XV. One In A Million

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CAPÍTULO QUINCE
UNO ENTRE UN MILLÓN



Tras su charla con la agente Watson, Tessa se dirigió al hospital, ya que tenía turno de trabajo. Pensó que sería un día como otro cualquiera, pero Barry llegó de repente con una niña de 10 años herida en el último ataque de la metahumana que controlaba estatuas. Al parecer Ralph había dado prioridad a atrapar a la criminal antes que asegurarse de que todo el mundo estaba a salvo.

—Bueno, Laura, volveré dentro de ratito ¿de acuerdo?—Tessa sonríe a la niña, quien ya estaba consciente—

Se despide de la madre con un pequeño asentimiento y sale al pasillo, donde Barry y Ralph la esperan.

—Bien, no es nada grave—les anuncia—Contusión leve y una fisura en la pierna. Es joven, curara rápido.

—Genial. Gracias, Tess—suspira Barry en respuesta—

—No es nada. Pero, con ese accidente, tiene suerte de esta viva—señala entonces posando su mirada en Ralph, quien se notaba afectado por su error—¿En que pensabas, Ralph? No puedes...

—No—la interrumpe—Solo... olvidadlo ¿vale?

Baja la mirada al suelo y se aleja de ellos. Barry le observa hasta que desaparece de su vista por el pasillo.

—Deberías hablar con él—habla Tessa llamando su atención—Lo haría yo, pero aún tengo unas horas más de trabajo.

—Si. Hablaré con él—le asegura Barry mientras posa su mirada en ella—Oye, ¿como te fue con esa inspectora?

—¿Sinceramente? Ni idea—le responde mientras comienza a caminar por el pasillo, Barry la acompaña—Conteste lo que debía contestar, pero... conozco a los policías, Barry, y ella no va a rendirse.

—¿Crees que acabará arrestado a Oliver?—le pregunta sorprendido—

—Si, y no creo que tarde en hacerlo. Oliver podrá esquivarlo. Conseguir estar en libertad, pero le va a llevar a juicio, Barry, estoy segura. Solo necesita pruebas.

—¿Y eso que significaría para ti?—inquiere preocupado. Tessa frena sus pasos y se coloca frente a él para mírale a los ojos—

—No lo sé—admite preocupada—

—Todo se arreglará—le asegura él al notar su nerviosismo—Eres una heroína, Tess.

—Para ella no. Para ella soy una cómplice. Aunque Wonder Star ahora trabaja con Flash, esa agente, y la ley seguirán viéndome como un miembro del equipo Arrow y como una justiciera.

Barry escucha sus palabras con atención y asiente de forma preocupada.


Tras hablar con Ralph y ayudarle a entender que proteger a las personas era lo primero, Barry volvió a reunirse con Tessa en el hospital para ir juntos a los Laboratorios después de que ella terminara su turno de trabajo.

—Que me traigas un batido cada vez que termino un turno de trabajo es una de las razones por las que te quiero—comenta Tessa mientras caminan por los pasillos de los laboratorios—

—¡Vaya! Eso es muy profundo y sincero—bromea Barry—

—Es que adoro los batidos—señala ella defendiéndose—

Barry sonríe mientras entran al cortex, donde sus amigos les esperan.

—Hola—saludan al entrar—

—¿Qué pasa?—inquiere Barry—

—Creemos saber quien es DeVoe—anuncia Caitlin—

—Según los amigos de Harry, el consejo de Harry's de distintas tierras, el nombre que buscamos es Clifford—explica Cisco—Clifford DeVoe.

—Coincide al 92% con nuestro perfil. Ningún otro DeVoe se acerca—señala el propio Harry—

—El tío es muy reservado. Ni redes sociales, ni antecedentes penales...—comenta Jay—

—Y sabemos donde se esconde. 43 de Hibbard Lane.

