viii. A LIGTHSABER DUEL

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CUANDO DESPERTE, PUDE VER COMO REY PELEABA CON KYLO. Me levante adolorida y sentí como esa chispa de odio se metía dentro de mi. Escuchaba una voz rasposa y que me puso la piel de gallina.

— Mata a la chica — escuchaba decir a esa voz 

¿Como la iba a poder matar, si no tenía un sable? Me pregunté. Entonces vi como Rey pateaba en el estómago a Ben y le hacía una cortada desde el hombro hasta la cara. Me sentí muy furiosa, nunca había experimentado una furia así. Estire mi brazo y el sable de Kylo llegó a mi mano. Lo encendí y me aventé sobre Rey. Ella me vio y hizo que nuestros sables se cruzaran. Rey me miraba con tristeza y temor en su rostro. Eso me hacía sentir muy bien. El odio estaba corrompiendo mi corazón y quien fuera que me diera esas órdenes, tenía el deseo de cumplirlas. Rey y yo peleábamos, no me importaba que fuera un duelo a muerte, solo quería matar.

— ¡Chase esta no eres tu! — exclamó Rey con tristeza 

— ¡No subestimes mi poder, Rey! — grite enojada 

— Tu no eres así — dijo Rey llorando — Regresa por favor, no quiero perderte 

— ¿Y para que? — dije con una voz grave — ¡¿Para que no me digan la verdad?! 

Seguimos peleando y de repente la tierra se partió en dos. Movía el sable como loca, solo quería ver el final de Rey y la Resistencia. Ellos nunca me iban a contar la verdad. Pude sentir como el sable de Rey me hizo una cortada en el hombro. Solté un gemido y seguí peleando con ella. Entonces nuestros sables se volvieron a cruzar y Rey empezó a hacer presión. Todo pasó tan rápido que ni me di cuenta. El sable de Rey se resvalo y corto mi mano izquierda. Solté un grito de dolor. Me ardía mucho, como si miles de cuchillos me hubieran atravesado. Tomé mi muñeca izquierda y pude ver la carne quemada. El sable había caído en el suelo. Rey se llevó una mano a su boca. La mire con los ojos llorando y gemia. El odio se hacía cada vez más fuerte en mi. La voz me decía que agarrara el sable con la mano derecha y que siguiera peleando con una sola mano. Me levante con dificultad y agarre el sable. El ruido se hizo presente cuando lo encendí y la luz roja hacia que mis ojos amarillos resaltaran. Rey seguía broqueandome. La furia, el dolor, el odio, la tristeza y la venganza estaban acumulándose dentro de mi. Escuchaba como los sables se estrellaban uno a los otros. Entonces la tierra se volvió a partir y Rey y yo quedamos separadas. Levante el sable de luz con la única mano que tenía y mire a Rey con odio. Rey ya no era mi hermana, ahora era mi enemiga. La Resistencia eran mis enemigos. El Lado Oscuro me estaba llamando y me uní a el. Si por lo menos iba a estar con mi primo y me iban a contar la verdad me iba a quedar ahí. Rey sabía perfectamente que odiaba las mentiras y cuando no cumplían una promesa. No era egoísta solo quería saber la verdad. Corte un pedazo de la capa con mis dientes y me tape la muñeca. Por culpa de Rey ya no tenía mano izquierda. Empecé a caminar entre el bosque y llegué a donde estaba Kylo. Me agache y pude ver que tenía una cortada oscura y fea en su rostro. Olía a carne quemada pero no estaba segura si era mía o suya. Necesitaba ayuda para poderlo llevar a una nave. Yo era muy delgada y para nada fuerte. En cambio Ben era fuerte y musculoso por lo que no estaba segura de poder aguantarlo. El planeta seguía colapsando y si alguien no llegaba a rescatarnos ambos moriríamos. Sentía paz al estar con mi primo y me acosté a su lado. Veía las luces rojas en el cielo y las naves de la Resistencia haciendo la retirada. Había logrado destruir la Base Starkiller. Cerré los ojos y me quedé dormida. 

Cuando desperté estaba dentro de una nave, llevaba puesto un camisón blanco que me llegaba hasta los tobillos y mi cabello estaba suelto. Mire mi mano izquierda y pude ver que estaba vendada. Bueno estaba vendada mi muñeca. Me iba a costar un tiempo acostumbrarme a no tener una mano. Me senté en la cama y pude ver a Cibi. Ella me sonrió al verme despertar.

— ¡Al fin despiertas! — exclamó sonriéndome 

— ¿Dónde estamos, Cibi? — pregunte sonriendo 

— En un Destructor Estelar — dijo Cibi 

— ¿Como llegue aquí? — pregunte 

— Bueno Hux rastreo a Ren y bueno te encontró a su lado — dijo Cibi — Supuso que ya eras parte de nosotros y bueno mando a curarte la muñeca ¿Quien te corto la mano? 

— Rey — susurre — Ella me corto la mano 

— Auch y ella era tu hermana ¿no? — dijo Cibi poniendo una mueca 

— Cibi te voy a hacer una pregunta y quiero que me la respondas con sinceridad — dije y Cibi asintió — ¿Tengo los ojos amarillos?

— No, los tienes azules — dijo Cibi 

Me levante y sentí una punsada en la cabeza, pero no me importo. Cibi se quito el casco y me sonrió. Me acerque al espejo y efectivamente mis ojos habían vuelto a ese tono azul que tanto me gustaba. No sabia porqué habían dejado de ser amarillos y ahora eran azules. Cibi me toco ell hombro con su mano y le sonreí. El odio había desaparecido y ahora me sentía cómoda y contenta. Cibi salió de la habitación y mire la ventana. El cielo estrellado se veía. Entonces sentí la presencia de Anakin y lo voltie a ver. Estaba sentado en la cama. Me di cuenta que yo había heredado sus ojos azules que muchos decían que eran los de mi padre. 

— ¿Porque ya no tengo los ojos amarillos? — pregunte 

— Por qué tu te sientes en un lugar seguro y te sientes amada — dijo Anakin — Eso a mi me pasaba cuando el odio se apoderaba de mi, mis ojos automáticamente se volvían amarillos, pero al sentirme amado y tranquilo se volvían azules 

— Entonces los míos también — dije sonriendo 

— Estas tranquila ¿verdad? — me pregunto Anakin

Asentí con la cabeza y Anakin desapareció en cuanto entró Cibi. Ella se volvió a quitar el casco y me sonrió. 

— Tu primo quiere verte y te llevare con el — dijo Cibi — Esta en la nave del Líder Supremo y creo que quiere hacerte un casco y un sable de luz, creo que le dijieron que usaste el suyo. Bienvenida a la Primera Orden 

Me cambie a esa ropa negra y me hice una media coleta con un chongo dejando mi flequillo suelto y seguí a Cibi hacia otra nave. Ya estaba dentro de la Primera Orden y nadie, absolutamente nadie me iba a poder sacar de ahí. 

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