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Mi luz en las tinieblas.

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Veía fijamente aquella pared, si, no miraba algún punto fijo; todo estaba más desmoronado de lo que temía. Veía a Maggie sentada a mi lado tapando su rostro con sus manos, estaba recostada de la camilla en donde estaba, en donde fui atendida por una amable residente de esta comunidad. Me sentía como una muerta, o creo que ya lo estaba. Miraba varios puntos de esta habitación, buscaba algo que iba encontrar, paz. Suspire, arqueando un poco mi espalda y viendo el sol entrar por aquellas cortinas lilas, un hermoso color. La compañía de Maggie era un poco de calma para mi tormenta, tenerla a mi lado me daba tranquilidad, me daba seguridad. Maggie me acompañaba desde el primer día en que nos conocimos, siempre al pendiente a mi, como si le perteneciera y así era, le pertenecía. Estaba calmada a su lado, ella traía una luz de esperanza en esta tiniebla, traería a alguien con quien Judith en unos años podría jugar o enseñarle a hacerlo. Lleve mi mano hasta su corto cabello castaño, acariciándolo, Maggie merecía todo en este mundo; merecía todo lo bueno, ella era una de las pocas cosas buenas en este mundo, eso decía Glenn.

Era evidente cómo ambas ahora compartíamos un mismo hueco, en donde grandes personas a quienes amamos se han ido. Seguí acariciando su cabello, sabía que estaba despierta, cuando se trataba ella no podía pegar un ojo, era la única a la que podía tener cerca sin sentirme entristecida. Cuando supe que ella tendría a un bebé fue un momento especial, Glenn saltaba de alegría, Natasha apostaba que sería un niño, que tendrías facciones de asiático como Glenn. Fue un momento tierno, aún lo recuerdo como si fuese ayer. En aquella casa en nuestra comunidad, los cuatro juntos en la mesa y escuchando a Maggie dar la gran noticia. Ahora todo estaba colgado de un hilo en nuestros recuerdos, Glenn se había ido hace mucho tiempo y Alexandria estaba en llamas con nuestros recuerdos, sentimientos y seres amados enterrados allí, menos Glenn y Abraham, ellos descansaban aquí. Aún se siente como si fuese ayer cuando no podía dejar de pensar en Glenn o en Abraham, incluso en Sasha, pero llegó el momento en que pude dejarlos ir... no sería lo mismo con Carl. Dejé de sobarle el pelo a Maggie cuando ella alzó su cabeza, dejándose ver un poco soñolienta y no tardó en observarme con una sonrisa.

—¿Te cansaste de descansar?—asentí ante su pregunta al azar, ella se estiró un poco, se acomodó en la silla y suspiró, suspiró cansada.

—¿Los demás aún siguen afuera?—pregunté, ella me miró y negó, la mitad de las personas a las que conocía se habían ido ayer, la mayoría volvió, menos tres.

—Carol y Ezekiel volvieron con Henry, el niño estaba bien, gracias a los cielos.—Maggie me respondió sobre las primeras tres personas que habían desaparecido ayer, los dos adultos mencionados habían salido a buscar a aquel pequeño a quien había conocido reciente, él perdió a un ser querido y aún no podía conciliarlo.—Rick y Morgan volvieron a salvo, se encontraron con unos salvadores, pero los aniquilaron.—prosiguió en narración acerca de los dos hombres que habían salido también en busca de los salvadores que Maggie tenía en cautiverio, que habían escapado por un error de Henry.—Rosita, Daryl y Natasha no han vuelto, son los únicos que faltan.—terminó en decirme, haciéndome pensar en el bienestar de mi hermana.—Fuiste muy dura con ella, pero ella lo entiende, es una situación difícil de manejar.—Maggie me miró fijamente, haciéndome reflexionar sobre mi actitud en contra de mi hermana.

—Pareciera que no lo entiende con querer forzarme a continuar, no quiero continuar, quiero detenerme un momento y fingir que al menos estaré bien.—dije con una voz cortante pero sin faltarle el respeto a ella, ella no lo merecía.

—¿Qué haremos ahora?—me pregunto ella, me pregunto acerca de mi bienestar, acerca de lo que estaba pasando en estos momentos.

—No quiero que nadie lo sepa, no aún.—lleve mi mano hasta la mano de Maggie, ella la acepto, sostuvo mi mano y asintiéndome, me sonrió.—Y quiero procesarlo, es algo que debo pensar, que debo pensar con mucha delicadeza y madurez.—dije, ella me asintió.

