14

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

El temor de verte ir.

───

Suspiraba, mientras que mi cuerpo estaba recostado de aquella camilla. Podía observar cómo el pecho de Aliana subía y bajaba, cómo dormía tranquilamente. En otra silla, Natasha incómodamente dormía, al igual que yo; no pegábamos un ojo por estar pendiente de ella. Ya había despertado, ya había comido, ya había procesado todo. Han pasados cuatro días, cuatro días exactos desde que le dispararon. Se recuperaba pero ella prefería descansar más, lo que la favorecía y incluso, yo aceptaba que se mantuviera aquí, a salvo de todo. Me costaba procesar lo que sucedía, en cómo los días pasaban y aún esto no terminaba, empeoraba. Cuando cerraba los ojos, visualizaba en mis sueños el día en que pudiera imaginar un final para Aliana o para mi. Me imaginaba todo, menos perderla, menos verla morir. Sentía su mano, sentía su calor y revivía la imagen en donde ella perdía color, en donde su piel estaba completamente pálida y solo veía la sangre salir de su costado. Aliana me recordó a algo paralelo, Aliana me recordó el día en que recibí mi primer disparo, mi primer impacto y caí inconsciente en el suelo, cayendo en un estado de shock; ella resistió.

Los recuerdos me llevaron a días atrás, en cómo el desespero de ver cómo perdía sangre me atemorizó. No tenía voz, no tenía fuerzas para reaccionar en qué se me iba de las manos. Mis manos se llenaban de sangre y solo podía escucharla decir una sola cosa, "Carl, quiero irme a casa, llévame a casa". Era lo único que ella repetía, hasta que quedó inconsciente en mis brazos, justo en el momento en que la traje frente a los portones de Alexandria. Recordaba en cómo Sidiqq rompía un trozo de tela de su camisa, donde cogía las gasas que le habíamos regalado con la mochila de provisiones para detener el sangrado. La bala había sido expulsada, ahora ella y yo, compartiríamos una misma cicatriz. El hombre de tez trigueña no entró a la comunidad, él estaba a salvo pero no lo expondría hasta saber que mi papá estaba consiente de que podría ayudarnos, no era el momento de explicarle el por qué salimos y que realmente no habíamos salido en busca de más gasolina. Suspire, observando cómo Natasha se removía de su silla, incómodamente ella dormía pero no se alejaría de su hermana, más cuando fue Nathan quien lanzó el disparo, atento contra Aliana y aún era difícil de procesar.

Lleve mis manos a mi rostro, restregándolo y sintiendo la suave tela de mi vendaje alrededor de mi ojo. Me levante de la silla que estaba alrededor de la camilla, donde Aliana dormía tranquilamente. Observe hacia afuera de las ventanas, veía como aquel hombre con aquel semblante de seriedad se acercaba a nosotros. Sabía lo cansado que estaba, sabía que deseaba que esto se detuviera, verlo me llenaba de seguridad, de orgullo y de energía para permanecer a su lado para combatir. Empecé a caminar sigilosamente para no causar ruido, abriendo la puerta de la enfermería con cuidado, para así salir afuera. Vi en su rostro una sonrisa al verme, una sonrisa reconfortante que me alivió, él había vuelto el día en que todo pasó. Recordaba su abrazo, recordaba el temor que también sintió en perder a Aliana, una residente con funciones de enfermera nos ayudó, la salvo y siempre estaríamos en deuda con ella. Papá temblaba ese día, ahí pude notar el cariño que le tenia, el gran impacto que causaría Aliana si se iría de nuestras vidas para siempre pero gracias al cielo, solo había sido un gran susto.

—¿Como está todo?—me pregunto él, observando por la puerta abierta como Aliana dormía, dormía como un bebé.—Quiero asegurarme de que esté bien antes de volver a irme, me reuniré con las otras comunidades, Negan no ha atacado; pensamos que planean algo.—me alertó él, asentí.

—Se recupera, pero sabes cómo es ella, algún día querrá levantarse y actuar.—sonreí, realmente lo que decía era cierto, Aliana era activa.—Ordene que vigilarán, cada dos personas a cada cinco horas vigilarán cada esquina de Alexandria, incluso en la azotea. Ordene que preparan mochilas, el plan de salida de emergencia será en las alcantarillas, las he revisado en estos días, parece un buen lugar para esconderse si algo llegase a pasar.—le alerté, él llevo su mano a mi hombro y asintió.