—Si es tan peligroso como decís... que Singh mande una unidad de asalto—comenta Joe—

—No—niega Barry con decisión—Iremos nosotros.

Tessa asiente de acuerdo con él, sin embrago el resto le miran no muy convencidos.

—Chicos, Thawne, Zoom, Savitar... Por una vez tenemos la posibilidad de adelantarnos al enemigo—señala Barry—Vayamos a por DeVoe.

—Así se habla—sonríe Tessa con entusiasmo—Vestíos.

Todos fruncen en ceño ante su orden, la cual Oliver solía usar con frecuencia para decirle a su equipo que se preparara. Cisco se coloca su traje de Vibe mientras que Annabeth y Caitlin se ponen ropa de camuflaje. Barry y Tessa, por su parte, irían con ropa normal, pues antes de atacar a nadie tenían que asegurarse de que ese tal Clifford era el DeVoe al que buscaban.

—¿Es aquí?—inquiere Joe al llegar a la casa—

—Si—asiente Tessa caminando junto a él—

—¿Todos listos?—inquiere Barry por las comunicaciones—

—Satélite listo—asegura Julian desde el cortex—

—Harry y yo vigilamos la puerta principal—habla Jay preparando su arma. Harry con su arma especial situado tras una de las furgonetas de los laboratorios—

—Snow y Frost preparadas—comenta Caitlin—

—Scarlet Witch y Vibe también—habla Cisco—

—¿Scarlet Witch?—a su lado, Annabeth le mira confusa—

—Ya era hora de que tuvieses un nombre de súper heroína—señala el latino antes de volver a hablar por las comunicaciones—A vuestra señal abrimos la brecha.

Joe, Barry y Tessa llegan a la puerta principal de la casa.

—¿Qué cerebro criminal tiene un felpudo de bienvenida?—señala el detective West—

—Le sorprendería—responde Tessa mientras Barry llama al timbre—

La puerta es abierta y por ella parece una mujer con un vestido azul y estampado de flores.

—Hola—les saluda con una sonrisa—¿Desean algo?

—Si, señora. Soy el detective Joe West, de la policía. Estos son Barry Allen y Tessa Merlyn, mis compañeros—se presenta enseñándole su placa—

—¿Va todo bien?—inquiere preocupada—

—Eh, si. Verá, hemos venido para hablar con Clifford DeVoe. ¿Está aquí?—le pregunta Barry—

—Si, está aquí. ¿Puedo preguntar de que se trata?

—Tenemos que hacerle unas preguntas—le responde Tessa—

—¿Ocurre algo? ¿Mi marido está en peligro?—les pregunta—

—¿Su marido?—inquiere Barry confuso—

—No, señora—Joe responde a la pregunta de la mujer, quien parece pensárselo durante unos segundos antes de llamar a su marido—

—Clifford, la policía está aquí, quieren hablar contigo—le llama abriendo más la puerta para que puedan verle—

El señor aparece, sentado en una silla de ruedas.

—Gracias, querida—le dice antes de dirigirse hacia Joe, Barry y Tessa—Buenas tardes, soy Clifford DeVoe. ¿Puedo ayudarles en algo?


—Espero que no esté muy dulce—comenta Marlize, la mujer de Clifford, tras invitarles a entrar en la casa y servirles unos vasos de limonada—

—Es increíble—habla Barry tras probar la limonada—

Tessa no quería admitirlo, pero tenía razón, estaba deliciosa.

—Igual que mi mujer—señala Clifford tras las palabras de Barry—Siempre encuentra tiempo para cuidar de mi y mantener la casa inmaculada. Y sus macarrones con queso... de otro mundo. Soy el hombre más afortunado del mundo.

Tessa rueda los ojos. Entendía que el hombre estaba en silla de ruedas, pero su forma de hablar sobre su mujer detonaba un toque de machismo. Ella debía cuidar la casa y cuidarle a él, pero él podía seguir dando clases en la universidad.

