𝟏𝟕

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

────────────────────────
❛Lo que ocultamos.❜
────────────────────────

El asesino de héroes... —corte el comunicado del noticiario cuando cambie la radio, colocando música suave.

Llevaban semanas hablando sobre los acontecimientos de aquel hombre, distinguido y clasificado como un vil villano. Había herido de manera permanente a varios héroes, como también asesinado. La situación era preocupante, debía ser abrumadora para quienes lo oían y por eso cambié la estación. Veía por la ventana del auto, sabiendo que nos dirigíamos a la estación de trenes para partir a nuestras pasantías. En compañía de mi madre quien nos transportaba, Midoriya iba atrás en silencio, con la mirada fija en su celular. En último momento recibió un boleto de pasantía, desconocía a la persona que lo reclutó, incluso él y por eso buscaba de manera desesperante a dicho profesional que parecía estar vinculado con el héroe número uno. Al menos iríamos a pasantías y podríamos sacarle provecho, más para una persona como nosotros. No teníamos control de nuestro don y si nos excedíamos, teníamos grandes desventajas. El auto se detuvo frente a la estación de trenes, veía a varios compañeros pero entre todos, pude distinguir a ese chico con cabello bicolor.

—Parece que te está esperando.—musitó mi madre, como profesora debía estar atenta a sus alumnos, pero últimamente había estado ausente en la academia y en sus clases.

—Señora Tamira, le agradezco que me haya traído.—agradeció Midoriya, abriendo la puerta con emoción para sostener su maletín.

—Espera.—me pidió mi madre cuando iba a bajarme, me sostuvo de la mano y me hizo cerrar la puerta, para mirarla de una manera desconcertada por su petición.

—Será una semana.—esclarecí, queriendo despreocuparla, pero mi tono de voz frió le hizo saber que aún estaba molesta y en desacuerdo con ella.

—¿Por qué Endeavor?—me cuestionó, dejándome aún más desconcertada por su repentina pregunta.—Ni siquiera lo consultaste.—indicó.

—Tú no me consultaste que nos mudaríamos. Tampoco que estabas en una relación sentimental con mi profesor. Aún así, no te reproche por no tener el valor de habérmelo dicho, no me reproches, porque no es justo.—musité, con intento de bajarme nuevamente pero me sujeto fuerte.

—Si escogiste a Endeavor por un capricho, aún estás a tiempo de desistir.—indicó, solté una bocanada de aire y negué.

—Shoto no es un capricho.—articule, fríamente.—Y no lo escogí por eso. Es el segundo mejor héroe, aprenderé todo lo que pueda sobre él.—esclarecí, mirándola detenidamente.—¿Qué te pasa?—cuestione, notándola tensa.

—Esto.—abrí mis ojos cuando me soltó para sacar de su bolso aquellas postales, dejándome en descubierto.

—All Might.—nombre, mirando la postal que me había enseñado, aquella que mi padre envió.

—No.—denegó ella.—Yo las tome de su escritorio el día que los reporteros infringieron en la escuela, se me hizo extraño que fueras hablar con él y que resultaran demasiado sospechosos ante algo.—indicó, cabizbaja.

—Hay algo que no me estás diciendo.—indique segura, cuando la note acorralada e incluso atemorizada.

—Kai, no es que haya algo que no te he dicho, es que no entiendes la magnitud del asunto.—justificó, mirándome.—Deja de buscar a tu padre o las consecuencias serán interminables.—añadió, creando un leve silencio en ambas.

—¿Me estás amenazando?—le pregunté mediante la tensión fría que se derivó por su comportamiento brusco.

—Te estoy instruyendo.—afirmó, sosteniendo las postales nuevamente para guardarlas.

—Pues está no es la manera.—justifique, quedando aislada de la cercanía de mi padre con esas postales.

