𝐭𝐫𝐞𝐢𝐧𝐭𝐚 𝐲 𝐭𝐫𝐞𝐬

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𝟏 𝐝𝐞 𝐦𝐚𝐲𝐨 𝐝𝐞 𝟐𝟎𝟎𝟔

Las cosas para Emma tampoco habían sido fáciles después de la entrevista fatídica de aquel día de marzo. Las llamadas le llovieron, muchísima gente de Londres le escribió (entre ellos, Harper Fox, diciéndole que debería volver con William) y también tuvo que rechazar muchas llamadas de otros periodistas dispuestos a saber más sobre la historia del rubio y ella.

Incluso había fans que ya habían investigado a William en cualquier red social posible, y ya habían descubierto algunas fotos de él. Muchas afirmaban que era guapísimo y que hacía muy buena pareja con Emma; otras estaban de lado de Landon.

Incluso habían comenzado con una cadena de #TeamWilliam y #TeamLandon. Todo era demasiado loco para Emma, y todo era culpa de Anna. Maldita Anna.

En cuanto Landon vio la entrevista, fue directo a ver a Emma después de que ella llegase a la residencia, y estuvieron discutiendo una media de dos horas. Fueron todo reproches, gritos, lloros y finalmente, Emma fue la que cortó con Landon.

Afirmó que estaba harta de las inseguridades del chico, de tener que cargar con comentarios sobre William constantes. Landon estuvo de acuerdo, aunque no había pensado en cortar con ella. Ambos dijeron que lo necesitaban, y desde entonces no habían vuelto a hablar. Emma se iba después del curso a Londres de nuevo, y Landon pensó que quizá así había sido más fácil acabar con una relación que seguramente no habría aguantado a la distancia. Y lo más curioso era que Emma no se sentía vacía por dentro, ni rota, como cuando William y ella lo dejaron.

Sí que echaba de menos a Landon en algunos momentos, sí que se preguntaba a sí misma si había tomado la decisión correcta, pero al fin y al cabo sabía que no estaba enamorada. Nadie pensaba en otra persona cuando estaba enamorada.

Oak, gracia al cielo, seguía hablando con ellas y las acompañaba a algunas clases de vez en cuando. Incluso las acompañaba a sesiones de fotos que tenían para proyectos o revistas. Una vez hasta apareció para otro videoclip. Él aseguraba que no quería que la relación de Landon y Emma influyese en su amistad con ellas.

También agradecían que desde que conoció a Daisy, había dejado de tirarle los tejos a Anna. De repente se había olvidado de ella y siempre les preguntaba por la pequeña rubia. Estaba contento porque ya había cumplido los diecisiete y solo quedaban unos meses para que la chica por fin fuese mayor de edad. Eso siempre les hacía reír a Anna y Emma, pues según lo que les había dicho Daisy, jamás le había gustado tanto un chico –eso solía decir ella, al menos–.

El humor de Emma, sin embargo, fue muy bueno cuando se enteró de que Jane había cortado con William. No le dijeron las razones, pero era una noticia magnífica. Aunque no sabía por qué le emocionaba tanto, si ella no iba a intentar nada con él.

Esa mañana, Emma y Anna se encontraban en la fila de la cafetería como la mayor parte de los días. Anna le contaba a Emma que Ben había planeado irse con ella a alguna playa ese verano, solos. Eso la tenía muy emocionada, pues realmente necesitaban unas vacaciones y si ella las pasaba junto con su novio, mejor.

Emma se alegraba muchísimo por ambos. Llevaban bastante tiempo juntos y aún se les podía ver muy enamorados, era envidiable.

Llegaron hasta la zona donde estaba la cocinera. Katy y Emma se dirigieron sonrisas falsas mientras la mujer le ponía en la bandeja lo más asqueroso que había ese día.

—¿Puedes cambiarme la avena por un gofre? —la mujer le miró con cansancio— Por favor.

La mujer chasqueó la lengua y después formó una mueca con su boca mientras quitaba el sobre de avena de la bandeja y dejaba en ese sitio un gofre pequeño pero con buena pinta envasado en otro plástico.

—¡Gracias, Katy!

