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Tú vida por la mía.

───

Ajuste los cordales de mis zapatos, amarrándolos, mientras que sentía mi cabello húmedo ante el baño que tomé esta mañana. Me sentía un poco helado por el ambiente frío, la mañana estaba nublada. Iba a salir, arriesgándome ante un ataque por tener a los salvadores cerca, ayer en la tarde Rosita se acercó a mi para informarme que la mayoría de los autos y de los camiones tenían poca gasolina. Al sentirme algo sofocado por estar en estos muros, sentía la necesidad de salir y más cuando papá se encontraba ausente. Buscaba en la oscuridad de mi habitación mi sombrero, mientras que podía ver con la poca claridad que se transmitía por la ventana el cuerpo de Aliana tapado con una sabana. Ella dormía plácidamente en mi colchón, veía su cabello revuelto y como sus piernas desnudas no eran tapada por la sabana. Estaba acurrucada como una oruga, podía saber que ella debía tener el mismo frío que yo sentía.

Pude observar a su lado el sombrero, no tarde con cuidado en acercarme. Estire mi mano para coger mi sombrero pero fue ahí cuando Aliana jalo mi brazo con brusquedad para yo caer a su lado en el colchón, sonreí ante sentir sus brazos acorralarme en un abrazo. Dirigí mi rostro en aquel hueco de su cuello para ponerlo ahí mientras que sus manos me apretaban en un abrazo, sentí su respiración chocar también con mi cuello, mientras que acaricié sus brazos y fue algo atrevido en meter mi mano debajo de las sábanas, rozando mis dedos con suavidad en su piel. Aliana beso mi mejilla, dándome tiernos besos en mi cuello mientras que sentí como ella intentaba girar mi cuerpo, para ella quedar encima de mi. Quite la sabana de su cuerpo, observando aquella camisa que la tapaba hasta más arriba de las rodillas, mostrando sus piernas. Llevo sus labios a los míos, dándome un corto beso.

—¿A donde irás tan temprano?—me pregunto con una voz ronca ante estar aún adormecida.—Haces mucho ruido.—dijo, mientras que ella estaba encima de mí observándome.

—Michonne tampoco está, quiero buscar gasolina, en aquel puesto donde encontramos a Siddiq hay galones.—le dije, acariciando sus muslos. Mientras que alzaba la camisa y veía su ropa interior.

—No estás pensando en ir solo, ¿o si?—me pregunto, no tarde en asentir, mientras que ella rápidamente negó y bufo.—¿Qué te hace creer que irás solo?—me pregunto, no tarde en girar mi vista para evadir su mirada.

—No voy a exponerte, Aliana, ya no.—le respondí, aunque su herida haya cicatrizado y pudiera ella moverse ya con un poco de agilidad, no la expondría.—Aún te recuperas, no debes estar dando largas caminatas y si algo pasa, es difícil que no se te vuelva a abrir la herida.—le explique, ella negó, amarrando su cabello en una coleta.

—No irás solo, y de ser así, no irás; te expones y si vas solo puedes correr peligro.—acariciaba los muslos de Aliana, mientras que ella me miraba fijamente.—¿Por qué no le dices a Rosita? ¿O a Siddiq?—pregunto ella, dándome opciones para no salir solo. Negué.

—Rosita no me dejaría salir, ni siquiera ella quiere exponerse. Siddiq no está apto para estar preparado si sucede algo, tú hermana es la única en quien confío para que me cubra pero tampoco está, se fueron muy temprano junto a Daryl, incluso Tara también se fue. Debes quedarte aquí, debes cuidar a Judith.—le dije, Aliana negó rápidamente y se acercó a mis labios para besarlos.

—Convénceme a dejarte ir solo... —susurró en mi oído, con una voz pícara, una voz provocativa. Sonreí, girando su cuerpo con un poco de brusquedad, sólo un poco para no lastimar su herida.

—Se que no podré convencerte pero aún así, voy a acceder a esto.—vi en su rostro esa sonrisa, sentía el calor que ella sentía, ella me volvía loco.—Pero luego, me acompañarás a tomarme una ducha nuevamente.—le dije, ella sonrió asintiéndome mientras que sus labios acorralaron los míos en un beso.

