𝐨𝐧𝐜𝐞

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Oscuridad

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Si, este era el momento que muchos de nosotros esperábamos. Una reunión, justa e inesperada. Aún los grisáceos ojos de Levi Ackerman me miraban en medio de aquella oscuridad, pese a todo, iba adelante como si los dirigiera, pero observamos desde el mismo ángulo lo que se avecinaba, y lo que pasaba. No estaba preparada para lo que se venía, pero estaba lista para afrontarlo a cualquier costo. Sabía que algunos no debían estar contentos con mi presencia, pero aún así me mantuve firme. Mi mirada y la de aquel capitán se cruzaron, muchas palabras y emociones sentimos en ese cruce. Había una relación de respeto, estaba segura que se sentía conmovido al verme aquí, pues ya no era una niña, aquella a quien vio crecer poco a poco, era mujer convertida en lo que muchos temían, un demonio oculto en las tinieblas. Se que no era momento en donde todos nos abrazábamos y discutíamos muchas cosas, pero no podíamos dejar de mirarnos sin creer que después de cuatros años, estábamos aquí, juntos. Portábamos el mismo uniforme, después de todo nada había cambiado, seguíamos luchando para salvar a Eren, para liberarlo de sus más oscuras caídas. Él después de todo, fue quien volvió a reunirnos. Estaba en la punta del tejado, dispuesta a convocar pelea, a pesar de que muchos reconocerían mi postura, no entenderían, y me someterían a la muerte.

Estaba petrificada, observando desde aquel ángulo la masacre que se había llevado a cabo, una que aún no había terminado. No era el hecho de ver a Eren combatir con el titán martillo de guerra, o que Mikasa estuviera entre tejado en tejado ayudándole, era ver a todas las personas muertas en el suelo. La sangre marcada en los pavimentos rotos, los niños atrapados debajo de las rocas, ese era el hecho. Mi corazón se estrujaba ante estas fuertes imágenes que veía, que sin duda, jamás olvidaría, pero me hacía llegar a una pregunta con una conclusión en si. ¿Así era como lo veías tú, Eren? Cuando años atrás, tú pueblo fue invadido por titanes para destruir todo a su paso, así fue como viste morir a las personas con las que creciste, o hasta jugaste. Debiste correr a tú hogar buscando a tú madre con miedo, con el deseo de escapar, pero te encontraste con que los cimentos de la casa la habían aplastado tanto, que tuvo que mentir diciendo que se rompió las piernas para que pudieran escapar y vivir. Fue así como lo viviste, y como ahora tristemente debo vivirlo yo. Nos das por donde algún día te dimos, sin saber qué sería así. No te culpo. Tampoco te detengo, es tu derecho de poner la ficha y jugar, masacrando todo a tu paso, porque no tuviste opción, de hecho Eren, ¡jamás te dieron opción de algo! Viviste toda tu vida encerrado sin tener creencia de lo que había más allá de los muros, fue mi nación que creó a un monstruo como tú, y es por eso que te sigo, no por lo que eres, si no, por lo que siempre fuiste.

-¿La va devorar?-pregunte ajena mente en el aire, observando cómo Eren en su titán había arrancado desde el suelo el núcleo de cristalización donde yacía la menor de los Tybur, refugiándose del exterior, para manejar su titán, pero este había caído ante Eren arrancar la conexión e ver cómo quería meterla a su boca.-No podrá romperla. A menos que... -me quede en silencio, mi poder podría ser capaz de romper la cristalización, pero eso implicaba que ella moriría, no tenía atrevimiento en tal acto.

-No hay dudas, pero preguntar nunca ha estado demás. ¿Estás lista?-me preguntó aquel hombre de estatura baja, no le miré, pero se que Levi veía el horror en mi rostro.

-Este lista o no, ya estamos aquí.-su voz, era gruesa y diferente, pero podía reconocerla, observe de reojo a Jean, su mirada estaba fija en mi, quizás había remordimiento, pero no era momento; se veía diferente en su físico como todos los demás, pero él si ya empezaba aparecer un hombre con ese poco crecimiento de barba.

