• CAPÍTULO 14 •

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Sus redondos orbes azules seguían los movimientos de las luciérnagas en el jardín, las que torpes chocaban con una lamparilla, confundidas por la luz en aquella cálida noche.

Suspiró, mientras permanecía sentado sobre el césped con sus piernas cruzadas , sintiendo como la anciana corría a sus espaldas e interior de la casa. Ordenando las últimas cosas antes de la cena.

Las manos del castaño sudaban y su corazón se sacudía con mayor diligencia. Y es que se sentía nervioso y la ansiedad le estaba consumiendo, sabiendo que le vería luego de un tiempo de lejanía.

Le extrañaba tanto.

Le necesitaba aún más.

Sus primeros días en Yeoreum no habían sido del todo buenos, en los que no solo tuvo que adaptarse y aprender a convivir con más personas, las que obviamente le miraban curiosas apreciando su pequeño vientre oculto bajo su ropa. Si no que también, tuvo que soportar náuseas e inclusos vómitos que le impedían mantener algo firme sobre su estómago. Por lo que la anciana prácticamente le había obligado a comer el doble, ya que estaba bajando demasiado de peso.

-"¿Jungkook pondría los cubiertos?"- le dijo la anciana asomándose frente a él, mientras ingresaba nuevamente a la casa y ordenaba todo para la sencilla cena. Y él sin dudarlo asintió.

Y es que no se podría quejar del trato que recibía de parte de ella, la mujer le trataba con tal cariño, que a Jungkook no le había dificultado confiar en ella.

Sarang, la pálida mujer de blanca y larga cabellera hecha trenza, era la más antigua de las personas del servicio en el palacio. Quién se dedicó durante años a la crianza de los niños que allí nacían y crecían, asistiendo todos los partos de omegas de la dinastía Kim. Resultando en este caso, la persona más idónea para asistir a Jungkook, sobre todo por su facultad para comunicarse con el chico al haber tenido un hermano de su misma condición.

-"Estás más bonito"- le señaló Sarang al castaño para luego tocarle una mejilla, mientras éste continuaba ubicando cuidadosamente los cubiertos sobre la mesa. Su panza tímidamente rozando la orilla de ésta-"Tranquilo, ya lo verás hoy"

Jungkook sonrió silencioso, de manera casi imperceptible. Y es que su pecho se apretaba al pensar en que volvería a ver al chico, habiéndolo añorado tanto cada noche mientras olía y abrazaba aquella bata que avara desvanecía su aroma. Y terminaba por dormirse, pensando si él iría a visitarle al otro día.

Apreció a la anciana sonriendo le dulce, fue ella quién le dijo que debían quedarse en aquella casa tras el palacio hasta que Taehyung solucionara algunas cosas.

Que ya pronto vendría.

Que solo debía esperar.

Él miró su vientre, sin saber muy bien los días exactos que habían transcurrido desde la última vez que se encontraron. Pero percatándose si, de que éste había respingado un poco más durante todo este tiempo. Sarang le había dicho que su pequeño cachorro estaba creciendo, por eso su piel tiraba cada vez que lo hacía.

Pequeña luna.

Acarició su estómago, pensando que su bebé crecería de a poco como el astro en el cielo. Intentando con ello también, calmar la tensión que se formaba sobre él ante la angustia que le provocaba toda la situación.

Quería tanto a Taehyung con él, necesitaba tanto de su alfa. Que éste le mimara antes de dormir o simplemente sobara su espalda, cada vez que su cuerpo repudiaba todo lo que comía.

-Shh, calma no llores- le habló la mujer a su lado acercándose a secar sus ojos, los que estaban húmedos sin que él se percatase de aquello-"Todo estará bien"- El castaño soltó un suave sollozo, asintiendo y tomando las manos de ella para besarles, como agradeciendo lo que hacía por él. Por ellos. Su corazón sintiendo una sensación que guardaba en su memoria.

Ella le sonrió, para luego indicarle que sentara y ambos esperaran.

Aquella noche se reunirían con Taehyung y su tío Insung, siendo una ocasión especial, ya que éste último conocería a Jungkook. Y el castaño tendría la oportunidad de encontrarse con el alfa, después de semanas sin verse.

