lo decía en aquel momento, pero las cosas iban a ser diferentes en el instante en el que dejara de estar embarazada y ella lo sabía, y eso era lo que la daba de alguna forma miedo, ¿que pasaría con Hayley y con Taylor y tal vez con ella después de que diera a luz?

—¿Y en cuanto tenga a este bebé que pasará conmigo o con ellas, Klaus?— Preguntó la Original haciendo que el aludido se quedara en silencio sin responder a su pregunta, haciendo que ella se diera cuenta de lo que iba a suceder, lo que era evidente para todos, lo que la mayoría suponía y que de alguna forma ella no quería creer, pero la realidad era diferente, siempre esperaba algo de su parte pero debía de empezar a no esperar nada. —Claro, por suerte para mi todavía falta un tiempo para averiguarlo. Hasta ese momento me buscaré la forma de vengarme por esto y sabes que lo haré.— Afirmó mientras empezaba a caminar hacia atrás con la intención de irse, mientras le miraba a Klaus con una expresión de que aquello podía terminar siendo una guerra entre los dos, y quien tenía más posibilidades de ganar era Astrid, porque ella no tenía enemigos mortales que la quisieran ver muerta. —Ten en cuenta que mientras esté embarazada no vas a poder hacer nada contra mi.— Le recordó justamente antes de marcharse llegando hasta la habitación en la que se había instalado Davina, la cual buscaba algo entre las cajas de forma muy concienzuda  —¿Qué estás buscando ahí?— Preguntó con curiosidad mientras se apoyaba en el marco de la puerta y se cruzaba de brazos.

—Mi violín, me lo habré dejado en el desván.— Admitió la chica al ver que no había rastro de él.

—Pues ve a por él.— Respondió Astrid con obviedad.

—No puedo, corro peligro si salgo de aquí.— La recordó creyendo que todavía las brujas la seguirían buscando, pero sin una anciana que pudiera llevar acabo el ritual, no había oportunidad alguna de que pudiera llegar a celebrarse.

—Tiene gracia, y yo que pensaba que eran los demás los que te temían a ti.— Comentó la rubia sarcásticamente, sin entender como es que Davina podía tener miedo a las demás brujas, cuando ella era mucho más poderosa que todas ellas juntas.

—Las brujas andan buscándome.— Insistió creyendo que allí seguiría asalvo, pero las cosas podían ser mucho más diferentes si todo se complicaba, por toda la mezcla de intereses que había.

—¿Te refieres a esa bruja loca? ¿Agnes? Sí, a mi también intento matarme. Aunque ya está muerta, mi hermano la mató.— Explicó Astrid haciendo que la expresión de Davina cambiará por completo al escucharla decir que la anciana había muerto, ya que una parte de ella no podía creerse que eso pudiera llegar a ser posible.

—Pero... Agnes era la última anciana viva. Si ha muerto estoy asalvo y Marcel me lo hubiera dicho.— Alegó Davina sin creerse que Marcel la hubiera podido ocultar algo tan importante como la muerte de Agnes.

—Tal vez no quería perder su arma secreta contra las brujas.— Comentó Astrid dándose cuenta de que todo volvía a resumirse en el poder. A nadie le importaba la familia o los amigos, menos aún a toda la gente afectada de forma directa o indirecta, lo único que Klaus y Marcel querían eran poder, y parecía que de momento se estaban saliendo con la suya.

—Estas mintiendo.— Sentenció Davina sin creerse lo que Astrid la estaba diciendo, una parte de ella quería negar que Marcel la estuviera usando.

—¿Por qué iba a mentirte?— Preguntó Astrid sin entender porque insinuaba algo así.

—Por que seguro quieres algo de mi. Como todo el mundo.— Sentenció Davina haciendo ver a Astrid que la chica sabia que todos la estaban usando, lo que no comprendía era porque se estaba dejando usar.

—Brujita, lo único que quiero es dejar atrás los problemas que esto me ha traído. No quiero nada de ti, más allá de ayudarte. Se cual de peligrosa es una bruja sin un control sobre su magia.— Explicó Astrid con tranquilidad, además de que ella con la magia no necesitaba nada, solo un control que debía de aprender por su cuenta, así que de Davina no la interesaba nada, solamente que a la chica no la pasara nada. —Además, si quisiera algo de ti te lo pediré, no te mentiré. Esa es la diferencia entre Marcel y yo.— Añadió la Original justamente después de marchase.