—Y arrastrar a personas contigo para que te ayuden tampoco.—mascullo entre dientes, haciéndome ver fuera de la ventana como Midoriya yacía en la acera, hablando con Shoto mientras sostenían sus maletines.—Solo quiero protegerte.—añadió.

—¿De ti, mamá?—cuestione con frialdad, ella cubrió su rostro y respiró hondo.

—Llegarás tarde.—expresó, mirando al otro lado de la ventana.

Quise responder algo, pero no fue mi orgullo lo que me prohibió hacerlo. Era la tensión gigante. El deseo de reprenderme y contenerse la carcomía. Debía sermonearme, pero lo evito porque ella misma sabía que si lo hacía, estaría contradiciéndose ante no tener justificación. Me baje del auto sin decir nada, en el interior no se veía nada debido a los oscuros tintes para protegernos del sol como también darnos más privacidad ante las personas. Mi madre era famosa, una profesional que ha salido en revistas, dado entrevistas y también era ahora una profesora de la prestigiosa academia de Japón. Sin embargo, su hija de quince años era señalada y más conocida por ser hija de un villano que antes solía ser el mejor séptimo héroe de Japón. Sostuve mi maletín, viendo el auto irse. Jamás he tenido tanto roce con ella, ni siquiera tanta tensión como la que hemos tenido estos meses. Respire hondo, sujete mi maleta más fuerte hasta que sentí como me quitaron el peso de ella. Levante mi mirada luego de ver aquella fría mano sostenerlo.

—¿Nos vamos?—me preguntó Shoto, sosteniendo mi maletín, donde estaba mi traje de héroe para la pasantía.

—Si.—respondí, girándome para caminar con él y ver a Deku mirarnos, con una sonrisa algo pícara en su semblante.—No hagas eso.—le pedí sería, para verlo cubrirse la boca.

—No puedo evitarlo.—dijo casi en un murmuro.—Se ven muy tiernos.—se atrevió a decir, haciendo que mi mano decayera en su nuca.

—Midoriya, ¿estás bien?—le preguntó Shoto a mi lado cuando lo vio inmovilizarse por el golpe que le proporcione, pero es que me apeno.

—Si.—respondió Deku, levantando su pulgar tembloroso cuando nos detuvimos entre los demás alumnos que saludaron.

—Todoroki, ¿por qué llevas dos maletines? Solo será una semana.—se preguntó Yaoyorozu cuando se posicionó en su lado izquierdo, yo permanecí en el derecho.

—Es de Nakamura, ella vendrá conmigo a la misma agencia.—notifico sereno, mirando adelante al profesor, pero todos los demás se giraron a vernos.

—¿¡Qué!?—se preguntó Mineta, casi desmayándose en los brazos de Jiro, quien lo dejó caer al suelo.

—¿Tienen sus trajes verdad? No se les olvide que no deben usarlos en públicos. No vayan a perderlos.—nos pidió el profesor Aizawa, hasta que oyó el asentimiento de Ashido.—Habla bien. Es, "¡si señor!"—le exigió, apenándola.— Cuiden sus modales frente a los héroes de sus agencias.—pidió sutilmente, mirándonos.

—Si, señor.—indicamos todos, con respeto y cortesía para expandirnos, hasta que me detuve en seco.

—Ahí va.—musité, viendo a Deku dirigirse con Uraraka hacia Iida, quien se había ido para buscar rápidamente su transporte.

—¡Iida!—lo llamó Deku, deteniéndolo en seco, le daba la espalda y no les miraba.

—Su pasantía será donde atacaron a su hermano Ingenium, Hosū.—le conté a Shoto, quien se quedó mirando la escena aún lado, viéndose también preocupado.

—Si te sientes desesperado, solo avísanos.—pidió Deku, de manera sutil, Uraraka igual asintió varias veces.—Somos amigos, ¿no?—le preguntó, él se giró y nuestras miradas cruzaron.

—Si.—respondió, sonriéndonos y así girarse nuevamente para irse, dándome una amarga sensación.