Vi su rostro, vi esa sonrisa que es lo que deseaba ver cada mañana cuando despertaba. Todo lo que un día deseé parecía hacerse realidad con ella. Bese sus labios, mientras que mis manos se deslizaban por sus muslos, sintiendo su ropa interior. Quería tocarla, quería sentirla mía, más de lo que era. Sentía su calor cuando me abrazaba, cuando me acariciaba, ella me hacía sentir emociones que nadie podía hacerme sentir; solo ella. Detuve el beso, llevando mi frente contra su frente, para deslizar su ropa interior aún lado, dejando al descubierto su parte íntima. Sentía como Aliana podía erizarse, como su respiración chocaba con mi rostro ante sentir mi tacto con su parte íntima. Leves suspiros salían de su garganta, mientras que veía su boca media abierta, no tarde en examinarla; en experimentar. Su espalda se arqueaba ante mi tacto, sus ojos estaban cerrados y podía ver con la poca claridad sus mejillas sonrojadas. Seguí tocándola, mientras que ella no aguanto más y llevo sus labios a los míos, dándome un apasionado beso.

Sentí como quito mi mano de su parte íntima, para darle espacio y ver cómo ella misma se quitaba la camisa, una camisa que me pertenecía. Observe cómo estaba algo sonrojada, pero al igual que ella me quite mi camisa de cuadros manga larga, para quitarme una segunda camisa y sentir como Aliana pegaba su cuerpo contra el mío, sintiendo más calor. Sus labios besaban los míos, sentir ese tacto era mejor que cualquiera. Aliana tenía sus manos en el bulto que ella misma me provocó, una erección. Sentí su tacto, como mi piel se erizaba y me excitaba más en querer tocarla, en querer hacerla mía. Ella desabotono mi mahón, no tarde en quitármelo para darle más comodidad y sentir el tacto más allá. Vi en su rostro algo de timidez, pero Aliana era más atrevida. No despegó su mirada de mi rostro cuando ella cometía los mismos actos que yo cometí en ella, tocándome. Bese sus labios para evitar gruñir ante su tacto, para evitar demostrar cuan loco me ponía ella con ese sensible tacto.

Vi en su rostro el sonrojo, pero ni siquiera me había dado cuenta cuando ambos estábamos sin ninguna prenda y me encontraba embistiéndola. Aliana estaba debajo de mi, sus piernas estaban abiertas, mientras que sus ojos se encontraban cerrados. Sentía mi cuerpo acalorarse, sentía como su cuerpo se pegaba con el mío ante ambos estar sudados. Tenía sus manos arriba, apretándolas con fuerza mientras que la embestía con rapidez. Veía su boca abierta, cómo transmitía unos gemidos que me provocaban embestirla con mayor intensidad. Ella mordía sus labios, la hacía mía, pero siempre quería que fuese así; siempre quería hacerla mía, que ella solo fuera para mi. Levante su cuerpo, mientras que besaba sus labios, nos besábamos con una necesidad que nunca cesaría. Aliana se acomodaba ella misma encima de mi, suspiré, suspiré ante sentir el tacto nuevamente, ante sentir que éramos uno otra vez, uno en dos cuerpos. La miraba, miraba sus labios rojizos y su cabello revuelto.

—Eres mía, Aliana, eres mía.—le repetía algo agitado, con una voz ronca ante sentirme algo excitado ante la situación, Aliana permanecía con su boca entre abierta mientras transmitía pequeños gemidos, ella se movía encima de mi, novia sus caderas causando pequeñas electricidades en mi cuerpo.

—Siempre, siempre lo seré.—me decía con su voz algo entrecortada ante los gemidos mezclarse, veía sus mejillas sonrojadas, y como sus ojos.

—Ábrelos.—le pedí, llevando mis manos a sus caderas, ayudando a moverla a un ritmo más rápido.

Aliana abrió sus ojos, abrió sus ojos y ambos conectamos una mirada. Veía su boca abierta la que seguía transmitiendo gemidos, pero veía cada expresión que esto le causaba, más allá del placer, era amor. Aliana se movía de un ritmo rápido encima de mi, mientras que su cuerpo sudaba igual que el mío sentía esos escalofríos, esos escalofríos que ella me provocaba al estar en esta situación. Llegaba a al punto máximo pero iba continuar hasta que ella también llegara a su punto, hasta que no pudiera más, porque amaba verla así. Amaba sentirla, amaba ver su cuerpo tener esta conexión con el mío, lleve mis manos a su cabello para quitárselo de su rostro y continuar observándola, sintiendo su piel con la mía. Así fue, hasta que ambos cedimos en terminar, en llegar a nuestro punto.