Ahora Emma le sonrió con sinceridad, y se marchó con Anna en busca de alguna mesa. Aunque Katy y ella actuaban de esa manera, lo cierto era que en todos esos meses habían establecido una pequeña amistad que bailaba entre el amor y el odio. A la mujer no le gustaban los británicos desde pequeña, por lo que nunca le agradaba verlos por allí. Sin embargo, aquellas dos muchachas se habían ganado su cariño. De todas formas, se le hacía tan difícil ser cariñosa que su única manera de mostrarles su afecto era lanzándoles miradas mortíferas. Ellas eso lo sabían, así que simplemente actuaban como siempre.

Buscando mesa, ese día era más difícil que nunca, pues era la hora punta donde todos solían desayunar. Ella solían llegar allí bastante más pronto, pero esa mañana había sido especialmente difícil levantar a Emma.

Emma vio que Landon la miraba desde una mesa, sentado con unos amigos suyos. Ella le sonrió y él le devolvió la sonrisa, pero sin sentirlo. Luego apartó la mirada. A Emma y Anna les dolía mucho que su relación con él hubiese decaído tanto. Nunca debió haber tenido una relación amorosa con él.

Entonces alguien las llamó.

Ellas se giraron para mirar a Oak, que andaba hacia ellas con su bandeja en las manos.

—Ey, Oak —Emma le sonrió.

—¿A vosotras os han puesto gofres? —Miró boquiabierto la comida de las chicas—. A mi me han puesto esta asquerosa avena...

Anna y Emma reprimieron una carcajada.

—¿Qué? ¿Buscamos algún asiento?— propuso Anna.

Los tres comenzaron a mirar por toda la cafetería alguna mesa con tres sillas vacías, y pararon en seco al ver que la única mesa que cumplía ese requisito era la mesa donde estaban sentadas las tres chicas más pesadas de toda la residencia.

Se trataba de tres chicas, que juraban haber sido mejores amigas desde muy pequeñas. Su sueño era hacerse famosas como un trío musical, pero realmente no tenían mucho talento. Lo que sí tenían era la imagen perfecta, pues eran preciosas. Dos eran rubias con ojos azules y piel bronceada, y la que siempre estaba en medio era una chica de pelo castaño oscuro con la piel bronceada también. Se llamaban Cariba, Indiana y Taryn. Eran muy majas, pero eran un poco cansinas porque siempre hablaban de lo mismo.

Y Anna y Emma sabían lo que ellas buscaban cuando les pedían ser amigas; atención. Estaba claro que solo buscaban la amistad de las dos para poder hacerse conocidas como "las amigas de Angel's Garden".

—Démonos la vuelta antes de que nos vean -dijo Anna entre dientes rápidamente.

Los tres se giraron sigilosamente, e intentaron alejarse.

—¡Ey! ¡Chicos! —era Cariba.

Mierda.

Emma y los demás se giraron hacia ellas y les sonrieron, aunque parecía más una mueca de dolor. Las chicas las saludaban agitando las pulseras de sus muñecas. Iban preciosas. Siempre vestían con la ropa más chula que podías encontrar en la ciudad, eran el típico prototipo de adolescentes californianas y siempre estaban sonriendo. No eran para nada como las «chicas malas» que salían en las películas, siempre trataban de agradar a sus compañeros.

Sus expresiones mientras les decían que se sentarán junto a ellas ablando a Emma, que miró a sus amigos con una expresión que claramente indicaba que a iba a sentar con ellas. Anna resopló y puso los ojos en blanco, pero accedió. A Oak tampoco le costó mucho ser convencido.

—Hola, chicas –dijo Emma amablemente mientras apoyaba la bandeja en la mesa y se sentaba junto a Taryn.

Anna se sentó al lado de Emma y Oak acabó entre Anna y Cariba.

—¿Cómo vais? -les preguntó Indiana, la morena del grupo.

—Bien —respondió Emma, encogiéndose de hombros—. Intentando buscar algún hueco para descansar un poco.

Rió un poco y las chicas les sonrieron.

Oak no paraba de mirarlas, embobado. Anna casi se partía de risa allí mismo por ver la cara que tenía.

— ¿Alguna novedad con Landon? —le preguntó Cariba a Emma.

—Ehm... No.

—¿No habéis hablado nada? —Emma siguió negando con la cabeza—. Vaya. Pues es un desperdicio, es realmente guapo.

—Lo sé. ¿Y vosotras qué...?

