𝐝𝐨𝐜𝐞

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En medio del cielo gris.

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El día estaba nublado, transmitía una triste ambientación, que mantenía en mi un serio semblante desde que levante en la mañana. Veía con melancolía a través de aquella ventana, proveniente de esa oficina. Podía ver a las personas caminar y andar normalmente por las aceras de aquel distrito, en el cual no creí volver estar. Suspiré, era como si me sintiera triste por estar aquí, pero a la vez feliz. Quizás, la felicidad se debía a la melancolía de haber vuelto, de sentirme tan segura dentro de estos muros, pero la tristeza era claramente por la terrible tragedia que nos había arropado de regreso aquí. La lluvia caía, manchando la ventana con sus gotas. La gente abría sus paraguas, como lo hacían en Marley, pero solo veía las gotas caer, como las mías cayeron en el rostro de Sasha. Su sonrisa se reflejaba en mi mente, había olvidado su voz hasta el día de ayer en cuanto la volví a ver, pero todo se desvaneció en un abismo. Sasha fue una de mis buenas amigas, de esas pocas que tuve aquí en Paradis, no podía asimilar el hecho de que había partido, aún nos faltaba mucho por hablar. Desee algún día contarles la verdad a todos, eso la incluía a ella, pero se fue sin saber mis intenciones, sin saber lo mucho que me dolió abandonarles. Era tan genuina, tan graciosa y amante a la comida, era diferente, pero era buena, con un corazón noble y sumamente humilde, lamentaba su pérdida con gran tristeza. No sabría como intentaría de superar su pérdida, pero era una menos, y no sabíamos quién podría ser el próximo.

Me distancié de la ventana, todo era diferente aquí, pero aún se sentía tan familiar que no podía sentirme una desconocida. Me senté en aquel sofá, para así acercarme al pequeño que estaba sentado tan concentrado jugando con un peluche, un hermoso peluche que Mikasa decidió regalarle, parecía ser viejo, pero Noah estaba contento con eso, así que solo me restaba mirarle. Sus ojitos brillaban, igual que los de su padre, una parte de mi no dejaba de sentirse culpable de que Noah estuviera lejos de Colt, pero una parte de mi era egoísta, y agradecía que Eren haya tomado esa decisión, para tenerlo cerca de mi. Noah me miró y sonrió, levantó aquel peluche, él estaba vestido con atuendos que Levi pudo conseguir, al igual que Mikasa para mi, ellos lo hacían sentir que pertenecía aquí, como yo. Recibo su peluche con emoción, viendo como él sonreía, a lo que yo nuevamente le pase el peluche, y él lo acepto, jugando con él, abrazándolo. Acaricie su cabello, despeinándolo un poco para poder volver a organizárselo. Noah era muy sereno, era tranquilo. Era extraño que hiciera un berrinche, a menos que estuviera lejos, era por eso que en parte era bueno que estuviera aquí, me necesitaba, como yo a él, pero no podía alejarlo de su padre, él ama tanto a Colt, y estoy segura que ese hombre va mover cielo, mar y tierra para llegar a nosotros nuevamente.

-¿Te gusta?-le pregunté a Noah, pero ambos perdimos la atención mutua en cuanto la puerta se abrió delicadamente, con una sonora charla proveniente de aquellos dos grandes líderes.

-Amaya, lamentamos la tardanza.-se disculpó al comandante Hange Zoë, a quien recibí levantándome de manera respetuosa del asiento.-Tranquila, no tienes que arrodillarte.-se excusó, a lo que me quede aún así levantada.

-¿Ya comió el mocoso?-observe cómo el capitán Levi se dirigió a mi hijo, con una seria expresión, la cual Noah no accedió a aceptar, no tardó en expresarse de una manera tímida hacia aquel hombre tan frío que se acercaba a él.

-Fue buena idea que no fueras a los velorios. Todo estaba pesado.-musitó ella, sentándose en aquella silla, atrás de su escritorio, mientras que yo me senté delante de ella, observando cómo Levi se dentaba aún lado de Noah quien no dejaba de mirarlo tímidamente.-No puedo creer que hayamos perdido a Sasha Braus... -llevó sus manos al puente de su nariz, viéndose entristecida.-Es una suma lástima. Habíamos llegado muy lejos, pero sabíamos que era un costo muy alto.-añadió, a lo que me coloqué cabizbaja, mostrando respeto por la pérdida que ambas compartíamos.-Queremos agradecer tu ayuda, se que es un gran sacrificio el que estás haciendo, y que no esperabas involucrar a fondo a tu hijo, no te correspondía, pero lo agradecemos. No creíamos que realmente nos ayudarías tan a fondo como lo hiciste.-agradecía ella, a lo que yo tan solo asentía.

-Después de todo, es lo menos que puedo hacer por ustedes.-les comenté, observando cómo Noah levantaba su peluche para pasárselo a Levi, quien lo miró con una ceja alzada, recibiendo el peluche, pero ante no sonreír, Noah algo cabizbajo me miró, tenía miedo.-No creo que Eren me haya manipulado, se que estaba tan consiente de cómo serían las cosas que se vio obligado hacerlo. Discúlpenlo.-pedí.

-Creíamos que habías muerto al volver a tu nación natal.-afirmó ella.-Aún así, Eren creyó fielmente que estabas viva. No lo creímos hasta que pisamos Marley por primera vez buscando algún rastro que nos guiara a ti, para así Eren haberte hallado por un percance en el que todos te vimos huir. Entendíamos que debías estar asustada o en shock pero, después de todo, lo único que quedó tuyo en esta isla fueron estas viejas cartas explicando todo lo que no pudiste decirnos a tiempo.-observe cómo ella de un cajón del escritorio sacó unos papeles, lanzándolos a la mesa con suavidad, eran mis cartas, las cuales recogí en manos y les di un ojo, solo por encima.-El congreso de Paradis entendió que eras una aliada, por lo cual no te excluyeron del cuerpo de exploración, sigues siendo fielmente una soldado proveniente a esta legión.-me decía, a lo que yo no podía sentirme más honrada.-Lamento que tengamos que reunirnos en estás circunstancias, pero es un honor que pudiéramos hallarte luego de cuatro años ajenos a tu vida, Amaya.-la escuchaba, cabizbaja.

-Cuando llegue a Marley, me encerraron un año. Es por eso que no pudieron tener una pista de mi ese entonces que me fui.-les conté, viendo la impresión de Hange en los ojos, y como Levi soltaba el peluche que Noah le entregó para escucharme, devolviéndoselo, pero a Noah se le cayó al suelo, y este viendo a mi pequeño no poder alcanzarlo, se inclinó para entregárselo.-Reiner intentó cubrir mis huellas, pero abastecida del cansancio, les indique sobre mi traición a Marley por salvar el pueblo Eldiano. Por mi deshonrá me castigaron un año, creyendo que simplemente habría sufrido de sus influencias, pero en eso, Reiner y yo decidimos sincronizarnos para salvar a Eren. No indagamos ninguna información sobre él, o que tenía al titán fundador. Luego de eso, estuve un año en solitaria, quizás por eso, no sabrían nada sobre mi.-les contaba, recordando esos tristes y vacíos días.

-Oye, no te metas los dedos a la boca, tienen gérmenes.-dirigí mi mirada a Levi, y como le quitaba a Noah de una manera delicada sus dedos, a lo que Noah avergonzado miraba al suelo.-Gérmenes.-le detallaba Levi.

-Gemenes.-repitió Noah avergonzado, a lo que sonreí viéndole, pues me miraba sintiéndose intimidado por la presencia de Levi, a quien no conocía.

-Levi, déjalo. Es solo un niño.-opinaba Hange, pero Levi cruzaba sus piernas y miraba a Noah.-Es precioso. Pese a que no tenga una pizca de ti.-comentaba ella.-Veo que realmente pudiste seguir adelante, te casaste, tuviste un hijo. Es bueno saber que muchos pudieron continuar... -musitó, tristemente pero a la vez, feliz por mi.

-¿Qué querías? ¿Qué se echará a morir?-le preguntó Levi, mientras que Noah lo miraba bien tímidamente.-En el fondo me alegra que después de todo lo qué pasó, decidiera escoger ser feliz.-afirmó él, aquel capitán seguía siendo el mismo, inclusive en su físico nada había cambiado, era auténtico.-Y espero que al final, lo vuelva a decidir.-opinaba aquel hombre.

-Pero, creo que era hora de salir un poco de la vida de fantasía que quería llevar, lo mejor es estar en la realidad, aunque sea agria.-dije, levantándome para acercarme a Noah, quien me miró cálido y con seguridad.-No le hagas caso, no tienes porque temerle.-le decía a mi pequeño.

-Si tiene.-interfirió Levi de manera sarcástica y burlona, a lo que yo recogí en brazos a Noah, quien se escondió detrás de mi cuello.

-Veo que se han esforzado mucho.-musité, dirigiéndome a esa pared, donde había un gran cuadro de aquel hombre, mi alma se estremeció y una gran tristeza me abrumó.-Demuestran que unidos, solo son más fuertes, pero allá afuera, más allá, no están listos para eso.-musité, estaba halagando lo actualizada que estaba la ciudad.-¿Qué pasará con Eren?-pregunte, observando aún el cuadro de Erwin Smith.

-No hemos discutido aún nada concreto, y aunque confiemos en ti, no es saludable que te contemos nuestros planes, sabemos que estás intentando procesar muchas cosas, respetamos eso.-emitió Levi.-También, los niños estarán encerrados.-mi expresión cambio ante eso, pero Levi alzo su mano para que no pudiera hablar y le dejara terminar.-Puedes verlos, pero no podrás hacerte cargo de ellos. Confiamos en ti, pero no en ellos. Se lo importante que son Amaya, pero por favor, confía en nosotros. Si hacen un mal movimiento, los van ejecutar, las cosas aquí han cambiado, las de lo que crees.-decía, y yo asentía vagamente.

-Bien. Ya no le des lata, deja que vaya con los demás.-le pidió Hange, a lo que Levi me miraba a Noah, quien tiernamente elevó su mano para despedirse.-Nos mantendremos en contacto. Mikasa se encargó de prepararte una habitación en su casa, la comparte con Armin, estarán bien ahí.-decía, y yo asentía, para así, observar ese cuadro.

-Lamentó que haya tenido que morir.-musité tristemente.-Se cuanto lo apreciaban. Para mi también era muy importante.-esbocé en tristeza, viendo como Hange se sentaba en su escritorio, como si estuviera cansada, pero aún así, me sonrió.

-Amaya, él quería que vivieras, pero quería que lo hicieras con paz.-me comentaba ella, a lo que yo asentía.

-Dile adiós Noah.-le pedí a él, para que nuevamente se despidiera de ellos con su manita, mientras que por primera vez en cuatro años, volvía a ver cómo Levi Ackerman sonreía junto a Hange, fue corto el momento como aquella vez en el reinado de Historia, pero sonrió.

Sonreí ante eso, para así, bajar a Noah al suelo. Quizás ellos se sentían llenos de melancolía, una niña a quienes vieron crecer era toda una madre adulta. Debían sentirse reconfortados por mi presencia, luego de mi ausencia cuatro años. Habían muchas cosas que queríamos hablar, pero en este momento de duelo, simplemente queríamos estar todos juntos. Noah me daba su mano, mientras que sostenía con la otra el peluche que Mikasa le había dado. Él estaba cómodo en este pasillo que no conocía, yo también estaba ajena, pero me recordaban a los del cuartel del distrito Trost, cuando el muro María aún era suelo de titanes. Eran tiempos que pasaban, pero no olvidaba. Sonreí junto a él, en medio del cielo gris, aprendí que siempre habría una luz que brillaría más allá de las tinieblas. Noah portaba un atuendo oscuro, en honor al luto de la chica con quien crecí por tres años. Se que fuimos buenas amigas, y que lo hubiésemos seguido siendo, pero el tiempo nos traicionó. En este sendero de la vida, era así como trascendíamos, pero muchos de nosotros morimos muy jóvenes, ni siquiera vivimos, como Marco. Muchos querían vivir más, como Ymir, algunos ni querían morir, como Erwin o Berthold, y otros, simplemente no tuvieron elección. Caminamos en aquella acera, el cielo era gris, algunas gotas caían, pero no nos afectaba en lo absoluto.

Noah miraba a la gente, muchos pasaban y sonreían por lo tierno e hermoso que era. Lamentaba que Falco y Gaby estuvieran pasándola mal, deseaba poder hacer algo, pero aún las aguas estaban alzadas para que yo creara más revuelo. No conocía mucho sobre ShingaShina, pero se sentía como otros distritos de las murallas en las que estuve. De seguro por estos rincones habían memorias plasmadas, tanto de Armin cómo Mikasa o Eren. Veía a otros niños, ellos jugaban y corrían por aún lado de nosotros, con emoción e inocencia, aquella que tenía mi hijo. Este veía a los otros niños jugar, y se emocionaba, por lo cual deseaba que jugara con ellos, pero solo en unos segundos Noah pudo pasarles una bola con mi alentó hacia él, a lo que sonreía emocionado. Lo alenté a caminar junto a mi, y nuevamente llegó, a lo que continuamos caminando hacia dentro de esos portones. Caminábamos por el suelo húmedo, pudiendo ver las cientos de tumbas que yacían aquí en ShingaShina. Me quede detenida un momento, observando a una familia frente a una lápida en mi andar hacia allá, en busca de la suya, pero la había encontrado con tan solo mirar. La familia estaba parada, entristecido mientras que había un hombre de cabello marrón inclinado, pude ver a la distancia como Jean y Connie, con el uniforme estándar, caminaban junto a otro que desconocía, uno rubio que iba cabizbajo.

-Ya le llevamos las flores.-mire a mi lado, observando cómo Armin se acercaba a mi, con el mismo uniforme estándar que yo.-Pero, podemos ir si quieres.-expreso, a lo que veía cómo Mikasa llegaba a su lado, sus ojos estaban hinchados, se veía sumamente deprimida.

-No.-denegué.-Es tiempo de su familia despedirse, puedo venir más tarde.-les expresaba, a lo que ellos asentían, para en si volver a girarnos.

-¿Tienes hambre pequeño?-le preguntó Mikasa a Noah, quien alzó la mirada observándola, y tímidamente asintió.-¿Quieres comer?-pregunto, con una cálida sonrisa que creó la seguridad de Noah con ella, a lo acerqué a ella para que tomara su mano, y este acepto.

-¿Tú estás bien?-me preguntó Armin, a lo que seguimos caminando atrás de Mikasa, sus ojos azulados me miraban detenidamente, aún no podía sostener la emoción de que estuviese aquí.

-Aún intentó de asimilar todo.-le respondí a él, viendo como asentía, a lo que alíanos del cemento.-Pero se siente como... como en casa.-suspire, mirando el cielo, como aún el cielo estaba gris, pero parecía haber un rayo de sol iluminando a través de las nubes.-¿Cómo estás tú?-le pregunté, viendo cómo Mikasa y Noah charlaban juntos, a lo que veía como en la acera se nos unían Jean y Connie, pero más adelante, dirigiéndose también a Noah quienes parecía intentar interactuar.

-Han pasado tantas cosas que no sé por dónde empezar.-me decía, y yo le miraba fijamente.-Solo se que sigues igual de hermosa, y es confortante verte otra vez.-sonreí ante eso, volviendo a caminar entre las personas, para adentrarnos a un edificio, parecía un restaurante.

-Leí tu carta, Armin.-le expresé, viendo como él parecía pasmarse, continuando al restaurante sin mirarme, mientras que Mikasa parecía adentrarnos a una sala privada de comedor, estaba impresionado por el avance de este distrito.-La guarde durante dos años. Teniendo la esperanza de que algún día pudiéramos volver a vernos, como tú deseaste.-le decía, sonriendo de lado, mientras que nos sentábamos todos en la mesa, y Noah quedaba entre medio de Jean y Connie, se veía tierno, pues no alcanzaba la mesa, se veían sus ojitos tiernos mirarnos a todos.

-¿Qué quieres comer pequeño?-le preguntaba Jean a Noah, a quien Mikasa le pasaba una almohada, para que estuviera a la altura.-Oh mira, has crecido.-le halagaba Jean, a lo que Noah sonreía apretando el peluche que Mikasa le había regalado.

-Papitas.-respondió Noah, y todos sonrieron ante eso, parecía ser la iluminación de este día gris.

-Bien.-expresó Jean.-Te daremos papita.-afirmaba, a lo que Noah asentía en una sonrisa.-¿Tú quieres algo?-Jean me miró pero frialdad había en su mirada, no sabía responder, simplemente me quede sin palabras.

-Jean yo... -quería hablar, pero las palabras no me salían de la boca, no era por temor a lo qué pasó entre él y yo aquella noche, era por lo que sabía de Marco y jamás pude decir.

-No hay nada que quiera escuchar Amaya. Solo quiero saber si quieres ordenar algo.-interfirió él, haciéndome sentir incómoda por su actitud, pero simplemente me quede en silencio.