• • •

Acomode mi sombrero y me baje del auto, abriendo el baúl y en cómo veía la gasolinera delante de mi, de nosotros. Observe a Aliana bajarse del auto, ella me pasó dos galones, para empezarlos a llenar con la poca gasolina que ya quedaba en esta gasolinera, y es que los autos abandonados aún tenían su gasolina. Sentí las gotas de lluvia empezar a empapar mi ropa, sin importarme mucho. Cogí dos galones para llevarlos hacia una guagua que vi estacionada en la bomba de gasolina, mientras que también cogí una herramienta que papá me había dado para sacarle la gasolina a los carros y luego pasarla a los galones, realmente gastaba mi tiempo en hacerlo, era algo no lo sé, entretenido. Observe a Aliana alejarse un poco, y en cómo las gotas que caían empezaba a resonar contra el suelo, pareciendo que pronto llovería con más fuerza. Abrí la capota de la guagua de la cual escogería gasolina, mientras que deje los galones de gasolina en el suelo, me percaté en otro galón de gasolina a unos centímetros de mi, totalmente limpio. Me acerque confuso, cogiendo el galón y como me peso, estaba lleno de gasolina.

Lleve mi mano a mi cinturón, aguantando mi arma al también darme cuenta que detrás de esa bomba de gasolina, cerca de la cual estaba el galón que había encontrado, habían tres mochilas y pude visualizar una larga sabana y incluso almohadas estar ahí, con una cuerda puesta de lado a lado llena de latas. La fuera repleta de latas era una trampa para avisar caminantes cerca del área mientras duerme, lo hice en varias ocasiones en el pasado cuando no teníamos refugio. Al escuchar un arma cargar no darte en darme puntos extras de llegar a la conclusión que estaba pensando y es que alguien más estaba aquí. Me baje con rapidez, y empecé a caminar en cuclillas ante mi curiosidad de buscar a Aliana con mi vista, mientras que empecé a escuchar varias voces masculinas y con lentitud me escondí detrás de la guagua que había visualizado, acostándome en el suelo y observando desde ahí varios pies y entre ello, reconocí las botas de montaña de Aliana. Me subí nuevamente, quedando doblado mientras que me fui asomando y observando a tres grandes hombres estar alrededor de ella, y como estos parecían tener una conversación que pude escuchar.

—Aposté que estarías aquí, que vendrías aquí en algún momento y así fue, aquí estás.—intente de tapar mi cuerpo, asomándome, observando cómo Nathan Johnson revivía cada pesadilla de ella.—Me alegra saber que estás viva, sentía cargo de conciencia, he venido cada día y por fin ha sido el día en que puedo encontrarte.—las gotas de la lluvia se volvían muchas más, ya no era una llovizna.—Desliza el arma por el suelo.—le ordenó este, y solo pude presenciar cómo Aliana no tuvo remedio.

—¿Con quien estás?—me tape detrás del auto abandonado que había allí cerca de la gasolinera, observando a Aliana estar acorralada en un círculo de salvadores, en presencia de su hermano y de él, de Jayden.—¿Él está aquí? ¿Verdad?—sentía mi piel erizarse, el recuerdo en donde perdía a Aliana se hacía real, pero los gruñidos de los caminantes cerca eran más real que eso.

—No estoy con nadie, lo hubieran notado, ustedes los salvadores no son tan estúpidos como aparentan.—me volví asomar, observando cómo Nathan y Jayden tenía a Aliana acorralada, veía como ella permanecía tranquila, como parecía tomárselo con calma pero yo sentía aquel cosquilleo. Aliana tenía a tres hombres a su alrededor, todos armados, integrando a Nathan y Jayden, si, eran cinco.

—¿Qué harás, señor?—un hombre se acercó a Nathan, este quien sonrió y se quedó observando a Aliana, quien no tardó en dar pasos para atrás ante ver cómo su hermano se acercaba a ella, los tres hombres desconocidos y Jayden se esparcían por él área mientras que me mantenía escondiéndome detrás de aquella camioneta.

—No quiero matarla, veo que eso no funciona.—pude observar cómo Nathan de acercó a Aliana, mi rostro se enfureció cuando observe cómo él llevo sus manos al cuello de ella, riendo.—Los caminantes deben tener hambre.—dijo este al ser testigo en cómo varios caminantes parecían acercarse al área ante el sonido de las latas en la trampa que ellos debieron haber creado.—Debes estar frágil, fue hace poco que te herí.—veía cómo Nathan tocaba el cuerpo de Aliana, como tocaba su estómago buscando la herida

—¡Ahh!—el cuerpo de Aliana se arqueó, pude ser testigo en cómo Nathan había encontrado la herida, pude ver sus dedos apretar la herida, podía ver como ella solo gritaba del dolor. Sentí mis venas arder de molesto, de endurecimiento.—¡Por favor, basta!—sentía mi corazón estrujarse cuando observe la mano de Nathan llenarse de sangre, cuando la camisa color crema de Aliana reflejo la sangre y que su herida se había abierto, lo que no quería exponer.