—Vámonos.—me pidió, encaminándose adelante de mí para dirigirme.

—Chicos.—levante mi mano, llamando a Deku y Uraraka quienes me vieron.—¡Buena suerte!—les deseé, dirigiéndome así a la entrada del tren que me llevaría a la agencia de Endeavor.

—Bien.—musitó Shoto cuando nos sentamos, lo miré con detenimiento, se veía por un momento demasiado preocupado y no sabía si era por algo más que Iida.

—¿Qué pasa?—le pregunté a Shoto cuando lo noté aún más inexpresivo.

—He intentado huir de mi padre por mucho tiempo. Incluso viviendo en el mismo lugar, no había manera de que pudiera comer a su lado sin despreciar las cosas que había hecho.—explicó, sutilmente.

—Recuerda que es tu don.—le alenté, estirando mi mano hasta la suya izquierda, para que pudiera sentir el apoyo.

—Si, así es.—afirmó, mirando nuestro cálido tacto.—Como me dijo Midoriya.—indicó, por lo que me acomode y volví a sentar de una manera correcta para mi posición.—No importa lo cretino que sea mi padre. Es un cretino que tiene juicio y los instintos del segundo mejor héroe. Y debo aceptar eso. Todo era tan simple, pero aún así no lo veía. Unas palabras, solo esas palabras que dijo Midoriya.—añadió.

—Él es un buen amigo.—comente, mirando la ventana, el tren próximamente iba avanzar y mi amigo iría también a su pasantía.

—Lo conoces de tiempo, ¿no es así?—me preguntó de manera curiosa, podía responder que si, lo conocía de tiempo.

—Es mi vecino. De toda la vida, solo que no frecuentaba con él. Íbamos a diferentes escuelas, pocas veces nos topamos.—explique, recordando.—Un día, en un parque con un hermoso lago, lo encontré. Estaba siendo golpeado y acosado, de hecho, por Bakugo.—detalle para ver la sorpresa de Shoto en sus ojos.

—No debería sorprenderme.—comentó ante verse así, sorpresivo, pero evidentemente la actitud de Bakugo siempre ha sido igual desde que lo conozco.

—Lo golpee con mi nudillo tan fuerte que cayó al suelo empapado. Me odia desde ahí.—dije, asegurando la actitud hostil de mi compañera de cabello rubio y puntiagudo.

—Dudo que te odie.—defirió Shoto, mirándome.—También le gustas, como a otros chicos de la clase.—afirmó, avergonzándome.

—Que tontería.—musité en negación, una leve sonrisa salió de mi expresión para olvidar la pena que sentí ante eso.

—¿Por qué? Eres muy hermosa.—dijo, haciéndome apenar aún más.—Me siento con suerte de que sea yo quien esté aquí enfrente de ti. Aunque lo imagine y sentí que posiblemente sucedería por la tensión que había entre ambos, no creí que fuera posible.—expresó, de una manera detallada y genuina.

—Claro, porque tu "eres genial Todoroki".—comente en bufa, para verlo lucir un semblante desconcertado.

—¿"Eres genial Todoroki"?—repitió con su voz seria y fría.—Vaya. Ya se de donde lo sacaste.—afirmó.—Estás celosa de Yaoyorozu. ¿No es así?—me preguntó, por lo que rodee los ojos.

—Les pareces a las chicas el más atractivo del salón, puedo decir que solo estoy un poco celosa.—dije, mirándolo ingenua.—Pero como tú, me siento con suerte.—musité.

—Ven, siéntate conmigo.—me pidió, señalando el asiento vacío de al lado, por lo que de manera sumisa acepté.—¿Quieres darme la mano?—me preguntó, estrechando su mano izquierda la cual recibí en mis manos.