-Perderemos ventaja.-admití, observando el horizonte, para así, apretar mis puños, inclusive mis dientes.-Salieron. El titán mandíbula se acerca, puedo verlo.-les indique, viendo sus expresiones sorpresivas en sus rostros.-Significa que el titán carguero también. Deben estar alerta.-les avisaba, a lo que veía a varios soldados atrás de mi permanecer en guardia.

-Estaremos listos para eso.-afirmó el capitán Levi.-A sus posiciones.-ordenó, mientras que se quedó fijamente mirándome.-Amaya, puedes atacar del otro lado si lo necesitas, pero con limitaciones como le pedimos a Zeke Jeager.-me decía, a lo que yo asentía.-Si vas a pelear con nosotros, sería de ventaja, necesitamos sin duda tus habilidades, pero no como un titán, si no como un soldado. Así que ten.-me quede observando cómo aquel hombre se quitaba su capucha color verde oscuro.-Hoy no será tu enfrentamiento con tu gente, pero la próxima no estará tan lejos.-comentaba.-Confío en ti.

-Gracias, capitán Levi.-agradecí, a lo que él simplemente asintió en un vago silencio, para en si, colocarme la capa por encima.

-Atentos. Ya viene.-aviso él, distanciándose de nosotros, para colocarse en un ángulo más cercano a Eren, donde pudiera atacar desde arriba, de una manera sorpresiva.

-Es una locura que estés aquí. Es como si viera a un fantasma.-giré mi mirada, observando impresionada mente a Connie, sus ojos me miraban abiertamente, pero seriamente le mire.

-Es reconfortante, después de todo, no hay nada más justo que hablemos sobre todo lo que no pudimos.-comentó la voz de aquella dulce chica, pero tampoco me detuve en la castaña de Sasha para hablar, seguía en mi enfoque de proteger a Eren, inclusive a Mikasa.-Ya quiero que volvamos. Quiero volver a abrazarte.-emitió, a lo que cortamente, sonreí, también la había extrañado.

-Ya.-pidió Jean, de una manera amargada, había claridad de que aún confrontábamos la enemistad de la última vez.

Podía verlo acercarse, era veloz. Lo había observado durante meses, sus agilidades y debilidades, todas en un solo observatorio. Si había logrado escapar, ella también, y ese sería mi peor enfrentamiento, Pieck. No la veía, debía estar recargando sus más poderosas armas para atacar. No íbamos a poder usar los equipos de maniobras tridimensionales si ella estaba en pie, nos quitaría ventaja, más que cualquier otro titán. Conocía también su debilidad, pero detenerla no era una opción para mi, mi pulso temblaría, arruinaría todo, mejor era quedarme un poco fuera de esto. El capitán tenía razón, esta no sería la primera pelea, y quizás aún no era mi turno para enfrentarme a ellos. Saque mis hojas del equipo tridimensional, señale entre medio de la oscuridad a ese titán mandíbula. Todos le miraron, se que lo atacarían, pero no podrían, era tan veloz como un estrella fugaz, solo tres personas podrían detenerlo. Los Ackerman, o yo. Todos se alertaron, incluso yo, pero no me dejé engañar, sabía que Porcco no podría hacer nada solo. Detuve a todos inclinando mi espada, veíamos cómo aquel titán mandíbula se abalanzó encima de Eren, con intención de morderle el cuello, pero como predije, sería inútil su intento. Del aire con sigilo se lanzó aquel hombre, con un solo roce y movimiento, desprendió por completo la mandíbula de aquel titán, impidiendo la mordedura. Pude verlo deslizarse en el suelo con tanta facilidad, al punto de volver a levantarse y coger una buena postura de pelea. Levi Ackerman era sumamente impresionante, no había duda de eso.