—¡Nathan, basta!—Jayden interrumpió la acción de aquel hombre contra su hermana, mientras que no me faltaba ganas de salir, de disparar sin importa. Aliana cayó de rodillas al suelo, doblando su espalda y recostando su cabeza de la calle húmeda, ya no tenía fuerza que valiera pero su mirada, ella me miró, ella descubrió en donde estaba.

—¡Voy a matarte, Carl!—veía a Nathan tumbar el cuerpo de Aliana con su pierna, mientras que veía cómo la sangre se resbalaba y se mezclaba con él agua de lluvia que caía en el cuerpo de ella. Mi piel se erizo ante él mencionar mi nombre, ante ver cómo Nathan apuntaba a Aliana con un arma pero los caminantes lo alarmaron, y fue por los gritos que Aliana había provocado.

Me percaté de los caminantes que se infiltraron en él área por sus gritos pasados, llenos de lodo y sus tripas resbalarse ante la lluvia, una visualización asquerosa que me ayudó completamente en seguir con mi plan de escape. Nathan observó la cantidad de caminantes que salía de los bosques, incluso yo, era una maldita horda que me erizo más que la situación. Se vio obligado a alejarse ante ver a sus compañeros escasos de energía para pelear con los caminantes que estaban en él área y intentaban de ir con ellos. Mientras que empezaban a usar sus navajas, me enfoqué en Aliana en el suelo empezó a arrastrarse hasta detrás de otro de los autos que estaba ahí, mientras que aún así Nathan parecía estar pendiente. Quería matarlo, justo ahora. Me vi envuelto en pánico al tener que arriesgarme a salir, pero los caminantes y con Aliana herida me obligaron a hacerlo. Entre algo de pánico me levante detrás del auto, con mi mochila encima y apuntando con mi arma, rápidamente empecé a correr detrás de las bombas de gasolina y como se percataron de mi presencia ante el silbido de ellos y ver cómo me señalaron pero los ojos de Nathan al verme fue como si hubiese visto un trofeo.

No me preocupe en lo absoluto, solo dirigí mi vista al auto en donde Aliana aún se arrastraba y vi el esfuerzo en ella de levantarse para no atrasarnos. Levemente alce mi arma ante el hombre que se acercaba a nosotros, había sido mi primera víctima en el día, porque mi arma le creo un hoyuelo en la misma pierna con mi bala. Sus gritos empezaron a atraer más a los caminantes y mientras que corrí con rapidez por la lluvia de disparos, Aliana se recostó de mis hombros, agitados nos vimos en vuelto en correr con la lluvia por el bosque. Mientras hacía fuerza para que ella pudiese avanzar conmigo ayudándola, los gritos y balas resonaban aún detrás de nosotros, y como el fango provocaba que nos resbaláramos. Los jadeos de Aliana hacían que mis nervios se alborotaban más, estaba arriesgándome a mi y a ella acá afuera, y solo quería llegar a casa sano y salvo. Dirigí mi vista desesperado a varios puntos del bosque, entre los gruñidos y los gritos de los salvadores llamándome caí duramente al suelo, y el quejido de Aliana fue lo único que resonó. Recibí un fuerte golpe en mi estómago y como me quede sin aire por varios segundos, observando a Nathan, y un salvador desconocido, este quien cogió a Aliana por su hombrera y la alzó mientras esta se quejaba. Las gotas de lluvia no se detenían, teniéndonos a todos totalmente empapados.

—Déjalo en paz.—musitó Aliana, con una voz de cansancio que reflejó el dolor que sentía ante su herida, esta siendo sostenida con brusquedad por otro salvador.

—Bastante rudo ¿no?—me pregunto Nathan, y cuando intente levantarme, recibí otro golpe, esta vez en mi mejilla y un fuerte calentón, mientras que observe mi arma estar tirada en el fangoso suelo. Mientras que me quite la incómoda mochila que no me dejaba incorporarme bien y me quede observándolo con seriedad.—Voy a provocar tu muerte de la forma más dolorosa del mundo.—me dijo.