✶⊶⊷⊶⊷❍❍⊶⊷⊶⊷✶

—¿Sigue en pie tu propuesta de ayudarme?— Preguntó Davina entrando en la habitación de Astrid, la cual estaba sentada sobre la cama con un libro de hechizos sobre ella, intentando hacer algún hechizo.

—Claro.— Sonrió la Original haciendo que Davina cerrará la puerta mostrando que quería hablar con intimidad, aunque teniendo en cuenta que era una casa llena de vampiros eso no solía servir de mucho.

—La mayoría del tiempo lo controlo, pero a veces toma el control.— Explicó la joven bruja mientras se acercaba a Astrid y se sentaba en su cama.

—Lo se. Cuando mi madre murió mi hermana y yo empezamos a descontrolarnos. Como te dijo Elijah, hacer el hechizo de desvinculación no sólo requiere una gran cantidad de poder, sino también una gran cantidad de concentración y de control.— Explicó Astrid impresionada de que aquella chica de apenas dieciséis años hubiera conseguido realizar un hechizo tan poderoso como era el de desvinculación, pero muy en el fondo no debía de impresionarla, Davina tenía potencial.

—¿Y como se puede conseguir el control?— Preguntó Davina con curiosidad.

—Te enseñaré un hechizo, uno que me enseñó mi madre a mi cuando tenía tu edad.— Se limitó a decir Astrid mientras cerraba el grimorio y lo dejaba a un lado.

—¿De qué trata el hechizo?— Pregunto Davina con curiosidad y algo emocionada por aprender un hechizo nuevo.

—Crea una ilusión, hace que los demás crean que están en otro lugar.— Explicó Astrid sabiendo que era algo complicado pero era un hechizo sencillo que podía enseñarla. —Te lo mostraré.— Añadió en señal de que ella lo haría primero para que viera como debía de hacerlo. —¿Quieres algún lugar en particular?— Preguntó con curiosidad.

—Nunca he salido de Nueva Orleans así que no sabría que decirte.— Admitió Davina sin saber que responder, haciendo que Astrid asintiera dándose cuenta de que la tocaba elegir a ella, pero la decisión era sencilla. Sin perder más tiempo, cerró los ojos intentando regular su respiración para, a continuación, decir una serie de palabras provocando que la habitación cambiará por completo. —¿Es Egipto?— Preguntó la bruja al ver las pirámides de Giza a lo lejos.

—Así es, hasta principios de este siglo viví en Giza.— Explicó la Original sabiendo que Egipto había sido uno de los lugares que más la habían gustado, y un lugar perfecto para alimentarse y pasar desapercibida.

—¿Tenías estas vistas desde tu casa?— Preguntó Davina impresionada por lo que estaba viendo, por qué era como si estuviera allí mismo.

—Sí, aunque no te niego que de esta forma se pasa menos calor.— Sonrió la rubia mientras el hechizo desaparecía haciendo que la realidad volvería a ser como era.

—¿Crees que podre hacerlo?— Preguntó Davina insegura de que pudiera hacerlo.

—Haz el hechizo, mientras le haces piensa con claridad lo que quieres representar. Algo que conozcas a la perfección.— La explicó Astrid sabiendo que Davina lo intentaría con algo que conociera a la perfección. —¿Lo tienes?— Preguntó al ver la expresión de la chica.

—Creo que si.— Admitió Davina mientras cerraba los ojos y hacia los mismos pasos que Astrid, para luego la habitación cambiar y transformarse en el desván en el que Davina había estado viviendo en los últimos ocho meses. —Lo he conseguido.— Sonrió orgullosa justamente cuando el hechizo desaparecía para después abrazar a Astrid.

—Muy bien, no lo has mantenido mucho pero esta muy bien.— Garantizó Astrid orgullosa de que la joven bruja hubiera conseguido hacerlo y a la primera, sin duda era increíble con la magia.

—¿Y de que sirve todo esto?— Preguntó Davina con curiosidad con respecto a la función del hechizo.

—Con la práctica puedes alterar la realidad que has creado, no es un hechizo muy defensivo pero si sabes cual es el miedo de alguien, es muy práctico.— Garantizó la Original con algo de maldad, dándose cuenta que muchos de los hechizos que su madre había creado y que la enseñó eran defensivos, y ahora entendía por qué se los había enseñado. Para que estuviera preparada por si tenía que enfrentarse a Silas.

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—He oído que has hecho de profesora con la súper bruja.— Comentó Leonidas haciendo que Astrid se diera la vuelta y mirase sorprendida a su hermano al verle en el complejo.