Deje de detener a los demás con mi espada, dando la orden de avance, en la que todos se lanzaron al vacío, con intención de pelear e intimidar. No impedí nada, porque yo, fue la primera en lanzarme sin temor a nada. Impresionados me miraban, la capa me tapaba, pero quienes me conocían, determinaban mis movimientos como vagos recuerdos que volvían a vivir. Empezando por mi postura y la manera en la que cogía mis espadas, solo se que ni siquiera el titán mandíbula pudo predecir mi movimiento, giré encima de él como un tornado, para terminar de espalda, traspasando debajo de sus piernas. Lamentaba lo que haría, pero debía inmovilizarlo, mi intención no era matarlo, tenía que detenerlo, antes de que ellos lo hicieran. Mis espadas traspasaron sus piernas, pero solo pude cortar una por la manera tan rápida en la que se movió. La alerta de la sonora de disparos nos alertó, sabía que ella había llegado, no iba dejarlo pelear solo, después de todo, ellos eran uno. Perdí altitud, cogerla me haría quedar inmóvil, un solo disparo acabaría con mi vida, la clave era pelear desde ambos ángulos, la haría perder control, no podrían manejar sus soldados yantas posturas, el mecanismo de la ametralladora se rompería en cualquier momento, pero ellos no tenían conocimiento sobre eso, estaban cegados en la pelea. Me quede en el suelo, sintiéndolo tambalear, aquel líder llegaba, marcábamos nuestro plan como exitoso.

-Ha llegado.-comentó Levi, aún lado de mi, observando el momento perfecto de nuestra huida.-Hazlo en el momento perfecto.-me pidió Levi, a lo que yo asentí, quedándome detenida a su lado.

-¡Qué nadie escape, mátenlos a todos!-exclamó aquel hombre a la distancia, él esperaba mi transformación, pero necesitaba su movimiento.

-¡No mueran soldados, sobrevivan!-grito Levi, llevándolos a todos al ritmo en cuanto se movió de su postura para dirigirse al titán bestia.

-¡Aléjense!-les pedí en un grito, viendo como todos se removían en diferentes ángulos, este era el momento.

En ese mismo instante, mordí mi mano con fuerza. Sentí el dolor de cómo mi piel se rasgaba, pero fue suficiente la gota de sangre para que los rayos del cielo trascendieran, creando una ventolera para los que aún estaban cerca. Aquellos músculos se pegaron a mi, no pelearía, pero les haría perder ventaja. Todos veían con espectro mi transformación, renacía entre los cristales que regeneraban mi cuerpo. Gruñí, debía escucharse temerario, pero con fuerza pegué mis brazos en el suelo, creando energía para regenerar fuertes cristales que impidieran que las rocas del titán bestia embistieran a los soldados. Ese era el movimiento que estaba esperando para activar mi poder, el lanzamiento de rocas. Desde su ángulo debían creer que deseaba retener a los soldados, pero realmente retenía los ataques de Zeke, incluso los de Pieck. Salvaba y protegía la vida de mis compañeros, aquellos que un sin fin de veces, salvaron la mía. Esta era la despedida a mi tierra natal, era aquí y ahora donde los traicionaba. En aquel nuevo lance de piedras que Zeke fragmentó, fueron bloqueados por los cristales que lance. Fue ahí que debieron captar mi mensaje, fue más que suficiente, lo supe en cuanto escuché el gruñido del titán carreta, entendía mi postura, mis acciones no iban a los soldados, iban a ellos.

Cubrí mi cuerpo, pude sentir las balas decaer, pero los cristales bloqueaban sus ataques, y eso le molesto más. Este enfrentamiento de hermana a hermana hubiese sido más épico si no estuviera en esa forma, pero me conformé con sus débiles ataques hacia mi. Sentí la adrenalina. Era esto lo que también te hacía sentir que estabas vivo, cuando la sangre hervía y querías más, pero todo se detuvo en cuanto un fuerte resplandor amarillento nos azoto. Mis ojos se abrieron grandemente cuando pude presenciar la flota en el aire, y un horrible ruido espantoso que parecía fraccionar todo a su paso. La ventolera se hizo cuando el estallido fluyó, ese poder tan grande capaz de arrasar con todo era sin duda alguna el titán colosal. Era Armin. Algo en mi se sacudió, la adrenalina se desapareció ante recordar cómo obtuvo dicho poder, fue amargo, y era aquí donde la otra parte de mi, me golpeaba fuertemente para que me detuviera, pero no podría hacerlo, no lo haría. Deje de mirar a ese punto en cuanto escuché como un andar, me giré y con brusquedad alce mi brazo para detener el raspe de las garras del titán mandíbula. Me removí, se había encaramado encima de mi, pero bloqueé mi nuca con la cristalización, impidiendo que me mordiera y sacara del núcleo. Rascaba mi cuerpo, pero solo me impulsé con fuerza a la pared, para impedirle atacar y aplastarle.