—Es lo único bueno que nos han notificado.—esa sonrisa, una sonrisa llena de esperanza que deseaba que tocara mi corazón pero el vacío que sentía era mayor cada día.—Debes hablar con Rick, debes hablar con él. Esta tan preocupado por ti, todos lo estamos pero él se está desarmando por ti.—me dijo ella, hablándome de aquel hombre a quien evadía, aún no tenía el valor suficiente para acercarme a él.

—No puedo, no puedo hacerlo.—le dije sinceramente, ella me miró, apretó mis manos y intentaba de alentarme.—Fue mi culpa, fue mi culpa.—repetía mis palabras bajando mi cabeza, escondiendo la vergüenza que sentía.

—Vas a levantarte, y vas a salir de aquí. Vas a ser fuerte, ahora más que nunca, el dolor nunca se irá pero será sucesible, prometo que será sucesible pero no voy a luchar si estás aquí sentada, porque si es así, me quedaré todos los malditos días en esta silla viendo como el tiempo pasa porque no te dejare sola, nunca más.—apreté las manos de Maggie y quería maldecir, yo complacía a esta mujer.

—No quiero quedarme aquí un día más, no estoy loca, solo estoy tristemente vacía y rota por dentro.—le dije, ella negó con su cabeza y se levantó de la silla a mi lado, para darme pasó en salirme de la camilla.—Y no quiero que me sigan trayendo sopa, no estoy enferma, eso no es una enfermedad.—Maggie a mi lado sonrió, ella estaba feliz, estaba tranquila.

Llevo su mano a mis manos, ayudándome a levantarme. Me encontraba algo más relajada, como si hubiese descansando pero cuando mi mente daba vueltas y recordaba, todo se apagaba. Me mantuve aún lado de Maggie, ya estaba igual de su altura, un poco más y la pasaría, yo sería alta y no sé de quien heredé eso. Ella sacudió mi cabello suelto, si, tenía mi cabello suelto y era extraño. Ella me abrió la puerta de la enfermería, recibí aquellas rayos del día soleado. Cerré un poco mis ojos ante no acostumbrarme a tanto iluminación, me di un poco de sombra con mis ojos para así caminar lentamente por los alrededores de la comunidad. Algunos residentes se acercaban, le sonreían a Maggie, le agradecían. Era gente humilde, gente que había perdido muchas cosas pero no se rendían. Caminaba con lentitud, aún me sentía algo agotada, mi cuerpo no estaba bien físicamente, no estaba para nada bien y mucho menos ahora, tendría que cuidarme el doble. Algunas personas me sonrieron, lo hacia devolviéndoles el amable gesto hacia mi, yo que era una extraña desconocida. Algunas personas aún estaban dolida por las recientes pérdidas, los acontecimientos de hace dos noches aún estremecían la comunidad.

Perdimos a muchas personas, Hilltop perdió más que nosotros. Perdimos algunos conocidos de Alexandria con la enfermedad de los caminantes, los salvadores son ingeniosos, y más cuando se trata de arruinarnos. Nos atacaron hace tres días, se acercaron tanto que atacaron a varios residentes a navajazos, con navajas infectadas de la bacteria de los caminantes, llevándolos a la muerte. Maggie aún daba condolencias, o ayudaba a enterrar los cuerpos aún. Las muertes nos seguían pero nos aferrábamos a lo único vivo que teníamos al lado que nos daba fuerzas para continuar. Fue ahí cuando vi a Rick Grimes, sentado y solitario en aquel balcón de aquella gran casa de Hilltop. Se veía limpio, se veía tranquilo en su soledad. La muerte de Carl le dio un gran impacto, uno mucho más fuerte del que sentía, era su hijo; la razón de vivir. Maggie me miro fijamente, mientras que ella continuó en charla con algunos residentes, decidí entonces acercarme a Rick, con la cabeza baja y sintiendo el sol pegado en mi piel. Él tenía un trozo de papel en sus manos y al verlo, me detuve; la carta de Carl para él. Me detuve un instante porque yo aún no tenía valor para leer la carta que Carl me había escrito, no podía hacerlo, no podía.

—¿Aliana?—me giré, observando a esa chica con cabello liso y castaño, veía en su rostro algo de felicidad en verme.—¿Cómo estás?—Enid me examino con la mirada, era como si fuese el centro de atención, había perdido "al amor de mi vida" todos me tenían un tipo de pena.

—Llevándolo con calma.—le dije tranquilamente, sin actitud y sin molestia, sólo fui yo.—¿Y tú?—le pregunté, no me refería completamente a la muerte de Carl, si no a todo lo que estaba pasando.

—No importa, sólo querría saber cómo estabas tú.—me dijo ella, sincera conmigo y preocupándose por mi bienestar.

—Perdí a Carl, la comunidad está echa cenizas, murieron personas. Mi hermana aún no vuelve y los salvadores vendrán a matarnos, así que todo está bien y aquí estoy esperando que una bala me cruce la cabeza o a qué un caminante me muerda.—le dije, mirándola y hablándole con sarcasmo, ella me miró seriamente.

—Ella solo bromea.—mi hombro fue palmeado por una voz conocida, baje la cabeza ante las palabras de Jesús, de aquel amigo.—Solo quiere asustarte de qué va atentar contra su vida para que le des más atención pero no será así, sólo bromea.—le recalcó Jesús a Enid, esta quien me miraba apenada, este tan solo palmeo mi espalda y la de Enid, alejándose de nosotras nuevamente.

—Leí su carta, por eso me acerqué. Lamento todo esto.—ella me miró con un semblante reconfortante, llevando su mano a mi hombro y yéndose de mi lado, mientras que giré mi cuerpo, observando cómo se iba y viendo a Rick pero este estaba siendo acompañado de Michonne.

Vi como Rick y Michonne se miraban fijamente, veía el gran amor que se tenían, que los reconfortaba ante su pérdida. Verlos así me reconfortaba a mi, me llenaba de esperanza porque Carl me había dejado muchas cosas en este mundo que podía salvar, cómo él me salvó a mi. Me mantuve distanciada de ellos, aún estando a centímetros pude sentir su mirada en mi. Los ojos azulados de Rick mirarme, examinarme, cuanto me entristecía no poder abrazarlo sin que me descompusiera. Amaba a Rick Grimes, pero la culpa que sentía en mi corazón me hacía sentir que de alguna forma dentro de su corazón; él estaba enojado conmigo. Evadí su mirada y más cuando él intentó acercarse a mi, me aleje, pero solo choqué con el cuerpo de un residente y no tarde en proseguir una corrida corta al sentirme mareada, al sentirme nuevamente débil físicamente. Tome aire, tome aire cuando me encontré delante de esas dos tumbas, el peor lugar para sentarme a reflexionar era este, porque solo pensaba en el día en que Negan los llevó a muerte. Lleve mis manos a mi cintura, mire al cielo, y suspire, tome aire. Inhalaba y exhalaba, era una forma de calmar la ansiedad que sentía.

Mire las tumbas, había pasado mucho tiempo desde que se habían ido. Había pasado demasiado tiempo, Maggie pronto tendría a su bebé con ella, pronto tendría el consuelo que tanto le ha costado buscar pero ella era fuerte. Verla era mi ejemplo a permanecer firme en mi postura, en intentar cesar un poco el dolor pero aún me costaba, me costaba cesarlo. Me aleje un poco de las tumbas, observando algunos residentes mirar las tumbas recién cavadas. Solo pensaba en la que Rick y Michonne debieron haber cavado para Carl Grimes, pero yo imaginaba la que cavaría yo para Nathan cuando sentenciara su muerte, su salida de la faz de esta tierra. La muerte era incierta, era dolorosa, era injusta. Seguí caminando mientras que el sol brillaba más que nunca en estos días triste, ya no veía a Rick, ya no veía a Michonne. Ahora veía a Maggie con un semblante de molestia, alrededor de Michonne, de Rick y de Jesús, junto a Carol, Ezekiel y Morgan. Curiosa por saber qué sucedía no tarde en acercarme, viendo a los adultos en disputa. Me acerqué mucho ma, notando como ellos se daban cuenta de mi presencia me miraron y crearon un silencio, evadí la mirada de Rick, de Michonne y solo mire a Maggie.

—Por favor, dime que nadie más murió.—fue lo único que pedí cuando ellos hicieron silencio, Maggie negó, me dio alivio, más del que deseaba sentir.—¿Qué sucede?—pregunté curiosa, deseaba saber que pasaba, deseaba saber que decía el mapa que Maggie tenía en manos.

—Gregory tenía esto, tuvo un encuentro con Negan. Le avisan que nos atacarían mañana, mañana vienen a pelear contra nosotros, vienen a acabarnos.—me dijo ella sin censura, era grande, entendía lo que eso significaba.

—¿Cual es el plan?—pregunto Carol, observando cómo Rick tenía su cabeza baja sin decir una sola palabra.—Debemos actuar rápido.—Maggie asintió ante las palabras de Carol, pero nadie buscaba alternativa.

—No estamos completamente preparados para pelear, Daryl, Rosita y Natasha aún no llegan. Aún no podemos actuar, no si no estamos completos.—Rick hablo, su voz era tranquila, y quede ida cuando me miró y me sonrió reconfortante, intentaba acercarse a mi pero lo evadía, así reaccionaba.

—Debemos alertar a los que están, hay que dar un paso adelante. Debemos hacerlo.—musitó Maggie, esperando respuesta de Rick, pero parecían estar estancados así que solo pensé en una carta.

—Hay que atrasarlo.—sugerí, los adultos me miraron, la deprimente chica que no deseaba salir de su hueco empezaba a dar idear para salvarnos.—Tengo una idea, puede atrasarlo, o podemos tenderle una trampa. Depende como la tome.—dije, observando a Maggie y está me asintió con rapidez con una sonrisa. Nos pusimos en marcha, para que ellos escucharan mi plan.

Veía en las manos de Michonne aquel trozo de papel, que fue rellenado de letras a puño con lápiz por Carl Grimes. Sentía la brisa del viento chocar con mi cabello, me daba calma. Michonne miraba algún punto mientras buscaba señal, ambas en la azotea de la casa de Hilltop, sólo éramos ella y yo. Los demás alertaban lo que sucedería, se preparaban para una pelea inesperada mañana, pero yo ya combatía mis propias peleas infernales dentro de mi. Michonne tenía en su otra mano un walkie-talkie. Ella buscaba la línea que conectaba con Negan, con el santuario, el lugar que mi gente intentó destruirle y que ellos habían recuperado. Un lugar con muchas enseñanzas pero un lugar oscuro, no deseaba volver ahí por nada del mundo, aunque fuese el último lugar preferiría morir con los muertos vivientes. Miraba desde la azotea a Maggie caminar con Rick Grimes, ellos era un gran equipo, veía como parecían preparar un plan junto a Carol, el grupo estaba unido de nuevo pero nunca jamás de la misma forma. Mire a Michonne cuando la señal pareció llegarle al walkie-talkie, ella se acercó a mi y me miró fijamente.

—¿Lista?—me pregunto Michonne, aunque me sentía un poco inquieta, asentí. Me preparaba para estar calmada y actuar correctamente.

—Hagamos está mierda.—le respondí, sacudiendo un poco mis hombros y suspirando.—Negan, es Aliana.—hable por la radio del walkie-talkie, mientras Michonne permanecía a mi lado, acompañándome.—Puedo esperar.—dije ante no escuchar respuesta, sintiendo ansiedad mientras en que mi mano veía aquel papel lleno de letras, escritas por aquel chico a quien amé.

—Wao, ansiaba en escuchar en tu voz. No sabes cuanto.—la voz de Negan se escucho apagada, como nunca antes la había escuchado, como si le faltara algo pero sin duda alguna, no era lo que me faltaba a mi.—¿Rick está ahí contigo? Pásamelo.—me dijo, volviendo a esa voz de arrogancia, suspiré.

—Él no está aquí, no se trata de él. Se trata de Carl.—le aclare, con mi voz ronca, apagada ante los llantos nocturnos, mi garganta estaba lastimada.—Te escribió una carta, así que te la leeré como él quería que fuera.—le dije, suspiré nuevamente, buscando aire y la fuerza para contenerme en las próximas palabras que leería.—"Negan, este es Carl. Salía a recorrer la escasez de gasolina para mi gente, para aquellos que tendríamos que ayudar de emergencia por si algo ocurría. Tome una decisión, que me costó pero sé que cuando me vaya no me arrepentiré. Fui mordido. Fui mordido al decidir salvar a Aliana, la salve del niño a quien defiendes, a quien quizás el mundo ha dañado como a cualquier otro ser humano. Nathan provocó que me mordieran, pero así debía ser, porque aprendí una gran lección, tuve valor más del que quizás cualquiera haya tenido. Salve a alguien y ahora ya no estoy. Tú también quizás te vayas, tal vez mi papá mate a tu gente, y luego te mate pero no creo que eso pase. Se que antes de que partas de este mundo sacaras de tu corazón si que has ocultado y me contaste, no te defraude".—le narraba por el walkie-talkie sintiendo aquel nudo en mi garganta, en presencia de Michonne en aquella azotea donde el viento azotaba mi cabello.—"Se que buscas una forma de salir de esto. Quizás pienses que perdimos porque sólo quieres matarnos a todos, al menos a casi todos, sólo pienso que estás siendo que piensas que debes ser para demostrar que si puedes cambiar el mundo. Quizás ganes, y luego de esto tengas a alguien más con quien pelear, pero no es así. La manera de salir de esto es trabajando juntos, es perdonando y olvidando. Es creyendo que ya no hay que pelear nunca más, porque me canse de pelear. Me enseñaste que a pesar de que este mundo te destruya siempre habrá una luz de esperanza y encontré la mía, pero yo soy su salvación. Solo te pido que si mi papá te da una oferta de paz la aceptes, y cuides lo que deje en la Tierra".mi sollozo resonó en la línea de radio que Negan debía estar escuchando pero no resiste cuando releí aquellas palabras de Carl Grimes a este hombre.—"Espero que todo pueda cambiar, que puedan empezar de cero, por mi. Carl".—finalice, observando a Michonne limpiar sus lágrimas.