—¿Y con ese tal Wilson? —La interrumpió Taryn.— ¿Has vuelto con él?

—No -respondió Emma, frunciendo el ceño. No quería hablar sobre ella, y menos aún sobre sus amores liosos. —Y se llama William.

—Deberías hacerlo —Dijo ahora Indiana, con ese tono de voz que las tres ponían. Era el típico tono de chica pija. Oak lo notó, porque parecía algo divertido al escucharlas— ¿No te ibas a Londres de nuevo este verano?

Emma asintió lentamente.

— Todo el mundo sabe ahora lo de vuestra relación, hasta se filtró un vídeo vuestro discutiendo en el lanzamiento del disco.

Emma pensó que la gente realmente se aburría como para indagar tanto en la vida personal de una chica a la que apenas conocían. Pero pensó que quizá debería empezar a acostumbrarse a aquello si iba a estar de cara al público.

—Hemos pensado en hacer una fiesta de pijamas esta noche —dijo finalmente Indiana, con su acento californiano de chica de Valley—. Y queríamos invitaros.

—¿A mí también? — Oak parecía emocionado.

Las tres chicas lo miraron con el ceño fruncido, sin entender por qué estaba empeñado en estar con ellas también. Se miraron luego entre ellas y finalmente asintieron con la cabeza.

—Eh, nosotras estamos muy ocu... —empezó a decir Anna.

—Me da igual –la interrumpió Taryn rápidamente– Os vais a marchar en poco tiempo, y no hemos pasado más de unos minutos con vosotras en todo el tiempo que lleváis aquí.

Emma realmente trataba de tomárselas en serio, pero su acento era demasiado. Pensó que quizá para los demás le pasaba igual con su acento británico.

—Está bien —asintió Emma. Anna la miró con sorpresa y molestia. Emma le pellizcó el brazo para que dejase de hablar—. Iremos. ¿A qué hora?

—A las siete en nuestra habitación.

—Perfecto —Emma sonrió.

[...]

—Aún no entiendo por qué has aceptado ir a esa fiesta de pijamas —le reprochó Anna por vigésima vez esa tarde.

Ambas estaban a preparándose. Se habían puesto sus mejores pijamas –el de Anna era de vacas, y el de Emma era de Star Wars– y preparaban sus neceseres para pasar allí la noche. Emma se había hecho un moño despeinado y Anna se había dejado el cabello suelto. No pensaron que debieran arreglarse solo para estar con ellas tres y con Oak.

—Pues porque han sido amables con nosotras, y no estábamos ocupadas. Esta noche la tenemos completamente libre. -Anna iba a contestar a eso- Y nos vamos a ir dentro de nada, ¿no te apetece apurar los últimos días en la residencia haciendo cosas de nuestra edad?

Anna no parecía muy convencida aún. Realmente no aguantaba a esas tres chicas, a Emma en el fondo le agradaban.

—Escúchame —agarró las manos de Anna, y la miró intensamente—. Quizá luego nos arrepintamos de solo haber estado haciendo entrevistas, grabando y...

—Por favor, Emma —Anna resopló—. Nos hemos pasado estos meses de fiesta. Ni siquiera recuerdo cuándo hemos estudiado.

Emma formó una mueca tratando de no sonreír al pensarlo.

—Solo trata de pasarlo bien esta noche. Puede que te sorprendas.

En ese momento, alguien llamó a la puerta de su mini apartamento de la residencia. Ellas pensaron que se trataba de Oak, que venía a recogerlas para ir a la habitación de las tres chicas. Anna corrió a abrir mientras Emma cerraba su neceser y terminaba de prepararse.

Al abrir la puerta, Emma escuchó un grito proveniente de Anna. Corrió a ver qué pasaba, pues escuchó risas y voces conocidas para ella.

Entonces se paró en seco al ver a las personas que tenía frente a ella. Anna abrazaba a Ben mientras lo besaba con fuerza. Daisy corrió a abrazar a Emma. Ella soltó un grito de alegría y le correspondió al abrazo mientras la rubia la tiraba a la cama.

Emma comenzó a reír mientras se separaba de ella y después se dirigía a Skandar con los brazos abiertos.

—No, no, no —pedía él mientras veía cómo la castaña se acercaba.