-Porcco, déjenme ir.-musité, sabiendo que me escucharía, y ahí sentí como con gran fuerza me rascaba el cristal, creando que se fraccionara.-¡Porcco!-le gritaba, pero él seguía como un león feroz atacando a su presa, por lo cual no decidí tener compasión.

Mis cristales sobresalieron de mi espalda, raspando y rasgándolo, pero no enterrándose. Se distanció, trepándose en el tejado, no pelearía con él como un titán, pelearían como humana. Me sobresalí del núcleo, rompiendo los músculos que me unían a él, para así, ver a Porcco trepado en la pared, esperando un ataque, pero el humo que se evaporaba le impedía verme, por lo cual tome altitud con rapidez con mi equipo de maniobras tridimensionales, viendo como él se lanzaba al cuerpo del titán vacío, evaporándose. El gruño fuertemente, mi hermana no podía atacarme, pero él si. Saque mis hojas, nuevas y afiladas, trepada en aquel tejado pude verle, así que me abalancé al vacío en medio de este caos, peleando con alguien que no solo era un amigo, era mi familia intermitentemente. Él pudo verme, debía estar muriéndose de la decepción cuando presenció que no portaba el mismo uniforme que él, que ni siquiera tenía aquel brazalete que nos definía diferentes al resto. Mis hojas brillaron, solo una uña traspasó levemente mi coleta cuando pasó por debajo de mi, y yo por encima suyo, esquivándolo. Volví a retomar altitud, quedando encima de él, con agilidad fluí con el viento, acercándome hacia él. Esta vez no fallaría, lo llevaba de vuelta de donde vino, quería que me vieran, ¡quería que supieran mi elección! Cercana a Eren, viendo como intentaba debatir con aquella mujer envuelta en su cristalización, yo engañé a Porcco, perdiendo altitud para quedar abajo de él, volví a sus piernas y no arranqué una, ¡si no dos! Estaba inmóvil.

-Este es el adiós, Pieck.-musité, alzándome para ver a mi hermana, para ver a través de sus ojos de titán como me miraba, pero en aquel instante, el cuerpo del titán bestia había caído a manos de Levi Ackerman.-Nos volveremos a ver.-musité, escuchando su gruñido, pero en ese instante, desvanecí en el suelo, entre medio de aquella leve explicación, donde Levi pudo sacar del titán bestia a Zeke.

Nos miramos, ambos sostuvimos aquel hombre, era la hora de partir. Mire al cielo, y pude verlo. Aquel gran dirigible tapaba las nubes, con sus puertas abiertas y accesibles para aquellos quienes se retiraban. Sabía que era momento de irme, la mirada de Levi me lo confirmaba todo, ya no habría más de mi, ni siquiera una despedida, solo una ida. Junto a él, aferre el cuerpo de Zeke, para así, traspasar los tejados, sobrevolando por encima de ellos hacia el dirigible. La brisa tocaba mi piel, la refrescaba mientras movía mi cabello, algo en mi interior se desvanecía cada vez que veía con distancia aquella zona de retención. Una parte de mi se quedaba aquí, con el anhelo de que volveríamos a encontrarnos en las mejores circunstancias. Sentí mis ojos humedecerse, apretaba el cuerpo de Zeke, pero se que él me aferraba al suyo sabiendo lo difícil que era esto. Dejarlos atrás era dejar mis alientos, quería llorar pero las lágrimas se iban con el viento, sabiendo que quizás algún día, todos podrían entender mi fuerte postura a mantenerme en este camino. El gancho se detuvo, mis manos apretaron esas mallas ajustadas al dirigible para la facilidad de los soldados adentrarse dentro de este. La altura me abrumaba, estábamos con bastante altitud, y eso me mareaba, quizás era porque hace mucho no utilizaba estos equipos, pero no les perdí el ritmo, ni siquiera un poco pese a los años que pasaron.

La puerta de aquel dirigible se abrió, deslizándose, y por primera vez en mucho tiempo, la esperanza se sumergió en mí como un balde de felicidad. Me helé por completo, ni siquiera sentí como mis suspiros volvieron a mi, solo se que me sentí aliviada en cuanto vi sus azulados ojos mirarme otra vez. No era sueño, tampoco creí haber enloquecido, él vivía. Su cabello rubio estaba un poco más cortado que la última vez, sus expresiones físicas también habían cambiado, Armin se veía sumamente hermoso. Estrechó su mano para levantarnos, pero la mía fue la más que apretó con fuerza luego de subir al capitán junto a Zeke, quien se evaporaba regenerando sus extremidades. Su tacto y el mío crearon que mi piel se estremeciera por completo, fue un alivio para todo mi interior volver a sentirlo. Me inclinó hacia él, quedando cerca suyo, sentí su respiración, pero no pude aguantar tanto para abrazarlo con la fuerza en la que lo hice. Cerré mis ojos, y solo sentí su cuerpo aferrado al mío, hasta que pareció reaccionar y me apretó, abrazándome con fuerza, suspirando aliviado. Mis manos temblaban, quizás por lo que había pasado allá abajo, por lo que haría, y a donde iría, pero estaba sintiéndome completa con tan solo oler el único aroma de Armin otra vez.

-Amaya.-Armin apretó mi rostro con sus manos, y con fuerza beso mi mejilla, para mirarme y examinarme, ambos reímos.-Estás aquí.-asentí, afirmando para abrazarlo.-Solo espero que no corras como aquella vez, por favor.-pedia entre risas y pasmados, a lo que negué.

-Creí que no volvería a verte.-musité, tocando su mejilla con mis manos, acariciando su rostro, él era real, y después de tantas pesadillas, podría dormir en paz.

-Bien barbudo, ya puedes tomarte el día libre.-hablaba Levi, a lo que me giré, observando a Zeke en el suelo, regenerando sus extremidades.-Amaya, ¿estás bien?-me preguntó el capitán, acercándose a mi, y me quede sin palabras en cuanto sentí sus brazos recorrerme en un abrazo.-No pude saludarte de la mejor manera allá abajo, pero no sabes lo en paz que me siento al saber que estás viva, y con nosotros, otra vez.-no supe cómo reaccionar, no pude devolverle el abrazo, se despegó de mi, pero aún así, me quede pasmada por eso.

-Capitán.-musité en un susurro, pero en ese instante, un sonido se esclareció en la puerta del dirigible, donde vi a Armin deslizar la puerta.

-No tienes que decir nada.-me indicó, notando que me había quedado sin palabras, pero tan solo o observe a Armin inclinarse en el suelo, por lo cual me causo curiosidad, y pude ver como sostenía una mano.

-Vamos.-en un suave tono, estire mi mano aún lado de Armin, inclinándome para obtener la mano de Mikasa, quien sostenía a Eren, este me miró detenidamente, pero la frialdad en mi rostro lo abrumó, a lo que subió al dirigible igual que Mikasa, quien me asintió agradecida por su ayuda.

-Pero qué aspecto tan asqueroso tienes. Parece que hubieras caído en un montón de estiércol, Eren.-dirigí mi mirada al capitán Levi, quien caminaba frente a Eren, mirándolo fulminante.