Aliana, se que te costará escuchar esto. Y lamento lo que sientas en estos momentos pero incluso aunque vinieran a suplicar estando en rodillas, nada cambiaría.—mire a Michonne en el momento en que Negan respondió por la línea de walkie-talkie con esas palabras, no podía ser tan insensible.—Nathan sufrirá consecuencias, como todos debemos tenerlas pero ganarles a ustedes, matarlos a cada uno de ustedes es empezar de cero. No más charla, hasta pronto pequeña.—negué ante sus palabras y volví a conectarme por la línea.

—Dile a Nathan que espero un bebé, que es de Carl, dile que su sobrino ya no tendrá padre; como él.—masculle entre dientes observando la expresión que cree de impresión en el rostro de Michonne ante el impacto de mis palabras, pero si, era algo que debí sacarme del pecho. Cerré mis ojos frustrada, llena de frustración y tan solo estreche mi mano para entregarle a Michonne el walkie-talkie y la carta que me había dado.

Me senté en la azotea, me senté observando la comunidad en donde estaba residiendo por ahora. Veía a la gente, veía como muchas personas sonreían, otras estaban solas. No me imaginaba cuanto habían perdido, cuantos se habían restaurado para tener una vida mejor y cada vez perdían más, el precio era más alto de lo que podíamos imaginarnos. Apreté mis labios, no quería llorar, no quería caerme en miles de pedazos. Lo que me estaba sucediendo era algo insensato, era algo que no deseaba que le pasara a alguien más. No quería que los días pasaran, no quería que las noches oscuras llegaran, quería que todo se detuviera. Quería quedarme aquí en esta azotea, quería coger aquella brisa, era reconfortante era como si Carl me abrazara porque él sabía cuánto amaba que el aire chocara con mi cabello. Era una sensación extraña cuando ya no estaba alguien a tu lado, era difícil procesar esos sentimientos y esas sensaciones. Él se había ido, él ya no estaría. Carl no estaba al otro lado del mundo, el ya no estaba en el mundo, ya no existía y eso era lo que me tardaba en procesar como cualquier otra persona que haya perdido a un ser querido recientemente.

Solo me quedaban sus recuerdos pero me sentía que me volví loca cuando me lo imaginaba aún lado de mi, como si estuviese acompañándome. Me costaba, me costaba mucho entenderlo, me costaba mucho dejar de llorar como si esto fuese devolverlo. Perder a alguien que amas era un gran duelo y nunca había deseado experimentarlo, pero lo estaba experimentando justo ahora, en estos días que no quería que continuaran. Michonne se sentó a mi lado, la escuché sollozar, la escuché reír de felicidad cuando ella procesaba que había esperanza, sentí su mano en mi estómago y mis ojos se nublaron, pero no lloré. Apreté mis labios, ella acariciaba mi estomago. Michonne se recostó en mis piernas para abrazarme a la altura de mi estómago, la abracé. Y sentí como su mundo se desvanecía en mis brazos cuando reflejaba el dolor que la pérdida de Carl Grimes había causado, su muerte impacto, impacto mucho más de lo que un día imagine. Miento, nunca imagine perder a Carl, nunca lo hice. Lleve a mi estomago y también la acaricié mientras Michonne se sentía consolada por eso, ahora me costaba procesar que mañana vendría el infierno, pero que había luz en las tinieblas y yo era esa luz.

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