TwentyOne: «ɴᴏᴛᴀʙʟᴇ ᴘʀᴇᴏᴄᴜᴘᴀᴄɪÓɴ»

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La época de invierno se iba aproximando, y con cada día vivido se podía experimentar que el clima pasaba siendo más gélido que de costumbre.

Hoy, por ejemplo, era uno de esos días que JeongGuk detestaba. Había comenzado su mañana con una suerte tan mala que hasta creyó que era el resultado del hechizo de algún brujo enemigo y envidioso.

No lo culpen, podía pensar desde la cosa más ridícula hasta la más negativa. Total, quería quejarse de todo y hasta de lo que no se moviera a su alrededor.

Su alarma no sonó como siempre lo hacía, por lo cual no pudo alistarse una larga y preciada hora antes. Debido a eso tuvo que darse una indeseada ducha fría y al estar tan concentrado en avanzar sin detenerse a pensar, se dejó llevar por la pequeña muestra del sol en el firmamento. Haciendo que por consecuencia, solo se vistiera con ropa ligera.

Ni siquiera pudo desayunar o al menos tomar un vaso lleno del jugo de naranja natural que tanto amaba, porque si se tomaba aquella molestia, perdería el autobús y correr no era una opción cuando probablemente podría transpirar en el proceso. Iugh, no.

Y pues, actualmente, así se encontraba. Con unos ánimos tan poco amigables que quien lo viera, podría tardarse horas en reconocer que era, en realidad, el tierno y bonito omega JeongGuk que siempre mantenía una sonrisa de gomita en el rostro.

Pero hoy tal vez no.

— Aún no puedo creer que hayas venido tan solo con esa camiseta y esos jeans rasgados. — comentó NamJoon a su lado mientras se abrazaba así mismo torpemente, puesto que él sí llevaba prendas abrigadoras. — De solo verte me da escalofríos.

— ¿Y cómo crees que me siento yo? — respondió entre dientes, intentando no verse tan afectado por la odiosa y baja temperatura.

Apenas habían pasado la primera clase y faltaba otra más antes del preciado receso.

— ¿Y cómo es posible que no vieras el noticiero del clima? — contraatacó horrorizado. — ¡Estamos a 17 grados! — por poco y casi grita.

— ¡¿Acaso no recuerdas que te dije que me levanté muy tarde?! — se defendió tras gritar en medio de susurros, aún consciente de que la profesora seguía alistando sus cosas y todavía no se largaba del iglú que tenía por salón. — No analicé nada, tenía que llegar temprano. — suspiró, dejando que su mejilla impactara delicadamente en la carpeta. — Nam, voy a morirme de hambre y frío antes de que llegue el receso. — se lamentó sintiéndose un gran tonto.

Su mejor amigo hizo un mohín al verlo tan decaído, rindiéndose y sin saber qué hacer. Claro era que ninguno de los dos se dio cuenta de una tercera y fija mirada sobre ellos.

Un alfa inseguro e inquieto.

"¿Debería de hacer algo? Mierda, no."

"¿En qué carajos estoy pensando?"

— No te preocupes, Kookie. — posó su mano en la nuca del más bajo, proporcionándole suaves caricias. — ¿Quieres que te preste mi gorra de lana? O, o... quizás podemos turnarnos para usar mi abrigo. — intentó ayudar.

El rubio sonrió enternecido. — Es algo muy bonito de tu parte, Namie. Pero fue un descuido mío y tampoco puedo dejarte sintiendo frío por horas.

— P-pero-

La contestación de Jung se vio interrumpida al ver cómo una gran sudadera caía de pleno en la cara de JeongGuk, ocasionando un sonido estruendoso y asustando a ambos en el proceso.

— Ponte eso antes de que enfermes. — fue lo único que salió de los gruesos labios del alfa.

El omega rubio alzó la vista tan rápido como reconoció el timbre de voz. —

¿Disculpa?

— Que te pongas la maldita sudadera si no quieres morir de frío.

JeongGuk quiso objetar. Bien, había cometido un error al ser tan torpe. Pero HoSeok y su forma no tan amable de ser era algo que tampoco le agradaba del todo. ¿No había un día en el que Jung dejara de ser tan arisco? Al parecer la respuesta era muy obvio.

— ¿Te la pondrás sí o no? — chasqueó la lengua, incómodo consigo mismo. No sabía qué rayos le sucedía pero no volvería a su asiento hasta que el testarudo omega se colocara la prenda.

— No. — HoSeok reprimió un gruñido. — Agradezco mucho su acción de caridad pero-

— Fue mi error. — intervino ante la réplica adversa. — No debí preguntártelo, solo ponte la sudadera y ya.

— Jung.

— Maldición, JeongGuk. — ambos comenzaron a remover sus manos debido a quién se quedaba con la prenda. — Lo estoy haciendo por ti.

Como si un balde lleno de piedras cayera sobre el cuerpo del alfa, se detuvo de todo movimiento que antes quiso hacer y reafirmó su postura. Carraspeando antes de lanzarle una efímera mirada al omega que ahora tenía los ojitos agrandados debido a la sorpresa de escuchar aquello tan repentinamente.

"¿Qué demonios?"

HoSeok mordió su lengua sin sentir piedad. Él no quiso decir eso, joder, no.

Los pocos que se quedaron observando la escena, simplemente fingieron demencia, no les convenía ser descubiertos por el agresivo y temperamental alfa.

— S-solo póntelo.

"Mierda, mierda y más reverenda mierda." — maldijo, importándole poco que hubieran más horas de clases cuando huyó.

Siguió regañándose groseramente mientras salía del aula y se aislaba de todos. Había quedado como el perfecto y enorme inútil. Algo en él se removía por... ¿Pena? ¿Cólera? ¿Vergüenza?

No, ya no sabía qué es lo que era.

(...)

— Jamás pensé que algo como esto podría suceder, es decir. ¡Jung acaba de darte algo de su ropa! — exclamó aún desconcertado.

Pero la voz de NamJoon estaba tan lejana a la mente de JeongGuk. Tan alejada que lo único que presentía el omega era la suavidad de la tela rozar entre sus dedos, el inigualable aroma de HoSeok desprender de ella y lo que dijo el alfa en un arranque de impulsividad.

"Lo estoy haciendo por ti."

De acuerdo, aquella frase tampoco abandonó la cabeza de JeongGuk. ¿Qué se escondía detrás de esas palabras? Ahora caía en cuenta que eso podía entenderse de distintas formas y que la reacción de HoSeok luego de ello fue algo inesperado.

El omega siguió divagando entre los cortos recuerdos que duraron segundos cuando sintió la mirada del castaño caer sobre la suya. ¿Qué quiso decir verdaderamente? ¿Alguien como Jung de verdad había tomado la iniciativa de brindarle algo de su ropa?

Acercó su naricita e inhaló sutilmente, sintiendo como en el medio de la anterior disputa y las confusiones siguientes, ahora se sentía cálido y tranquilo.

Ignorando miradas pesadas, se colocó la sudadera que, en efecto, le quedaba mucho más grande que sus propias poleras, pero eso no le interesaba cuando el sentimiento de comodidad en ella era simple y llanamente magnífico. Como si pudiera echarse a dormir sin importar las circunstancias y disfrutar de la tersa textura que cubría sus pálidas manos. Sin olvidar el olor, aquel que relajaba sus sentidos.

Parece que el café se iba agregar a su lista de cosas que más le gusta.

"Gracias, HoSeok."

Pensó mientras acunaba su pequeño rostro, viendo como el siguiente profesor entraba al salón a comenzar su extenuante y aburrida clase.

Talvez después consideraría el hablar con el alfa. De todas formas, tenía queagradecerle por la singular consideración. 

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