—Estoy orgulloso en lo que te has convertido Carl, y sé que si algún día pasa algo, sé que la gente tendrá a quien seguir.—me dijo él, sonriéndome.—Se que harás un buen trabajo mientras no estoy presente.—él me miraba a los ojos y me alentaba.

—Nunca podré ocupar lo que tú has creado, nunca de la misma manera papá, has sido un gran líder para todos, para cada uno de nosotros.—le sonreí, decía la verdad, nunca crearía el mismo impacto que él había creado.

—Podrás hacerlo mejor, no tengo duda. Siempre que salga por esos portones tú serás quien lidere este lugar hasta que vuelva, pero siempre tendrás un papel aquí.—me dijo.—Tienes un gran potencial, uno que sé que tu mamá está orgullosa, sé que has hecho lo correcto, Carl.—el recuerdo de mi mamá ante las palabras de mi papá me inflo el corazón, nunca olvidaba a esa mujer.

—Se que ella está orgulloso de ambos.—le arregle, observando en su rostro la sonrisa, sé que mi papá amaba a Michonne con su corazón pero sé que mi mamá siempre estaba dentro de él.—¿Cuando te irás?—le pregunté, mientras que él al igual que yo miramos adentro de la enfermería ante escuchar a Natasha hablar, la observamos detenerse aún lado de Aliana quien pareció despertar.

—Iré a Hilltop, me encontraré primero con Maggie, planearemos un plan de emergencia si somos emboscados de sorpresa. Necesito moverme, aunque no lo creas muchos quieren atacar a el santuario nuevamente y no podemos hacerlo, no si estamos en un tipo de empate.—me dijo papá, mientras que miraba cómo Natasha le pasaba un vaso de agua a Aliana.

—Nos están cazando, quieren observar nuestros pasos, debes tener cuidado, papá.—le pedí, mientras que él asintió y me alentó a entrar.

—Veamos como va nuestra niña.—observe cómo papá entró a la enfermería primero que yo, mientras que pude observar la gran sonrisa que Aliana puso en su rostro cuando lo vio, papá no tardó en sentarse a su lado en la silla en donde yo me encontraba sentado minutos atrás.—Bienvenida al club.—sonreí, sonreí ante esas palabras de papá a Aliana, recordándome años atrás en la granja Greene donde conocimos a Maggie, en donde ellos atendieron mi herida y mi papá al ver que había sido disparado igual que él, me dirigió esas palabras.

—¿Te irás, verdad?—le pregunto ella a mi papá, mientras que esté pasó su mano por el cabello de ella, asintió.—Ten mucho cuidado, Rick.—le pidió Aliana a mi papá mientras que yo me moví un poco ante sentir el tacto de Natasha en mi mano para moverme.

Vi primero como ella me hizo un gesto para seguirla afuera, esperando un momento pude presenciar la conexión que papá y Aliana tenían, un gran cariño que se había creado en tan poco tiempo entre ambos. Sabía lo preocupado que mi papá estaba por ella, igual que muchos aquí. Empecé a caminar directo a donde estaba con papá, el pequeño balcón de la enfermería, observando a Natasha recostada de la baranda mirando a los muros. Veía en su rostro algo de seriedad, las ojeras en donde no dormía hace días. Me acerqué a mi amiga, recostándome de la baranda igual que ella y observando los muros, un momento de silencio se formó entre ella y yo, mientras que veía en Natasha una expresión de llanto. Pude ver como su rostro enrojeció, cómo llevó su mano a su boca para tapar algún sollozo, me quedé algo impactado ante verla con ese semblante. La última vez que vi a Natasha Johnson romperse por dentro fue cuando tuvo la noticia de que perdió a su bebé, aún recuerdo su pequeño bulto en su barriga. Lleve mi mano a su espalda, la acaricié y le di su espacio mientras que veía como lágrimas salían de sus ojos.

