𝟎𝟎𝟑

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━━; vol 1
iii. jasper hale

—Sr. Molina —dijo Mike, entrando al salón de clases siendo seguido por las hermanas Swan.

—Mike —saludó el mayor—. Señoritas Swan.

Sophie observó el aula, notando que Jasper y Edward estaban ahí, aunque sentados en mesas diferentes.

Edward Cullen cambió su semblante por uno tenso, ya que el olor de Bella lo tomó desprevenido y su sed aumentó de una manera insaciable. Al contrario de Jasper, ni siquiera le molestó el olor de Sophie, al contrario, le produjo calma.

El profesor las ubicó en los únicos asientos que estaban libres, junto a los Cullen. Isabella junto a Edward; y Sophie al lado de Jasper.

La menor de las Swan recorrió el aula, hasta llegar al final de esta, que era donde se encontraba su nuevo compañero.

Le dedicó una corta sonrisa la cual le devolvió el rubio, se sentó en la silla libre y se dispuso a prestar atención a la clase.

—Hola —escuchó su voz por primera vez, en un susurro que solo ella podría escuchar, o era lo que pensaba.

Se cuestionó un par de segundos en sí había oído bien, giró su rostro hacia el chico que tenía a su lado y se encontró con que este ya la estaba observando.

—Hola —respondió.

—Soy Jasper —no solía ser sociable, pero con tan solo mirar a la chica, tenía la sensación de que debía protegerla a toda costa.

—Ya lo sé —dijo torpemente—. Disculpa, que tonta, soy Sophie.

—Gusto en conocerte, Sophie —murmuró—. Eres nueva, ¿puedo ayudarte para que estés al corriente?

La chica sonrió, no era igual a como decían sus amigas o según lo que decían los comentarios del resto de estudiantes en los pasillos.

—Muchas gracias, Jasper —dijo—. Pero, en realidad, ya vi todo esto en mi antigua escuela.

—Oh, esta bien —observó a su hermano que al contrario de él, su situación era muy mala; volvió a observar a la castaña—. Entonces supongo que serás una excelente compañera.

—Espero que sí —sonrió.

Las clases pasaron rápido, al menos así lo sintió Sophie.

Las hermanas Swan se dirigían hacia su camioneta, aunque Bella estaba de mal humor y eso fue algo que no pasó desapercibido por parte de su hermana.

Cuando estaban frente al coche, la menor detuvo a su hermana y la confrontó, debía saber la causa de su mal humor.

—Bella, ¿que pasa? —preguntó.

—Nada —respondió cortante.

—Vamos, soy tu hermana, sé cuando algo te sucede —cruzó sus brazos—. Así que, ahora dime de una vez, ¿que te ocurre?

—Es... —se detuvo unos segundos—. ¿Crees que tengo mal olor?

La pregunta tomó por sorpresa a Sophie, se esperaba todo menos eso, ella soltó una carcajada.

—¿Mal olor? ¿Es eso? —dijo burlonamente—. No Bella, hueles bien.

—Entonces, ¿por qué razón Edward Cullen se comportó tan extraño conmigo? —cuestionó frustrada—. Fue como si no soportara mi olor.

La menor rió por lo que le dijo su hermana, definitivamente se preocupaba mucho por tan poco.

—Mejor vámonos, Charlie nos espera.

La familia Swan se encontraba almorzando en un restaurante, Charlie les comentó que solían ir allí cuando estaban pequeñas, pero a la menor se le dificultaba recordar con claridad esos momentos.

—¿Cómo les fue en el instituto? —intentó sacar conversación Charlie.

—Bien, la gente es... agradable —respondió la Swan menor, ya que su hermana se quedó callada.

—¿Y ya se interesaron por algún chico? —preguntó incómodo.

—No creo que quieras hablar sobre eso —respondió Bella.

Charlie solo asintió, dándole la razón a ella.

—No puedo creer cuánto han crecido —habló la camarera, entregándoles su comida—. Y son tan hermosas.

—Hola, chicas —saludó un hombre—. ¿Se acuerdan de mi?

Ambas chicas observaron a su padre, al parecer, les era difícil recordar a el hombre que estaba frente a ellas.

—Una vez hice de Papá Noel.

—Waylon, la última navidad que pasaron aquí tenían cuatro años —habló Charlie.

—Pero apuesto a que se acuerdan de mi, ¿no? —cuestionó.

—¿Quién podría olvidarte?

—¿Con el trasero al aire? —bromeó la mujer.

—A los pequeños les encanta —defendió.

—Deja que las muchachas coman sus hamburguesas, Waylon —interrumpió—. En cuanto terminen, les traeré su favorito, pastel de fresas y tarta de chocolate. Su padre sigue comiéndolos todos los jueves.

—Gracias, nos gustaría —respondió Sophie, sonriendo.

El resto de la tarde las hermanas Swan estuvieron cada una en sus habitaciones, no se podía negar el hecho de que en ocasiones, a Sophie, se le cruzaba por la mente Jasper Hale.

También recordaba el hecho de que cruzaron miradas por unos cinco segundos y la vergüenza que sintió al darse cuenta de que le había pillado viéndolo. Al igual que recordaba su corta conversación en clase.

Al caer la noche, Sophie fue a la habitación de su hermana ya que su madre las había llamado por teléfono.

—Así que, sí todo sale bien en las pruebas, puede que nos mudemos a Florida —les comentó.

Inserte $1,25 para otros tres minutos, se escuchó a través del teléfono.

—¿Y tu móvil? —preguntó la menor.

—No se rían, no perdí el cargador, huyó —se excusó.

Las hermanas soltaron una pequeña carcajada.

—Literalmente, soy un repelente para todo lo tecnológico.

—Te extrañamos —dijo Bella.

—Yo también, amorcito —suspiró—. Cuéntenme de la escuela, ¿cómo son los demás? ¿son guapos? ¿las tratan bien?

—Bueno... son todos muy cordiales —habló la mayor.

Su hermana le dio una sonrisa de apoyo, al parecer lo de Edward le había afectado más de lo que ella creía.

—Cuéntamelo todo —le dijo su madre, dándose cuenta de que algo no iba bien.

—No importa —dijo tirando sus libros, golpeando levemente a su hermana con uno de ellos.

—Claro que sí, querida.

—Tenemos que hacer nuestros deberes, te llamamos luego —interrumpió Sophie, al ver que su hermana se estaba poniendo incómoda.

—Las quiero mucho —dijo.

—Nosotras también.

Bella suspiró y observó a su hermana, quien se sobaba su brazo.

—Lo siendo Sophie, no fue mi intención.

—Tranquila Bella, me iré a mi habitación.

Las hermanas se despidieron, Sophie fue directo a su habitación y se metió a la ducha. Necesitaba un baño.

Al salir, observó su brazo, empezaba a ponerse roja la zona en la que recibió el golpe, probablemente mañana amanecería con un moretón.

Se colocó su pijama y se acostó en su cama, por suerte para ella, había acabado con sus tareas en la tarde.

Cerró sus ojos y quedó profundamente dormida, solo quería descansar.

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