Emma fue corriendo hasta terminar por abrazarlo con mucha fuerza y sonriendo. Él le dio palmadas en la cabeza mientras trataba de alejarse, Skandar odiaba los abrazos. Pero a Emma le daba igual.

—¿Qué hacéis aquí? —preguntó Emma abrazando a su hermano.

Nadie se dio cuenta de que miraba a todos lados para buscar a William. Estaba claro que no había venido, porque sólo estaban ellos tres. No había nadie más.

—Alaric nos pagó el viaje —explicó Daisy—. Pensó que estaría bien que viniéramos a veros a la residencia antes de que volváis.

—¡Sorpresa! -exclamó Ben.

—¿Por qué habéis venido solo vosotros? —preguntó Anna. Emma lo agradeció, pues se habría notado que lo preguntaba por William.

—Rachael y William tienen exámenes finales y ahora no podían venir —respondió Skandar, luego miró a Emma—. Will tenía muchas ganas de venir. Sobre todo ahora que Landon...

No pudo seguir por el codazo que Daisy le dio al moreno en las costillas. Pensar que William no había ido le hizo sentir un poco triste a Emma, pero le gustó lo que había empezado a decir Skandar. Decidió que sería mejor hacerse la loca.

—¿Dónde dormiréis?

—En una habitación que está una planta más arriba. -dijo Daisy-. Acabamos de dejar todo nuestro equipaje allí. Prácticamente acabamos de llegar.

—¿Ibais a dormir ya? —Skandar frunció el ceño.

—No -contestó Anna, poniendo los ojos en blanco-. Íbamos a una fiesta de pijamas con las tres chicas más pesadas de la residencia.

Entonces sonrió con picardía.

—Supongo que el plan está acabado ahora que estáis aquí.

—Oh, no —una voz los hizo girarse. A Daisy se le iluminaron los ojos al ver a Oak plantando frente a ellos— La fiesta sigue en pie, y ahora con más invitados.

—Oak —Anna trató de calmarse—. No creo que a Indiana y compañía les haga gracia meter a tres personas más que no conocen.

—Eso es completamente mentira –dijo Emma–. Siempre tienen a gente desconocida en su apartamento. Están acostumbradas.

—¿A dónde vamos? —preguntó Daisy.

Oak entró en la habitación y pasó su brazo por los hombros de la rubia, que estaba a punto de desmayarse.

—A una fiesta.

—Pero no sé quiénes son —respondió ella mientras los dos salían al pasillo.

—Estoy yo, eso es suficiente para ti.

Emma sonrió mirándolos mientras andaban solos por el pasillo. Pensó que harían buena pareja, y que los podía ver juntos perfectamente.

Pero tenía que admitir que le frustraba mucho no ver a William allí. Desde que lo había dejado con Landon pensaba en el rubio más que nunca. Ahora se había abierto una esperanza estúpida, sobre todo ahora que tenía más cerca la vuelta a su casa. Debía alejar esos pensamientos.

Cuando llegaron a la habitación de Carina, Indiana y Taryn; como bien había dicho Emma, no les importó acoger a más gente a su pequeña fiesta. Es más, hasta les gustó, porque eran amigos de Anna y Emma.
También se sorprendió al ver que el trío de las chicas iban maquilladas y bien vestidas, al contrario que Anna y Emma.

Nada más entrar, pudo ver cómo Cariba había puesto sus ojos en Skandar, y comenzó a acribillarlo con preguntas y trataba de impresionarlo y seducirlo. O algo por el estilo. Él estaba un poco parado, pero porque se notaba que la rubia le había parecido atractiva y no sabía cómo reaccionar ante ese flirteo evidente por parte de ella.

Indiana también puso sus ojos sobre Ben, pero Anna reafirmó mil veces que se querían un montón, y él reía mientras asentía, dándole la razón. Indiana no era una chica mala, así que simplemente lo dejó en un mero atraimiento.

Oak y Daisy estaban juntos todo el rato, pero todo el rato. No se separaban ni a la de tres. ¿Que Daisy iba a comer un trozo de pizza a la cocina? Oak también. ¿Que Oak iba a rellenar su vaso con alcohol? Daisy también.
Y así continuamente.

Las únicas que estaban solas sin alguien pegado a su lado eran Indiana, Taryn y Emma.