—Deberíamos hablar sobre porque estamos aquí—comenta Tessa cambiando de tema—El apellido DeVoe a surgido en una investigación y, bueno, querríamos hacerle unas preguntas, si no le importa.

—¿Por qué a él?—inquiere Marlize—DeVoe es un apellido común.

—Si, yo diría que hay, al menos, mil cien personas más o menos con ese apellido, solo en la zona de Central City—señala Clifford de forma muy específica—

—Ese apellido a surgido en relación con cuatro casos criminales distintos—les explica Joe—

—¿Y creen que mi marido es testigo de esos crímenes?

—No—niega Barry con rapidez—Nos gustaría eliminarlo como sospechoso.

—No lo dirá en serio.

—Da igual, Marlize—le dice su marido—Adelante.

—Bien, profesor, ¿qué le trajo a Central City?—le pregunta Joe—

—Me crie en Sudáfrica, y después de estudiar historia y econometria en Johannesburgo obtuve una plaza de profesor en Oxford, allí nos conocimos—les explica—

—Si. Me enamore enseguida, y llevamos juntos desde entonces—sonríe Marlize—

—Y luego me ofrecieron una cátedra en la universidad de Central City para alejarme de Oxford. Eso fue hace cuatro años.

—Una pregunta. ¿Conoce a... Ramsey Deacon?—inquiere Joe entregándole una foto—

—No—responde tras observar la foto—¿Debería?

—¿Que me dice de Becky Sharpe?—cuestiona Barry entrándole otra foto. Clifford niega—¿Ralph Dibny? ¿Mina Chaytan?

—Mina Chaytan—repite él mientras observa la foto con más atención—Si, esa me suena.

Tessa se pone en pie y comienza a caminar por la habitación observando el lugar con atención.

—¿No es la mujer india-americana que se fue de repente? La antropóloga—comenta Marlize hacia su marido—

—Si, ahora me acuerdo. Me dio mucha pena que se fuera.

—¿Eran colegas? ¿Le habló de su trabajo?—le pregunta Joe—

—No, no. Mina era una mujer animada. Aunque la gente como nosotros, que vemos la educación como una vocación, solemos serlo—le responde él—

—Este cuadro—señala Tessa llamando su atención—Es precioso.

Clifford observa el cuadro que ella señala. Se trataba de un cuadro japonés que mostraba a un samurai.

—Los samurais eran formidables luchadores, que a menudo se convertían en enemigos formidables para sus rivales—le explica antes de hacer una pequeña broma—Nunca peleen con uno.

Tessa sonríe sin gracia.

—Entonces, ¿estuvo usted en Japón?—le pregunta Joe—

—La historia del Japón medieval es una de mis especialidades.

—Entonces hablará su lengua—señala Tessa cruzándose de brazos mientras vuelve a sentarse junto a su prometido—

—Sí, pero solo lo hago en la entrega de premios de la sociedad académica japonesa—le responde en japonés, pero Tessa puede entenderle a la perfección—

—También habla francés, italiano, mandarín... y otros idiomas más—comenta Marlize—

—Por supuesto que lo hace—comenta Tessa, en japonés, con sarcasmo. Clifford la observa sorprendido porque conociera el idioma—

—El caso es que, a mi me encanta enseñar. Me da la posibilidad de ampliar perspectivas. Pero no basta con inspirar a la gente para ser mejor, de algún modo hay que cambiar la forma en la que piensan...

—Clifford—le interrumpe su mujer—Mi marido es muy apasionado, pero necesita descansar. ¿Hay algo más que quieran decirnos?

Barry y Tessa les observan con atención. Cada detalle, cada movimiento y cada palabra eran una pista.

—No—responde Joe—Gracias. Si tenemos más preguntas les llamaremos.

Se pone en pie y camina hacia la puerta. Barry y Tessa no dudan en seguirle.

—Ya saben dónde encontrarme—se despide Clifford con amabilidad—

Tessa y Barry asienten desconfiados.