—Leo.— Sonrió mientras se acercaba a su hermano y le abrazaba. —¿Estas bien?— Preguntó preocupada por lo que Klaus le había hecho, ya que no había tenido tiempo para hablar con su hermano pequeño.

—La mordida solo duró unas horas, aunque sí he oído que Klaus no tuvo la mejor de las experiencias con la magia.— Admitió Leonidas haciendo reír a su hermana por el comentario que había hecho.

—Si lo hubiera sabido hubiera ido a ayudarte, pero Taylor y yo nos enteramos tarde.— Admitió mientras se apoyaba en la barandilla del balcón, mirando hacia los turistas que pasaban por debajo.

—¿Has hablado con ella?— Preguntó Leonidas imitando su gesto.

—Sí, me estuvo hablando de... Harry.— Dijo la Original haciendo que el vampiro comprendiera que ese hombre debía de ser su padre biológico.

—Es tu padre.— La recordó esperando que su hermana no se refiriera a él con tanto resentimiento como con el que lo hacía.

—Es un donante, mi padre siempre será Ragnar. Aunque no lo fuera de sangre, es mi padre.— Sentenció la chica mientras agachaba la cabeza y miraba hacia su anillo de día.

—Al menos no has actuado como una cria.— Suspiró aliviado haciendo que Astrid le mirase con una expresión de pocos amigos por su comentario. —¿Que? Es cierto.— Alegó con obviedad. —¿Cómo vas con la magia?— Preguntó con curiosidad.

—Irónicamente aún no me he descontrolado, una lastima a decir verdad.— Admitió mientras ponía una mueca de lástima por no haber perdido el control, pero con Davina allí, no estaba muy segura de si era o no recomendable.

—¿Y luego dices que no tienes maldad?— Preguntó Hayley incrédula por el comentario de Astrid.

—Hayley, ¿que haces aquí?— Quiso saber Astrid mientras se acercaba a ella y la abrazaba.

—He descubierto que ya no estamos vinculadas y que han ayudado a la manada gracias a ti.— Explicó haciendo que Astrid sonriera al saber que ningún hombre lobo que hubiera roto la maldición estuviera muerto, ellos habían llegado a tiempo.

—También es mi familia.— La recordó con obviedad.

—Gracias.— Insistió Hayley agradecida por lo que Astrid había hecho.

—Tenemos que buscar una forma para desvincular a Taylor, tal vez la brujita esa...— Empezó a decir Leonidas mientras se acercaba a ambas.

—De momento no.— Se limitó a decir Astrid confundiendo a ambos con aquel comentario. —Davina a empleado mucha magia cuando nos desvinculó de Sophie, lo que menos se necesita es que haya testigos de sus capacidades. Necesita un momento para ser una chica normal.— Insistió la híbrida mostrando que iba a hacer todo lo posible para ayudar y proteger a aquella chica de todos y cada una de las personas o criaturas que quisieran beneficiarse de sus habilidades.

—Si descubren lo de la vinculación...— Empezó a decir Hayley sabiendo que aquel tema era muy peligroso, si la gente se enteraba de que ambas estaban vinculadas buscarían la forma de matarlas.

—Nadie lo sabe, nadie que quiera hacerme daño. Así que no hay ningún problema.— Les tranquilizó sabiendo que nadie ajeno a la familia lo sabía, esperaba, de hecho, que Klaus no se fuera de la lengua al intentar conseguir la lealtad de los vampiros que, anteriormente, habían servido a Marcel.

★★★

Ver el lado malvado y rencoroso de Astrid es algo que todos queremos ver. Pero os garantizo que para ello habrá que esperar un poco.

La escena de Astrid y Davina sin duda es de mis favoritas, no se porque pero era una gran necesidad la que tenía de mostrar ese lado de profesora que tanto he mencionado.

De alguna forma y lo diré más adelante, que en Davina ve a Eliana.

Lo del hechizo, más que nada fue para mostrar que Astrid ha vivido por todo el mundo y es algo que me encanta. Algo que yo querría hacer, jajaja.

Pero la cosa es el final.

La unión.

Bueno, Astrid y Hayley ya no están vinculadas, pero no es el caso de Astrid y Taylor y creerme que ese detalle será muy importante en el futuro.

Ya para acabar solo quiero desearos uns buena salida de año y un próspero año 2023.

¿Que os ha parecido el capítulo?

Os leo ❤️


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