-Jean.-Armin le miraba de manera fulminante.

-Armin, entiendo tu emoción y la de Mikasa porque Amaya esté aquí, pero estoy haciendo mi mayor esfuerzo en estar sentada de frente a ella, después de todo lo qué pasó.-expresaba Jean, a lo que sonreía de lado, estás indiferencias se sentían tan nostálgicas para mi, que estaba dispuesta a confrontarlo.

-No tengo tiempo para rencores, después de todo moriré en unos años. Si tú quieres sentirte confortante por odiarme, tu rostro es el que estará arrugado, no el mío.-dije, sonriendo de lado, a lo que Jean rodeó los ojos.

-Creó que hoy no es un día para recordar las cosas malas que pasaron, Sasha hubiera deseado estar aquí, por favor, vamos a honrarla de la mejor manera, juntos.-musitó Connie cabizbajo.-¿Verdad amiguito?-Noah asintió felizmente como si entendiera la situación.

Así pasó el día, todos juntos comiendo en una mesa, ya no era una cafetería, donde habían varios reclutas como nosotros, éramos soldado estándares del mismo escuadrón a pesar del tiempo pasado. Comimos, una exquisita comida que disfrutamos al cien. Noah no pudo estar más feliz con sus papitas que cualquiera de los que comimos, estoy segura que Sasha hubiera disfrutado verlo comer tan animadamente. La noche cayó en nuestros hombros, una noche fría, la primera noche sin un alma en esta tierra, una que extrañaríamos sin duda, esa primera noche siempre era la más dolorosa. Caminaba en aquel césped, en medio de la fría noche con mi cabello amarrado. Sola observaba las lápidas de cada uno de esos caídos, muchos quizás los conocí, otros no, pero me detuve en aquella lápida donde en el suelo yacían varias flores, hermosas y especiales para ella. Sonreí, acariciando su lápida, plasmando un beso allí a través de mi dedo. Me levante con cuidado, era el adiós definitivo hasta que ambas nos encontráramos en la maravillosa tierra de paz, más allá de este mundo. Las estrellas iluminaban aquel lugar donde llevábamos nuestras tristezas, con anhelo de volver a encontrarnos con esos seres queridos que se fueron antes. Me incliné en esa lápida, aquella que no creí ver, pero no sabía que se encontraba aquí. Sonreí, inclinándome. Era un honor volver a encontrarme con Erwin Smith, aunque fuera de esta manera. Mucha tristeza me invadió, mis ojos se humedecieron, pero no quería llorar.

-Creó que está no era la manera en la que querías que nos volviéramos a ver, comandante.-expresé, acariciando la lápida.-Después de todo esto, lo que me pediste, aún sigue rondando en mi. No te he olvidado, comandante Erwin.-musité entre Lemus labios llorosos.-Ansío el día en que volvamos a vernos, para no tener que despedirnos para siempre, pero hasta entonces, consagró mi corazón, Erwin.-expresé en un sollozo, sabiendo que nunca podría volver a verlo, y era lo que más dolía cuando perdíamos a una persona que queríamos, o respetábamos.-¡Lamento no haberme despedido!-solloce, sacándome este peso de encima, sabiendo que cargaba con esto en lo más profundo de mi corazón, hoy después de todo, podía cerrar esta etapa.

-Está bien.-me estremecí cuando escuché la voz de Armin, porque era como si el viento quisiera hacerme escuchar la de Erwin.-Sácalo.-me pedía, abrazándome, a lo que solloce, aferrándome a sus brazos.

-Gracias por siempre confiar en mi, ¡comandante!-expresé en tristeza, sabiendo que pese a todo, él nunca dudó de mis decisiones, nunca dudó en dejarme todo en las manos.-Tú también fuiste como un padre... -susurré, sintiendo los brazos de Armin apretarme con fuerza, sabía que esto también era difícil para él.

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Próximo capítulo: Siempre serás.
Los días en Paradis continúa, Amaya se reúne con sus seres queridos, pero su objetivo es Eren Jeager.
Nota: Hice en tiktok unas ediciones de AOT, quisiera que me digan que les parece: @ambxrx3. Posdata, pronto continuamos con Wings. Tenía intención de finalizar esta novela para continuar con esa, y así sería más cómodo porque él dandis estaría en esa novela específicamente. Gracias por el apoyo. Los amo.💗

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