El estruendoso grito del salvador que sostenía a Aliana interrumpió las intenciones de Nathan en seguir golpeándome y es que pude ver cómo aquel caminante le desprendía gran parte de su cuello, mientras que este ante el brutal acto del caminante contra él, no se percató en los otros que venían a su espalda. Su jadeo se mezcló con los gruñidos de los caminantes y en aquella lentitud en mi visualización se activo, pude notar como ella cayó al fangoso suelo, totalmente inconsciente del golpe que había recibido contra el suelo, ante el brusco movimiento del hombre que no tardó en gritar gruesamente ante las mordidas de los caminantes. Con algo de rapidez y sin pensarlo mucho, me arrastre en el fango y recogí mi arma, alzándola y apuntándole directamente al hombre, dándole dos veces y escuchando sus gritos, cayendo este al suelo y segundos después los caminantes se desvanecieron ante él, desgarrándole la piel. Me levante con rapidez, enfocándome en cómo Aliana se quedó tiesa en el suelo y es que pude ver cómo los caminantes se fueron acercando a ella. Me acerque acariciando mi estómago y intentando de cesar el dolor en el, dándole un tiro a uno de los caminantes que se percató de su presencia y cuando escuche gruñidos detrás de mi, mi corazón se detuvo.

Sentí mis pies resbalarse ante el tacto del caminante detrás de mi, y en cómo forjé con él, intentando de no soltar mi arma. Mi cuerpo desvaneció, cayendo justamente al suelo y sintiéndome impotente, de no poder protegerla a ella y a mi justamente al mismo tiempo. Me vi envuelto en el pánico y en cómo no supe que hacer al momento en que tenía a aquel caminante encima de mi. Mi corazón latía con fuerza y es que sentí la incomodidad, y más la pesadez que este caminante tenía al estar encima de mi. Me vi en una situación peligrosa, en donde me vi enfocado en cómo Aliana estaba tirada en el suelo sin aún estar consciente ante el impacto de su caída al suelo. Solo observaba a Nathan defenderse de los demás caminantes. Mi instinto en protegerla se estaba desesperando y es que tener a este caminante encima, y a uno de los caminantes percatarse también de la presencia de ella me dejo en blanco. Quedándome sin aliento y empujando al caminante que estaba tan cerca de mi, intentaba de que mi arma no se resbalara ante mi desesperación de quitarme a este caminante de encima. Sus dientes resonaban en mis tímpanos, y al notar mi visualización lenta y ver cómo el otro caminante se encontró tan cerca de ella, no me quedo nada de opción.

Empuje al caminante que tenía encima, cayendo justamente aún lado de mi costado y es que con toda la rapidez que pude del mundo, apunte directamente y dándole justamente en la cabeza al caminante que se percató de Aliana. Sin comer mucho cuento aproveche la situación en también dispararle a los otros así, al alzar teniendo suerte con algunos que pude ver que se cayeron al suelo aún lado de los cuerpos de los salvadores ya fallecidos. Solo observe a Nathan Johnson agarrar a un caminante, lo vi, vi como agarro aquel caminante y lo abalanzó ante mi. Intentando moverme ahí fue donde falle, donde le di lo que él quería, matarme de la de la peor forma posible. Con mi respiración agitada dirigí mi vista a mi costado ante tal dolor que sentí momentáneamente. Gruñí con fuerza al sentir el ardor, y como mi piel se despellejaba, tembloroso y con un rápido movimiento. Empuje con fuerza al caminante llevándolo hasta mis pies, él aún sediento de hambre no evite apuntarle y entre mis nervios, logre darle justamente en la cabeza. Cayó aún lado de mis pies, ya muerto y me quede detenidamente mirándolo, con una respiración agitada y como me quede estático. Con lentitud lleve mi mano a mi costado y dirigí mi vista allá al ver mi mano llena de sangre. Fue imposible creer lo que había visualizado, y me sentí mucho más impotente en no poder haberlo detenido.