Su estómago se afligió de anticipación, recordando aquel día en que aburrido y necesitando sentir el verde bajo sus pies, había salido descalzo a recorrer el amplio jardín del palacio. Descubriendo dos pequeñas lagunas, un pequeño bosque de cerezos de Manchuria y un hermoso jardín a uno de los costados de éste. Donde él había ingresado.

Y donde le vio.

Su rubio cabello reflejándose por los rayos del sol, que caía suaves sobre su piel dorada. Y aquellos ojos color miel que se achinaban cuando sonreía.

Y quiso tocarlo.

Su corazón indicando que se moviese hacia él. Dando pequeños pasos escondido tras un arbusto, observando como Taehyung sonreía con aquel dibujo cuadrado que se marcaba hermosamente su boca.

Su corazón palpitó constante y fuerte, golpeándose bajo su tórax. Avanzando lento, advirtiendo aquel aroma que le estaba haciendo tanta falta.

Alfa.

Pero sus pasos se inmovilizaron, al distinguir algo que capturó su atención. Una fina silueta frente al rubio, pero que le daba la espalda a Jungkook, solo permitiéndole ver su larga cabellera azabache. Apreciando como Taehyung le sonreía con dedicación, mientras le acariciaba al parecer el mentón.

Sintió un desgarro en su garganta, la necesidad de llorar deseando estallar sobre él y sin siquiera entender el porqué.

Pero claro que sabía la razón.

Pues él había pasado horas pensando en como su alfa sufriría al igual que él la distancia. El como le extrañaría, el como le estaría afectando todo aquello.

Sin embargo el escenario era demasiado diferente, pues Taehyung no sufría.

A él no le dolía.

Y se sintió tonto. Percibiendo como una punzada se posaba sobre su vientre, emitiendo un pequeño sonido de dolor desde su boca. El cual no controló ni realizó con intención, pero el que de igual forma el alfa oyó. Pues sus ojos se clavaron directamente.

Tonto, tonto, tonto.

Jungkook tonto.

No quiso quedarse. No deseó estar ahí.

Ni siquiera se fijó en la expresión del alfa y se echó a correr hacia la casa. Sus ojos liberando todo el pesar que sintió en aquel momento.

Agradecía que aquel día la anciana había salido, dejando que el llanto saliera de él como un ciclón. Vaciando su pecho y apretando fuerte su vientre arrollado bajo las mantas de la cama.

¿Acaso era posible?

¿Taehyung le había olvidado?

¿A ambos?

No. Debía confiar en él.

Él se lo prometió.

Él le amaba.

Él...

Su atención se desvió hacia la puerta, donde Sarang le apuntaba sonriente indicándole que tocaban. Sus ojos abriéndose muy amplios, como si quisiesen grabar cada segundo de aquel momento.

Y su corazón latiendo rápido, muy rápido.

La anciana fue a abrir la puerta, mientras el castaño tocaba una de sus manos con la otra y mordía su labio inferior.

La puerta fue abierta y Jungkook desde su sitio intentaba visualizar al alfa poniéndose en punta sobre sus pies, observando como ingresaba la imagen de un hombre alto y de cabello oscuro quien saludaba a la anciana respetuosamente. Intercambiando palabras que el castaño claramente no comprendía.

Continuando inquieto hasta que la puerta tras el hombre se cerró y la anciana le entregó una mirada que Jungkook no deseaba recibir.

Lástima.

El alfa frente a él se acercó y le sonrió - Tú debes ser Jungkook-el castaño le miró y no le respondió al no entender obviamente lo que éste le decía.

Las cejas del Omega se fruncieron confundido por lo que sucedía. Mirando instintivamente a la anciana quien le devolvió una mirada triste y negó con la cabeza -"Él no vino."
















-Te estás equivocando- Jiwon le dijo atravesándole con la mirada, a la vez que él daba vueltas en círculos en aquella habitación. Inquieto y angustiado.

Su tío diciéndole que era lo mejor.

Que aquello era lo más indicado.

Que era lo mejor para su omega.

Su omega. Ni siquiera sabía si podía llamarle con aquel título, resultando demasiado valioso para lo que él estaba haciendo.

-Él te necesita- insistió su madre a de pie frente a la puerta, habiendo llegado a increparle apenas se enteró de que Taehyung no iría a visitar al omega.