—No puedo pelear en contra de mi hermano, no puedo pelear contra él, no tengo valentía para eso.—observe cómo hablo en voz baja ante su voz estar entrecortada, me acerque a ella para escucharla mejor, mientras veía como limpiaba sus lágrimas pero aún así seguían saliendo de sus ojos.—No puedo enfrentarlo, no puedo detenerlo, él no va parar.—sollozo ella en un audio bajo donde solo yo pude escucharla.

—Natasha, si yo vuelvo a ver a tu hermano, te juro que voy a matarlo, aunque me odies, aunque ella me odie; voy a matarlo.—dije, decía la verdad, nunca había sentido tanto rencor por una persona y más por alguien que era cercano para unas personas importantes en mi vida. Natasha me miro, no me miro molesta ante lo que le confesé, ella sabía todo lo que pasaba.—No estás ciega, pero esto nos va costar mas de lo que hemos perdido Natasha, nos va costar algo a cada uno y yo no quiero que ella sea costo.—le dije, señalando adentro, señalando a su hermana quien había sido víctima de su hermano, de Nathan.

—Es más difícil de lo que crees, Carl.—suspiro ella, calmando su respiración.—Es mi hermano, es la luz de mis ojos, fue la primera persona con la que crecí y pude compartir, fue mi primer compañero y yo fui su ejemplo a seguir, es difícil aceptar que deba verlo como enemigo.—vi como sus lágrimas se resbalaban por sus mejillas, causándome tristeza en verla de esa forma.

—Natasha, todo es más difícil de lo que puedes sentir.—observe a papá, este quien se detuvo frente a nosotros, more adentro de la enfermería observando a Aliana recostada en la camilla mirando algún punto de la habitación.—Puedes ir, me iré en unos momentos.—me acerqué a papá ante sus palabras... mis manos se envolvieron en su cuerpo, abrazando a mi padre ante ver qué anochecía.—Te amo, Carl, estaré bien.—me dijo él, llevando su mano a mi rostro.

—Solo vuelve, es lo único que pido, no importa que no ganemos.—papá asintió, mientras que esté me alentó a entrar y observe cómo se acercó a Natasha, cómo llevo su mano al hombro de mi amiga para confortarla.

—¿Todo está bien?—mire los ojos verdosos de Aliana querer ver que pasaba afuera, asentí, asentí observando cómo ella tenía curiosidad en saber cómo estaba su hermana.—¿Seguro?—me pregunto con esa voz ronca, volví asentir.

—¿Como estás?—le pregunté, sentándome en la silla y observándola sonreír, observando su cabello recogido y como parecía tener esa energía inigualable.—¿Por qué tan feliz?—le pregunté, mientras que ella bajó la cabeza mientras aún sonreía.

—No era mi hora, aún no lo es, así que estoy bien con eso.—me sonrío, llevando su mano a la mía, acariciándola.—¿Tú estás bien?—me pregunto, su mano aún acariciaba mi mano, la tuve, agarre su mano y la lleve hasta mis labios besándola, observando cómo ella parecía sentirse bien ante ese gesto. Bese su mano muchas veces, recordando el momento en que recorrí cada parte de su cuerpo, de su piel.

—Te amo, Aliana, verdaderamente te amo.—me quedé aturdido ante las palabras que habían salido de mi boca, que mi corazón había recalcado que era la hora de decir lo que sentía. El rostro de Aliana cambió por completo, cómo si no creyera lo que había dicho, sus ojos estaban abiertos como platos y ella parecía no saber qué decir.—Me hiciste entender que para amar no teníamos que estar cerca uno al lado del otro. Y ahora que te tengo aquí, justo aquí conmigo, sana y salva, sólo me resta decirte que te amo Aliana, y si no sientes lo mismo yo puedo comprenderlo pero sin duda alguna ya que estamos en el fin del mundo, que quizás mañana Negan nos mate, estaré tranquilo porque lo pude decir.—dije finalmente, observando su rostro con él mismo semblante de cuando le dije aquellas cortas palabras con un gran significado.

—Carl, yo también siento lo mismo, es sólo que me toma por sorpresa que te me hayas confesado primero.—sonrió ella sonrojada.—¿Te diste cuenta que me amabas luego de que tuvimos sexo en el auto por primera vez?—pregunto ella sonriendo, solté su mano ofendido, negando.