Indiana pensó que debían hacer algo grupal, y así de paso podría cotillear un poco, así que puso a todos en círculo sentados en el suelo.

—Vamos a jugar al «Yo nunca» —anunció con emoción.

Todos parecieron estar de acuerdo, y decidió empezar ella.

—Yo nunca me he sentido atraída por alguien de este grupo.

Oak, Daisy, Ben, Anna, Skandar, Cariba e Indiana bebieron. Taryn y Emma se quedaron como si nada. Emma pudo ver el sonrojo que crecía en las mejillas de Daisy.

—Yo nunca le he escrito o llamado a mi ex borracha —dijo ahora Taryn.

Oak, Indiana y Cariba bebieron.

—Casi —murmuró Emma.

—Me toca -Cariba sonrió y miró a todos con picardía con el vaso cerca de su boca-. Yo nunca he tenido sexo.

Ben, Anna, Indiana, Carina, Oak y Emma bebieron. Skandar, Daisy y Taryn no lo hicieron.

Emma pudo ver cómo Oak miraba con ternura a Daisy al ver que ella no bebía. Ella evitaba mirarle, algo sonrojada.

Ben miraba asqueado a su hermana.

—No quería saberlo.

—No seas idiota —Anna puso los ojos en blanco, defendiendo a su amiga— Estuvo casi un año con él, ¿qué te esperabas? No te hagas el sorprendido.

Emma miró a su hermano con cara de "eso". Él podía ser realmente infantil a veces.

—¿Va todo esto de ese tal William? —Preguntó Indiana con el ceño fruncido, con su acento californiano.

Emma asintió lentamente mirando al suelo.
Indiana, al ver la expresión compungida de Emma, sonrió un poco, con ganas de cotillear.

—¿Estás enamorada?

Emma lo pensó, miró a todos, y después asintió. Sus amigos soltaron un grito ahogado.

—¿Está enamorado él de ti? —Preguntó ahora Cariba.

Emma miró a todos de nuevo, y se encogió de hombros, sin saber qué decir. No lo creía.

—Sí —contestó Daisy por ella—. Está hasta las trancas.

A pesar de que esa confirmación no se la había dado él, Emma sintió el famoso cosquilleo en el estómago. Evitó sonreír delante de todos. Y sobre todo delante de Oak, que era el mejor amigo de Landon.

—¿Te lo ha dicho él a ti? —Oak miró a Daisy cuando preguntó eso mientras imitaba el acento de las tres chicas de manera muy cómica.

—¿Con sus palabras o con sus acciones? —Skandar también imitó el acento con una cara muy extraña y graciosa.

Oak comenzó a reír al ver que el moreno le seguía la corriente.
Los demás tenían el ceño fruncido.

—¿Por qué estáis hablando así? —les dijo Indiana con confusión.

—¿Por qué lo estás haciendo tú? —respondió Skandar aún con ese acento.

—¿Cómo? —Indiana se puso a la defensiva.

Oak rió y chocó su puño con el de Skandar, claramente divertido por haber visto que alguien se daba cuenta del acento y el tono tan ridículo con el que hablaban.

—Vale —Emma alzó las manos pidiendo silencio— basta. Ahora en serio —miró a sus amigos británicos— ¿creéis que fui demasiado dura con William cuando le dejé al irme?

Ben, Skandar, Anna y Daisy se miraron entre ellos.

—No quiero... ehh... escoger bandos... —comenzó a decir Ben, ahora imitando el acento de Brentwood también. Y empezó a reír — Pero no sé a qué Emma de las dos hablar.

Entonces ya no aguantó más y se tiró hacia atrás mientras reía. Emma bufó viendo lo inmaduros que podían ser los chicos.
Y lo peor es que no había recibido una respuesta, ¿eso es que pensaban que ella fue muy impulsiva al dejarlo?

¿Pensaban que ya no había oportunidades que valiesen para los dos?

Emma no quería pensar que no había más esperanza para ambos. Pero debía ser realista.

William seguramente no quería tener nada que ver con ella. Sí, ya no estaba con Jane. Y sí, ella ya no estaba con Landon. Pero eso no significaba que quisiera volver con ella. Eso no significaba que no la hubiese superado a esas alturas.

No significaba nada.
O al menos no en la mente de Emma.
O eso quería pensar ella.


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