Él botó aire por la boca, mientras se llevaba una de las manos sobre el cabello, exasperado por la situación-Seulgi también lo hace.

-¡Pero que estupidez dices Taehyung! ¡Él es tú omega!- la mujer le gritó desde su sitio agitando sus brazos de forma furiosa.

-Lo sé mamá, lo sé- su corazón dolía pero debía ser fuerte -Pero Seulgi ella...e-está tan lastimada yo...tengo miedo de que algo le s-suceda y no estar ahí cuando...

Su madre le miró atónita- ¡Taehyung por favor! ¡Aquello no te compete hijo! ¡Seulgi no es tu responsabilidad!

-¡Ella está sola mamá!

-¡Tú omega también lo está! ¡Mira como todo esto esta afectándote por dios date cuenta!- le dijo ella realmente afectada, empatizando con la condición del chico - ¡Taehyung maldita sea! ¡Él espera a tu cachorro!

Cachorro. Pequeño mío.

-Lo se mamá,...por favor me hagas sentir peor de lo que me siento -sabía que estaba doliendo, lo confirmó aquel día en el jardín, donde el amargo aroma a glicinas del omega había llegado hasta él. Observando los cristalinos ojos azules de Jungkook, los que le miraron oscurecidos de de pesadumbre.

Casi sin luz.

Y sabía que él era el causante de aquello.

Quiso correr tras él al verle huir, más no podía.

Todo le estaba destrozando. Mas aun cuando Sarang le dijo que su chico estaba vomitando todo lo que comía, producto de los síntomas del embarazo. Que había bajado drasticamente de peso y que muchas veces lloraba por las noches.

Siempre pensando que nadie le oía.

Deseaba estar con él, deseaba abrazarle y besarle hasta que todo calmara.

Pero no podía. No aún.

Y si bien Seulgi tenía días buenos, también tenía días en los que prácticamente no se levantaba de la cama. Y él se lo había prometido a su padre y a ella. Era lo único que le quedaba por hacer correctamente, antes de regresar con su omega.

Además que su tío Insung le había aconsejado, que lo más conveniente era mantener su relación con Jungkook al margen de todo. Con la finalidad de proteger al omega y éste no se convirtiese en un blanco de sus enemigos.

-Él puede perder su cachorro Taehyung- dijo una vez más Jiwon, entendiendo un poco el conflicto que tenía su hijo en aquel momento y provocando que éste abriese sus ojos y le observara asustado-Sinceramente no se como será con Jungkook, cada gestación es diferente. Pero no es bueno que un omega pase su embarazo alejado de su alfa Taehyung -Ella suspiró -Sus lobos se deben acompañar durante este tiempo. Tu omega incluso puede sentirse rechazado por tu lobo y...

Taehyung le miró expectante -¿Y qué mamá?

Ella le observó triste- Su lobo puede rechazar el cachorro con la intención de que regreses con él. Él omega de Jungkook puede abortarlo Taehyung.

No.

No, No, No.

-Y-yo no lo sabía ¿P-por qué nadie m-me lo ha dicho? -la voz del pelirrubio sonaba rota, su lobo sintiéndose herido por toda la información.

-Pues no creí que harías una cosa tan estúpida como esta Taehyung-le recriminó su madre- Y créeme que Sarang debe estar pensando lo mismo que yo en este momento, así que prepárate a una reprimenda de parte de ella.

El alfa se mantuvo en silencio, girándose para apoyar sus manos sobre el marco de la ventana y mirar la oscura noche. La delgada luna formándose en el horizonte. No tenía intenciones de llorar, no creyó que lo merecía.

Debía ver a Jungkook, debía estar con él -Mamá y-yo...

-Debes estar con tu omega Taehyung...hazlo antes de que te arrepientas hijo- le dijo su madre, mientras se acercaba a él para acariciar su espalda.

Él solo le respondió asistiendo, demasiado enojado consigo mismo para hablarle a su madre.

Mañana mismo iría con Jungkook. Solo esperaba que no fuese demasiado tarde.







Aquel lugar parecía helar a cualquiera, demasiado diferente al calor que había a las afueras de este a pesar de ya ser medianoche.

La humedad marcándose en las paredes de piedra que goteaban de vez en cuando, dejando sonidos fríos en el aire.

Lucía inhóspito.