Shoto no quería que me diera cuenta, no quería que sintiera pena o lastima de sus sentimientos. Había demasiado en él, se veía lo emocional que era, pero lo ocultaba en sus ojos inexpresivos. Era una manera de camuflar sus sentimientos y que nadie, solo más que él pudieran entenderlo. Lo único que apartaba de eso, era lo que parecía estar sintiendo por mi. No tenía problema en demostrar lo que nacía, pero se abstenía sin lastimarme ante desconocer el sentir de querer. Es demasiado centrado. Por eso le es difícil demostrar sus emociones y en eso, al menos en eso parecíamos también ser más similares, solo que yo era más flexible en demostrar mi sentir, como también mis expresiones sin importar nada. Pero después de los eventos del festival deportivo, se notaba más sociable y abierto a nuestros compañeros, como también de quienes lo rodeaban. El chico distante y frío que se sentaba en la parte trasera del salón, poco a poco dejaba verse e intentaba de reconciliarse con la vida luego de su entorno familiar abusivo. Aunque sin duda aún conserva algunos de esos detalles distantes y fríos, resguardando su aura y personalidad.

Lo notaba por su manera de hablar. No estaba acostumbrado a socializar y eso me rompía el corazón al entender que fue excluido del mundo, como yo. La diferencia es que a mi no me obligaron, yo decidí esconderme debajo de las sábanas en mi habitación y abrazar mi almohada cuando el mundo se mostró cruel conmigo. ¿Era de ahí donde salían los villanos? Mirando la ventana y notando a Shoto igual de pensativo, lo pensé. Quizás muchos de ellos también llegaron a sus casas con una desolada impotencia encima, cuando recibieron odio, acoso y maltrato de personas que no habían dañado. De solo recordar como me sentaba sola en el salón, mientras que murmuraban sobre mi y los acontecimientos macabros que acompañaban el pasado de mi familia, solo deseaba que se detuvieran. ¿Ellos querían lo mismo? Los villanos no eligen serlos, pero era un debate en mi mente que no me dejaba descansar desde que decidí buscar a mi padre, pensando en que mi hermano quizás también tuvo un solo camino para huir de su realidad y fue cuando sucedió, cuando le arrebataron a Liz.

—Llegamos.—afirmó él aún lado de mi, sosteniendo los maletines luego de que hayamos bajado del tren y unos autos nos trajeran hasta esta gran agencia.

—Es enorme.—comente, mirando el edificio que titulaba el nombre, Shoto me miró con detenimiento, por lo que baje la cabeza algo apenada por mi asombro.

—Vamos. No te apartes de mi.—me pidió de manera sutil cuando nos adentramos, no era de extrañarse que lo reconocieran.

—No lo haré.—admití, sintiendo una presión en mi pecho cuando nos adelantábamos más en dirigirnos a una oficina que de seguro se vería demasiado lujosa.

—Pasen.—nos pidió un hombre con cortesía y respeto, proporcionándonos el camino hacia la entrada con una bruma calurosa que me sofocó en cuanto entre.

—Los estaba esperando, Shoto y Kailani.—fue lo primero que dijo ese hombre, sentado en un asiento y con las llamas a su alrededor.—Recorrerán el camino de los grandes.—afirmó, levantándose y mirando como nos posicionamos frente a él.

—No recorreré ningún camino que tú me enseñes. Yo trazaré mi propio camino.—distinguió su hijo a mi lado, en un tono frío y amargo que causó la burla de su padre.

—Me alegra que hables por ti, Shoto.—pronunció, dirigiendo su mirada hacia mi y es que, no podía evitar querer preguntarle algo que me inquietaba.—Dudaba mucho que tú vinieras.—dijo.

—Yo también dudaba en venir cuando sólo aceptas gente que manipule el fuego. Dudo mucho que esté aquí porque hayas visto eso en mi.—comente con respeto, pero algo de sarcasmo que lo hizo bufar igual.