Al salir de la casa, Jay y Harry se acercan a ellos.

—¿Y bien?—inquiere Harry—¿Es él?

Barry y Tessa comparten una mirada.


—No sé, chicos, ese tímido profesor de universidad al que le encantan los macarrones no parece un cerebro criminal—comenta Joe una vez se vuelven a reunir todos en el cortex—

—Venga, vamos, no sería la primera vez que alguien que se hace el bueno luego resulta ser el malo—señala Barry—Si el consejo Wells nos ha dado su nombre es por algo.

—Tiene razón. Nos han dado un nombre de mil cien—señala Tessa apoyando a su prometido—

—Mil ciento veintidós, para ser exactos—le corrige Harry—

—Solo se ha equivocado en veintidós, ¿no os parece algo sospechoso?—comenta Barry—

—No si se ha buscado en Google—le responde Julian—

—Solo digo que hay algo raro en este tío. Le gustan los samurais.

—¿Y a quien no?—señala Cisco—¿Has visto Zatōichi, el guerrero ciego? La mejor peli de guerra...

—La mejor saga—le apoya Harry a su lado—

—Del mundo.

—Vale, chicos, pensad en esto—les pide Tessa—Si el consejo de Wells tiene razón significa que DeVoe hizo que Barry saliera de la fuerza veloz donde él quería. Ni tú pudiste, Cisco.

—Bien visto—señala el latino—

—Vamos a cubrir todas las bases—habla Caitlin aceptando la corazonada de sus dos amigos—

—Cisco, Harry, buscad todo lo que haya de este tío en la red—Jay comienza a organizar al equipo—Caitlin, Julian, preguntarles a vuestro amigos de la universidad que clase de persona es. Joe y yo comprobaremos los antecedentes penales. Annabeth, tienes que ir a trabajar. Y vosotros dos—señala a Tessa y a Barry—Dejadnos esto a nosotros. Disfrutar de vuestros últimos días sin estar casados.

—Creo que eso va a ser imposible—comenta Tessa cuando su teléfono comienza a sonar anunciando una llamada de Oliver—Avisadme con cualquier cosa. Pero os digo esto, chicos, sé leer a las personas. Y ese tío, Clifford DeVoe, y su mujer, no son lo que aparentan.

Se gira hacia Barry para darle un rápido beso en los labios y sale al pasillo para contestar a la llamada de su amigo.

—Hola, Ollie, ¿qué pasa?—inquiere tras contestar a la llamada—

—Tessa—una voz femenina es la que habla al otro lado de la línea, se la notaba nerviosa—

—¿Felicity? ¿Estás bien? ¿Qué pasa?—le pregunta preocupada—

—Han arrestado a Oliver. Piden una fianza de cinco millones de dólares y medio millón en efectivo hasta el juicio—le explica—

—¿Qué?—exclama sorprendida—

—No puedo dejar que le metan en la cárcel, Tess, y no sé que hacer. Puedo usar el dinero de la empresa que estoy montando con Curtis, solo necesito el medio millón en efectivo para que este libre bajo fianza.

—Vale—murmura nerviosa—Te mandaré un cheque ¿vale? Te ayudaré a pagarlo.

—Tessa no puedes...

—Es el dinero de mi padre, y si que puedo ¿de acuerdo? Es Oliver de quien hablamos. Y William no puede perder también a su padre—la interrumpe—Escucha, Felicity, esa mujer, la agente Watson, estuvo aquí esta mañana haciéndome varias preguntas. Creía que no tenía pruebas, pero supongo que nada más llegó a Star City todo estaba más claro para arrestar a Oliver, así que no puedo evitar sentirme culpable de alguna forma.

—No es culpa tuya, Tess—le asegura—No sé que pruebas tienen, pero intentaré investigarlo.

—Bien. Avísame de todo ¿de acuerdo?

—Por supuesto.


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