-Te he traído comida y algo para que te abrigues- dijo el hombre acercándose al entumecido bulto arrollado en una de las esquinas de aquel sitio.

Aquella maraña de harapos y cabello mal cuidado, se giró hacia el hombre. Sus labios resecos y piel lastimada por heridas auto infringidas. Sus uñas rotas y sucias debido a todas las veces que debió haber raspado la pared, donde se apreciaban marcas de ellas.

-Come- le dijo nuevamente el hombre frente a él, entregándole un gran emparedado de carne. El que le fue arrebatado rápidamente de las manos, para ser devorado por el hambriento sujeto -Ten cuidado, te atragantarás- Sin embargo éste le ignoró, solo enfocado en saciar su hambre.

Observó sus muñecas y tobillos encadenados, los que habían provocado heridas sobre ellos producto del roce.

Resultado de los años de encierro.

Sintió un pequeño sentimiento de remordimiento, como si la culpa de aquel ser humano se transmitiera a él.

No. No debía sentir aquello.

Le apreció, moviendo un sucio mechón de cabello que le cubría el rostro. Su cabello largo y canoso ocultando su rostro, escondiendo aquellos ojos azules que el tanto había admirado. Pero que ahora le resultaban tan lejanos a aquel sentimiento.

-Él tiene tus ojos sabes- dijo sin esperar a que éste entendiera sus palabras. Su estado mental bastante deteriorado como para poder hacerlo.

Había sido demasiado tiempo.

-Intentaré sacarte de aquí, pero no te prometo nada- le dijo para luego levantarse y dirigirse a la salida-Nos vemos luego- se despidió de él, no recibiendo respuesta mas que el sonido húmedo de aquel lugar.











Ordenaba algunos papeles que le serían útiles para gestionar el término del conflicto, los que enviaría con su tío lo mas pronto posible a los demás estados.

Debía recuperar la mayor cantidad de antecedentes que le ayudasen a tratar el asunto, aquellos que hubo perdido durante su motín e intento de asesinato.

Hablaría con Hoseok para agilizar la investigación, la que los llevaría a los posibles arquitectos de todo aquello. Así desenmascarar al traidor de Yeoreum y así proteger a su pueblo.

Proteger a su familia.

Sin embargo su cabeza se negaba a mantener aquella reunión con el general Jung, sobre todo cuando éste se había vuelto tan cercano a su omega.

Aquello no era bueno.

No al menos para un alfa celoso y posesivo.

No cuando continuaba teniendo tantas dudas de sus intenciones con el castaño.

Y Sarang le había dicho sin intención mas que mantenerlo al tanto de la rutina del chico, que Jung visitaba diariamente al omega. Preguntando acerca de su estado, llevando alimentos que posiblemente se le antojasen e incluso comenzaba a aprender a comunicarse con él.

Aquello le desagradaba a Taehyung.

Y sabía que estaba siendo un completo egoísta, pues el castaño no se relacionaba con nadie más que con Sarang y él. Que lo mejor sería que las demás personas del palacio aprendieran el lenguaje de Jungkook.

Pero la inseguridad que estaba causando en él la distancia, le hacía pensar del modo incorrecto. Afectando de tal manera a su lobo, que se alteraba fácilmente por cosas que ni él entendía.

Y se desconocía.

Él debía pensar en él, debía entender que su omega necesitaba relacionarse con más personas. Aprender de ello, cuando jamás lo había hecho.

Y él tenía que estar ahí para ayudarle a enfrentar eso.

¿Qué le estaba pasando?

-Taehyung... tranquilízate pero... - una voz que provino a sus espaldas le hizo voltearse, observando como su primo le miraba con su rostro mostrando preocupación-...es tu omega... él no está.

No.

-¿C-cómo que no está Jimin?-su pecho comenzó a agitarse, así como la respiración se volvía intermitente y escasa.

-No lo se Tae, pero Sarang acaba de venir a avisarte. Dijo que él salió por la mañana y aún no regresa, está preocupada y...¡Espera! ¡Mantente calmado!-le gritó Jimin, al apreciar como su primo salía corriendo de aquel lugar y sin terminar que él hablase.

Y es que no necesitaba mayor información. Jungkook no estaba y aquello sólo le bastaba para que su lobo enloqueciera y actuara por mero instinto.

No se lo perdonaría. Jamás lo haría si algo le llegase a suceder al castaño.

Por lo que corrió escaleras abajo, mientras los sirvientes del palacio le observaban con preocupación, intentando ayudarle en lo que sea que le estuviese sucediendo.

"Es nuestro. El bebé de Jungkook y Taehyung"

"Taehyung estará con Jungkook. No lo dejará solo"

"Te amo"

Mentiroso.

Aquellas palabras se estaban clavando dentro de él, sintiéndose un cobarde y maldito mentiroso por no cumplirle al castaño.

Por dañarlo una vez más.

Sintiendo un miedo horrible a que no tuviese la oportunidad de enmendar el error que cometió.

Mas cuando pasaban las horas y Jungkook no aparecía. Siendo buscado por todos los guardias del palacio, bajo la lluvia que tempestuosa había comenzado a caer sobre aquella tarde de verano.

Se encontraba furioso y asustado.

¿Y si estaba herido?

¿Y si alguien lo había sacado de aquel lugar para hacerle daño?

Dios, todos allí eran en su mayoría alfa. Mataría a quién se haya atrevido a dañar a su omega y su cachorro.

No le importaría quien fuese.

-¿No ha regresado no es así? -preguntó frente a la casa donde el castaño había estado pasando sus días junto a la anciana. Su cabello dorado oscurecido por la lluvia, sus ropas empapadas del agua que caía.

-Aún no hijo- le respondió su madre, quien abrazaba a Sarang quién se mantenía en silencio bajo su abrazo. Sintiéndose responsable de la circustancia que estaban viviendo.

Miró a Jung a su lado, quien se encontraba en la misma condición que él. Sus mechones pegándose a la frente y su uniforme viéndose muy pesado-Iré a buscar soldados para reforzar la búsqueda. Según tengo informado no le han visto salir de los terrenos del palacio. Por lo que debe estar en algún lugar al interior de acá. Aparecerá.

Taehyung solo asintió con su cabeza, mirándole con agradecimiento y demasiado ensimismado como para enfadarse un poco más con Jung.

Su pecho se oprimió de pronto, percibiendo aquel suave aroma tan característico del omega, volteándose para buscar de donde provenía. Divisando a lo lejos y entre la lluvia, una pequeña figura que parecía avanzar hacia ellos.

Agudizó su vista, mientras intentaba regular su pulso y le distinguió -Es él- alcanzó a decir, para luego correr tan rápidamente que pensó iba a caer rodando sobre el césped. Tan acelerado que creyó el oxígeno le faltaría y no alcanzaría llegar a él.

Sin embargo, Jungkook parecía no haberse dado cuenta de nada. Caminando con su camisola blanca llegandole hasta las rodillas y sus pies descalzos. Empapado completamente. Con su ropa mojada transparentando su vientre y pegándose a este, marcándolo completamente.

Se veía hermoso. Y parecía no tener frío, pues reía sacando su lengua de vez en cuando hacia afuera, con tal de capturar las pequeñas gotas que caían sobre esta. Y saltaba sobre pequeños charcos con sus pies desnudos, chisporroteando aún más su ropa con pequeñas manchas de lodo.

¿Acaso estaba bailando bajo la lluvia?

Pues alzaba sus manos al cielo y giraba sobre sí mismo, dibujando círculos irregulares con sus pies.

Claramente ignoraba la presencia del alfa, quién desesperado avanzaba hacia donde venía el omega. Preocupado y sin detenerse a observar la tranquilidad de este.

El castaño sintió de pronto un cuerpo capturando el suyo, luciendo un poco descolocado y sin comprender que sucedía. Para luego observar como un rostro que él conocía muy bien se ponía frente al suyo y pronunciada palabras incomprensibles para él.

Aquel suave aroma a lluvia y tierra mojada que le rodeaba en ese momento el rostro con sus manos. Su cuerpo doliendo momentáneamente congelado, con su pecho latiendo con un sentimiento que de pronto fue desconocido para él. Reaccionando de la única forma que su lobo le estaba exigiendo en aquel instante, tomando toda la fuerza posible y empujando con ferocidad el cuerpo de aquel alfa frente a él. Cubriendo luego su vientre con sus manos, mientras le veía y mostraba desafiante sus colmillos.

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