—Aquí solo entran los mejores.—pronunció, dándome un cumplido que me hizo sentir intimidada.—Bueno, prepárense ya. Nos vamos.—indicó, desconcertándome.

—¿A donde?—le preguntó su hijo, igual de desconcertado que yo cuando lo vimos encaminarse.

—Voy a mostrarles lo que es un verdadero héroe.—respondió, una amarga sensación me hizo sentir cuando me miró.—Si este caso sigue el precedente, el asesino de héroes estará en Hosū. Iremos allá a trabajar.—indicó, por lo que miré a Shoto detenidamente.—¡Vayan a Hosū de inmediato!—les pidió a sus subordinados.

—Es a donde fue Iida.—dije, en un tono bajo que el bicolor sólo logró oír, pero mantuvo un semblante frío ante su padre.

—Pero antes de irnos, les mostraré lo que serán sus nuevos trajes.—comentó, caminando de una manera pesada delante de nosotros, la onda de calor que transmitía me hizo desconcertar aún más que su comentario.

—¿Trajes nuevos?—cuestionó Shoto, en una actitud atípica e hostil hacia su padre, quien lo miró de reojo para asentir.

—Sus trajes eran demasiado infantiles.—arremetió sin tacto, posicionándose delante de una gran puerta.—Les haré una favor para que luzcan más profesional.—afirmó cuando abrió la puerta, mostrando aquellos dos trajes en unos maniquíes.

Estaba demasiado atónica como para moverme y visualizarlo más de cerca, pero aún así desde la distancia lo hice. El traje lucía demasiado diferente a cómo yo lo imagine alguna vez, incluso a cuando lo utilice en la academia. Debía admitir que se veía demasiado profesional y llamativo. Parecía un sueño, como si fuera una patinadora de hielo, bastante similar. Debieron haberse inspirado en eso, debido a mi don de agua helada. Se componía de un traje similar al que nombre, de color celeste que iban en juego con las botas que llegaban casi a mi rodilla. Tenía una falda alrededor que cubría mi parta trasera, hasta mis caderas. Las correas de metal iban en tonos dorados, con manga larga grisácea que era cubierta por estas. Tenía un leve cinturón con lo que parecía ser unas provisiones y un gran velo trasero que también se veía opcional. Las piernas se me verían, pero no era algo que me molestara o quizás acomplejara. Con este traje me vería como toda una heroína, estaba agradecida. Era demasiado perfecto, para ser mío.

—"Evidentemente estos trajes fueron diseñados para sostener y equilibrar sus dones, ambos de ellos". Fue lo que dijo tu padre.—indique, mirando por la ventana de ese gran hotel, donde Shoto yacía frente a mi, sentado.

—Si.—afirmó, encendiendo una leve llama en sus dedos izquierdos, las cuales miré con detenimiento y recelo.

—Ya no parece detestarte tanto usar tu lado izquierdo.—comente, viendo como de su mano resurgía una leve llama, la cual apagó ante mi leve comentario.

—Detestaba mi lado izquierdo, porque lo heredé de él y solo me recordó la mirada eufórica de mi madre cuando era niño, porque en mi lo veía a él.—dijo, tranquilo y sereno, recordarlo no parecía abrumarlo.—Por eso decidía confiar solo en mi lado derecho, pero solo desafiándolo me di cuenta que mi hostilidad me hacía parecer más a él. Era apático e indiferente con los demás, incluso contigo, solo por la idea de querer enfocarme obsesivamente en mi objetivo por rechazarlo.—musitó, sentado aún lado de mi, con su mirada en las manos.

—¿Qué cambió?—le pregunté, porque aunque posiblemente sabía la respuesta, ponía en práctica su manera de expresarse, quería darle seguridad y confianza.

—Cuando Midoriya me dijo en esa arena de combate que este don me pertenecía, supe que estaba haciendo todo mal. Tuve sentimientos encontrados y decidí reconciliarme con mi pasado, también con mi madre para poder abrirme a lo que desconocía. Cuando supe que este era mi don y que no te haría daño, me sentí bien gracias a las palabras de Midoriya.—detalló, levantando su mirada para verme.