—Te lo dije Carl, nosotros ganamos.—estaba aturdido, podía coger mi arma y dispararle a Nathan, podía acabarlo conmigo justo ahora pero procesaba lo que pasaba, procesaba lo que él me provocó y me hizo, estaba indefenso; protegía a su hermana

Respire entrecortadamente, debajo de la lluvia que aún no cesaba, dejando de escuchar los gruñidos, dejando de enfocarme en ella... y chocar con lo que realmente estaba sucediendo, y me fui en blanco. Nathan había desaparecido, se había ido. Había sido tanto la tensión que me quede sentado en el fango, sin percatarme que no llevaba mi sombrero, y quedándome sin aliento. Aturdido me levante con lentitud, sintiendo el pequeño desgarre de mi piel de hace unos segundos, respiraron entrecortado y llevando mi vista a mi sombrero húmedo y algo sucio. Me incline y sujete de mis rodillas, negando con la cabeza y nuevamente viéndome en blanco, sin saber cómo actuar ante la terrible situación que estaba sucediendo, tembloroso y con mi corazón querer salirse de mi boca, me hizo sentir náuseas. Visualice el cuerpo de Aliana estar removiéndose en un poco, y choque con la realidad de ella y en cómo de un instante a otro oculte la mancha de sangre de mi costado con mi chaqueta y me arrodille al suelo a recurrirla, viendo sangre bajar por su cien.

—¿Aliana? Oye, oye.—moví con delicadeza su cabeza, con mis manos temblorosas que no dejaban de tocar su rostro, sintiendo aún mi corazón bombardear con fuerza. Observe con detenimiento sus ojos empezar abrirse y como pareció molestarle la claridad, notándose pérdida ante lo sucedido.—Maldición... —suspire, acercándola a mi y abrazándola, con miedo... paranoico y aún sin aclarar mi mente del todo.

—Estoy bien... —me susurró notando lo tembloroso y agitado que estaba, mientras que me abrazo y rápidamente empezó a levantarse, pude ver su debilidad y como su rostro cambió al sentir el dolor en su herida.—¿Tu estas bien?—me pregunto, mientras que sus manos sostuvieron con fuerza mis brazos y sentí como estuvo apunto de desvanecerse, la atrapé y abrace con fuerza, mientras que el cansancio se me notaba y aún, la tensión de lo que había acabado de pasar.—Estás lleno de sangre y, siento que no puedo caminar.—hablo, con una voz que reflejó su cansancio y como ella inconscientemente estaba cerca de mi, rozando cu cuerpo junto a mi costado que ardía ante su tacto.—¿Y Nathan?—pregunto ella, pero mi mente estaba en blanco.

—Debemos irnos, debemos avisarles que están cerca.—le comenté, mientras que ella asintió y mientras se agarró de mi, y empezamos a caminar con lentitud, dirigí mi mano a mi mochila tirada en el suelo y manteniéndome en un semblante de seriedad mientras que le empecé a ayudar a caminar, escuchando gruñidos a lo lejos y sintiendo paranoia por un momento ante no irse de mi mente lo que sucedió, lo que sucedía y estaría por suceder.

—¿Carl estas bien?—me pregunto ella, mientras que me sentía aún tenso. Su mirada se quedó puesta en mi, y solo veía su cansancio, su respiración entrecortada y su sangre seca estar en su frente y llegarle hasta la quijada, solo pensaba en su bienestar y en cuidarlo, y me descuidé por ella.

—Si.—le conteste, con un semblante de frialdad que ella pudo notar, y es que se percató de que algo dañaba mal, algo estaba extraño en mi y simplemente se quedó en silencio.—Vamos, no perdamos tiempo, debemos avanzar pueden venir más de ellos.—le dije a ella, obligándola a caminar con algo de rapidez mientras que intentaba ir despacio, pero la tensión que tenía en mi no me dejaba respirar.

Pensando y pensando, sin llegar a una conclusión que me sacara de esto, la única conclusión que tenía era la misma la cual le tocaba a cada uno que estaba en esta situación, simplemente horas y los mismos síntomas que afectaban a otro más rápido y los mataba en minutos, pero a otro les quedaba tiempo y solo deseaba que si era mi situación, tuviera el mayor tiempo posible de alargar más las horas y poder al menos pensar en cómo esto afectaría a cada uno de los que estaba a mi alrededor. Y es que de nada más pensarlo se me hacia un nudo en la garganta, una expresión dolorida que deje ver al caminar y sentir mi costado arder ante los movimientos que hacia y el peso de Aliana en ayudarla. De una forma u otra moriría, y la fiebre pronto atacaría en unas horas, no me quedaba tiempo. Pensé, mientras que en aquel abrumador silencio en donde ayudaba a Aliana caminar me percaté en que mis sentimientos por ella más verdadero jamás serían, mientras caminaba y la ayudaba note su cabeza baja, y es que ella jamás sabría que lastimosamente intentando de salvarla, me perdí a mi.

• • •

#WEWANTCARLGRIMESBACK
#CarlFueMordidoProtegiendola
#NoMeMaten

—Queenxgrimesx

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