-Capitán... -le llamó Eren, pero en aquel amargo instante, la pierna del capitán Levi se elevó al punto de golpear a Eren tan fuerte, que lo llevó hasta atrás de él, con falta de aire, a lo que Armin sostuvo a Mikasa para que no interrumpiera, y yo solo baje la cabeza.

-Esto me trae recuerdos, Eren. Me alegra que siempre seas tan fácil de patear.-comentaba Levi.-Serás arrestado, tú y yo hablaremos después.-le decía, mientras que dos soldados le apuntaban a este.

-No tengo problema, pero todo ocurrió como describí en mis cartas. Creí que usted lo entendería.-expresó Eren, sin importancia.

-Tsk.-se quejó Levi, delante de él.-Ese rostro me recuerda a la maldita escoria que vive en la ciudad subterránea, increíble, eres como ellos.-le decía, mientras que Eren le miraba fijamente con un rostro frío y sin importancia.-Alégrate idiota, todo salió como esperabas. ¿No es así?-Levi se dirigió hacia Zeke, quien tan solo empezaba a regenerarse, sin opinar nada ante lo que sucedía.-Oye, ¿hasta cuando vas usar esa cosa?-le preguntó a la alta mujer aún lado de aquel hombre, era fiel, no lo abandonaba.

-¿Qué? Creí que a todos les gustaba como me quedaba.-respondía Yelena, quitándose la barba con delicadeza, mientras que me miró fijamente.-Oh, antes de que se me olvide.-ella nos dio la espalda, abriendo la puerta que dirigía a la cabina.-El plan salió mejor de lo que esperábamos.-abrí mis ojos grandemente cuando la observe salir de aquella cabina, mirándome detenidamente, pero tan sólo quería arrastrarla a la puerta del dirigible y lanzarla.

-¿!Qué diablos hace aquí?!-pregunté agitada, acercándome a ella para arrebatarle de los brazos al pequeño quien yacía soñoliento, pero pareció reconocer mi olor, porque sus brazos me apretaron con fuerza.

-¿Quien es ese mocoso?-preguntaba Levi, agitado ante el niño que cargaba en mis brazos, Yelena parecía pasmada, así que simplemente observó a los hermanos Jeager en su defensa.

-Capitán.-giré bruscamente, observando la puerta trasera abrirse, sintiendo mi cuerpo estremecerse cuando vi a Jean sostenerlos por ambos hombros, estaban golpeados y ensangrentados, me miraban atemorizados.

-Gaby y Falco, ¿por qué ustedes están en este lugar?-pregunto Zeke, pero ni siquiera tenía las palabras adecuadas para expresarme ante los niños que nos miraban confundidos.

-¿Por qué estamos aquí? ¿Por qué están ustedes aquí?-pregunto Falco, mirándome fijamente.-¿Por qué portas el mismo uniforme que ellos? ¿Por qué Noah está aquí?-me preguntó, inquieto y con sus ojos abiertos grandemente.

-¡Siguen con vida! ¿Pero por qué permitieron que lo capturaran?-preguntaba Gaby, de una manera tan agitada que Jean tenía que sostenerla con más fuerza.

-¿Quiénes son estos mocosos?-pregunto Levi, acercándose ellos, quedando frente a mi.-Amaya.-me preguntó ante tener conocimiento, y solo aferre a Noah junto a mi cuerpo, para suspirar frustrada.

-Este niño, es mi hijo.-confesé, viendo en todos sus expresiones sorpresivas, excepto de los que tenían conocimiento.-Y él es su tío, y esta niña, es la prima de Reiner, son anfitriones Guerreros.-les contaba, viendo como parecía entender.

-¿Tú hijo?-pregunto Armin, mirando detenidamente al bebé que escondía su cabeza en mi cuello, sabiendo que lo miraban.

-Ellos mataron a Lovbov. Usaron su equipo de maniobras para subir, y esta niña, le disparó a Sasha.-contaba Jean, a lo que creó una gran tensión en el ambiente que me preocupó, como a todos.-No creo que logre sobrevivir.-admitió con dificultad, apreté mis dientes con impotencia, sin saber cómo observar a Gaby, solo se que Mikasa y Armin corrieron hacia donde estaría nuestra amiga.

-Gaby... -susurré, sin que ella supiera lo que había hecho, solo se que apretaba mis dientes, no podía reprenderla, yo no era un ejemplo a seguir.

-Amaya. Tú... -dirigí mi mirada a Falco, y como me miraba desilusionado, con tristeza en sus ojos.

-Falco, tú no lo entiendes.-le dije, sintiéndome abrumada por la situación de Sasha, y estar aquí sosteniendo a Noah y que estos niños fueran testigo de eso, me comía la conciencia.-Pero lo harás. ¿Está bien?-le pregunté, acercándome a él, viendo como no denegó mi cercanía, y asintió.

-¡Eres una traidora!-grito Gaby, mientras que Jean la volvió apretar para que no se acercara a mi, pues su mano pareció rodar la pierna de Noah, por lo cual me incomode y mire fulminante.

-¡No la toques, esta cargando a mi sobrino!-le grito Falco, en mi defensa y la de su sangre, mientras que Gaby con impotencia me miraba.-¡De seguro no tuvo opción!-continuaba, defendiéndome.

-Te dejó a ti el resto, Onyankopon.-guardaron silencio en cuanto la puerta de la cabina se abrió, y quede impresionada, a la vez tensa cuando vi aquella mujer con un parche en su ojo derecho dirigirse al centro del problema, Hange.-¿Y bien? ¿Todo salió conforme a tu plan, Zeke Jeager?-preguntaba, mientras que miraba detenidamente a Zeke, quien no despegaba su mirada de los niños delante suyo.

-A grandes rasgos supongo que salió bien, pero tuvimos varios imprevistos.-admitió, a lo que Hange alzó la mirada para observarme con impresión, pero a la vez, alegría

-¿Quiénes son estos niños?-pregunto ella, sin saber cómo guardar la grata actitud que sentía al verme, y ante el desconocimiento de esos niños.

-Los imprevistos.-respondió Zeke en un hilo de su voz, sin más que pudiera decir.

-¡Yelena! ¿No dijiste que habías inmovilizado al titán mandíbula y al carguero? !Por culpa de eso varios de mis compañeros murieron innecesariamente!-grito Jean, en impotencia contra aquella rubia.-Dios, lo siento... -volvió a musitar hacia mi en cuanto vio cómo Noah se sobresaltó, desconocía este lugar, estaba asustado.

-Lo lamentó. Los arroje a la trampa, pero lograron escapar. Fue mi culpa señor.-admitió Yelena, cabizbaja.-Por orden de Eren y Zeke, creí que mi deber era también encargarme del pequeño que Amaya sostiene.-expresó, a lo que enfurecí.

-¡No tenían que traerlo! ¡Era innecesario!-grite, mirando a Eren, quien estaba cabizbajo, mientras acariciaba la cabeza de Noah para que no se asustara.

-Creía que era mejor así.-respondió Eren, alzando su mirada, para conectar con la mía.-Pensé que necesitaría a su madre, estará a salvo en Paradis. Te prometí que tu familia no correría riesgo, y así será.-añadió, pero no me aliviaba.

-Deje una nota. Puse, "no tenía opción".-me comentó Yelena, intentando de que en si mi familia creyera que ellos me capturaron, e obligaron a hacer lo que hice.

-Entonces, ¿fue por eso que el estúpido titán bestia nos lanzó más rocas de lo acordado?-pregunto Levi.-Esa improvisación es digna de un bufón como tú.-arremetía contra Zeke, quien lo miró.

-Oye, no me guardes rencor Levi. Tú también tuviste una gran actuación, ¿o no? Considerando que te detuviste cuando mueres por acabar conmigo.-le preguntaba a Levi, quien se acercaba a él lentamente.

-Es porque soy el tipo de persona que le encanta dejar todo para el final. La venganza es un plato que se come frío.-comentaba Levi, con un tono de sarcasmo y burla en su amenaza.