—Te dije que era un buen amigo.—indique, llevando mi mano hasta su brazo.

—Si.—admitió, seguro.—Por eso pude venir aquí. Es para mi beneficio propio de aprendizaje, respeto sus determinaciones como héroe, pero aún así no puedo perdonarlo. Aún.—expresó, dejando su cabeza caer en la ventana.

—El día del festival deportivo, cuando te oí hablar con Deku, le dijiste que en cada recuerdo de tu infancia tú madre lloraba.—me atreví a comentar, haciendo que me mirara.—¿Era esa una de las razones por la cual no querías usar tu don?—le pregunté, mirándolo.

—Mi madre siempre nos cuidaba.—indicó, arqueando su espalda.—Siempre iba acariciarme la espalda luego de que mi padre me entrenara hasta vomitar.—comentó, haciéndome sentir una presión en el pecho.—Odiaba el hecho de que él la reprendiera de manera abusiva solo porque las cosas no eran como él quería. Su don me era detestable desde que ella me empezó a ver como él, pero lo detestaba aún más cuando me quería utilizar como una herramienta para superar sus propias expectativas.—artículo, en un leve mascullo lleno de enfado.

—Shoto.—apreté mi pantalón, por la impotencia que sentí ante esa sinceridad tan fría y amarga que me hizo querer sostenerlo en una caja de cristal para que no lo lastimaran.

—Por eso estaba preocupado cuando te conocí.—musitó, aliviando su voz, mientras que sus brazos yacían menciona de las rodillas.—Nunca había hablado con una chica que no fuera mi hermana. Nunca antes tuve el interés de conocer a alguien, así que me aterró la idea de admitirme que me atraía la chica que se sentaba a mi lado en la clase de estrategias.—dijo, para mirarme.

—¿Estabas preocupado en lastimarme?—le cuestione, sintiéndome grata de su procuración a mi persona, pero también triste.

—Escúchame Kai.—me pidió, estirándose hacia mí para mirarme con detenimiento.—El día en que te lastime, el día en que realmente te haga daño, te prometo por mi orgullo que saldré de tu vida.—indicó fríamente, mirándome.

—¿Y si no quisiera?—le pregunté, ante la cercanía de su rostro con el mío, donde su respiración y la mía chocaron.

—No soportaría hacerte daño.—musitó, llevando su mano hasta mi flequillo el cual ocultó detrás de mi oreja.—¿Puedo besarte?—me preguntó, por lo que me sonrojé.

—Eso ya no deberías preguntarlo.—respondí, levantándome un poco para plasmar mis labios con los suyos.

Shoto me aferró a él mientras me besaba y esta vez, el beso fue demasiado húmedo y juguetón. Sonreí en medio de eso, apenada y avergonzada por eso, pero no desistí para continuar sintiendo la perfecta sintonía de nuestros labios. Era demasiado sutil, como si realmente no quisiera lastimarme en ningún sentido. Esa noche nos dormimos frente a la fogata, dormimos en el suelo. Parecía ser que en su hogar las costumbres eran diferente y fieles en otros sentidos que la mía, pero las respete y me pareció llamativo compartir algo de eso con él. Porque también comimos sentados en el suelo encima de un cómodo cojín, disfrutando de una buena comida. En mi casa era diferente, pero sabía que también era respetado nuestro diario vivir. Así era como el mundo debía ser. Esa noche también alguien fue a vernos, no decidimos dormir en habitaciones separadas porque nos sentíamos seguro estando juntos, pero algo que debió hacer sentir cómodo al matriarca de los Todoroki fue ver que su hijo y yo lo respetamos, tanto que eso creo en él una empatía por mi, aunque fue el principal de destruir absolutamente todo dolorosamente.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro