CAPÍTULO 32

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-Por muy lejos que estés, por muchos intentos que hagan borrar mis recuerdos sobre ti, jamas podrá robar aquello que tu robaste. Mi corazón.- Dijo él mientras su rostro se volvía mas borroso y su voz mas lejana.

Los ojos de Alana se abrieron de golpe, miro a su alrededor desorientada. Aquel chico la hablaba con cariño, con amor, pero ella no le recordaba y eso la frustraba bastante. ¿Porque no se acordaba de alguien que la amaba? Se preguntaba ella constantemente.

La Narniana de levantó de la cama, el sol brillaba y relucía como nunca antes. Alana se acerco y cogió un vestido de tirantes color lila. Tras estar lista, salió de su habitación mirándose las muñecas, las finas venas habían desapareció prácticamente, y eso era realmente increíble, pero curioso, debido a que era imposible que desaparecieran, ella no tenia un Alma completa.

Alana recorrió los pasillos en silencio, todo estaba en silencio, hasta que aquello fue interrumpido por el choque del metal. La Narniana acelero el paso hasta llegar al exterior donde vio a Sam, Caspian, Peter y Edmund entrenar.

Al verla Shiary corrió hacia Alana abrazándola.

-Me alegro que despertarás.- Rió la elfa.
-¿Cuanto he dormido?- Preguntó Alana alarmada.
-Tres días. En los cuales han sucedido cosas.- Dijo Susan poniéndose a su lado, junto a su hermana pequeña.
-¿Que ha sucedido?- Preguntó ella con temor.
-Algo que te pondrá muy feliz.- Dijo Aslan detrás de ella.
-Abuelo, no entiendo nada. Y ya es bastante confuso el hecho de que hayan desaparecido.- Alego Alana mostrando sus brazos.

Aslan rió y hizo una señal, Isabella y Catalina aparecieron sonriendo a Alana, y tras ella surgió Alisa, con un vestido rosa palo. Al verlo Alana se quedo en shock, al ver por primera vez a su hermana.

Alisa dio el primer paso y Alana el siguiente, hasta que ambas hermanas se abrazaron, creando de nuevo un destello de luz cegador.

-¿Ella es mi hermana?- Preguntó Alisa mirando al león.

Aslan se limito a asentir, mientras todos volvían a lo que estaban haciendo. Mientras ambas hermanas comenzaron a caminar por la isla, intentando conocerse. Alana quería saber todo acerca de su hermana, así que constantemente la hacia preguntas.

-Quiero saber acerca de ti, de Narnia, de nuestros padres, de todo.- Alego ella emocionada.
-Bueno, pues Narnia es el lugar mas bello que te puedes encontrar, cuando vayamos te lo enseñaré todo. Tiene bosques verdes y frondosos; lagos, riachuelos, mares y ríos claros que puedes ver su fondo; y amaneceres y atardeceres que te enamorarán.- Explicó Alana mirándola.
-Ahora sobre nuestros padres.- Podio la mayor.
-Apenas recuerdo mucho de ellos, ya que se fueron, hace ya diez años. Pero recuerdo que papá me enseño a usar una espada y un arco, mientras mamá intentaba convertirme en una princesa, cosa que no era. Te pareces a ambos, el mismo tono de cabello que mamá y el mismo azul que papá. Y luego estaba Evangeline, nuestra hermana mayor, a quien Jadis poseyó. Ella era muy hermosa, piel blanca, ojos azules como el hielo, pero llenos de vida y pelo de un rubio casi blanco.- Dijo Alana con dolor en su voz.
-Ahora hablame sobre ti. Seguro que debes de tener historias increíbles.- Alegó Alisa.
-En realidad no. He matado a Brujas, he luchado por mi familia y mi pueblo, he renunciado a ser Bruja y no he podido salvar a nadie. En verdad no me enorgullezco de nada. Tengo las manos llenas de sangre, y siempre sera así.- Alego Alana bajando la mirada.
-No seas así, mira, se que aquello puede ser duro, pero piensa en una cosa. Siempre estuvimos juntas, aunque estuviéramos separadas. Ni Jadis ni Aslan ni nadie puede romper nuestro vínculo. Y puede que por eso sobreviviéramos, por la otra, por ver el día en el que estuviéramos juntas de nuevo.- Alegó Alisa con felicidad.
-Puede que sí.- Rió Alana mirando a su hermana.

Ambas regresaron al castillo, donde Alana guió a su hermana hasta su habitación, allí ambas entraron. Alana cogió la funda de su espada y busco la cadena que estaba oculta tras ella. Al sacarla, la Narniana mostró un colgante largo con un corazón, este tenia una piedra azul en su interior y estaba rodeado de hojas.

-Vaya, es hermoso.- Alegó Alisa mirándola.
-Iba a ser un regaló para mamá antes de irme, pero jamas pude dárselo. Siempre le he llevado para que me diera suerte, ahora esperó que te la de a ti. Se que queda unas semanas, pero no importa. ¡Feliz cumpleaños anticipado!- Rió Alana colgando sobre el cuello de su hermana menor el colgante.
-No puedo aceptarlo.- Alego Alisa mirándola.
-Tonterías.- Respondió ella con seriedad.
-Ahora yo no se que regalarte.- Dijo Alisa pensativa.
-Yo no necesitó ningún regalo. Ya lo tengo, y es tener a una de mis hermanas conmigo.- Dijo ella con los ojos llorosos.

Alisa la abrazo y se fue, ya que al igual que los reyes, ella debía de aprender sobre la historia de Narnia. Alana en cambio se fue del castillo, llegando hasta un lago, donde observó el reflejo de los arboles y de las nubes. Una pequeña brisa se elevaba meciendo las ramas. Estaba claro que el otoño se aproximaba, pero el verano todavía hacia su acto de presencia, haciendo que aquellos días, en los que el verano llegaba a su fin y el otoño comenzaba, el clima estuviera algo loco.

"De nuevo aquel chico. ¿Quien es? ¿Porque no le puedo recordar? Me frustra no saberlo, pero se que en algún momento me acordaré, si ahora he empezado a recordar es por algo, ¿no? Ojala pudiera decírselo a alguien, pero seguramente me tomarían por loca o que son recuerdos de otras Elementales, pero se que no son sus recuerdos, son los míos. Los que en alguna misión me vi obligada a perder. Y él igual." Pensó Alana mientras observaba como los arboles, en el reflejo del agua, se movían.

-¿Hola?- Dijo Lucy pasando su mano por delante de Alana.
-¿Eh? ¿Que pasa?- Pregunto la Narniana reaccionando.
-Estabas en otro mundo.- Rió Lucy mirándola.
-Me ocurre mucho.- Rió Alana mirando hacia el lago.
-¿Y en que pensabas?- Pregunto Lucy mientras su hermano mayor aparecía.
-En nada importante.- Mintió Alana mientras miraba su muñeca.
-No lo parecía. Es decir, parecía que lo que pensabas era importante, o por lo menos para ti.- Alego la Valiente.
-No era nada importante.- Dijo de nuevo ella mintiendo.

Lucy la miro extrañada mientras su hermano se ponía a su lado.

-Debes de estar nerviosa.- Hablo de nuevo la pequeña reina.
-¿Nerviosa? ¿Porque?- Preguntó ella desconcertada.
-Vuestro cumpleaños es en tan solo dos semanas. Lo que supondrá vuestra coronación.- Dijo Edmund mirándola.
-Espera, ¿que?- Dijo ella asustada.
-Aslan nos dijo que ambas seréis coronadas.- Explicó Lucy mirándola.
-Parece ser que soy la última que me entero.- Alego molesta la Narniana. -De todas maneras, es mas importante encontrar el legendario.- Añadió ella mirándoles.
-Las Ondinas no saben donde están, y no creo que estés en condiciones de hacer magia.- Alego Lucy preocupada.
-No te preocupes por ello, según se sabe, los Legendarios suelen estar en la superficie pero cerca de su elemento o bajo él.- Dijo Alana dándose cuenta de que no sabia nadar.
-¿Que sucede?- Preguntó Edmund, dándose cuenta de que ella sabia que no podría obtenerle.
-Si el legendario esta bajo agua no le puedo coger, no se nadar.- Explicó ella fulminándolo con la mirada.
-¿No sabes nadar? ¿Como es posible?- Preguntó Lucy mirándola.
-Nunca necesite saber nadar, las Brujas aborrecen el agua, así que ninguna se iba bajo ella.- Alegó Alana mirándola.
-¿Y si el legendario esta bajo el agua? ¿Que harías entonces?- Preguntó Edmund con curiosidad.
-Quien sabe lo que sucedería.- Alego ella marchándose.

La Narniana camino de regreso al castillo, mientras su vista se quedaba puesta en el suelo, y de nuevo sus pensamientos viajaban lo mas lejos posible, abandonando la realidad y todo aquello que la rodeaba. Pero regresando al tema que inicialmente inundaba su mente, aquellos recuerdos, de los cuales no recordaba nada y que la  hacían ponerse nerviosa.

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