-El ejército de Marley ya no existe, acabamos con sus flotas y sus oficiales, estoy seguro que nos dará algo de tiempo.-Eren cabizbajo hablo, estaba amarrado y sostenido, no tenía escapatoria, y eso a la vez, me consolaba.

-¿Será suficiente antes de que el mundo entero se una para atacar a la Isla Paradis?-le preguntó Hange, seriamente.-Escucha Eren, cada vez que el enemigo te captura, todos nos arriesgamos para recuperarte. Sin importar cuántos compañeros mueran, y a pesar de ser consiente de ello, decidiste ponerte en una situación peligrosa como rehén, como quisiste, nos dejaste sin opciones. Sabemos que tú confías en nosotros, sin embargo nosotros no podemos tenerte confianza. Involucraste no solo a la legión, si no que has involucrado al hijo de Amaya en esto. Entendemos que querías mantenerlo a salvo, pero es algo que no te concierne. A ella también la acabas de dejar sin opciones, cuando su razón de estar aquí, es para no sólo ayudarnos, si no, para ayudarte a ti.-explicó detalladamente, a lo que Eren alzó su mirada, observándome con culpabilidad.

-Pero en estos momentos, ustedes tienen al titán fundador y un titán con sangre real. Todos sus preciados sacrificios conducirán a la libertad de Eldia, no hay ninguna duda de ello.-comentó Zeke, a lo que la puerta atrás de nosotros se abrió, y todo mi cuerpo se estremeció cuando observe a Connie petrificado, derramando una lagrima.

-Sasha está muerta.-afirmó, y un escalofrío recorrió todo mi cuerpo, sintiendo como el aire se me desvanecía, y perdía el balance.

-Ay no... -susurré, sintiendo un gran balde de tristeza pesar mis hombros.-Todo es igual. Nada ha cambiado... -musitaba, refiriéndome a que siempre alguien debía morir.

-Dámelo.-aturdida observaba a Levi delante de mi, parado y abriendo sus brazos.-Yo lo sostengo. Ve.-me decía, pero no me atrevía.-Confía en mi.-indicó, a lo que yo amplié mis brazos para que pudiera sostener a Noah, quien asustado estrechó sus brazos para que yo lo sostuviera pero tristemente, no podía, así que observe cómo Falco tocaba su pierna para que este se enfocara en él, y no se sintiera solo.

Vagamente camine por los pasillos de ese dirigible que me llevarían a una tragedia, sentía mis manos temblar, ni siquiera pudimos hablar, no me diste oportunidad, Sasha. Empecé a caminar con más prisa, pero era insólito, la tristeza me lo impedía. La puerta de aquel otro extremo del dirigible me mostraba a Mikasa en el suelo, podía escucharla sollozar, como nunca antes. Ella estaba llorando, frustrada y envuelta cabizbaja entre lágrimas, al igual que Armin. Me acerqué, quedando aturdida ante la imagen que veía. No supe cómo sentirme, pero a pesar del tiempo ausente o distanciadas, sentí una horrible invasión de emociones atacarme. Me arrodillé aún lado de Mikasa, lleve mis manos al pecho de Sasha, su corazón no latía. Veía en su costado el vendaje, manchado de sangre, su piel estaba pálida. Mis labios temblaron, solo quería hablar conmigo para saber todo lo que no pudo entender aquel día, y ya no podría decirle lo mucho que lamentaba haberlos dejado. Mis lágrimas cayeron en su rostro, mi mano se quedó en su pecho, agradecía por consagrar su corazón. Cómo Erwin, no pude despedirme, ni siquiera pude impedirlo, perdía a alguien nuevamente de una manera ajena, y dolía más que nada. Solloce, y con delicadeza me aferre a su cuerpo, dándole un último abrazo, el que no pude darle cuando me fui, o cuando me vio hace unas horas. Solloce junto a su cuerpo, Sasha, perdóname. Fuiste y siempre serás, mi amiga patata.

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Próximo capítulo: El día que más duele.
Amaya vuelve a la Isla Paradis, para conmemorar la memoria de los caídos, mientras que se pone al día con sus compañeros.

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