—Por Dios Aliana, no seas incrédula. Te amaba antes de tener sexo, sólo que eso me confirmó que estaba loco por ti.—le dije, llevando mis labios a sus mejillas, dándole un corto beso.

—¿Tuviste sexo con mi hermana en un maldito auto?—acoste mi rostro en el pecho de Aliana para taparme, para evadir la mirada que Natasha debe tener de enfurecimiento ante escuchar lo que habíamos dicho.—¿Qué diablos?—preguntaba ella y solo podía escuchar su risa, ante esto sentí un terrible dolor en mi hombro ante sus nudillos plasmarse con fuerza ahí.—¿Te cogiste a mi hermana? Oh por Dios, no puedo creerlo, esto esta jodidamente loco.—sonreí sonrojado ante observar cómo Natasha reía sin creer lo que había escuchado, Aliana llevo sus manos a su rostro para taparse

—Por Dios, que vergüenza.—sonreí ante ver el rostro de Aliana sonrojada, mirando cómo Natasha tan solo negaba sonriente.—¿Por qué no escuchaste el "te amo"?—pregunto Aliana, mientras que Natasha tan solo me sacaba el dedo del medio.

—Son unos enfermos sexuales, tuvieron relaciones en un maldito auto a las afueras de los muros expuestos a que los mataran.—reí, sacándole el dedo del medio a mi amiga, quien se veía en su rostro algo de felicidad.—Iré a mi casa a bañarme, a tener también algo de adrenalina para así morir tranquilamente feliz.—algo sonrojado observe cómo Natasha cerró la puerta de la enfermería, mientras que tan solo la habitación estaba siendo alumbrada por la lámpara que estaba en la mesa de noche aún lado de la camilla de Aliana.

—Ella es una enferma sexual.—sonrió Aliana, mientras que ella me miraba, veía esa dentadura y esa gran sonrisa, ella estaba feliz y podía sentirlo.—¿Y ahora qué? ¿Seremos novios?—pregunto ella, la mire con una ceja alzada.

—Pensé que lo éramos desde que nos besamos por primera vez.—le dije, llevando mis dedos a sus flequillos de cabello, para llevarlos detrás de sus orejas. Ella negó.—¿Debo pedirte que seas mi novia ahora?—le pregunté, Aliana llevo su mano a su flequillo para acomodarlo mejor detrás de su oreja.

—Novios o no, siempre seremos uno.—me dijo sonriente, me levante de la silla nuevamente para impulsarme cerca de ella, llevando mis labios a los suyos, dándole un beso.

—No quiero volver a pasar esto, no quiero perderte, es lo único que sé en estos momentos.—me fui acomodando a su lado en la camilla, ella me dio paso para acostarme a su lado, era de noche, no me importaría quedarme aquí y descansar con ella.—Cuando todo esto acabe, todo estará bien con nosotros... lo prometo.—Aliana se abrazo a mi cuerpo, aferrándose a él, se removió un poco ante parece sentir un poco de dolor en su herida tapada.

—No pensé que fueras tan romántico, Carl.—bese su frente, mientras que sentía como su cabeza se acostaba en mi pecho, mi pecho que subía y bajaba.

Volví a besar su frente, mientras que acariciaba su cabello. Ella sonreía, me hablaba y charlábamos. Hace mucho tiempo no estábamos así, no nos poníamos a charlar desde hace mucho tiempo. Era aquí cuando te ponías a pensar que el peor día de amar a alguien es el día en que podrías perderlo, escuchar su sonrisa, escuchar como hablaba y me alentaba a continuar me afirmaba que Aliana era la esperanza que me hacía permanecer en mi postura de luchar. Ella era la persona por la cual me levantaba cada día y deseaba ver a mi lado, ella era la chica por la cual me volvía loco, mataría por ella. Sentir su cuerpo aún lado del mío me llenaba de brillo, sentirla era un gran alivio para mi. Besaba su mejilla, besaba sus labios y acariciaba sus piernas, era esto lo que se llamaba "casa o hogar", era una persona la que te hacía sentir en este tipo de sitio. Con ella aprendí que la distancia quedaba corta cuando amas, cuando extraña. Me quedé con ella a su lado, acariciando su cabello mientras que sentía como se dormía a mi lado.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro